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ii. los ojos caoba

▬▬ capítulo #2 ▬▬
❛❛ LOS OJOS
CAOBA.❜❜


Años antes, muro Sina,
Cuidad subterránea

Una de las cosas más tortuosas de vivir en la Ciudad Subterránea era tener que chocarse con algún cuerpo de vez en cuando. La falta de comida, enfermedades y delincuencia eran las mayores causas de muerte en ese lugar, casi nadie podía pagar una cremación, ya que el entierro era imposible, por ende solo caían donde podían y esperaba lo peor.

—Oye—la voz de Levi hizo que Giselle saliera de sus pensamientos—. Ya deja de mirar, no está aquí.

—No puedo ver los rostros de muchos, quizás si los movemos tengamos algo.

—Ya lo hice, algunos tienen el rostro devorado por insectos—añadió Farlan, con una mirada inexpresiva—. A estas alturas, dudo que podamos encontrarlo.

—Entiendo—murmuró la mujer, ocultando su desesperanza.

El grupo de ladrones llevaba varios días buscando a un muchacho que trabajaba para ellos, era alguien puntual, jamás desaparecería sin dejar rastro, por lo que solo pensaron en lo peor. Habían varios callejones dónde se reunían donde tiraban los cadáveres o a personas a punto de morir, revisaron todos los que conocían, ese era el último.

Giselle solamente soltó un suspiro silencioso, no era la primera vez que ocurría, estaba segura que no sería la última, así que decidió caminar hasta salir de ese nauseabundo lugar.

En cuánto estuvo a punto de dejar ese callejón, no pudo evitar notar el cuerpo de una niña tirado boca abajo, aquella imagen se sintió como un golpe en el estómago, pues si la suerte no hubiese jugado a su favor, quizás ella habría acabado de la misma forma.

La azabache estaba dispuesta a apartar la vista pretendiendo que no la vio, hasta que sus ojos fueron capaces de captar el pequeño movimiento en los dedos de aquella niña, estaba con vida.

De inmediato, Giselle se agachó para revisarla, al voltearla pudo encontrar a una chica que apenas entraba a la pubertad, tenía heridas abiertas por todo el rostro cubierto de tierra y su cuerpo era demasiado liviano para alguien de su edad. Aún así, Giselle acercó su oído hasta el pecho de la niña, los latidos seguían ahí.

—Giselle, ¿qué carajos haces?

—Está viva—soltó ella con apuro—. Levi, su corazón aún late.

El mayor de los hermanos se acercó a ella, tomando la barbilla de la niña sin la mínima delicadez. Los párpados de aquella pelirroja ni siquiera podían abrirse del todo, cosa que no convencía a Levi.

—Está en los huesos, tarde o temprano morirá.

—¿Y la dejaremos morir aquí?

Levi no respondió, ya que no quería eso, después de todo, él también fue un niño en esas condiciones. Farlan se limitó a cruzar los brazos sin protestas ante las acciones de sus compañeros, conocía a Giselle lo suficiente para saber que si dejaban a la niña, perdería la tranquilidad por mucho tiempo.

El rubio se quitó la capa para cubrir a la niña, mientras Giselle la llevaba en sus brazos. Al tenerla de esa forma, solamente podía pensar en que pronto despertaría, sabría su nombre o le daría alguno, aquellos llenaba de alegría su corazón, entre toda esa muerte, encontraron una nueva oportunidad en sus vidas.

Y desde aquel entonces, Isabel Magnolia no volvió a sentirse abandonada.


• ━ ⚔ ━ •

Año 842

El traslado se realizó con rapidez, fueron custiodados en todo momento hasta que sus ojos chocaron con el sol que cubría a la superficie. Giselle se cubrió con la mano, aquella luz lastimaba sus ojos, nunca pudo acostumbrarse a su intensidad.

—Vaya día para salir, el sol está en su punto—comentó Farlan tapando la llegada del sol a su rostro.

—¡Gigi, está soleado! Casi no hay nubes—exclamó Magnolia, ocultándose en la espalda de Giselle de la intensidad solar.

—Te dañarás los ojos—soltó la mayor tratando de calmar su entusiasmo.

El carruaje que los transportaría hasta la base de la legión paró frente a ellos, haciendo que los hermanos crucen miradas.

—Capitán—Erwin Smith se aproximó hasta Bastien, estrechando su mano para cerrar su trabajo en equipo.

—Ha sido un placer, Smith—respondió en el mismo tono tranquilo que lo acompañó durante toda la misión—. Puede buscarme para cualquier situación futura, no lo olvide.

—Lo tomaré en cuenta.

Berrycloth asintió con una sonrisa cerrada en sus labios. Mientras terminaba de subir a su corcel listo para emprender su viaje, Bastien volteó a ver al grupo de ladrones una vez más, Giselle tenía la vista de reojo puesta sobre él, y a pasar de no cruzar palabras, el capitán policia asintió con la cabeza, despidiéndose.

La escena terminó cuando Mike Zacharius abrió la puerta del carruaje, haciendo una seña con la cabeza para indicar que debían entrar. Isabel fue la primera en subir, Farlan la siguió acompañada de Levi, Giselle fue la última, sin bajar la guardia ante las acciones de los soldados.

El viaje duró un largo rato, salir del distrito fue más tardío de lo esperado, Isabel tenía los ojos maravillados ante todo lo que le presentaba la superficie.

La azabache mantuvo la vista en la ventana, dejando pasar el paisaje con desinterés, regresar a la superficie nunca fue uno de sus grandes anhelos ya que solamente vivió hasta que algo finalmente llamó su atención, las murallas que custiodaban a la humanidad.

Jamás las había visto, y le resultaba interesante ver que tan altas eran, inevitablemente pensó en las bestias que aguardaban afuera, no dejaba de ser aterrador.

Al llegar a la base, lo primero que hicieron fue asignarles sus uniformes, lo miró detalladamente, la chaqueta era corta y las botas demasiado largas para su gusto, verse uniformada le causó una extraña sensación, como si un sentimiento hubiera salido a flote.

—¡Gigi! ¿¡Qué tal se ve!?—preguntó Isabel, mirándose una y otra vez sin poder creerlo.

La mayor no pudo evitar sonreír, el entusiasmo de la pelirroja siempre levantaba sus ánimos.

—¿Quién lo diría? Eres toda una soldado.

—Todo sea por la fachada—aclaró Magnolia saliendo de la habitación en la que se cambiaron.

Ya en el pasillo, Farlan y Levi esperaban de brazos cruzados, el rubio se recargaba en la pared desinteresado mientras el azabache tenía la vista baja.

—Andando—ordenó uno de los superiores que los guiaría hasta la formación.

Magnolia y Church caminaron por delante de los hermanos, al estar junto a Levi, Giselle notó qué su hermano traía en su cuello un pañuelo blanco, era la primera vez que lo veía utilizar aquella prenda, pero no dijo nada al respecto.

A medida que caminaban hacia la tarima, pudo sentir un par de miradas sobre ellos, los soldados susurraban al verlos pasar hasta que los pararon en el frente junto al comandante.

—¡PONGAN ATENCIÓN!—gritó Keith Shadis—. A partir de hoy, cuatro nuevos miembros se nos unirán ¡Reclutas, preséntense al pelotón!

La azabache mantuvo su vista recta, ambas manos en la espalda, frente a ella se encontraba la tropa de la Legión de Reconocimiento, los soldados miraban a los ladrones de la tarima con desprecio, confusión y curiosidad. Al ver que ninguno de los cuatro decía una palabra, el mayor tomó la palabra, después de todo no tenía mucho por decir.

—Soy Levi—dijo sin más.

Algunos miraron a Levi con miedo, no podían creer que alguien tuviera esa actitud frente al comandante de su división. Giselle mordió el interior de su labio para evitar que una sonrisa de burla se asomara, sabía lo descarado que podía ser su hermano.

—Levi, tienes  que aprender a respetar a tus compañeros—dijo el comandante Shadis—. ¡Siguiente!

Llena de entusiasmo, la más pequeña del grupo dio un paso al frente, inhaló antes de presentarse con gran alegría.

—¡Isabel Magnolia, encantada de conocerlos!

El siguiente en hablar fue el rubio del equipo, se presentó haciendo el saludo del ejercito, pero con el puño al revés

—Farlan Church, un placer.

Los soldados dirigieron su vista a la última candidata esperando que hablara, la mirada de Giselle era fría y pensativa. Por un instante, sus pensamientos se esfumaron para ser lo más agradable posible.

Para ella, pretender una actitud amable bajo todo lo que esa sonrisa cautivadora reflejaba no era nada difícil, era la única forma que había encontrado de sobrevivir.

Sé buena, sé amable, Giselle.

—Mi nombre es Giselle—saludó sonriendo, para luego hacer el saludo del ejercito con el puño—. Espero poder ser una buena compañera para ustedes.

A pesar de presentarse lo más cordial posible, Giselle se negaba a mirar los rostros de esas personas. Mientras varios de los presentes comenzaron a sonreírle de igual forma y saludarla con la mano esperando llamar su atención, Mike Zacharius levantó una ceja incrédulo, ¿esa era la misma mujer que intentó cortarle la garganta?

El reclutamiento de los ladrones casi le había costado la vida, y ver a la joven de esa forma simplemente le parecía imposible de creer.

—¡Suficiente, muestren respeto!—ordenó Keith al ver el escándalo ocasionando por Giselle—. Flagon, tres de ellos irán a tu escuadrón, pero ella irá con el escuadrón de Mike ¿Quedó claro?

Mike quedó algo sorprendido al ver que Giselle iría con él, más no tenía opción—¡Si señor!

La mujer finalmente bajó la vista hacia Mike, cosa que Zacharius ignoró por completo.

Giselle era hermosa de ver, dulce de escuchar, pero su actitud ocultaba una historia.

• ━ ⚔ ━ •

El entrenamiento fue más duro de lo esperado, aún así, había un par de sonrisas dibujadas en los rostros. Isabel dominó a su caballo casi de forma inmediata, su gusto por los animales la llevó a entenderse con la criatura. Farlan observaba a su joven amiga mientras trataba de manejar los fusiles.

Levi mostraba su agilidad y destreza con el equipo de maniobras en un simulacro de expedición, Giselle no pudo evitar sonreír al ver los señuelos que asmejaban a un titán, era madera cortada en la forma de un humano gigante con una marca en la nuca, su punto débil.

—Giselle, es tu turno.

La mencionada quitó la vista del campo de entrenamiento para realizar su demostración.

—Queremos poner a prueba tu capacidad de trabajo en equipo—explicó Zacharius—. Nos moveremos en escuadrones, debemos acabar con todos los señuelos antes que el equipo contrario.

Giselle solamente asintió, a sus espaldas Levi, Farlan e Isabel miraban atentamente.

—¡Tú puedes, Gigi!—animó la pelirroja.

Una vez lanzada la señal, Mike y Giselle salieron disparados usando el equipo de maniobras. La mujer divisó una figura de madera en forma de titán reforzada con algo esponjoso en el cuello, utilizó el impulso del gas para encajar las cuchillas en el señuelo, atravesando la madera al punto de romper su arma, Mike levantó su vista, estupefacto ante la fuerza bruta de aquella mujer.

—¡Hazlo con calma, de lo contrario tus cuchillas se acabarán!

La cacería continuó por un rato más, los equipos volaban en todas direcciones, pero Giselle estaba tan concentrada en su labor que a penas notó su presencia. Zacharius se sorprendió al ver que la chica no tenía problemas de trabajar con él, considerando que días atrás intentó matarlo.

El sonido de otros equipos de maniobras se hizo presente, era el escuadrón contrario. Giselle se impulsó una vez más, mientras sacaba nuevas cuchillas para cortar al "titán" frente a ella.

—¡Este es mío!—otra mujer apareció del costado enterrando la cuchilla en el señuelo, Giselle ni siquiera la había escuchado llegar.

Pero sería un momento que nunca podría olvidar.

Aquella chica pasó tan rápido que fue imposible de reconocer, pero en cuánto se paró en el árbol más cercano, Giselle no pudo contener las ganas de mirarla por más tiempo. Ella tenía ojos marrones y profundos cubiertos por unos lentes peculiares, su cabello desordenado estaba recogido de forma floja, pero lo que más llamó su atención fue su sonrisa, era auténtica, realmente disfrutaba de ese ejercicio.

Lo hacía con pasión.

El ejercicio terminó cuando Zacharius enterró sus cuchillas en el último señuelo, habían conseguido acabar con veintiuno, mientras el escuadrón contrario tuvo un total de trece.

—¡Así se hace!—exclamó Isabel aplaudiéndole.

—Tienes buen dominio de campo, solo debes mejorar tu concentración—felicitó Mike.

Giselle no respondió, tenía la cabeza atorada en la escena anterior. Inevitablemente, buscó a la chica entre los presentes, pero no pudo encontrarla.

—¿Quién era...?

—Sí que son veloces—una voz masculina se acercaba a Mike y Giselle, eran el hombre del escuadrón contrario.

—Rompieron su récord de la última vez—añadió Zacharius—. Quizás la próxima puedan superarnos.

—Lo dudo mucho—dijo el castaño antes de mirar a la mujer acompañante—. Por cierto, soy Moblit.

—Giselle—se presentó.

—Y ella es...

—¡Te he estado observando! eres rápida, en cuestión de minutos terminaste con bastantes señuelos, simplemente fascinante—la mujer irrumpió acercándose a ella—. Siempre he creído que aquellos que tienen técnicas o cualidades excepcionales son quienes sacarán a la Legión adelante.

Giselle solamente podía escucharla hablar de fondo, por fin podía ver completamente a aquella mujer de hace un rato. Era más alta que ella, tenía una gran habilidad para hablar con rapidez, era entusiasta, hermosa.

—¿Entonces aceptas?

La mujer de cabellos negros sacudió la cabeza con suavidad despertando de sus pensamientos, no la había escuchado.

—¿Perdona?

—Que si aceptas ponerte a prueba en la expedición, eres buena en lo que haces, tenerte al frente sería una ventaja ¿Qué opinas Mike?

—Por primera vez concuerdo con algo de lo que dices—dijo el hombre más alto—. Está decidido, en la expedición su escuadrón vendrá con nosotros.

—¡Excelente!—la mujer castaña miró a Giselle con una sonrisa, antes de tomar su mano para estrecharla—. Me llamo Hange Zöe, será un verdadero placer tenerte como compañera ¡Ven Moblit, aún tenemos cosas que pulir!

Hange salió de ahí llevando a Moblit del brazo, Giselle no dijo nada por unos segundos, su cara mantuvo la expresión confusa hasta de Mike habló.

—Te sorprendió ¿No?—dijo—. Hange se toma a pecho todo esto de las expediciones, es una entusiasta de los titanes.

—¿De los titanes?

—Ya sé, una locura.

Giselle mostró una pequeña sonrisa aún viendo a la mujer alejarse, pero sus pensamientos se dispersaron en cuanto escuchó a un caballo relinchar con fuerza, lo siguiente que vio fue a Isabel caer del animal, cayendo sobre su brazo, sin más, la azabache se acercó a verla.

—¿¡Estás bien!?—preguntó ella, obteniendo únicamente un quejido por parte de Isabel al intentar mover su brazo—. Tranquila, no vayas a moverlo.

—Si no logras dominar un caballo dentro de las murallas, no durarás ni media hora afuera—dijo Flagon, dando media vuelta para alejarse de la escena con indiferencia.

—Ese sujeto se puso en medio asustando al caballo...—murmuró Isabel molesta, mientras Giselle suspiraba, espantando todos sus impulsos por confrontar a Flagon.

—Ven, buscaremos algo frío para aliviar el golpe.

—Eso se ve mal, necesitarás más que una compresa fría—una tercera voz llamó la atención de ambas, se trataba de Hange, quien había prestado atención a toda la escena, Giselle observó a la mujer acercarse hasta ellas, analizando mejor el golpe de Isabel—. Será mejor que veas a alguien del ala médica.

—¿Cómo sé quienes son del ala médica?—preguntó la azabache.

—¿Todavía no les han...?—Hange prefirió callar al notar la expresión de confusión por parte de ambas chicas—. No importa, vengan conmigo, conozco a alguien que las atenderá enseguida.

Hange se puso de pie guiando a Isabel y Giselle hacia lo que parecía una pequeña cabaña. La azabache sostenía a Isabel con todo el cuidado posible mientras sobaba su cabeza buscando distraerla del dolor.

Ya por dentro, lo primero que divisaron fue la gran cantidad de papeles esparcidos por el lugar, por no mencionar al perro mirándolas fijamente mientras agitaba su cola con entusiasmo. Al fondo de la habitación, una joven morena se encontraba revisando un montón de frascos, la chica no aparentaba una edad mayor a la de Giselle.

La muchacha únicamente volteó cuando su perro ladró fuertemente, causando que Isabel y Giselle retrocedieran.

—Oye Millie—llamó Hange acariciando al perro de la mencionada, el rostro de la chica reflejó autentica felicidad, sus expresiones eran extremadamente notorias—. Lamento interrumpirte, pero esta muchacha cayó del caballo sobre su brazo, me preguntaba si podías ayudarla.

Isabel y Giselle quedaron completamente atónitas ante un detalle en la petición de Hange, pues mientras hablaba, hacía señales con las manos, como si formara oraciones con las mismas, pero la chica parecía comprenderla, pues en el instante que Hange paró de hablar, la muchacha respondió con las manos, haciendo aquellas señas.

Sin más, la morena se acercó a Isabel, tomando su mano, la pelirroja miró a Giselle esperando alguna explicación, pero ella estaba igual de confundida. Al notar sus expresiones, la chica enfermera sacó una libreta del bolsillo en su delantal, con rapidez buscó entre las páginas de la misma para luego enseñarles lo que ya tenía escrito.

Mi nombre es Emily, no puedo hablar》

Ante aquella aclaración, Isabel y Giselle sintieron algo de pena por la reacción que mostraron. La mayor abrió la boca dispuesta a presentarse adecuadamente, pero volvió a callar, pues cabía la posibilidad de que tampoco pudiera escucharlas.

Al notar la pena en el rostro de las chicas, Emily sonrió divertida, apuntó a su oreja y luego asintió amable.

—Dice que sí puede oírte—aclaró Hange—. Emily es capitana del escuadrón médico, ha salvado cientos de vidas en el tiempo que lleva como soldado, además de que Bork es una excelente compañía cuando te atienden ¿No es así?

Giselle dirigió nuevamente su mirada hacia Emily, quien sonrió, la mirada de la chica era inocente, por lo que a diferencia de muchos integrantes en la Legión de Reconocimiento, mostraba autentica empatía con ellas. Emily tomó el brazo de Isabel mirándolo detalladamente para luego guiarla hasta la silla más cercana, con toda la delicadeza de sus fuertes manos, la morena se dedicó a comenzar el tratamiento en la pelirroja mientras su perro saludaba alegremente a Isabel, quien rio acariciando la cabeza del animal.

—Hay que dejarla trabajar ¿Está bien?—dijo la castaña, Giselle se hubiera negado a dejar a Isabel con una completa desconocida, de no haber sido por la tranquilidad en el rostro de la pelirroja, al notar que Magnolia no mostraba miedo ante Emily, accedió con un suspiro, dejando la habitación acompañada de Hange.

Al salir de ahí, ambas caminaron en silencio por un instante, Giselle solía mostrar seguridad a la hora de hablar con las personas para que no pensaran que temía, pero en esa ocasión la azabache no podía pronunciar una sola palabra.

—No te preocupes, la mayoría reacciona de la misma manera cuando conocen a Emily, pero pronto te acostumbrarás, pareces alguien que hace amigos fácilmente—dijo Hange, sin obtener respuesta, cosa que le hizo levantar una ceja, confundida—. Pensé que tu hermano era el de pocas palabras.

—Gracias, por la ayuda—pronunció finalmente—. Ha sido difícil poder comunicarse con alguien en este lugar.

—No tienes nada que agradecer, ustedes son soldados prometedores, tratarlos con indiferencia no les quitará ese mérito—contestó la castaña, causando que Giselle levantara la vista hacia ella con sorpresa.

—¿Te parece?

—Completamente, tú y tu hermano poseen una fuerza corporal extraordinaria—soltó Hange con entusiasmo—. ¿Recibieron entrenamiento militar antes de veir aquí? ¿Tienen alguna particularidad con la comida o hábitos de sueño?

Aquellas preguntas hicieron que Giselle ladee la cabeza con confusión, su expresión hizo que Hange sonriera.

—No tienes que decírmelo ahora, con tal de que ayuden en el descubrimiento de lo que son los titanes en realidad bastará.

—Creí que solo debíamos matarlos.

—¿¡Y perder todo tipo de información acerca de ellos!?—exclamó la castaña, de no haber sido por el llamado de Mike a lo lejos, se hubiera quedado hablando con ella por el resto de la tarde, se limitó a tomar la mano de Giselle para palmearla con suavidad—. Pronto lo entenderás, Gisy, los titanes son realmente increíbles, y si quieren extinguir a la humanidad, como seres pensantes estamos en la obligación de buscar el porqué.

Normalmente, Giselle la hubiera apartado la mano en cuanto ella intentó tocarla, pero algo en la mirada Hange no le permitió moverse, ni siquiera cuando la llamó por aquel extraño diminutivo: Gisy.

La azabache quedó estática, sosteniendo la mano que Hange se atrevió a tomar, pues más allá de perder de perder interés en la mujer de ojos caoba, algo en ella despertó toda la curiosidad de Giselle.

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Antes de continuar y dar un concepto amplio acerca de ella, Emily Ciprianno es una mujer muda, pero no sorda, sin embargo utilizar el lenguaje de señas le facilita su comunicación con el resto de las personas.

• Cuando Emily se exprese, será puesto en cursiva, cuando utilice su libreta, será puesto en comillas, negrilla y cursiva. 《》

Emily lleva en desarrollo ya hace mucho, pero sigo estudiando el tema para que su representación sea buena, si tienen alguna duda de este personaje estoy abierta a todo tipo de comentarios o aportes, bajo el marco del respeto. ♡

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