Zece
No me había dado cuenta de que el reloj había comenzado a correr, que el ciclo había dado inicio desde el momento en el que nuestras almas se reconocieron una vez más aún sin nosotros saberlo, sin entender que aquello no era más que un acto lleno de magia, destino y un poco de deseos escondidos, viajando en el tiempo solo para nosotros.
El cambio comenzó en mí cuando decidí mirara hacia otro horizonte, cuando acepté que el lugar en el que me encontraba no era lo que yo anhelaba, comencé a ser egoísta con todos, menos conmigo... menos contigo... quería amor, buenos tratos, amores que sanan el alma rota.
Debo admitir que siempre eres y serás el recuerdo más bonito que yace en el fondo de mi alma, unida a ti, fundida en un nosotros. No quiero que esto se convierta en un momento fugaz, más de la vida, solo quédate conmigo un ratito más, ¿puedes solo un poco más?
Siempre me consideré un viajero más en la vida de cada persona, sin un puerto al cual llegar y desembarcar, mas contigo me convertí en el peor de los amantes. Me enamoré de ti perdidamente, dejando atrás la brújula de la razón para llevarle hasta tus brazos... Soy egoísta, quiero serlo contigo, ser todo para ti, como lo eres para mí.
La puerta se abrió como una extraña bienvenida a la realidad que les esperaba, aguardando a ser enfrentada por ellos, Jungkook sintió que echaría a correr hacia el auto dando cualquier excusa absurda, pero la mano en su espalda le dio el poco o suficiente valor para seguir de pie ahí.
Frente a ellos estaba una persona que si bien no eran completamente iguales, fácil podía notarse que eran de la misma familia, compartiendo una misma línea sanguínea, historias, ADN, pasados. Taehyung no pudo evitar que su vista paseara por el cuerpo ajeno, notando la complexión similar, facciones parecidas, aunque era un tanto más alto, cosa que dejó en claro cuando al ver a su hermano menor a quien miró hacia abajo, encorvándose apenas para abrazarlo.
— Jungkook-ah, no puedo creer que estés por fin aquí – el mayor lo apretó en un abrazo amistoso, dando palmadas fuertes, para luego alborotar su cabello rubio obteniendo una mirada retadora. La mejilla interna de Jungkook fue empujada por su lengua, demostrando así que estaba molesto, mas su hermano no dejó que aquello lo detuviera de picarle el rostro —. Mírate, pareces un adorable niño haciendo berrinches, no has cambiado nada, aunque, ¿qué rayos hiciste con tu cabeza... está largo y...?
— Teñido, lo sé – murmuró Jungkook con la voz ahogada, recuperando el poco aire que le había sido arrebatado, acomodando de nuevo su cabello, manteniendo su ceño fruncido.
— Ah podrás cambiar por fuera, pero sigue siendo el mismo amargado de siempre – su hermano regresó a darle un golpe en el hombro el cual dolió aún más que las palmadas en su espalda, sin embargo, no se privó de regresar el golpe de igual manera en el hombro izquierdo de su hermano – veo que has hecho ejercicio.
Jungkook desvió la mirada hacia otro lado, evitando que el rubor pintara sus mejillas, porque la simple mención de hacer algo físico evocaba recuerdos con Taehyung, quien siempre le mencionaba lo mucho que amaba sus músculos, lo marcado de sus curvas, lo tonificado de cada parte de su cuerpo. El mayor detrás de él podía leer el lenguaje corporal de su amado pervertido y le bastó con pasear su tacto por toda la columna de Jungkook para hacerlo enderezarse.
— El ejercicio no tiene nada que ver con los cambios, además ya hacía ejercicio antes de que te fueras de casa, no tiene caso que lo saques ahora.
— Yah, estás muy a la defensiva, ¿por qué tan sensible? – intentó pellizcarle el pezón izquierdo como un juego instalado entre ellos, pero Jungkook no le dejó hacerlo, no porque le incomodara, es porque estaban sensibles gracias a que Taehyung pasaba mimándolos constantemente, cosa que adoraba.
— No estoy sensible – por supuesto que esa mención era con dobles intenciones, sabía muy bien que la mano inquieta en su espalda se detendría al exponerlo de forma indirecta – solo es infantil lo que estás haciendo.
— ¿Acaso se trata de una nueva etapa de rebeldía? – Jungkook se quejó cuando su cabello fue revuelto una vez más, alejándose de manera brusca del tacto de su hermano, quien no se había percatado o más bien había ignorado la presencia de un tercero que observaba atentamente todo lo que ocurría, aunque parecía que se encontraba un tanto alterado – oh, ¿y tú eres?
— Hyung – ambos mayores se enderezaron ante el llamado de Jungkook, quien dejó desconcertado a su hermano mayor al dirigirse a Taehyung para empezar con las presentaciones, ¿acaso había iniciado con el desconocido? – él es mi hermano mayor Jeon Jonghyun y hyung, él es Kim Taehyung, mi... — el nerviosismo regresó a la mirada de Jungkook.
— Soy un buen amigo y asesor legal, un gusto conocer a alguien de la familia de Jungkook – hizo una leve reverencia, tan elegante, tan carismático como siempre, tan diplomático para mantener una perfecta fachada, aunque Jungkook podía sentir su nerviosismo transpirando a través de sus palmas.
— Oh, claro. Madre dijo algo sobre un abogado que vendría con Kook.
— Ese mismo...
Ambos mayores se estrecharon las manos de manera formal, algo que no esperaba Taehyung, quien entre movimientos torpes recibió el saludo del hermano mayor de Jungkook. Se mantuvo a unos pasos de distancia, observando, siendo espectador, de cómo se comportaban e interactuaban dos de las personas importantes en su vida. Incluir a su actual novio como parte de ese prestigioso listado era nuevo para él, cosa que parecía ni siquiera afectar al resto.
Jonghyun los hizo pasar adelante, encontrando en su camino a un pequeño de dos años, quien ni bien divisó a quién entraba por la puerta del jardín. Chilló emocionado, yendo al encuentro de los mayores, una vez fue llamado por su padre quien se acuclilló para recibirlo en brazos, mas grande fue su sorpresa o posible decepción cuando su adorado hijo corrió hacia un desorientado Jungkook, quien perdió el equilibrio al sentir cómo se aferraba a su pierna.
— Kookoo – le llamó el pequeño, haciendo sonreír a Jungkook, alzándolo de inmediato, dejando pasmados a ambos mayores. Jonghyun enseriando su rostro al ver que su hijo le había engañado y Taehyung estaba fascinado con ver a su adorado novio con un niño, despertando en él algo extraño.
— Hola Sun – era una imagen adorable ver cómo el pequeño tomaba entre sus pequeñas manos regordetas las mejillas de su tío, quien abultaba de más sus labios, haciéndolo reír – estás tan grande. Ya no eres un bebé.
— Nuh uh. Tengo dos años – señaló mostrando dos de sus dedos, algo que Jungkook miró con asombro.
— ¿En serio?
Sun asintió de inmediato, disfrutando de los mimos que dejaba su tío, sintiendo como cosquillas cada vez que Jungkook pasaba su nariz en su rostro, haciendo sonidos extraños, mordiendo las mejillas regordetas, olfateándolo entre los pliegues del cuello. Algo con lo que se podía morir de ternura, Taehyung estaba sufriendo un ataque indirecto de amor al ver que su precioso novio tenía una faceta tan diferente con los niños.
— Será mejor que entremos antes que madre y Nana salgan por nosotros, estarán preocupadas – mencionó el mayor de los hermanos Jeon intentando tomar a su hijo – vamos pequeño revoltoso.
— No, Kookoo – el niño se aferró más a Jungkook, rodeando su cuello, escondiéndose de la vista de su padre.
— Tu tío aún no se irá, lo prometo.
— Kookoo, ¿quedas?
— Sí, me quedaré, apenas estoy llegando – eso hizo salir al pequeño de su escondite, mirando fijamente al mayor, quien le sonrió y quitó el cabello que le obstruía la vista.
Esa interacción duró por unos minutos más, mientras que Sun era víctima de la curiosidad con el cabello teñido de Jungkook, pasando sus manos por las hebras rubias, haciéndolo reír y quejarse cuando enredaba sus dedos de forma poco cuidadosa. Pronto se escuchó el llamado de alguien en el interior de la casa, dirigiéndose hacia Jonghyun para cuestionar quién había sido la persona que tocó al timbre.
La sonrisa del mayor se amplió al ver a su hijo con su hermano disfrutando de su momento, conociendo muy bien a las mujeres de esa casa, quienes no dudarían en salir a recibirlo, aunque debía comportarse diferente por esta ocasión.
— Jonghyun...
— No era nadie madre, solo una persona preguntando algunas cosas – le dio un guiño antes de ingresar nuevamente, dejando a dos personas y media un tanto desconcertados por la actitud contraria – no tardes en entrar, las distraeré lo suficiente para que Sun reconozca de nuevo a su tío.
Jungkook arrugó su nariz al escuchar aquello, sabía muy bien que se trataba de un reproche de su hermano hacia la poca comunicación que tenían y las pocas veces que se veían en el año. Sun le divirtió notar aquel gesto en el rostro de su tío, comenzado a imitarlo, arrugando su nariz haciendo que pequeños dientes frontales sobresalieran, parecía un tierno conejito.
— Aish – expresó Sun, imitando el gesto de Jungkook.
— ¿Te burlas de mí acaso? – su sobrino rio mientras negaba – me estás imitando porque te parece divertido – recibió una afirmación junto con su pequeño rostro arrugado – Aish ¿por qué aprendes eso?
— Aish...
— Creo que tuvo el mejor maestro – la voz baja de Taehyung lo hizo regresar la mirada por sobre su hombro, mordiendo su labio inferior como un llamado hacia el mayor para ser besado – quieto ahí Jeon Jungkook, tenemos niños presentes.
Antes de poder entablar una conversación, nuevamente se escucharon las voces de la madre de Jungkook mencionando que todo debía estar en orden para cuando llegara y que el resto de habitaciones eran un desastre para recibir al abogado que ayudaría con el tema de Nana. El sonrojo pintó las mejillas de Jungkook, quien sonrió apenas.
— Dojo – mencionó Sun entre los brazos de Jungkook, pinchándole la mejilla con su dedo para dejar en claro a lo que se refería.
— No tienes que delatarme pequeño revoltoso.
— Puedo hacer que otra cosa sea de color rojo – murmuró Taehyung detrás de Jungkook, dejando un beso en la nuca de su novio, quien sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo, terminando con una punzada deliciosa en ciertas zonas sensibles – si salimos de aquí a tiempo quizá pueda enseñarte.
— ¿Me lo enseñarás? – alzó ambas cejas de manera insinuadora mientras observaba al mayor por sobre su hombro, obteniendo un leve gruñido por parte de Taehyung, quien se acercó amagando un beso.
— Tenemos espectadores en horario familiar – susurró haciendo que Jungkook cayera en cuenta de su sobrino quien parecía más interesado en sus dedos y manos que lo que ambos adultos hacían – no perturbemos sus recuerdos con tus perversiones – Jeon arrugó su nariz mientras reía bajo al obtener un fugaz beso – sonará extraño, pero me agrada verte con un niño.
— No me vengas con deseos raros que no puedo cumplir, es la fortuna de ser hombre, ni embarazos, ni niños... — aquello hizo callar a Taehyung, quien solo se limitó a dejar un beso más en la sien de Jungkook.
— Será mejor que entremos.
— Okay.
Sus pasos fueron seguidos, sabía que Taehyung estaba demasiado nervioso, aunque dudaba que eso fuera un problema para él, porque ya había sido testigo de ese álterego que sacaba a flote el mayor para poder ser una persona medianamente funcional, encajando con la normalidad delante de la sociedad, mientras que en la intimidad se desarmaba para convertirse en un gatito adorable en busca de cariño constante, siempre necesitando confirmación de sus acciones o bien esperando escuchar cuánto le amaba.
El pequeño gran dilema en ese momento es que, quien quedaría expuesto en ese preciso instante luego de poner un pie en la sala de la vivienda, era Jungkook, quien ni bien conectó miradas con Nana, se volvió ese pequeño travieso y consentido de la familia. Dejó con cuidado a Sun en el suelo, para así aproximarse a su abuela.
Nana de inmediato estiró sus brazos para recibirlo, no tardando en tener a la madre de Jungkook, uniéndose a la bienvenida del menor de la familia. Taehyung se quedó observando, manteniendo una sonrisa de labios en su rostro al ver que también existía ese lado voluble de Jungkook, saliendo a flote con esas dos figuras maternas que con tanto amor le hablaban.
— Oh, Jungkookie no nos dijiste que teníamos visitas – susurró su madre al notar la presencia de alguien más, quien reverenció de inmediato.
— Un gusto, señora Jeon, soy Kim Taehyung.
— ¿El abogado? – la manera en la que cuestionó aquello pareció más sorprendida de lo que debería. Taehyung asintió como única respuesta, sintiéndose ansioso por primera vez al ser reconocido – Jungkookie, nunca nos mencionaste que conocías a un hombre tan guapo.
— Madre.
— ¿Qué? Es la verdad – Soyong entrelazó su brazo con el de su hijo menor, quien estaba más que ruborizado por la actitud de su madre. Todos fueron espectadores del espectáculo de colores que era Jungkook, aunque el único que le veía con ojos de amor y no de burla era Taehyung – soy Jeon Soyong, un gusto, finalmente tenemos el gusto de conocerte Kim Taehyung-ssi.
Nana, por su parte, se había quedado en silencio limitándose a mirar a aquel hombre alto que ahora sonreía de manera tímida ante cada cumplido que hacía su nuera. Cada facción, cada línea de expresión, incluso esa aura cálida que lo rodeaba... ¿Podía ser posible que...? ¿Su niño estaba destinado a encontrarse con Taehyung en esta vida? Podría sonar demasiado descabellado, pero viendo la escena que se desarrolló en el medio de su sala familiar, ya no parecía tan imposible.
A esa conversación, que se asemejaba a un interrogatorio incansable, se unió su Jonghyun. Su nieto junto con su esposa, avergonzando a Jungkook frente a aquel invitado que se veía desconcertado ante la actitud de toda la familia, había pasado tanto desapercibida que ni siquiera fueron conscientes que ella estaba en el mismo lugar hasta que Taehyung rio de manera nerviosa, rascando su nuca cuando Soyong lo tomó del brazo mencionando que verdaderamente era digno de portadas de revista.
— Sé que Nana estará de acuerdo conmigo, ¿cierto? – la señora Jeon buscó con la mirada a Nana, quien apenas murmuró una afirmación – lo ven, ella también opina lo mismo. Taehyung-ssi es muy guapo, apuesto que su novia es igual de atractiva.
— No tengo una novia, señora Jeon.
— ¿Un hombre como tú sin pareja?
— Bueno...
— Lo sabía, es imposible que alguien como tú no tenga a alguien a su lado.
— Madre, por favor lo estás avergonzando – suplicó Jungkook, sintiéndose de manos atadas al no saber muy bien cómo defender a su novio, quien negó de manera imperceptible para hacerle saber que todo estaba bien.
Taehyung no tardó en conectar miradas con la mayor de la casa, haciendo una reverencia, una que parecía digna de alguien de la nobleza porque colocó su brazo izquierdo sobre su abdomen, mientras que el derecho lo colocó detrás, creando una perfecta inclinación de noventa grados, pausada y elegante.
— Usted debe ser Nana.
— Un gusto el por fin conocerte Taehyung – la nostalgia con la que había murmurado esa frase desconcertó al mencionado, quien alzó la mirada hacia ella mientras se enderezaba, sobresaltándose cuando sintió una caricia en su cabello – eres tan... tan parecido a como imaginé.
— ¿Nana? – cuestionó Jungkook al notar que su abuela estaba poniendo extra cuidado en apreciar a "su abogado", alias su novio en cubierto.
— Mi niño, me alegro de que hayan decidido venir – ambos ladearon la cabeza de manera graciosa y tierna a vista de Nana, quien tomó la mano de ambos para juntarlas entre las propias – jamás pensé verte de esta manera, con alguien como él.
— Oh, no, no, no... yo – Taehyung intentó soltarse del agarre de Nana, pero le fue imposible después de notar esa mirada suplicante – yo no soy más que un amigo de Jungkook.
El dolor plasmado en sus palabras hizo que Nana regresara la mirada hacia su nieto quien no la estaba mirando, más bien se encontraba observando a su mayor con cierto ápice de angustia, negando ante lo que parecía una conversación silenciosa, donde solo existían gestos que expresaban más que mil palabras.
— Eres más que solo un buen amigo, hyung – agregó Jungkook no queriendo que la presentación se quedara así. Taehyung le sonrió, un gesto de labios cerrados que apenas estiró sus facciones – él es... es...
Los nervios lo traicionaron completamente, la incertidumbre de no saber si estaba listo para hablar con la verdad lo hizo dudar, Taehyung lo observó con un poco de pesar porque aunque adoraba la idea de consolar a Jungkook estrechándolo entre sus brazos en ese preciso instante no lo podía hacer. No porque verdaderamente le fuera imposible, sino más bien se trataba de la misma duda que existía en la mirada contraria, lo que le evitaba actuar.
No quería presionar, tampoco esperaba ser una carga para él, aunque el consuelo llegó a ellos en forma de manos cálidas estrechando las propias, con Nana mirando a ambos, dándoles a entender que no debían temer.
— Nana... yo...
— No es necesario que revelen la verdad ahora – Nana les acarició con gentileza, obteniendo semblantes confusos y angustiados – mi niño, yo siempre he sabido lo que es tan obvio, pero te niegas a hablar, siempre tan cabeza dura. Prometo que ni tus padres o yo te juzgaremos, Jonghyun tal vez un poco – un guiño rápido le fue brindado haciendo saber que esas palabras solo eran una broma tomándole del pelo para aligerar el ambiente – por ahora qué les parece un poco de convivencia en lo que yo traigo los papeles.
Nana les sonrió una última vez antes de dejar leves caricias, tan cálidas como si con aquello les trasmitiera la tranquilidad que ellos necesitaban para enfrentar la situación, una que parecía menos atemorizadora de lo que Jungkook pudo imaginar porque tan pronto como quedaron a la deriva, sin el refugio de Nana, el ambiente usual de su familia los envolvió como en un cálido recibimiento.
Jonghyun bromeaba con el tema de no haberlo visto en años cuando verdaderamente habían sido unas pocas semanas, al menos eso fue lo que pensó Jungkook hasta que mencionaron que las fiestas de fin de años habían sido seis meses atrás. Su mente se embarcó en un océano de memorias, llevándolo al punto de partida, iniciando con la muerte de su abuelo, la situación de Nana llevaba un poco más de ocho meses, ¿su vida había cambiado tanto en tan poco tiempo?
El mayor balde de realidad le cayó encima cuando Taehyung mencionó que llevaba casi tres meses de estar viviendo en Busan, ¿tres meses? ¿En tan poco tiempo se habían encariñado tanto? Él apenas recordaba estar saliendo del edificio de Yoongi la última vez que tuvieron sexo después de regresar de Seúl, tan desesperado por llenar un vacío extraño que no tenía explicación, pero hacer aquello solo lo llevó a sentirse aún más perdido.
Parecía que todas las piezas encajaban perfectamente para conocer a Taehyung, pues su viaje a Seúl fue poco antes de que el mayor se mudara a Busan, su encuentro en el café de los hyungs podía considerarse como mera casualidad, pero la verdad era que el propio Yoongi lo llevó ahí; ¿por qué todo parecía un sucio juego de la vida?
— Jungkook jamás mencionó que tenía un amigo como tú – insistió nuevamente Soyong. El menor de sus hijos pronto fue víctima de esas cejas alzadas que insinuaban algo más, como si quisiera sacar un poco de información omitida. Taehyung sonrió apenas, dejando de lado el vaso de agua con el que casi se ahoga, bajando sus manos hacia sus piernas para comenzar a frotar.
— Nos conocemos hace poco.
— Parece que son muy cercanos para que digan que se conocen hace poco – mencionó la cuñada de Jungkook, quien parecía haberse dado cuenta de algo más en esa peculiar pareja de amigos.
— ¿Cercanos? – cuestionó Jonghyun dejando de lado su comida para concentrarse en los dos invitados frente a él, recibiendo un ceño fruncido por parte de su hermano menor y una actitud nerviosa por parte de Taehyung – yo los veo como buenos amigos, ¿seguros que se acaban de conocer?
— Sí – la voz de ambos llamó la atención de todos en la mesa, aunque Nana se limitó a sonreír. Jungkook bajó su mano, esa que había mantenido apoyada en la mesa con sus palillos asfixiados en un puño apretado, contentándose de buscar la mano contraria, deteniéndose, estrujando su ropa.
— ¿Dónde se conocieron? En alguna cita de la corte imagino – acotó el padre de Jungkook para aligerar el ambiente.
— Es algo muy gracioso de hecho – inició Taehyung, sorprendiendo a Jungkook quien no esperó que el mayor empezaría la conversación, parecía más una distracción a su nerviosismo, hablar y hablar se había vuelto su nuevo mecanismo de defensa o quizá un viejo hábito regresando para salvarlo de una situación incómoda – Jungkook llegó a Seúl para buscar un abogado y así empezar con el tema de la demanda de la familia externa de su abuelo. Supongo que estábamos destinados a conocernos.
— ¿Quieres decir que llevarías el caso de Nana? – mencionó la Soyong un tanto emocionada al escuchar la historia que poco a poco le parecía un tanto romántica, el ambiente entre su hijo y Taehyung le inspiraba mucho a una historia de amor prohibida, oculta ante la mirada de juzgones.
— Algo así... — Taehyung se enderezó en su sitio, regresó la mirada hacia Jungkook, quien le veía de manera curiosa, regalándole una sonrisa a medias. Kim suspiró, dado paso así, a la verdad que incluso el propio Jeon Jungkook no conocía.
La sonrisa que mantuvo Jungkook en su rostro fue disminuyendo con aquel relato, porque jamás esperó que empezase semanas antes de incluso un posible encuentro; había llegado a pensar que mencionaría lo del café, cómo inició sus clases, omitiendo claramente pequeños detalles de ellos yendo a la cama en su primer encuentro o bien imaginaba que podría decir que le había visto en el mismo edificio, pero no fue así.
— Llegó a la firma de abogado el caso de Nana, yo no estaba pasando por un buen momento cuando me dieron ese caso, tuve que cancelar la cita que teníamos ese día que habíamos acordado y en la segunda, Jungkook ya no se pudo presentar.
— Apuesto que te insultó en un principio por cancelarle, aun recuerdo la llamada que hizo mencionando al idiota de la firma de abogados que le había hecho perder su tiempo – mencionó divertido Jonghyun, riendo en el momento que Taehyung confirmó sus sospechas al notar que Jungkook se ruborizaba por lo avergonzado que se sentía – hermanito eres un impulsivo cuando se trata de cosas así, admítelo.
— Aish. Yah – parecía un niño cuando hacía esas cosas adorables, cruzándose de brazos, empujando su mejilla interna con su lengua, desviando la mirada para no hacer contacto visual – me pasé al insultarlo, pero fue muy maleducado al solo darme un aviso cinco minutos antes de la cita.
— Lamento eso, de verdad – ese murmullo fue lo que necesitaba Jungkook para bajar sus barreras.
— ¿Entonces ya no se encontraron ahí? – cuestionó Nana, mostrándose verdaderamente curiosa ante aquella historia, la cual estaban interrumpiendo de más.
— No, de hecho ese día fue el peor de mi vida, tuve un colapso de tanto estrés. La asistente de la firma me había hablado porque Jungkook llamó para casi demandarnos por falta de profesionalismo por haberle cancelado en la primera cita, además de negarle aplazar la segunda. Hay políticas extrañas en la firma sobre los clientes, así que me tomó de sorpresa la situación y yo solo... no pude más, terminé con una crisis antes de tomar el tren de la tarde.
— ¿Línea seis? – murmuró Jungkook hacia el mayor, quien asintió con su ceño fruncido.
Ese mismo día Jeon debía regresar a Busan porque Nana tuvo una recaída debido a la presencia de aquella familia en su propia casa, aunque no pudo evitar sentir que el mundo se le detenía en el momento que entró a la estación del tren. Taehyung siguió respondiendo a todas las preguntas de su familia mientras relataba cómo todo habría sido diferente si ese día hubieran coincidido en el bufete de abogados.
Jungkook no lo veía así, porque si ese día su encuentro hubiera sido ahí en esa oficina quizá habría encontrado a un Taehyung completamente diferente al que ahora conoce, posiblemente ni siquiera estarían sentados al lado del otro en ese mismo espacio, o probablemente lo estarían, pero en otra situación.
Recordaba que el mayor le mencionó que para ese tiempo mantenía una vida completamente diferente, posiblemente la abogada Kim aún era su pareja, quizá el destino los vio tan desequilibrados que prefirió separarlos solo por un poco más, porque justo ese día todo le jugó en contra a Jungkook y Taehyung. Desde el momento que puso un pie en Seúl las cosas no habían sido lo mejor para ambos, ¿era la vida obligándolos a separarse por estar adelantando su encuentro?
Su viaje había sido interrumpido para ir al rescate de Nana, pero en el punto de su casi encuentro ambos casi colapsan. La línea del tren donde casi se encontraron nuevamente fue testigo de dos almas viejas unidas por una promesa del pasado, volviendo a converger en el mismo sitio, en el mismo universo, la misma línea temporal sin estar preparados.
— ¿Después de eso te mudaste a Busan? – la voz de Nana atrajo a Jungkook de sus pensamientos – quiero decir que luego de todo lo que pasaste, imagino que quisiste huir de ahí.
— Sí, dejé todo para venir aquí, no sabía muy bien la razón, pero algo en mi mente me dijo que aquí encontraría lo que verdaderamente necesitaba – la mano de Taehyung buscó la de Jungkook por debajo de la mesa, apretándola en un leve encuentro de caricias – creo que este era mi lugar para encontrar paz y buena compañía.
— Lamento decirlo Taehyung-ssi, pero mi hermano es todo menos una buena compañía.
— ¡Jonghyun!
Fue reprendido por todos en la mesa, por Jungkook con una patada en la pierna, por su esposa picándole las costillas, teniendo así al hijo mayor de la familia quejándose por el dolor causado.
— Creo que debo discernir de esa afirmación Jonghyun-ssi – la mirada de Jungkook estaba iluminada con estrellas, tan brillantes que Nana no pudo evitar sentir un apretón en su pecho, la madre de Jungkook también notó aquello – él es demasiado interesante, aún no comprendo cómo alguien tan aburrido como yo encontró a alguien tan diferente.
— Eres mi introvertido, yo te adopté – menciona divertido con una sonrisa que le sacó un pequeño hoyito en la mejilla, haciendo que todos rieran por la mención de aquello – fui yo quien me acerqué a ti en la cafetería de hyung, porque parecía que ibas a morir ahí mismo.
— Casi lo hago.
— ¿Por qué actúan como una pareja? – susurró Jonghyun a su esposa, quien le dio un beso rápido en la mejilla.
— Te amo, pero a veces eres un tonto cuando pasan cosas tan obvias – Jonghyun regresó la mirada hacia Jungkook y Taehyung, quien ahora reía divertido por la historia de amor de los padres de su novio – no hace falta explicar mucho, solo no seas duro con tu hermano ¿de acuerdo?
No era que parecía que actuaran como una pareja de enamorados, verdaderamente estaban enamorados, no estaba del todo seguro si serían pareja, pero ver lo juntos que se mantenían, buscando contacto contrario era inevitable no pensar en que aquellos dos que llegaron presentándose como simples amigos no lo eran. ¿Les querían hacer creer que nada había pasado entre ellos? ¿Qué más había pasado entre su hermano y Taehyung?
Sus padres parecían muy cómodos conversando con ellos, era un ambiente ligero después del inicio torpe. Sus padres se incluyeron para contar anécdotas vergonzosas. Nadie los contuvo de comenzar a mencionar cómo la madre de Jungkook persiguió a su esposo, ya que le parecía muy guapo, aquella historia era motivo de risas siempre que era narrada, en especial porque el padre de la familia siempre mencionaba estar más que feliz de haber sido seguido por su actual esposa.
Notar cómo Jungkook mordía ansioso su labio inferior cada vez que veía a sus padres interactuando, tomándose de las manos, teniendo y manteniendo contacto era algo digno de mirar por horas porque lo hacía como si anhelaba poder hacer exactamente eso con la persona que tenía a su lado o más bien frente porque ahora Taehyung se encontraba encarando a los padres de los hermanos Jeon, con Jungkook demasiado cerca de la espalda contraria, llegando a posar su barbilla en el hombro ajeno.
Jonghyun podía apostar que se encontraban tomados de la mano por debajo de la mesa, todo aquello era extraño y al mismo tiempo tan interesante de presenciar. Su hermano estaba enamorado de un hombre y ese hombre se encontraba más que encantado con Jungkook. Con su frío, desamorado, apático, amargado, terco y gruñón hermanito; aunque para ser sinceros, Jungkook era una masita de amor en las manos correctas, en las de Nana y las de su madre, por ejemplo.
Ahora Kim Taehyung se agregaba a esa lista privilegiada donde Jungkook bajaba todas sus defensas para convertirse en un niño consentido en búsqueda de cariño, afecto, atención y por qué no un poco de complicidad para ser complementada con su extraña forma introvertida de actuar.
— Qué les parece un poco de té para poder disfrutar del postre, mientras que Taehyung revisa los papeles que encontró Nana – mencionó Soyong, haciendo que todos comenzaran a levantar las cosas de la mesa cuando hizo una simple mirada – Jungkook, tú me ayudarás a lavar los platos.
— Pero...
— Sin peros señorito, si estás en casa harás tareas.
Taehyung sonrió bonito solo para Jungkook, haciendo un gesto con la mano para indicarle que debía ir con su madre y que él estaría bien. Pronto se quedó a solas en el lugar, pues Jonghyun había acompañado a su esposa para ver si Sun ya estaba despierto, el padre de los hermanos Jeon decidió que lo mejor era terminar algunas tareas extra en casa.
Así que ahí se encontraba en el medio del salón familiar, con el sonido de las agujas del reloj componiendo un ritmo interesante, como si el correr del tiempo lo llevará a otro sitio, uno donde pequeños pasos acompañaban el tictac de los relojes. La risa infantil de algún niño que quedó atrapada en un espacio paralelo al actual y como cereza del pastel la voz de su amado.
Lo amo tanto... Lo amamos...
Las fotos de la infancia de los pequeños de esa casa estaban por todo ese espacio. Imágenes de un Jungkook de nueve u once años con cabello largo y castaño oscuro, vistiendo un uniforme de taekwondo, eso hizo sonreír a Taehyung, así que así se veía el cabello natural de su novio. Siguió observando, encontrando más fotos de distintas edades, algunas de retratos familiares, tanto de cuando era un niño como actuales.
La que más llamó su atención fue la de su graduación de la escuela, donde se encontraba con su uniforme, sosteniendo un diploma, unos lirios tigre y al lado de él dos personas mayores. Pudo reconocer a Nana, así que le fue fácil asumir que la otra persona era su abuelo.
— Taehyung – la voz de Nana fue como un murmullo que apenas llamó su atención – tengo los papeles, ¿Puedes revisarlos para saber si funcionarán?
— Claro que sí, a eso vine...
— ¿En serio? ¿Solo a eso?
— S-sí – se le dificultó solo un poco el responder y fue muy fácil distraerse al tomar los papeles que le eran extendidos para luego comenzar a hojear cada uno de ellos – esto es el acta de nacimiento...
— Así es, también hay cosas de nuestro matrimonio, una carta del tiempo en el que cumplió su servicio militar y el registro de certificación como su única esposa.
— Entiendo – murmuró más como una respuesta automática mientras asentía de manera inconsciente al leer cada uno de los papeles – ¿es posible que durante este tiempo su esposo haya conocido a esta mujer?
— Quiero pensar que no – la tristeza estaba plasmada en aquellas palabras, Taehyung regresó la mirada hacia Nana, dándole una sonrisa de labios – no era un mal hombre, a veces era gruñón y un poco quisquilloso, pero nunca fue malo con los niños, mucho menos con sus nietos. Siempre se preocupó porque tuviéramos lo necesario para vivir.
— El ser una buena persona lo llevó a este tema incómodo. Estoy seguro de que cuál haya sido su razón para hacer lo que hizo...
— Él solo buscó proteger a un niño que no tenía un hogar, siendo hijo de alguien desertor del norte, no tendría acceso a nada. Estudios, salud o incluso encontrar un trabajo, sé que por eso terminó dándole su apellido, reconociéndolo.
Dos lágrimas se derramaron, pequeñas gotas saladas que ocultaban angustia, dolor y tristeza. Taehyung dejó los papeles sobre la mesa ratona para luego ponerse de pie lo más rápido que pudo, sacando de su bolsillo un pañuelo descartable.
— Por favor, nadie querrá verla así, en especial si la encuentran a solas conmigo dirán que le he dicho cosas horribles – Nana sonrió apenas, recibiendo el pañuelo, comenzando a limpiar sus lágrimas – no hay por qué llorar por algo que se solucionará.
Taehyung tomó la mano de Nana, tratando de consolarla, obteniendo una mirada confusa por parte de ella. Verdaderamente, eran cálidas, las manos de ese hombre eran reconfortantes como si con un solo toque expresara que todo estaría bien, aun manteniendo esa mirada de incertidumbre, con sus ojos brillando en duda, con la manía constante de lamer sus labios mientras esperaba una respuesta.
Por muchos años se preguntó cómo era Taehyung, ¿sería tal y como se veía en aquella antigua imagen? Las pinturas no eran muy fieles a sus aspectos físicos, por más que el artista fuera un profesional, jamás una imagen se vería exactamente como el verdadero y en esos momentos Nana estaba siendo espectadora de lo maravilloso que era el hombre que le robó más de un suspiro gracias a su historia de amor.
— Prometo que todo estará bien, solucionaremos el tema de la demanda con facilidad con estos papeles, en especial este – extendió el papel donde estaban los datos del servicio militar, el certificado donde ella figuraba como principal familiar en el caso de reconocimiento de cadáver al ser su esposa – si me lo permite, yo me puedo llevar esto para entregarle una copia a mi primo.
— ¿Tu primo? – Taehyung asintió como respuesta, sosteniendo las manos de Nana como en una promesa silenciosa.
— Él es quien está llevando el caso como tal. Jungkookie está siendo apoyado en todo para que salga lo más rápido posible, estos casos no llevan mucho más de unas cuantas citaciones en especial con estas pruebas. Ah, creo que puedo hacer algo.
Soltó su agarre de las manos ajenas, dejando a Nana más que embobada cuando lo vio ponerse de pie, colocando los papeles perfectamente separados para comenzar a tomar algunas fotografías, tecleó algunas cosas, mordía constantemente su labio inferior, haciéndola recordar todas esas notas de aquel diario donde cierto Jungkook, un joven mozo que se convirtió en algo más para su Duque, escribía detalles como esas pequeñas manías vulgares de aquel noble hombre.
El cabello largo y ondulado lo hacía ver un poco más similar a esa imagen del pasado, no podía decir que eran el mismo, pero estaba casi segura que esa sería la imagen del Duque, el gran noble que se robó más de un suspiro y cayó en las redes de su protegido.
— Listo, le envié todos estos documentos a mi primo, para no sacarlos de aquí, así sus recuerdos e historia quedan protegidos con usted y nosotros tendremos el material para poder trabajar.
— Llévalos contigo – mencionó, mientras negaba lentamente, entregando todos los papeles – no sé como funciona ahora, pero en mis tiempos todo debía ser original para tener validez. Tómalos.
— Pero...
— Por favor, así tendrán una excusa para regresar y quizá en ese momento ya estén listos para hacerlo como la pareja que son – Taehyung amplió sus ojos, tragando duro, sintiendo que una presión extraña se instalaba en su pecho – tranquilo, sé que son algo más que amigos. La mirada llena de corazones es imposible de ocultar, son unos mentirosos muy malos.
— Nosotros... no... bueno, sí, somos algo así... Quiero decir, no es que quiera tomar a Jungkook, como un juego simple.
— Taehyung, tranquilo... no tienes que excusarte.
— No, es eso yo solo.
— ¿Tae?
Aquel murmullo llegó a dos personas, la principal era Taehyung, quien comenzó a frotar sus manos en sus muslos, canalizando su ansiedad de ser descubierto y ser un asco para ocultarlo, no podía mentir sobre lo que sentía. Los sentimientos por Jungkook eran demasiado grandes como para poder ocultarlos a totalidad, en especial porque todo ese tiempo no se habían molestado en hacerlo un secreto.
Por amor a todo, incluso llamaban a sus perros como sus hijos, eran una familia peculiar a decir verdad, los roles de ambos eran confusos en la dinámica de pareja, en ocasiones Jungkook era más maduro y en otras Taehyung era quien se mostraba como el mayor de la relación. Adoraba la ternura con la que su novio le veía cuando hacía cosas cursis, ahora siendo más tolerante, digiriendo mejor sus actitudes empalagosas.
— Tae, ¿qué ocurre? – la voz de Jungkook le hizo dar un vuelco en su corazón teniendo esa mirada culpable. Jungkook casi corrió a su encuentro – ¿estás bien? ¿Por qué parece que tendrás una crisis? Hyung responde.
— Estoy bien – las manos de Taehyung buscaron acunar el rostro de Jungkook quien se tensó de inmediato, mirando nervioso hacia Nana quien les veía con demasiada ilusión, siendo tomado por sorpresa al sentir un beso en la sien – todo está bien, ella lo sabe – susurró contra su oído, buscando abrazar el cuerpo contrario para que no se alejara.
— ¿Cómo que lo sabe?
— Sé que son pareja – dijo con obviedad Nana, sonriendo – son demasiado obvios, tanto tu madre como tu cuñada se dieron cuenta de que sus ojos estaban destellando corazones. Lo miras como el ser más brillante y él – el suspiro que le siguió a esas palabras llamó la atención de la pareja, quienes esperaban ansiosos a lo que diría Nana —. Él es justo, como esperaba, una persona que te llegue a amar tan intensamente, tanto así que trascienda el tiempo.
— ¿A qué te refieres Nana?
— ¿Has leído el diario que te di? – Jungkook asintió, manteniendo una mirada confusa, sintiendo la tensión del cuerpo que lo mantenía aferrado a él – creo que comprenderás mejor lo que digo si terminas el diario y luego ves esto.
Le entregó un sobre completamente sellado, el cual intentó fisgonear de inmediato, siendo reprendido por Nana cuando le dio un pequeño pellizco en el dorso de su mano, sacándole un puchero a Jungkook.
— No seas terco, haz lo que yo digo – la risa de Taehyung llamó la atención de Nana – y tú, más te vale hacer que cumpla lo que le dije, puedes leer también, solo no entres en pánico cuando descubran a lo que me refiero, ¿de acuerdo?
— Nana – Jonghyun interrumpió aquel momento encontrando a Jungkook entre los brazos de Taehyung, quien estaba besando su cabello de manera amorosa.
— Kookoo – sollozó el niño entre los brazos de su madre buscando despedirse de su tío quien de inmediato se soltó del agarre de su novio cuando entró en pánico de tener demasiadas miradas encima de él, definitivamente eran malos mintiendo porque fue tan fácil ser descubiertos gracias a sus acciones – ¿quedas?
— ¿Qué pregunta es esa, pequeño revoltoso? – le hizo cosquillas intentando distraer a todos con la risa de Sun, tomándolo en brazos para comenzar a dar vueltas, haciendo que la risa de Sun fuera la protagonista perfecta para distraer al resto de espectadores —. Preguntas si me quedo y tú te vas – el niño posó sus manos en las mejillas de su tío, quien de inmediato arrugó su nariz para frotarla con el pequeño botón que era la contraria —. Te veré pronto, ¿de acuerdo?
— Ponto.
— Sí, muy pronto.
De nuevo esa imagen tan paternal hacía remover emociones en el mayor que no podía explicar, ¿por qué de pronto la idea de Jungkook jugando y enseñándole a un niño de esa misma edad parecía tan real? Taehyung adoraba a los niños, muchas veces se planteó el tener una familia numerosa hasta que la propia Yuna se negó a hacer algo como eso y mucho menos en ese tiempo donde empezaban sus carreras profesionales.
Desistir de hacer una familia se convirtió en uno más de sus sueños frustrados, la impotencia de no sentir esa conexión con la idea de procrear hijos comenzó a entrar en conflicto con la insistencia de sus padres de sentar cabeza con alguien para unirse y formar una familia. Convertirse en un adulto completo conllevaba la carga de más personas, cosa que Taehyung no estaba muy de acuerdo, pero ahora...
— Bien, debemos irnos si no queremos llegar tan tarde a casa – Jonghyun tomó a su pequeño hijo en brazos, observando a Jungkook con una mirada entre conflictuada y brillosa – nos vemos Jungkook-ah.
— Adiós hyung – tan pronto como pronunció la despedida, su cuñada lo envolvió en un abrazo efusivo.
— No temas Jungkookie, todo estará bien, confía un poco en la familia que tienes – le frotó unas cuantas veces la espalda, para luego tomarlo por los hombros y encararlo —. Todos en esta casa te aman – observó detrás de su cuñado a un Taehyung un tanto sonrojado por no saber cómo lidiar con las miradas del resto de la familia, dándole un pequeño guiño, provocando que las mejillas contrarias ardieran en vergüenza, pintándose aún más de un intenso rojo – quizá algunos más que otros.
— Noona.
— Yah, no hay nada porque avergonzarse cierto Taehyung-ssi...
— Yo... quiero decir...
— Bueno, será mejor que comiencen a salir o se les hará muy tarde – la señora Jeon fue quien rompió el momento incómodo haciendo que todos avanzaran hasta la salida – vamos Sun – tomó al niño de los brazos de su hijo mayor – tu papá debe hablar con tu tío.
— Tío Kookoo.
Parecía que los adultos de la casa se habían puesto de acuerdo para hacer que ambos hermanos hablaran, con especial cuidado de cierto tema llamado Kim Taehyung, no es que todo fuera intencional, nunca esperaron que su plan para que el abogado asesorará de cierta forma a Jungkook terminará con una conversación diferente.
Jonghyun tampoco se veía muy preparado para enfrentar aquella escena donde su hermano se veía tan acaramelado con Taehyung. Era incómodo el hecho de estar los tres a solas, en especial porque Jungkook se hallaba en el medio de ambos mayores, quienes deseaban tener cercanía con él, los dos esperando proteger de un peligro inexistente a su adorado Jungkook.
— Taehyung-ssi.
— Jonghyun-ssi.
Parecían estar ansiosos por romper con ese silencio, hablando al mismo tiempo, haciendo que Jungkook se sintiera aún más incómodo.
— Hyung – la mirada de ambos mayores fue a parar sobre Jungkook, si lo pensaba bien le alivianaban el trabajo de dirigirse a ambos, sin embargo, encaró a su hermano para hacerle entender que se estaba dirigiendo a él – esto no es lo que parece.
— ¿A qué te refieres? – alzó una de sus cejas esperando una explicación ante la triste excusa.
— No es que quisiera mentirles y ocultarles a Taehyungie hyung, es solo que no me sentía preparado...
— ¿Para que conozcamos a tu abogado? – la presión en el pecho de Jungkook lo hizo ahogar un jadeo y el resto de palabras que estaban destinadas a salir – por favor Jungkookie eres mi hermano, mi único hermano, así que el hecho de que me preocupe por las personas que te rodean es normal.
— Hyung.
— Tranquilo puedo ver que Taehyung es alguien... — la pausa del Jeon mayor fue solo para poner nervioso a Taehyung, sin embargo, este mismo no dudó en mantener la mirada aun si sus ojos expresaban temor, con las manos siendo frotadas constantemente y con Jungkook dando pasos pequeños en busca del contacto contrario – puedo decir que es una persona decente y espero que entienda que no estás solo.
El cuerpo de Jungkook siguió moviéndose lentamente, dando pasos hacia atrás, estirando su mano esperando encontrar un agarre el cual le hiciera saber que no estaba solo, que aquello no era una más de sus pesadillas donde descubren sus gustos particulares y su supuesto novio le dejaba ahí mismo sin protección. Para su tranquilidad, el choque con otro cuerpo le sacó un leve jadeo.
La respiración en su nuca le erizó todos los bellos de la nuca, manos acoplándose en sus hombros de manera firme expresando su presencia le hizo ser consciente de la tensión que había mantenido y por último sentir el pecho de Taehyung chocando con su espalda como una perfecta unión de dos piezas de un rompecabezas perfectamente construido por hilos del pasado.
Como si fuera algo más que automático, cosas que ya reconocía su cuerpo, buscó refugió en las manos que se sujetaban en sus hombros, intentando anclarse ahí para no perder el valor, evitando más miradas incómodas.
— Hyung, no es necesario que digas este tipo de cosas. Taehyung hyung él es... — el mayor alzó su ceja hasta ocultarla con el flequillo largo – es mi pareja... uhm... — mordió su labio cuando sintió el agarre de Taehyung intentando escapar, pero le fue imposible porque Jungkook mismo lo sostuvo para enfrentar aquello – es mi novio desde hace unas cuantas semanas.
— ¿Novio? ¿No era solo tu amigo y abogado?
Sus ojos se ampliaron en el momento que pronunció la palabra sintiendo una presión extraña en su pecho en el momento que su hermanito asintió, ¿por qué carajos lo veía como ese pequeño niño de ojos saltones, dientes gigantes que parecían de conejo y con esa vocecita infantil llamando por él cada tanto? Esa era la imagen que tenía Jonghyun, de hecho podía imaginar el crecimiento de Jungkook.
Desde sus cortes extraños, hasta esos donde dejaba que el cabello creciera tanto que ocultaba sus ojos; aquellos estilos extraños de ropa, desde mantenerse en uniformes de taekwondo, hasta cambiarlos por sus pantalones flojos, pasando por las perforaciones en sus orejas, en la ceja, en su labio, aún podía notar los agujeros porque no hacía mucho que los había quitado como una forma de consentir a Nana.
El cabello teñido, los músculos, la altura, todo le indicaba que ya no era su hermanito al cual debía proteger y, sin embargo, deseaba hacerle saber a la persona detrás de él que no podía herir los sentimientos de Jungkook porque se las vería con él; aunque notar que su propio hermano era quien sujetaba a Taehyung podía darse una idea de que quien más necesitaba apoyo era el supuesto novio.
— Por favor hyung, necesito que comprendas que esto no es... solo una etapa o un capricho.
— Jungkook-ah no tienes que excusarte solo porque te gusten los hombres – lo vio morderse el labio inferior mientras que recibía consuelo en formato de pequeños besos. El mayor desvió la mirada mientras chasqueaba la lengua, un hábito arraigado en ambos hermanos, cosa que Taehyung notó de inmediato – todos sabemos de tus gustos.
— ¿Todos? ¿Desde cuándo? – Jonghyun se encogió de hombros intentando restarle importancia – Nana dijo que... ella dijo que sabía, pero – el mayor murmuró una afirmación al asumir cuál sería su próxima pregunta, haciendo que Jungkook sienta un frío ansioso en el pecho – ¿mamá?
— También, incluso padre lo sabe.
— Pero ¿cómo?
— No eres un buen mentiroso ¿no te lo habíamos dicho ya? – se avergonzó de solo escuchar aquello, las mejillas pintándose de rosa furioso, con su labio inferior atrapado entre sus dientes, triturando la suave carne constantemente – quiero decir, tus amigos con los que salías a besuquearte al jardín después de estudiar aquí no eran poco obvios. Tampoco tú lo eras cuando regresabas con los labios rosados. Incluso padre te vio tomado de la mano.
— Okay ya entendí, basta, esto es vergonzoso – suplicó de manera quejosa al sentirse al borde de la vergüenza, frotando su rostro con sus manos, obteniendo una risa nerviosa por parte de Taehyung.
— Taehyung-ssi, cuida de él, por favor, podrá parecer una persona demasiado difícil, pero es una masita tierna cuando se lo propone.
— S-sé que sí lo es – mencionó manteniendo un rubor cambiante en su rostro, sintiéndose avergonzado y palidecer por estar muriendo de miedo – es alguien verdaderamente romántico cuando se lo propone.
Jungkook se giró aun estando entre sus brazos, regalándole una mirada con picardía, recostándose sobre su pecho, escondiendo su rostro entre la curva del cuello y el hombro. Parecía una escena demasiado tierna a ojos del Jeon mayor, pero para Taehyung era el mayor de los retos, manteniendo la compostura al sentir la punta de la lengua tan húmeda, paseando con descaro en su piel sensible.
— Entonces creo que seguiremos viéndonos, no solo por Nana también por él – Taehyung asintió, manteniendo una sonrisa nerviosa, algo que Jonghyun asumió era debido al nerviosismo y no estaba equivocado solo que la razón de ello no la provocaba su presencia, sino cierto pervertido voyerista adicto a la adrenalina de ser vistos en público que seguía haciendo movimientos lascivos —. Jungkook-ah, cuídate y dime si necesitas algo más.
— Lo haré hyung – la manera tan perfecta que tenía Jungkook para cambiar de un estado a otro era atemorizante para Taehyung quien de inmediato se escondió detrás del cuerpo contrario para ocultar ciertas cosas obvias, mientras que Jungkook se sentía eufórico porque todo aquello saliera mejor de lo que esperó – gracias por aceptar y no juzgar.
— Deberías presentarlo formalmente a nuestros padres – Nana fue la primera en dejarse ver, ingresando al lugar, intentando ocultar su sonrisa de felicidad. Su nieto mayor le besó la mejilla como una despedida – todos somos muy malos ocultando secretos aquí.
— Habla por ti – replicó Nana, pues si bien era cierto, ninguno se esforzó por ocultar lo felices que eran de ver a Jungkook diciendo la verdad, Nana, por su parte, estaba aún más emocionada por la pareja – el corazón y la memoria de una dama siempre oculta más de lo que muestra.
La mirada de Jonghyun fue entre confusa y dudando de lo que en realidad le quiso decir su Nana, pero el hecho que ella misma mencionara que lo estaban esperando fuera le hizo saber que no tendría ni una pista de lo que ocultaba. Se despidió de ambos menores, de Taehyung, con un apretón de manos un tanto excesivo y poco necesario.
De su hermano se despidió con un abrazo mientras que observaba a Taehyung con una mirada amenazante, pero este solo asintió y tuvo el apoyo de Nana, quien le tomó del brazo hasta que por fin se quedaron a solas nuevamente mientras que los padres de Jungkook ingresaban a su casa discutiendo sobre algunas cosas del jardín, una que otra tarea de la casa que estaba atrasada por hacer y peleas divertidas, algo muy de ellos, algo demasiado familiar.
— Espero que se queden – murmuró Nana dándole un guiño a Jungkook – pueden dormir en la misma habitación porque la de invitados no está en condiciones de recibir a alguien más, pero la de Jungkookie esa siempre está lista.
— Nana, nosotros no nos quedaremos.
— ¿No? – mencionó el mayor de inmediato recibiendo una mirada intranquila – quiero decir, es un poco tarde.
— Apoyo a Taehyung-ssi. Además, pueden lavar su ropa ahora por la noche, si ese es el problema, Jungkookie tiene algunas prendas que pueden utilizar, dudo mucho que no le quede algo.
Fue imposible intentar detener a su Nana después de que observó cómo se desaparecía por el pasillo gritando hacia su nuera, mencionando que su niño se quedaría para la cena.
— Tae... — dijo entre dientes haciendo que el mayor sonriera.
— Jungkookie...
— Este no era el plan inicial.
— Porque dices eso, la maleta en el baúl del auto dice lo contrario.
— Entonces si trajeron ropa – celebró Soyong, aplaudiendo de inmediato – arreglaremos la habitación de Jungkookie o quizá quede muy pequeña... papá desempolva la cama inflable.
¿Cama inflable? Esas palabras eran una clara advertencia de no compartir la cama con Jungkook ¡¿No compartir el calor del cuerpo ajeno?! No habría coqueteos indecentes debajo de las sábanas. No tendrían las manos traviesas de ambos paseando por el cuerpo ajeno mientras se robaban besos, tampoco estaría la adrenalina de saber quién sacaría los gemidos contrarios primero.
— Taehyung-ssi puede quedarse aquí mismo en la sala, la cama de Jungkook es muy pequeña para que quepan los dos, aunque dudo mucho que no quieran dormir separados – los observó fijamente como si con eso pudiese leer su alma y cada cosa que habían hecho.
— De hecho no es necesario hacer eso, señora Jeon – la voz le tembló apenas en nerviosismo y su cuerpo se tensó aún más cuando tuvo la mirada de la mujer – debemos irnos, nosotros tenemos algunas cosas por hacer en casa.
Casa. La palabra le hacía cosquillear la lengua, le hacía tener mariposas revoloteando en su estómago, quería repetirlo una y otra vez, sin ocultar la sonrisa amplia que siempre salía a la luz cuando mencionaba que iría a su nuevo hogar, no porque el espacio lo recibiera con un calor diferente era porque Jungkook siempre estaba ahí. En presencia, en esencia, en corazón y alma.
— Oh, pero ya es muy tarde – la vista de ambos menores viajó hacia los cristales de la ventana de la sala familiar donde aún se veía la luz del sol – es peligroso si andan por ahí en la oscuridad.
— Madre, prometo que vendremos pronto y de otra manera. Te llamaré cuando lleguemos o te pondré un mensaje.
— Pero...
— Esposa, la cama inflable está rota – parecía que todo iba en pro para que Jungkook saliera huyendo de ahí – podemos acomodar la sala para que alguno de ellos se quede en el sofá, aunque será incómodo.
— No será necesario papá, nos iremos para poder llegar a casa.
— Entonces, ¿No se quedarán?
— Prometo que en otra ocasión será.
— Mi niño, pero si es por la cama pueden quedarse en mi habitación, no estaré en contra de eso, la cama es un poco más amplia, perfecta para que ambos...
— Nana, gracias, pero en serio tenemos que irnos.
Esas palabras estaban cargadas de un anhelo por salir de ahí para poder asimilar la situación. Sus padres lo tomaron mejor de lo que esperaba, aceptando su relación, sus gustos a Taehyung, pero eso no significaba que se quedaría esa primera noche ahí mismo.
— Bien, si tanto insistes en irte y dejar a tu pobre madre sola ve – Soyong se acercó a Taehyung, quien no se inmutó ante el tacto ajeno en su mano – por favor vayan con cuidado, llegarán muy entrada la noche y.... ¿Tienen comida en casa? – cuestionó de inmediato en un tono dramático.
— Sí, tenemos mamá.
— Bueno, nunca está de más tener comida cuando se comparte un hogar.
Aquello sacó de sí a Jungkook, pues se dio cuenta de lo fácil que había sido para su madre sacarle parte de la verdad. Terminando por rendirse ante la farsa de ocultar que ellos tenían algo, que estaban más que en una relación simple. El mayor le tomó de la mano, llevándola rápidamente hacia sus labios para dejar un beso en el dorso de esta, convirtiendo el momento incómodo en uno gracioso.
Los besos fugaces eran cada vez que sus padres no los veían, cada vez que podían demostrarse su amor a plena vista sin ser descubiertos.
No tardaron mucho en tener una bolsa llena de comida casera, kimchi, kimbap y sopa de tofu. Verdaderamente, eran manjares a la vista de Jungkook y para Taehyung eran un signo de aceptación en una familia diferente.
Las despedidas fueron cortas con un par de promesas para hacer volver a los menores, quienes habían tenido una visita más que fugaz, pero vaya que dejó a más de uno satisfecho con lo sucedido.
— Esperamos verlos muy pronto – mencionó la madre de Jungkook ahogando su voz en un abrazo efusivo para evitar llorar – Jungkookie por favor llama de vez en cuando.
— Lo haré madre – suspiró Jungkook entre los brazos de su madre, a quien no dejó ir cuando esta amagó dejar de lado el abrazo – los amo mamá.
— Y nosotros a ti, hijo. Tal y como eres, con todos tus defectos y virtudes. Con tus gustos raros de ropa, joyería, comidas – aquello hizo reír a Jungkook, quien podía sentir su nariz irritándose y la acumulación de lágrimas amenazando con hacerlo llorar —. Todas y cada una de tus preferencias – Soyong se separó del abrazo para asegurarse de limpiar las lágrimas de su adorado hijo, dejando un beso en su frente – no importa lo grande que seas siempre serás mi bebé.
— Lo sé.
— Aunque mi bebé quiera hacer cosas de adultos.
— Hablando de eso – su voz fue demasiado baja, pero lo suficientemente audible para que todos le observaran, sus padres le miraron con ternura cuando poco a poco regresó hacia Taehyung, quien le tomó la mano de inmediato – es mi novio.
— Lo sabemos.
— Lo lamentamos por mentirles – reverenció Jungkook, halando de la mano a su novio confundido, quien le siguió en aquella disculpa – prometemos volver y agradecer por todo.
— Mi niño – arrulló Nana tomándolo del rostro para hacer que alzara la mirada – estamos orgullosos que por fin nos digas la verdad. Solo asegúrate de cuidar de tu novio, es demasiado guapo.
— Nana.
— Es la verdad y tampoco olvides contarle respecto al diario – susurró en complicidad con Jungkook, quien mordió su labio intentando esconder la vergüenza, mas asintió como respuesta para que hacerle saber que sí cumpliría con su promesa – bien ahora vayan a casa antes que se haga más tarde.
— Taehyung-ssi fue un gusto en conocerte – mencionó el señor Jeon tomando la mano de Kim, ahora presentado como el novio de su hijo, a quien acercó bastante más hacia él, una vez el apretón de manos se formó entre ambos – no lastimes a mi hijo o te partirá los huesos no solo el corazón.
— L-lo sé señor.
— Excelente y si él no lo hace... sé como perseguirte.
— Papá, no es necesario que digas eso – Jungkook arrastró a su novio lejos de su padre, colocándose entre ambos – yo me puedo defender solo.
Un asentimiento poco convencido fue la única respuesta del hombre para seguido dejar que su esposa y madre se despidieran una vez más de los menores a quienes llenaron de cariños, mimos, afecto y un desborde de consejos para cuidarse en el camino de regreso a casa.
Una vez en el auto, no fueron conscientes del camino hasta que ambos suspiraron al mismo tiempo, notando hasta ese momento que se habían mantenido en completo silencio, cada uno pensando en su propio mundo, analizando todo lo que había ocurrido, sin embargo, sus costumbres no las habían abandonado. Taehyung estaba tomando la mano de Jungkook mientras manejaba y este estaba más que perdido en los besos que dejaba el mayor.
— Desde que entendí que mis gustos eran diferentes, temí por ser rechazado y perder el amor de mi familia... de Nana – estaba pensando en alto, algo que necesitaba sacar de una u otra forma, Taehyung lo dejó ser – aún no entiendo por qué Nana se veía tan feliz de vernos juntos.
Taehyung asintió ante la mención de la situación y es que eso mismo era lo que le daba vueltas en su cabeza, porque no podía dejar de sentir una presión extraña desde que salió de esa casa. Creyó que tendría una crisis o un ataque de pánico, luego de estar pasando por tanto estrés sería lo más usual o bien o que esperaría, pero no era así, simplemente parecía como una incomodidad cálida que le hacía saber que el lugar en el que se encontraba era el correcto.
— ¿Hyung? Por favor dime algo – el contacto físico siempre funcionaba entre ellos, era como algo curativo para hacer que el otro se relajara o bien entrara en un estado más consciente de la situación – ¿te encuentras bien? ¿Te molestó o incomodaron? – Taehyung negó lentamente, soltando el aire que había estado reteniendo por algunos minutos.
— Eso fue... todo lo que sucedió fue...
— Extraño, ¿cierto? – terminó la frase Jungkook obteniendo una afirmación murmurada – se veían tan tranquilos, como si ya esperaban vernos.
— Dudo que tus padres o tu hermano lo hicieran, pero Nana... ¿Qué fue todo eso de Nana y un diario? Parecía un secreto compartido.
— Oh, eso – las mejillas se le sintieron calientes y podía estar seguro de que se le pintaron de rosado – Nana, le encantan las historias románticas, gusto que compartió conmigo por mucho tiempo.
— ¿Tú y el romance en una misma oración?
— Cállate, o no te diré el resto de la historia – el mayor sonrió amplio sin quitar la vista de la oscura carretera, apenas iluminada por las cintas metálicas reflectoras. Dejó unos besos más en el dorso de la mano, la cual era siempre víctima de liberar sus estímulos nerviosos, terminando por morder levemente la piel, sacándole un siseo bajo como queja – no hagas eso si no quieres que me excite y te haga parar en el medio de la carretera.
— Eres un voyerista.
— No es mi culpa que me muerdas donde me gusta – recibido una mordida más, pero esta vez con poco tacto, sacándole una leve mueca de dolor – ¡auch!, así no.
— Es para que se te baje.
— Debes hacer mucho más que eso para que lo haga hyung, prefiero que sea con tu boca o con tus manos.
— ¡Jungkook-ah! Estamos conversando, ¿cómo es posible que cambies de tema tan rápido hacia tus perversiones?
— Pero así me amas hyungie – el puchero en sus labios fue casi irresistible de no besar, pero se encontraba manejando y un mal movimiento los terminaría llevando a un fatídico final. No, no, no, debía resistir y no caer ante la locura que eran los encantos de Jeon Jungkook.
— Te amo con locura, a veces pienso que esto no debe ser para nada sano – Taehyung siguió besando y dejando mordidas pequeñas, de una u otra forma debía canalizar sus emociones. El filo de sus dientes hacía cosquillas en la piel contraria y escuchar la risa de Jungkook era un deleite porque con facilidad podía imaginarlo arrugando su nariz – te amo Jungkook.
— También te amo hyungie – un jadeo y gemido ahogado le siguió a esa declaración, pues el mayor entre pequeños mordiscos llegó hacia el meñique de Jungkook, el cual besó poco antes de introducirlo en su boca succionar apenas para luego sacarlo dejando escuchar un imperceptible pop – en serio harás que te obligue a detener el auto.
— No lo haré.
— Ni siquiera porque ya es demasiado tarde y estoy cansado.
— Tú no eres quien va conduciendo. Además, ya te desviaste de la conversación, vamos quiero saber qué secretos se traen ustedes dos con Nana.
Jungkook suspiró un tanto inquieto porque si bien era cierto que no quería empezar a hablar sobre el diario que Nana le dio unas semanas atrás, también quería comentar todo lo que estaba ocurriendo con aquel diario con el cual empezaba a encariñarse y tener algunas sensaciones extrañas respecto a los parecidos tan alarmantes.
— Lo he visto unas cuantas veces cuando te descuidas al dejarlo por ahí, no he querido leer o revisarlo porque, no lo sé, pensé que era tuyo. Quiero decir...
— ¿Algo como un diario propio? – el mayor asintió, cosa que no sorprendió a Jungkook, pues él mismo se había sorprendido escribiendo de vez en cuando, eran pequeñas anotaciones que realizaba en notas adhesivas, pero se encontraban por todo el cuaderno —. A veces pienso que es demasiado personal, sin serlo.
— ¿Personal?
— Hay muchas cosas que a primera vista te sorprenderían.
Sí, era muy fácil decir la verdad a medias, ya que con cada página que avanzaba siempre encontraba algo que Taehyung, su Taehyung hacía en la actualidad. Mantenía ese gusto extraño por comidas elaboradas sin saber hacerlas él mismo, le gustaba beber de vez en cuando, pero cuando lo hacía era el peor ebrio de la historia, se embriaga con facilidad. Las manías de peinar su cabello hacia atrás cuando estaba estresado, inquieto o como un simple canal de exteriorizar sus emociones.
— Si te lo cuento, promete que no te reirás.
— Lo prometo – Jungkook frunció su ceño, observándolo no muy convencido – en serio lo haré, solo no me juzgues por sentirme sorprendido de escucharte hablar de cosas románticas.
— De acuerdo, deja veo por donde empiezo.
— Por el inicio, Jungkookie – Taehyung llevó su mano hacia la pierna contraria para dejar un pellizco en el muslo y así alentarlo a que dejara de dar vueltas al asunto.
En realidad se sentía nervioso por la reacción contraria, no porque obtendría una mala respuesta por parte de Taehyung, pero vamos quién aceptaría de primera mano que aquella historia era de ellos sin antes entrar en una etapa de negación.
En su defensa empezó por lo sencillo, comentando que el diario de Nana era un escrito de un Duque y su amor prohibido por su mozo al cual envió a la gran ciudad para ser educado como era debido para servir en una casa noble, convirtiéndolo así en su mano derecha, quien le ayudaba a llevar las cuentas, quien era su apoyo en la toma de decisiones, con quien por las noches terminaban robándose gemidos y más.
— Así que era un Duque gay en tiempos sumamente machistas, donde eran castigados y torturados por practicar la fornicación con otro hombre.
— Sí – quizá la respuesta de Jungkook fue un poco seca, sacando un poco de sí a Taehyung, esperando escuchar alguna respuesta ingeniosa de su novio como siempre lo hacía, pero lo único que tenía era un novio sonrojado, mirando por la ventana, frotando sus manos – a pesar de todos los prejuicios ellos se amaban demasiado, en cada página están plasmadas palabras muy... cursis, empalagosas y otras parecen dolorosas, como si al escribir intentaran hacer entender que se encontraban contrariados.
— ¿Por qué?
— Se separaron por mucho tiempo y cuando lograron estar juntos... él estaba por casarse – lo había dicho con dolor, con una presión en su pecho que le hizo apenas pronunciar las palabras como si verdaderamente odiara la idea, y lo hacía porque el propio Jungkook pensaba en Taehyung estando con otra persona.
— ¿Él? Por qué parece que tienes una especie de gusto raro con eso, ¿acaso es tu gusto literario? ¿Ahora tendré que ponerme celoso de personajes imaginarios?
— No es imaginario, es una historia real.
— Oh, pero fue hace mucho tiempo Jungkookie, eso ya pasó.
— Sí, bueno... el Duque...
— ¿Por qué lo dices como si a ti te doliera saberlo?
— Porque, el Duque se llamaba igual que tú. Sé que es ridículo, quiero decir es una coincidencia estúpida, pero la historia es con ellos dos, amándose con locura, sufriendo en secreto... Me hace recordar... me hace pensar en nosotros porque incluso sus nombres son muy parecidos.
Taehyung cayó en cuenta que todo ese laberinto y enredo de palabras era una forma extraña de Jungkook para expresar que la historia se trataba de ellos, que la explicación de Nana y ese diario era una historia de amor en el pasado de ellos mismos. Sus ojos se ampliaron, permitiendo por unos segundos desviar la vista del camino, dirigiéndola hacia Jungkook.
— Quiere decir que se llamaban Taehyung y Jungkook.
Jeon asintió en silencio, desviando la mirada de nuevo hacia la ventana, sintiendo una presión extraña en su pecho, ahogándolo en un dolor incontrolable porque lo último que había leído de aquel diario era cómo aquel mozo dejaba sus propias anotaciones en el resto del diario donde esperaba que su amado Duque nunca se diera cuenta de todo lo que estaba viviendo.
Aquella vida donde eran felices a escondidas eran los únicos escenarios donde podrían vivir fuera de prejuicios, porque de ahí en más, desde que la Duquesa había salido embarazada, todos se habían empeñado en alejarlos, ya que comenzaban los rumores sobre sus amoríos. Además, el Duque prefería cuidarlo de las habladurías, dejándolo en casa, encargándose él de todas las responsabilidades.
El dolor lo podía percibir en carne propia y era incómodo ser tan receptivo a eso. No era Jungkook quien vivió todo eso, no era el Jeon Jungkook actual quien se moría por salir corriendo detrás de su amor para por fin vivir alejados de todos y, sin embargo, esa presión molesta estaba siempre que lo meditaba o recordaba.
— Hey, ¿por qué de pronto estás así?
— Solo estoy cansado, ¿falta mucho para llegar? – Taehyung murmuró una respuesta, sintiéndose incómodo al no saber cómo cambiar el humor de Jungkook – ¿podemos buscar un lugar donde quedarnos? Me siento demasiado cansado, fue un día...
— ¿Largo?
— Cargado de demasiada mierda – el mayor alzó una ceja, dándole una leve mirada de reproche – no lo digo por ti o por lo que ocurrió en casa.
— Tranquilo, sé que fue un día lleno de emociones – las luces de un letrero hizo que Taehyung arrugara su ceño y Jungkook pareció creer que era una buena idea ese lugar porque incluso se acomodó de mejor manera en su asiento, girando a ver a su novio – no, Jungkook ese lugar no.
— Por favor... Estoy cansado.
— Dudo mucho que quieras estar en un lugar así para descansar.
— Podemos no descansar.
— Joder qué haré contigo y tus cambios – Jungkook se quedó quieto, sin moverse, mirando fijamente a su novio y sonriendo tan amplio, haciendo que aparecieran sus pequeñas arrugas en sus ojos una vez el auto se desvió en el camino para poder estacionarse a las afueras de ese lugar – esto es una mala idea.
Era un jodido hotel de paso en medio de la carretera, con luces extrañas para atraer a Dios sabe quién, porque de no ser viajeros extraños, ellos incluidos,
Taehyung dudaba mucho que tuvieran mucho movimiento, además del de las camas. Se acercaron hasta la pequeña caseta de recepción donde había una máquina expendedora de café con un rótulo que anunciaba que se encontraba descompuesta.
El techo le daba una sensación de asfixia por lo bajo que era. La luz blanca y parpadeante le hacía sentir como en una mala película, el sonido del ventilador yendo a todo lo que daba era molesto, el ruido del televisor con las noticias nocturnas era deprimente y la actitud de la supuesta encargada casi lo hizo tomar de la mano a Jungkook para salir huyendo de ahí. ¿Sería tan incómodo dormir en el auto? ¿Podría ser capaz de conducir otras dos horas más?
— ¿Tomarán una habitación? – cuestionó la chica mientras masticaba de manera exagerada su goma de mascar – puedo ofrecerles una con temática campestre.
Taehyung se estaba arrepintiendo, la manera en la que se contorsionó su rostro le hizo saber a Jungkook que aquello no era del todo agradable, pero tampoco evitó que riera a casi carcajadas cuando lo notó comenzar caminar de un lado a otro, tomándose del cabello hasta que regresó a él tomándolo de las manos. Tenía esa mirada angustiada y suplicante, en serio parecía que estaba a punto de colapsar, ¿era tan malo para su novio pasar una noche ahí?
— ¿En serio no prefieres que sigamos nuestro camino? – cuestionó de inmediato hacia su bonito y pervertido novio, quien lo tomó de la mano para acercarlo de nuevo hacia él – Jungkookie, tenemos comida en el auto.
— Cada habitación tiene un mini refrigerador para ese tipo de cosas – la chica sacó su goma de mascar, enrollándola en su dedo, mientras alzaba ambas cejas, para luego volver a introducir la masa masticada a su boca. Completamente desagradable – pueden complacer sus fetiches raros sin problema.
— Joder.
— Qué esperabas hyungie las personas no vienen precisamente a dormir a estos lugares – Taehyung bufó bajo, considerando lo tarde que era, que él también se encontraba cansado y lo arrepentido que se sentía de no estar durmiendo en el sofá de la casa de los padres de Jungkook, ¿su novio se habría colado a media noche? porque definitivamente no habría dormido en la habitación de Nana junto a Jungkook —. Si tanto te preocupa podemos irnos, conduzco en tu lugar – Taehyung negó ante la mención de aquello —. Bien, entonces, solo dejémonos llevar. Además, aquí sí podemos hacer ruido a diferencia de...
— Calla, no digas más por favor – la mirada de Jungkook era de completa insinuación y Taehyung comprendía cada una de ellas, incluso esas cejas alzadas de manera pícara —. Llámame descarado, pero no te follaría donde quién sabe cuántos más lo hicieron.
— Las sábanas están limpias, se lavan a diario, señor, por si eso le preocupa.
— No necesito ayuda, gracias.
Jungkook le tomó de la mano, comenzando a acariciar para hacerle entender que todo estaría bien. Joder, Taehyung sabía que nada podía pasarles ahí, que esas ideas tontas de que cualquiera podría entrar a su habitación para hacerle daño debía descartarlas como las malas jugadas de su mente. Ese sentimiento de proteger a su novio de un peligro inexistente se encontraba latente desde que salieron de la casa.
Con la historia que Jungkook le había contado, la sensación de estar viviendo una especie de Déjà vu constante se volvió demasiado vívido. Descartó cada idea fatalista que venía a su mente. No estaba alejado de Jungkook, al contrario, se sentía más que unido a él, tampoco estaban huyendo de nada para que alguien osara hacerles daño, así que juntó lo poco o mucho valor que tenía para por fin entreabrir sus labios y así hablar.
— Una habitación sencilla... — terminó por pedir, haciendo que la encargada sonriera de lado, buscando una de las llaves de esas habitaciones donde se hospedaban familias o esposos mayores.
— Seguro, hyungie en esas se quedan personas raras sin mucho presupuesto – la chica del lugar se rio ante la mirada de Taehyung, limitándose a encogerse de hombros, no revelaría que eran las menos usadas porque le parecía cómico el momento – deberíamos tomar una con temática no muy usual.
— También tenemos de esas – sonrió amplio – las que son con temática exótica han estado libres durante semanas.
— Una habitación simple, por favor.
Estaba poco convencido, pero al final decidió que una habitación sería suficiente para poder pasar la noche. Tomó las llaves que le fueron entregadas, observando a Jungkook sonriendo amplio por la situación, el mayor no dudó en darle una palmada en esa redondez que lo tentaba constantemente, sacándole un jadeo bajo a su bonito pervertido, quien exageró de más es sonido.
Obviamente, le dejó unas palmadas más en el trasero, y una vez estuvieron a las afuera de la recepción, protegidos por la oscuridad de la noche y unas luces poco brillantes, Taehyung pegó su cuerpo al de Jungkook, asegurándose de que esa redondez se frotara contra su entrepierna, suspirando lleno de satisfacción.
— Te amo.
— También te amo hyung – la mano de Taehyung fue a parar al pecho ajeno, pellizcando el pezón, el cual estaba erguido debido al fresco de la noche. Lo estrujó un poco, causándole un estremecimiento a Jungkook, quien se frotó aún más contra su novio, quien al cumplir con su objetivo se alejó de él – hey, ¿a dónde vas?
— Es un castigo, quizá así aprendas a no provocarme en el medio de la carretera.
— ¡Hyung!
— Avanza pervertido voyerista.
Entraron a la habitación con su pequeña maleta, la comida y con demasiada vergüenza, pintándoles las mejillas cuando notaron que la habitación simple verdaderamente era demasiado simple. Había una televisión, una cama amplia, una mesa pequeña, dos sillas, un sofá viejo, el mini refrigerador donde de inmediato metieron la comida, encontrando dos botellas de agua, las cuales sacaron para que cupiera lo que llevaban.
Sobre la mesa encontraron una canasta con souvenirs, algunas botanas, jugos y sodas con un cartel que mencionaba que todo tendría un costo extra en la cuenta si tomaban algo de ahí.
— Podemos tomar un baño rápido – mencionó Jungkook mientras que ambos se aventuraban a verificar el lugar, encontrando una apariencia poco confiable – o mejor no.
— Te lo dije amor, este lugar no era muy buena idea para pasar la noche.
— Solo será por esta noche.
— Nos iremos a primera hora, aunque tenga que cargarte en brazos para irnos a casa.
— Okay... puedo vivir con eso, pero debo lavarme la cara al menos.
— Ve, yo arreglaré aquí para dormir.
Jungkook le brindó un tierno y casto beso en los labios, algo tan fugaz que Taehyung apenas saboreó el pequeño mimo, algo que en verdad agradecía, aunque no pudo ser más rápido que su novio para poder afianzar de nuevo el cuerpo contrario al suyo, pues la puerta del baño había sido cerrada sin más. El mayor giró en su eje para encarar la cama, la cual no parecía para nada sospechosa, sin embargo, no pudo evitar buscar rastros de manchas o bien algo que lo hiciera considerar el alojarse ahí.
El aroma a jabón lo invadió una vez alzó las mantas y eso le dio tranquilidad, tanto así que terminó por recostarse para poder descansar por algunos minutos, conocía muy bien a Jungkook, siempre tardaba un poco, eso sería más que suficiente para borrar el ardor en sus ojos. Su espalda dolía, sus músculos tensos agradecieron por fin estar en reposo y sus ojos comenzaron a pesar mientras escuchaba el agua corriendo debido a la rutina de limpieza de Jungkook.
No notó el momento en el que se quedó casi dormido, hasta que sintió cómo era despojado de sus pantalones por unas manos hábiles y fuertes, Jungkook sonrió de lado, murmurando un pequeño sermón sobre el encontrarlo dormido con la ropa puesta y Taehyung se dejó hacer cuando Jeon siguió desvistiéndolo para finalmente quedar en ropa interior. No tardando en tener el cuerpo contrario acoplándose al propio para recostarse sobre su pecho.
Las figuras imaginarias comenzaron dibujarse con facilidad sobre su piel, una manía de Jungkook cada vez que tenía cosas por pensar y no mencionaba nada.
— ¿Qué ocurre? – su voz ronca hizo estremecer a Jungkook, quien pensaba que ya se había dormido.
— Nada.
— No parece eso, estás haciendo círculos en mi pecho – Jungkook suspiró dejando de hacer aquello, abrazándose más al cuerpo contrario, obteniendo varios besos sobre su cabello una vez estuvo lo suficientemente cerca – dime, ¿estás preocupado? Pensé que te sentías feliz por lo que ocurrió en tu casa.
— Lo estoy, es solo que hoy cuando te vi con la abogada...
— ¿Yuna?
— Sí, con ella – mencionó en un tono ácido, casi causándole un escalofrío – tuve la sensación de que ya había vivido eso.
— Como un Déjà vu.
— Algo así o más bien como un Jamás vu, es extraño porque me recordó a la historia del diario.
— No terminaste de contarme más de esa historia.
— Bueno, cuando el Duque se casa comienzan a tener más encuentros entre ambos. Terminan haciendo que la esposa de... Taehyung se sienta amenazada y ponga a muchos sirvientes en su contra. Ver a la abogada esa mirándonos con mala cara, me recordó una de las páginas del diario donde decía que la Duquesa siempre los veía con odio.
— Me parece muy obvio – la voz somnolienta del mayor le hizo saber a Jungkook que casi se estaba quedando dormido —. Imagina estar casado y saber que tu esposo tiene un amorío con su mozo a quien ama de verdad – la risa alta tan característica de su novio se ahogó en la oscuridad de la habitación – apuesto que ni siquiera mantenían una intimidad como tal y por eso estaba tan amargada.
Entre caricias leves, con los dedos de Taehyung yendo de arriba a abajo por la espalda de Jungkook, mientras que este se abrazaba con mayor fuerza al cuerpo del mayor, sintiéndose tranquilo y en paz. Poco a poco ambos se embarcaron en el mundo de los sueños, al lado de su lugar seguro, la compañía del otro, siendo como un somnífero perfecto para que Taehyung dejara de lado las pastillas y que Jungkook conciliara el sueño con facilidad.
Ya habían transcurrido tres semanas desde que Taehyung había dejado la casa principal, dejándolo a la deriva, en un campo de batalla dividido entre la Duquesa, señora y ama de ese lugar, versus un joven mozo convertido en la mano derecha del señor de la casa, el gran Duque.
Jungkook no veía la hora de salir de ese lugar donde la guerra era constante, meses atrás había pedido a que le permitiera irse de ahí, pero el Duque se había negado rotundamente a simplemente dejarlo ir. Además, la última vez que lo intentó no duraron más de un mes separados, pues el propio Duque lo había buscado por todas partes hasta encontrarlo.
Dios se amaban, lo hacían con locura, con una pasión desenfrenada, pero al mismo tiempo no quería que saliera lastimado su único y primer amor, en especial a manos de esa mujer que decía ser la nueva compañera y dueña de Taehyung, portadora del nuevo heredero de la gran mansión.
— Vaya, siempre te encuentro por aquí, parece que te agradan mucho los regalos de mi esposo – habló Irene, la Duquesa, ama y señora del lugar con quien debía convivir por obligación bajo el mismo techo. Siempre tan elegante como debía ser una dama de alta sociedad con sus vestidos y joyas – ¿puedo sentarme?
— Es su casa mi lady, no debe preguntar – murmuró Jungkook, cerrando el diario en el cual plasmaba sus pensamientos diarios sobre todo lo que le ocurría, quizá por simple nostalgia del antiguo dueño o posiblemente por miedo a que le ocurriera algo y que Taehyung jamás se llegara a enterar todo lo que había pasado – si gusta me retiraré para que disfrute su tarde.
— Quédate – demandó de inmediato, acomodando la falda de su vestido, haciendo que resaltara aún más el vientre hinchado donde descansaba el bebé, uno que no era deseado por la mujer, uno que era amado solo por uno de sus padres, uno que si tan solo él mismo no fuera un hombre, amaría ser él su verdadero padre —. Tomaremos un poco de té y algunos bocadillos.
Irene adoraba fastidiar de aquella manera al joven que era el favorito de su esposo, esos últimos meses en especial, pues gracias a sus pequeños rumores ahora Taehyung pasaba más tiempo fuera de casa lo cual le daba poder sobre todos dentro del lugar a excepción de Jungkook, quien siempre hacía lo que quería.
No podía negar que en más de una ocasión intentó deshacerse de él de una u otra forma, no importaba si era enviándolo hacia otra parte, lo más lejana que fuera posible, aunque aquello no resultó nada bien, pues su esposo con facilidad lo encontró nuevamente. Intentó en más de una ocasión envenenarlo, pero Jungkook era tan desconfiado que jamás recibía algo que fuera por su parte, incluso había decidido ser él quien estuviera al mando de la cocina en los últimos meses.
Se estaba quedando sin opciones, la última de ellas era el inquieto bebé que no paraba de molestarle día y noche, ese heredero que con tanta frustración logró por fin albergar en su interior. Llegó incluso a pensar que jamás podría quedar embarazada de Taehyung, llegando a considerar el usar a otro hombre, el problema principal era que su esposo ni siquiera la tocaba, así que la mentira se destaparía demasiado rápido.
— Debo admitir que eres un rival formidable – mencionó finalmente Irene, mientras se abanicaba constantemente buscando darse aire debido al calor y la molesta asfixia que le provocaba el niño en su interior empujándose constantemente – he intentado hacer que mi esposo se olvide de ti o bien desaparecerte de su vista y ningún intento ha funcionado.
— Gracias mi lady, supongo que viniendo de usted debo tomarlo como halago.
— Te crees muy elocuente cuando hablas así.
— Trato de hacer uso de la educación que me dieron para momentos como estos – se sintió irritado con la sola presencia de la mujer ahí, y es que le era casi imposible no salir huyendo de esa situación, ¿por qué? Muy fácil, porque ella buscaría de una u otra manera tener ese encuentro. Solo era su rutina diaria, fastidiarlo o bien terminar ella fastidiada, soportar aquello se había vuelto como una costumbre entre su relación – es algo que debo agradecer al Duque.
— Hay muchas cosas que debes agradecerle a mi esposo – mencionó con veneno en sus palabras conociendo muy bien la historia del pobre mozo al cual salvó su esposo tiempo atrás y no conforme con eso dándole educación, un trato de familia noble, título para mantenerlo a su lado e incluso ser su persona a cargo para declinar cualquier propuesta de matrimonio – deberías intentar nuevamente casarte con alguien para poder pasar tus genes y compartir la buena fortuna que te brindamos.
— Me temo que eso no lo decido yo.
— Le puedes decir a mi esposo que te has arrepentido de tu decisión de mantenerte casto.
— No lo deseo.
Los sirvientes aparecieron con extravagantes platillos, algunas flores, té, galletas y demás cosas que por su puesto él no probaría. Todo fue puesto en la pequeña mesa de la galería donde Jungkook estaba disfrutando su tarde, esa que Taehyung mismo había mandado a construir como un obsequio de bienvenida, donde pasaban muchas horas conversando e incluso compartiendo y deleitándose con la presencia del otro.
Pronto le fue entregado un pequeño paquete en sus manos, junto con una carta con el sello de Taehyung, algo que no perdió el tiempo en abrir porque esperaba que fueran buenas noticias, su regreso a la casa era lo que más anhelaba. Sus manos temblaron en anticipación por saber lo que decía aquel papel y no fue el único curioso en observar de más. Irene se decepcionó cuando no le fue entregado ni una sola carta de correo, dejándola con una sensación incómoda al ser desplazada aun estando a la distancia.
Mi amado Jungkook,
Mi amor, cada día que pasa sin verte, se vuelve una eternidad. La distancia solo ha servido para hacerme darme cuenta de lo profundo que es mi amor por ti. Cada momento lejos de ti me recuerda lo mucho que significas para mí, y cada día anhelo más el momento en que podamos estar juntos nuevamente.
Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que nos vimos, y cada día ha sido un desafío. Sin embargo, en medio de la distancia, estoy completamente convencido de que nuestro amor ha crecido más fuerte. Me he dado cuenta de que no importa cuántos kilómetros nos separen, siempre estaremos unidos por el lazo indestructible de este bello sentimiento que hemos construido. ¿Es que acaso me has hecho un hechizo? Pido cada amanecer porque sea el último alejado de ti y en cada atardecer anhelo que la fresca brisa me traiga tu olor que me abraza para darme paz.
La espera ha sido difícil, pero cada día me acerca más al momento en que finalmente estaremos juntos otra vez. Imagino el momento en que te veré aparecer frente a mí, y la emoción es abrumadora. Quiero envolverte en mis brazos y sentir tu calor, besar tus labios y perderme en tu mirada una vez más.
Nuestro reencuentro será el inicio de una nueva etapa en nuestra relación, una en la que valoraremos cada momento juntos aún más que antes. No puedo esperar para hacer realidad todas las promesas de amor que nos hicimos mientras estábamos separados.
Mi amor, pronto estaremos juntos de nuevo, y cuando eso suceda, no dejaré que nada ni nadie nos separe otra vez. Eres mi todo, mi razón de ser, y no puedo esperar para volver a tenerte cerca. Quizá incluso pueda que te llegue a sorprender cuan cerca me encuentro de ti y sentir el roce de tus labios con los míos, tus besos siendo el refugio de mi alma, la tinta que escribe la historia más hermosa de nuestras vidas.
Con todo mi amor,
Tu Taehyung.
PD. Cuida muy bien nuestra promesa de amor.
Un suspiro enamoradizo y cargado de emociones fue lo único que pudo sacar Jungkook, eso que oprimía su pecho, junto con las lágrimas que le hacían arder los ojos solo demostraban lo mucho le extrañaba. Saber que esa carta pudo haber sido escrita una semana atrás le daba la esperanza de que quizá y solo era una pequeña probabilidad de que Taehyung estuviera a escasos días o quién sabe quizá a unas pocas horas de estar de nuevo en casa.
— Asumo que tu reacción se debe a que son buenas noticias – Jungkook se limitó a asentir, quizá con la guardia baja por tener los sentimientos a flor de piel, cosquilleándole el cuerpo, sintiéndose más que feliz no privándose de sonreír, irritando a la Duquesa – vaya, eso quiere decir que por fin tendré a mi esposo de vuelta. Porque debo recordarte que es mío, está casado conmigo.
— Lady Irene, el hecho de que una alianza figure en su dedo no significa que él la use de igual manera y mucho menos significa que él esté atado a usted.
— Pero es mío.
— A quien ama no es a usted – había lanzado esas palabras con demasiado veneno, aun sosteniendo el paquete entre sus manos, notando con satisfacción su pequeña victoria cuando Irene se sostuvo el vientre para acomodarse mejor en su asiento y así desviar su atención de él.
Con el mayor de los cuidados abrió el paquete, el cual no parecía que pesara tanto, sintiéndose curioso de saber qué contenía. Rompió el envoltorio teniendo la mirada curiosa de las mucamas y dama de compañía de Irene, quien sonrió cómplice al notar la pequeña caja elegante. Parecía una pedida de matrimonio, fue lo primero que pensó al notar su tamaño, no estando tan alejado de la verdad, pues en aquel obsequio estaba oculta una promesa.
"Prometo regresar siempre a ti.
Con esta alianza me uno en cuerpo y alma.
Cuídala hasta mi regreso..."
Los jadeos de sorpresa no se hicieron esperar y con completo nerviosismo Jungkook refugió el anillo que le estaba siendo entregado. El rubor en sus mejillas lo delató frente a Irene.
— ¿Qué ocurre? ¿Enfermaste?
— No es nada.
— Parece que no fue de tu agrado lo que venía ahí – señaló con desde el objeto que con tanto recelo Jungkook guardaba entre su abrigo – apuesto que te decepcionó saber que quizá no era lo que esperabas.
— Creo que la que puede terminar decepcionada es otra persona.
— Tú... — su reclamo se vio interrumpido al sentir de nuevo el fastidioso dolor en su cuerpo. Jungkook quiso acercarse a ella, auxiliarla, quizá por mero instinto o posiblemente porque así era él, siempre preocupándose por los otros, incluso cuando le habían causado daño, pero Irene lo alejó de inmediato – aléjate de mí.
— Mi lady, debería ir a descansar – habló su dama de compañía al notarla tan incómoda y adolorida.
— Estoy bien, es solo este molesto niño que no me deja tranquila. Es como su padre, no dándome paz.
— Duquesa, no hable de esa forma de su hijo – la palabra casi quedó atorada en su pecho, Jungkook notaba perfectamente cada vez que Irene rechazaba al bebé.
— Tú haz silencio, no tienes una idea de lo que es cargar con un bebé, no tienes derecho a opinar... Ahg...
Le estaba colmando la poca paciencia que tenía, y el hecho de que su vientre se tensara de manera extraña y molesta no fue de ayuda en lo absoluto, era exasperante sentir aquellos calambres, los cuales el médico de la familia mencionaba que tan solo eran dolores previos, leves sin importancia. Para la Duquesa comenzaban a ser más que irritantes, no solo el hecho de cargar al bebé, tener dolores constantes y ahora agregar aquellas molestas punzadas de dolor.
Jungkook pudo notar su rostro contorsionado en dolor, le alarmó el hecho de que se quedara callada por tanto tiempo, aunque con ella jamás se sabía cuál sería su próximo movimiento, aprovecharía cualquier cercanía con él para mencionar que le había causado daño, esperando que fuera excusa suficiente para hacer que lo expulsaran de la casa. Atentar contra la Duquesa era cosa seria, pero contra el heredero lo era aún, peor en especial siendo el primogénito. Podía existir otra esposa, otra mujer, un reemplazo, pero no habría otro heredero primogénito.
Ese bebé era algo preciado para Taehyung, para Jungkook mismo, quien no podía evitar sentir repudio ante la madre que lo cargaba durante todos esos meses. Afortunadamente, el auxilio llegó a la mujer cuando los sirvientes llegaron con la merienda, comida que por supuesto no probaría bocado, aunque pronto todos los mozos interrumpieron sus tareas al notar que la Duquesa se quejaba de un dolor horrible en su espalda y vientre.
— Madam, ¿quiere que le hablemos al doctor?
— Ese viejo ni siquiera prestará atención, ayer por la noche dijo que solo eran dolores normales – las mucamas encargadas de su cuidado se miraron entre sí, dudando de si llamar o no al doctor – ya estoy bien, solamente es otro de esos molestos dolores.
— No debería hacer de menos lo que siente, en especial en estas últimas semanas donde en cualquier momento puede dar a luz – Jungkook no podía evitar querer proteger al pequeño que aún no llegaba al mundo.
— ¿Te preocupa el heredero o solo porque es el hijo de Taehyung?
— Ambos, también porque es un niño que no tiene culpa de que su madre sea una oportunista cazafortunas – aquellas discusiones eran usuales entre ambos, algo que no impresionaba a nadie, pues con regularidad sus encuentros terminaban en ese tipo de situaciones aunque en este caso Jungkook no estaba del mejor humor para soportar los arrebatos de la mujer —. Además, debería agradecerme porque de no ser por mí Taehyung jamás la habría tocado para que ese niño exista. Yo le convencía de que pasara cada noche con usted para cumplir con su responsabilidad, así que no permitiré que arruine la única oportunidad que tiene él para convertirse en padre. Llamen al doctor, la Duquesa está indispuesta, hay que salvar al heredero.
Los sirvientes acataron su orden con rapidez, todos estaban asustados del estado de la mujer, quien comenzaba a quejarse por la cercanía de Jungkook, quien de inmediato la puso de pie para que caminara hacia el interior de la casa. Pidió a uno de los mozos que cargara a Irene cuando esta misma casi cae al suelo luego de un arrebato al zafarse de su agarre. Aquellos dolores no eran normales, tampoco eran algo que Jungkook hubiera visto antes, así que el miedo de que perdiera al bebé, al hijo de Taehyung, estaba latente.
El doctor de la familia no tardó en aparecer en la casa, la habitación de la Duquesa parecía una obra teatral con ella dando gritos cada tanto, llorando y gimoteando, pidiendo por ayuda. La peor tragedia había iniciado, estaba por dar a luz, Jungkook mismo se había encerrado en su habitación porque no se creía capaz de soportar que algo malo le ocurriera al bebé por su culpa, ¿acaso él había provocado que se adelantara? Quizá ya estaba a término y finalmente tendrían al bebé con ellos.
Las dudas lo invadieron por completo, no dejando de dar vueltas por todo el lugar, comiéndose las uñas cada vez que escuchaba pasos en el pasillo, con las voces agitadas de todos mencionando que necesitaban más paños, agua caliente, almohadas, los instrumentos del doctor. Por la santa corona inglesa, estaba ocurriendo y si todo salía bien tendrían un heredero al amanecer en aquella casa.
La noche llegó a la casa, cubriendo todo con su manto oscuro y fantasmal. El alboroto no había terminado, ni siquiera había tenido el valor de salir para buscar un poco de comida y agradecía que las encargadas de la cocina se interesaran en su bienestar, aunque el aroma en la sopa fue lo que le dio sospechas de que no debería confiar.
Pasos y más pasos se escuchaban detrás de su puerta, había salido quizá unas tres veces para asegurarse de que no pasara desapercibida su presencia en la casa paseando, andando por ahí con su rostro cargado de preocupación, lo último que escuchó antes de regresar de nuevo a sus aposentos fue que todo iba muy bien en el trabajo de parto de la Duquesa, faltaba muy poco. Aquello le trajo completa tranquilidad, solo sería cuestión de horas para que el caos terminara.
— Jungkook – le llamó uno de los mozos de la casa, quien de inmediato se acercó a él para alejarlo del pasillo de las habitaciones del Duque y la Duquesa – ¿qué haces aquí?
—Y-yo, solo quería saber que todo estaba bien – se veía alterado, mirando constantemente a la servidumbre, entrando y saliendo del lugar – ¿el heredero estará bien cierto? ¿El bebé lo estará?
— Aún no lo sabemos – lo siguió empujando hasta llevarlo cerca de su habitación – tienes que estar tranquilo y alejado de este lugar. Además, estoy seguro de que te sentirás mejor estando ahí dentro.
El mozo había señalado sus aposentos, haciéndolo que regresara a ese sitio. Se refugió una vez más en la habitación, cerrando la puerta con el seguro, alejándose lentamente de ella como si en cualquier momento alguna bestia llegaría a pasar por ella. Jamás esperó que sus pasos chocaran con algo, mucho menos que unos brazos lo rodearan, asustándolo de inmediato, pronto teniendo una mano sobre su boca para evitar que hiciera ruido.
Era su fin, la Duquesa había enviado a asesinarlo mientras que ella se aseguraba de salir viva del parto. ¿Acaso no podría ver una vez más a Taehyung? ¿Podían ser tan egoístas de ni siquiera permitirle ver de nuevo aquellos ojos enormes que le veían con amor?
— Sh, calla amor mío, soy yo – el cuerpo se le tensó y al mismo tiempo quiso propinarle un buen y certero golpe al hombre que estaba en su habitación – por favor no grites.
— ¡Majestad! – quitó de manera brusca las manos y brazos del Duque, quien con una sonrisa ladina le intentaba hacer que volviera a él – ¿está loco? Casi hace que mi corazón se salga de mi pecho del susto. ¿No sabe lo alterado que está todo? Pensé que la Duquesa había mandado a alguien para asesinarme.
— Eso jamás lo permitiría – mencionó, tomándolo del brazo para aferrarlo a él, chocando sus cuerpos de manera anhelante, no privándose de robarle un beso a su amado, el cual no fue correspondido hasta pasados unos segundos – te he extrañado demasiado.
— Yo también – murmuró sobre los labios contrarios, llevando sus manos hacia la nuca de Taehyung, enredando sus dedos en el cabello largo y esponjado de su adorado Duque, exigiendo entre chasquidos y danzas embriagantes compuestas por sus propios belfos – pensé que no lo volvería a ver.
— ¿Acaso no recibiste mi carta?
— Lo hice...
— Dije que volvería, esperaba hacerlo antes de que la leyeras para así recitártela en la cama.
— Siempre tan elocuente y romántico.
La nebulosa de anhelo desenfrenado en la que estaban refugiados fue abruptamente interrumpida gracias a los gritos de los pasillos. Nadie se había percatado de la llegada del Duque, cosa que agradecía Taehyung, pues deseaba pasar desapercibido para tener un tiempo a solas con Jungkook, aunque en el plan no estaba que su hijo estuviera a punto de nacer.
— Afuera hay todo un escándalo.
— Lo sé, parece que mi llegada también trae una bienvenida al mundo – Taehyung acunó el rostro de Jungkook dejando un beso en esos labios maltratados, notando de inmediato que se encontraban verdaderamente lastimados – ¿cómo has estado? ¿Fue difícil?
— Un completo infierno, pero ahora está aquí – se abrazó al cuerpo del mayor, quien no le negó la cercanía a pesar de sentirse dividido en ese momento. Estar con Jungkook era su deseo, mas la preocupación de que todo saliera bien en el nacimiento lo inquietaba – debería estar con ella.
— No, me quedaré contigo, ella no me necesita, ese no es lugar para un hombre – Jungkook lo miró con desaprobación, pero antes de que mencionara algo, Taehyung le tomó de la mano – déjame esperar aquí a tu lado el nacimiento de nuestro hijo.
— Tae...
— Sabes muy bien que ese niño no estaría ahí de no ser porque tú mismo me preparabas para ir cada noche a esa alcoba – las mejillas sonrojadas de Jungkook fueron besadas por Taehyung mientras que lo dirigía hacia la cama, sentándose en la orilla de esta – es nuestro, piensa en Irene como un préstamo de un vientre. Los nobles lo hacen constantemente cuando quieren un heredero y hacen que una criada o alguien ajeno tenga a sus hijos.
— No es igual – susurró apenas, sintiendo que sus lágrimas le hacían arder los ojos.
— Lo es si con eso aceptas protegerlo, amarlo, cuidarlo como lo que es... — Jungkook quería negarse a pensar en eso, no podía ilusionarse con un niño que no le conocería como su padre, un niño que jamás lo vería más allá que como un simple sirviente – aún tienes las alianzas que te envíe.
— S-sí – sorbió un poco su nariz mientras sacaba con mucho cuidado la caja que resguardaba los anillos, entregándosela a Taehyung, quien la tomó junto con la mano de Jungkook, alzándola hacia sus labios para dejar un casto beso.
— Mi promesa es amarte a ti, solo a ti. Ser tuyo siempre y cuidar lo nuestro hasta mi último aliento.
Colocó la sortija en el dedo anular de Jungkook, dejando nuevamente más besos, creando un camino interminable de aquellas demostraciones de amor hasta llegar al cuello ajeno donde se quedó por unos segundos, lamiendo, mordiendo, succionando el lugar, sacándole jadeos, algo perfecto para hacer que los labios rosados y apetecibles se entreabrieran, para por fin robarle el aliento con un beso.
Sus lenguas se encontraron entre toques lascivos, los fluidos de ambos se combinaban, los gemidos de Jungkook hacían eco en la habitación y sus manos no tardaron en buscar el cuerpo ajeno, tocando todo lo que tenía a su alcance. Quería ser uno con el hombre que tanto amaba, deseaba poder fundirse en un mismo cuerpo y parecía ser que junto a aquella explosión de emociones, donde casi se sentían desfallecer, entre jadeos y respiraciones agitadas, algo más o alguien más se unió a ellos.
— ¡Es un niño! El próximo Duque ha nacido...
Por los pasillos los pasos apresurados fueron reemplazados por gritos de alegría por el nacimiento del pequeño Duque. Jungkook mismo sentía pena por el bebé en quien estaba recayendo un enorme peso, sin siquiera ser consciente de eso, teniendo apenas minutos de respirar aire y ya cargaba con un peso mayor al de esa casa.
— Amor... ¿Escuchaste? – Jungkook asintió en respuesta, observando cómo el amor de su vida se estaba convirtiendo en padre y él se quedaba rezagado ante aquello – un niño, tenemos un...
— Tiene un hijo majestad, un precioso heredero.
— Tenemos – insistió Taehyung, sin embargo, no fue aquella palabra lo que detuvo a Jungkook de hablar, sino más bien todo el escándalo que surgió luego de la emoción.
Las voces de la servidumbre comenzaron a soñar alarmadas. Palabras como sangre y la Duquesa en una misma oración no dejaban de hacer eco en los pasillos. Siempre existía el riesgo de que algo malo ocurriera luego de un nacimiento, la muerte de la madre era más común de lo que desearían, pero Taehyung no podía estar menos interesado en saber el estado de Irene.
— Majestad debería salir, estar con ella, que vean su presencia.
— No puedo dejarte solo, además no sé muy bien...
— Taehyung – le acunó el rostro para que aquel pánico que crecía en él se disipara – debe estar ahí, estaré bien, lo prometo.
— Sal conmigo, no puedo estar tranquilo si tú te encuentras aquí – Jungkook negó de inmediato, doliéndole el separarse, él soltarle el rostro – Jungkook, por favor.
— Si alguien nos ve saliendo de la misma habitación con todo este escándalo, pensarán que esto solo fue un complot contra la Duquesa – la puerta fue tocada unas cuantas veces, sobresaltando a ambos cuando escucharon el pomo siendo movido.
— Señor, será mejor que salga, la Duquesa... está muriendo.
— Salga – acotó Jungkook empujando a Taehyung hacia la puerta – prometo mantenerme a salvo, usted cumpla con su deber.
— Estoy cansado de esto, ven conmigo... por favor
— No... Pronto terminará, estoy seguro, por ahora por favor cuide de nuestro hijo.
Aquellas remover el corazón de Taehyung, sintiendo el deber creciendo en él para correr hacia aquella habitación. Abrió la puerta tan rápido que el propio Jungkook lo percibió como un fantasma que entró y salió atravesando su puerta como si nunca hubiera estado ahí.
El Duque avanzó por los pasillos sintiéndose impotente al estar dividido entre su amor y el hijo que le esperaba en esa habitación en la cual podía escuchar claramente los sollozos del bebé. Pronto las mucamas lo hicieron llegar junto a su señora, quien estaba completamente pálida, mientras que el doctor intentaba hacer que el sangrado parara de una u otra forma.
— Irene – murmuró de inmediato, acercándose hacia la mujer que estaba postrada en cama, quejándose. Tomó su mano una vez estuvo cerca, llamando la atención de la Duquesa, quien lo observó, dejando escapar unos cuantos sollozos.
— Estás aquí, eres tú... — su mano viajó hasta el rostro ajeno – te sientes muy cálido.
— Tranquila, todo estará bien – Taehyung observó hacia el doctor, quien parecía estar rendido ante todas las opciones, ya había suturado lo suficiente para que cerrara, pero parecía que no funcionaba.
— Cuida a nuestro hijo – mencionó en un hilo de voz, siendo finalmente abrazada por Taehyung conmovido por la pálida imagen de Irene – tú solo...
Ese último susurró fueron palabras escalofriantes para Taehyung quien aflojó su agarre en la mujer para mirarla, encararla para pedir una última explicación, pero los ojos de Irene se había cerrado y él en vez de entrar en pánico por el ángel de la muerte que había tocado a su esposa, se vio envuelto en el miedo irracional de mirar hacia todas partes, notando que todos los presentes bajaban la mirada en muestra de respeto y condolencia.
El bebé se encontraba en brazos de una sirvienta la cual intentaba consolarlo, el resto de personal no parecía interesado en otra cosa que no fuera la escena desgarradora de ver al Duque tan fuera de sí sosteniendo el cuerpo inerte de la Duquesa.
— Mi señor, lamento su perdida – habló el doctor, haciendo que Taehyung le mirara, soltando lentamente a Irene – esto es algo más común de lo que piensa, las muertes de las mujeres es algo que constantemente sucede.
Su fiel sirviente llegó a la habitación para asegurarse que su señor se encontraba bien, pero aquello solo alarmó a Taehyung, pues él había dado la orden de proteger la alcoba de Jungkook, indicando a su fiel sirviente que debía asegurarse que su amado no saliera. Así que sí, mirar al hombre entrando por esa puerta no era un buen augurio, el Duque en unos cuantos pasos se acercó a su sirviente ignorando los llamados de todos.
— ¿Dónde está Jungkook?
— Pensé que estaría aquí, cuando fui a la habitación como usted lo pidió, ya no había nadie, revisé todo y nada.
— No, no, no. Busca en los pasillos, rápido.
— ¿Qué debo buscar?
— Alguien ajeno o puede ser cualquiera aquí, le harán daño a Jungkook.
Se separaron de inmediato, buscando entre los pasillos, salones, cocina, incluso en las habitaciones de la servidumbre para encontrar a Jungkook o bien a alguien que se mirara sospechoso. Taehyung tenía un mal presentimiento de que aquellas palabras de Irene estaban destinadas para dejarlo completamente solo, sin su amado Jungkook.
Mientras tanto, Jungkook caminaba con cautela por el pasillo donde estaban la mayoría de la servidumbre, encontrándose con algunos que llevaban mantas llenas de sangre, baldes de agua pintada de rojo, aquello le sacó un jadeo y le revolvió el estómago. Eso era demasiada sangre, ¿Irene había muerto? La respiración se le cortó cuando una persona se colocó frente a él, aquel que era fiel sirviente de la Duquesa le veía con reproche, algo muy usual en las personas que eran allegadas a ella, nunca dudaba ante esas miradas de odio, pero esta vez se sentía diferente.
— La Duquesa ha muerto – declaró, haciendo que Jungkook frunciera su ceño, tragando duro, no respondiendo en ningún momento – me encomendó algo para ti y para el Duque si esto llegaba a suceder.
— ¿Qué...? – el brillo de una daga lo alertó, y el momento en el que una de las chicas de la servidumbre interrumpió en el pasillo fue más que perfecto para que Jungkook empujara a aquel hombre contra el pequeño cuerpo, para así salir huyendo.
Corrió por todo el pasillo sin mirar hacia atrás, escuchando el alboroto que se iba armando, los gritos de algunas al notar cómo aquel sirviente iba siguiéndole el paso a Jungkook, aquello alertó a todo mundo en el lugar, llegando a oídos de Taehyung quien estaba a punto de salir de la casa esperando que su amado estuviera refugiado en los jardines.
La persecución siguió, así hasta que Jungkook chocó contra un cuerpo, quien de inmediato lo abrazó para refugiarlo de aquello que le estuviera alterando.
— Amor qué haces aquí... ¡Por qué saliste de la habitación! – Jungkook no pudo hablar, tampoco replicar nada, pues Taehyung notó el peligro de aquel hombre corriendo hacia ellos, sin importarle que el propio Duque fuera testigo de sus acciones.
Todo pasó en pocos segundos, tiempo suficiente para que el Duque tomara una decisión que quizá le destrozaría el corazón a Jungkook, pues en un instintivo movimiento por protegerlo, cambió lugares, recibiendo finalmente el filo de la hoja de acero, la fuerza del golpe con el que fue enterrada la daga en su costado le dejó sin aliento. Fue como un pinchazo, uno que no se sintió en los primeros instantes, no hasta que sus movimientos lo hicieron sentir en su interior el objeto.
— Majestad – gritó casi histérico Jungkook sosteniendo entre sus brazos a Taehyung, escuchando cómo una espada era desenvainada, sintiendo gotas de un líquido bañándole el rostro, abrazando el cuerpo del Duque, alejándose de aquel muerto que yacía a un lado de ellos luego de escuchar un grito ahogado, las quejas de su amado lo alarmaron – Taehyung, no se mueva por favor.
— Agh... eres tú quien me mueve amor mío – mencionó lo más tranquilo que le permitía la situación – duele.
— Quédese quieto, por favor – sus manos temblaban sosteniendo el cuerpo ajeno que se aferró al suyo – no se mueva...
— Llamaré al doctor para que lo atienda, mi señor – habló aquel sirviente quien se había encargado de la amenaza, mas Jungkook no había escuchado nada, sintiéndose completamente horrorizado de ver tanta sangre esparciéndose por el suelo, entre sus manos y toda saliendo de su amado.
— No se muera por favor...
— Amor, tienes que sacar la daga – Jungkook negó frenéticamente al punto de casi sollozar – mírame, debes sacarla.
— Si lo hago se desangrará, no quiero perderlo.
— No lo harás... lo prometo – jadeó de nuevo por el dolor del movimiento en su costado – si algo llega a pasarme estarás a salvo, todo está a tu nombre, esta casa, las propiedades, conoces todo... si yo muero...
— ¡No diga eso!, se salvará.
— Si lo hago, prometo que regresaré a ti...
La presión en su pecho se hizo más grande, su cuerpo se sentía adolorido, tenso y sudoroso, su respiración estaba siendo errática y parecía que la otra persona a su lado lo había notado, su estado actual era de temer. La voz de Jungkook lo regresó a su realidad, donde aún se encontraba tendido en una cama de un hotel de paso, con las caricias constantes en su rostro.
— Amor, por favor despierta, estoy aquí – Jungkook lo besó nuevamente, acariciando su rostro, alejando todos sus miedos, los fantasmas del pasado desapareciendo para dejar una nebulosa de recuerdos y promesas – está bien.
— Jungkookie – murmuró apenas, sintiendo cómo las gotas saladas resbalaban por su propia frente, ahora mezclándose con las lágrimas de su novio que de inmediato se abrazó a su cuerpo – estoy bien.
— Me asustaste, creí que... tuve un sueño horrible y tú estabas muriendo – Taehyung lo aferró a su cuerpo, aun sintiendo todo a flor de piel, había sido tan real que podría decir que aquello era más como una vida pasada saliendo a la luz – no despertabas.
— Tranquilo mi amor, estoy aquí como lo prometí.
La mirada de Jungkook estaba llena de estrellas brillantes, a pesar de estar en la oscuridad de la madrugada, no importando que aquel mal rato que había vivido casi le roba el aliento, despertar con enormes lágrimas en los ojos por no saber cómo despertar de la horrible pesadilla que era ver morir al hombre que amaba, para ahora tenerlo ahí mismo repitiendo esas palabras.
— Creo que regresé a ti, tan perdido en ti como la primera vez.
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