Capitulo dos
Sara Lin cruzó la puerta de madera para adentrarse a su aula de clases, todo el camino estuvo mirando sus pies, mientras no dejaba de recordar la mirada frustrada de Oliver sobre ella cuando la rechazó.
—¿Sara? —La voz de Patrick le hizo romper la burbuja de sus pensamientos. Levantó la cabeza. —Vicky me contó lo sucedido... —torció sus labios con una ligera tristeza. —Lo siento mucho, estaré aquí para lo que necesites, si quieres ir a comer pollo frito o ponernos las mascarillas coreanas, o quizá solo un hombro donde llorar —se dio asimismo palmaditas en su hombro izquierdo con su mano derecha. Sara Lin sonrió levemente y asintió.
—Hay más peces en el rio —se escuchó una voz femenina desde atrás, la de cabello naranja se giró para verla. Rose se encontraba de brazos cruzados —su madre es maravillosa, pero el hijo no es para tanto.
Sara Lin se sorprendió, después miró a Patrick pidiendo una explicación. ¿Qué acaso todos debían conocer su vida amorosa? Bueno, su trágica y fallida vida amorosa.
El castaño rio con nervios.
—No hay secretos entre nosotros —respondió con un pequeño rubor en sus mofletes. Sara Lin simplemente puso los ojos en blanco y le asintió.
—Está bien, gracias por estar aquí para mí.
La chica caminó hacia su pupitre dejando su mochila en el suelo, se sentó para después colocar sus audífonos y escuchar música. Patrick y Rose intercambiaron miradas preocupadas.
—Necesita ayuda... —murmuró el castaño sin quitarle la vista a su mejor amiga.
—¿Quién necesita ayuda?
Joe quien acaba de llegar escuchó eso último, miraba al par con duda para después mirar hacia la misma dirección. Rápidamente su radiante sonrisa fue sustituida por una mueca triste y sus cejas caídas.
—Nunca debí de participar en el plan de Vicky.
Vicky había idea el maravilloso plan de dejar a solas a Sara Lin y Oliver. Tomó el papel del dios Eros, sin saber que manejar el amor de otras personas tenía sus consecuencias. Posiblemente si Vicky no hubiera persuadido a su novio, toda esta situación jamás pasaría de esta manera.
Vicky conocía a la perfección a su prima, pero no a Oliver, y guiándose por su instinto creo la manera de engañar a Sara Lin y a Oliver para que fueran al balcón.
Al menos está vez, Sara Lin puso más atención a sus clases que de costumbre, sobre todo a la clase de cálculo. Distraer a mente y corazón era lo correcto, hacia apuntes y analizaba los problemas de matemáticas.
Se sentía bien entenderlo al fin y acabo, las tutorías le habían funcionado a la perfección. Detuvo su lápiz cuando pensó en cómo se enfrentaría a Oliver, si podría huir de verlo en el almuerzo, escaparse de encontrárselo en el edificio del departamento, pero ¿Y las tutorías?
Apretó su lápiz con fuerza, para Oliver será tan sencillo, Sara Lin pensaba que no era la primera chica que él rechazaba, sabía cómo debía de actuar: completamente normal y sin un nudo en la garganta. Sara Lin no podría hacerlo, aunque lo intentará.
¡Era vergonzoso!
Lloró frente a él, se confesó —pues Oliver la orilló al hacerlo— y dijo que nunca fueron amigos. No podía fingir que nada pasó.
Necesitaba las tutorías eso sí era una constante en su problema, y la variable era Oliver Yang, es decir el tutor. Si aprendió bien cálculo sabía que las variables siempre cambiaban.
Así que... cambiaría de tutor.
Su semblante mostraba la determinación en sus ojos.
La hora del almuerzo llegó, Sara Lin corrió rápidamente hacia la oficina de la coordinadora, en el edificio de servicios escolares. Tocó la puerta y cuando escuchó que podría pasar se adentró a la pequeña oficina.
—¿Qué puedo hacer por ti? —Preguntó amablemente una señora mostrándole una sonrisa. Sara Lin sintió un alivio, podría significar que tendría luz verde para su brillante idea.
—Buenos días, señorita —caminó más hasta llegar a las sillas frente al escritorio y se sentó. —Estoy tomando tutorías de cálculo, soy del último grado, mi petición es —hizo una pequeña pausa jugando con sus manos —cambiar de tutor.
La maestra abrió un poco su boca, por lo general cualquier alumno que está tomando asesorías se queda con el mismo tutor. Arrugó sus cejas y miró un par de hojas en su escritorio.
—¿Cuál es el motivo del cambio?
Sara Lin dio un respingo sobre su propio eje.
«No me gustaría verle la cara a la persona que me lastimó»
Sus pensamientos la hicieron sentirse nerviosa. Era como estar en un juicio, todo se determinaría a la respuesta que ella de. Apretó su falda, como si pidiera ayuda.
La maestra esperaba ansiosa, pero viendo el comportamiento tan extraño de la estudiante, suavizó su rostro. No quería hacerse ideas erróneas, pero no sería la primera vez que se presentará un problema de acoso. Tuvo compasión.
—Linda, si no te sientes cómoda, puedo entenderlo, pero es necesario que me cuentes todo, te ayudaré —pedía en un tono maternal.
Sara Lin dejó de apretar su falda y miraba con sorpresa a la coordinación. Oh no, debía de arreglar el malentendido, no quería perjudicar a Oliver Yang, y negó rápidamente.
—¡No es eso! —Negó y movía sus manos. —Él y yo hemos tenido problemas y simplemente ya no nos llevamos bien, pero no es nada de eso.
Bajó la voz. La coordinadora suspiró aliviada. Después pensó que los jóvenes eran tan extraños y raros.
—De acuerdo. Sería más prudente que sea el tutor quien finalice la relación, pero bueno, el único problema linda es que no hay tantos tutores disponibles —arrugó sus cejas y buscaba entre unos archivos que tenía información sobre los tutores. —Tu nombre, linda.
—Sara Lin.
Después de hojear por unos minutos encontró el documento y comenzó a leerlo en voz alta:
—Sara Lin, 18 años, tutoría respecto a cálculo, tutor: Oliver Yang, de 16 años —abrió un poco sus labios —wow que niño tan aficionado, ya no tenemos tantos de esos. —La chica asintió —ya veo, ¿Será eso que te incómoda?
Sara Lin arrugó sus cejas.
—Por supuesto que no. Como ya le mencioné, es un problema que tenemos él y yo, es personal —se cruzó de brazos. La coordinadora se le quedó viendo, analizando su rostro para encontrar algo más.
—Bien —cerró el folder amarillo con la información. —No hay tutores disponibles, linda.
—¿Qué? ¿Y no podemos intercambiar de tutores? —La voz de Sara Lin sonaba preocupada.
La coordinadora se puso de pie, le dio la espalda a la jovencita y se puso a checar unos documentos que reciente tenía. Una pequeña hojeada basta para encontrar lo que buscaba.
—Oh —exclamó con sorpresa mientras sostenía la hoja, se sentó. —En serio no me esperaba que de verdad pasará. —Los ojos castaños de la señora miraron a la joven —tienes suerte, linda. Hay un tutor disponible.
Sara Lin sonrió, por primera vez en el día era una sonrisa verdadera. Se tocó su pecho con alivio.
—Es un chico de tu edad, el único detalle es, que no es de esta institución. Viene de otra escuela, solo que está bajo un programa y se ofreció a dar tutorías aquí. Su nombre es Alexander Romanov.
Sara Lin abrió sus ojos con sorpresa, el nombre se escuchaba elegante y con poder. Esperaba que este chico no fuera un dolor de cabeza, un orgulloso y narcisista.
«No es bueno juzgar antes de tiempo, Sara Lin»
Se regañó mentalmente.
—Te anotaré con él, sus horarios son fijos, será de lunes a viernes a la misma hora, te quedarás después de clases —la joven asintió. —Este es su número de celular —le mostró el documento donde se podría únicamente los datos, pero la fotografía del nuevo tutor no se veía porque la cubría el antebrazo de la coordinadora. —Necesito que firmes aquí.
Sara Lin realizó todo el proceso para cambiar de tutor. Hoy vería a ese tal Alexander Romanov. De tan solo decir su nombre era como si fuera príncipe de una nación, que intimidante, y no lo conocía aún.
Aún quedaban 20 minutos para poder comer su almuerzo. Tenía que ir a comprar una bebida y algún pan dulce.
En el trayecto se encontró con Oliver, ella inmediatamente pasó saliva, no podría desviarse del camino pues Oliver ya la había visto.
Sara Lin pensó que ignorarlo bastaría, pero recordó que debe decirle sobre el cambio que realizó.
—Ahí estás, Sara Lin —dijo en un tono serio. Ella arqueó una ceja confundida —te envié dos mensajes y no respondías. —La de cabello naranja sacó su celular y en efecto había mensajes, no sintió su celular vibrar.
—¿De qué querías hablarme? —Guardó su celular. —Porque tengo algo importante que decirte.
—Tus tutorías, ya que ambos nos hemos recuperado del resfriado, debemos retomarlas.
Ella bajo la mirada, apretó su mano formando un puño. Creyó que sería más fácil decirle por mensaje, pero no había vuelta atrás. Era ahora o ahora.
—Sobre eso quiero hablar —hizo una pausa, después lo miró a esos ojos que antes la habían cautivado —no quiero seguir con las tutorías —pero fue interrumpida.
—¿Por qué haces eso? De nuevo estás tomando decisiones bajo tus emociones. Lo que sucedió ayer no debe de afectarte en los estudios, las tutorías son importantes. Te dije que debíamos mantener la relación tutor y estudiante.
Podría sonar a una excusa para él. Sabía que no tenía a Sara Lin, pero no quería perderla por completo. Aún le quedaban las tutorías, y solo quería su bienestar.
—He cambiado de tutor —le respondió antes de él siguiera. —Mis tutorías son importantes, lo sé —frunció el ceño. —Solo no quiero seguir contigo como mi tutor, Oliver.
Oliver Yang tragó duro, por un pequeño instante dejó de respirar.
—¿Sara Lin?
—Ya no tenemos relación de cualquier tipo. Solo somos conocidos, adiós chico del metro.
Dicho aquello, ella se alejó, dejando al chico de cabellos dorados atónito y sin palabras. La sorpresa se apoderó de él, dejándolo paralizado por un momento. Observó cómo se alejaba, su figura desvaneciéndose en la distancia, sin poder articular ni una sola palabra en respuesta. Su mente giraba, tratando de procesar lo que acababa de oír, mientras su corazón latía con desesperación y dolor.
Cada latido era un recordatorio punzante de lo que acababa de perder, de lo que podría haber sido, pero nunca sería. El chico de cabellos dorados se sentía como si estuviera atrapado en un torbellino de emociones contradictorias: incredulidad, pesar, y un dolor agudo que le oprimía el pecho.
Miró fijamente el espacio vacío donde ella había estado momentos antes, sintiendo un vacío creciente en su interior. Quiso correr tras ella, alcanzarla antes de que fuera demasiado tarde, pero algo se lo impedía. Una mezcla de miedo y resignación lo mantenía clavado en su lugar, incapaz de moverse, incapaz de hacer nada más que observar impotente cómo ella se alejaba.
Oliver Yang cerró los ojos por un instante, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con escaparse. Respiró profundamente, tratando de encontrar la fuerza para seguir adelante, para aceptar lo que había pasado y seguir adelante. Pero en lo más profundo de su corazón, sabía que nada volvería a ser igual, que una parte de él se había ido con ella en ese momento de despedida.
Nota final: El capítulo tres está en proceso. Probablemente lo publique el próximo miércoles si es que no ocurre ningún percance. Mientras tanto, queda a la espera de los nuevos capitulos del webtoon para sacar inspiración jsjsjs
—Eclipsa, fuera 💕⭐
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