Ya han enterrado el cuerpo de mí primo, la gente está a punto de irse, los de la pandilla siguen aquí y por lo que veo no tienen intenciones de salir todavía. Sé que harán alguna locura, así que me estoy fumando un cigarrillo para mantenerme tranquilo.

— ¡No ha terminado completamente esto señores! —. Grita Ronald—. ¡Ahora viene el homenaje por nuestra parte! —. Añade y todos los de la pandilla caminan con dirección a la tumba.

Los presentes que se iban se han frenado y han girado para devolverse a ver qué pasa, el miedo que causan estos tipos es innegable.

No me muevo solo observo a Vicktor, sus ojos centellan de molestia al ver lo que pasa, aprieta sus puños y parece que va hacia ellos, sin embargo su padre quien está al lado de él le agarra el hombro y le susurra algo al oído, frenándolo. Ronald pasa a su lado, sus miradas se cruzan y todos los presentes podemos sentir la tensión.

—Muchachos es hora —, ordena a sus compañeros, mientras saca una botella de alcohol y los de la pandilla se ponen en fila a cada lado de la tumba—. Pa' ti mi hermanazo —. Grita y todos sacan sus armas, suben las manos, uno de ellos da un tiro al aire, luego otro y así sucesivamente.

— ¡Ya! —. Grita Vicktor eufórico al tercer balazo, dirigiéndose hacia Ronald y todas las miradas caen sobre él—. ¡A la mierda todo tu maldito homenaje, por culpa de esa maldita vida es que se murió tan joven! —. Afirma gritando alterado mientras llora.

— ¡Cállate y quédate tranquilo! O ¿Quieres morir? —. Inquiere Ronald mientras le apunta con el arma que lleva consigo.

— ¡Dispara, dispara si eres tan hombrecito! —. Le ordena entre gritos mi primo, acercándose tanto que están casi cara a cara.

Los gestos de Ronald no son dudosos, su mano derecha va bajando al bolsillo izquierdo de su jean, estoy seguro de que no dudara en dispararle.

— ¡Alto, cálmense! —. Grito desesperado, mientras voy corriendo hacia ellos, llevándome la atención y miradas— ¡No hay necesidad de que alguien más muera! —. Añado molesto quedando ahora enfrente de los dos, quienes me miran extrañados.

— ¡¿Qué intentaras hacer?! —. Pregunta Ronald sacando por fin un cuchillo y apuntándome con el arma, los de la pandilla se giran y apuntan Vicktor quien por sus gestos quiere moverse e intentar algo.

— ¡Dejen a Vicktor y a Palme! —. Grita mi madre, con un tono desesperado, las personas están atónitas por la escena, las miradas se pueden sentir en mi espalda.

—Tranquila mamá, no pasará nada —, expreso girando la cabeza hacia ella, ahora trato de sonar calmado, para que Ronald no note mi nerviosismo—, esto lo podemos resolver negociando —, añado girándome de nuevo para verlo, mientras él aun me apunta.

— ¿Cómo vamos a negociar? —. Dice acercándose a Vicktor; ahora los otros me apuntan a mí— ¡Sí este es un puto marisco de mierda! —. Alega y luego le cachetea con su mano izquierda, zarandeándole fuertemente, casi cae.

— ¡Intenta algo y date por muerto! —. Grita desde más atrás uno de los pandilleros, ahora que trate de moverme.

—Ya, por favor. ¿Qué quieres Ronald? —. Digo mientras Vicktor soba su mejilla. Los presentes solo ven, nadie se mueve o intenta hacer algo, nada más miran.

— ¡¿Querer?! Quiero muchas cosas —, replica mientras mira su derecha mano con la cual ha cacheteado a mi primo—, pero si hablamos de este momento, quiero seguir homenajeando a Miguel.

—Está bien, te dejaremos hacerlo...

— ¡Pero...! —. Grita Vicktor interrumpiéndome.

—Pero nada —.Respondo calmado—. No estamos en posición de reclamar nada, como decía te dejaremos hacerlo pero después podremos irnos en paz —. Añado estirándole la mano derecha en forma de trato.

—Está bien, pero tú y yo debemos hacer un trato después de esto —, comenta mientras baja la pistola, solo asiento con la cabeza y él me da la mano en la que tiene la navaja, concluyendo el trato.

Vicktor no dice nada y se va de donde estamos severamente molesto apretando los puños y mirando al suelo. 

Después de aquel grito de Palme que se ha llevado toda nuestra atención, Ronald le ha apuntado y los de la pandilla se han puesto a la defensiva.

Luego mi tía a aclamado que nos dejen, Palme ha propuesto negociar, Ronald ha aceptado y me ha cacheteado, por ultimo hemos cedido a que le haga el "homenaje" a Miguel, aunque sinceramente no teníamos otra opción.

Todo eso paso en cuestión de minutos.

He estado sentado sobre una tumba esperando a que la aberración que están haciendo termine. No puedo soportar esa estupidez, sin embargo no tengo otra opción. Todos están allá en donde han enterrado a mi hermano ya que Ronald les ha obligado.

•

Por fin ha terminado, Palme viene hacia mí y al verlo, disimulo mirando a otro lado.

— ¿Pretendes seguir aquí? —. Pregunta sentándose a un lado de la tumba en la que estoy, mientras saca un cigarro de la caja que tiene consigo.

—Solo cuando vea que los viejos se van, iré de nuevo a la tumba —, expreso aclarándome la garganta— ¡¿Te puedes ir?! —. Agrego mientras él le da una calada a su cigarro.

—No, no iré a ningún lado —, hace una pausa para expeler el humo y dar otra calada—. Sabes que no tuve otra opción —, añade calmado.

—Sí, sí tenías otra opción —, digo ya de espaldas levantándome para irme.

— ¿Cuál? —. Pregunta mirándome tan tranquilo, que me enfurece ver cómo puede aceptar que los de la pandilla hagan lo que quieran.

— ¡¿Cuál?! —. Respondo molesto, haciendo una pausa mientras me giro hacia él— ¡Aun preguntas cual, pelear, pudiste haber peleado y no parecer cobarde! —. Añado y lo agarro por el cuello de la camisa, mirándole con rabia.

— ¡¿Pelear?! —. Dice empujándome, haciendo que lo suelte— ¡Eres estúpido o pretendes serlo! —, comenta dándole otra calada al cigarrillo que en ningún momento ha soltado—. ¡¿Hubieras preferido que te mataran?!

—Sí lo hubiera preferido —, sentencio, acercándome a él quedando a menos de un metro— ¡Maldito cobarde! —. Le grito y vuelvo a girarme para irme. Doy un par de pasos, y siento que me agarran por el cuello.

— ¡Te juro que no te mató porque eres mi primo! —. Me dice al oído pues esta atrás de mí, apretándome el cuello desde atrás haciendo que mi cuerpo se incline hacia él.

—Palme, Vicktor ¿Qué hacen? —. Grita mi madre al vernos.

—Ya vamos para allá tía —, responde él en un grito de respuesta y luego me suelta.

Ahora caminamos de nuevo hacia la tumba de Miguel, con una gran distancia entre nosotros, sin decirnos ni una palabra, en el fondo tengo ganas de golpearle pero decido comportarme.

Al llegar de nuevo, todo se han retirado solo quedamos la familia y los de la pandilla, Ronald está esperando a Palme porque aún tienen una conversación pendiente.

—Nos vamos muchachos. ¿Están listos? —. Pregunta mi mamá quien tiene los ojos hinchados y la mirada perdida pero trata de hacerse la fuerte.

—Debo hacer algo tía, usted ya sabe —, responde Palme y se dirige a donde esta Ronald—. No me esperen yo me voy con ellos —. Yo sigo caminando hacia mamá, la abrazo, subimos al auto y vamos.

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Han pasado ya tres semanas desde el entierro de Miguel, he comenzado a trabajar, he dejado la venta de drogas y me ha ido mejor, no estoy bien completamente. Sin embargo, estoy mucho más tranquilo que antes.

No he vuelto a hablar con Palme, ninguno de los dos ha buscado reconciliación. Pero he encontrado algo que cambiará el curso de las cosas. Hace una semana en el cuarto de Miguel limpiando la cama encontré debajo de ella un sobre con dinero y una carta.

Leí la carta y dice lo siguiente:

"Sí alguien está leyendo esto es porque he muerto. He sobre pensado todo estos últimos días y quisiera haber vivido de otra manera, pues tristemente ya es muy tarde, sé que voy a morir.

Sé que ha sido lo que he buscado indirectamente porque en este estilo de vida hay dos opciones morir o acabar en la cárcel.

Pido al que haya encontrado que el dinero sea utilizado para el bien, aunque deseo que lo encuentre mi hermano Vicktor y salga de aquí. Él siempre ha sido mucho mejor que yo, con un futuro prometedor, no merece esta vida.

En fin, el dinero es por sí lo encuentras hermano, te vayas del país, estudies, hagas vida en otro lado fuera de toda esta mierda que has tenido que vivir. Fuera de Caracas, lejos de Ronald y toda la pandilla.

Hay una cantidad total de 5 mil dólares, debes llevarte 4 mil y dejar mil para papá y mamá

Y nunca olviden que los amo. Perdón por tantas decepciones mismas que hoy me llevan a la muerte segura".

Las lágrimas salían de mis ojos con cada palabra que leía, al parecer que esto no es todo lo que decía la carta, pues la página está cortada y el texto no concluía ahí. Sin embargo no me queda más que hacer que hablar con papá y mamá para tomar una decisión de qué hacer con el dinero.

4 días después de haber encontrado el dinero...

4 días después de haber encontrado el dinero...

No he hablado con Vicktor en semanas aunque nuestras casas estén a una cuadra de distancia.

Fumo en el porche esperando la noche para ir a vender un rato, pues a esas horas es cuando mamá duerme. La puerta suena y como no hay más nadie me dispongo a abrir.

— ¿Podemos hablar? —. Es lo primero que me dice Vicktor al verme.

—No tengo inconveniente —, hago una pausa para expulsar el aire del cigarro y sigo hablando—, entra —, añado y termino de abrirle la puerta.

—Vengo a hacerte una propuesta —, dice de forma directa mientras me siento en el suelo y doy otra calada.

— ¿Cuál? —. Pregunto alzando mi ceja derecha con arrogancia.

—Irnos de aquí —, aclara en un tono serio.

—Que buen chiste —, comento con ironía y vuelvo a levantarme—. ¡¿No has pensado en ser comediante?! —, agrego bufándome y quedando cara a cara con él.

—Estoy hablando con seriedad —, expresa en un tono de molestia—, irnos a España —, concluye sacando de la chaqueta que trae puesta un sobre, pegándolo de un manotazo contra mí pecho.

— ¿Qué es esto? —. Pregunto extrañado, mientras veo el sobre.

—Eso es —, hace una pausa y exhala—, la solución al menos por lo momentos de esta vida de mierda. 4 mil dólares en efectivo para irnos de aquí.

— ¿Quién te los ha dado? ¿De dónde los has sacado? —. Vuelvo a preguntar un poco nervioso al tener ese dinero en mis manos.

—Primero los encontré mientras limpiaba el cuarto de Miguel, junto con una nota que decía lo que haría con ello, segundo sí intentas hacer algo en este momento para robarlo, debes matarme entonces pues al instante en que hagas una mala jugada date por delatado ante la policía.

—Yo no haría esa bajeza —, interrumpo molesto, dándole ahora una calada al cigarro que se evapora en mis manos— ¿Por qué has decidido hacerme esta propuesta? Ese dinero es tuyo. ¿No? —. Añado volteándome hacia él.

—Lo hemos decidido entre mi padre, mamá y yo, pues por más mal que actúes algunas veces eres... —, hace una pausa para tomar aire y sigue—... eres como mi hermano, no te dejaría hundirte en esta mierda. ¿Qué dices?

Sus últimas palabras hicieron eco y esa parte endeble y sentimental que está en el fondo de mi sale a la luz, lo que ha dicho me da a entender y a enfocar algunas cosas que en otras circunstancias no hubiera podido creer.

Camino hacia él en silencio y con la mirada baja lo abrazo con todas mis fuerzas.

—Acepto —, expreso estirándole la mano derecha al separarnos.

Él me da la mano con algo de duda, un poco desconcertado quizás porque casi no expreso mis sentimientos.

— ¿Estamos bien? —. Pregunta sonriendo mientras se rasca la barbilla.

—Sí.

—Bueno yo, me voy debo hacer unas cosas, vendré en estos días para planear bien lo que haremos —, comenta y comienza a caminar para irse, se gira de nuevo para darme una última sonrisa y se va.

Nota de autor:  La verdad ya hemos resuelto el problemilla del cementerio, pero ¿Qué trato habrán hecho Palme y Ronald ?

¿Y  ustedes con que punto de vista están de acuerdo?  

He aquí la pregunta del millón.

 ¿Hubieran hecho lo mismo que Vicktor y decidido lo mismo con ese dinero? ¿Creen que Ronald sabe del dinero? ¿Qué creen que pasara ahora? 

Los leo, y gracias por acompañarme hasta aquí les quiero.

Gracias por leer.