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Sapte

Por mucho tiempo me privé de sentir hasta el punto de sentir que la última llama de luz se apagaba con cada exhalación, pero encontrarte fue como lanzar un cerillo a las brasas anhelantes de quemarse en la más grande llamarada.

No quiero encerrarte, o encasillarnos en un bucle sin fin de nuestros caprichos y necesidades inconclusas. No voy a pedirte que me quieras con mis imperfecciones o aceptes todos mis defectos porque sería atarte a algo que odio.

Quizá debamos ser egoístas... quizá no debemos ser tan avariciosos con lo que anhelamos, pero mi amor... solo quiero que sientas lo que yo por ti...

Jimin se encontraba con un abultado puchero en sus labios mientras que observaba la pantalla de su teléfono, esperando que aquella llamada fuera respondida, sin embargo, solo terminaba enviándolo al buzón de voz, ¿dónde se había metido su mejor amigo?

Era un poco tarde, había salido del apartamento solo tomando un abrigo, mencionando que regresaría pronto, pidiendo que cuidaran de Yeontan, pero de todo eso ya pasaban cuatro horas. Ni siquiera había revisado los mensajes que le envió, preguntando si llegaría a cenar, Taehyung no era del tipo de persona que dejaba acumular las notificaciones de mensajes.

—¿Qué estás haciendo mi amor? Estás muy callado desde hace un rato – Namjoon se acercó a besar esos labios abultados mientras que su vista viajaba de manera rápida hacia la pantalla del aparato – ¿Jiminie?

— Estoy preocupado por Taehyung, dijo que volvería pronto, pero ni siquiera ha respondido los mensajes o llamadas.

— Deberías dejarlo respirar un poco, no lo has dejado solo ni un minuto desde que llegaste – Jimin frunció su ceño y abultó más sus labios, señalándose de manera indignada —. Sí, a ti, me refiero.

— No es verdad, solo hemos estado pasando el tiempo juntos, divirtiéndonos.

Namjoon le sacó el teléfono de las manos, dejándolo en la mesa de café, sentándose a un lado de Jimin quien se cruzó de brazos; conocía esa actitud de su amado novio, no era con el fin de darle besos y afecto, le iba a hablar muy seriamente respecto a su comportamiento, no porque se creyera un padre, sino porque esa era su dinámica para hacer que el otro se diera cuenta de sus errores.

— Amor, tienes que comprender que la razón por la que Taehyung dejó todo en Seúl no es para que tú lo extrañes y te pases días enteros aquí con él.

— No han pasado tantos días...

— Ha pasado casi una semana desde que llegaste. Lo hiciste pasar el fin de semana con tus padres.

— A Tae le encanta visitarlos.

— Lo sé, pero ¿no pensaste por un segundo lo que él quería hacer? Quizá algo diferente, posiblemente tuvo que posponer encuentros con cierto alguien.

— Te refieres a Jungkook – el mayor murmuró una afirmación, mientras que le dejaba un beso en la sien a Jimin —, él dijo que estaba bien si hacíamos esto. Tampoco se negó a que nos quedáramos aquí.

— Porque Tae es demasiado bueno como para negarte algo. Solo mira esto, es nuestro primer día aquí en su apartamento y ya salió huyendo.

— No.

— Sí.

— No, él no salió huyendo, sé que su actitud tiene que ver con que Jungkook haya regresado a su apartamento.

— Entonces lo más probable es que esté con él.

— ¿Crees que si nos acercamos a la puerta escucharemos sus gemidos?

— Jimin-ah. Deja que respire un poco, dijiste que querías estar aquí porque Tae podría estar muy solo, perdido y sin saber qué hacer – Jimin asintió ante lo que mencionaba su novio, aunque sabía muy bien que vendría una justificación diferente —, pero yo no lo veo mal. Al contrario, parece que estos días ha estado perdido, no me malinterpretes amor, solo pienso que estamos causando más daño que ayuda.

— Y qué sugieres.

— Que nos vayamos a un hotel como fue mi primer plan y dejemos a Tae, a solas con lo que sea que esté haciendo ahora – abrazó a su novio, en un intento de consolarlo, porque sabía muy bien la amistad que mantenían ambos menores – está bien que te preocupes por él, pero el asfixiarlo fue lo que hizo que se alejara.

Ya habían tenido esa discusión por la mañana, cuando Jimin mencionó que se quedarían el resto de la estadía de Namjoon, el mayor no estaba muy de acuerdo con la situación, en especial porque era por trabajo que debía quedarse, adicional a eso, no estaba del todo seguro por cuánto tiempo se quedaría.

Taehyung no vio problema en que ambos se quedara, Namjoon no estuvo de acuerdo y todo se volvió una discusión infantil donde no se había dado una conclusión, aunque el mayor sabía que solo debía ser paciente.

Ser tolerante hasta que llegara el momento preciso en el que su adorable novio se diera cuenta de que, quizá, su mejor amigo no lo necesitaba a él por primera vez porque estaba aprendiendo a sobrevivir solo y al mismo tiempo había encontrado a alguien más con quien hacerlo.

— No quiero que se aleje de mí, ¿estoy haciendo mal cierto? – el mayor asintió mientras que entre su abrazo lo cargó hasta dejarlo en su regazo, donde Jimin se volvió pequeño, aún más, como si eso fuera posible – tienes razón, deberíamos dejarlo a solas.

— Sí. Además, te quiero lejos de ese loco acosador.

Jimin sonrió divertido, frotando su rostro contra el hombro de Namjoon quien lo aferró más como si de esa manera posesiva le diera a entender su desagrado con la situación de la noche anterior.

— ¿Hablas de Yoongi hyung?

— Sigo insistiendo en que es un acosador y un descarado, te veía con hambre como si no se pudiera creer que tenía frente a él cuando minutos antes se encontraba gritándole a la puerta del apartamento de al lado, pidiendo por el... ¿Casi algo? De Taehyung.

— Celoso – con sus dedos comenzó a delinear líneas imaginarias sobre el pecho ajeno, sintiendo los músculos marcados, cosa que le hizo morder su labio al no poder evitar imaginar lo bien que se veía sin ropa – soy tuyo. Yoongi hyung es un buen amigo de la infancia.

— Te veía como una presa.

— Entonces no me sueltes porque podrían intentar robarme – Namjoon lo sacó de su escondite para verlo con mala cara, alzando una ceja, haciendo reír a Jimin —. Yah, no es verdad, nadie me robará, imposible que roben algo que quiere quedarse con su dueño.

— No me parece gracioso, eres mi novio, mi pareja.

— Tuyo.

Park acunó el rostro ajeno, dejando un beso esquimal haciendo que su novio arrugara el rostro, ese gesto era algo que no le agradaba tanto al mayor, sin embargo, proviniendo de Jimin era más que aceptado, aunque en ocasiones lo percibía como una dosis demasiado alta de diabetes. Un casto beso le fue dado en los labios para de nuevo tener a Jimin acurrucado entre sus brazos.

— ¿Nos quedaremos mucho tiempo aquí?

— Más o menos debo atender una cita con un cliente, no estoy muy seguro en qué termine después de mañana – Jimin jugueteaba con los pectorales ajenos, creando círculos con sus dedos mientras escuchaba lo que mencionaba el mayor – siento que este cliente es un tanto difícil.

— ¿Por qué?

— Es un chico llevando el caso de una herencia compartida – Jimin alzó la mirada, obteniendo una sonrisa por parte de Namjoon y un pico en sus labios – las familias pueden ser difíciles, tengo el caso, pero no es lo mismo escucharlo directamente de la persona.

— ¿Qué sucedió? ¿Alguna infidelidad? ¿Hijos no reconocidos? ¿Alguien convenció a algún abuelo para no dejarle nada al chico?

— Casi, parece ser el caso de una segunda familia no reconocida, pero el día de la lectura del testamento llegaron con su propio abogado para mencionar que ellos eran la familia principal.

— Complicado, tendrás que demostrar quienes son los principales.

— Sí.

Namjoon suspiró mientras que seguía dejando besos en la sien de Jimin, quien sabía muy bien que esa era la manera del mayor para canalizar de cierta manera su ansiedad o preocupación, prefería mil veces eso a que tuviera actitudes autodestructivas.

El silencio dentro del apartamento se estaba volviendo un poco abrumador para la pareja, Jimin aún estaba interesado en saber lo que ocurría con Taehyung, pero sabía que debía darle su espacio.

— ¿Qué te parece si comemos? Creo que Tae no regresará a casa hoy.

— Supongo que no – compartieron un beso más antes de que Jimin se pusiera de pie, dándole la mano a su novio para "ayudarlo" a levantarse.

— Creo que nosotros deberíamos irnos mañana, ¿a qué hora tienes tu cita?

— Lo había olvidado.

El mayor tomó su teléfono, revisando si por fin había enviado el mensaje con la dirección y hora de donde sería su cita, si algo detestaba Namjoon de esas situaciones era no tener el control en cuanto a cuándo y dónde atendería a sus clientes.

— ¿Qué ocurre? ¿Por qué tensas la mandíbula?

— Se supone que me enviaría un mensaje con la ubicación para reunirnos y la hora.

— Creí que para eso fue la llamada.

— Se suponía que ese era el fin – frotó su rostro con desesperación al no tener lo que quería, ya era un poco tarde, además el interesado era el chico. Namjoon amaría ser uno de esos abogados desinteresados, pero no podía – ¿qué tan difícil es mandar una ubicación? Dijo que estaba ocupado en ese momento, ya pasó demasiado tiempo desde que hablamos.

Jimin le acunó el rostro haciendo que dejara de hablar, no permitiendo que murmurara palabra alguna de nuevo, Namjoon se quejó un poco cuando su bonito novio comenzó a besar su rostro como método de distracción.

— Amor – apenas murmuró, teniendo el rostro aprisionado en las pequeñas manos de su novio, no se le dificultaría quitarlo, es solo que no quería – ¿qué haces?

— Te distraigo para que no estés de gruñón – dio otro beso más en la frente, uno más en los labios y un último en la mejilla – ¿funciona?

— No.

— Vamos, porque no olvidas por un minuto el trabajo, mañana por la mañana podrás preguntar de nuevo por la dirección, quizá estaba muy ocupado con algo más. Recuerda que estás aquí por él, no hay otra cosa por hacer. ¿Okay?

— Okay.

— Ese es mi hermoso novio – liberó las mejillas ajenas de inmediato para luego alejarse – ahora busquemos un poco de comida.

— Porque mejor no pedimos algo, dudo mucho que Tae tenga comida que no sean fideos instantáneos.

Aún no estaba del todo convencido con lo que sucedía, Jimin podía distraerlo por algunos minutos, sin embargo, cuando se trataba de trabajo, los abogados Kim podían ser un poco testarudos respecto a no perder de vista los detalles y mucho menos dejar pasar cada situación para ganar los casos.

Namjoon se quedó en el sofá, masajeando el puente de su nariz, pensando seriamente lo que harían en su estadía, tendrían una pequeña reunión con los abogados de los demandantes y el juez en algunas semanas, solo necesitaba información suficiente para poder trabajar, no necesitaría tanto tiempo con su cliente.

— Me pregunto si Tae habrá llevado a Jungkook a algún lugar bonito para cenar, espero que sí.

Jungkook...

Ese nombre le parecía demasiado familiar, ¿dónde lo había escuchado? El mayor aún estaba sumido en sus pensamientos, cuando las manos de su novio le acunaron el rostro nuevamente, haciéndolo echar la cabeza hacia atrás, encontrando sus miradas. Jimin le brindó una sonrisa unos segundos antes de besar sus labios.

— ¿Qué estás pensando? Espero que no sea en trabajo.

— No, estaba pensando en el chico que trae loco a Taehyung.

— ¿Jungkook?

— Sí... — se llamaba igual a su cliente, no podía ser el mismo, era demasiada coincidencia. Namjoon negó unas cuantas veces para sacarse la idea de la cabeza – estoy cansado, ¿te acompaño a hacer la cena?

— Yo puedo encargarme de eso, mejor ve a tomar un baño mientras termino de cocinar ¿okay?

— Okay.

El mayor se puso de pie, caminando hasta la habitación de Taehyung, donde se habían estado quedando, esa era una de las razones por la que Namjoon deseaba dejar el apartamento. Su primo podía ser un tanto extremo cuando se trataba de dar todo a otras personas, en especial cuando se trataba de ellos.

Les mencionó que su habitación era más grande que la de invitados, y efectivamente la cama era de un tamaño más grande que la individual de la otra habitación; por lo que el dueño del apartamento se quedó a dormir en la habitación incómoda de invitado, mientras que ellos invadían todo su espacio personal, no se sentía correcto, no era lo más apropiado hacer ese tipo de cosas.

Aún estaba pensando en toda la situación mientras buscaba una toalla limpia dentro del mueble cuando le pareció ver algo completamente extraño. Al lado de todas las toallas se encontraban perfectamente dobladas algunas prendas, cosas que deberían estar en el armario principal de Taehyung.

Eran dos sudaderas negras, dos pantalones de pijama, algunas camisas blancas, ¿ropa interior? Y lo más extraño de todo eso era el cepillo de dientes extra, perfectamente colocado sobre una de las camisas.

Taehyung estaba compartiendo más que simples relaciones con alguien, y esa persona se estaba ganando a su primo de una manera que atemorizaría al Kim Taehyung de unos meses atrás, porque él jamás permitiría que las cosas de alguien más estén en su propio espacio. Nunca fue así.

Los baños entre ambos no solían ser tranquilos, verdaderamente siempre hacían que el agua caliente se quedara fría contra sus cuerpos ardiendo en calor, pero por esa ocasión, en ese preciso instante donde minutos antes había sucedido la declaración más extraña que podían tener, se estaban dedicando tiempo para dejarse caricias en el cuerpo.

Jungkook seguía boca abajo en la cama mientras que Taehyung trataba de convencerlo de entrar al baño para quitarse todos los residuos de su apasionado encuentro, aunque Jeon no mostraba interés por tomar un baño, estaba muy cómodo dejando que el otro tocara su piel.

Unos delicados besos eran dejados en la espalda ancha de Jungkook, erizándole la piel, haciéndolo suspirar en cada tanto.

— Amo que tu cuerpo esté formado por conjuntos de galaxias – el mayor siguió con su tarea de dejar caricias delicadas, teniendo a un tierno y gigante chico pervertido rendido ante él. Sus ojos no evitaron notar el trasero redondo de Jungkook, el cual no se privó de morder.

— Oye, eso duele.

— Lo lamento eres demasiado apetecible – dejó una nalgada en la redondez que acaba de sufrir de su mordida, dejando una sensación extraña en la piel ajena, una que le sacó un respingo a Jungkook, quien se giró a verlo con mala cara – vamos, hay que darte un baño y cambiar las sábanas.

— No puedo.

— ¿No puedes o no quieres?

— No puedo levantarme, me tiemblan las piernas – la carcajada de Taehyung llenó el eco de la habitación – hablo en serio, quería ponerme de pie cuando estabas en el baño y llevaste las cosas para estar limpios, pero no pude.

— Ouh, no solo tienes esos ojitos de ciervo, ahora también las piernas – una de las almohadas cayó directo en la cara de Taehyung – no te enojes conmigo, no es mi culpa... bueno si lo es un poco, pero no es completamente mía, no cuando hace unos minutos me amenazabas para dejarte en este estado.

El cuerpo del mayor cayó sobre el contrario, llevando sus labios hacia el hombro de Jungkook, dejando besos delicados ahí, calmando un poco el malhumor contrario. Un bello y enojado ciervo insaciable, esa era la visión de Taehyung, quedándole aún más claro que sus quejas eran simples berrinches, en el momento que lo tuvo frotando su trasero contra la entrepierna ajena, algo que les hizo suspirar con satisfacción.

— Vamos, hermoso.

— ¿Me llevas?

— No te aseguro nada, podemos caer, ¿te arriesgas?

— ¿Contigo? Siempre.

Quizá no debió sentirse tan bien el escucharlo decir aquello, pero fue suficiente adrenalina para que los brazos de Taehyung levantaran el pesado cuerpo ajeno, caminando hacia el baño con Jungkook aferrado a su cuello, sonriendo divertido al verlo hacer caras de esfuerzo, muy falsas y exageradas.

Cuando llegaron a la ducha no pasó nada que no fuera tener intimidad, una muy distinta a la que habría tenido antes Jungkook. Porque el hecho de tener a Taehyung haciendo espuma en su cabello para lavarlo le hacía sentir calentito en su pecho, incluso hasta sentirse pequeño, pero no de mala manera, sino más bien un sentimiento de protección.

Jungkook no se quedó atrás, lavando de igual manera el cuerpo contrario, colocando jabón por toda la piel, haciéndole cosquillas al mayor de vez en cuando, no porque lo buscara sino porque estaba tocando zonas sensibles.

La lluvia de la ducha caía en ambos cuerpos dentro del espacio reducido, era un poco incómodo, aunque no dejaba de lado lo bien que se sentía, en especial cuando sus manos se paseaban por el cuerpo ajeno, como si nunca se hubieran reconocido, como si ese tacto jamás hubiera estado ahí en múltiples ocasiones. Taehyung tomó de nuevo entre sus manos la redondez ajena, sacándole una sonrisa a Jungkook.

— Tienes el trasero frío.

— Tengo la mitad del cuerpo fuera del agua, qué esperabas.

— ¿Quieres que te caliente?

— Hyungie, ¿qué son esas insinuaciones? – Taehyung acercó el cuerpo ajeno, haciendo que el agua cayera justo entre sus torsos – me gusta la idea.

— ¿No estabas cansado?

— Se me pasó, estoy como nuevo – enrolló sus brazos alrededor del cuello ajeno, dejando un beso en los labios, siendo interrumpidos por el agua – aunque creo que ya estamos lo suficientemente limpios – despejó el rostro del mayor con sus manos haciendo un peinado hacia atrás que le causó risa – te ves muy guapo con la frente destapada.

— Tú te ves adorable.

Pronto los ladridos de Bam hicieron que ambos fruncieran el ceño, para luego escuchar el timbre del apartamento, junto con algunos golpes fuertes en la puerta.

— ¿Esperabas a alguien? – cuestionó el mayor mientras se dedicaba a morder y besar el hombro ajeno, teniendo a Jungkook enredando sus dedos en el cabello ajeno, moviendo sus caderas por inercia, haciéndolos sentir un leve cosquilleo en la piel.

— Solo esperaba por ti, pero estás aquí – el jadeo de Jungkook hizo armonía con el sonido de su cuerpo cayendo contra la pared de la ducha. No pudiendo perderse en el placer porque de nuevo se escucharon los golpes y esta vez cierta voz al otro lado hizo que Jeon detuviera sus movimientos.

— ¿No crees que sea...? – Taehyung no terminó la frase, pues Jungkook salió de la ducha, no sin antes dejarle un último beso.

— Ve a la habitación, ¿sí? Veré quien es.

— No dejaré que mi casi novio salga desnudo a abrir la puerta – el mayor también salió de la ducha imitando a Jungkook al secarse rápido el cuerpo y el pelo – al menos ponte algo de ropa.

— Celoso.

— Lo seré mientras sea yo quien te deje como Bambi.

— ¡Hyung! – alzó la voz mientras caminaba hacia la habitación para ponerse ropa interior, buscando una sudadera amplia para colocarla rápido, jadeando del susto por la nalgada que recibió en su trasero – Oye, qué haces.

— No abras... quizá ni siquiera sea él.

— ¡Jungkook-ah! – ambos se observaron, teniendo al mencionado más que irritado por la situación, mientras que Taehyung arrugó el rostro en desagrado – ¡Jungkook-ah! ¡Abre! Olvide el código y mis llaves...

Taehyung alzó una ceja, un gesto que hizo reír a Jungkook, pues Yoongi nunca se quedó en su apartamento, todo ocurría en el del mayor, podía apostar que por el estado en el que hablaba junto con el escándalo que estaba haciendo quizá se haya pasado de alcohol en su sistema.

Muy probablemente estaba pensando que se encontraba en su propio apartamento esperando que Jungkook estuviera ahí, cosa que llegó a pasar unas cuantas veces cuando discutían y con él buscando refugio en el apartamento ajeno, esperando al mayor, siempre terminando con un encuentro de sexo.

Ahora era diferente, Jungkook no estaba esperando a Yoongi, tampoco quería tenerlo ahí para poder llenar el vacío de una ausencia que no sabía cómo siquiera dejar de sentir, porque ahora, en ese momento, con Taehyung abrazándolo de manera posesiva, suplicando con la mirada que no lo deje solo, quizá se daba cuenta de que había soltado una parte de su pasado.

— ¿Hablaste con él después que te mencioné que vino?

— Sí, lo hice y quizá fui un poco duro al decir que él y yo no tenemos nada.

— Está actuando como alguien que recién se da cuenta de eso.

— Digamos que fue un poco complicado – Jungkook comenzó a juguetear con la toalla en la cadera de Taehyung, pasando la yema de sus dedos por el torso húmedo a forma de distracción. Quizá para el mayor o probablemente para él mismo —. Quédate aquí, toma algo de mi ropa y cámbiate, prometo que no tardaré mucho.

— De acuerdo, promete que no lo dejarás entrar.

— Es mi apartamento, yo decido quién entra y quién sale – Taehyung entendió aquella indirecta, alzando las manos en son de paz, haciendo que Jungkook suspirara cansado.

— Hey – lo tomó de la mano, haciendo que regresara el paso que había dado lejos de él, besando el dorso de esta – lo siento, ¿sí? Sin presiones, lo lamento. Es solo que debo tener todo controlado y cuando algo se sale fuera del plan yo...

— Hyung, entiendo ¿sí? Solo no quiero que actúes de esta manera, no me agrada, ¿de acuerdo? Yoongi hyung es importante para mí – Jungkook acunó el rostro ajeno, escuchando de nuevo los golpes en la puerta y a Bam ladrando como loco debido a que estaba alguien extraño en la puerta – hablaremos de esto más tarde, por ahora déjame solucionar esto.

— ¿Me dejas darte un beso? – su pedido fue concedido, aunque agregado a eso su mano apretó el trasero de Jungkook – ahora eres libre, corre hacia tu otro hombre. Luego me recompensas.

Aquellas palabras hicieron erizar la piel de Jungkook, imaginando toda clase de situaciones sucias, cosa que el mayor pudo o no confirmar, aferrando su agarre en la cintura ajena, empuñando la tela de la sudadera. Los golpes en la puerta siguieron, al igual que los ladridos de Bam.

— Sabes, admiro a Yoongi-ssi por su talento con el piano, pero en estos momentos lo estoy aborreciendo. Solo un poco por hacer que corras hacia él.

— No seas tonto, eres tú el único que quiero que me folle. Ahora deja esas actitudes tontas y cámbiate, a mí sí me da celos que alguien más te vea.

— Oh, ¿significa que soy importante? – una afirmación murmurada fue su respuesta – ¿más que Yoongi-ssi?

— No exageres, tampoco hagas juegos tontos de a quien quiero más.

Jungkook le dio una mala mirada, mas no discutió con Taehyung, no cuando el mayor sonreía así de bonito como si restara importancia con un simple gesto. Por ahora quería descubrir poco a poco de qué se trataba ese cosquilleo, conocerse no sonaba para nada mal.

Decidió alejarse lentamente del mayor, haciéndolo sentir nervioso por la lejanía, mas no podía seguir, no cuando tenía a Yoongi insistiendo en su puerta, no tardarían en llamar al personal de seguridad para desalojarlo por perturbar a los vecinos. Abrió la puerta de inmediato y lo que tuvo fue el cuerpo del mayor cayendo sobre él.

Apestaba a whisky, estaba completamente sonrojado, sus manos se aferraron al cuerpo de Jungkook mientras alzaba la mirada, sintiendo alivio al verlo justo ahí. Yoongi llevó su frente hasta el hombro ajeno, dedicándose a olfatear sin parar la esencia natural y combinada de quien hacía poco era su pareja. Seguía teniendo el mismo aroma solo que esta vez con un toque de nostalgia.

— Jungkook-ah... hyung está aquí – murmuró apenas, mientras que era arrastrado al interior del apartamento, aferrándose aún más a la ropa ajena – amo el olor de tu cuerpo cuando sales de la ducha.

— Hyung ¿qué haces aquí?

— Te extrañaba muchísimo – arrastraba cada palabra y se tambaleaba hacia atrás para detallar la imagen frente a él que se veía muy bien, un poco doble, pero eso era mejor, doblemente mejor para Yoongi —, que sexy te ves con el pelo mojado. ¿Estás solo?

Bam ladró de inmediato, asustando a Yoongi quien intentó hacer que hiciera silencio mientras que avanzaba hacia el sofá entre pasos torpes hasta dejarse caer ahí mismo. Intentó que el cachorro se le acercara, pero solo provocó ponerlo a la defensiva, teniendo a Jungkook dándole una orden de quedarse quieto.

Jungkook infló sus mejillas en disgusto, nunca lo había visto de esa manera tan fuera de control, quizá si se pasaba de copas en ocasiones, pero nunca actuaba de esa manera, ¿qué le había sucedido?

— Yoongi hyung, mírame – le tomó el rostro, haciendo que el mayor sonriera tontamente, adorando las palmas frías contra su piel – no te ves nada bien, ¿cómo llegaste aquí?

— Estaba en un lugar con muchas luces, y hacían wush... a mi alrededor. La música era de esa que te gusta a ti, muy ruidosa, ¿por qué te gusta eso Jungkookie? Suena muy fuerte, te puede lastimar los oídos.

Jeon sonrió bonito, de esas que tanto le gustaban ver al mayor en su rostro, cuando arrugaba su nariz y se le formaban esas pequeñas líneas en sus ojos hasta que todo en conjunto lo hacía ver como un adorable conejo.

— Eso no responde mi pregunta de cómo y por qué estás aquí hyung. Ya lo habíamos hablado.

— Pero eres tú quien está en mi apartamento – el mayor miró a su alrededor notando la diferencia de espacios, a Bam observándolo con recelo desde una distancia prudencial y desde su cama – este no es mi apartamento.

— No lo es.

— Y tienes el pelo mojado y los labios rojos – el mayor contorsionó su rostro en una mueca parecida a un puchero, echando su cabeza hacia atrás – no puede ser.

— Hyung...

— ¿Quién es?

— ¿Qué?

— Nunca lavas tu cabello por la noche, dejándolo solo así secando al aire a menos que hayas tenido sexo, tienes los labios rojos e hinchados y también un chupón aquí... — el mayor frunció aún más su ceño – a mí ni siquiera me dejabas acercarme a ese lugar y te enojaste conmigo la vez que te dejé uno así de pequeñito – hizo la demostración con su dedo índice y pulgar.

— Hyung, estás demasiado ebrio como para tener esta conversación. Será mejor que descanses.

— Quédate conmigo Jungkook-ah – suplicó el mayor, tomando las manos contrarias, entrelazando torpemente sus dedos con los ajenos, moviéndose de manera torpe hasta hacerlos perder el equilibrio, Jungkook casi cayó sobre el cuerpo ajeno, bufando bajo al casi quedarse sin paciencia. Yoongi no dejaba de intentar tomarlo de alguna parte para que verdaderamente estuviera entre sus brazos —. Duerme con hyung.

— No.

— ¿Por qué de pronto no quieres hacer nada de lo que hacíamos?

— Hyung, ya lo hablamos.

— ¿Estás con alguien más?

— Sí – ni siquiera lo dudó, no hubo un pensamiento que le dijera que debía negar aquello.

— ¿Es algo serio? – Yoongi entrecerró sus ojos porque le molestaba la luz, haciéndolo ver divertido, llevó su dedo hacia el rostro ajeno para tocarlo y saber que no estaba hablando de nuevo con una alucinación – dime, ¿lo quieres?

— No lo sé hyung.

— ¿No sabes si lo quieres?

— Basta de preguntas, debes dormir.

— No quiero, hasta que respondas si ese alguien es merecedor de que estés sintiendo, aunque sea un poquito de afecto por él – volvió a hacer ese gesto con los dedos, haciendo entender que tan poco podía llegar a ser lo que sentía por el otro.

— Lo merece, aunque no sé o no estoy seguro de poder darle lo que necesita.

— Sí, lo harás – hizo una línea con sus labios recostándose mejor en el sofá – eres Jeon Jungkook y cuando quieres siempre es intensamente, siempre lo demuestras como lo haces con tu familia, con tu Nana, con Bam – frunció el ceño de inmediato luego de nombrar al cachorro – incluso ese perro recibió más aprecio que yo. No es justo.

El mayor se cubrió los ojos con su antebrazo, haciendo que Jungkook suspirara cansado de verlo en tan mal estado en su sofá, pronto el sonido de la puerta de la habitación lo hizo girar en dirección a Taehyung quien salió con un aspecto desaliñado, con unos deportivos grises amplios, una camiseta blanca y los pies descalzos.

Recibió de inmediato en brazos a Jungkook, quien se refugió ahí, entre la calidez de Taehyung, quien le dejó un beso en la sien.

— Parece que no le pareció nada bien el hecho de que hayas tenido sexo con alguien más.

— Lo tiene que aceptar – siguió frotando su rostro contra el torso contrario, comenzando a balancearse —. Hueles muy bien.

— Es el olor de tu ropa.

— Exacto, hueles a mí. Hay cierto grado de pertenencia en eso, como mi ropa en tu apartamento – Jungkook se regocijó entre los besos que estaba recibiendo por parte del mayor, parecía un niño pequeño disfrutando un poco de amor.

El mayor regresó la mirada hacia el sofá donde aún se encontraba Yoongi, quieto, sin hacer ruido o movimientos, ¿estaba dormido? ¿Tanto había tomado para quedarse ahí mismo? Las quejas leves de Min le hicieron fruncir el ceño, aferrando más a Jungkook a su cuerpo, dejando otro beso largo en el cabello ajeno.

— Crees que si despierta le dará un derrame facial si nos ve en esta posición – Jungkook negó lento, no teniendo esa aura juguetona, abrazándose más a Taehyung – ¿no?

— Ya se quedó dormido, solo míralo – se soltó del agarre de Taehyung, quien solo le permitió girarse en el abrazo, para ahora aferrarse a la cintura de Jungkook caminando junto a él para dirigirse al sofá – está completamente inconsciente.

— ¿Qué tanto?

— Podrías follarme aquí mismo en el sofá y no se daría cuenta.

— Amo tus insinuaciones – gruñó el mayor, mordiendo la piel del cuello de Jungkook, quien le permitió hacer más mientras que era sostenido entre los brazos fuertes de Taehyung —, pero no quiero que te vea desnudo otra vez.

— Aguafiestas.

— Pervertido.

Jungkook sonrió divertido y gimió bajito cuando sintió la nalgada un tanto más fuerte con un agarre que le hacía saber lo posesivo que podía ser Taehyung en ese momento.

— ¿Quieres que te ayude con la ropa de cama?

— Hablas de ¿ensuciarla de nuevo?

— No, hablo de poner una nueva y lavar la que ensuciamos.

— Ouh, de acuerdo, – el mayor se separó del abrazo, no sin antes dejar un último beso en la mejilla contraria – veré que podemos hacer para cenar, ¿te parece?

— ¿No prefieres que pidamos algo?

— No, creo que tardará más...

— Como tú desees.

El mayor se dirigió hasta la habitación pasando su mano por su cabello húmedo, intentando de alguna manera secarlo, el simple gesto provocó que Jungkook se perdiera en la vista, mordiendo su labio inferior. La forma tan despreocupada que tenía Taehyung le daba cierto encanto que sin esforzarse captaba la atención.

Bam pronto lo distrajo al acercarse a él para olfatearlo, buscando cariño y un poco de la atención de su papá, a quien no había visto en días. Jungkook no se negó en darle lo que buscaba, algunas caricias, un poco de jugueteo, mientras que llegaban a la cocina, dirigiéndose específicamente a uno de los espacios de almacenaje donde encontró muy rápido los sobres perfectamente apilados junto con el resto de cosas que había comprado para cubrir todas las necesidades de Bam, para luego sacar la comida del cachorro.

Le dio las instrucciones de esperar, hasta indicarle que podía comer y lo premió con afecto. Las murmuraciones provenientes desde el sofá hicieron que Jungkook notara la pose extraña del mayor, quien se abrazaba a sí mismo, recostándose de lado.

Negó con su cabeza al notar el estado del mayor, a quien decidió cubrir con una cobija pequeña y acomodando uno de los cojines del sofá para que le sirvieran de almohada. Tuvo mucho cuidado con sus movimientos no solo para no despertarlo, sino también porque el notar la cicatriz de la cirugía reciente le hizo saber que Yoongi ni siquiera debería haber estado bebiendo.

— ¿Jungkook? – la voz de Taehyung fue suficiente para atraerlo a la realidad – ¿encontraste algo para comer?

— No. Lo lamento.

— Está bien, podemos pedir comida.

— Hyung, no solo es por la comida que me estoy disculpando – el mayor alzó una ceja mientras que observaba cómo se acercaba Jungkook, ¿le diría que todo terminó? ¿Estaría arrepentido? ¿Lo iba a rechazar justo en ese momento? Su respiración comenzó a agitarse, a pesar de que lo intentó disimular no pasó desapercibido la lentitud con la que intentaba respirar – Tae ¿estás bien?

— S-sí, perfecto.

Jungkook acunó el rostro ajeno, notando el miedo en esos ojos grandes que siempre estaban sobre él, ¿por qué de pronto tenía esa mirada?

— Hey, está bien. ¿Qué ocurre?

— Nada.

— No me mientas – apretó aún más las mejillas ajenas – es por lo que dije ¿cierto? – el mayor asintió y Jungkook sintió que su corazón casi se detuvo al ver el brillo en los ojos ajenos – ¿por qué...? ¿Qué dije para darte a entender algo malo?

El puchero pronunciado del mayor se instaló en su rostro, mientras que intentaba desviar la mirada, a otro lugar que no fueran esos ojos llenos de brillo para no notar la facilidad con la que lo iba a dejar ir.

— Tae, no podemos funcionar si tú no hablas, ¿comprendes? Esto es como contar objetos, solo que esta vez es hablando de lo que te molesta, como cuando yo te digo las cosas.

— Dijiste que lamentabas la situación y no solo hablabas de la comida.

— Hablaba de la situación de que tengamos aquí a Yoongi hyung en el apartamento, no me agrada la idea que tú te sientas mal por verlo ahí – señaló con la mirada al mayor que estaba más que inconsciente, haciendo sonreír a Taehyung por ver la pose extraña de Yoongi como si estuviera derritiéndose en el lugar – ¿crees que me interesa tener algo con él?

— Tal vez – Jungkook entrecerró los ojos mientras que se acercaba peligrosamente al mayor, besando sus labios, rozando su lengua con delicadeza, dejando algunos roces más en la barbilla ajena, haciéndolo jadear – de acuerdo puede que no.

— ¿Puede? Si no te quisiera a ti, ya no estarías aquí.

— Y él, por qué sí sigue ahí – se quejó, recibiendo una mordida un tanto fuerte en su mejilla – Agh... ¡Jungkook-ah! ¿Por qué haces eso? Solo dije la verdad, podrías haberlo enviado en un taxi. Dime la verdadera razón para dejarlo dormir en el sofá

— Porque ni siquiera puede con él mismo en estos momentos. Lo dejaré ahí hasta mañana, lo conozco, se despertará, entrará en una especie de crisis orgullosa y saldrá de aquí sin decir ni un gracias – los labios de Taehyung se abultaron como si estuviera pensando en la situación, o quizá solo consideraba la situación, mas Jungkook lo atrajo de nuevo hacia su red —. Nosotros deberíamos pedir comida e ir a la cama, ¿no te parece?

— Hace un rato pedí pollo – Jeon sonrió satisfecho con lo que escuchaba para luego sentir un calor especial al sentir el beso en su frente —. Lamento si soy inseguro es solo que sobrepienso todo de manera negativa.

— Un apego ansioso, deberías hablarlo con el terapeuta, ¿no lo crees?

— Lo prometo.

— No quiero que seamos dependientes del otro, ¿comprendes?

— Me lo dices muy tarde – eso asustó a Jungkook, cosa que el mayor no se negó en consolar, porque para él no era malo, en serio que no – verás, no es que dependa de ti, es solo que me gusta estar contigo. No quiero arruinar nada de lo que sea que tengamos.

— Sé que no lo harás, yo también intentaré ser lo más dócil – el beso en sus labios no le permitió seguir con lo que diría y notó la mirada ajena con cierta súplica que no tardó en gesticular.

— Por favor, no dejes de ser tú, a menos que eso nos influya de mala manera, de lo contrario te lo pido, no hagas un molde de ti que se adecue a mí.

— Okay, aunque no me refería a eso... — sus mejillas se sonrojaron de solo pensar que se estaba refiriendo a abrirse un poco más, aunque con las palabras de Taehyung fueron suficientes para hacerle saber que todo estaría bien.

Ambos eran unos tontos dando sus primeros pasos en algo que ni siquiera ellos mismos podrían encontrar una explicación, sin embargo, prefirieron no poner mucho esfuerzo en encontrar razón a lo que aceleraba sus corazones.

Se dedicaron a ellos mismos después de asegurarse que Yoongi estuviera más que perdido en el mundo de los sueños. La comida fue más que perfecta junto con un poco de televisión, encontrando que ambos eran demasiado diferentes en gustos, pero por alguna extraña razón encajaban, cedían el espacio para que el otro mostrara un poco de sus gustos y eso se volvió una nueva experiencia.

Por primera vez desde que habían comenzado aquella relación se quedaron compartiendo más que solo contacto físico, estaban compartiendo intimidad, una muy diferente a simplemente incluirse en los planes de salidas o bien tener una comida cuando se sentían solos.

Se sentían plenos mientras que comenzaban a ser vencidos por el sueño, estando uno frente al otro, observándose, detallando cada facción contraria. Taehyung acarició con parsimonia el rostro ajeno, haciendo sonreír a Jungkook al sentir los toques torpes.

— Esto es tan extraño – susurró apenas el mayor, acercándose aún más al cuerpo contrario, sintiendo cálido el hecho de compartir de nuevo la cama – ¿tú no te sientes así?

— No.

— Quiere decir que soy el único que está sufriendo de una crisis por no saber cómo comportarse.

— No.

— ¿Uh?

— También estoy así, pero trato de que mi mente no arruine lo que estoy sintiendo – su voz era baja, se sentía cansado por el viaje, la ronda de sexo y al mismo tiempo estaba completamente relajado, cosa que hizo buscar el cuerpo de Taehyung para abrazarse a él – no tienes que preocuparte por el siguiente paso hyung. No te abandonaré por la mañana.

— Estamos en tu apartamento...

— Entonces tú no huyas por la mañana – la risa de Taehyung hizo eco en la habitación, no dudando en dejar un beso en lo que parecía ser la punta de la nariz ajena, haciendo reír a Jungkook – ¿te quedarás a dormir toda la noche?

— Sí.

— Prometes que si tienes una pequeña crisis me despertarás para que pueda abrazarte y te obligue a quedarte.

— Sí.

— Okay.

El sonido de las sabanas fue lo único que se escuchó después de aquello, Taehyung se sentía verdaderamente extraño, se encontraba en una casa completamente ajena, pero no sentía la incertidumbre o la añoranza de su hogar. Tampoco estaba esa sensación de necesitar huir de ahí, al contrario, no deseaba soltar a Jungkook, quien estaba más que cómodo en el agarre.

— Jungkook – una murmuración fue la respuesta del mencionado, parecía más algo inconsciente – creo que estoy sintiendo algo por ti.

— ¿Bueno o malo?

De nuevo el silencio reinó en la habitación, porque con una simple pregunta, esas tres palabras fueron suficientes para hacer que Taehyung pensara en todas las posibilidades que representaban estar sintiendo el retumbar de su corazón desenfrenado.

No se trataba de un ataque ansioso donde ni siquiera podía respirar o llegar al punto de querer gritar sin poder hacerlo o bien entrar en la crisis de sentirse completamente ajeno a su propia realidad, no, esto era diferente.

Tampoco se trataba de un ataque al corazón, porque el único síntoma que tenía era su pecho siendo estrujado, mas no de una mala manera, era algo cálido.

— Jungkook – le llamó nuevamente, aunque el sentir la respiración lenta junto con un movimiento involuntario le dejó más que claro que estaba profundamente dormido – Jungkook, siento que regresé a ti.

La última frase se había grabado fuertemente en el subconsciente de Jungkook, quien antes de salir de la casa de sus padres había dado una última lectura al diario que le regaló su Nana.

En la página se podía notar una frase que parecía ser atesorada por aquella otra persona que agregaba textos pequeños a lo originalmente escrito. Algo particular había pasado con el diario después de las últimas fechas, después de la partida del pequeño mozo en la casa del duque.

Cada vez empezaron a ser menos recurrentes los escritos y en cada una de ellas detallaba como sus cartas eran ignoradas por aquel chico, dejando de lado todo con una última página donde mencionaba "Dejaré de escribirle..." para que en la siguiente apareciera.

Agosto 19

Regresó... o creo que yo regresé a él...

La mañana llegó tan rápido que ni siquiera tenía tiempo para darle pensamiento a lo que sucedió la noche anterior. Había sido prácticamente obligado a casarse después de que su padre falleciera, ya que al ser un noble duque y heredero, necesitaba mantener el nombre de la familia en alto. Su madre había pasado años insistiendo para que buscara una buena mujer que le diera hijos, cuidara de él y de paso comenzar a ser la cabeza de familia que necesitaban.

Nunca pensó que en su última conversación, cuando hablaron de tener a más personas en la casa, terminarían hablando del matrimonio y cómo, entre todas las cosas, su madre pidió una última vez la oportunidad de presentarle a alguien.

Ahora tenía a una noble joven que se había presentado ante él en la cena para ser su prometida, quería evitarla a toda costa, pero no pudo ni siquiera escabullirse de las insinuaciones de su madre al decirle que le acompañara a su habitación; agradecía que los intentos para acercarlo a Irene terminaran con ellos compartiendo el ala donde se hospedarían y que tampoco fuera una alcoba contigua a la suya, mas eso no quitaba que dormían bajo el mismo techo.

Señor – le llamó el mozo de la casa, el mayordomo principal y de confianza, aquel que lo vio crecer – el nuevo personal estará llegando en unas horas.

¿Lo lograste? Hiciste que él aceptara venir.

Fue difícil, señor, sin embargo, sí se logró.

El duque estaba más que emocionado, había pedido que específicamente él fuera su mozo de compañía, ese secretario personal que tanto le decían que debía tener ahora tendría el rostro de cierto joven con el que añoraba reencontrarse y redimirse. Quería saber de él, si estaría bien o si tan siquiera le había perdonado, porque en muchas ocasiones le había escrito sin obtener respuesta alguna más que la de su antiguo mentor.

Taehyung se sentía emocionado, tanto que ignoró completamente el inusual aspecto del comedor, donde cierta dama noble le esperaba, comenzando a desayunar junto a su madre, a quien el duque saludó de inmediato con una sonrisa y un beso.

Parece que has amaneció de buen humor.

Lo estoy.

¿Se debe a algo? – la mujer sonrió amplio, haciendo sonrojar a la invitada, quien se sintió tímida al ver a su futuro esposo de mejor humor que la noche anterior, estaba sonriendo y eso le hacía ver aún más guapo – quizá puede ser por alguien...

Sí, ¿cómo lo sabes? – la sorpresa en ambas mujeres fue indiscutible, en especial porque Irene acomodó un poco su peinado y se enderezó para ser un tanto más llamativa —. He recibido muy buenas noticias, las cuentas llegaron y todo está a la perfección, el personal nuevo ha llegado y es alguien a quien le tengo mucho aprecio, de verdad no creo haber recibido mejor noticia.

La felicidad lo estaba cegando de las propias reacciones de las mujeres que compartían la mesa junto a él, cosa que ni siquiera puso atención, pues estaba demasiado concentrado en comer un poco antes de empezar a trabajar en su estudio.

No hubo mayor conversación durante la comida más que hablar del clima, de las flores que habían colocado en la mesa, de la comida que servirían en el almuerzo y la idea de una fiesta de compromiso, a la cual Taehyung ignoró por completo.

Sorprendió a los sirvientes cuando pidió que tuvieran lista una de las alcobas de la segunda planta, para el nuevo mozo, cosa que su madre reprochó porque la servidumbre tenía sus propias habitaciones y lugares dentro de su hogar. El duque declinó cualquier mención sobre aquello, dando a entender que él decidía dónde estaría él.

¿Por qué pones tanto empeño en este nuevo mozo? ¿Es de familia noble acaso?

No – negó sin más sin poner atención a su madre, metiendo otro bocado de comida a su boca – es alguien importante para mí, madre, creo que te agradará saber de quién se trata.

¿Qué te asegura eso?

Se trata de Jungkook, ¿lo recuerdas? – la mujer ladeó la cabeza no recordando de primera mano – el chico que fue mi primer mozo de caza.

El chico pobre que lo enviaste a estudiar junto a tu mentor a la ciudad.

Ese mismo, recuerdo que le tenías un enorme aprecio por él.

Bueno, sí, pero ¿darle empleo?

Lo envié allá porque quería que se preparara muy bien, que estudiara, que se convirtiera en un gran hombre y pudiera encontrar un empleo digno – metió el último trozo de fruta a su boca y volcó toda su atención en su madre – tiene muy buenas referencias y yo necesito un mozo, quien mejor que él.

Supongo que está bien, si ya lo has decidido, pero ¿por qué lo alojarás en las alcobas de la segunda planta?

Porque Jungkook es más que un mozo para mí.

Aquellas palabras no debía sentirse extrañas, en especial para cierta joven que había sido completamente ignorada durante la conversación, durante el desayuno y en todas las veces que intentó entablar algún tema en común con su pronto esposo, quien definitivamente no veía interés en ella, ¿Qué significaba eso de ser más que un mozo? ¿Se podía tratar a la servidumbre como algo más?

Taehyung no dio paso a que la conversación siguiera, pues decidió que había sido suficiente tiempo compartiendo con su madre y su futura esposa, con quien no tenía nada en común. La boda quizá sería en unas semanas, y si bien no era ajeno a los protocolos, era más que seguro que le harían tomar algunas caminatas tontas para conocerse previo al matrimonio.

Cosas aburridas de un cortejo que no le interesaba llevar a cabo porque ya estaba prometida a él, ¿por qué debía gastar energías en enamorarla si ya estaba ahí? No prestó más atención a asuntos sin relevancia, comenzando a avanzar por los pasillos extensos de su hogar, sonriendo amplio al ver uno de los ventanales que daban al jardín.

Podría por favor preparar una merienda en el jardín – habló sin más a una de las chicas que se estaba encargando de colocar flores frescas en los enormes jarrones, quien de inmediato asintió – será por la tarde, yo les daré la orden – una reverencia le fue dada para aceptar la orden —. O mejor que sea cuando el nuevo mozo llegue, en cuanto escuchen de su llegada comiencen a prepararlo por favor.

Por su puesto, señor.

A las afueras de la propiedad del duque, un carruaje se aproximaba con cierto pasajero en su interior, quien no había podido dormir durante el viaje, de solo pensar en que su viaje lo estaba llevando de regreso a esa casa, reviviendo una y otra vez lo que vivió.

¿El duque lo recordaría? El mentor no había dicho nada más que había conseguido el trabajo en esa casa, porque él declinó la oferta.

¿Sabría Taehyung que él era quien llegaría a la casa?

El nerviosismo le jugó encontrar en especial cuando llegaron por fin al frente del lugar, todo estaba tal cual lo recordaba, la última vez que estuvo ahí, él tenía quince, ahora habían pasado seis años, mas el lugar parecía haberse quedado atrapado en el tiempo, sin cambios aparentes.

Fue recibido por el mayordomo principal, quien le ayudó con el equipaje y llamó a otro sirviente para llevar el resto de cosas. Jungkook se sorprendió al ver el hermoso recibidor, con aquel candelabro lleno de cristales, las pinturas, las alfombras, las mesas elegantes, todo estaba tal cual lo recordaba.

Aunque sí podía decir que algo había cambiado, no se sentía el ambiente pesado que siempre invadía cada pared del lugar, sabía de buena fuente que el duque, el padre de Taehyung, había fallecido, así que esa debía ser la razón para que todo se tornara más tranquilo.

Taehyung tenía esa aura que hacía sentir bien a todos, o al menos los hacía sentir bienvenidos, los sirvientes se veían de cierta manera feliz haciendo su trabajo.

Tu habitación estará en la segunda planta – se le informó mientras atravesaban los extensos pasillos hasta llegar al pie de las escaleras – el duque estará esperándote en su estudio, pero tenemos la orden de llevarte a tu habitación, esperar a que te acomodes y luego informarle de tu llegada.

¿Debo ir con él a su estudio?

Sí, pero no te preocupes, te escoltaré con él cuando estés listo.

De acuerdo.

Subir de nuevo esas escaleras le hicieron acelerar el corazón, teniendo fantasmas en la memoria de todo lo que sucedió con ellos en esos lugares. En especial porque fueron esos escalones sus mayores confidentes de cada salida nocturna hacia los jardines, al salón de piano, la cocina con sus bocadillos nocturnos y el subir tomados de las manos.

Taehyung lo hacía sentir distinto y eso le carcomía la mente porque no podía creer que un hombre tan maravilloso como un heredero a duque fuera de esa manera, ¿sería igual ahora? ¿Habría cambiado en algo? ¿Sería como su padre el antiguo duque?

Sus remordimientos no pudieron seguir torturándolo, pues en el momento que se abrió la puerta frente a él la pudo reconocer, era aquella misma habitación donde se alojó durante el tiempo que estuvo herido y el resto de su estadía.

Adoraba la habitación porque tenía una ventana gigante que iba del techo al suelo donde la vista le dejaba observar los jardines, podía salir por el pequeño balcón y si su memoria no fallaba, quedaba a solo unas cuantas puertas de distancia que la del duque.

Acomódate esta será tu habitación de ahora en adelante. Esperamos que te sientas cómodo y puedas descansar lo mejor que puedas después de tan largo viaje – Jungkook sonrió de lado, agradeciendo con una simple reverencia, tocando ligeramente las sábanas, recordando que ese lugar fue el primero en mostrarle lo cómodo que podía estar en una cama —. No te esfuerces en dejar todo en su lugar por ahora, vendré en veinte minutos para llevarte con el duque, solo espera aquí.

Gracias.

No hay nada que agradecer. Es un gusto tenerte de nuevo aquí – mencionó el hombre mayor, dándole un guiño para hacer que entrara un poco en confianza – Y bienvenido, Jungkook.

Fue dejado a solas, con los miles de recuerdos, invadiéndolo, sonrojándose al notar la cama donde pasó varios días sin poder moverse, el escritorio donde vio tantas veces a Taehyung escribir en un diario, y luego estaba el sofá personal al lado de la cama donde el mayor se quedaba por horas, leyendo.

Los recuerdos vergonzosos de esa primera vez que le insistió en que él le daría un baño lo hicieron sonrojar, haciendo que pronto sus mejillas se sintieran calientes.

Decidió distraerse con su equipaje, colocando algunas cosas personales fuera de su bolso, cosas como sus libros, sus diarios, plumas, tinta, fotografías de él con su mentor...

Dos toques en su puerta llamaron su atención, mas no le dio mayor importancia, sabía que solo era para hacerle saber que el duque lo recibiría.

Adelante – alzó la voz siguiendo con su tarea de ordenar algunas cosas. La puerta se abrió tan despacio que ni siquiera el mismo Jungkook notó que alguien había entrado hasta que unas manos le cubrieron los ojos.

¿Quién soy?

La voz baja junto con el aliento cálido contra su oído le hicieron estremecer, tener el tacto sobre su rostro fue otro factor para hacerlo casi jadear en sorpresa, así como tensarse por el atrevimiento de la persona detrás de él.

Su cuerpo perdió un poco el equilibrio terminando por pesarse en el torso contrario, eso fue su perdición porque tuvo la sensación de calor ajeno contra su espalda. Elevó sus manos hacia las que cubrían sus ojos, sintiendo el temblor en ellas al estar a casi nada de tocar la piel contraria.

Alteza...

De nuevo con eso – Taehyung dejó de taparle los ojos, lo tomó por los hombros para girarlo en su sitio y ahora sí, enfrentarse – creí que eso había quedado en el pasado cuando te pedí que me llamaras por mi nombre.

L-lo lamento, me sorprendió – sus mejillas se tornaron aún más sonrojadas, teniendo al mayor con una mirada curiosa, observando de cerca cómo el rubor se hacía más fuerte y Jungkook no podía evitar incluso contener la respiración. Estaba muy cerca de él.

¿Tienes fiebre?

N-no.

Estás todo sonrojado, recuerdo ver tus mejillas así cuando enfermaste – tuvo el atrevimiento de tocar la piel contraria con la yema de su dedo, solo provocando que el mozo se pusiera completamente nervioso – ¿qué sucede? No te alegra verme.

Lo hace es solo que – sus dientes atraparon su labio inferior – está muy cerca – apenas susurró con miedo de hacer que el otro se apartara.

Oh, es cierto – Taehyung solo se alejó apenas, lo suficiente para que Jungkook respirara con normalidad – lamento eso, me emocioné de saber que estabas aquí. Pedí que te dieran tu habitación. ¿Es de tu agrado?

Mucho.

Era como volver en el tiempo, pero con un Taehyung mayor, tenía esos rasgos varoniles que le hacían ver demasiado guapo, la quijada definida, un perfil perfecto, labios finos los cuales no dejaba de mojar con la punta de su lengua.

Jungkook se sorprendió a sí mismo perdido en el rostro ajeno, cerró sus ojos con fuerza para concentrarse, pero con ese hombre frente a él era imposible, no cuando lo escuchó reír bajo. La sonrisa a medias le derritió el corazón. Durante tanto tiempo estuvo sumamente molesto al ser enviado lejos, quería decirle tantas cosas, mas ahora estando ahí, no pudo.

Le agradezco por darme el empleo, sé que esperaba a su mentor, pero prometo que soy muy bueno en el trabajo.

Puedo imaginarlo, ¿te gustaría dar un paseo por el jardín mientras hablamos de las tareas que cumplirás ahora como mi mozo principal?

¿Pensé que hablaríamos en el estudio?

Es un lugar muy aburrido para hablar, además, llevas muchos años fuera, sé que te gustará dar un paseo y ver las nuevas cosas, sé que hay algo que te gustará ver. ¿Aún te gustan los panecillos y el té como merienda? O ahora eres algo así como un mayordomo amargado que disfruta del tabaco y los licores fuertes.

El té y los bocadillos estarán bien.

Entonces, no me equivoque al pedir eso. Vamos.

Taehyung extendió su mano frente a Jungkook como si estuvieran en los viejos tiempos cuando eran niños y salían corriendo hacia los jardines, el mozo dudó un poco ante el atrevimiento y eso fue suficiente para que Taehyung comprendiera que quizá, podrían ser mal vistos, así que sin poner queja alguna retiró su mano para solamente invitarlo a salir.

No pasó desapercibido la llegada del joven mozo, algunos conociendo la historia entre su amo y el joven, todos estaban murmurando sobre lo feliz que se veía el duque, murmuraciones que llegaron a oídos de Irene, quien estaba siendo distraída con un poco de charla y té por la tarde junto a quien sería su suegra.

La curiosidad la llevó a seguir a su futuro esposo, con la excusa de que debía ir al baño, encontrándose con que esos dos estaban demasiado a gusto caminando en el jardín. Debía ser ella la que sonriera de esa manera al estar fuera con Taehyung. Debería ser su paseo. Debería ser su cortejo, pero en vez de eso estaba teniendo una charla de té con su suegra.

Mientras que el duque se entretenía en mostrarle el jardín al nuevo mozo, ella se estaba consumiendo en el aburrimiento de escuchar lo que una duquesa debía cumplir una vez estando casada. Taehyung no parecía el mismo hombre de la noche anterior, ella no vio una sola sonrisa verdadera hasta esa mañana cuando escuchó que ese chico llegaría, ahora le mostraba los jardines, ¿por qué haría algo así?

Jungkook mismo se preguntaba aquello cuando el duque se esmeró por hacer que la caminata fuera lo más amena posible, se sentía muy bien estando a su lado, en especial porque tenían completa privacidad.

Él había sido chaperón de una pareja joven y recordaba lo incómodo y a la vez molesto que llegaba a ser tener a alguien más en ese espacio privado, pero al ser ellos dos, solo Taehyung y Jungkook, dos hombres, un amo con su mozo, qué más daba que tuvieran una charla privada. No importaba que estuvieran tan juntos que en ocasiones colisionar sus hombros con el contrario en un tierno juego de...

Es por aquí, necesito que cierres los ojos – mencionó el mayor con completo entusiasmo.

¿Debo cerrar los ojos? – una murmuración afirmativa fue su respuesta – y si me niego.

Por favor, Jungkook, no me hagas esto, arruinarás la sorpresa.

Puede decirme y actuaré como sorprendido, soy muy bueno actuando.

¿Sí?

Sí, solo vea mi reacción cuando me dijeron que si recordaba que era usted con quien trabajaría. — Jungkook cerró sus ojos, hizo un ademán con su mano, intentando concentrarse, para luego abrir lentamente sus ojos – ¿El duque Taehyung es quien me estará contratando? – la risa del mayor no se hizo esperar al ver la cara de sorpresa del contrario —. Me temo que no lo conozco, pero será un honor trabajar para él.

¿Eso fue lo que dijiste?

Así actué.

¿Por qué?

Porque estaba furioso con usted al haberme enviado lejos sin razón alguna más que para estudiar – la sonrisa de Taehyung disminuyó hasta hacerla parecer una mueca – lamento no haber contestado sus cartas.

¿Las leíste?

Todas y cada una, aunque me molesté aún más porque no envió más.

Pensé que estabas tan molesto como para no querer saber de mí.

No le costaba nada insistir, solo un poquito más – Jungkook se acercó al duque, quien no dejó de observarlo, no borrando la bonita sonrisa que le regalaba —, habría respondido si tal vez me hubiera escrito una vez más.

Bueno, espero que esta sorpresa sea suficiente para obtener tu perdón.

Taehyung lo tomo nuevamente de los hombros para girarlo, sus manos alzaron las contrarias para que cubriera su rostro y lo hizo avanzar unos cuantos pasos, con él detrás, cuidando su andar, guiándolo, mencionando que faltaba poco para que llegaran hasta que por fin se detuvieron.

Bien abre los ojos, por favor.

Sus manos bajaron lentamente, no sabiendo qué esperar hasta que encontró un pequeño espacio donde se encontraba una mesa con los bocadillos y el té, la galería estaba cubierta por la naturaleza y estaba rodeado de rosas inglesas de colores rosa y blancas.

¿Qué es esto?

Recuerdas que, cuando aún vivías aquí, en ese tiempo estaba en un conflicto por no saber cómo hacer para cortejar a una dama – Jungkook asintió, tragando duro, pues recordaba que se dejó llevar solo un poco esa vez —. Tú mencionaste que si fueras una doncella a la cual cortejar te gustaría que te llevaran a pasear por los jardines de la propiedad, charlar sobre lo que te gusta o tus pasatiempos y luego como última sorpresa de la tarde tener una merienda en un espacio como este.

Lo recuerdo.

Bien, después de que te fuiste, mi idea era que regresaras, siempre lo fue y cuando no respondiste mis cartas eso me dolió demasiado – el puchero que hizo Jungkook fue verdaderamente adorable —, pero entendí que fue mi culpa por no hablar contigo. Decirte que mi padre no aceptaba el vernos juntos y mi única opción fue darte la mejor educación, ese fue el trato, tú tendrías una buena educación para ser mi mozo.

¿Hizo todo eso para que me quedara con usted?

Sí, al igual que esto, para ser merecedor de tu perdón – el temblor en los labios ajenos le hizo doler un poco el corazón, pero Jungkook no dejó que aquello se convirtiera en un momento triste. Se apartó solo unos pasos para detallar el lugar poniendo verdaderamente nervioso a Taehyung – dime ¿es de tu agrado?

Es casi perfecto.

¿Casi? ¿Omití algo?

Jungkook se acercó lentamente a él, con las mejillas pintándose de nuevo en rosa, con la mirada brillante opacando el sol de la tarde, porque el aura que despedía era mucho más bonita de admirar.

Se olvidó de que esta sería la manera en la que me pediría matrimonio. Sin nadie más que usted y yo, porque no tengo familia y usted dijo...

Que la mía no importaba mucho si se trataba de algo tan importante.

Asintió unas cuantas veces, notando que Jungkook lamía sus labios con nerviosismo. Taehyung buscó con la mirada algo que sería perfecto para el momento, encontrando encima de la mesa un pequeño listón el cual ataba perfectamente los cubiertos.

Lo tomó entre sus dedos, teniendo la mirada curiosa ajena sobre él, a quien sorprendió cuando le extendió la mano, haciendo una mirada para alentarlo a seguirle.

Entonces, joven Jeon Jungkook, ¿acepta mis disculpas y mi cortejo?

¿Solo eso? ¿Pensé que se casaría conmigo?

Si pudiera hacerlo, créeme que no dudaría – la sonrisa de Jungkook vaciló al escuchar esas palabras, el desconcierto fue suficiente para que Taehyung se tomara el atrevimiento de hacer un pequeño lazo en el dedo anular de la mano derecha, para luego alzarla hasta llevarla a su frente —. Me conformo con que me regales de tu compañía de ahora en adelante. ¿Aceptas?

S-sí.

La escena, que debía ser completamente privada, era observada desde la distancia por Irene, quien sentía una enorme confusión por el actuar del duque, estaba sonriendo tontamente con el nuevo mozo, estaba teniendo una cita extraña con el nuevo mozo y lo que era más desconcertante parecía que prefería estar con ese nuevo mozo.

Aunque la felicidad no podía durar eternamente y muy pronto Jungkook entendió a lo que se refería el duque cuando mencionó que no podría tenerlo simplemente para él. Porque el anuncio de la boda no tardó, mucho menos el evento en sí. Le dolió tanto el pensar que verdaderamente no había una manera en la cual él fuera feliz a su lado, aunque quedaba más que claro que aquel compromiso era simplemente eso, una responsabilidad por cumplir.

Por favor alteza, sea solo mío...

Con esa última frase, resonando en su cabeza, despertó de aquel sueño tan vivido que aún le hacía estar agitado, con la frente sudada y sintiéndose inquieto. Taehyung observó a su alrededor, encontrando a Jungkook durmiendo boca abajo, se veía tan tranquilo y ajeno a todo.

Intentó volver a dormir, pero la incertidumbre de ese sueño no se lo permitía, así que para evitar interrumpir el sueño profundo en el cual se encontraba sumergido Jungkook, Taehyung se decidió finalmente por salir de la habitación, no sin antes dejarle un beso al bello pervertido durmiente.

— Siempre seré tuyo, Jungkook...

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