Secreto
—Te lo he dicho, estoy bien Malik.
"No pensé que te reunirías con ellos"
—Ellos también son buenos amigos. ¿Sabes?
"Si lo dices tú debo confiar en tu palabra"
—Parece que algo te molesta ¿Sucedió algo?
Suspiro— "Lo lamento, es solo, cuando supe la noticia todo me pareció tan irreal"
—No eres el único, pero aun así no puedo evitar preguntarme porque...
"Akefia Thief no es tu antepasado, solo es el alma envuelta en el conflicto"
—Yo... Malik...
"Si te afecta siempre puedes volver a Inglaterra"
—Vamos, no es como que todo gire en torno a ello, ¿Acaso te molesta que haya vuelto a Domino?
"Es solo... ¿Cómo pueden aceptar esa clase de destino tan fácilmente? Cuando el profesor Hawkins y su nieta vinieron a Luxor... Cuando vi al bebé, aquel quien fuese alguna vez el faraón no pude evitar sentir tristeza ¿Ese era el destino de ese chico?"
—No lo sé, pero si acepto aquel designio fue por algo, Yugi no se iría solo por la melancolía.
"¿Si el alma de Akefia pudiera volver en cambio de la tuya aceptarías?"
—Eso es imposible —rio— el destino de Yugi y el Faraón es...
"Ryou..."
—Bien yo... No —mintió.
"Al menos tú piensas en ti y en el futuro, eso me hace sentir más seguro de que estarás bien"
—Bien, debo colgar, aún tengo que desempacar algunas cosas.
"¿Entonces la nieta de Hawkins te pidió ayuda con algo otra vez?"
—Ella está haciendo lo mejor que puede —sonrió— si Yugi le dejo a Atem bajo su cuidado fue porque confía en sus capacidades.
"Lo que se hace por amor está más allá del bien o el mal, aún más del dolor que puede ser para nosotros..." "Como sea hablamos mañana"
Escuchó el sonido de la llamada terminada, se encontraba a un lado de la entrada, se había apoyado en la mesita de madera, miró las cajas frente a la puerta, su mano derecha cayó al costado y entonces se dejó caer así mismo.
La pregunta seguía pululando en el aire, ¿Que si daría su vida para que el alma de la sortija tuviera una segunda oportunidad? ¿Cómo podría cuando nada les conectaba? Aun así lo haría, ese era el problema de amar con desesperación lo que se había esfumado de su mundo.
Sin embargo entre la noche invernal y el sonido irritante del teléfono que colgaba en el aire el secreto que resguardaba dentro de su interior acrecentaba, aquellos celos que reconocía absurdos ante la pena de la pérdida, su relación nunca había sido tan buena como la de ellos dos.
El faraón de Egipto y su recipiente Yugi Mutou.
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