Tu aimerais la savoir chez elle á penser

encore à toi

Tu espères qu'un jour elle reviendra en

rampant dans tes bras

Arrête de perdre ton temps, il y en a

Tellement qui rêvent de toi

Elle t'a peut-être déjà aimé, mais là elle

s'est lassée, voilà

Elle ne t'amie pas

Ciao, bella

Elle ne t'amie pas

Ciao, bella...

La melodiosa voz de una chica de tez blanca, tamaño promedio, rellenita, ojos marrones brillosos y un pelo negro liso que le llega la espalda, resuena en el pequeño bar. Su principal técnica vocal es el uso del vibrato, su entonación final hace que la gente que está allí se levante y aplaudan emocionados.

—Qué hermosa voz, si alguna disquera la escuchara fuera una de las grandes pero eso no parece que pudiera a ocurrir —, dice un hombre con aspecto descuidado a un desconocido con quien comparte mesa mientras están mirando atentamente a la cantante.

—Sí verdad, que triste —. Responde el desconocido y se levanta.

Su caminar es seguro, su ropa es formal lleva puesto un traje negro y una corbata gris le dan una apariencia respetable; fuma un cigarrillo de manera suave y juega con el humo en cada paso.

Se dirige hacia ella quien está caminando a la mesa en donde está su amigo mientras se roba las miradas, le saludan y felicitan por su presentación.

El hombre apaga el cigarro al quedar a pocos metros de ella, disimula y apropósito choca contra su hombro derecho.

—Perdón estaba descuidado —. Dice él mirándole de arriba bajo. Los ojos de la chica son tímidos casi apagados, sus gestos buscan paz y esta vestida con un jean holgado y un suéter de algodón que hace notar su cuerpo—. Soy Jenfrau Bondier, estuve escuchándote y la verdad cantas muy hermoso —, comenta estirándole la mano derecha.

—Eh, gracias un gusto Jenfrau soy Rocci —. Replica ella dándole la mano y con una sonrisa.

—Hey, antes de que te vayas a donde te dirijas... —. Él hace una pausa y busca en el bolsillo del lado derecho de su traje un sobre de color gris y luego se lo entrega—... Me gustaría que lo leyeras, yo vendré el próximo jueves a verte y a ver si aceptas la oferta; tienes una semana para pensarlo —, comentó el misterioso hombre y siguió su paso a una de las salidas del bar.

Rocci solo observaba el sobre sin procesar correctamente lo que acababa de pasar, no lo detallo y siguió caminando hacía la mesa a la que se dirigía.

—Qué paso reina andas un poco desconcertada. ¿Quién era el hombre con él que te tropezaste? —. Pregunta Antone su mejor amigo.

—Oh, no, no me pasa nada, el hombre solo se tropezó conmigo y luego misteriosamente me entrego un sobre —. Contesta ella detallando lo que le han entregado.

— ¿Lo has abierto?

—No.

—Bueno dámelo yo lo leo por ti —, le indica él y Rocci estira su mano entregándoselo.

"Querida Rocci quizás no sepas quien soy y esté pensando en lo misterioso que es que te entreguen un papel de esa manera.

Queremos comentarte que no es la primera vez que te hacemos seguimiento ya han ido a verte unos cuantos conocedores del arte del canto a aquel bar, esta vez fue Jenfreu, pero hubo muchas ocasiones más en las que una persona te observó y tienes mucho talento por lo que quisiéramos hacerte la propuesta de que seas la protagonista de una película musical.

Jenfreu volverá la próxima semana te escuchara y en su debido momento si aceptas te traerá a nuestras oficinas para explicarte más a fondo los detalles..."

— ¡Oh perra! Deberías estar emocionada esta es la oportunidad que siempre esperaste —. Expresa en un grito de emoción Antone, Rocci frunce el ceño y le gesticula para que se calle.

—Calma deja el escándalo, yo acabo de escucharte y no hay necesidad de armar un alboroto.

—Vale, vale pero ¿no crees que una buena oportunidad?

—Sí, pero no sé qué tan cierto sea. ¿Y si está mintiendo?

—Mi amor, estamos en la era en que podemos investigarlo todo y si no te convence lo investigamos.

—No, no esperaré a ver si ese hombre vuelve y aceptaré la propuesta con la condición de que tú seas mi acompañante...  

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5 años antes.

Mosentiat—Cataluña—España

Las lágrimas de decepción caen por las mejillas de aquella joven al ver que su vida tendrá un cambio drástico, mira la prueba de embarazo con tristeza y ahoga sus gritos para no despertar a su familia la cual está dormida.

Sale del baño y se encierra en su habitación mientras llora hasta quedarse dormida. Al día siguiente se dirige a la universidad, después de una mañana pensando que hará ahora.

« ¡Mis padres no lo aceptaran, no sé qué dirá Gabriel, que haré ahora, mi carrera, mi vida todo se irá a la mierda!» piensa y se le inundan los ojos de lágrimas, su novio quien conduce en dirección a la universidad al notarla extraña la mira.

— ¿Qué pasa Rocci? ¿Por qué tienes los ojos llorosos? —Pregunta dándole una mirada cálida y se estaciona lo más rápido posible en unos 50 metros de su destino.

—Nada, no pasa nada —, replica ella con una sonrisa apagada.

—Mírame sé que pasa algo —, expresa él con una sonrisa y luego le agarra la mano derecha—. Solo confía.

—Gabriel yo... —, las lágrimas comienzan a caer y las miradas se unen, mientras su almas se conectan por un instante y ella confía—...estoy embarazada.

Un largo suspiro sale de él y le suelta la mano, el ambiente se torna tenso, ella no se atreve a mirarlo a la cara y por unos segundos el temor se apodera de Roci.

—No temas yo estaré aquí y cuidaré de ti y del bebé que viene en camino —. Le responde tomándole las manos, besando su frente, dándole seguridad y un poco más de calma.