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Trei

Han pasado tantas noches, semanas, meses... quién sabe quizá años o décadas donde me sentía vacío y no comprendía el porqué. No estaba incompleto, solo estaba ausente, carente de mí mismo, quería olvidar, pero no podía...

En ocasiones a la mente se le olvida que no puedes olvidar lo que no puedes recordar y te frustra, te estanca, te consume y te envuelve en un abrazo asfixiante hasta hacerte enloquecer hasta que... te pierdes.

Pero, está ese pequeño retumbar, que suena quedito, que está ahí, que no se notaba porque lo ignoraba, más ahora quiero hacerlo resonar tan fuerte que todos lo escuchen, no, lo que quiero es que llegue a ti... ¿Debo gritar? ¿Debo susurrar? ¿Debo hablar? Dime qué debo hacer para que esto no muera en el espacio oscuro de mi mente y por fin encuentre a su remitente.

Quizá mi aliento alcance tu piel para erizarla... o mis dedos provoquen fantasmas a los que llames caricias... quizá mis labios con los tuyos un día se vuelvan a encontrar para que al abrir los ojos, luego de tan dulce encuentro, pueda susurrar...

Qué hermosos se ven tus ojos después de besarnos...

— Taehyung, debes concentrarte si buscas quedarte tocando el piano, sé que esto es un pasatiempo para ti, pero sé que puedes hacerlo.

— Lo lamento Yoongi-ssi.

— No te disculpes, levántate y vuelve a hacerlo – el mayor notó cierto nerviosismo en Taehyung, lo cual le hizo sentirse culpable por hablar de esa manera, Taehyung no tenía la culpa de que él mismo estuviera de un humor no muy agradable – Taehyung, sí, no desearas hacer esto, sé que jamás te habrías puesto de pie para intentarlo. Si yo pude ver ese brillo... – Yoongi se contuvo en seguir mencionando porque sus pensamientos lo llevaron a una sola persona. Jungkook.

Sí, él lo pudo notar. Joder, Jungkook no solo había visto algo en Kim Taehyung, le conocía tan bien que incluso podía saber cómo lo vociferaba de cierta manera descarada. Yoongi lo supo en el momento que no dejaba de hablar sobre lo bien que se sentía escuchar a alguien tocando un instrumento con tanta pasión.

— Prometo, no equivocarme, no te decepcionaré. Es solo que me siento nervioso de no saber si lo estoy haciendo bien y lo arruine todo al equivocarme.

— Está bien equivocarse, estás aprendiendo, solo no te sabotees a ti mismo dejando de tocar. Ahora, vuelve a practicar la escala.

Era la tercera vez que se lo mencionaba, pero no podía evitar el regresar, la mirada hacia la entrada del lugar cada vez que escuchaba la campanilla de bienvenida, sabía muy bien que el mayor tendría su operación esa misma tarde, también recordaba la manera en la que mencionó que él vendría para acompañarlo. ¿Podían culparlo por tener esperanza de tener un encuentro más?

Durante cuatro tardes seguidas había estado asistiendo a la misma cafetería, la primera tarde fue para tomar su malteada favorita, las siguientes fueron porque Min Yoongi había decidido hacerlo su pupilo. No vio problema alguno en aceptar la oferta, pues esperaba, deseaba que en una de esas tantas ocasiones se hiciera presente la razón de su angustia, mas nunca sucedía, al menos no como esperaba.

Constantemente se distraía creando escenarios posibles, donde él se encontraría tocando alguna pieza y sería suficiente para atraer la atención de Jungkook, pero eso solo provocaba que se distrajera, cosa que no le agradaba a Yoongi.

El mayor le llamaba la atención constantemente cuando se equivocaba con las notas, la posición de los dedos, sus manos, sus pies, los tempos o la lectura de los pentagramas. No es que no le trajera felicidad el hecho de tener a alguien tan dispuesto a enseñarle, el problema era que sus esperanzas de hablar con Jungkook de nuevo se desvanecían con cada nota que no ejecutaba a la perfección.

¿La razón de ni siquiera atreverse a llamarle? Muy simple, era un cobarde y acosador.

Yoongi mismo se rindió ante la falta de atención, notando la angustia en los ojos ajenos al no encontrar eso que tanto anhelaba. ¿Así se veía él esperando ver a Jungkook?

— Taehyung, ¿esperas a alguien?

— ¿Uh? No, por supuesto que no.

— Estás más distraído que de costumbre. ¿Te sientes bien?

En realidad no lo hacía, le era prácticamente imposible a Taehyung no pensar en Jungkook riendo de manera nerviosa, sonriendo tan bonito cuando notaba con satisfacción que uno de sus alumnos lograba hacer una técnica. ¿Por qué se le hacía tan difícil acercarse para tener una conversación? ¿Por qué se había esperanzado en tener una oportunidad tan lamentable como un encuentro casual?

La respuesta la tenía frente a él. Min Yoongi, la persona a quien más admiraba, se convertía en una especie de ¿enemigo? ¿Rival? ¿Adversario? ¡Pero qué carajos estaba pensando de nuevo! Por qué no podía aceptar el hecho de que el contrario parecía tener un tipo de relación beneficiosa con Jungkook.

— Yoongi hyung, casi es hora, Jungkook dijo que no podrá ir, así que seré tu acompañante – ese nombre causaba la misma sensación en los dos hombres que se encontraban en el banquillo del piano.

— Sabía que no vendría – murmuró de manera melancólica, parecía que se había resignado a aquel trato por parte de Jungkook, quien de un día para el otro su afecto hacia él era similar al cariño demostrado por un amigo, ¿todos esos meses fueron un espejismo?

— Yoongi-ssi ¿se encuentra bien? – cuestionó Taehyung, curioso del estado del mayor.

— Todo está bien, Taehyung-ssi, no es importante.

Hoseok fue el primero en juzgar aquella frase, ganándose un gesto molesto por parte del mayor indicando que hiciera silencio, pues no necesitaba que nadie más le recordara su situación, el estado de negación comenzaba a ser transitorio y quizá ahora debería buscar un nuevo pasatiempo que no lo hiciera pensar en Jeon Jungkook.

— Hyung, no llegaremos a tiempo para...

— Lo sé... lo sé... Taehyung-ssi – el mencionado murmuró una respuesta esperando pacientemente lo que diría el contrario, aunque sus gestos ansiosos lo hacían parecer un poco desesperado, algo que alteraba el humor de Yoongi – puedes por favor dejar de lastimar tus manos.

Taehyung no pudo evitar ampliar los ojos al escuchar aquello, regresando la mirada hacia sus manos, las cuales estaba pellizcando de manera inconsciente como un mal hábito que no lo dejaba.

— Lo lamento, estoy un poco nervioso.

— ¿Por qué? Taehyung-ssi, debes entender que hay cosas por las que no debes preocuparte. Además, si lastimas tus manos, ¿cómo seguirás practicando ahora que no podré enseñarte?

— ¿Tan mal he estado que ya no me seguirás enseñando?

— ¡Hyung! Deja de torturar a Taehyung – Hoseok le sonrió amplio al nuevo pianista, quien parecía ser menos afectado ante la presencia del otro – descuida Taehyung, hyung solo quiere ser dramático. No podrá enseñarte debido a su operación.

— Oh.

— Quizá debas considerar un nuevo profesor – Hoseok alzó ambas cejas de manera insinuando, pues aunque en un inicio prefirió no entrometerse en la vida de su donsaeng le parecía divertido ver la manera en la que esos dos se buscaban constantemente.

— Yoongi-yah, tenemos que irnos al hospital, deja de alardear tus conocimientos frente a Taehyung y comienza a mover tu trasero hacia afuera.

— Seokjin hyung, estás poniendo demasiado empeño a algo sin importancia – se quejó Yoongi, ganándose una mueca de molestia, junto con una amenaza de golpe.

— Tu salud es muy importante, deja de decir ridiculeces y camina.

El mayor de todos comenzó a empujar a Yoongi quien entre quejas iba avanzando, mientras que Hoseok acompañaba a Taehyung para tomar sus cosas y así por fin salir.

Taehyung solo pudo despedirse de manera ambigua de los mayores, pues estaban muy concentrados en hacer que Yoongi avanzara hasta el auto. Aún era demasiado temprano para regresar a su apartamento, ¿cuándo se había vuelto un lugar angustiante su hogar? Quizá la respuesta estaba en la simple idea de que ahí no estaba lo que quería.

Sabía muy bien en donde encontrarlo, bastaba con caminar unas cuantas calles, hasta llegar al parque de mascotas, donde a unos cuantos pasos existía una cabina para fumadores donde se encerraría hasta que ocurriera.

07:00 pm.

Justamente la hora en la que la magia sucedía, siempre era lo mismo, cada tarde vería a lo lejos una cabellera rubia muy conocida para él, acompañado de un imponente dóberman, el cual en tamaño podría fácilmente derrotar a Yeontan, mas en actitud parecía ser un pequeño juguetón, el compañero perfecto para Jungkook.

Dios, ¿por qué tenía que ser tan tonto y ansioso? ¿Qué tan difícil podía ser salir de aquella cabina y entablar una conversación? Para él lo era, parecía ser la travesía más difícil de su vida, aunque solo bastaba el tener un pequeño sorbo de vida acompañado de aquella inhalación profunda de humo, donde por azares del destino sus miradas se cruzaban... casi.

Estrellas, infinidad de galaxias podrían verse reflejadas en esos ojos oscuros que perdían toda tensión cuando sonreía de esa manera relajada. Jeon Jungkook era eso a lo que nunca pensó estar tan interesado ¿Eso se le llamaba atracción? Su nuevo terapeuta había mencionado algo de eso en su última sesión.

"Si tienes estos sentimientos, ¿por qué no experimentar? ¿Qué te detiene?"

Él y solo él era su único problema, el sentirse en tanta libertad solo lo podía expresar como ser un ave enjaulada que ahora tenía la puerta abierta con miedo a volar. Su vida se había paralizado por demasiado tiempo. Respirar, comer, beber, dormir... el simple hecho de vivir le parecía absurdo, algo que no ameritaba realizar un mínimo esfuerzo, mas ahora...

— Bam, ¿a dónde vas? – no, no, no era posible, ¿por qué de pronto se estaba acercando tanto a la cabina de fumadores? Bam estaba olfateando el exterior del lugar, mientras que Taehyung sentía el corazón en la garganta al tener tan cerca a Jungkook. El humo en sus pulmones se estancó cuando cruzaron verdaderamente miradas.

Jungkook tenía una mirada llena de confusión como si la presencia de Taehyung fuera un simple espejismo, una ilusión, mas bastó notar ese semblante nervioso para que Jeon alzará la mano, agitándola en un leve saludo, sonriendo bonito. Le había reconocido, y ahora le estaba regalando uno de los momentos más mágicos, el cual era estropeado por algo, una barrera. Los separaba un vidrio, un amarillento, sucio e insulso objeto.

— Vamos, Bam, a casa...

— Jungkook... – fue apenas un murmullo que murió en el interior de la cabina, Taehyung sintió las piernas débiles cuando intentó ponerse de pie para salir de ahí, mas el sonido de una llamada lo interrumpió, terminando por votar su teléfono en el suelo respondiendo casi por inercia – ¿hola?

Tae, ¿sigues vivo?

— Hola Jiminie.

Cuidado me asfixias con tanta emoción – Jimin podía ser tan oportuno en ocasiones, como esa vez cuando estaba ensayando cómo dar un beso con su propia mano o esa vez cuando lo encontró mirando una revista de hombres en vez de una de mujeres o quizá justo en ese momento – hey, solo quería saber ¿cómo estás? Dijiste que harías algo nuevo y que me lo contarías después. ¿Salió bien?

Sí, Jimin podía ser muy oportuno, pero también conocía la manera en la que podía hacerlo hablar y esa no era la excepción.

— Ha salido, no muy bien.

¿Por qué?

— Recuerdas que dije que estaba pasando por una etapa extraña de descubrimiento y que dije que haría... bueno, no dije qué, pero lo haría.

¿Sí?

— Creo que lo arruiné... bueno, eso pienso o quizá no tanto... Ahg, no lo sé...

¿Tu descubrimiento tiene nombre y apellido? No, déjame adivinar, ya sé que te sientes mal porque no te dejé besarme esa tarde, descuida, no eres tú, soy yo. Amo demasiado a hyung y no podía dejar que hicieras eso, estás perdonado. Puedes seguir con tu vida... – el silencio al otro lado de la línea le hizo saber que su mejor amigo estaba luchando contra sí mismo para hablar o siquiera coordinar sus pensamientos –. Tae, sabes que todo esto no funcionará si no lo intentas, ¿qué puede pasar si lo haces?

— Ganarme el repudio...

Oh, tener la mejor experiencia de tu vida al intentar cosas nuevas. Toma riesgos, Kim Taehyung, no pienses en el siguiente paso, solo avanza, toca el piano, haz dibujos raros, experimenta cosas nuevas, conoce nuevas personas y no temas por simplemente querer pasar un buen rato. ¡Hazlo! Ten una buena follada de una noche que te quite lo virgen.

— ¡Park Jimin!

Deja de ser tan testarudo Taehyung-ah, no necesitas aprobación de nadie, es por eso que decidiste mudarte a tantos kilómetros, ¿no? Por favor no me hagas llegar hasta Busan para patearte el trasero – sí, ese era su mejor amigo, ese que en tantas ocasiones se emborrachó y cuidó, pero que al mismo tiempo se convertía en su mayor protector —. Tae solo intenta vivir por ti, no por el resto de personas, deja de pensar que pasará algo terrible cuando no has dado el primer paso. Dime, ¿has hecho algo divertido? ¿Has hecho algo de lo que prometiste?

Taehyung atrapó su labio inferior entre sus dientes, sintiendo sus ojos arder un poco, mientras que su corazón se aceleraba al sentirse emocionado, no ansioso, sino verdaderamente alterado de buena manera al querer comentar lo que estaba viviendo ¿y si era así de simple el vivir como decía Jimin?

— Toqué el piano en público – el sonido de asombro al otro lado de la línea fue la causante de una sonrisa verdadera en su rostro. Taehyung se acercó hasta el panel de cristal que le dejaba ver el exterior – y también, creo que encontré a alguien.

No solamente era alguien, se trataba de ese alguien a quien por noches enteras comenzaba a soñar constantemente, acompañado de su voz, su risa, esa mirada curiosa y expectante.

Solo quería conocerlo un poco más, saber la razón por la que de pronto se aparecía en su vida con una promesa silenciosa del destino. Un eso que lo hacía sentirse unido al otro.

Las preguntas llegaban a su mente como las notas del piano, como esa melodía que su propio corazón no dejaba de tocar, porque podía jurar que ese ritmo no era propio, parecía más un regalo a alguien. Quizá a labios rosas y delicados, posiblemente esperando caricias delicadas en el rostro que acompañaran la melodía de sus latidos.

Quería respuestas... no, él anhelaba tener respuestas.

Trazos fuertes, otros ligeros, algunos un tanto erráticos como si las propias líneas del dibujo siguieran la línea de sus pensamientos nublados con una sola imagen. Manos, unas manos fuertes con las cuales no había logrado sacar de su cabeza, pues eran tan perfectas, podía sentir el fantasma del tacto y al mismo tiempo extasiarse con el frío de estas.

Por alguna extraña razón podía sentir que esas manos recorrieron su cuerpo, esos dedos marcaron más de una zona de su piel y esos finos labios fueron los causantes de sus suspiros, gemidos y jadeos en sus más alocadas alucinaciones, no necesitando estar bajo algún efecto, solamente con crear imágenes su cabeza se divertía haciéndolo delirar.

El ladrido de Bam lo hizo desconcentrarse, dando un trazo mal efectuado, arruinando cierta parte del dibujo que con tanta pasión estaba creando, su enojo fue instantáneo, mas no se descargó con su fiel amigo, aunque sí decidió tomar un respiro alejándose del propio lienzo.

— Bam, de nuevo estás haciendo eso – Jungkook observó cómo Bam de nuevo olfateaba por debajo de la puerta, rascando de vez en cuando el suelo –. No hagas eso, arruinarás el piso. Bam, house.

Era una orden directa, algo que normalmente siempre era acatado de inmediato, mas en esa ocasión Bam simplemente dejó de rascar y se recostó en el suelo, olfateando por debajo de la puerta. Jungkook, curioso por saber lo que inquietaba tanto a su fiel amigo, decidió observar por la mirilla de la puerta encontrando de nuevo un pasillo vacío.

— ¿Por qué le haces esto a papá, Bamie? Ya hablamos de esto, no hay nadie afuera.

Jungkook se arrodilló para estar a la altura de Bam, notando su estado de ánimo un tanto decaído, como si no estuviera a gusto en ese momento.

— Tengo una idea, tú y yo necesitamos salir un momento, casi es hora, ¿no es así? – Jungkook acunó el hocico del perro, acariciando las orejas, rascando un poco hasta levantarle el ánimo, haciéndolo sonreír de inmediato – ¿Quieres salir a dar un paseo?

Palabras mágicas que eran mucho más efectivas que hacerlo obedecer, Bam se colocó de pie, mientras que Jungkook seguía repitiendo una y otra vez que irían de paseo, haciendo que el perro brincara de un lado al otro imitando a su dueño en su desborde de emoción.

Quizá todo habría seguido de esa manera de no ser por una llamada en el teléfono de Jungkook, quien de inmediato tomó el aparato, dudando por algunos cuantos tonos el hecho de responder o no. Se trataba de un número desconocido, además eran las 7 de la tarde, ¿quién podría estar llamando a esa hora?

Su dedo se deslizó sobre la pantalla, aun teniendo duda de si había hecho lo correcto cuando el pensamiento de escuchar la voz de esa persona queriendo arruinar su buen humor, llevó el aparato hacia su oído, sintiéndose extraño de no escuchar nada al otro lado de la línea.

— ¿Hola? – silencio, uno acompañado de una respiración un tanto agitada, al fondo se podía escuchar el ruido de los autos y algunos ladridos – ¿hola? ¿Quién es? Si esto es una broma, por favor no vuelva a llamar.

Espere, por favor, – la voz al otro lado de la línea le hizo tener un escalofrío, era profunda, melodiosa y un tanto temblorosa, ¿acaso podía ser...? –¿Hablo con Jeon Jungkook? Mi nombre es Kim Taehyung y una persona me dio tu anuncio de que impartes clases personalizadas para piano.

De todas las personas en Seúl que podían encontrar ese tonto volante con el anuncio debía ser esta persona, porque a Jungkook solo le tomó algunos segundos para identificar a quién le pertenecía ese tono bajo de voz. No pudo evitar morderse el labio sintiendo que todo su cuerpo se erizaba en un calor abrasador.

¿Cuántas horas anheló escucharlo, susurrarle de esa manera al oído? Con ese tono aterciopelado que parecía querer adormecerlo en vez de preguntar por unas tontas clases de piano que quizá no necesitaba. ¿Esta era una excusa para buscarlo?

¿Hola? ¿Este es el número correcto?

— ¿Uh? Sí... soy yo, Jungkook Jeon... Jeon Jungkook – se sintió tonto de esa presentación, él jamás era así, nunca entraba en pánico, siempre era él quien ponía nervioso a cualquiera, pero joder, era su mismísima fantasía quien hablaba por teléfono.

Oh, verás, quizá no me recuerdes, pero hace unas semanas me ayudaste mucho con una pequeña crisis... dijiste que me dirías tu nombre y prometiste no irte... – que si no lo recordaba, lo había tenido delirando con su voz, su mirada, cada gesto que se había grabado en la memoria de Jungkook seguía tan fresco como el primer momento en el que conectaron miradas – el punto de todo esto es que... necesito algunas clases de piano urgentes y me mencionaron que eres muy bueno.

Era verdaderamente adorable que alguien como aquel hombre balbuceaba tanto solamente para explicar que necesitaba ¿clases de piano? Parecía completamente absurdo, pues aún recordaba la manera en la que había tocado aquella pieza inédita. Nadie componía una canción y pedía algo tan simple como sesiones de aprendizaje.

¿Jungkook? ¿Aún estás ahí? ¿Es un mal momento? – era perfecto, el momento no podía ser otro más que ese porque Jungkook mismo estaba delirando con la cercanía de la voz de Taehyung –. No quiero incomodarte, es solo que... estoy seguro de que con tu ayuda podré mejorar en el piano.

— ¿Es así? Bien, supongo que debo hacer honor a esas buenas referencias. ¿Cuándo deseas empezar? Envíame tu dirección y podemos tener una primera sesión, estás libre ¿mañana?

¿Mañana? Sería genial... Te enviaré por mensaje mi dirección, gracias.

Había sido breve y un poco abrupto, pero no podía dejar de pensar en esa voz baja, ronca y un tanto aterciopelada hablando al otro lado de la línea. Jungkook mordió su labio sin poder evitar el pensar que quizá y solo era una posibilidad el hecho de que Taehyung no lo reconociera solamente por la voz o quizá aquellas tantas fantasías de teniendo su mirada penetrante se harían realidad.

La notificación de un mensaje llegó a su teléfono con algo que lo hizo ampliar los ojos demasiado, regresando la mirada hacia la pared contraria de su apartamento, donde se encontraba su televisor reproduciendo algún video musical. Sus pasos lo dirigieron hasta acercarse a la superficie dura y fría, llevando su mano hacia esta misma.

No podía ser cierto lo que reflejaba aquella pantalla con un chat de un número desconocido, mostrando un mapa con la ubicación actual de quién sería su nuevo alumno, con el que había delirado la tarde completa.

— Está a una puerta de distancia – murmuró apenas, dirigiendo la mirada hacia Bam quién se encontraba en su sofá, recostado de manera perezosa – Bamie, ese hombre está a una pared de mí.

Jungkook casi corrió hacia el sofá, brincando en este mismo, asustando a Bam a quien abrazó en un ataque de euforia.

— Bam, papá es un hombre con mucha suerte.

Jungkook comenzó a reír de manera nerviosa, pensando en que quizá y solo quizá la vida se portaría bien con él, dándole en bandeja de plata a tan especial regalo, algo con lo que había soñado por noches enteras literalmente.

Teniendo la imagen de esas manos recorriendo su piel, la humedad de una lengua, erizándole la piel, dientes raspando cada rincón que encontraba a su paso. Aunque el recuerdo de su último sueño no le agradaba, ¿estaba mal el no querer compartir a alguien que jamás había sido suyo, pero que al mismo tiempo lo sentía propio?

El sabor a hierro invadió su lengua, sintiéndose confundido al no saber de dónde provenía, si era de su labio, el cual no había dejado de morder, arrancando pequeños pedazos de piel o bien se debía a la uña con la que ahora jugueteaba entre sus dientes. Esto de dejar de fumar no estaba funcionando, terminaría sin una sola uña y con los labios dañados si seguía de esa manera.

¿La razón del repentino cambio? Había comenzado a detestar el olor a tabaco impregnado en sus manos, en su ropa, en su rostro y todo lo que tuviera contacto directo que podría llegar a ser molesto a su nariz. Todos esos cambios lo estaban volviendo loco, necesitaba hacer algo para no sentirse atrapado en su propio proceso de renovación.

Regresó la mirada hacia su teléfono para ver la hora por quinta vez en menos de diez minutos. De pronto la pantalla del aparato se encendió mientras que sé reproducía el sonido de una llamada entrante, mostrando el nombre de su mejor amigo.

— Jiminie.

Taehyung-ah, ¿tanto me extrañas como para no tardar nada en responder?

— Odias que te haga esperar cuando llamas.

Por eso eres mi mejor amigo, sabes cómo responder, deberías enseñarle eso a tu primo – Taehyung no pudo evitar reír, relajándose al escuchar aquella queja de su mejor amigo, quizá en otro momento se sentiría irritado, pero en ese momento estaba más que feliz – en fin, no llamaba para aburrirte con mis cosas de pareja. Iré a visitar a mis padres este fin de semana, ¿qué te parece tener una comida decente en familia?

— Me encantaría – el sonido del timbre lo hizo tensarse e ignorar completamente el parloteo de Jimin, ¿era posible que una persona fuera tan puntual?

Taehyung-ah, ¿me estás escuchando?

— Sí, sí iré por ti a la estación de tren, envíame un mensaje cuando salgas de Seúl. Debo irme...

La llamada terminó tan rápido como quitó el aparato de su oído, el timbre volvió a sonar, junto con un mensaje por parte de la misma persona que había citado en su apartamento. Se observó a sí mismo intentando encontrar algo fuera de sitio, sintiéndose un tanto incómodo con su elección de vestimenta, ¿por qué se había colocado aquellos pantalones de pinza junto con esa camisa formal?

— Un momento – había alzado la voz cuando estaba muy seguro que la persona al otro lado de la puerta no podría escucharlo porque las paredes eran insonorizadas.

¿Por qué se sentía tan nervioso? No es como que durante esas dos semanas haya seguido llegando a la cafetería con el fin de encontrarse casualmente con aquel chico rubio. Tampoco cabía la posibilidad que los dueños del lugar le engañaran que la persona a la que tantas veces marcó y cortó aquella llamada no sería el mismo con quien pasaba delirando.

Las coincidencias, ¿existían verdad? Jamás fue una persona que creyera en cosas como esas, pero justo en ese instante, dos semanas después de aquel evento que le daría la oportunidad para tocar en la cafetería de Hoseok, estaba frente a una de las más grandes coincidencias del universo. No había escapatoria, tampoco barreras con las cuales poder ocultarse, estaba ahí.

— ¿Kim Taehyung-ssi? – el mencionado asintió, tenía los labios entreabiertos, aun sin poder creer lo que tenía enfrente o más bien a quién —. Soy Jungkook, el nuevo instructor de piano, ¿puedo pasar?

— Oh, sí.

Era él, estaba en su jodido apartamento. Jeon Jungkook, aquel chico rubio de bonitos ojos que lo habían dejado con noches de desvelos gracias a que no salía de su cabeza, soñando en cada ocasión, recordando y creando escenarios imaginarios donde quizá si su ansiedad hubiera cooperado habría conversado con él.

Ahora lo tenía dando vueltas en su sala, mirando todo a su alrededor como un niño curioso, quitándose la chaqueta de cuero que tenía puesta, revelando el pequeño detalle de unos tatuajes que adornaban el antebrazo hasta llegar a su mano. ¿Eso había estado todo el tiempo ahí?

— ¿Todo en orden?

— Tienes tatuajes – mencionó Taehyung casi como un pensamiento en voz alta, llamando la atención del rubio, quien sonrió de lado, asintiendo como respuesta.

— ¿Eso le molesta?

— No... es decir, no esperaba verte con algo así.

— Comprendo, no es la primera vez que alguien dice algo como eso, ¿prefiere no recibir las clases? Puedo irme sin problema.

— Por favor, quédate, me lo debes... es decir, prometiste que no te irías... solo espera – murmuró Taehyung sonriendo ante la insinuación de ese momento en el cual lo vio partir de la cafetería – ahora vuelvo, solo espera.

Taehyung regresó a su habitación para sacar las partituras que había estado practicando desde la tarde anterior, intentando plasmar aquella melodía que resonaba en su mente en partituras que podían leerse en notas negras y blancas. Tenía la corazonada que Jungkook podría ayudarlo en aquello que su corazón le intentaba decir a gritos.

La visión que encontró lo conmovió un poco, pues desde que adoptó a Yeontan el cachorro no dejaba que nadie se acercara a él, siempre comenzaba a ladrar, gruñir e incluso a removerse completamente inquieto para que lo soltaran, pero en los brazos de Jungkook parecía demasiado a gusto.

— Parece que le agradas.

—Tengo un perro, creo que simplemente está olfateando eso en mí – Lo sé, Taehyung quería decirlo, pero sabía que eso no se vería muy bien. Jungkook sonrió amplio, mientras que mecía a Yeontan entre sus brazos, dejando algunas caricias en las orejas del animal, quien parecía más que tranquilo – ¿que es eso?

— ¿Esto? Es un lamentable intento de escritura musical.

— Taehyung-ssi es muy duro consigo mismo – murmuró Jungkook sin perder la sonrisa, ¿era eso una manera de reprocharle su actitud negativa? El rubio dejó en el suelo a Yeontan, dándole una palmadita para que avanzara —. Qué te parece si empezamos con lo básico, muéstrame lo que puedes hacer, aunque con la presentación de esa tarde dudo mucho que necesites clases.

— Créeme, te necesito... es decir, las clases... sí, eso.

Jungkook sonrió aún más, sintiendo que sus orejas quemaban, teniendo ese mal hábito suyo de tocarse la punta de estas para cubrir y no dejar ver el color rojo en ellas. Pronto ambos se decidieron a tomar asiento frente al piano, Taehyung se sentía torpe en el momento que colocó la partitura haciendo que una hoja cayera al suelo debido a su nerviosismo.

Sus manos se tocaron de nuevo, Jungkook no pudo evitar ver aquella mano con la cual soñó por largas noches, alucinando que recorrían su cuerpo, ¿por qué se sentía así? Quizá le faltaban unas buenas sesiones de sexo y su abstinencia autoimpuesta era la razón para estar teniendo ese tipo de pensamientos pervertidos con Taehyung.

El ladrido de Yeontan los hizo volver a la realidad, una donde ninguno de los dos podía obviar sentirse extraño, ignorando el rostro sonrojado del otro.

— Bien, muéstrame lo que puedes hacer con esos dedos, me refiero a tocar... el piano – murmuró Jungkook, justificándose de manera fallida ante el descaro de sus palabras, afortunadamente parecía que Taehyung no comprendía el lenguaje en doble sentido.

— No pueden hacer mucho, pero lo intentaré.

— Claro, para eso estoy aquí para enseñarte.

Taehyung sintió un escalofrío en todo su cuerpo, ¿eso había sido una insinuación? ¿Por qué de pronto no le parecía desagradable aquello? ¿De qué manera Jeon Jungkook pensaba enseñarle a utilizar sus dedos?

Su ansiedad comenzó a hacer de las suyas cuando sus pensamientos lo llevaron a pensar escenario donde Jungkook le mostrara a lo que se refería, yendo desde mostrarle nuevas maneras de tocar el piano, hasta tener métodos muy diferentes para practicar sus habilidades. ¿Para qué más podría usar sus dedos? ¿Acaso Jungkook...?

— Taehyung-ssi ¿todo está bien?

— Sí, más que bien.

— Entonces toca.

— ¿Tocar?

— El piano Taehyung-ssi – murmuró Jungkook riendo de manera burlesca ante la manera nerviosa en la que había reaccionado el contrario – solo has lo que hiciste el otro día y toca.

Sus dedos de nuevo se posicionaron sobre las teclas, dando un suspiro largo para relajarse y comenzar a tocar las notas que había prácticamente memorizado.

— Hey, no puede aprender a tocar si se memoriza las cosas, lea las partituras – Jungkook tocó ligeramente el dorso de la mano de Taehyung para que dejara de tocar, colocándose detrás de él – toque una a una las teclas. Memorice el sonido de cada una para poder leer el papel.

Jungkook obligaba a Taehyung a no tocar sin haber leído la partitura, tarareando la melodía que estaban componiendo juntos, haciéndolos estremecer a ambos, dejándose llevar por el momento, cerrando los ojos, imaginando cosas, sus voces unidas en un solo eco, el tacto contrario tatuándose en cada movimiento.

Pronto fueron uno solo con la música, dejándose llevar a escenas nunca antes vividas, donde la piel, el sudor, los gemidos eran los principales protagonistas. Calor, humedad, lujuria, tacto y placer eran fieles compañeros para alterar completamente sus sentidos adormecidos que despertaban con cada nota.

El ruido estrepitoso de una nota mal ejecutada los despertó de aquella alucinación donde ambos se habían sumergido y no fue hasta que Taehyung sintió demasiado real todo lo que estaba, imaginando que sus dedos estropearon la maravillosa pieza que estaban componiendo.

Jungkook se alejó del cuerpo contrario en el que sorprendentemente se estaba sintiendo más que cómodo, como si su propia silueta estuviera hecha para aquel molde donde sus manos encajaban perfectamente.

— Yo... lo lamento.

— No te disculpes, Taehyung-ssi lo estabas haciendo muy bien – aquel bonito chico tomó asiento al lado de Taehyung, sintiéndose nervioso, pero ocultándolo muy bien al concentrarse completamente en el contrario – ¿ocurrió algo?

— Solo me puse nervioso.

— ¿Por qué? Lo estabas haciendo muy bien – Jungkook se acercó un poco más para invadir el espacio personal de Taehyung, hipnotizado por aquel gesto nervioso que hacía el mayor relamiendo sus labios constantemente.

— Estaba cerrando los ojos y no leyendo la partitura – murmuró Taehyung, desviando la vista hacia el frente, justo al papel, lejos de aquellos enormes orbes estrellados que lo veían con anhelo —... ¿Por qué no contamos?

Jeon no pudo controlar su risa burlesca al notar la manera en la que Taehyung intentaba desviar su atención. Jungkook se había vuelto un experto en leer el lenguaje no verbal de las personas, para saber si alguien verdaderamente era apto para captar completamente su interés, aunque en esos momentos aquel hombre frente a él parecía ser un cúmulo de nervios.

— ¿Quieres contar para evitar sentirte nervioso?

— Sí.

— De acuerdo, entonces cuenta tres cosas que puedas tocar.

Él mismo había pedido aquello, entonces ¿por qué le sorprendía que tan de pronto cambiara el orden de las cosas? ¿Por qué no podía ser como la última vez? ¿Qué había cambiado?

Todas y cada una de sus dudas se detuvieron al sentir un tacto suave y cálido en sus manos frías, Jungkook de nuevo le estaba sonriendo de esa bonita manera como si comprendiera lo difícil que era para él hacer un cambio tan mínimo como aquel. Tomó una inhalación profunda y sintió como poco a poco su corazón dejaba de apretar su pecho.

— Taehyung-ssi... cuenta...

¿Por qué lo mencionaba con ese tono de voz? En qué momento sus clases de piano pasaron a ser una sesión de coqueteos extraños entre ambos, donde ninguno de los dos podía alejarse del otro, como si existiera un magnetismo.

— El piano... – Taehyung tragó duro cuando sintió la cercanía de Jungkook, quien tenía una mirada expectante, como si esperara que él mismo diera el siguiente paso, pero ¿a qué? – puedo tocarte...

— ¿A mí? – susurró Jungkook un poco más cerca de Taehyung, quedando a escasos centímetros de sus labios – ¿de qué manera lo harías?

— Yo...

— Dime, Kim Taehyung-ssi, explícate cómo lo harías y quizá solo quizá lo permita. Dilo contando...

— Con mis manos.

— ¿Sí? – susurró coqueto, aventurándose en acercarse un poco más hasta llegar al oído del mayor – ¿cómo lo haría?

Las manos de Taehyung abandonaron las teclas del piano, comenzado a subir por las piernas de Jungkook, quien jadeo apenas contra el oído del mayor, erizándole la piel cuando percibió el aliento cálido sobre su piel. Se aventuró a subir hasta las costillas de ese cuerpo que se estremeció ante su tacto, amoldando sus dedos a los espacios entre estas como si se trataran de su propio teclado.

— Ah, ya veo, lo harías como si se tratara del propio piano, eso no es muy erótico de tu parte Taehyung-ssi, pensé que serías un poco más imaginativo.

— ¿Imaginativo?

— Claro...

— Pero todavía no he terminado de contar – murmuró el mayor aferrando su agarre en el torso contrario, sacándole una sonrisa ladina a Jungkook, haciéndolo salir de su escondite, encarando a Taehyung.

— Entonces cuenta.

— Puedo hacer esto.

Taehyung rozó la punta de su nariz contra la piel sensible de Jungkook, quien no pudo evitar hacer puños con la ropa contraria; estorbosa tela que le privaba de sentir más allá de lo que podía. De pronto, sus quejas internas se detuvieron cuando percibió una leve humedad en la parte de atrás de su oreja.

— Puedo tocarte con mi nariz y mis labios, quizá mi lengua.

— Si utilizas tu lengua, sería algo muy distinto – Taehyung elevó una ceja al escuchar aquello, podía sentir sus latidos retumbando en sus oídos y cierta presión en sus pantalones ¿Acaso esa era el tipo de adrenalina que necesitaba su vida? – si haces las cosas justo como cuentas, puedes perderte muchas cosas Taehyung-ssi.

— ¿Como cuáles?

— Me privarías de conocer qué es eso que puedes oler a tu alrededor.

Jungkook amagó acercarse peligrosamente a esos labios rosas que no dejaban de ser lamidos con ansiedad, haciéndolos parecer tan apetecibles, deseando que esa lengua dejara de torturar esa piel lastimada y comenzara a buscar otro objetivo; muchas partes de su cuerpo por ejemplo. Jeon se colocó de pie bajo la mirada confundida del mayor, quien parecía haber despertado de la nebulosa de pasión en la que se había enredado, volviendo a una fría realidad donde solo lo esperaba una red de miedo sin razón y frente a él, sentado de una manera provocativa se encontraba Jeon Jungkook, llamándolo en silencio.

Entre movimientos torpes se colocó de pie, sacándole una risa leve a Jungkook, quien esperó ansioso la respuesta de Taehyung, mas no esperando el tener al mayor, encerrándolo contra el sofá y su cuerpo.

— Puedo oler el aroma de tu ropa y el sutil olor a fresa del bálsamo en tus labios.

— Gracias por mencionarlo, me gusta que mi ropa siempre huela a limpio.

— A mí me gustan las fresas.

— ¿Rojas?

— Jugosas.

— Dulces...

— Aún no lo sé, ¿qué tan dulces pueden ser si provienen de tus labios?

Jungkook se atrevió a acercarse tan cerca de los labios contrarios, invitando a que aquella propuesta fuera complacida, mas no sería así de simple, pues en el segundo que Taehyung amagó acercarse para robar aquel beso, tan solo obtuvo un roce ligero de labios; algo tan sutil como para dejar el fantasma del sabor a fresa en la punta de su lengua.

— Taehyung-ssi, cuenta... algo que puedas probar – el mayor deseaba caer bajo aquel hechizo, su mente estaba confundida entre imágenes de Jungkook debajo de él jadeando su nombre – prueba, sin tocar otra parte más que mis labios.

— No puedo hacer esto... — el calor en el medio de ambos podían percibirlo incluso por encima de la ropa, sus respiraciones eran erráticas, Taehyung tenía sus manos hechas puños – ni siquiera nos conocemos.

— ¿Quieres conocerme o solo quieres saber qué es lo que sientes? – Jungkook llevó sus manos hasta el rostro contrario, acunándolo, quitando algunos mechones largos –. Como yo lo veo, tienes dos opciones, puedes levantarte de aquí, terminar la sesión de hoy y seguir como si nunca hubiera sucedido o puedes probar eso que parece que te niegas tanto.

— ¿Haces esto con todos tus estudiantes?

— No, solo con los que me pueden follar y eso no ocurre muy seguido.

El mayor arrugó su ceño al escuchar aquello, ¿le estaba diciendo que tenía encuentros como estos con más hombres? De pronto se sintió ¿celoso? ¿qué ocurría con él, esto era un simple encuentro? No debía afectarle que ese chico se insinuara de esa manera, mencionando que tenía encuentros sexuales, alardeando de su vida sexual.

Jungkook no era suyo, ni él era de Jungkook, pero el saber que alguien más se había atrevido a tocar el cuerpo contrario le hizo estremecer. Si eso era así, ¿por qué de pronto eso lo había calentado tanto?

— Entonces, ¿qué decides?

— ¿Qué decido? – Taehyung acercó su cuerpo tanto como le era posible hacia el de Jungkook, obligándolo a recostarse en el sofá, dejándolo a su merced –. Digo que, quiero besarte hasta que me supliques por tocarte y sientas que te estorba la ropa.

— Hablas demasiado, pero, ¿ya habías estado con un hombre Taehyung-ssi?

— No, ¿quieres enseñarme?

— Muéstrame lo que sabes hacer y quizá tenga piedad de enseñarte.

Aquella frase fue la respuesta para que Taehyung se acercara completamente a los labios de Jungkook, casi aspirando el mismo aire que exhalaba el contrario, no sabiendo muy bien por dónde comenzar, sus labios ansiaban toparse con aquellos rosados belfos, su lengua anhelaba poder tomar un poco del néctar de vida queriendo explorar cada rincón de ese espacio.

Sus alientos se combinaron perfectamente en el momento en el que Taehyung dejó caer un poco más de su peso sobre el cuerpo contrario, sacando un jadeo mutuo al sentir contacto en ciertos bultos crecientes que ansiaban tener un poco de atención contraria; atreviéndose a hacer un movimiento de vaivén que obtuvo como respuesta manos sujetándose fuertemente a los brazos de Taehyung.

Labios separados fueron solo él inició para tocar el mismo cielo entre roces delicados, torpes, arrítmicos, anhelantes y calientes.

Por supuesto que antes habían besado, pero no de esa manera. Se trataba de un beso apasionado, un gesto lleno de intensidad, emoción y deseo, algo que llegaba a trascender más allá de la simple acción de solo juntar los labios. Estaba completamente cargado de sentimientos y pasión, capaz de hacer que dos personas que ni siquiera se conocían, se comenzaran a sentirse conectadas en un nivel profundo y emocional.

Todo era perfecta sincronía, cumpliendo los deseos del otro, Jungkook no dejó que las manos de Taehyung le tocaran el cuerpo, aunque su piel ardía en deseo por sentir aquello, prefería torturarse un poco más, distrayéndose en el intenso mar que eran aquellos besos.

Jungkook elevó un poco sus caderas creando un vaivén que hizo desestabilizar a Taehyung, quien se aferró mucho más a la superficie blanda.

— ¿Qué sucede Taehyung-ssi, no puedes soportar un poco de juego?

— ¿Esto es una provocación?

— Dijiste que querías que te enseñara a estar con un hombre – Jungkook se atrevió a hacer aquel movimiento de nuevo, sacándole un jadeo a Taehyung, mientras que él retuvo un leve gemido al morder sus labios.

— Sigue así... – susurró el mayor sobre los labios del otro, atreviéndose a lamer los restos de aquel bálsamo, mientras que sus caderas realizaban un leve embiste produciendo fricción.

— ¿Sí? ¿Qué pasará si sigo haciendo esto?

— Te besaré tan intensamente hasta llevarte al borde del delirio... lo juro...

Joder, no lo debía decir en voz alta, no necesitaba escucharlo, pero por supuesto que fue la mejor parte de aquello. Jungkook deseaba que toda esa tortura terminara de una manera en la que él disfrutara de una buena follada, quizá con un poco de brutalidad por la inexperiencia del mayor, o bien llevándose una sorpresa.

La lengua de Taehyung comenzó a hacer un recorrido por el cuello de Jungkook, haciéndolo arquear la espalda cada vez que los dientes de este se aventuraban a raspar tan solo un poco, enviando corrientes eléctricas a los lugares correctos de su cuerpo.

— Quiero escuchar más de estos suspiros tuyos mientras te pruebo con mi lengua.

— Joder... ah – Taehyung comenzó a succionar pequeños espacios del cuello de Jungkook, haciéndolo caer en el deseo, dejando que por fin aquellas manos tocaran su cuerpo, encendiéndolo aún más – enséñame qué puedes hacer con esos dedos.

— Creí que dijiste que no me dejarías tocar.

— A la mierda lo que dije – Jungkook llevó su mano hacia la dureza de Taehyung, sacándole un gemido al mayor, ahogando aquel sonido placentero en un beso apasionado – tócame y haz lo que quieras conmigo.

Imágenes aglomeradas de ellos mismos se reprodujeron en sus cabezas, combinando entre alucinaciones y presente, pasado y futuro, promesas y uniones que volvían a ser uno, encontrándose en una misma línea perfecta donde siempre debieron pertenecer.

Se fundieron en un beso apasionado, uniendo sus labios con fervor y suavidad, buscando el roce perfecto para transmitir todo el deseo y la atracción que estaban experimentando en ese preciso momento.

Taehyung era del tipo que besaba con adoración, lento y sensual al principio, permitiendo que la tensión de la anticipación ante el siguiente movimiento se acumulara en cada zona erógena de Jungkook, quien por supuesto respondía de una manera ardiente, frenético, descontrolado, liberando todas las emociones contenidas.

— ¿Quién eres...? Jungkook ¿quién eres? ¿Por qué siento...?

— ¿Como si te perteneciera? – Jungkook apenas tenía aliento para murmurar aquella frase donde Taehyung volvió a robarle otro gemido al introducir su mano debajo de la ropa.

— Recuerdas que te dije que veía estrellas.

— ¿Quieres ser romántico en un momento como este?

— Mientras yo esté haciéndote gemir me daré a la tarea de ser lo más romántico que quiera ser porque esa es mi esencia – Taehyung comenzó a quitar la camisa que no dejaba mucho a la imaginación. La mirada brillante de su bonito vecino estaba llena de anticipación, quien sin poner resistencia se dejó hacer, jadeando en el momento que sintió humedad en su pezón izquierdo – así que Jungkook, déjame llevarte a ver estrellas.

Los labios de Taehyung rodearon el pezón de Jungkook de manera perfecta, succionando de manera delicada, creando círculos con su lengua que hacía perfecta sincronía con los leves tirones que dejaba el mayor. Nadie lo había hecho sentir tan caliente con un simple jugueteo en sus pezones, siempre ocurría todo lo contrario, pero este hombre sabía la combinación perfecta para hacerlos gemir alto cada vez que paseaba en todas las maneras posibles, mientras que sus dedos pellizcaban el otro pezón, jugueteando con la joya, la cual Jungkook agradecía que estuviera perfectamente sana para soportar el placer.

— Mierda... eres un jodido mentiroso.

— ¿Yo?

— S-sí, dijiste que nunca has estado con un hombre.

— Es verdad, pero eso no significa que no haya estado con alguien más.

Aquello hizo remover algo en el pecho de Jeon, ¿qué clase de ofensa era esa? Mencionar a otra persona mientras que lo estaba tocando a él. Jungkook se incorporó entre besos apasionados hasta hacer que Taehyung fuera el que cayera sobre el sofá.

— Te atreves a decir que estuviste con alguien más.

— Tú lo hiciste.

— Bien, te enseñaré que mientras estas conmigo no puedes mencionar a nadie más.

Taehyung se sorprendió en el momento que unas manos ágiles comenzaron a desabrochar sus pantalones, los cuales con un tirón rápido fueran bajados hasta tenerlos en los tobillos junto con su bóxer, nunca se consideró como alguien ligero de peso, pero el hecho de que Jungkook tuviera un poco más de fuerza que él le causaba cierta punción en su muy erguida erección.

— Reclamo esto como mío en estos momentos – murmuró Jungkook, mordiendo ligeramente el labio de Taehyung, ahogando aquel jadeo que tuvo el mayor cuando sintió el tacto alrededor de su erección –. Dime Taehyung-ssi, ¿te parezco bonito? ¿Atractivo? ¿De tu agrado?

Detestaba todas las cosas cursis, pero joder un beso apasionado era la mejor manera de caer ante los encantos de ese hombre. El mundo a su alrededor desapareció, entre chasquidos, jadeos, humedad, bendita y gloriosa humedad, la cual era la principal anfitriona e invitada en todas sus zonas erógenas. El momento presente se limitaba a ellos dos.

— Esto es suficiente para hacerte entender lo mucho que me encantas – un gemido más alto salió de los labios de Jungkook al sentir cómo el dedo de Taehyung rozaba en su entrada, tan necesitada y palpitante – además, adoro la manera en la que descaradamente gimes para mí.

— Qué egocéntrico... ¿Quién te asegura que mis gemidos no son falsos?... Ah – Jungkook mordió su labio al sentir presión en su entrada.

— Los gemidos pueden engañar, Jungkook, pero la humedad – Taehyung se atrevió a morder el lóbulo de la oreja de Jungkook, chupando de vez en cuando, mientras que seguía haciendo círculos con su dedo, imitando aquello con su lengua, causando la reacción que quería —... la humedad no puede engañar a nadie. No cuando es tu cuerpo el que te delata.

El tiempo se detuvo en el instante en el que ambos volvieron a fundirse en un beso arrebatador, desordenado, lleno de pasión, deseo y lujuria. La ropa comenzó a ser un estorbo entre la unión de sus pieles, pero ni siquiera el arrebatarse prenda tras prenda los hizo separarse de aquel eclipse que formaban entre dos líneas diferentes de tiempo... todo, absolutamente todo lo demás quedó en segundo plano. Era un instante mágico, donde dos almas que se consumieron en el fuego de una promesa volvían a encontrarse, entregándose plenamente a la pasión del momento.

Sus pieles desnudas y húmedas se encontraron una vez llegaron a la habitación de Taehyung, con este estando encima del cuerpo contrario, besando cada espacio de la tersa piel que le era expuesta, jugueteando con los pezones erectos, los cuales eran más llamativos gracias a las perforaciones que tenían estos.

Taehyung no pudo evitar tomar entre sus dientes la joya, tirando de vez en cuando, mientras que sus caderas seguían realizando pequeños embistes, masturbando ambas erecciones, mientras que Jungkook se deshacía entre gemidos, rasguñando la espalda contraria cada vez que la lengua húmeda del mayor hacía círculos en la zona sensible.

— Quiero entrar en ti – murmuró de manera lasciva, Taehyung, mientras creaba un recorrido de mordiscos sobre la piel, quedándose en las clavículas perfectamente saltadas hasta llegar a una línea en V que lo tenía más que cautivado.

— ¿Eso quieres?

— Sí, muero por sentirme dentro tuyo – un embiste más hizo gemir y al mismo tiempo sacarle una risa ahogada a Jungkook, quien sentía que sus oídos comenzaban a taparse, dejando solo el retumbar de su corazón en ellos – muéstrame cómo hacerlo.

— Ah... entonces verdaderamente nunca has estado con un hombre – Jungkook enredó sus dedos en el cabello de Taehyung, alejándolo por completo de su piel, notando el brillo del deseo en los ojos contrarios – ¿tienes algún lubricante? – Taehyung negó – ¿vaselina?

— No.

— Entonces, ¿cómo pensabas entrar en mí? No soy una mujer que se humedece tan fácilmente para que puedas entrar... – Jungkook comenzó a dejar caricias en el rostro ajeno, reconociéndolo. Como si aquella mirada siempre le hubiera pertenecido –. No puedes hacerme tuyo sin algo que ayude, me gusta que lo hagan duro, pero no como para que me lastimes...

— Egoísta – gruñó Taehyung, mientras que con su boca atrapaba el dedo de Jungkook, succionando un poco como si estuviera haciendo una felación, provocando que se le sonriera de manera traviesa – creí que me enseñarías.

— ¿Quieres que te enseñe algo que aprendí en situaciones como estas? – Jungkook enrollo su pierna alrededor de la cadera contraria, haciendo que Taehyung perdiera el equilibrio, dejándolo a merced de las perversiones de su mente, quien en un rápido movimiento lo hizo tumbarse en la cama – es un poco sucio, pero efectivo – la mirada de Jungkook se oscureció mientras que atrapaba ambas erecciones entre su mano – Dime Taehyung-ssi ¿cuánto tiempo podrás resistir sin venirte?

Jungkook tomó la erección contraria, sacándole un jadeo al apretar un poco, exponiendo completamente el glande, comenzando a masturbar lentamente, sacando un poco del líquido, transparente de la punta rosada, robando esa única gota con su pulgar. La mirada de ambos nunca dejó la contaría ni siquiera cuando Jungkook comenzó a hacer círculos en el frenillo del pene de Taehyung.

El mayor podía sentir pequeños tirones en su pierna cada vez que el pulgar de Jungkook masajeaba lentamente esa zona sensible. El mayor comenzó a intentar embestir, buscando más contacto, cosa que Jungkook disfrutó plenamente porque significaba una sola cosa, ahora podría hacerlo venir muy rápido.

— Te propongo algo si puedes resistir cinco minutos a partir de ahora dejaré que entres en mí como quieras.

Taehyung no pudo responder aquello y mucho menos cuando pudo sentir la humedad de la lengua de Jungkook, creando círculos en la unión del glande, creando el paraíso perfecto, donde podía juguetear, para seguido tomar entre sus manos aquella punta rosada y lubricada con la saliva viscosa. Era perfecta para deslizar con facilidad en aquel juego perverso lleno de deseo, comenzando a masajear.

— ¿Contamos Taehyung-ssi? Pero esta vez seré yo quien lo haga de una manera un tanto diferente – Jungkook comenzó a masturbar con un ritmo más rápido con su mano, mientras que con su lengua chupaba la punta de la erección – 5. Quiero que todo el tiempo me veas a los ojos, no importa si soy yo o eres tú quien me está follando.

Jeon sonrió victorioso cuando obtuvo la mirada de Taehyung mientras este respiraba entrecortado, empuñando las sábanas entre sus manos.

— 4. Quiero que me toques todo el tiempo, no solo me folles, toca todo lo que quieras.

Taehyung obedeció aquella orden silenciosa, llevando sus manos hacia los pectorales de Jungkook, notando de inmediato lo firmes que estaban, comenzando a apretar un poco sin poder amasar la carne o hacer lo que quizá haría con unos senos, definitivamente no era algo que estaba acostumbrado, pero le gustaba, no, le fascinaba la sensación entre sus manos. Jeon gimió cuando sus pezones fueron pellizcados, cosa que disfrutó en demasía.

— 3. Mi voz será lo único que escucharás, depende de ti de qué manera, si deseas que grite tu nombre o mis gemidos verdaderos tendrás que esforzarte para que suceda – mencionó inclinándose hacia el frente sin dejar de masturbar a Taehyung, esta vez creando mayor fricción, notando la tensión en el cuerpo contrario – 2. Solo será mi aroma el que identifiques de ahora en adelante, así como yo me drogaré con el tuyo.

— Y cuál sería el último – susurró Taehyung con la respiración agitada. Pronto tuvo la lengua de Jungkook recorriendo su cuello, haciéndolo separar los labios, momento preciso y perfecto para que, de manera casi experta, comenzara a besarlo con tanta pasión, moviéndose hasta producir la combinación perfecta de delirio.

— 1. Solo el sabor de mis labios es lo único que desearás.

Taehyung pudo sentir el momento preciso en el que todo a su alrededor enmudeció, sus oídos se taparon hasta dejar apenas espacio para escuchar los jadeos de Jungkook. La sensación en su cuerpo era indescriptible porque estaba alcanzando el orgasmo más explosivo que jamás había experimentado, mientras que era masturbado con vehemencia entre movimientos rápidos de su mano y sus caderas.

El gemido de ambos no se hizo esperar, Jungkook no dejó de masturbar aquel miembro hasta sacar la última gota del líquido transparente, provocándole a Taehyung pequeños tirones en sus músculos. Demasiadas sensaciones para alguien tan inexperto y tan poco para alguien hambriento del cuerpo debajo de él.

— Te lo dije, cinco minutos – murmuró Jungkook sobre los labios de Taehyung, besándolo, mordiendo un poco y dejando en claro quién de los dos era quien controlaba todo – ahora es mi turno – el mayor frunció su ceño aun teniendo la respiración agitada al no comprender a lo que se refería el contrario – querías entrar en mí ¿no es así?

Jungkook mostró aquellos restos, resultado del explosivo orgasmo de Taehyung, jugueteando un poco con el líquido entre sus dedos.

— ¿Usaremos esto para que pueda entrar en ti? – el mayor no podía creer lo que estaba por suceder

— A menos que tú no...

El momento preciso en el que cambiaron de posiciones solo fue consciente en cada uno de ellos cuando Taehyung tuvo frente a él el espectacular trasero de Jungkook, alzado solo para él, con aquella entrada palpitando, ¿eso era posible? ¿Por qué le encendía tanto eso? ¿Cómo era posible que de un segundo a otro su pene comenzara a ponerse duro de nuevo?

¿Se debía a caso a la vista espectacular o era debido a que Jungkook comenzó a rozar de manera descarada su trasero contra él? ¿Qué debía hacer? Y ¿por qué carajos sus manos ahora estrujaban con afán la redondez ofrecida?

— Tan ansioso... Déjame ayudarte un poco – murmuró Jungkook mientras que llevaba sus dedos hacia su entrada, dejando aquellos restos de la venida de Taehyung en ese espacio, comenzando a hacer círculos, estimulando él mismo, en una pequeña demostración – recuerdas el número cuatro.

— Tocar...

— Entonces qué estás esperando...

Taehyung amasó un poco más la carne entre sus manos, mientras que Jungkook gemía más alto al comenzar apenas a penetrarse a sí mismo, era verdaderamente excitante. El mayor solo quería hundirse en ese lugar, el cual ahora era estimulado de distintas maneras, grabándose perfectamente en las pupilas de Taehyung, no podía dejar de ver aquello y sus dedos tomaron vida propia cuando con su pulgar comenzó a imitar los círculos en la entrada palpitante.

— ¿Te parece bien así?

— Sería mejor si fuera con tus dedos más largos – seguido de aquella frase, sus deseos se convirtieron en placer doloroso al sentir cómo en su interior se abría paso uno de los dedos de Taehyung – Ah... sí, justo así... solo toca Taehyung-ssi, sigue tocando.

"Majestad... solo siga tocando..."

Se sentía tan conocido, ese espacio que apretaba alrededor de su dedo le estaba dando la bienvenida como un recuerdo latente en su memoria, tenía la misma sensación a cuando tocó el piano por primera vez, ese era su lugar, su espacio. Taehyung se inclinó hacia el frente sin dejar de mover su dedo en el interior de Jungkook, quien poco a poco comenzó a moverse de manera que se autopenetraba.

— Uno más... mete uno más Taehyung-ssi – el mencionado no podía no cumplir aquel pedido, estaba completamente perdido en el placer de sentir a Jungkook frotándose contra su propio cuerpo, arqueando la espalda cuando percibió un segundo dedo en su interior – Ah

Taehyung comenzó a besar la espalda de Jungkook amando la sensación de seguir embistiendo en el interior de esa entrada palpitante, anhelante y que con el correr de los segundos se iba humedeciendo gracias a toda la estimulación que realizaban los dedos del mayor, haciendo tijeras, de vez en cuando creando círculos, abriendo más espacio.

— No dije que podías besarme – jadeó apenas Jungkook, para seguido gemir cuando Taehyung embistió profundo, alcanzando ese punto que lo haría delirara aún más de placer.

— Número 1, Jungkook, puedo probar el sabor de tu piel – mencionó Taehyung contra la espalda ajena, mordiendo entre las costillas, succionando de vez en cuando, notando como toda la piel se erizaba a su paso – parece que eres muy sensible aquí.

— No dejo que nadie haga eso – se quejó Jungkook regresando a gemir alto cuando sintió gloriosa presión por parte de Taehyung para luego sentirse vacío – hey ¿quién te dijo que te detuvieras?... ¡Mierda! Vuelve a hacer eso – suplicó de inmediato, casi exigiendo, sintiendo las rodillas débiles gracias a las penetraciones que estaba recibiendo.

— Entonces tendré que sentirme halagado por ser el primero en algo contigo, porque tú te estás robando todas mis primeras experiencias – susurró Taehyung contra el oído de Jungkook, quedándose muy quieto después de aquella estocada profunda en la cual él mismo se había sentido tonto por apresurarse.

— Más te vale distraerme con algo, porque eres un maldito inconsciente... Ah... si a eso me refería – jadeó Jungkook al sentir la mano de Taehyung rodeando su erección, comenzando a ser masturbada, mientras que los besos en su espalda no dejaron de estar presentes.

— Lo lamento, no pude esperar – el mayor empujó sus caderas solo un poco, imitando el ritmo con el que masturbaba a Jungkook – te bastan unos besos como recompensa por mi torpeza.

— ¿Dónde?, me han dado tantos besos que son un gesto sin importancia, no tengo un espacio del cuerpo que no haya sido tocado...

— Yo sé de uno – susurró dejando un beso delicado en la espalda de Jungkook – el cual parece reaccionar de buena manera – dejó otro beso más, esta vez aventurándose a morder un poco de la piel – Jungkook, déjame mostrarte cuantos besos le caben a tu espalda, puedo recrear constelaciones con tus lunares y volver a besarte cuando pierda la cuenta.

— Hazlo...

Taehyung se arrastró lentamente fuera del interior cálido que lo acogió tan deliciosamente, Jungkook buscó sostenerse, queriendo quejarse por aquella osadía, pero todo fue reemplazado por su gemido alto al sentir el embiste en su interior combinado con la masturbación. Su espalda se arqueó de manera que su rostro quedó contra la cama, dándole mejor espacio a Taehyung para moverse embistiendo con mayor velocidad.

El choque de sus pieles llenaba el poco silencio del apartamento junto con sus gemidos altos, Taehyung seguía marcando un ritmo casi desenfrenado, mientras que sus manos se acoplaban en las caderas contrarias, las cuales marcaban un ritmo diferente al suyo. Jungkook amaba la manera ruda en la que estaba siendo follado, no porque quien lo estaba haciendo fuera un experto, al contrario, era un completo desastre en lo que estaba haciendo.

Jungkook pegó su trasero contra la cadera de Taehyung, arqueando su espalda, incorporándose poco a poco, mientras que con su cuerpo realizaba movimientos circulares, tomando las manos del mayor para llevarlas a sus pezones, donde el mismo comenzó a pellizcar haciendo entender al contrario lo que quería.

Tócame... no solo me folles...

No hubo necesidad de palabras para que Taehyung comenzara a torturar los pezones erectos adornados con aquella joyería que lo estaba enloqueciendo, besando cada rastro de piel que tenía al alcance, dejando que Jungkook se autopenetrara con movimientos lentos, profundos, tan lascivos que les hacía jadear.

Jungkook conocía la sensación de estar lleno de placer, pero no aquello que se arremolinaba en su pecho, apretándolo tan fuerte que podía sentir una fuerte conexión con la persona que se encontraba detrás de él, aferrándolo a su cuerpo, penetrándolo en cada encuentro que tenían sus cuerpos. Taehyung quería más de eso, no podía explicar el porqué de no poder separarse de Jungkook.

— Voltéate, quiero verte – murmuró Taehyung, deteniendo sus movimientos, dejando a Jungkook con un gemido atorado en la garganta cuando se quedaron quietos, unidos tan profundamente con el pene del mayor, torturando el punto dulce en el interior que parecía estar apretándose a su alrededor con cada toque – por favor, déjame ver la noche más estrellada en tus ojos.

— Joder... ¿Cómo puedes ser así de cursi cuando tengo tu pene en mi trasero?

— Admítelo, te fascina – mencionó el mayor contra el oído contrario, embistiendo levemente en el interior que lo abrazaba tan bien – puedo notar que te calienta.

— Presumido.

— ¿Miento acaso? – cuestionó el mayor intentando volver a embestir, mas grande fue su sorpresa cuando Jungkook lo hizo salir de su interior, mirándolo por encima de su hombro, girando lentamente para encararlo.

— Me pones tan caliente que en mi estómago se queman las malditas mariposas con las siete puertas del infierno que se crean en mí.

Jungkook rodeo el cuello de Taehyung con sus brazos, abalanzándose sobre los labios de este para comenzar un beso desenfrenado, haciéndolos caer sobre la cama. Jeon abrió las piernas por completo, recibiendo de manera satisfecha la dureza de quien lo estaba penetrando de una manera inexplicablemente caliente.

No tuvo que pedirlo, tampoco dar explicaciones porque ni bien estuvieron en la perfecta posición, Taehyung entró de nuevo en él, haciendo que Jungkook se aferra a su espalda, mientras que alzaba un poco las caderas para encontrar cada estocada del mayor.

— Aguarda un segundo – susurró Taehyung, besando apasionadamente los labios delicados, rosados y delgados, asegurándose de seguir penetrando más profundo, mientras que con una de sus manos arrastró una almohada hasta colocarla debajo de la espalda de Jungkook.

— Joder, ¿sabes lo de la maldita almohada?

— ¿Lo de la almohada? Solo quiero que te sientas cómodo cuando te folle más fuerte.

Era como tener a un adolescente experimentando su sexualidad con alguien que le llevaba mucha ventaja y que al mismo tiempo amaba jugar con sus parejas sexuales para saber qué tan dignos serían de repetir aquella ocasión. Taehyung se merecía un espacio dentro de su preciado tiempo.

Taehyung parecía que estaba viviendo aquel momento como si se tratara del último en su vida, entregándose completamente a un extraño del cual no sabía absolutamente nada y que al mismo tiempo podía reconocerle con los ojos cerrados, cada lunar que hacía espacio en esa blanquecina piel. Todas las curvas que hacían lugar en su cuerpo, incluso el propio olor que invadía sus fosas nasales, le parecía tan conocido.

Jungkook enredó sus dedos en el cabello contrario, halando un poco, haciendo jadear al mayor, ahogándose en un beso que los dejaba sin aire, mientras que Taehyung seguía embistiendo tan fuerte, duro, profundo y sin descanso dentro de él. Jadeando sobre los labios ajenos, como si el aliento exhalado fuera oxígeno, esa fuente vital de vida.

— Jungkook... Jungkook... Sé mío, por favor...

— ¿Qué?

— Sé solo mío...

¿Dónde había escuchado esa frase? ¿Dónde más había percibido esos labios en su cuello, mientras que su entrada era torturado una y otra vez con penetraciones fuertes, dedos largos sujetando sus caderas, labios que no tenían ni una pizca de benevolencia por darle paz? Sus manos hacían puños con las sábanas, creando un perfecto desastre y aún más cuando Taehyung encontraba el ritmo ideal para embestir contra ese punto en el interior de Jungkook.

— Ah... joder... ahí, no pares – gimió alto cuando su tan anhelado orgasmo comenzó a arremolinarse en su vientre, tirando de sus músculos, jadeando más fuerte cuando el mayor notó el placer en su rostro – Taehyung... ¡Ahí!

— ¿Aquí? – cuestionó embistiendo fuerte en ese lugar, haciendo arquear mucho más la espalda de Jungkook.

— S-sí... justo ahí, por favor sigue ahí... otra vez...

No fue difícil para Taehyung comprender la manera en la que Jungkook quería ser follado, quizá no solamente era una necesidad carnal la que estaban teniendo, posiblemente era más como una fuerte atracción química, siendo perfectamente compatibles para complacerse mutuamente.

Jungkook era demasiado transparente con él, gemía alto si lo que estaba haciendo le gustaba, le rasguñaba la espalda si quería exigir, le fascinaba callar sus propios sonidos entre besos salvajes y al mayor le encanta que sea así de claro con él. Embistes profundos, duros, rápidos, eso era todo lo que obtenía el ese bonito chico, haciéndolo deshacerse en una nube de placer, gemidos, súplicas con el nombre del único que lo ha sabido follar, sin nunca haberlo conocido.

— Taehyung...

— Jungkook...

El mayor pudo sentir cómo se derramó completamente en el interior de Jungkook, mientras que seguía embistiendo, no importando cuanto ardieran sus músculos, no poniendo atención al dolor que se estaba creando en su pelvis con cada choque que tenían, también ignoró la manera en la que Jungkook succionó su cuello entre besos húmedos, mientras que él mismo acababa sobre su abdomen.

Se quedaron completamente quietos, conteniendo el aliento, jadeando cada tanto para obtener oxígeno. Jungkook pudo sentir una gota de líquido cayendo sobre su rostro, sorprendiéndose cuando notó que no se trataba del sudor ajeno, sino más bien de sangre.

La imagen de Taehyung, con más rastros de sangre invadieron su mente, era como estar viendo una escena horrible, donde comenzaba a perder aquello que apenas le era entregado.

— Taehyung – murmuró con un tono angustiado, acunando el rostro ajeno, sintiendo el pánico, creciendo en él – Tae ¿estás bien?

— Lo estoy, jamás en mi puta vida había estado tan bien como en estos momentos – el mayor sonrió amplio, regalándole la mejor vista a Jungkook, quien suspiró tranquilo, aunque el gesto se borró al sentirse mareado – Mierda...

— Hey, con cuidado sal de despacio no queremos que te lastimes o a mí.

Taehyung obedeció a las palabras de Jungkook, retirándose por completo del interior cálido, siendo ayudado por este mismo para recostarse a su lado, cosa que no duró mucho, pues el rubio se levantó de la cama, ayudando al mayor para que hiciera lo mismo llevándolo entre pasos torpes hasta el baño donde el lavabo fue testigo de la sangrienta escena.

Era increíble que aquello le estuviera sucediendo, sin embargo, el ver su reflejo con rastros de sangre le hacían sentir un escalofrío. Taehyung se inclinó hacia atrás para intentar tragar la sangre que salía de su nariz, mas en un simple movimiento Jungkook lo hizo regresar hacia el lavabo, donde unas cuantas gotas del líquido carmesí manchaban la cerámica blanca.

— No te muevas, tengo que limpiar el desastre de tu nariz, si haces eso puedes ahogarte con tu propia sangre.

— ¿Puedo morir por algo como una hemorragia nasal? ¿Siempre ha sido tan fácil dejar de vivir?

— Sí, y déjame decirte que no me agrada esa idea, así que procuremos que tu vida no se termine el día de hoy – la ironía de la vida era que Taehyung intentó muchas veces buscar la manera en la que su existencia se terminara, pero ahora... –. Parece que fue demasiado para ti – Jungkook comenzó a quitar lentamente el rastro de sangre con tanta delicadeza que no parecía el mismo descarado que minutos antes pedía ser follado.

— ¿Cómo estuve?

— Casi te desmayas, estás teniendo una hemorragia y preguntas ¿cómo estuviste? – el mayor sonrió amplio mientras que se dejaba hacer, no tardando mucho en ser ayudado a sentarse en la orilla de la tina – te puedo poner un 7.5.

— ¿Qué? Ni siquiera en mis años de estudios obtuve una calificación así.

— Bueno, tendrás que esforzarte y no morir en una próxima ocasión.

— ¿Habrá otra?

Taehyung sonrió amplio, atrapando su labio inferior entre sus dientes, causándole un escalofrío a Jeon, quien de pronto quedó atrapado entre el cuerpo desnudo y el lavabo, quedando a merced del mayor, quien presionó sus caderas, sacándole un jadeo alto a Jungkook, quien se sostuvo de los brazos del contrario al sentir fricción en su pene sensible.

— ¿Qué cree que está haciendo Taehyung-ssi?

— Intentando obtener una mejor calificación – el murmulló murió en el medio de los labios de ambos junto con una leve mordida y un beso que parecía invitar a Jungkook a caer en las redes de esas manos que lo sujetaban con fuerza en las caderas – ¿me darías una segunda oportunidad?

Taehyung se atrevió a cargar el cuerpo contrario, sentando en el mueble del lavabo a Jungkook, quien no pudo evitar moverse de tal forma que su erección casi despierta quedase de la mejor manera para tener fricción con el abdomen plano del mayor.

— ¿Serás capaz de mejorar?

— Déjame llevarte a la séptima octava mayor de las notas altas de tus gemidos para demostrarte que me merezco esta... – Taehyung embistió en el interior de Jungkook de una sola estocada, sacándoles un gemido alto, estremeciéndoles el cuerpo – y muchas oportunidades más... solo por favor Jungkook...

Esa voz ronca lo hizo desvanecerse por completo, una súplica que no iba con las intenciones sucias y oscuras que estaban llevando a cabo, porque el sentirse pequeño, completamente consumido en un deseo incontenible, no se debía a estar siendo penetrado de aquella manera. No, eso era más profundo... con notas melódicas diferentes.

— Déjame ser egoísta contigo – murmuró Taehyung, embistiendo aún más fuerte contra él, abriéndose paso con facilidad, perdiéndose en el calor interno de las paredes de Jungkook, quien se estaba deshaciendo en gemidos que rebotaban en ecos.

— Quien será egoísta con el mundo seré yo – jadeó Jeon tomando de las mejillas a Taehyung para comenzar un beso apasionado acompañado de su lengua que buscaba lugar en el interior de la boca ajena, con la saliva cayendo en hilos por las comisuras – Kim Taehyung...

— Jungkook.

Joder, estaba cegado por el deseo, envueltos entre chasquidos, ardor, jadeos, gemidos y uno que otro rasguño. Taehyung apretó el trasero de Jungkook entre sus manos, aferrándose a este para seguir embistiendo con fuerza, mientras que Jungkook se sostenía como buenamente podía de cualquier superficie.

Sí, ese era su lugar, donde podían ver estrellas, donde su deseo se hacía calor expandiéndose en cada sección de su piel. Hasta que el tirón en su vientre les hizo saber que todo aquello terminaría.

Por favor no... solo un poco más... mil y una noches más...

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