Desde que aquel desconocido me entrego la carta los días pasaron rápido, y hoy jueves vuelvo a cantar en este bar en el que se han vuelto constantes mis presentaciones, puedo decir que he comenzado a tener fanáticos.

Haciéndose más concurrido cuando me presento, la verdad estoy viendo luz en el camino y creo que venir a Francia ha sido de las mejores decisiones que he tomado.

A los franceses no solamente les gusta que cante en su idioma sino que también a veces hacen que lo haga en español aunque no entiendan terminan diciéndome que sonó bonito o halagándome de cualquier otra forma. Y me da un poco de risa pues si quisiera cantarles una canción que les ofenda ni cuenta se darían de que lo hago.

Y uno de esos días en lo que cantaré en español es hoy precisamente para ello después de tanto tiempo he preparado una canción de Morat y para mí es significativo porque después de tanto tiempo he podido volverles a escuchar, cantar sus canciones y más aún prepararlas para un público.

Además de que se supone que será también el día en el que venga aquel hombre a verme y llevarme a las oficinas pues estoy decidida a aceptar la propuesta, pero también quiero deslumbrar, que vea que en verdad puedo a llegar a hacer algo grande.

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Estoy a punto de salir al escenario, estoy nerviosa y llena de miedo, pero algo en el fondo de mí también me dice que todo saldrá bien por lo que no tengo que preocuparme.

— ¡Y con ustedes nuestra siempre esperada Rocci, que hoy nos deleitara con una canción en su idioma nativo el español! —. Grita en francés Tiery el animador quien también se ha vuelto mi amigo.

He salido a escena, las miradas caen sobre mí, expectantes, atentas, sé que muchos esperan un fallo para criticarme y otros han venido porque realmente les gusta escucharme. Es la primera vez que pienso en eso desde que me he presentado aquí, estoy nerviosa, sudando por las manos, buscando con la mirada a aquel hombre que me entrego el sobre, mientras me miran esperando a que cante.

Aquí esta Jenfrau, su ropa es formal lleva puesto un traje negro como aquella vez pero ahora combinado con una corbata roja, tiene una apariencia respetable, fuma un cigarrillo de manera suave, juega con el humo que expele y su mirada se encuentra con la mía.

Es mi momento.

El piano suena de fondo y cierro los ojos.

«Para dejar de arrepentirme por decirte que no,

No estoy segura si me alcanza una vida,

Si fue por mí que tu lloraste ese adiós yo también cargo esa herida

Por más de un año yo contuve la respiración por trece meses pensé en lo que diría y hoy que te vi ya no me sale la voz ni el aire que antes tenía

Sé que soy culpable del tiempo perdido y que mi promesa se fue con una canción»

El recuerdo de Gabriel vuelve a mí y sus promesas no se fueron con una canción, se fueron con él.

«Cuando rompí tu corazón»

He cambiado la letra pero es lo que me ha dictado mi sentir y creo que seguiré así.

«Sí hoy vuelvo a encontrarte haré de todo para no soltarte, porque yo nunca me cansé de amarte y quedan cartas que no he puesto en juego

Punto y aparte,

Tu sabes bien que yo no juro en vano y estoy jurando no soltar tus manos y si es por ti la mías pongo al fuego a la cenizas no les tengas miedo, que si te quemas yo también me quemo.

Vuelvo a encontrarte.

Puedo explicarte cada signo de interrogación si tú me miras tal y como lo hacias,

Cuando pensé por fin la guerra acabo, fuiste una bala perdida

Sé que no hay culpables del tiempo perdido y que tu promesa se llevó mi corazón y hoy.

Vuelvo a encontrarte haré de todo para no soltarte, porque yo nunca me cansé de amarte y quedan cartas que no he puesto en juego

Punto y aparte,

Tu sabes bien que yo no juro en vano y estoy jurando no soltar tus manos y si es por ti la mías pongo al fuego, a la cenizas no les tengas miedo, que si te quemas yo también me quemo.

Oh, oh, oh,

Vuelvo a encontrarte haré de todo para no soltarte, porque yo nunca me cansé de amarte y quedan cartas que no he puesto en juego.

Punto y aparte.

Tu sabes bien que yo no juro en vano y estoy jurando no soltar tus manos y si es por ti la mías pongo al fuego a la cenizas no les tengas miedo, que si te quemas yo también me quemo».

Termino la canción, mis lágrimas comienzan a caer, no he abierto los ojos completamente y el silencio impera, parece que no lo he hecho bien, aunque sí con el corazón.

— ¡Aaaaaah! —. Ese grito descomunal y raro inicia todo, haciendo sonar con el los aplausos.

Abro los ojos y todos están sonrientes, miro hacia donde esta Antone que es quien siempre me acompaña y tiene una sonrisa de oreja a oreja.

Pero la principal en este momento es ver la cara de Jenfrau a quien he estado buscando entre la gente con la mirada y no veo.

Ahora el animador viene hacia mí, me sonríe y devolviendo el gesto le entrego el micrófono pasando ahora a la parte donde está el telón que tapa la subida a la tarima, aquí esta Jenfreu, su mirada es segura y punzante, tengo miedo.

—Oficialmente estás contratada claro sí aceptas —, dice en francés rompiendo el hielo y la tensión que sentía.

Oh, Dios ya me iba a dar algo.

—Claro que acepto y ahora que toca —, contesto y no puedo disimular mi felicidad.

—Ir a las oficinas, aunque está un poco lejos yo te llevo en mi auto privado —. Replica, vamos caminando mientras la gente me saluda y me felicita.

—Quisiera ir con un amigo ¿Habría inconvenientes con eso?

—No, claro si es uno solo —. Comenta sonriéndome—, yo te esperaré en el estacionamiento, busca a tu amigo —, agrega y comienza a caminar a la salida de atrás del bar, ahora voy con dirección a la mesa donde está Antone.

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Estamos ahora en la parte de atrás de una limosina, sí, así como os digo, Antone no lo pensó dos veces cuando le dije que me acompañara y al salir nos encontramos con Jenfreu recostado de este majestuoso auto.

Cuando nos subimos nos dio el privilegio de montarnos acá atrás y él está en su auto personal, adelante están dos hombres que parecen sus guardaespaldas quienes se llaman Pill y Jaden.

Son dos hombres de tez blanca, ambos fornidos, traen puesto un traje, lentes y literalmente seximente intimidantes, de hecho Antone ha bromeado un poco con uno en forma de coqueteo diciéndole que parece que fueran parte de los hombres de negro.

Uno tiene la cara ovalada, una nariz puntiaguda y un cabello lacio, de color marrón y largo, mide más o menos un metro ochenta.

El otro tiene una cara cuadrada, una nariz gruesa, un cabello liso y negro, mide un poco menos que el otro.

Nos hemos burlado de ellos pero probablemente no nos escuchen porque esta parte del auto tiene una separación y es realmente como los que salen en las películas y me hacen sentir como una famosa.

— ¡Mira eso! —. Grita Antone alertándome y de las ventanillas que nos dan aire acondicionado está saliendo un tipo de humo blanco que no sé qué putada es.

Me estoy comenzando asentir mareada y la verdad cada vez esto impregna más esta parte del auto,quisiera saber que está pasando pero...   

Nota de autor: ¡Aaaaaaah! Grito de perra loca porque Rocci volvió a cantar una canción de Morat pero ahora lo hizo en Francia y aunque ellos no entendieran ni puta madre. 

¿Tu amas a Morat? Pues yo sí.

Los leo y grazie per leggere. :)