Unsprezece
Estoy bien, pero me aterra tanto el presente, el pasado y el futuro. Saber que mi presente se vuelve mi pasado y en cuestión de segundos se transformará en mi futuro, no soy el mismo de unos minutos atrás y no seré el mismo en los próximos.
A veces me muero de miedo porque todo va bien, demasiado bien, desconfío de la seguridad que tengo; a veces no todo va bien y me hundo en el caos como si aceptara que ese abismo es mío, es propio, es merecido. A veces mi razón necesita tiempo para aceptar lo que mi mente ya racionalizó, porque a veces mi corazón siente tanto que mi mente prefiere adormecer el resto de sentidos para evitar salir herido.
Sonrió y lloro... creo que necesito mucho y a veces pienso que no necesito nada o a nadie, pero sabes de qué si estoy seguro es que aunque el cambio sea difícil y lleno de inseguridades, mi lugar siempre será aquí, contigo a mi lado o yo al lado tuyo...
Le había tomado las mejillas después de quedarse por algunos segundos en silencio, como si su novio no lo reconociera, como si tratara de mirarle a la cara y encontrar algo que no podía ver, sin embargo, sus ojos no gritaban nada más que amor. Taehyung le veía con tanta devoción que Jungkook pensaba que en cualquier momento el sueño terminaría, que ese era el verdadero sueño y despertaría al lado de alguien más.
¿En qué momento Taehyung pronunciaría las palabras mágicas que harían romper la burbuja de sueños bonitos? ¿Le sonreiría una última vez antes de marcar el final? Quizá solo se despediría como el bello recuerdo de algo que nunca sucedió.
Por sus mejillas aún rodaban una que otra lágrima, gotas saladas que eran secadas con gentileza por los pulgares contrarios, para luego pasarlos por sobre sus labios; donde Jungkook se daba a la libertad de dejar besos esperando que el sabor de la piel contraria se impregnara ahí mismo, para no olvidar el lugar al cual quería pertenecer toda la vida; donde incluso Taehyung quería sellar miles de promesas dedicándose en delinear cada facción.
Se habían sentado en la cama, ambos en posición de loto, lo más cerca que les permitían sus piernas, hasta que Taehyung no soportó la distancia separando sus extremidades inferiores para así rodear a su bonito novio con ellas. Abrazándolo, dejando besos en su rostro, escuchando sollozos e hipidos. No parecía su Jungkook, se veía confundido, pero estaba bien, él estaba ahí para consolarlo hasta que regresara a esa realidad.
— Ya pasó amor – dijo el mayor con su voz ronca y ahogada debido a la falta de uso – estoy contigo, solo fue un mal sueño.
— Se sintió muy real.
— Los recuerdos duelen a veces, ¿no es así? – lo arrulló entre sus brazos, sintiendo a Jungkook encogerse ahí mismo como si no estuviera seguro de cómo actuar – estoy bien amor. Mírame, soy yo estando aquí contigo, abrazando tu cuerpo, no tienes que...
— No, no entiendes. Todo se sintió muy real.
— Y lo fue – murmuró con esa voz aterciopelada, rasposa y baja, algo que en sus mañanas le traía paz a Jungkook, pero por esta ocasión solo le traía la sensación de amargura —. No comprendo cómo, pero la sensación del filo del metal lo siento en mi costado, tus manos sosteniéndome, lo débil que mi cuerpo se estremeció al verte tan roto.
Las lágrimas seguían resbalando sin remedio, sin pedir espacio o permiso a los ojos llenos de estrellas, empañados por la fina capa de agua salada. Los labios del mayor se atrevieron a tomar esas cristalinas gotas, bebiéndolas como si de un líquido vital se tratara.
Podía percibir el temblor en el cuerpo ajeno, las manos de Jungkook haciendo puños en lo poco o escasa vestimenta que constaba de su ropa interior. La piel se le erizó al sentir el aire frío, la humedad de las lágrimas creaban el perfecto efecto helado. Jungkook recostó su cabeza en el hombro de Taehyung, no sabiendo muy bien dónde colocar las manos, temiendo tocarlo y con eso que apareciera esa escena sangrienta.
Mi amor... Mi Jungkook, si no fue en esta será en la otra, la que le sigue a esa y la próxima...
Sentía su pecho doler, como si una enorme piedra lo aplastara, dificultando la acción de ingresar el suficiente oxígeno a sus pulmones para luego atorarse en la garganta, obstaculizado por el enorme nudo que ayudaba a impedir la suficiente estabilidad.
Taehyung se encontraba consternado, impotente, al no poder consolar a Jungkook, porque cómo explicaría que nada eso era real si él mismo lo sentía en su propia piel.
— Hey, mírame – le pidió aún en la penumbra de la madrugada con los reflejos de luces artificiales filtrándose a través de la cortina casi traslúcida. Tomó por la barbilla a Jungkook y por una extraña razón ese simple acto hizo erizar la piel contraria, haciéndolo conectando miradas con Taehyung, lo cual siempre le parecía un espectáculo, pero en ese momento, joder que era como mirar la reencarnación de ese hombre – yo también estuve ahí. Vi todo ese recuerdo, lo sentí en las costillas.
Llevó la mano de Jungkook hacia su costado, ese que durante todo el sueño había sido perforado por un sirviente fiel a la antigua Duquesa. Jungkook sintió la piel de sus dedos cosquilleando, con regresiones de aquella pesadilla donde veía a Taehyung sonriendo tan bonito como si le consolara con eso, mientras que la vida se escabullía entre los dedos ajenos.
La ansiedad de no saber qué más hacer, de sentir que la vida le abandonaba el cuerpo; de pensar que estaría solo sin poder vivir una vida juntos como siempre lo soñaron, todas esas noches de verano donde se perdían en las estrellas destellando en los ojos ajenos jurándose amor eterno, pidiendo al cielo que en otra vida se les uniera nuevamente.
Su tacto se sintió extraño, la piel desnuda contra la yema de sus dedos fue como revivir un recuerdo impropio, no era suyo y, sin embargo, él podría revivirlo una y otra vez, tan claro como si se tratara de aquel muchacho enamorado de alguien inalcanzable. La sensación vivía latente, lo tibio del líquido saliendo, el calor desvaneciéndose en cada pulso, pero no encontró ninguna cicatriz, abriendo lentamente sus ojos, dándose cuenta de que todo ese tiempo los había mantenido cerrados con tanta fuerza que eso estaba haciendo doler su rostro.
— Lo ves, me encuentro más que bien, contigo, aquí en un hotel de paso el cual dudo mucho de su higiene. Tampoco creo que laven las sábanas a diario porque puede que alguien se haya follado a su secretaria o...
Sus balbuceos fueron interrumpidos por los labios de Jungkook, quien no resistió más de un segundo estando tan alejado de Taehyung, tocando su cuerpo y al mismo tiempo sentir que no le conocía porque su mente iba y venía entre recuerdos que no le pertenecían. Su novio llevó sus manos hacia su cintura, la cual rodeó con facilidad, aferrando su agarre ahí, magullando los costados, haciendo sentir más caliente la piel.
— Te amo – susurró Jungkook entre besos anhelantes que robaban gemidos y jadeos a su novio, quien en más de una ocasión le mordió el labio inferior y chocaron sus dientes – te jodidamente amo Kim Taehyung.
— También te amo demasiado bebé – lo acercó nuevamente a él, intentando fundirse con Jungkook en un beso al cual no quería ponerle un fin – espero que me ames a mí y no a la idea del pasado.
— Tonto, te amo a ti, solo a ti. Con todas tus crisis ansiosas, con tus torpes manías para canalizar tus emociones, a ti solo a ti Kim Taehyung.
— Me alegro porque no creo estar a la altura de ese Duque.
Jungkook se abalanzó sobre él, sentándose sobre la pelvis ajena, no buscando despertar nada en Taehyung, solo estando ahí porque ese era su espacio, desde esa posición siempre podía ver a su novio de mejor manera. Devoto a él, con la mirada amable, dulce, llena de amor y al mismo tiempo con hambre, como si lo que observara solo se tratara de una presa.
— Ese no eres tú, aunque en otra vida lo hayas sido, aunque pueda que suene extraño que tú y yo... — Jungkook se acercó demasiado hasta casi recostarse sobre el cuerpo contrario, cargando su peso en sus manos colocadas a cada lado de la cabeza de Taehyung. El mayor buscó con sus manos las contrarias, entrelazándolas, sin quitar la mirada fija de esos ojos destellantes —. Olvidemos el pasado, dejemos atrás las viejas promesas que hicieron nuestras almas para reencontrarse, ahora esto es quienes somos, no importa que en otra vida no haya durado más que un corto lapso de tiempo. No puedo decir que esto durará por siempre, pero puedo decir que por mi parte quiero que estés aquí a mi lado.
— Es lo más romántico y cursi que te he escuchado decir – el mutismo de Jungkook fue desconcertante para el mayor, quien llevó su mano hacia la mejilla contraria, quien se acurrucó en la caricia – eres verdaderamente digno de admirar amor mío.
Necesitaba sentir ese contacto, anhelaba que su miedo externo se esfumara como ese mal recuerdo que albergaba y ni siquiera era consciente. Jungkook se sintió derretirse cuando percibió los labios delgados, suaves y delicados, dejando besos tiernos en sus párpados.
Le traía paz sentirse así de amado, así de comprendido, como si esa otra mitad de su alma, el hilo conductor que lo unía a otro por fin reanudara su destino, enlazándose, uniéndose a partir de eslabones dorados manchados de un rojo intenso, rojo que inspira pasión, rojo locura, amor, calor, lujuria y sangre. Joder ese líquido vital que le pintaba las mejillas de rosado cada vez que era halagado por un cumplido o ese mismo color cereza que siempre se instalaba en el rostro de Taehyung cuando se avergonzaba.
Por favor vida, destino, fuerza ilimitada que tiene poder sobre todo y la nada, déjalos ser felices en esta oportunidad donde ambos se encuentran más que dispuestos a cumplir con los caprichos de su destino marcado; porque no importó cuántas veces más estuvieron a punto de reunirse nuevamente, no tiene relevancia esas vidas donde uno apenas era un niño y el otro estaba en las garras de la muerte o bien esas otras donde se cruzaron por la calle sin llegar a reconocerse.
En esta vida, en esta línea paralela donde se daban las cosas de forma similar y abstracta, ellos mismos se estaban haciendo un espacio, un lugar para que su relación por fin floreciera en el eclipse final de sus décimas y novenas vidas. Una alargada por una muerte temprana, esa que por un instante permitió que el alma de Taehyung se dividiera en dos, viviendo de diferentes formas en un mismo cuerpo.
— Crees, que... ¿Fuimos felices en esa vida? – se atrevió a cuestionar Jungkook, sintiéndose extasiado y embriagado por el ambiente. Su piel cosquilleó como si su propia alma saliera a flote para permitirle percibir aún más, hambrienta de llenarse una vez más de ese hombre.
Taehyung llevó su otra mano hacia el cuello ajeno, paseando su tacto en la nuca de Jungkook, sintiendo en la yema de sus dedos la reacción contraria; el tan conocido efecto que tenían ambos para hacer erizar la piel, dejando sentir esas pequeñas y suaves elevaciones en la superficie como si a través de los poros el alma se expusiera para ser acariciada.
Mi amor... vuelve a mí...
Era una súplica suspendida en el tiempo, una que el alma de Taehyung tenía grabada con puntadas rojas recubiertas de oro, tatuadas en lo más profundo de su esencia. Con su tacto, paseando por toda esa rugosidad delicada, estremeciéndose al ser víctima de la misma sensación bajo las caricias de Jungkook, quien se había logrado escabullirse en el espacio de su cuello y su hombro, proclamando como su propio hogar.
Qué glorioso era tenerlo tan cerca, poder percibir su aliento chocando contra él, el estremecimiento contrario, la respiración aligerándose, siendo cada vez más calma. Se amaron, por supuesto, que lo hicieron, pero a Taehyung no le quedaban dudas de que esa no era la primera vez que se encontraban, esa no se trataba del único instante en el que se vieron directamente.
Se prometió a sí mismo nuevamente que no sería la primera ni la última. Se encontrarían en una nueva, no podía asegurarlo, pero sí pedir a la vida, darle el derecho de vivir en la eternidad al lado de su amor.
— Kook – la melodiosa voz derritió el cuerpo contrario, como si de arcilla fresca se tratara, como si Jungkook fuera de material maleable, ese que en sus manos no tomaba forma por su torpeza, pero con Jungkook, con él no necesitaba ser conocedor del arte para contemplar y delinear cada curva y músculo.
— Tae – Jungkook mordió ligeramente la piel expuesta del hombro ajeno, eran pequeñas muestras de amor, de afecto, cuentagotas de lo desbordado que se sentía – ¿esto es normal? ¿Amar de esta forma es normal?
— No es tan malo dejarse llevar por los sentimientos de vez en cuando.
— Temo que no sean mis propios sentimientos y esto sea solo una alucinación y yo no puedo... — el mayor notó la ansiedad creciendo en Jungkook. Él era un fiel portador de esa enfermedad aberrante que te apresaba con facilidad, pero no Jungkook, no él por favor.
Con gentileza buscó la barbilla de Jungkook, pidiendo en silencio que dejara su escondite, enfrentando finalmente a esos orbes puros, perdiéndose ahí, siendo incapaz de expresarle su amor con palabras.
Acunó el rostro con tanto afecto porque de esa manera su mente se lo pedía, le daba de gritos que no lo soltara, que esa palma contra la mejilla contraria no debía apartarse. Sus piernas aferrando el cuerpo contrario al propio tampoco tenían permitido dejarlo ir, porque podía tratarse de un recuerdo efímero que en cualquier momento se haría y al menos así tendría la sensación cálida viviendo un poco más en su piel.
— ¿Temes amar el recuerdo de algo y no a mí?
— S-sí, no quiero que esto que siento no sea porque yo lo quiera así, sino por otra cosa, ¿entiendes?
— Creo que ellos... — esa simple frase le dejó un mal sabor de boca porque aunque no fueran los mismos, seguían siendo similar la esencia de ambos, decidiendo corregir sus primeras palabras —. Nos amamos con la locura de esperar un mejor mañana, el cual estamos viviendo ahora – llevó sus labios hasta la frente de Jungkook quien suspiró gustoso – aquí en el medio de la noche – susurró aún más bajo, raspando ese tono melodioso que le hacía erizar la piel causando un efecto placentero – amando con locura un día se nos arrebató y fue negado. Ahora esto es lo que hoy somos y siempre debimos ser.
— Llegué a pensar que algo estaba mal conmigo, es decir no quería a nadie en mi vida, pero ahora – su voz era como la más suave caricia para Taehyung y Jungkook podía saber que el mayor estaba fascinado con eso porque podía ver estrellas en los ojos contrarios, esa mirada que había quedado calcada en su alma, esa última que lo observó con tanta dulzura – quizá solo te estaba esperando y por eso no me sentía amado.
— Quiere decir que hubieron más además de Yoongi-ssi – la sonrisa llena de picardía fue su única respuesta – ¿Jungkook? – exigió de inmediato, obteniendo un encogimeitno de hombros.
— Fueron muchos, pero con ninguno me sentía así de bien. Contigo quise estar desde el primer instante – la yema de los dedos de Jungkook cosquillear al sentir el leve rastro de barba creciendo en la barbilla ajena – quería ser tocado por tus manos, besado por tus labios, observado por esa mirada tuya.
Taehyung ronroneó satisfecho por la respuesta contraria, feliz porque esas palabras eran un atisbo de su Jungkook, siempre transparente a mencionar lo que pasaba en su cabeza, el único filtro que conocía su bonito novio era el que semanas atrás le había regalado para que dejara de fumar, el cual fue reemplazado por un cigarro electrónico.
— Jamás pensé que alguien me haría desearlo sin conocerlo, todo giraba alrededor de provocar al resto y cuando llegaban a acercarse a mí me aburría.
— Es porque todos aquellos que estuvieron antes de mí solo amaban tu belleza, tu cuerpo – recalcó sus palabras con tacto, ese que solo con sus manos podía reafirmar. Enredando sus dedos en el cabello largo y sedoso para tomarlo en puño, sacándole un jadeo muy bajo y casi ahogado —, pero yo me enamoré de tu alma, de tu esencia, de lo que te hace ser tú.
Taehyung seguía remarcando cada palabra con fuerza en tacto y al mismo tiempo siendo gentil, era como si sus dos manos encontraran el perfecto equilibrio para desequilibrar al otro, no de mala manera. Porque nadie le podía negar que en tanto sus manos se amoldaban a cada músculo, curva y línea del cuerpo contrario, ese tacto siempre tendría la perfecta reacción, solo para deleitarlo.
El apretar y estrujar salía de forma natural, pero no en un formato dañino. Jamás lastimaría aquello que tanto amaba, porque su mano izquierda sabía dónde tocar y ser gentil, mientras que su mano derecha esperaba pacientemente cada reacción para apretar la carne entre ella, sacando gemidos un poco más altos.
— Tae, demuéstrame que es a mí a quien amas – el aliento cálido de Jungkook chocó contra la mejilla de Taehyung, donde él mismo depositó algunos besos hambrientos, conteniéndose, evitando descontrolarse ahí mismo – hazme entender que me equivoco y solo eres mío...
— No lo tienes que pedir dos veces amor.
Taehyung sintió el peso contrario cayendo sobre su cuerpo como si fuera un abrazo a su alma rota, mientras que cada pieza encajaba perfectamente. Las piernas de Jungkook a cada lado de su cadera, aferrándose a él, la pelvis contraria juntándose con la propia para obtener un poco de esa dulce sensación explosiva, los labios delgados, suaves y apetecibles de su novio embonando tan perfectamente con su boca.
Los gemidos y jadeos no se silenciaron, haciendo eco en las paredes oscuras de ese cuarto de hotel, donde posiblemente muchos más dejaron sus marcas, donde muchos más dejaron salir la pasión, donde solo ellos dos eran testigos de lo que sus almas tanto anhelaron.
Las manos grandes de Taehyung apretaron la carne de los muslos ajenos, provocando que Jungkook gimiera bajito, con su cuerpo moviéndose en pequeños vaivenes para sentirse complacido en la sensación de excitación de su erección, despertando. La sensación de las uñas rasguñando la piel era gasolina pura, como un cerillo siendo incitado a encenderse en cualquier segundo destinado a crear el más grande de los incendios.
Sus labios se encontraron con urgencia, sin dar paso a la duda, sin vacilaciones de lo que deseaba, presionando con los contrarios, exigiendo movimientos que eran consentidos y seguidos al compás del frenesí que ambos amantes marcaban. El choque de dientes eran parte de la exigencia, las mordidas en la carne tierna eran un reclamo al pequeño titubeo entre cada roce.
La punta de la lengua de Taehyung delineo el labio superior de Jungkook, mientras que su mano se inmiscuía entre la ropa interior de su bonito novio, quien no contenía sus gemidos y movimientos, ansioso por sentir el final de esa tortura que era no tener el tacto ajeno en su piel. Cada punto, espacio, fragmento expuesto era una zona erógena esperando ser acariciada.
Las uñas de Jungkook se encajaron en la tierna piel de la espalda ajena, creando grietas, marcas rosadas que dejaban un ardor a su paso, mientras que sus caderas fingían pequeños embistes contra la mano que tenía empuñada su erección, con el pulgar de Taehyung frotando en el glande húmedo gracias al líquido pre seminal.
— Jungkook – lo llamó, casi implorando por él entre besos desenfrenados – mi amor... mi adorado ángel caído, déjame fundirme en ti.
— Métela tan profundo hasta que no pueda más.
— Joder, Kook, tan pervertido – gruñó sobre los labios ajenos, mordiendo aún más fuerte, sacándole un siseo que le permitió a la lengua ajena ingresar sin reparo, creando una danza hipnótica, dejando hilos de saliva en las comisuras – prometo ser gentil.
— Sé duro y no pares... no te detengas.
Lo amaba, loca y desenfrenadamente lo amaba. El golpeteo de su corazón contra su pecho no debía ser sano porque sentía que podía explotar en cualquier momento, bombeando tanta sangre hacia su entrepierna que incluso sintió doler por la presión extra. Necesitaba liberarse, para poder sentirse aprisionado por el interior de Jungkook.
— Me pides que te folle tan duro, cuando ambos sabemos que después te quejaras porque te duele justo aquí – presionó esa entrada palpitante, tan sensible para Jungkook, tan necesitado de ser llenado que incluso se movió en círculos para sentirlo más, sosteniéndose de los hombros ajenos cuando Taehyung apretó la erección ajena – ¿qué podemos hacer para que no suceda?
— Dilátame... hazme venir, usa eso para lubricarme.
— Tan sucio...
— Niégame que no te puso duro – la mano de Jungkook acunó el bulto que amenazaba con romper la tela de la ropa en la que se encontraba atrapado, no dudando en liberarlo para tomarlo – vente conmigo.
Era innegable que aquello no encendiera algo en el interior de cada uno, donde el mando de sus deseos los llevaba a cabo sus manos, ese tacto que jugaba un papel crucial y perfecto entre la conexión de ambos, acariciando suavemente el rostro ajeno, dejando rastros viscosos en la piel, humedad que dejaba a la imaginación volar, al cuerpo con estremecimientos constantes y a su tacto hormigueando.
Poco a poco, sus cuerpos eliminaron el casi nulo distanciamiento entre ambos, donde sus manos seguían sosteniendo la erección ajena, con Jungkook embistiendo la palma ajena, mientras que Taehyung seguía delineando en círculos el glande húmedo, masturbando firme, pero gentil. Sus movimientos eran lascivos, acercándose con avidez, buscando contacto, lo más íntimo que se les permitía.
— Espera – jadeó Taehyung al sentirse molesto por la estorbosa tela que no les permitía sentirse a totalidad – levántate.
— ¿Estás loco? No haré eso cuando estoy así de caliente.
— Necesito quitar esta jodida ropa. Así que, por favor, mi amor, levanta ese trasero tuyo o lo que romperé serán tus bonitos bóxer y no tu interior.
— ¿Amenaza o castigo?
— Una orden bonito ser pervertido.
Jungkook apenas se alzó en sus rodillas, pegando su pecho contra el rostro ajeno con el fin de provocar al otro, obteniendo la boca del mayor en sus pezones, donde la lengua comenzó a juguetear con la joyería nueva. El mayor no supo en qué momento había ocurrido ese pequeño cambio en el cuerpo que tanto amaba, pero estaba adorando el pequeño cambio; el piercing anterior se encargaba de simplemente atravesar el botón erecto, mas estos nuevos... lo incitaban...
Por supuesto que fueron meticulosamente escogidas aquellas argollas de plata eran perfectas, Jungkook las probó consigo mismo mientras se pellizcaba a sí mismo dándose placer de solo imaginar el tacto ajeno, eran más que ideales para cumplir con el objetivo de que la lengua de Taehyung se enredara ahí, justo como lo estaba haciendo en ese momento.
Sus manos tomaron la cabeza del mayor para sostenerse y aferrarlo más ahí, Taehyung mordisqueó con cuidado, no privándose de succionar en cada vez, dejando aún más erectos los pezones marrones adornados con ese bonito plateado de la joyería. Quitarse la ropa entre ellos siempre se volvía una competencia para ver quién provocaba más al otro, pero en ese instante ni siquiera estaban pensando en hacer esos juegos.
Jungkook no se sintió liberado de la tela, haciendo movimientos torpes, pero efectivos para sacar de sus piernas el bóxer, para así al fin caer nuevamente en el regazo de su novio, quien gimió alto al sentir la fricción. Jeon aún se estaba regocijando ante la acción cuando volvió a ser víctima de la lengua experta invadiendo su otro pezón.
Perfecta distracción para que Taehyung apenas se levantara y así quitar su propia ropa. Deseaba seguir escuchando esos gemidos, esos jadeos, a Jungkook murmurando palabras obscenas junto a su nombre.
— Fóllame de una jodida vez, me importa una mierda si duele.
— Sh... no amor, déjame cuidarte. Amo tu cuerpo.
— Úsalo entonces...
— Lo haré – dijo contra el oído de Jungkook erizándole la piel cuando nuevamente empuñó la erección – lo usaré para darte placer.
Los movimientos iniciaron nuevamente, esta vez con mayor libertad, más erráticos, más pasionales. Con la respiración acelerada, los corazones latiendo al unísono como si compusieran la perfecta melodía. En sus cabezas resonaban aquellas teclas de piano siendo tocadas con precisión para que la composición de lo que era la culminación de su amor se manifestara.
Tan claro como la burbuja de calor en la cual se fueron envolviendo, tan vivido como notar que el tiempo a su alrededor se detenía para demostrarles que eran solo ellos, viviendo en ese espacio diminuto de un gran infinito. Dos almas enamoradas encontrándose, dos enamorados reviviendo el fuego de la pasión.
— Joder, Tae – gimió tan alto como le permitía su garganta, ahogando su voz entre los besos apasionados – te quiero dentro, solo hazlo.
— No, aún no.
La espalda ajena se curvó perfectamente en el momento que Taehyung abandonó los labios suaves de Jungkook, cambiándolos por la piel cálida y sensible del cuello. Se dejaron caer sobre el colchón, con las respiraciones agitadas, con el mayor no dejando de masturbar la erección palpitante, con el cuerpo de su bonito novio arqueándose para buscar más contacto, encontrando solo un poco de lo que tanto anhelaba.
Los labios de Taehyung regresaron a torturar los pezones ya erectos, adoraba la textura lisa de la piel, contrastando perfecto con lo frío de la joyería, con la cual estaba más que encantado de hacerlo objeto de juego. Sus dientes tomaron la argolla, mientras que su mano seguía masturbando la extensión dura. Con cada estímulo un nuevo gemido salía de esos bonitos labios.
Jungkook se retorcía entre jadeos, gemidos, súplicas e insultos hacia la nada, pidiendo que de una buena vez lo follara, mas no era escuchado, al contrario, se le ignoraba de la forma más erótica posible, con nuevos estímulos, sintiendo la rapidez en los vaivenes de la mano, las succiones en sus pezones lo llevaban en una nebulosa interminable. Sus dedos se enredaron entre las hebras oscuras, tirando de ellas cada vez que Taehyung le sacaba otro gemido más.
Todo palpitaba, su piel, su erección, sus oídos, los pezones húmedos y maltratados, la yema de sus dedos, su corazón yendo tan rápido que incluso le robó el aliento. No controlando sus movimientos cuando a todo eso se le unió un dígito paseando por el anillo de músculos sensibles, para luego recibir gustoso gloriosa humedad, envolviendo su extensión con una lengua hábil.
— Joder... — llevó sus propias manos a sus pezones para pellizcarlos, intentando replicar la sensación que Taehyung había implantado segundos antes. Sus ojos se encontraron con los contrarios, completamente hambrientos, mientras que mantenía su erección en la boca – sigue así, no pares.
La sonrisa del mayor solo fue el preámbulo para otro más de sus juegos, donde se dedicaba a bajar lentamente hasta tragar casi por completo el pene ajeno, llenándolo de saliva para que deslizara perfecto y así luego subir hasta el glande, repitiendo constantemente el proceso; rozaba sus labios con la carne brillante y palpitante, sus papilas se llenaban de ese sabor salado e incluso chispeante del líquido.
El solo concentrarse en darle placer en esa zona tan sensible estaba permitiendo que Jungkook fuera un océano de gemidos ahogados, moviéndose desenfrenadamente para que el dígito que apenas y masajeaba la entrada por fin se introdujera, poco a poco Taehyung le concedió su deseo, empujando lentamente en el interior, siguiendo con el estímulo en la erección. Su saliva comenzaba a resbalar, tan viscosa y perfecta para lubricar.
Jungkook tembló ante la sobreestimulación, tres de sus zonas más erógenas, siendo torturadas con tanta pasión. Se sentía estallar como en una supernova, dando paso a nuevas estrellas y constelaciones. Sus caderas se empujaban contra esos dos dígitos que ahora hacían lugar en su interior para darle más placer, deteniéndose abruptamente cuando llegaron a tocar cierto lugar.
— Joder sí, ahí, justo ahí – pudo sentir la sonrisa de Taehyung mientras que este seguía jugueteando con su erección – no te atrevas a parar.
— ¿Es una amenaza? – murmuró con su voz rasposa debido a la succión constante, obteniendo un casi gruñido por parte de Jungkook, quien enrollo sus dedos entre el cabello ajeno, queriendo expresar su desagrado ante la interrupción.
— Es una petición, para que mi amado me folle por todas esas noches que me prometió un futuro – la risa baja del mayor denotaba satisfacción, algo que se representó en una embestida en el interior apretado y húmedo, sacándole un gemido junto con un fuerte agarre, buscando sostenerse.
— ¿Así está bien, mi amor? ¿Más duro? – el gemido ahogado era glorioso, los movimientos buscando placer eran la mejor escena – responde, ¿cuánto más quieres esto? ¿Acaso no querías venirte para mí? Si no lo haces no te follaré como deseas.
Quizá fueron las palabras, o puede que se trataran de los dedos largos del mayor, profanando el interior como todo un experto, dilatándolo, abriéndose paso, haciendo escalonadas, como si estuviera tocando las teclas de un piano, firme y gentil a la vez. La revolución de sus pensamientos creando perfectas escenas donde era amado, adorado. Con esas manos paseando por su cuerpo como todo un experto, como si le conociera de los pies a la cabeza.
Fue fácil dejarse ir en una plétora de placer que desencadenó el mejor de los orgasmos secos que pudo haber experimentado, y fue esa misma ausencia de fluidos lo que hizo que Taehyung siguiera masturbando con tanto ímpetu que sus gemidos se ahogaron en sollozos, sus ojos estaban cegados por la bruma entre el sudor, lágrimas y miles de recuerdos.
Lo amo... lo amo mi señor
— Te amo – el calor lo invadió nuevamente al escuchar a Taehyung cerca de su oído, mordiendo su lóbulo – te amo tanto como para amarte en esta y en todas mis vidas mi amor.
La esencia líquida y viscosa se deslizó con facilidad desde la ranura del glande de Jungkook, dejando escapar una buena y preciosa cantidad de semen. No era algo que usara con regularidad para esos momentos, pero era tan perfecto, la sensación de cosquilleo era sublime; así que sin perder el tiempo y con una buena cantidad recolectada en su mano, no dejando que Jungkook recobrara el aliento, lo manipuló con la fuerza de la adrenalina, sacando sus dedos, sacándole un quejido por la abrupta salida y dejándolo boca abajo.
— Deseo enterrarme tan profundo en ti, hasta dejarte temblando.
— Hazlo, por favor.
No estaba pidiendo permiso, por el contrario, lo estaba afirmando y con ello llevó sus dedos empapados de semen a la entrada palpitante, rosada y poco dilatada de Jungkook. Un cosquilleo invadió a Taehyung en el momento que derramó algo de ese líquido ahí, el jadeo ajeno fue precioso, las reacciones de este le dejaron saber que disfrutaba estar así de perdido.
Adentró de nuevo sus dedos, esta vez agregando un dígito más, provocando que la espalda ajena se curvara. Las manos de Jungkook empuñaron las sábanas, su rostro se enterró entre la almohada ahogando su gemido alto. Taehyung se deleitó con ese panorama, comenzando a masturbar a ambos, embistiendo en la entrada y empuñando su propia erección, paseando por su extensión el resto de semen, esperando para poder fundirse ahí mismo.
Y sin previo aviso, más que el dejarlo vacío, Jungkook pudo sentir cómo su cuerpo se contrajo completamente, mientras que recibía nuevamente la dureza en su interior, golpeando su punto de delirio, el cual ya había estado siendo torturado previamente y sobreestimulado.
La piel cálida del pecho de Taehyung se pegó contra su espalda, dándole la mejor de las sensaciones, una posición que adoraba sentir porque el mayor siempre lo hacía lento y tortuoso, como si verdaderamente estuviera buscando enterrarse tan profundo hasta fundirse en una misma alma. Los labios del mayor se pasearon por la piel de los hombros, adorando poder remarcar esas constelaciones representadas en manchas pigmentadas.
— Dicen que los lunares son las marcas del pasado. Besos que dejaron nuestros amantes más devotos, dejándolos plasmados en la piel – el susurro de su voz se perdió entre el limbo del placer y la noche que los envolvió, mientras que Taehyung siguió embistiendo una y otra vez, no dejando de besar la espalda de Jungkook —, pero jamás esperé dejar tantas constelaciones en ti. Marcas que me recuerdan lo mucho que te ame, que te amo y te seguiré amando.
Palabra tras palabra eran seguidas por embistes que hacían gemir más alto a Jungkook. Las manos de Taehyung buscaron las contrarias deshaciendo los puños para entrelazar sus dedos.
— Te amo infinitamente Jeon Jungkook.
— T-también... ah- – sus palabras se veían ahogadas entre gemidos y jadeos.
— ¿Tú también me amas? ¿Mh? – arremetió nuevamente contra el interior de Jungkook – porque yo estoy loco por ti, me aterra pensar que puedo llegar a perderte.
— ¿Por eso siempre me follas tan duro? ... ¡Ah! Joder sí.
— Es para que no pienses en otro. Así quizá no te tentarás a atraer a más, que solo yo esté dentro de tu órbita constante – un estremecimiento lo invadió al sentir su clímax, Jungkook no era ajeno a aquello y en su interior todo se tensó y apretó más la dureza que tanto amaba sentir – me volvería loco si algo me aleja de ti.
Se dejaron ir, ambos alcanzando sus orgasmos. Era extraña la sensación de calor creciendo en el interior de Jungkook, en especial cuando Taehyung se derramaba dentro de él con tanto deseo, pues sus embistes seguían fuertes, certeros, profundos, con movimientos llenos de espasmos hasta detenerse lentamente.
Su frente húmeda cayó sobre la espalda ancha de Jungkook, donde nuevamente comenzó a besar cada lunar, recordando cada una de esas promesas del pasado, risas, llantos, discusiones y tragos amargos, todos siendo reemplazados por nuevas vivencias, mientras que con lentitud iba saliendo del interior que tan gloriosamente lo había acogido. Sus dientes rasparon la piel lisa, causando quejidos bajos por parte del otro debido a la falta de descanso.
— Déjame recobrar el aliento – se quejó por lo bajo, mostrando su rostro enrojecido, con el flequillo pegado a su frente, mirando por sobre su hombro a Taehyung, que seguía perdido besando, lamiendo y mordiendo su piel – aún estoy sensible.
— Lo sé, por eso lo hago, es parte del cuidado postsexo – la mirada que le brindó estaba llena de picardía y lujuria, Jungkook conocía muy bien sus intenciones y no se contuvo en el momento que elevó su trasero, moviéndolo de un lado al otro – ¿te me estás insinuando?
— Puede ser.
Los dientes de Taehyung se encajaron en la redondez, mientras que con sutileza rozó apenas su dedo en la entrada sensible, obteniendo un débil jadeo y el temblor en las piernas de Jungkook.
— No, no, sostenlo ahí, aún estoy alimentándome de ti.
— B-basta, en serio estoy muy sensible – no fue demandante, pero fue lo suficiente firme para que ese dígito torturador se alejara lentamente, no sin antes rozar nuevamente, dejando un fantasma en el espasmo que lo invadió – ¿quién eres tú y qué hiciste con mi inocente vecino?
— Es el mismo, pero lo educaste, instruiste, corregiste y ahora conoce tu cuerpo para amarte como mereces.
Taehyung trepó nuevamente sobre el cuerpo ajeno, dejando caer su peso sobre él, disfrutando la comodidad que existía ese acercamiento tan íntimo, con Jungkook sonriendo, cerrando los ojos completamente satisfechos con lo que acababa de pasar.
Jeon Jungkook bien follado = Jeon Jungkook feliz...
Sus pensamientos lo hicieron reír, perdiéndose en esconder su rostro entre el cabello húmedo, dejando besos en la nuca, bajando hasta el hombro para luego encontrarse finalmente con esos labios rosados, los cuales estaban completamente hidratados. Su lengua saboreó efímeramente los belfos para luego dar paso a un contacto delicado entre ambos pares.
— ¿Estás bien? ¿No te lastime?
— Estoy más que bien. Gracias – murmuró apenas, obteniendo un beso en su sien, para luego arrugar su entrecejo por la ausencia del calor ajeno, sintiendo el cuerpo ajeno cayendo a un lado.
— ¿Agradeces por follarte? – mencionó divertido, recibiendo gustoso a Jungkook en el momento que este se dio la vuelta lentamente, buscando esconderse contra su pecho, frotando su rostro, aspirando la esencia de la piel – ¿qué ocurre?
— Siento que todas las piezas se unen, me siento completo a tu lado.
Taehyung compartió el sentimiento, quedándose en silencio, acariciando el cabello enredado de Jungkook. Lo había pensado tantas veces cuando estaban juntos, que todo aquello era como estar reconstruyendo una parte de sí mismo y saber que era algo dual le hacía estremecer. ¿Cuánto más unidos estaban?
El arte de amar recaía en la propia expresión, porque todo podía ser una expresión íntima de los sentimientos. Taehyung pasó varias noches pensando en Jungkook, creando escalas musicales, disfrutando de fotografiar cada gesto de ese bonito rostro mientras que el otro realizaba lo que más le apasionaba, la poesía se quedaba corta ante las palabras que no podía expresar y hacerle el amor no era suficiente para dejarlo satisfecho.
— Amor – una murmuración fue su respuesta junto con los brazos de Jungkook aferrándose más a él, la respiración tranquila le dio a entender que quizá estaba agotado y querría dormir un poco más, pero Taehyung no podía soportar no decir aquello —. Múdate conmigo.
— ¿Qué? ¿Por qué sueltas algo así en estos momentos? – Jungkook se incorporó demasiado rápido, sintiendo el tirón en su espalda baja, maldiciendo por la tensión en sus muslos y lo poco cuidados que había sido – ¿qué ocurre contigo?
— ¿No lo quieres? Yo sí, y mucho – su rostro estaba iluminado por algo inexplicable para la mente nublada de Jungkook, quien lo observaba a unos centímetros de su rostro —. Vivamos juntos, ya lo hacemos, no veo porque no podemos hacerlo. Trae tus cosas a casa y...
— No pienso hacer eso, Tae – la frialdad en su voz hizo que una piedra pesada se instalara en el pecho de Taehyung, como si de nuevo aquella daga se enterrara en su costado, ¿acaso ya lo habían vivido? ¿También había sido rechazado de esa manera? – mi apartamento tiene demasiadas cosas, es más fácil que tú tomes tus maletas y te mudes, ¿no crees?
El pecho se le descomprimió en segundos, la risa de Jungkook fue como una brisa refrescante que le hizo regresar a la realidad en la que se encontraban. No había motivos para ser rechazado a vivir juntos. Además, no existía un tiempo adecuado para mudarse juntos.
— ¿Te asustaste?
— Mierda, por un momento pensé que me rechazarías – frotó su rostro con un poco de desesperación, deshaciendo el nudo en su garganta con cada respiración, sintiendo el cuerpo ajeno, abrazándose al propio nuevamente donde siempre debería estar, brindándole ese calor que necesitaba constantemente para que el frío jamás lo alcanzara – no hagas esas cosas, mi corazón no lo soporta.
— Eres tan dramático – Jungkook dejó un beso delicado, para luego morder el labio inferior del mayor – ¿enloqueciste acaso? Te acabo de encontrar después de mucho tiempo y piensas que te dejaré libre. Además, quién más me follará como tú.
— Gracias, es un alivio que pienses así de mí.
La risa de ambos rompió el silencio de la habitación, una vez el mayor rodó en la cama con Jungkook en brazos, comenzando a besarlo en el cuello, en el rostro, pasando la punta de su nariz por la piel sensible, causando cosquillas. Las yemas de los dedos de Taehyung hicieron trazos efímeros en las costillas de su novio, quien en un inicio pensó que le comenzaría a picar justo ahí, pero pronto se dio cuenta de que era simplemente el gesto, casi instalado en la memoria del mayor.
Jungkook casi pudo escuchar la melodía en su mente, con cada toque, cada tecla siendo aplastada para crear notas perfectamente armoniosas de una canción que nacía del corazón de Taehyung, compuesta exclusivamente para ellos, para él, para formar un todo. Anhelaba poder escuchar esa pieza culminada, sabía que su novio no estaba del todo a gusto con su trabajo, le había expresado que necesitaba algo más y no fue difícil identificar ese pequeño corte en la melodía cuando los dedos se detuvieron abruptamente.
— ¿Por qué te detienes? Me encanta cuando tocas el piano.
— Ah, ¿sí? – alzó una de sus cejas, recibiendo un asentimiento – bueno si me das algo a cambio quizá me sienta lo suficientemente motivado para volver a tocar y no estoy hablando del piano.
— No me tienes que explicar las cosas, lo puedo interpretar, yo solito, pero pensé que, con el hecho de que estaremos juntos, era suficiente motivación para ti.
— Lo era hasta que decidiste hacer añicos mi pobre corazón, aún me duele aquí – se señaló de manera dramática en el medio de su pecho, logrando que Jungkook soltara una risa baja, mientras que se dedicaba a darle uno que otro beso, lento e insinuador —. Más te vale que te arrepientas de haberme rechazado de esa manera tan cruel.
— Me arrepiento.
— ¿Lo haces? – su ceja se alzó, obteniendo una sonrisa burlona por parte de Jungkook, quien mordió su labio inferior para luego negar, riendo de inmediato cuando las cosquillas regresaron a robarle sonrisas —. Oh vamos, al menos pídemelo bonito.
— ¿Qué cosa?
— Que me mude contigo – la risa de Jungkook fue aún más alta, tanto así que Taehyung optó por sellar el sonido entre sus labios – pídelo, pídelo, pídelo – ronroneó entre besos y palabras – por favor amor.
— Pero ya lo pediste.
— Y fui vilmente rechazado.
— Dramático – los labios de Taehyung se hicieron en un puchero abultado. Jungkook se vio derrotado en el momento que esos ojos le suplicaron silenciosamente, sabía que no lo decía en serio, pero qué más daba, era su novio pidiendo algo tan simple como mudarse – Kim Taehyung, tú odias compartir tu espacio personal, detestas que alguien se meta en tus cosas, que muevan o desarreglen tus pertenencias.
— Hey, no puede ser esa una excusa, ¿tan mal compañero de vivienda soy?
— Jamás guardas los zapatos en su sitio y dejas los abrigos en el sofá cuando sabes perfectamente que existe un perchero en la entrada. Eres un completo caos, un desorden andante – el entrecejo de Taehyung se iba pronunciando cada vez más. Las manos de Jungkook acunaron ese rostro arrugado, aventurándose a dejar un leve roce en esos labios abultados – pero está bien, porque yo amaría vivir en ese precioso caos que es Kim Taehyung.
— Era más sencillo decirme, múdate conmigo, amado novio, sin ti mi vida no es la misma – una nueva carcajada hizo eco en la habitación – lo ves, no es tan difícil decirlo de forma bonita.
— Lo dije bonito.
Jungkook regresó a abrazar el cuerpo de Taehyung, quien gustoso lo recibió, con los brazos rodeando su piel, comenzando a delinear y acariciar con parsimonia, dejando fantasmas delicados, adormeciéndole los sentidos mientras que se dejaba consentir por los mimos de su novio.
Algunos besos más hicieron hogar en el cabello de Jungkook, mientras que algunos trazos invisibles creaban paisajes en el pecho de Taehyung, quien se estremeció un poco al sentir el frío de las joyas de los pezones ajenos. Jeon disfrutaba obtener cualquier respuesta de su novio y apenas sonrió por la reacción contraria al sentir el roce del frío metal.
— ¿Tanto así te gusta que te toque? – habló con picardía, haciendo más círculos en la piel desnuda.
— Me encanta, pero siento frío por el metal.
— No decías lo mismo cuando jugabas con ellos – no podía verlo, pero podía apostar que estaba abultando sus labios y frunciendo su ceño.
Adoraba esa imagen adorable de Jungkook. Sus emociones se aglomeraron en su pecho, logrando sacarlas apenas con un suspiro, quería quedarse ahí por lo que le restara de vida, no importaba si se trataba de un sucio hotel de paso, mientras que los brazos le fueran de utilidad para rodear el cuerpo de su precioso pervertido voyerista, con eso le bastaría. Jungkook era su hogar, su nuevo espacio seguro.
— Deberíamos tomar un baño.
— ¿Quieres arriesgarte a entrar en ese lugar?
— Es eso o sentirme pegajoso por lo que resta de la noche – Taehyung buscó de inmediato su teléfono, el cual había quedado en la mesa de noche, la luz brillante les lastimó la vista por unos segundos mientras se acostumbraban.
— Son las cuatro de la mañana – dejó un beso más en el cabello ajeno – interesante hora para hacerte gemir. ¿Tan rápido quieres quitarte la sensación de haberme tenido dentro?
— ¿Quieres intentar ser el pasivo de la relación para sentir lo incómodo que es tener semen derramándose?
— De acuerdo, ve a darte tu baño – Jungkook sonrió victorioso una vez logró salir del calor de los brazos de Taehyung, quien no pudo evitar morder su labio al ver la silueta de su novio andando a oscuras.
— No tardo, solo quiero limpiarme un poco. No te duermas.
— No lo haré, te esperaré.
La luz del baño aportó cierto ambiente diferente a la habitación, permitiéndole a ambos poder observar el rostro ajeno a la perfección. Taehyung lanzó un beso y un guiño, mientras que Jungkook sonrió tan amplio que no podía contener la felicidad en un simple gesto. No importaba lo mucho que odiara el tedioso proceso de limpiar su interior, de solo pensar que pronto podría regresar con su novio, le hacía erizar la piel.
— ¿Terminaste o necesitas ayuda? – la voz gruesa hizo eco en el baño mientras que se recostaba en el marco de la puerta, deleitándose con la vista, con un Jungkook más que sonrojado por la timidez que lo invadió.
— Casi termino, ¿en serio no quieres tener un simple baño de cuerpo? Tenemos una ducha portátil aquí.
— Tentador – alzó ambas cejas, mordió una vez más su labio inferior, sintiendo el leve ardor – solo si me dejas enjabonar tu cuerpo. .
— ¿Puedo hacer lo mismo con el tuyo?
— Puedo hacerlo perfectamente por ambos.
— Lo sé – Jungkook se acercó hasta el cuerpo contrario, tomando la mano de Taehyung para atraerlo al interior, llevando su mano libre hacia la dormida entrepierna ajena, masajeando lentamente el lugar, sacándole un jadeo gustoso a su novio quien se sostuvo del mueble —, pero no puedes negarme que yo lo hago mejor.
La intimidad con Jungkook tenía diferentes rostros a los cuales Taehyung no podía negarse a disfrutar, nada se comparaba como los besos delicados acompañados de manos llenas de jabón delineando sus cuerpos, con las pieles rozándose constantemente. Fue un baño rápido, algo que los mantendría limpios de las zonas íntimas, claro que eso no evitó que Taehyung hundiera nuevamente sus dedos en el interior de Jungkook con el único fin de asegurarse que había limpiado perfectamente el lugar, apretando en las paredes, estimulando su punto de delirio hasta hacerlo sostenerse de sus hombros.
Aunque no pasaron a más de unos cuantos jugueteos, pues gracias al cansancio acumulado terminaron por salir del cuarto de baño casi tropezando por lo relajados que se sentían. Entre besos y risas avanzaron en la habitación. Escucharon cómo los vecinos de la otra habitación se quejaban por el ruido de la noche anterior. Jungkook reía entre los besos que Taehyung se encargaba de robarle, permitiendo así embriagarse del otro.
— Tae – un murmullo fue su respuesta, Jungkook apenas alzó la vista para notar que su novio mantenía los ojos cerrados con una sonrisa instalada en sus labios – no quiero que esta realidad se termine.
— No lo hará amor, esta es nuestra – Jeon rodeó el cuerpo ajeno, aferrándose a esa piel con la cual quería ser uno. Los dedos de Taehyung comenzaron a dejar pequeños mimos, adormeciendo a Jungkook.
No fue consciente el momento en el que cayó rendido ante el cansancio y el sueño, junto con Jungkook, quien hacía un par de minutos se había relajado completamente producto de las constantes caricias. Era increíble lo hermoso que podía ser el destino al unirlos, al estar de nuevo entre los brazos contrarios, así que en el momento en el que un rayo de luz le molestó su preciado sueño, no se contuvo en quejarse apenas por la interrupción de su sueño.
En algún punto de la noche habían cambiado posiciones, teniendo a Jungkook de frente a su pecho, encarándose, casi, pues el rostro ajeno estaba siendo cubierto por las sábanas y una parte por el cuerpo del mayor, razón por la que ni siquiera estaba siendo perturbado por la luz del nuevo día.
Quién diría que en cuestión de meses su vida cambiaría, el haberse mudado a Busan había sido de las mejores ideas, sin embargo, el tiempo que tenía planeado para estar ahí comenzaba a ser menos.
Múdate conmigo...
Sus palabras no habían sido tomadas en serio y tampoco tomadas en cuenta en otro contexto, pues en el momento que Jungkook mencionó que su apartamento estaba vacío, le hizo entender que no fue lo suficientemente claro. Taehyung conocía los planes de Jungkook, el hecho de que tenía varias propuestas para tener un trabajo en las galerías de arte en Seúl, también le habían llamado para dar clases en una de las universidades más prestigiosas.
Ya había encontrado todos los papeles, incluso conocía un poco los planes de huir gracias a que Seokjin habló de más. Solo esperaba con paciencia a Jungkook decidiera por fin soltar la gran noticia, quizá fue demasiado indirecto al mencionarlo porque Taehyung solo buscaba hacerle entender que él estaría dispuesto a tenerlo y estar en su vida.
"No pensé que caería ante ti, cuando dijo que se quedaría en Busan por más tiempo creía que estaba bromeando"
La intención de su adorado novio era estar en Seúl, trabajar en algo distinto, aquel estilo de vida tranquilo en Busan solo era una pequeña bahía donde descansar antes de emprender el vuelo, ¿él lo estaba deteniendo? No, claro que no, porque él podría irse de nuevo a Seúl, donde tenía una vida en pausa, esperando a que Taehyung decidiera regresar.
Su teléfono sonó, el quejido bajo de Jungkook entre sus brazos lo alertó mucho más que el molesto aparato. Entre movimientos ágiles, un tanto lentos, uno que otro torpe logró deshacer su agarre para que su bello durmiente no despertara, obviamente no se permitió ignorar el momento en el que su novio abultó sus labios en un pronunciado puchero, acurrucados aún más entre las sábanas.
Taehyung lo arropó lo más que pudo, evitando que sintiera su ausencia por mucho tiempo, mientras que se daba a la tarea de poner en vibración el aparato sobre la mesa.
— Te amo, ya regreso – susurró, dejando un leve beso en la poca piel expuesta del rostro ajeno, deshaciendo el ceño fruncido, con otro beso más.
Los pasos fueron un poco torpes cuando se enredó con la ropa interior de Jungkook, la cual había sido víctima de la turbulenta madrugada, una sonrisa a medias surcó sus labios, recordando los gemidos que había logrado sacar y robar de esos labios. No pudo disfrutar de sus recuerdos cuando el teléfono en su mano volvió a vibrar, no dejándole más opción que ir hacia el baño, el asqueroso y repulsivo lugar al cual no tenía la más mínima motivación de utilizar.
— Hola mamá – mencionó sin más al aceptar la llamada, con su voz mañanera, haciendo notar a quien fuera del otro lado de la línea que lo había despertado.
— Hola mi niño, lamento llamar a esta hora – un murmullo semejante a un gruñido fue lo que escapó de los labios de Taehyung, detestaba que lo despertaran de aquella manera. Su cuerpo le pedía un poco de descanso después de la noche anterior.
— Está bien, dime qué ocurre.
— Es respecto a tu padre...
Jungkook se estiró en la cama, buscando con su brazo el cuerpo contrario que siempre se encontraba a su lado, dándole calor y quejándose por despertar tan temprano, sin embargo, esta vez se halló con la sorpresa de estar a solas. Se incorporó tan rápido que un mareo lo atacó seguido de una punzada dolorosa en su trasero.
Apretó las sábanas entre sus puños, esperando recuperarse, cerrando los ojos con el fin de estabilizarse de una u otra manera.
— ¿Tae? – le llamó esperando que su voz alcanzara los oídos contrarios, con la esperanza de que no estuviera tan lejos. Aunque no obtuvo la respuesta que quiso, sí que escuchó algo, la voz de Taehyung viniendo desde el baño, el cual tenía la puerta semiabierta – Tae...
— Lo resolveré, solo necesito un poco de tiempo, ¿sí?
El entrecejo de Jungkook se arrugó al no comprender lo que ocurría, dudó por unos segundos para tomar la decisión de salir de la cama, un suspiro pesado alió de sus labios, sintiéndose cansado, mientras meditaba constantemente lo que ocurría. Definitivamente, aquella conversación era un poco seria, lo tenía muy claro gracias al tono de voz que utilizaba su novio.
— No, no, esto es algo que puedo solucionar. Me encargaré de hacerlo... — intentó agudizar un poco más su audición, quedándose completamente callado, sosteniendo el aliento para que su propia respiración no le interrumpiera.
Se sobresaltó en el momento que escuchó la puerta siendo abierta, decidiendo que su cuerpo no debía hacer ningún movimiento para que Taehyung no lo notara, sin embargo, el rostro serio y un tanto preocupado cambió en el segundo que hicieron contacto visual, teniendo nuevamente esa sonrisa de labios tierna, con la mirada cálida que le expresaba amor.
— Hola – las mejillas se le ruborizaron a Taehyung mientras rascaba su nuca, no sabiendo muy bien si Jungkook llevaba mucho o poco tiempo despierto – pensé que seguirías dormido, ¿te desperté?
El olor a dentífrico invadió las fosas nasales de Jungkook, quien negó lentamente mientras seguía atontado por el rostro del mayor estando tan cerca de él, específicamente para robarle un beso y dejarse caer junto con él sobre el colchón.
— ¿Dormiste bien, bebé?
— Sí. ¿Y tú?
— Bueno, el tener un bebé caprichoso que no me deja abrazar toda la noche es una desventaja para mi sueño ligero – se quejó sin más el mayor, dejando besos en el rostro de su bonito novio, quien aún mantenía las mejillas hinchadas —, pero conque hayas dormido bien me basta y me sobra.
— ¿Ah, sí?
— Sí, porque tú te encargarás de manejar el resto del camino a casa.
— ¿Nos vamos ya? – una murmuración afirmativa fue su única respuesta mientras podía sentir al mayor escondiéndose en el espacio de su cuello y hombro, sus manos vacilaron en tocar el cuerpo ajeno, esperando que esa misma mañana fuera quizá diferente, empezando por tener una conversación sobre lo ocurrido – ¿es por la llamada?
— Ah, eso. No, solo fue... una llamada del bufete, quieren que haga unas cuantas asesorías más, no te preocupes por eso.
— ¿Seguro?
— Más que seguro.
El paso del tiempo le había demostrado a Jungkook que quizá y solo era una posibilidad, las cosas estaban predestinadas a suceder en tiempos específicos, porque a pesar de que todo se había acomodado a la perfección en su vida, con la nueva noticia que estaba frente a él todo volvía tener un nuevo cambio. No es como que le afectara aquello, no es como que fuera el más afectado ante las cosas inesperadas, pero sí existía alguien que no tomaba muy bien todo aquello.
Las cosas entre Taehyung y él se convirtieron en una montaña rusa de emociones interminable, después de regresar a casa, parecía que la vida decidió atacarlos con una avalancha de obstáculos sin resolver. Taehyung tenía más trabajo, por lo que la mudanza no se dio de inmediato, pues el mayor decidió que era mejor tener espacios separados para poder resolver ciertos asuntos.
Jungkook, por su parte, había tenido otra citación con el juez, quien había dado esa como la última de todas. Al mismo tiempo había salido por unos días para realizar trabajos en Seúl, teniendo así más días de distanciamiento con Taehyung, quien parecía estar recayendo en la ansiedad del trabajo. No cabía duda que era muy bueno en lo que hacía, pero se obsesionaba con algunos casos para resolver y lo que empezó como simples consultas se volvieron en un sin fin de papelerías donde las asesorías nunca terminaban.
Amaba verlo tan entregado a lo que hacía, no había una comparativa entre el Kim Taehyung que se veía perdido e indeciso al realizar nuevas actividades, enfrentarse a nuevas experiencias a como era Kim Taehyung trabajando en un campo conocido para él. Dominaba a la perfección cada aspecto de la ley, incluso se había dado a la tarea de tener pequeñas reuniones virtuales con Namjoon para arreglar que el caso de Nana se resolviera más rápido.
Aun así, con todo aquello, Jungkook no podía evitar extrañarlo, le hacía falta compartir tiempo de calidad juntos, comenzaba a temer por perder su vínculo, o que él mismo llegara a aburrirse de la dinámica de pareja, aun amando con locura a Taehyung. La monogamia no era de sus fuertes, la convivencia en unión con alguien además de su familia tampoco era un campo al cual estuviera acostumbrado.
La notificación de un nuevo mensaje lo sacó de sus pensamientos, y una sonrisa se instaló en su rostro cuando notó que el motivo de sus pesares se materializaba en un simple mensaje.
Tae
Pasaré por ti a la estación del tren.
Te extraño demasiado y necesito que regreses.
Sí, esa era la habilidad de Kim Taehyung, aislarse completamente de todo para luego refugiarse nuevamente en los brazos de Jungkook, como si de un niño pequeño se tratara. Parecía ser que cuando se sobrecargaba de todo el mundo exterior y cuando no podía más salía huyendo sin más.
Jodido Kim Taehyung...
Si sus hyungs lo mirasen en ese instante, si supieran lo que había estado pasando por su mente, les sorprendería que Jungkook no perdiera tiempo en responder el mensaje, estarían aún más perplejos al escucharlo murmurar lo mucho que se había tardado en hablarle. Porque en serio, de verdad deseaba ser buscado nuevamente por Taehyung.
Tae
¿Estás ocupado?
No respondiste mis mensajes...
Sé que me estás leyendo :(
Bebé!!!!!!!!
Conejo pervertido
No es necesario que vengas hasta aquí, hyung pasará por mí.
Tae
¿Hyung? ¿Hobi-ssi? ¿Seokjinie hyung? O...
Conejo pervertido
O... ¿Yoongi hyung?
Jungkook no pudo evitar reír cuando el mensaje fue marcado con una cara de desagrado, para luego obtener un infantil emoji con la cara molesta. Taehyung aún tenía ciertos desacuerdos con que su exnovio estuviera todo el tiempo con él, en especial en las últimas semanas después de regresar de la visita con Nana; a pesar de que se prometieron abrir aquel baúl de los recuerdos a su regreso era un tema el cual no habían tocado durante esos días gracias al trabajo, los viajes, las citas con el juez, y algunas cosas que los obligaba a estar completamente distantes el uno del otro.
Tae
¿Por qué te ha estado rondando estos días?
¿Acaso te quiere de vuelta? No me agrada
Eres mío...
Conejo Pervertido
No sé, qué tan tuyo puedes decir que soy si me tienes olvidado.
Mordió su labio inferior luego de mandar ese mensaje, sonriendo divertido al crear esa misma atmósfera divertida entre ellos, mas el nerviosismo llegó a él cuando notó que la falta de una respuesta había sido demasiado prolongada, ¿se había pasado con lo que dijo? Observó a su alrededor en la galería en la que se encontraba, donde minutos atrás había tenido una reunión importante en la oficina principal. Llevaba varios minutos esperando en ese lugar a que su hyung terminara de ajustar ciertos temas con la exposición de sus obras, mientras que él tomaba un breve respiro.
No le mencionó nada a Taehyung porque, quizá y solo quizá en esta ocasión no se sintió tan seguro de sí mismo, pero ahora, después de esos cuarenta y cinco minutos, todo cambiaba y realmente su humor un tanto ácido con poco tacto solo era una ventana de salida hacía liberar el estrés acumulado.
Sus pensamientos y la nube de grises que pintaba en su mente se disipó cuando en vez de recibir un mensaje nuevo estaba obteniendo una llamada, con el nombre de su novio, iluminando la pantalla, justo como su rostro se vio brillando por la anticipación de escucharlo.
— ¿Kook? ¿Estás molesto? – se escuchaba verdaderamente arrepentido, el suspiro pesado al otro lado de la línea hizo que su corazón se apretara. No esperaba que Taehyung se preocupara tanto, además las cosas no estaban tan tensas entre ellos, pero una vez más estaba olvidado y omitiendo el pequeño detalle que era Kim Taehyung con quien se relacionaba, por supuesto que le importaría demasiado su actitud extraña – por favor dime si lo arruiné todo. Sé que he estado un poco ausente durante estos días.
— Semanas Tae – lo interrumpió, no pudiendo ocultar su desagrado y tampoco deteniendo sus palabras al demostrar que también necesitaba un poco de drama en su relación tan pacífica – han sido semanas las que has pasado muy distraído.
— ¿Me odias por dejarte solo?
— Me duele más, no haber tenido sexo en estos días, preferiría que la presión que siento en el pecho se convirtiera en dolor en mi trasero y mi espalda baja, pero no podemos tener todo lo que queremos.
— Lo siento, de verdad lo lamento mi amor. Lo puedo recompensar.
— Eso me gustaría mucho, porque en serio te necesito, quizá un poco más en estos momentos – quizá solo se trataba de su propio nerviosismo, pero juró haber escuchado cómo Taehyung tragan duro al otro lado de la línea, mientras que él mismo se desesperaba por soltar la noticia que quizá no le agradaría mucho a su novio – ¿tardarás mucho para venir por mí?
— Pensé que... — detuvo su habla en el momento que sus ideas fueron calladas por su razonamiento, si aquello no era una clara indirecta de que era necesitado para estar juntos, entonces sería un completo tonto para no acatar la petición – ¿dónde estás?
— Estaré en el café de hyung, hay algo que necesito que hablemos.
— No tardaré – pudo escuchar el movimiento del mayor mientras maldecía una que otra vez, cosa que le hizo reír.
— Te estaré esperando – mordió su labio inferior, intentando contener las emociones, dejando salir solo un poco de ellas – Tae – el aludido murmuró una respuesta agitada – te amo.
— Te amo mucho más, prometo que hablaremos todo lo que quieras. Puedes insultarme por ser un idiota y ...
— Tae, solo ven.
— Okay.
Sentía el corazón acelerado, y con un leve dolor en el pecho debido al estrés de no saber si estaba haciendo lo correcto. Taehyung había estado dando lo mejor de sí para estar con él ahí en Busan, ahora cómo le explicaría que debía mudarse a Seúl para poder cumplir con el trabajo más esperado, ¿lo tomaría bien? ¿Le pediría explicaciones de sus acciones? Jamás se vio así de acorralado por tomar una decisión mucho menos una que la había hecho meses antes.
No esperó ser seleccionado, incluso ante la falta de respuesta pronta descartó toda posibilidad y ahora se encontraba en una enorme encrucijada. Pidió tener unos días para poder ordenar su vida y así tomar la mejor decisión. El hombre mayor no se veía del todo disgustado con sus palabras, quizá un poco contrariado, pero no le negó tener lo que estaba pidiendo, le habían otorgado una semana, para luego comenzar con los preparativos de su traslado hacia la ciudad o en su defecto encontrar un sustituto.
Se negaba a perder esa oportunidad, pero ahora en sus planes se encontraba implícita la convivencia con su novio. ¿Cómo le diría la noticia? Aún estaba dando vueltas en su cabeza cuando alguien se colocó a su lado, teniendo la visión de Yoongi con un cigarrillo entre sus labios, exhalando el humo por sus fosas nasales.
Una media sonrisa se extendió en sus labios, algo parecido a una muñeca extraña, cosa que Yoongi no comprendió, ese no era su Jungkook, ese con el que había convivido años, siempre se encontraría tan lleno de confianza, soberbia con una pizca de orgullo elevado a la décima potencia. Este individuo que sostenía su teléfono como si el mundo se le fuera terminar no irradiaba ni una quinta parte de quién era Jeon Jungkook y mucho menos después de recibir la respuesta positiva por parte del director de las galerías en Seúl.
— ¿Te sientes bien?
— No.
— Tan sincero como siempre. Por eso me enamoré de ti – murmuró Yoongi sin gracia y un poco nostálgico porque aquella actitud era usual entre ellos desde que pusieron ciertos límites respecto a su relación. Aun así, no perdían las viejas costumbres al momento de comunicarse. Sin tapujos y omisiones, Jungkook se encogió de hombros, negándose en el momento que el mayor le ofreció una calada del cigarrillo – ¿ya no fumas?
— No es eso, descubrí que me da más ansiedad cuando lo hago – el mayor asintió, manteniendo una mueca extraña en sus labios, no podría definirlo como una sonrisa, porque las comisuras de sus labios se encontraban medianamente alzadas.
— Entonces, ¿qué harás ahora? ¿Debo felicitarte por lograr lo que querías o te quedarás aquí?
— Aún no lo sé, quiero decir, tengo una idea de a donde quiero llegar, pero...
— ¿Te estás deteniendo a ti mismo por otra persona? – Jungkook apretó los labios, autoimponiéndose un mutismo que le hizo fruncir las cejas a Yoongi – pensé que el asunto de alejarte de tu familia estaba zanjado.
— Y lo está, pero no son ellos en quienes estoy pensando – la respuesta era más que obvia, para Yoongi no fue difícil adivinar lo que pronunciarían esos bonitos labios rosados que eran hipnotizantes para sus ojos – quiero que Taehyung me acompañe en todo esto.
— ¿Él no quiere?
— No sabe.
El reproche se vio reflejado en el rostro ajeno, Jungkook sabía que no podía ocultar algo de tal calibre, su hyung se lo estaba haciendo saber con sus muecas de decepción. Por supuesto que no era alguien que callara sus logros u objetivos, nunca lo hacía, pero quizá y solo era un pensamiento intrínseco el hecho de que los fracasos eran mejor resguardarlos en el interior de sus miedos más arraigados. Así nadie sabría de su mala suerte, de sus caídas y decepciones.
— Jungkook-ah, él lo tiene que saber. Entiendes que una pareja no solo es para pasar un buen rato teniendo folladas cada que quieren, también significa complicidad y sostenerse en los malos momentos – el cigarrillo entre sus dedos terminó siendo lanzado a un cenicero, donde fue aplastado con un poco más de fuerza – Joder Kook, él debería estar aquí contigo en vez de mí. Apuesto que no sabe de esta reunión.
Una negación fue su única respuesta, mientras la mirada de Jungkook paseó hacia otra dirección, encontrando algunas personas deleitándose con las obras exhibidas, pronto él también podría tener una sección para sus fotografías y una que otra pintura, la que le dio la oportunidad siendo la primera de esta.
— Hace unas semanas no había lugar o sitio al que no lo llevaras. Te acompañó a las clases de arte, las exposiciones, los talleres de fotografía y ahora lo alejas de algo tan importante en tu carrera.
— Yo...
— ¿Vio tu pintura? ¿Le diste la oportunidad de al menos darte halagos por esto que lograste crear?
Otra negación le fue dada y Yoongi necesitó alejarse unos cuantos pasos de él, esta clase de situaciones eran la razón por la que se desgastó su propia relación, tantas veces en las cuales Yoongi se sintió que era menospreciado o no tomado en cuenta. ¿Cómo se suponía que lo apoyarían si no hablaba?
Para Jungkook era un tema de orgullo, no quería parecer un fracasado frente a sus seres queridos, Taehyung era uno de los primeros en la lista después de su familia, por supuesto que encabezaban la lista de prioridades, pero el fracaso nunca fue una opción compartirlo. Aunque ahora se arrepentía, notó cómo llevaban su pintura hacia una de las salas de exposición, el letrero del lugar anunciaba que serían los próximos en ser revelados.
La dicha de esa creación habría sido mejor estando con Taehyung, el sentir, la euforia del momento no se sentiría amarga, tampoco lo sería el sentimiento de confusión al no saber qué hacer.
— Jungkook-ssi – le llamó uno de los encargados de esa galería – el director pidió que esta fuera la primera exposición de su obra, para luego trasladarla a Seúl, donde será vendida, pero necesitamos un nombre.
¿Qué nombre le podría dar a ese cuadro? Se trataba de la imagen de una mansión inglesa en la campiña de la vieja Gran Bretaña con un atardecer que bañaba el cielo de colores cálidos; todo desde una vista lejana, desde una distancia donde si cerraba los ojos estaba seguro de que podría sentir la brisa del otoño, el aroma del pasto, las aves en los árboles y el llamado de alguien conocido.
— Podría esperar... no tiene un nombre – el rostro lleno de confusión del hombre le hizo molestar, ¿acaso no podía esta indecisión con el nombre de su obra?, apuesto que a Taehyung no se le dificultaría tanto encontrar un nombre perfecto.
— Podemos esperar hasta que dé una respuesta al director, pero debe decirnos algo, al menos, si no los muchachos lo etiquetaran como un anónimo y ese no es el objetivo.
Jungkook lo observó una vez más, llenándose del calor y frío que le inspiraba esa vista, algo de lo que estaba seguro una vez en su pasado fue testigo, algo a lo que llamó un hogar, refugio, su espacio seguro.
— Kyomu – murmuró de pronto el artista del cuadro, dejando al encargado sorprendido – Un sueño que se hace realidad... ese quiero que sea el nombre y la inscripción.
— Me parece muy inspirador.
El hombre se retiró de inmediato, manteniendo una enorme sonrisa al obtener lo que necesitaba de Jungkook, quien regresó a su realidad, a la conversación que dejó en pausa con su hyung. Yoongi mantenía un semblante entre decepcionado y atónito.
— Así que Kyomu... es japonés. Un significado demasiado poético para una persona que es completamente todo menos romántico y profundo. ¿Pensaste en Taehyung? – Jungkook asintió, sin remordimientos o vacilaciones – eso lo hacen las personas enamoradas. El tener inspiración en sus amados.
— Lo sé.
— ¿Por qué si tienes estas emociones las reprimes?
— Tengo miedo, hyung.
— Jungkook. ¿Por qué estás haciendo esto? Te estás saboteando a ti mismo.
— ¿Qué pasa si no quiere seguirme porque se siente muy a gusto aquí?
— Entonces lo dejas y me dices para seguirte – la mirada ajena casi clavó miles de dagas en el cuerpo del mayor, por supuesto que no haría eso y Yoongi lo sabía perfectamente, pero nada le impedía poner de malhumor a su dongsaeng – sé que no quieres eso. Es extraño verte tan indeciso por una persona que sea fuera de tu círculo familiar, ni siquiera cuando salimos me consideraste.
— Sabía que me seguirías a donde sea, sin oponerte o tomar una opinión diferente. Por eso nunca me sentí a gusto cuando hacíamos algo que yo quería.
Sus pasos lo llevaron hacia una de las salas donde se exponían algunos cuadros y pinturas renacentistas, dando la bienvenida a ciertas obras de artistas poco reconocidos o bien etiquetados como anónimos debido a la falta de descripciones o alguna otra escritura que mencionara pertenecer a alguien.
Pinturas con personajes dignos de la realeza, paisajes casi tan hermosos como los de Monet, con campiñas inglesas luciendo sus pinceladas delicadas. Sabía que estaba siendo seguido por su hyung, entendía que le estaba dando su espacio, pero a veces, solo en ocasiones como esas necesitaba que lo enfrentaran para despertar de una buena vez, una bofetada de realidad, justo como lo hacía Taehyung con su intensidad.
Yoongi nunca fue de esa manera, era demasiado paciente, muy estático para el gusto de Jungkook. Siempre esperando sus movimientos para así moverse a su alrededor para hacerlo sentir cómodo, cuando lo que en realidad necesitaba era encontrar un tipo de inestabilidad que lo mantuviera en un balance entre la tranquilidad y la incertidumbre de buscar un nuevo futuro. Eso solamente lo encontró con Taehyung.
Taehyung... Taehyung... Taehyung...
Suspiró intentando borrar la presión que estaba sintiendo, regresando la mirada hacia su mayor, teniendo una súplica impresa en sus pupilas, buscando una respuesta, algo que le diera el rumbo el cual debía tomar. Vio a Yoongi presionar sus labios en una línea fina hasta hacer desaparecer sus belfos, quizá una queja diminuta comenzó a formarse en su mente cuando notó la duda en el semblante ajeno.
— Kook, yo creo que...
La mano de Jungkook se alzó frente a Yoongi, quien frunció su ceño, confundido al notar que no estaba siendo interrumpido por algo parecido a enojo o bien disgusto, sino más bien por el rostro iluminado en confusión y algo inexplicable. Con esos ojos oscuros brillando en miles de constelaciones, acercándose hacia uno de los espacios.
Avanzó tan rápido que en cuestión de segundos se encontraba frente a aquella pintura. Sus ojos picaron ante la inminente amenaza de lágrimas, las cuales contuvo en un nudo en su garganta. Quiso llevar su mano hacia la imagen, pero un tacto brusco lo evitó, teniendo a Yoongi tomándolo de la muñeca.
— Estás loco, no puedes tocar las pinturas lo sabes – bramó por lo bajo, él también estando desconcertado por la pintura, era imposible que una coincidencia así sucediera, pero en algún punto de su vida adolescente escuchó que todos teníamos algún antepasado o persona que se parecía demasiado a ti mismo y ese aunque no lo creyera, estaba ahí.
— Hyung, ves eso.
— Sí.
— Es...
— Taehyung, bueno no, en realidad es una persona muy similar a él – Yoongi soltó su agarre en la muñeca ajena, para acercarse a la inscripción del cuadro, inspeccionando lo que decía y de paso captar los detalles de la pintura – un duque enamorado junto a su heredero. Interesante, el autor es anónimo.
Eran ellos, definitivamente lo eran. Se trataba de su duque, y el hijo que había tenido con aquella mujer, pronto los recuerdos de ciertas escenas lo golpearon, dejando a su paso un dolor inexplicable como una enorme patada en el pecho. Quizá solo era el reproche de haberse negado tanto tiempo de pensar en su pasado representado en un estrujamiento que lo ahogaba para ahora estar frente a esa imagen.
Su mente se estaba abriendo paso entre escombros del pasado, dándose cuenta por fin de que su temor se disipaba. Taehyung... ese Taehyung, había vivido después de aquel fatídico momento, cuidaron al heredero de ese ducado, estuvieron juntos, afrontaron las duras habladurías.
Yoongi observó la vista más etérea frente a él. Alguien enamorado. Jeon Jungkook, completamente enamorado, rendido ante los caprichos de un amor. Joder, eso debía ser el espectáculo más maravilloso y sus insulsos ojos lo estaban apreciando en todo su esplendor. Aunque se sentía halagado porque aunque ese brillo fuera debido a otra persona, nadie le quitaría a Min Yoongi haber sido testigo de lo que muchos creyeron imposible.
— Jungkook, creo que deberías hablar con él. Decirle que tienes esta oportunidad, sé que él te seguirá sin importar qué.
— ¿Tú crees? – le regresó la mirada, con sus ojos brillantes cubiertos por una fina capa cristalina. Sus lágrimas casi escapando al ver asentir al otro – me puedes llevar al café de hyung, le dije que estaría allí.
— Yo te llevo, no perderé la oportunidad de ver su cara muriendo de celo cuando te bajes del auto.
— Hyung – la queja de Yoongi no ocultó su dolor debido al leve golpe que le fue propinado – solo llévame.
— Bien de acuerdo, lo haré.
— Oh, espera – sus manos comenzaron a intentar sacar su teléfono del bolsillo apretado, ¿por qué había decidido que era buena idea ir con ropa más ajustada de lo que acostumbra? Ah, cierto por mera etiqueta de vestimenta. El aparato por fin salió, estando entre sus dedos buscando la aplicación de la cámara.
— ¿Qué estás haciendo? – murmuró Yoongi en pánico porque estaba completamente prohibido tomar fotografías de las obras – te sacarán de aquí si haces eso.
— Cúbreme, necesito que Taehyung vea esto – antes de recibir una queja más, dio el clic para que la fotografía se quedara plasmada en su pantalla, sintiéndose orgulloso, aunque molesto en el momento que Yoongi le bajó el teléfono.
— Bien, la tomaste, ¿estás contento? – recibió un asentimiento con una sonrisa dibujada en los labios ajenos cuando inspeccionó que la imagen estaba perfecta – entonces andando antes de que te quiten la oportunidad de estar en la galería de Seúl por tomar fotografías. Andando.
Apenas había terminado de pronunciar esas palabras cuando su dongsaeng ya se encontraba varios pasos por delante, apresurándolo cada tanto al regresar la mirada. El emprender el corto viaje hacia la cafetería de su hyung fue más estresante de lo que esperaba, era como estar en contacto con una parte que no conocía de Jungkook.
Cada tanto se movía en el asiento, comenzó a morder sus labios constantemente, pellizcar el dorso de su mano para luego casi chillar por el mensaje de Taehyung mencionando que ya se encontraba en la cafetería. Cabe resaltar que lo apresuró en más de una ocasión y la paciencia de Yoongi comenzaba a agotarse.
— Hyung, puedes por favor...
— Jungkook-ah, basta. No puedo apresurar el tráfico, ¿de acuerdo? ¿Qué quieres que haga si estamos parados en plena cola de autos? Si quieres puedes esperar más rápido porque no avanzaremos por más que insistas.
— Solo iba a pedir que pusieras el aire, está haciendo demasiado calor – se quejó Jungkook, abultando su labio, llevando su pulgar hacia sus labios, acción que Yoongi detuvo.
— No hagas más eso, por favor, me pones de nervios y te lastimarás. Pon algo de música y acomódate como desees, lamento haber alzado la voz.
— Lo tomaré, pero que sepas que estoy muy ofendido.
El ambiente cambió a uno más relajado y divertido con Jungkook cantando constantemente canciones al azar, cosa que Yoongi disfrutó como si todo fuera un buen recuerdo, encerrándose en una burbuja en el tiempo. Quizá no sería con él, pero verdaderamente que nadie le quitaría la sensación de felicidad efervescente al ver cómo su dongsaeng estaba a escasos pasos de lograr lo que deseaba.
La sonrisa que iluminó el rostro de Jungkook no tenía precio, en serio adoraba ver esa imagen angelical con toques de picardía, algo que quizá Yoongi deseó que fuera para él. Sorprendentemente, no se sintió mal al notar aquella reacción, estaba bien, podía superar su gusto por Jungkook.
Por su parte, Jungkook no podía despegar la vista de la fotografía en su teléfono proveniente del chat con su novio, acompañado de un breve mensaje.
Los niños y yo te estamos esperando.
Una realidad bastante chocante en comparación a la imagen que guardaba en su galería; aunque aquello mismo le hizo reaccionar para pensar finalmente en el contenido de aquel sobre que Nana les había dado, recordando que no lo había abierto debido a todo el trajín de su regreso, el trabajo, las reuniones y demás complicaciones de su día a día como para poner atención a algo como aquello.
¿Qué encontraría ahí mismo? Aún recordaba a Nana mencionando que no debían asustarse por lo que verían. Le mostró el diario a Taehyung en una de las tantas noches que lo encontró leyendo, pero no habían hecho más que leer en silencio las notas dentro del mismo. Nana solo había preguntado una vez sobre cómo habían estado, pero Jungkook no tuvo el valor de mencionar su inesperado distanciamiento.
Sí, tendía a ocultar todas las cosas malas, no solo sus fracasos, sino todo aquello que lo podía avergonzar, herir o que cualquier persona podría utilizar como arma para hacerlo sentir débil. Taehyung era ese punto débil fuera de su poder que no quería ocultar.
Hacía un par de meses, la última vez que pagó por una sesión de terapia le habían mencionado que aquella pequeña creencia que tenía no era para nada buena.
"Si no se dice no duele... Si no se habla nunca sucedió"
Debía romper con eso mismo, si quería empezar con nuevas costumbres, una relación sana y estable, con nuevas oportunidades, entonces tendría que dejar todo atrás, eso empezaba con el primer paso. Bajarse de ese auto, correr a los brazos de quien sabía perfectamente, obtendría el consuelo que necesitaba y si no era así, entonces tendría que hablar, pedir y expresar lo que quería.
Taehyung siempre fue muy abierto con él, ¿por qué no ser igual? En las buenas y en las malas y ahora mismo, su vida estaba en una encrucijada de buenas experiencias mezcladas con algunas poco agradables.
— Llegamos – mencionó el mayor al volante, era la tercera vez que le hablaba, mas esa era la primera que Jeon escuchaba – ¿estás bien?
— Lo estoy – desabrochó el cinturón de seguridad, estaba listo para abrir la puerta con su mano en la manija, observando hacia la ventana, pero se detuvo, regresando la mirada hacia el mayor – gracias por todo hyung – fue un acto impulsivo, una onda explosiva que dejó estático a Yoongi luego de sentir que perdía el aliento mientras que el hormigueo en su mejilla se extendía debido al beso fugaz que habían dejado en ese espacio.
La puerta se azotó mientras que Jungkook caminaba lo más rápido que podía, intentando ver hacia el interior del lugar, sabía perfectamente que se encontraría en el área libre, ya que estaría cuidando de Bam y Yeontan, pero eso no evitaba el querer que su vista se llenara con la visión del mayor.
Los saludos de sus hyungs no se hicieron esperar al verlo entrar en la cafetería, conociendo a quien estaba buscando con tanta desesperación, pues sus ojos iban de un lado a otro, mientras que apenas murmuró un saludo con una leve reverencia.
— Está allá afuera Kook, ve – el rubor en las mejillas de su dongsaeng era inusual, pero todo era debido a ser descubierto con tanta facilidad, no discutiendo o dando más tiempo a entablar mayor conversación, simplemente asintió agradeciendo en un susurro – parece un poco alterado.
— Hyung, ¿crees que debemos preocuparnos? – cuestionó Hoseok hacia el mayor, obteniendo una negación – Taehyung-ssi también se veían un poco nervioso, no crees que pase algo entre ellos, ¿o sí?
— Yo pienso que... — la campanilla de la puerta sonó nuevamente, dejando a la vista la silueta de Yoongi quien se veía un poco distraído, suspirando hacia la nada, teniendo una media sonrisa al observar a su hyung y Hoseok, avanzando con un aura entre nostálgica y confusa – ¿ahora qué te ocurrió?
— No es nada, estaré bien – sobó su muñeca, la cual apenas estaba recuperándose, resintiendo el esfuerzo de manejar – ¿Jungkook...? – ambos dueños hicieron un gesto simple con la cabeza para señalar hacia el lugar donde se había dirigido – me alegro de que retomara su rumbo. Hyung, sirve una de esas bebidas frías de café.
— Yo lo hago hyung.
La sonrisa de Hoseok podía iluminar cualquier escena, incluso un corazón caminando en penumbras como el de Yoongi, quien apenas asintió, estando de acuerdo con aquello y tomando asiento en una de las butacas altas. Dio un último vistazo hacia su costado, deseando que su pecho algún día dejara de sentirse así de oprimido, víctima de un bonito impulsivo.
Dicho chico impulsivo, se halló a sí mismo suspirando, con una sonrisa en sus labios, al observar a su novio sentado al lado de la mesa donde se encontraba una bebida a medio terminar, con Bam y Yeontan en sus piernas, siendo que ambos hijos eran celosos de compartir el cariño de sus dueños. Quizá solo les gustaba tener la atención constante, pero esa simple imagen fue suficiente para hacerlo avanzar hacia el encuentro con su extraña familia.
Taehyung mantenía la vista hacia abajo mientras que acariciaba a Bam, quien mantenía una pose extraña, con la lengua de fuera, parecía estar sonriendo ante lo gustoso que sentía por recibir el tacto ajeno en su panza expuesta. Habría pasado ensimismado por más tiempo, pero la sombra de alguien, tener la vista de ciertas botas negras y escuchar esa bonita risa baja lo hizo finalmente alzar la mirada para encontrarse con esos hermosos ojos.
— Hola hyungie.
— Jungkookie – Jeon se acuclilló con el fin de estar a la altura de su novio, no esperando que Bam se le adelantara para levantarse y tumbarlo en el pasto, comenzando a lamer toda la piel expuesta que le era entregada – hey se supone que deberías saludarme primero.
— Bam, detente – con movimientos ágiles, lo abrazó para al fin quitarse de encima al cachorro, estando libre finalmente de la felicidad de su preciado hijo, mas no esperó recibir un beso en sus labios.
— Hola tú, ladrón de corazones.
— Hola romántico empedernido.
Bam se alejó finalmente del cuerpo de su papá, quien se incorporó con ayuda de Taehyung, no esperando para envolverlo en sus brazos, comenzando a dejar besos en su rostro, con tacto lento, casi irritante, casi desesperante, pues Jungkook intentaba perseguir los labios ajenos sin tener éxito en cada uno de los gestos afectivos.
— Te extrañé mucho.
— Me fui dos días de casa – Taehyung lo observó con amor en sus ojos, la luz del sol de la tarde hacía que el color en esos bonitos orbes fuera tan claro, profundo, con toques de antaño y melancolía —, fue poco tiempo, pensé que ni siquiera notarías mi ausencia.
— Lamento haberme perdido tanto el trabajo.
— Bueno, si lo hiciste, preferiste dormir en tu apartamento durante tres noches – la mirada de Taehyung parecía de un cachorro siendo reprendido, Jungkook no pudo evitar acunar el rostro ajeno para dejar un beso ligero – también te extrañé demasiado.
— Pensé que te habías aburrido de mí, dejándome solo con los niños.
— Miras demasiados casos de familia abandonando sus hogares, si me voy me llevo a los niños y te dejaría – la mirada de Taehyung fue de reproche y casi se abalanzó sobre su novio, pero este lo detuvo – no enfrente de los niños.
— Pensé que dirías que estamos en público, aunque me sorprendería que dijeras eso siendo tan voyerista, sería un poco extraño que me des una excusa tan vaga como esa, ¿no es eso, cierto?
— No.
— No hay tantas personas aquí, escogí la mesa más alejada de todos los fumadores para estar a solas – la mirada de Jungkook vaciló en todo el lugar, observando que los pocos intrusos estaban ensimismados en sus propias actividades – ¿es muy serio? Lo que tienes que decir... Prometo no ser un idiota y escuchar, no prometo comprender del todo por qué sabes que soy lento en ocasiones.
Jungkook se acercó solo un poco, aspirando el aroma proveniente de su novio, una combinación de crema de avena y miel, con el característico olor a canela proveniente del té que se encontraba en la mesa. Frotó la punta de su nariz con la contraria, buscando tranquilizar de esa manera a Taehyung.
— No son excusas, prometo que en serio soy lento...
— Eso no me interesa, puedo tener suficiente paciencia para explicarte, pero me interesa más la opinión de ellos que la del resto del mundo – ambos observaron a su costado donde se encontraban Bam y Yeontan, sentados sobre sus patas traseras esperando algo por parte de los humanos, jadeando un poco – tenemos espectadores intensos. Parece que están esperando algo.
— Han visto más que unos pocos besos, sé que están esperando escucharte gemir y gritar mi nombre con esas preciosas muecas tuyas – antes de que las quejas de su novio se escucharan, el mayor las silenció en un tierno beso, el cual estuvo lleno de pequeños ruidos quejosos, mientras que se dejaba caer en las redes de la manipulación que eran los labios y dientes – vamos a la casa, prometo recompensarte todo este tiempo alejados.
— Me encantaría – susurró sobre los labios ajenos, abriendo lentamente los ojos, encontrándose con esa mirada penetrante, recobrando el sentido de lo que debía hacer verdaderamente —, aunque antes podemos hablar un poco. No tiene que ser aquí, pero en serio... de verdad necesito que hablemos...
— Podemos caminar – sugirió Taehyung al notar la inusual ansiedad de Jungkook mirando hacia todas las direcciones posibles – hey, Jungkookie ¿está todo bien?
— No lo sé – su voz fue baja y apagada cosa que no le agradó al mayor quien le acunó el rostro, teniendo la imagen de un tierno conejo frotando su piel con la palma de su mano – solo promete que me escucharas lo que tengo para decir y luego podremos discutir todo.
— Okay, aunque, también hay algo que quiero poder conversar contigo – la tensión en el cuerpo de Jungkook fue fácil de ver, no existiendo nada que le trajera paz, ni siquiera la sonrisa que le brindó su novio – nada malo lo prometo. Bueno, depende de qué ángulo lo veamos porque quizá pienses que está mal, cuando en realidad yo creo que podría ser algo...
— Tae.
— Sí, en privado. Lo sé – se colocó de pie con bastante agilidad, extendiendo su mano hacia Jungkook, quien la tomó de inmediato para ponerse de nuevo a la misma altura, frente a frente – ¿nos vamos?
Con un simple gesto tanto Bam como Yeontan se acercaron a sus dueños, aunque el pequeño Pomerania fue tomado en brazos de Jungkook mientras que Taehyung se aseguraba de poder controlar la emoción de un cachorro dóberman que aún se creía demasiado pequeño como para no controlar su propia fuerza al tirar de la correa para salir del lugar.
No buscaron despedirse de sus hyungs y Taehyung decidió ignorar el hecho de que Yoongi se encontraba tocando unas pocas armonías en el piano, ya que se le dificultaba el hacer que sus dedos fluyeran con mayor rapidez por el teclado. Sus miradas se cruzaron y el mayor de ambos apenas asintió como parte de un intento de despedirse para luego desviar la mirada.
Quizá aún había ciertos roces entre Jungkook y él, o bien podría ser el hecho de estar lidiando con sus propias dificultades. Cualquiera de las razones, sin importar qué, nada le quitaría la sensación de victoria del pecho, porque a pesar de todo, Jungkook lo había escogido a él y eso mismo provocó que una sonrisa se formará en sus labios, llevando su mano hacia la espalda baja ajena, apretando ahí con posesión.
— ¿Mh? ¿Ocurre algo? – cuestionó Jungkook al sentir un escalofrío recorriendo su columna, terminando con la piel erizada debido al agarre, mas Taehyung solo atinó a negar lentamente, dejando un beso en su sien, pidiendo avanzar lentamente – Bam-ah, obedece a tu otro padre, no tires de la correa.
Las mejillas de Taehyung se pintaron de un coral tan bonito que fue oculto a la vista de Jungkook, quien estaba muy concentrado de hacer obedecer al inquieto cachorro de casi un año. No era la primera vez que su novio se refería de esa manera con sus mascotas, pero en esas ocasiones solo había sido para obligarlo a hacer tareas como sacarlos a pasear o limpiar, mas ahora lo utilizaba como una frase tan propia. Como si los cuatro pertenecieran a un mismo círculo.
Formaremos nuestra familia, amor, lo prometo...
Quizá debía aceptar que existían distintas maneras de formar vínculos y en esa vida tan desastrosa y alocada, estaba viviendo con un hombre lleno de energía, pervertido, decidido, formando una familia de dos junto a sus mascotas. Eso estaba bien para él, no necesitaba otra clase de hijo para sentirse completo, porque ya lo estaba.
— Deberíamos comprar comida.
— Para los niños o para nosotros – cuestionó divertido Taehyung, obteniendo una sonrisa pequeña y nerviosa por parte de Jungkook luego de haber dejado un beso en el dorso de esta.
— Para nosotros. Compré suficiente alimento para ellos antes de irme porque sabía que lo olvidarías, también dejé para ti.
— Sin ti habríamos muerto de hambre.
El ambiente familiar, cotidiano y tan hogareño los confortaba, les daba fuerzas, así como el valor necesario para no pensar en nada, mientras que en lo profundo de su inconsciente creía la enorme bola de nieve, lista para rodar cuesta abajo.
Siguieron avanzando por las calles hasta encontrarse con un pequeño parque donde solían salir por las noches a pasear a ambas mascotas. Sus rutinas habían sido adaptadas a compartirlas, pocas veces las hacían en solitario, aunque claro, eso debí ser un tema a tratar, no podrían vivir dependiendo del otro, porque joder que Jungkook casi enloquece al sentirse solo por sacar a sus hijos por las noches.
— ¿Nos detenemos para descansar?
— ¿Descansar?
— De acuerdo, nosotros necesitamos un poco de tiempo para seguirles el paso a ustedes dos – se quejó Taehyung, señalando a Jungkook y Bam, este último disfrutando de ir y venir a todas partes.
— Está bien, podemos detenernos.
Yeontan, se encontraba un tanto agitado en su andar, aun así intentaba seguirle el paso a Bam quien iba y venía, mientras que la pareja se mantenía en silencio, uno autoimpuesto, con ciertas inquietudes rondando en sus cabezas, no sabiendo muy bien cómo comenzar una conversación.
Sus manos no habían aflojado el agarre, y fueron capaces de notarlo cuando Jungkook se avanzó unos cuantos pasos hacia delante, para luego detenerse esperando a que Bam olfateara unos árboles, el agarre entre sus dedos se aflojó, dejando una sensación húmeda y fría debido a la brisa que les rozó la piel.
¿Quién de los dos estaba más nervioso? ¿Tan complicado era hablar lo que tanto los preocupaba? Podía notar que Taehyung le estaba dando el tiempo necesario para hablar y quizá ese instante en el cual no se veían a la cara era el perfecto.
— Tae...
— ¿Sí? – Jungkook estaba dándole la espalda, no atreviéndose a mirarle porque entonces perdería el valor. Taehyung se acercó a él, abrazando la cintura pequeña que tanto adoraba, colocando su barbilla en el hombro contrario, buscando entrelazar sus manos – puedes decirme lo que sea, estoy aquí. ¿Ocurrió algo con tus padres? – una negación le fue brindada – ¿con tu hermano y su familia? – una negativa más – ¿Nana?
— No, no es sobre ellos, es sobre mí, de ti, de nosotros – la tensión en el cuerpo de Taehyung se hizo presente. Jungkook pudo sentir cómo tragaba con más fuerza y se abrazaba más a su cuerpo como si con eso evitara que se alejara —. Quiero saber algo... ¿Tú te sientes bien estando aquí? Me refiero a la vida que llevas aquí.
— Bueno, me siento tranquilo que es lo que buscaba y a eso agreguemos que te tengo, me das calma en mi caos – se atrevió a dejar un beso en la sien ajena, comenzando a andar despacio, manteniendo la posición de ir abrazados mientras seguían adelante con el paseo – ¿por qué lo preguntas?
— ¿Has pensado en regresar a Seúl? Quiero decir, de considerar el dejar todo esto atrás, como la breve pausa que buscabas.
— ¿Por qué preguntas eso?
Jeon deshizo el agarre de sus manos, teniendo dificultad para despegarse del empalagoso hombre detrás de él, quien mantenía un puchero en sus labios, el miedo latente en sus ojos como si se tratara de un cachorro a punto de ser abandonado. Taehyung buscó de inmediato las manos ajenas en cuanto lo tuvo frente a frente.
Un breve suspiro fue lo que utilizó Jungkook para descongestionar la presión en su pecho, sonriendo de lado para que el mayor encontrara consuelo, pero no obtuvo más que un agarre más fuerte en su mano, con los labios entreabiertos como si estuviera listo para suplicar su presencia ahí. El corazón de Jungkook se estrujó ante la idea de que el mayor no estaría de acuerdo en regresar a Seúl.
— Recibí una oferta de trabajo – lo opaco que se veían los ojos ajenos fue sustituido por un ligero brillo de emoción, con los labios entre abiertos listos para mencionar algo, pero Jungkook lo interrumpió – en Seúl – el sello en los belfos rosados de Taehyung fue autoimpuesto. Parecía confundido y contrariado – es una oportunidad para dar clases en una de las universidades más importantes, además el rector de esa unidad de estudios es dueño de una galería de arte y dijo que era apto para exponer ahí ciertos trabajos.
— ¿Por qué no me habías dicho esto antes?
— Porque sucedió antes de que nos conociéramos, era una oportunidad que incluso yo mismo di por perdida.
— Por eso has estado tan misterioso con tus pinturas y trabajos de fotografía – Jungkook asintió con una mirada culpable – pensé que te habías aburrido de mí, arrastrándome a todas partes.
— Tonto, por supuesto que no. Es solo que prefería fracasar en silencio.
— Y cómo te consolaría después de eso. Hey, podemos compartir felicidades y tristezas, te imaginas con las ganas que te follaría por ganar algo, si tienes una idea de eso puedes imaginar que tan fuerte lo haría solo para consolarte.
— Ese tipo de romanticismo me interesa – se dejó abrazar por el mayor, quien lo envolvió tan fuerte, haciéndolo sentir como si fuera un niño de nuevo, siendo consolado por su madre o Nana – temía que lo tomaras a mal.
— Jamás – dejó un beso prolongado en el cabello ajeno, preparándose para por fin hablar —. Esto significa que tienes que mudarte a Seúl – un leve cabeceo fue su respuesta —, pues qué conveniente porque yo debo regresar a Seúl.
— ¿Qué?
— Mi padre enfermó y yo debo regresar a tomar mis responsabilidades en el bufete de abogados, lo he estado haciendo desde hace unas semanas. Quería evitar a toda costa regresar, pero no puedo hacer todo a la distancia y temía que llegaras a pensar que me alejaría de ti después de todo lo que hemos pasado.
Los labios de Jungkook se encontraron con los del mayor, sintiendo la efusividad creciendo en su pecho, sintiéndose un tonto por no hablar con él desde tiempo antes, empezando a considerar que ciertas actitudes estaban mal, se suponía que compartían una rutina, estaban empezando a tener una relación y la comunicación era un privilegio entre ambos para conocer ese tipo de detalles.
Taehyung seguía hábilmente el ritmo marcado por Jungkook, quien sonreía divertido en el momento que sintió los labios ajenos viajando de sus labios a la mandíbula, mordisqueando ahí. La atmósfera se estaba cargando de lujuria hasta que el ladrido de ambas mascotas los hizo reír.
— Te dije que eran intensos.
— Por qué mejor no vamos a casa.
— Estoy de acuerdo, pero antes de eso – se sostuvo de los hombros ajenos, notando el bonito brillo que había regresado a ellos – estás de acuerdo con mudarte a Seúl.
— Solo si lo haces conmigo, mi apartamento allá es más grande o lo será porque Bam necesita más espacio para andar por ahí.
— De acuerdo, pero pagaremos juntos el alquiler – las cejas fruncidas del mayor denotaban disgusto – al menos deja que pague por algo o quieres que busque otro lugar.
— No – la sonrisa ladina de Jungkook fue su símbolo de victoria – de acuerdo quizá pueda apoyarme con la comida de los niños – el gesto burlesco se borró del rostro ajeno – okay, tal vez de la nuestra también.
— Lo discutiremos estando allá. Por ahora tendremos que planear muchas cosas, debo responderle al director sobre mi respuesta – recibió un cabeceo afirmativo, mientras mantenía su labio inferior atrapado entre sus dientes, cosa que Jungkook no le agradó porque eran efectos del nerviosismo y eso siempre terminaba con daños e hilos de sangre de la pequeña herida – no hagas eso, no podré besarte tranquilo después.
En un silencio más ameno siguieron avanzando, teniendo pequeños empujones para hacer tropezar al otro, dándose sonrisas cómplices, eso duró todo el camino de regreso al edificio donde vivían y pronto sería su antiguo lugar de residencia. Taehyung tomó en brazos a Yeontan una vez llegaron a los ascensores, ya que al pequeño cachorro le aterraba la caja metálica, mientras que Bam era un entusiasta del mecanismo.
Notar esa imagen de su novio cargando algo entre sus brazos hizo recordar a Jungkook la fotografía en su teléfono. Lo observó durante unos largos segundos, mientras que el mayor dirigía su mirada hacia el número cambiante en la pantalla.
— ¿Qué pasa? ¿Tengo algo en el rostro?
— Sí, – Jungkook se acercó de inmediato a él, dejándole un beso en la mejilla – te hacía falta eso para verte más guapo – el sonrojo en las mejillas se instaló tan rápido como se abrieron las puertas frente a ellos – vamos, debo mostrarte algo. ¿Te quedarás en casa hoy?
— Solo si estás de acuerdo en que regrese.
— Si no lo hacías tú, tendría que meterme a tu apartamento.
— No es allanamiento cuando eres mi pareja, te conoces el código y por sobre todo, yo te estaría esperando – un beso fue depositado en sus labios como respuesta positiva a lo que había mencionado – aunque lo mejor es que nos quedemos en el tuyo porque ahí está la comida y el resto de mis cosas, creo que ya es más nuestro que solo tuyo.
— Yo también lo pienso. ¿Podrás sobrevivir al caos creativo de un artista?
— Lo haré, si tú sobrevives al de un adicto al trabajo.
— Estará a discusión – las comisuras de sus labios se alzaron apenas, no hablaba en serio, Taehyung era consciente de aquello, no había nada que le indicara que debía preocuparse y esa actitud tan refrescante es lo que hacía que su relación funcionara.
Avanzaron por el pasillo casi interminable, hasta llegar a la puerta del apartamento de Jungkook, un lugar el cual no había entrado durante muchos días, al menos no como le gustaría, pues si bien compartían algunas comidas, una que otra tarde juntos, las noches Taehyung las había tomado para encerrarse en su trabajo. Regresar a aquel apartamento era liberador.
El olor a lavanda jamás fue su favorito, pero sí que le reconfortaba el alma con solo pensar que ese era el aroma de su hogar. Ambos quitaron sus zapatos, Jungkook tomándose su tiempo para desatar las cintas de sus botas colocándolas perfectamente en su sitio, dejando en el perchero su chaqueta, mientras que Taehyung utilizó la punta de su zapato para quitar el contrario, dejándolos a un lado y quitando su abrigo, cargando con él hasta dejarlo en el brazo del sofá.
Jungkook se perdió en el pasillo corto del apartamento, adentrándose a la habitación, Taehyung lo observó en todo el recorrido mientras se realizaba una coleta a medias, entonado alguna melodía. Decidió que lo esperaría en la sala, donde se dejó caer rendido, teniendo la compañía de ambos hijos perrunos, a quienes consintió con caricias hasta que la silueta de su novio se colocó frente a él.
— Recuerdas esto – Taehyung alzó la mirada hacia Jungkook, esperando no encontrar reproche en sus ojos porque se trataba de aquel sobre que Nana les había pedido abrir, asintió como única respuesta y la sonrisa que se dibujó en esos bonitos labios rosas le trajo paz – creo que debemos abrirlo y mirar lo que nos entregó Nana.
— ¿Por qué tan de repente? – el menor se dejó caer a su lado, tomando uno de los cojines para colocarlo sobre su regazo, dejando su teléfono sobre este y entregándole el sobre a Taehyung.
— Hoy cuando salía de la reunión con el director me encontré algo en la galería y creo que puede estar relacionado con lo que hay ahí dentro.
El teléfono le fue entregado a Taehyung, quien se sintió confundido en un primer instante para luego tensarse. La fotografía era un cuadro de él, junto con un niño, por un momento pensó que tal vez se trataba de una mala broma, una de esas cosas que ahora se podían realizar con las aplicaciones creando fotografías inexistentes, pero bastante creíbles. Aunque esto era diferente porque entre más observaba más seguro estaba que eso no se trataba de algo falso.
Y como si fuera una avalancha estrellándose contra una roca pequeña, todo llegó a él.
Mi señor por favor vea hacia este lado para poder dibujar correctamente...
La escena de un artista frente a él era tan clara como si estuviera ahí mismo, vestido con esas ostentosas ropas, en ese gigantesco palacio extraño con servidumbre a su alrededor, con Jungkook sonriendo a un lado. Se veía precioso, tan elegante, con esa vestimenta antigua, sofisticada, negando constantemente hacia la petición que había hecho.
No mi señor, el cuadro es de usted con el heredero... yo soy un simple mozo y mano derecha...
Las miradas de todos fueron cómplices, todos en aquella habitación conocían la dinámica de esos dos, era un secreto gritado a voces en esas paredes, en esa casa donde todos estaban gustoso de resguardar porque jamás habían visto a su señor tan feliz desde que había enviudado.
Habían criado a un precioso niño que correteaba por todo el salón, jugando con los sirvientes y algunos perros de compañía. Era una sensación inmarcesible, algo que aún habitaba en algún espacio de su alma que lo invadió para darle calor.
— Eres tú y el heredero... — los dedos largos y temblorosos de Taehyung apenas tocaron la pantalla, notando cada detalle de la pintura – estás mirando hacia otra parte como si no te interesara un poco el artista frente a ti. Maleducado – reprochó Jungkook intentando aligerar la atmósfera – me pregunto qué estabas...
— A ti – murmuró sin más, conociendo la incógnita entre las palabras de Jungkook – te veía a ti todo ese tiempo, parece que desde siempre lograste cautivarme.
— El cuadro se llama Un Duque enamorado y su heredero.
— Es un buen título – sonrió apenas, dirigiendo la mirada hacia Jungkook, quien también se encontraba con una emoción inexplicable – ¿miramos el sobre?
Con movimientos temblorosos, Jungkook abrió con cuidado el sobre, quitando lentamente el adhesivo que mantenía seguro el contenido en su interior. Parecieron eternos los segundos que le tomó a Jeon sacar los papeles, siendo lo primero una carta con una perfecta caligrafía, los hanguls se extendían por todo el papel. Jungkook reconoció que aquella escritura pertenecía a Nana.
Mi Jungkookie
Sé que esta carta puede parecerte un tanto extraña, incluso inusual, pero sé que llegará a ti en el momento correcto donde todo encaje perfectamente. Han pasado algunos sucesos de los que soy consciente que tienes miedo.
Sentirse enamorado es la emoción más aterradora y a la vez más mágica, sé que te encuentras contrariado por saber si te aceptaremos tal y como eres, pero mi niño déjame decirte que lo hemos hecho desde siempre; sin importar tus gustos particulares, solo espero que la persona que te acompañe en el futuro te corresponda de la manera en la que mereces.
Una vez me preguntaste, ¿cómo podrías saber que estás enamorado? Te dije que te lo diría cuando fueras mayor, pero aún sigues siendo mi niño, ese de ojitos brillantes que me llamaba cada vez que regresaba de la escuela. Aunque ahora es diferente. Ahora eres mayor, tienes músculos, estás más alto, pero aún guardas esa esencia tierna y adorable que tanto amo.
Mi dulce niño, no temas enamorarte cuando lo encuentres solo déjate llevar, porque cuando te enamoras, cuando encuentras a la persona correcta, todo encaja, en cualquier sentido, en todos y en ninguno; todo fluye sin ser presionado, sin ser obligado y entonces entenderás por qué no ha funcionado con nadie más.
Tendrás un porqué a tus lágrimas, una solución a los miedos y la respuesta a las inseguridades sobre dejarte amar, para amar completamente a otro. Quizá igual a ti, tan roto en alma, tan reconstruido en ilusiones.
PD: te dejo un pequeño regalo, que estoy segura, te encantará. Si ya has terminado el diario, estoy segura de que sabrás reconocerlo.... Es muy apuesto, debo decir, espero que tu próximo amor sea tan fiel como El Duque y su adorado Mozo. Será mejor que le encuentres un buen dueño a mi obsequio.
Taehyung tomó el sobre para sacar el resto de contenido que pesaba un poco, terminando con dos fotografías un tanto antiguas, y con un pequeño saco de tela, el cual era el provocador del peso extra. La curiosidad de ambos se volcó en saber lo que contenía, encontrando en su interior dos anillos, uno con una cadena de oro, como si hubiera sido utilizado para estar oculto.
Los relieves y tallados eran preciosos, si los unían verían el perfecto eclipse de la luna y el sol. Se dirigieron la mirada de inmediato, como si aquellas joyas las reconocieran como propias, como si regresaran a sus dueños. Taehyung tomó la mano de Jungkook, llevándola hasta sus labios, besando el dorso de esta.
— Este es tuyo – murmuró, dejando el anillo del sol en la palma contraria, con Jungkook asintiendo de acuerdo con lo mencionado, sintiendo la cadena, resbalando por su plata, mientras que Taehyung tomó el de la luna, dejando un leve roce con sus labios – te ves tan hermoso como siempre. Puedo atreverme a decir que incluso más que cuando viste estos anillos por primera vez.
— Creo que esta vez lo usaré con orgullo justo donde debe ir.
Con delicadeza deslizó el anillo por su dedo anular, para luego tomar el contrario, haciendo exactamente lo mismo que con el propio, uniendo sus manos, entrelazando sus dedos, sintiendo el metal frío acoplándose a ellos.
Un suspiro enamoradizo salió sin permiso por parte de los labios de Jungkook, quien no perdió de vista la mirada contraria llena de amor. No rompieron el contacto visual hasta que una de las fotografías cayó al suelo, robándose su atención nuevamente, teniendo una leve punzada en sus pechos al darse cuenta de que era la imagen que Jungkook ahora poseía en su teléfono.
No era la primera vez que alguien buscaba ese cuadro, esa pintura había sido expuesta en más de una ocasión, ahora tenían una fotografía antigua, con los bordes un tanto dañados por el paso del tiempo y en la parte posterior tenía una escritura borrosa.
"Un Duque enamorado y su heredero.
Corea 1869"
El amor trasciende incluso las barreras del tiempo.
Para mi amada esposa Jeon Areum
Era la letra de su abuelo dando así prueba de la búsqueda sobre la historia preferida de Nana, conocer que su abuelo también observó aquel cuadro, le removió el corazón.
— Kook, mira.
Sus ojos no podían creer lo que estaba plasmado en la segunda fotografía, se trataba de él, bueno, la imagen del pasado, ese mozo que se había convertido en el todo de un Duque, un noble que cumplió su palabra de ser solamente suyo, justo como deseaba hacerlo su versión actual. Estar unidos por el resto de esa nueva vida.
— Esto me asusta – el temblor en su voz era entendible, Taehyung también estaba siendo víctima de esas emociones fuertes – me siento afortunado de estar viviendo esto.
— Yo también – besó nuevamente la mano que mantenía aferrada a la propia para no perder en la nebulosa de la realidad alterada, recibiendo un sonrojo intenso en las mejillas de Jungkook.
— ¿Es todo lo que había en el sobre?
Con las emociones a flor de piel, escudriñando en las memorias pasadas y con la curiosidad a flote, fue Taehyung quien revisó una última vez el contenido que aquel maravilloso baúl de los recuerdos, como si fuera una máquina del tiempo portátil, encontrando una última cosa, un papel doblado en varias secciones. Nervioso, pero decidido, lo tomó entre sus dedos, suspirando para apaciguar el acelerado ritmo desbocado que mantenía su corazón.
Sus dientes atraparon su labio inferior al notar lo que contenía, era una partitura o parte de ella, la alzó frente a Jungkook, quien ladeó la cabeza no comprendiendo lo que significaba.
— Es el verdadero final de la melodía.
— ¿Puedes tocarla para mí?
— Por supuesto.
Se levantó de su asiento, sintiendo las piernas temblar, aventurándose a dejar un último beso en la frente de Jungkook, para finalmente separarse y así ir al pequeño piano en la sala, tropezando con el pequeño banco frente a este donde tomó asiento. Sus dedos se posaron sobre las teclas, comenzando a tocar la melodía que se sabía de memoria, haciéndolos suspirar a ambos, creando la perfecta esfera, su propia burbuja donde se detenía el tiempo.
Podían verse a ellos mismos bailando por el salón vacío, escabulléndose por las noches, entre cortinas largas, oscuras, salidas a los jardines, ocultos entre sabanas, amándose intensamente.
— Es perfecta – susurró Jungkook abrazados a la espalda de Taehyung, quien siguió tocando un poco más la melodía repitiendo unas cuantas notas más – me hace sentir paz.
— A mí también.
— Oh, casi lo olvido – Jungkook se separó del abrazo haciendo que Taehyung se detuviera para prestarle su completa atención – no pude mostrarte el cuadro que terminé de pintar hace una semana para la galería.
La imagen del lienzo le trajo nostalgia, ver aquella mansión solo le evocó recuerdos. La perspectiva desde la que estaba pintada era la misma que tendría si la observaba desde uno de los extremos de los jardines, el que daba hacia el bosque de caza para ser más específico. Su primer encuentro, lo que desencadenó todo ese destino entrecruzado, probablemente esa había sido la primera visión de Jungkook al llegar a esa casa.
Casi pudo respirar el aire puro, sentir el viento alborotando su cabello, el aroma de las flores silvestres, el sonido de las voces del resto de personas...
— Es lo que una vez fue nuestro hogar y refugio. Kyomu...
— Nuestro sueño vuelto realidad.
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