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Patru

Él era la melodía que rondaba mi cabeza, esa que me obligaba a cerrar los ojos y observar con la mente lo que verdaderamente tenía en frente. Mi vida se limitaba a ser un alma gris que deambulaba buscando estrellas que lo guiaran.

¿Por qué te veo tan perdido? ¿Por qué necesito esa parte de mí que nadie había conquistado? Pareces abatido, ¿es que acaso necesitas oxígeno? Ten... toma mi aliento, ese que me ha mantenido vivo con el único fin de dártelo.

Tómame por completo, sé que con mi tan incompleta existencia podremos completar tu alma y la mía. La elección es tuya si quieres avanzar, silencia las voces, no mires a tu alrededor buscando ojos llenos de reproche, siente todo lo que necesitas y luego suéltalo... solo déjalo ir.

Porque quizá y solamente quizá, si me dejas quedarme a tu lado lo suficiente, yo no decida escapar envuelto en un pánico del cual no quiero correr más.

Quizá esto estaba destinado a suceder... quizá tú y yo estábamos unidos por algo más grande...

Las cosquillas que sintió en la nuca lo hicieron sonreír de manera tímida, encogiéndose en su sitio, disfrutando la sensación de calor que lo envolvía de una manera en la que nunca fue sujetado. Aún se encontraba en la nebulosa de sus recuerdos, sueños, alucinaciones y una que otra percepción alterada de la realidad cuando la humedad en su piel lo despertó por completo.

Sus ojos se abrieron de golpe, siendo recibido por la oscuridad de la madrugada en una habitación que no era la propia. El cuerpo le dolía con cada movimiento realizado y pronto el agarre en su pecho se ajustó de tal manera que le hizo erizar toda la piel.

La murmuración o más bien la queja que escuchó por sus movimientos lo dejaron estático, pudo percibir la suavidad del roce de unos labios torpes, dejando lo que se asemejaba a besos. Demasiado contacto físico, exagerada dosis de cursilería, extrema necesidad de ronronear del gusto que sentía...

No... Jungkook... no

Un leve vistazo por sobre su hombro le dio la visión de una cabellera alborotada, siguió el recorrido del brazo que lo rodeaba de manera protectora hasta llegar a sus manos entrelazadas. Jungkook no pudo evitar sonreír, no siendo una mueca forzada, más bien era una expresión de pura ¿felicidad? Quizá con toques burlescos al caer en cuenta la situación en la que estaban ambos.

Taehyung lo tenía atrapado en lo que parecía una llave humana, con su pierna enredando las del otro, uno de sus brazos estaba por debajo de la nuca de Jungkook, mientras que el otro se encargaba de no soltar el agarre de sus manos; de vez en cuando dejando caricias gentiles con sus dedos, como si en sueños se asegurara de la presencia contraria.

— Taehyung-ssi – fue apenas un susurro, algo que no despertaría a la persona detrás de él, estaba completamente seguro de eso, aunque en realidad no deseaba hacerlo – Taehyung-ssi, despierta.

El sonido gutural que salió del mayor fue lo más divertido que pudo haber escuchado. Parecía un niño quejándose para no despertar, además del hecho de que Taehyung hizo completamente lo contrario a soltarlo, se aferró aún más a él, comenzando a frotar su rostro contra la piel desnuda de la nuca de Jungkook, haciéndolo sentir un escalofrío ¿por qué se sentía bien eso? ¿Qué clase de intimidad estaban teniendo?

Besos por la mañana... caricias gentiles... calor corporal...

Jungkook se tensó completamente, se sentía cálido estar con alguien así, normalmente sus folladas casuales nunca lo abrazaban así, no le interesaba tener un contacto físico más allá de tener el pene de alguien en su interior haciéndolo sentir medianamente bien. ¿Por qué su mente estaba fabricando ideas de quedarse un poco más?

Su corazón comenzó a latir de manera extraña, como cuando disfrutaba de su propio arte, estaba invadiéndose de una tranquilidad engañosa, él no podía quedarse más tiempo ahí.

— Tae, hablo en serio necesito salir de la cama.

— Hace frío, no salgas – esa voz ronca y cansada no debería hacerle erizar la piel como lo había hecho, pero joder, Jungkook casi sintió su cuerpo reaccionando a ese efecto, casi se acurrucó aún más contra el mayor –. Dame una razón para que necesites salir de la cama que no sea ir al baño.

— Tengo sed.

— No morirás por eso, duerme – Taehyung los envolvió entre las sábanas, por completo, de los pies a la cabeza, haciendo reír a Jungkook, quien entre movimientos torpes se dio la vuelta, quedando frente a frente – duerme.

— No puedo.

— Si puedes, solo cierra los ojos y duerme – el mayor le cubrió de manera torpe los ojos a Jungkook, quien sonrió divertido ante el actuar de este, era como estar con un adulto con la inocencia de un inocente preadolescente – ¿de qué te ríes?

— De ti... haciéndome dormir de nuevo...

— Mi madre siempre hacía esto cuando no podía dormir – Taehyung entreabrió los ojos, quedando hechizado por los bonitos luceros oscuros de Jungkook, haciéndolo sonreír mientras pasaba su mano sobre el rostro ajeno – ella decía que esto funcionaba cuando era bebé... terminaba quedándome dormido al poco tiempo.

El bostezo del mayor fue contagioso para Jungkook, quien se quedó quieto, relajado y con la respiración acompasada, acompañando a Taehyung en su tranquila atmósfera creada para tomar una siesta más entre sus brazos.

¿Por qué debía ser así? Jungkook no comprendía la razón de que alguien como Taehyung, que parecía demasiado reservado, selectivo y para nada arriesgado, actuara como un tierno y mimado felino. Taehyung le recordaba a un tigre, con esa mirada penetrante, misteriosa, siempre observador del resto de cosas, pero ahora teniéndolo frente a frente con el cabello alborotado, la cara hinchada por el sueño reparador no se veía como alguien de temer.

Lentamente, Jungkook quitó la mano que aún cubría sus ojos, evitando que Taehyung entrelazara sus dedos, ¿por qué era tan insistente con hacer eso? ¿Por qué buscaba tanto contacto?

— Eres como un niño – Jungkook acunó el rostro ajeno entre torpes movimientos, comenzando a dejar caricias de tal manera que incluso para él mismo era extraño, pero funcionaron para hacer dormir al mayor –. Descansa Taehyung-ssi.

No le fue difícil soltarse del agarre de Taehyung, no cuando este había aflojado el enredo de sus piernas, haciéndole más fácil el trabajo de salir de la cama. Además, aquellos efímeros minutos en los que estuvieron conversando parecían solo ser un recuerdo de algo que nunca ocurrió porque el mayor de nuevo estaba profundamente dormido.

"Siempre escapas al amanecer, eres como la luna tan asustadiza por los rayos de sol que prefiere irse antes de quedarse..."

Aún recordaba su propio sueño con esa voz gruesa, susurrando al oído aquellas palabras como si el mismo Taehyung se las recitara, aunque sabía muy bien que no era él, no podía, porque ni siquiera el mismo Jungkook sabía la razón de esos sueños.

Decidió sacudirse los recuerdos con unas palmadas en el rostro para seguidamente ponerse de pie.

Estiró su cuerpo sintiendo resentidos todos sus músculos, el suelo estaba verdaderamente frío y el escalofrío en su espalda lo hizo odiar solo un poco a Taehyung recordándole lo bien que sentía el calor de un cuerpo; todo lo bueno debe tener un fin ¿cierto? Era tiempo de despertar, volver a su propia realidad donde no existía algo como una vida compartida, solamente dos individuos que tuvieron una buena sesión de sexo.

Un alocado, desenfrenado y excitante sexo. Jungkook no pudo evitar sonreír a su reflejo dentro del cuarto de baño, imaginando de nuevo al mayor sobre él, sus gemidos, los jadeos, su tacto recorriendo su piel, había sido mejor de lo que pudo fantasear. Tomó un poco de agua entre sus manos y lavó su rostro para quitarse el rezago de sueño. El silencio del apartamento era revitalizador, no era como uno de ausencia, se trataba de uno diferente, más cómodo, le hacía querer...

— ¿Qué estás haciendo Jeon Jungkook? Deja de pensar en cosas como esas... – se regañó a sí mismo al sentirse bien en ese pequeño espacio, frotando su rostro con un poco de fuerza – toma tus cosas y sal de aquí.

Siguiendo sus propias palabras, Jungkook intentó encontrarse a sí mismo dentro de aquel apartamento que parecía ser demasiado acogedor, algo que le hacía estremecer. ¿Por qué se sentía tan bien estando ahí?

Avanzó hasta llegar a la sala donde se encontraba el desorden de su encuentro pasional; sus pantalones estaban en el suelo, su camisa parecía haber sido víctima de un arrebato del deseo, pues se hallaba sobre el teclado del piano y su chaqueta estaba siendo utilizada como una cama para el pequeño animal peludo de Taehyung al cual no quiso despertar.

Su ropa interior se encontraba sobre la mesa de café, junto con los pantalones ajenos, los cuales él mismo había quitado. Las imágenes de horas antes lo invadieron al punto de hacerlo sentirse avergonzado, ¿qué rayos estaba sucediendo con él? Nunca se había sentido así después de un encuentro casual. Él siempre era el causante de sonrojos y vergüenza en los otros, no al revés ¿qué clase de efecto Kim Taehyung era ese?

Sí, quizá había sido torpe, pero lo dulce, encantador y cursi había sido completamente a su favor, debía admitirlo, tenía cierto encanto. A quien engañaba, había sido la mejor tarde y noche de su corta vida. Taehyung lo había tomado de una manera en la que ni siquiera su hyung, que cabe destacar, lo conoce hasta de más, pero nunca pudo lograr satisfacerlo; Jungkook amaba poder mandar a quien sea en la cama, que le obedecieran, pero Kim Taehyung... él solo...

El sonido de una notificación lo despertó de su ensoñación, haciendo que se colocara su bóxer rápidamente junto con su camisa blanca para evitar sentir frío. Tomó el aparato entre sus manos, leyendo aquel mensaje que le arruinó un poco el buen humor, de pronto necesitando un vaso de agua para poder tragar el nudo que se había formado en su garganta.

Uno o dos tragos fueron suficientes para obligar a sus lágrimas devolverse hacia otro espacio para ya no hacer lugar en las esquinas de sus ojos donde se habían acumulado; fue difícil no sentirse molesto e impotente, pero el líquido ayudó a aliviar el malestar junto con el nudo que no le permitía respirar correctamente, quizá estaba siendo demasiado obvio porque tan pronto como terminó de tomar la última gota de agua, tuvo la sensación húmeda de una lengua lamiendo su pierna.

Bajó su vista buscando lo que estaba provocando ese escalofrío extraño, notando a la mascota de Taehyung. El pequeño animal parecía estar consolándolo, si se tratara de una persona huiría ahí mismo del contacto, pero algo en la pureza de las mascotas le hacía no sentirse reacio, aunque las caricias provocadas le estaban causando cierto cosquilleo.

Jodido Kim Taehyung y su fascinación por recorrer sus piernas durante la noche mientras lo estaba penetrando. Lo había dejado sensible y receptivo a sentir esos fantasmas eróticos.

— Hey, me gusta que hagan eso, pero no de un perro – murmuró divertido mientras tomaba en brazos al animal buscando alguna placa que los identificara, abultando sus labios cuando no lo encontró. Taehyung estaba siendo muy descuidado al no comprar algo tan esencial como eso... ¿Por qué le importaba algo como eso? –, no sé tu nombre, supongo que debe ser una mala costumbre mía el meterme en estas situaciones sin saber nada de la otra persona.

El ladrido de Yeontan lo hizo ampliar los ojos de par en par, intentando callarlo, llevando su vista hacia el pasillo donde sabía que podría aparecer Taehyung.

— No me delates, necesito salir sin ser detectado, ¿si abro la puerta prometes hacer silencio y quedarte aquí? — Yeontan le observó por algunos segundos –. ¡Aish! Eres muy bonito como para que te pierdas... tu papá ha olvidado que te puedes salir y te pueden robar. Debes decirle: Papá, necesito una placa para que el bonito rubio conozca mi nombre...

Yeontan se limitó a dejar unas cuantas lamidas más en el rostro de Jungkook, quien se vio atrapado entre sus pensamientos, no sabiendo muy bien si salir huyendo como siempre o quedarse, ¿por qué se quedaría? No se conocían, ¿qué haría por la mañana? ¿Hacer el desayuno? ¿Comer en un silencio incómodo hasta despedirse sin saber si se verían en una aproxima?

Era muy fácil abrir la puerta, atravesar el pasillo hasta llegar a su puerta y sumergirse en su propia miseria junto con unas cuantas botellas de cerveza, comida y la compañía de Bam, pero su fiel amigo no se encontraba con él gracias a que se hallaba en la escuela de entrenamiento desde esa mañana.

Sus pasos lo llevaron a llegar hasta el banquillo frente al piano, donde dejó a Yeontan sentado para luego tomar asiento a su lado; sus dedos se posicionaron sobre las teclas, comenzando a repetir la melodía de Taehyung, lo había repetido tantas veces en su mente que las notas estaban grabadas en su memoria y no necesitaba leer las partituras torpes del mayor para replicar la melodía.

— ¿Qué haces fuera de la cama? – el estruendo que le siguió a aquella pregunta hizo que Yeontan ladrara en molestia, dando un salto hacia el suelo, corriendo hacia el encuentro de Taehyung, mientras que Jungkook regresó la mirada con su ceño fruncido hacia la persona que tenía un aspecto desaliñado – ¿Qué? ¿Te asusté?

Taehyung sonrió de lado recostándose en la pared cercana, haciéndolo ver jodidamente sexy. Jungkook no podía quitarle la mirada de encima, tenía puestos unos bóxeres negros, una camiseta blanca y su manera tan despreocupada de desordenar su cabello le pareció la insinuación más vaga de la vida.

— Mierda, no hagas eso – Taehyung elevó una ceja al no comprender a qué se refería, pues Jungkook se había quedado en silencio observándolo como un depredador a su presa ¿Acaso estaba nervioso por él? – ¿Crees que es divertido andar en silencio y aparecerte solo así? Avisa al menos carajo...

— Lo lamento, no sabía que era prohibido andar en silencio en mi propio apartamento a las seis y media de la mañana. Además, no pude evitar levantarme al escuchar el piano y fue extraño no tenerte en la cama.

— No soy alguien que se quede después de follar con alguien.

— Y, sin embargo, te quedaste, ¿fue porque lo pedí?

— No te creas tan importante como para hacerme quedar solo porque lo dijiste – Jungkook quiso ignorarlo, evitando verle a la cara, en especial al sentir sus mejillas calientes. Mierda ¡Por qué se estaba sonrojando! – espera un segundo, ¿cómo recuerdas que me pediste quedar?

— Soy alguien que nunca duerme como tal, siempre estoy atento a cualquier cosa. ¿Siempre huyes?

— No huyo.

— Sí, lo haces – Taehyung comenzó a avanzar, rompiendo la distancia entre ambos haciendo que Jungkook se ponga tenso ante la cercanía – ese día en la cafetería, cuando me ayudaste con el ataque de pánico, de repente desapareciste. No soy la persona más empática, pero puedo reconocer a alguien que evita sentir más allá de lo que se permite.

— No estaba huyendo, Taehyung-ssi simplemente tenía algo sumamente importante para lo cual iba tarde.

Taehyung lo sabía, vaya si no estaba completamente consciente de lo importante que era aquel taller de arte para Jungkook, quien no se dejó engatusar por Yoongi en cada intento de acercarse. No importó cuántas veces el mayor se le insinuaba o bien buscaba tenerlo cerca de su cuerpo, ese bonito rubio experto en el arte de la perversión siempre se le escabullía de manera hábil y casi hipnotizante.

Se quedó por dos horas observando la dinámica de esos dos y pudo reconocer que Jungkook odiaba el contacto físico, ese que lo obligaba a demostraciones de afecto. Taehyung incluso sintió un cosquilleo de satisfacción cuando notó que el Jeon obligó al contrario a mantener sus manos fuera de su trasero.

Joder, de solo pensar que esa redondez fue toda suya, lo ponía duro. Taehyung contrólate...

— ¿Quieres dejar de verme así? – se quejó con un tono de reproche en su voz, al notar esa mirada penetrante junto con el insistente gesto de lamer sus labios del mayor –. El descarado aquí soy yo, no tú. Además, qué significa eso de no ser una persona empática, ¿quieres decir que eres frío por decisión?

— ¿Conoces lo que es un apego evitativo? – Jungkook negó lentamente perdiéndose en ojos tristes que parecían querer decirle todo y al mismo tiempo ocultarle miles de verdades –. Solía ser alguien que decía estar bien todo el tiempo, no conocía mis propios miedos hasta que me enfrentaba a algo, no sabía cómo lidiar con eso y siempre terminaba huyendo.

— Eso qué tiene que ver conmigo.

— Tiene todo que ver... Porque yo también huía de muchas personas cuando quería estar solo, cuando no quería que nadie más entrara en mi mundo, cuando tenía miedo de salirme de lo que conozco.

— Por eso te mudaste aquí – cuestionó Jungkook, sintiéndose curioso ante la manera de hablar de Taehyung, parecía estar tan cómodo, incluso se veía tan diferente con esa imagen mañanera, con el cabello revuelto, su rostro hinchado y sus ojos estando un tanto relajados.

— Me mudé porque quería estar solo.

— La soledad solo se busca por tres razones, Taehyung-ssi.

— ¿Sí? Y cuáles serían esas Jungkook-ssi, ayúdame a contar – murmuró Taehyung acercándose a los labios delicados que tanto lo hacían delirar, teniendo a Jungkook a su disposición, quien se tensó en un primer instante al notar la cercanía, gimiendo gustoso cuando el mayor lamió su labio para después besarlo – cuenta...

— La primera es para sanar heridas. Dime, ¿te han lastimado? – el mayor negó con una murmuración, acercándose una vez más al rostro ajeno que comenzaba a pintarse de un interesante color rosa – la segunda es para reencontrarse a sí mismo, ¿te sientes perdido? – Taehyung alzó un hombro restando importancia, aproximándose unos milímetros más, notando el anhelo emanando de los propios labios de Jungkook.

Su cuerpo se tensó reaccionando de inmediato al contacto, sentir esas manos recorriendo su cuerpo, exigiendo más de él, mientras que toda su piel pedía a gritos volver a ser víctima de esa desenfrenada pasión. Los dientes de Taehyung habían hecho un maravilloso trabajo al excitarlo con cada beso, sus labios siempre húmedos creaban la perfecta barrera entre la lengua y su piel... era demasiado bueno.

— ¿Cuál es la última? – murmuró contra la piel del maxilar de Jungkook, quien lo buscó de inmediato, rozando sus labios de manera leve, como si de manera silenciosa se dijeran a gritos estoy aquí.

— Para quitarse la vida...

— Eso es interesante, porque si esto lo hubiera escuchado hace un par de meses atrás yo habría escogido la última.

— ¿Ahora ya no quieres quitarte la vida? – Jungkook no pudo evitar alejarse, encontrándose sorprendido por lo confesado, obteniendo un semblante de reproche por parte de Taehyung – ¿quieres... morir? ¿Te quitarás la vida?

— Quiero vivirla.

Taehyung tomó un mechón de cabello rubio entre su pulgar e índice, colocándolo detrás de la oreja de Jungkook, quien no fue consciente de la reacción de su propio cuerpo, pero los ojos del mayor fueron bendecidos con notar la piel erizada. Se atrevió a pasear la yema de su dedo por toda la extensión del cuello, pasando por su manzana de Adán, hasta llegar a su mandíbula.

— No me perdonaría abandonar algo tan precioso... como vivir...

— Eso es muy arriesgado de tu parte – Jungkook sintió un escalofrío recordarle el cuerpo cuando pudo percibir el tacto de Taehyung sobre su piel. Esos dedos recorriendo de nuevo sus piernas, apretando la carne – ¿estás buscando una escapatoria de todo?

— No, la libertad la tengo, es solo que no sé cómo usarla Jungkook, y tú ¿quieres huir de nuevo?

Definitivamente, no quería hacer algo como eso, al contrario, deseaba volver al calor de esos brazos, tener tan cerca a Taehyung lo estaba confundiendo, no podía pensar correctamente o quizá no quería darle muchas vueltas a todo. Solo estar juntos lo hacía olvidar todo, incluso el hecho de que minutos antes estaba por atravesar la puerta para regresar a su realidad.

— Tae...

— Regresa a la cama conmigo... prometo que te haré sentir bien.

— Estás loco, me duele el trasero – se quejó teniendo su ceño fruncido, con las cejas curvadas en disgusto, sin embargo, su acto descarado tuvo como respuesta una sonrisa junto con una caricia en su cabello, quitando los mechones de su rostro.

— No me refería a eso, lo que quería decir es que me gustaría que volvieras a dormir a la cama conmigo. Aún es muy temprano...

— Qué pasa si me niego.

— Tendré que resignarme – murmuró el mayor con un puchero que le pareció muy tierno a Jungkook.

— Sigues siendo poco atrevido, ¿alguna vez tomas riesgo? Es decir, ¿alguna vez dejas de pensar de esa manera? – Taehyung se separó del cuerpo contrario, muy apenas sintiéndose extrañamente reprendido, como un niño el cual había desobedecido y la sensación de abandono llegó a él cuando Jungkook se levantó del banquillo.

Sus movimientos lo llevaron a tomar la muñeca de Jungkook para evitar que se alejara más, logrando obtener un ceño fruncido junto con una mirada confusa ante la manera de actuar.

— Lo lamento... sé que esto es demasiado para un simple encuentro... te estoy pidiendo demasiado sin que nosotros... ni siquiera...

— Hey – Jungkook acunó el rostro del mayor, sintiendo cómo su pecho se apretaba al notar la súplica en los ojos ajenos – Taehyung, mírame, no necesitas justificarte, no conmigo. Somos dos extraños, no me debes nada, aunque sí quiero un poco de comida.

El mayor sonrió apenas, sintiéndose avergonzado por el pedido de Jungkook, ¿cómo le explicaba que su existencia se basaba en pedir comida, arroz y fideos instantáneos? Quizá su nerviosismo fue confundido, pero eso solo le dio a Taehyung el choque de realidad.

— No te rías, la comida es algo importante en una cita, en nuestro caso no aplica, pero podría ser una manera de agradecer por la clase de piano.

— Y el sexo...

— Creo que fue más sexo que piano – mencionó Jungkook con una sonrisa que dejaba ver unas tiernas arrugas en las comisuras de sus ojos. Intentó tomar seriedad, comenzando a frotar su barbilla como si pensara en algo verdaderamente importante –. Entonces qué te parece como agradecimiento por las lecciones de follar a un hombre. Ahora sorpréndeme con un buen desayuno.

— La comida después de una noche de sexo está muy sobrevalorada, no lo crees.

— Déjame adivinar, no tienes comida y vives a base de delivery, ¿no? – el mayor apenas asintió, abultando sus labios, recibiendo una leve mordida en el inferior junto con una succión que le causó un escalofrío – de acuerdo, entonces tendremos que ir a mi apartamento.

— Espera... ¿Qué? No es necesario, quiero decir, podemos comer ¿arroz?

— Taehyung-ssi, te diré algo, soy alguien que disfruta comer y tú no tienes comida. Así que ¿qué dices? ¿Desayunamos en mi apartamento? Podemos dormir todo lo que quieras después de eso, aunque tengo algunas cosas por hacer en la tarde.

— Tendríamos que salir, ¿no es más fácil pedir algo?, a tomar un taxi, caminar por las calles hasta llegar a...

— Vivo en el apartamento vecino.

— Oh.

Un enorme, monumental golpe de realidad, ¿todo ese tiempo habían vivido así de cerca? La idea de esa cercanía le gustaba, aunque al mismo tiempo existía una pequeña voz en su cabeza que le decía casi a gritos que no estaba listo para hacer algo como eso.

— Entonces, ¿qué dices? – Jungkook no pudo evitar sentirse un poco, ¿decaído?, al notar el semblante del mayor, parecía estar en una enorme encrucijada con una simple pregunta –. Okay, entiendo, debo ir más despacio, el sexo está bien, pero una comida con este bonito y sexy maestro de piano te parece algo... demasiado arriesgado. ¿Acaso querías aprovecharte de la situación?

— No es lo que tú crees... quiero decir que no es como que solo buscara utilizarte – Taehyung se quejó mientras frotaba su rostro con sus manos, dejándose caer sobre el banquillo – soy un asco de persona, lo sé...

Jungkook comenzó a pensar en algo con lo cual podría aligerar el ambiente, Taehyung parecía alguien que tomaba demasiado en serio todo, ¿cómo carajos arreglaba algo así? ¿Por qué siquiera se estaba molestando en encontrar una solución a un problema que no era propio?

— A mí no me pareces una persona despreciable, fui yo quien se metió contigo.

— Pero yo también lo quería... no me obligaste a nada, yo de verdad... quería estar contigo, ¿comprendes?

Joder era complicado, Jungkook rogaba para que su mente no cayera ante esos ojos de cachorro abandonado que le pedían de mil maneras disculpas, ¿por qué se estaba disculpando con él? Jeon llevó su mano hacia el rostro ajeno, notando el anhelo de aquella caricia, lo esperaba, verdaderamente podía ver la necesidad de su cercanía.

No lo privó de eso. Taehyung cerró los ojos ni bien pudo percibir la calidez de la piel contra la propia. Se encontraba necesitado, malditamente desesperado por cercanía. Jungkook mismo estaba disfrutando de ver sus reacciones, no porque el mayor pareciera un gato domesticado por su cuidador, no, esto se trataba de algo diferente.

— ¿Cómo puedo convencerte para que aceptes comer comida y no a mí? – el rubor en las mejillas contrarias fue instantáneo. Jungkook se acercó al mayor tomando el lóbulo de la oreja izquierda de Taehyung entre sus labios, si debía provocar en él algo sexual para que se relajara no le veía problema alguno – ¿Por qué complicarnos tanto por algo como tomar el desayuno juntos? O prefieres comer otra cosa... ¿Mmh?

— Lamento, si parezco complicado, la idea del sexo es algo muy provocador, pero ¿no dijiste que dolía el trasero por mi culpa? – el mayor tomó entre sus manos la redondez para amasarla no de manera gentil, sino siendo exigente hasta llegar introducir sus manos entre la ropa de Jungkook – puedo aliviar un poco tu dolor de alguna manera.

— Quizá con un buen baño, quién sabe podríamos tener una sesión con un poco de agua caliente resbalando por el cuerpo... soy muy sexy después de bañarme.

— Puedo imaginar que tu cabello húmedo se mira encantador – Jungkook sonrió antes de abalanzarse contra los labios de Taehyung, enredando sus dedos entre las hebras oscuras, no dejando escapar un solo segundo al mayor – me perdonarás por decir que quiero estar aquí.

Jungkook se sostuvo de los hombros del mayor al sentir que las rodillas le fallaban para guardar el equilibrio al sentir aquel dígito introducirse, mas no pudo disfrutarlo del todo, en verdad estaba adolorido. El problema de ser un hombre era el no tener la capacidad de lubricar al igual que una mujer, pero eso se arreglaba con imaginación.

— Me encanta tu entusiasmo Taehyung, pero en serio me duele – el mayor dejó un último beso, mientras que en el interior cálido de la entrada, donde jugueteaba con su dedo, dejaba caricias circulares sacándole jadeos a Jeon.

— ¿Te lastimé anoche?

— No, solo dame un poco de descanso, podemos comprar un buen lubricante para una próxima vez – se acercó peligrosamente hacia el rostro ajeno y mordió de nuevo el labio inferior de Taehyung, halando hasta que pudo pasear su lengua en la boca ajena – aunque puedo hacer algo para ti. Solo debo deshacerme de cierto estorbo — susurró apenas mientras jugaba con el elástico del bóxer – basta con bajarlo para poder comerlo completo...

— ¿Completo? – Jungkook se aferró más a él, le escuchó murmurar una respuesta, sonriendo de manera pícara – te refieres a mí... a mí... ¿Ropa?

Joder, ¿Por qué debía estar metido en ese dilema? Con alguien que ni siquiera captaba sus indirectas más directas ¿En serio? ¿Habla en serio? El silencio de Taehyung le dejó más que claro que era una pregunta genuina.

— ¿Crees que comería tu ropa Taehyung-ssi?

— Lo lamento... ¡Auch! – acaso Jungkook le había ¿mordido? – ¿Por qué hiciste eso?

— Deja de disculparte todo el tiempo, en especial por cosas pequeñas. Tengo suficiente autoestima como para sobrellevar tu rechazo a ir a comer a mi apartamento, pero es demasiada ofensa ignorar una insinuación tan clara a darte la mejor mamada de tu vida.

— Tú... ibas a... ¿Qué? – Jungkook lo empujó fuera de su alcance, el mayor sostuvo su mejilla mientras abultaba un poco su labio inferior, ganándose un roce de labios apenas ligero, casi tan efímero como un suspiro, el cual lo sorprendió – espera, no te vayas, lo la-... lo sien...

La mirada de Jungkook fue más que efectiva para que Taehyung silenciara sus disculpas, haciéndolo sonreír nervioso.

— Aún hay un poco de arroz instantáneo.

— ¿Tienes algo más que solo eso? – Taehyung no sabía si eso era otra insinuación ocultas detrás de palabras inocentes a las cuales no podía dar un doble significado.

— ¿Yo? – se señaló a sí mismo, eso le sacó una sonrisa amplia a Jungkook, quien dejó un beso más en la mejilla de Taehyung, dejando a ambos impresionados por el afecto tan íntimo.

— Quizá después – susurró con su voz delicada, tan suave como el tacto de un pétalo contra su piel, como la brisa de verano, alejándose al segundo siguiente –. Ahora déjame ver qué tienes en la cocina.

Ver a Jungkook paseando por su pequeña cocina, sacando una bolsa de vegetales congelados, pollo, algunas salsas y utensilios que ni siquiera él mismo había utilizado, era verdaderamente fascinante. Taehyung se sentía curioso por lo que prepararía ese bonito pervertido, dejándole claro que no solo tenía experiencia en el sexo, sino también en la cocina, había muchas cosas que él mismo no emplearía por el simple hecho de no saber cómo usarlas.

Era verdaderamente fascinante en cada aspecto, la comodidad que los rodeaba, como si todo aquello siempre hubiera sido parte de ellos, de su entorno, de la manera en la que interactuaban. Los movimientos ágiles, siendo seguidos por dos orbes expectantes que se cruzaba con una mirada estrellada, siendo correspondido con una sonrisa a medias.

— ¿Por qué me ves de esa manera? – cuestionó sin pensarlo al sentir la mirada intensa de Taehyung, fija en él, le ponía nervioso el hecho de no saber con qué fin lo hacía, ¿le veía el cuerpo? ¿Su trasero? ¿Las joyas en sus pezones?

— Solo observo.

— Me puedo dar cuenta de eso...

— ¿Te molesta?

— Es extraño, preferiría que me dijeras lo que estás pensando para darme una idea de qué perversiones haces en tu mente con la imagen de mi cuerpo.

— Eso depende.

Jungkook detuvo lo que estaba haciendo, disminuyendo el calor de la comida y volcando toda su atención en el mayor, quien no dejaba de mirarlo así mientras sostenía su barbilla con su mano y sonriendo perezosamente, como si el fin de aquel encuentro de miradas fuera el hecho de avergonzar a Jungkook.

No se iba a dejar intimidar de esa manera, sería faltarse a sí mismo, así que en unos cuantos pasos se acercó hasta el mayor, quien no dejó de observarlo, ni siquiera cuando estuvieron a escasos centímetros el uno del otro, aunque sí logró doblegar su buen temple al momento de acercarse al lóbulo derecho de Taehyung, mordiendo un poco, laminado la piel sensible, asegurándose de dejar cierta humedad en el espacio.

— Dime, ¿cuántas veces me hiciste tuyo en tus pensamientos? ¿Qué cosas me has hecho que no te atreves?

Taehyung tomó el trasero de Jungkook de manera brusca, sacándole un respingo y un jadeo, casi había parecido una nalgada de no ser porque el mayor amasó la carne, acercando aún más su cuerpo, el cual respondía perfectamente a los estímulos.

— Todas las veces que quise te hice mío hace unas horas.

— Arrogante – mencionó con cierto deje de burla, haciendo puños con el cabello de Taehyung, alejándolo para conectar miradas nuevamente.

— Diría afortunado.

— Entonces, ¿por qué me observas de esa manera?

— Porque, me perdí en una noche estrellada – Jungkook sonrío no de una manera descarada, era más bien un tanto nerviosa, en especial porque el mayor comenzó a dejar caricias que iban subiendo desde su trasero, causándole cosquillas – tienes el mejor espectáculo de la vida en tus ojos Jungkook.

— No digas ridiculeces.

Jungkook giró la cabeza hacia un lado, evitando la mirada contraria, en un intento fallido para evitar la vergüenza, mas el mayor tenía la manera perfecta de obtener de nuevo su atención. Taehyung había tomado el rostro contrario en un agarre fuerte, regresando a tener la mirada de Jungkook en él.

— No son ridiculeces Jungkook-ssi, me encantan tus ojos – murmuró el mayor, atrayendo al contrario hacia sus labios, lamiendo con la punta de su lengua los abultados belfos rosas – no son ni azules – dio una pequeña mordida – tampoco verdes...

— Son simples y cafés – logró articular aún teniendo el agarre en sus mejillas, perdiéndose en la mirada profunda de Taehyung.

— Exacto, son café... café que quita mis horas de sueño reemplazándolo con estrellas... café que vive en mis recuerdos.

— ¿Por qué siempre eres así de...?

— ¿Elocuente? – murmuró el mayor mientras que con sus labios marcaba un recorrido en la piel sensible del cuello de Jungkook – ¿tan romántico?

— Pegajoso...

Jungkook se soltó del agarre con facilidad, Taehyung no estaba haciendo demasiado esfuerzo por detenerlo, parecía más bien resignado a tener ese rechazo o bien a no obtener lo que deseaba. Jeon regresó la mirada hacia el hombre que lo veía un tanto derrotado, culpable y como si librara una lucha interna entre salir corriendo de nuevo hacia él o permitirle huir.

— Taehyung-ssi – el mayor volcó toda su atención en aquel llamado – si quieres algo, que se resiste debes buscar la manera de obtenerlo.

El corazón de Taehyung latió tan rápido que podía sentir cómo apretaba en su pecho, era una sensación parecida a sus ataques de pánico, pero en esta ocasión no estaba sintiendo las particulares náuseas o el zumbido en sus oídos. Su cuerpo no se quedó quieto siguiendo sus propios impulsos.

Jungkook parecía distraído volcando su atención en la comida que por fin había terminado de cocinarse, era el tiempo preciso para que Taehyung avanzara hacia él, tomándolo por la nuca, chocando sus bocas de manera lasciva mientras que devoraba los labios ajenos, creando una danza perfecta entre sus lenguas.

Sus pasos los llevaron hasta tener a Jungkook sobre la encimera, donde Taehyung buscó abrirse paso en el cuello ajeno, escuchando sus jadeos, mientras que sus cuerpos buscaban tener cercanía con Jungkook enredando sus piernas alrededor de la cadera contraria.

Las manos traviesas del mayor se encargaron de romper la camisa con la que apenas se cubría la desnudez de Jungkook, dejando a la vista su objetivo, los pezones erectos, tan llamativos por haber sido maltratados por su boca la noche anterior, con esa joyería con la cual jugueteaba, halándola constantemente sacándole gemidos ahogados.

El mayor succionaba con fervor, lamiendo, mordiendo esos botones erectos, mientras que de manera inconsciente sus caderas realizaban embistes contra la dureza contraria. Jungkook sentía desfallecer, la humedad en su piel, la atención que estaba recibiendo, el desenfreno del actuar contrario lo estaba enloqueciendo y le fue muy fácil dejarse llevar hasta llegar al punto de venirse, siendo acompañado de Taehyung.

— ¿Estás bien? – cuestionó el mayor al notar la respiración agitada de Jungkook, podía sentir el retumbar de los latidos provenientes del pecho contrario, pero parecía que todo se debía al momento que recién pasaban – ¿Jungkook?

— Fue el mejor orgasmo de mi puta vida – murmuró en un hilo de voz, sonriendo ampliamente, tomando el rostro del mayor para besarlo apasionadamente – gracias...

— ¿De... nada?

— Eres una completa caja de sorpresas Taehyung-ssi ¿acaso lo que querías era desquitarte por no tener sexo en el baño?

— Solo quería hacerte venir.

— Y lo dices solo así, ¿dónde quedó el romanticismo? – Taehyung no pudo contener la risa, ese chico era fascinante, podía ser tan descarado como tierno y juguetón, esos cambios lo desestabilizaban dejándolo a la deriva sin saber muy bien cómo reaccionaría.

— Lamento eso, pero debes comprender que apenas me llega oxígeno a los pulmones, no puedo pensar nada, además de lo bonito que te ves después de tener un orgasmo.

Justo ahí estaba eso que buscaba Jungkook, no conocía al hombre frente a él, pero las palabras que pronunciaban sus labios eran como una caricia a sus oídos, le estaba haciendo el amor en su mente, ¿qué mierda estaba pensando? Él no hacía ese tipo de cursilerías y mucho menos dejaba que alguien se atreviera a fantasear de esa manera con él.

En un arranque de indiferencia, y saboteando todo lo amenazaba su poco autocontrol, Jungkook decidió romper con aquel ambiente cómodo, cambiando su semblante por uno más serio, borrando cualquier rastro de emoción, haciendo que Taehyung se confundiera, ¿había hecho algo mal?

— ¿Jungkook? ¿Fue demasiado descarado?

— Será mejor que comamos mientras está caliente la comida. ¿Puedes soltarme? Por favor.

— ¿Te irás si te suelto? – cuestionó el mayor afianzando su agarre en los muslos gruesos —. Prometes que si te suelto, no huirás.

El ruido proveniente del estómago, reclamando por alimento, fue suficiente para que el mayor dudara un poco en sí soltar a Jungkook o no.

— Tengo hambre Taehyung-ssi, después de ese orgasmo creo que merezco un poco de alimento – el mayor asintió mientras que se acercaba de nuevo al cuerpo contrario hasta llegar a besar el brazo tatuado de Jungkook, creando un recorrido por cada trazo marcado en tinta negra y con algunos colores hasta llegar a uno en particular.

— ¿Por favor ámame?

— Es el significado de mi flor de nacimiento, no pienses otra cosa y mucho menos en romanticismo.

— Nunca lo haría sin tu consentimiento, ni siquiera fantasear contigo a menos que me lo permitas.

— ¿Estás preguntándome de manera elegante si te puedes masturbar pensando en mí?

— No lo digas de esa manera suena mal.

— Suena excitante – Jungkook dejó un último beso en los labios contrarios – puedes hacerlo... lo de tocarte... solo si prometes que me tocaras de la misma manera a mí cuando me tengas. Ahora a comer.

— No prefieres ponerte algo que te cubra...

Jungkook regresó la mirada hacia su propio cuerpo, observando con una sonrisa burlona el desastre que hacía lugar en su ropa, la humedad que estaba invadiendo su vientre no solamente se debía al sudor sino a los estragos de su propio orgasmo.

La tela blanca perteneciente a su camisa caía hacia un lado, dejando a la vista sus pectorales junto con uno de sus pezones, el cual estaba enrojecido, sensible y erecto, gracias a la humedad que aún reinaba en su piel; el aliento cálido de Taehyung lo hizo suspirar gustoso al sentir cómo de nuevo acercaba sus labios hacia esa zona que parecía de sus favoritas y predilectas, volviendo a jugar con la joya.

— ¿De verdad quieres que me cubra? A como yo lo veo, no pareces a gusto con la idea de que te prive de tener al alcance de tu boca mis pezones.

— Al contrario, me estoy obligando a disfrutar de estos últimos instantes, debo convencerme y hacerme a la idea de que lo harás para no lastimar tus bonitos pezones, porque... Por ahora no eres capaz de dejar que vuelva a juguetear con ellos de nuevo, ¿verdad? – Taehyung mordió con un poco más de insistencia el pequeño botón, sacándole un quejido alto a Jungkook, quien empuñó el cabello del mayor para alejarlo –. Ves, sabía que no soportarías.

— Engreído, solo estoy evitando que intentes alimentarte de mí, no soy mujer...

— Y debo decir que eso me excita – murmuró el mayor haciendo sonreír con sorna a Jungkook – entonces ¿puedo prestarte algo de ropa antes de que intente algo más?

— Claro.

Se sentía muy bien el compartir un momento de intimidad diferente al de solamente comunicarse mediante sus cuerpos. Jungkook no experimentaba algo así desde que dejó acercarse demasiado a Yoongi, no fue malo, en su momento lo disfrutó verdaderamente, pero el mayor tendía a ser un tanto reflexivo después de tener sexo con él, cosa que para su poca estabilidad no funcionaba.

Taehyung era diferente en todos los aspectos; era un hombre callado, tendía a perderse en sus propios pensamientos, ideas, miedos y podía asegurar que incluso en conversaciones falsas que creaba con escenas posibles.

Jungkook no estaba tan alejado de la realidad que estaba viviendo Taehyung, quien en cada bocado intentaba concentrarse más en lo que llevaba a su boca que en sus pensamientos, que eran como voces molestas que recreaban cada momento de la noche, hora y minutos anteriores.

Estúpida ansiedad y su maldita maña de hacerlo sobrepensar.

Disfruta el momento Kim Taehyung. Podía escuchar la voz de su mejor amigo recriminando el hecho de estar pensando, se estaba perdiendo de la maravillosa vista frente a él. Jungkook era verdaderamente cautivador, con esos gestos que parecían llenarlo de una falsa inocencia.

Fruncía su ceño cada vez que se metía un poco de comida a la boca, para seguido hacer pequeños sonidos de placer; sus mejillas se veían tiernas mientras masticaba todo el bocado que tenía dentro y los labios los hacía en un bonito pico mientras disfrutaba comer. Se veía como si estuviera ¿molesto? ¿Enojado? ¿Disgustado? Era un tanto desconcertante el hecho que para expresar que algo le gustaba debía mostrar todo lo contrario.

¿Eso podía significar que Jungkook gustaba de él? De ahí la razón por la que se veía tan indiferente, molesto, descarado y frío. ¿Podría ser verdad? Quizá su mente no lo estaba engañando y el sobrepensar, junto con detallar cada aspecto de Jungkook, estaba funcionando, acaso... ¿Gustaba de él?

El jadeo gustoso, sumado a la queja tierna de Jungkook, lo despertó de su idealización. Hacía gestos como si estuviera por desmayarse, maldecía por lo bajo mientras que metía más comida a la boca. De un momento a otro sus miradas se conectaron haciendo que el pobre corazón de Taehyung casi se detuviera. Joder era precioso...

Maravilloso.

— ¿Quieres quedarte...?

— ¿Te gustaría salir...?

Ambos habían tomado la iniciativa de intentar pasar más tiempo con el otro, aunque con planes muy diferentes, haciéndolos reír, apenas se dieron cuenta del intento fallido contrario y propio.

— ¿Quieres que me quede?

— ¿Quieres salir conmigo?

De nuevo estaba sucediendo, era como si se tratasen de dos líneas paralelas, encontrándose frente a frente, sin saber o poder conectar con el otro. Jungkook tomó una idea diferente para hacer callar al contrario. Se inclinó solo un poco hacia el frente del desayunador, lo suficiente para acercarse a Taehyung, dejándolo mudo de inmediato.

— Me encantaría quedarme más tiempo contigo, pero debo hacer algo... – el bonito rostro del mayor se contorsionó en un hermoso puchero, el cual Jungkook no pudo evitar morder sacándole un quejido – ¿qué te parece si hacemos planes por la tarde?

— Tenemos clases de piano...

— Cierto – murmuró muy apenas, como si fuera un secreto oculto a voces, sonriendo con picardía, creando un recorrido lento con sus dedos sobre el brazo de Taehyung – entonces podemos tener las clases por las tardes y en las noches salimos.

— ¿Salir?

— Quería conocerme, no es cierto... y te apuesto que no has salido de este apartamento más que para ir a la cafetería de hyung, dar paseos en el parque y quizá a alguna tienda de conveniencia cercana.

Qué rayos, ¿Jungkook también lo vigilaba a él? Había descrito su rutina completa durante ese tiempo que tenía de vivir en Busan.

— Justo como lo pensé, apuesto que ni siquiera has visto el mar.

— No.

— ¿Quisieras hacerlo? Me refiero a la idea de visitar el mar y salir – el mayor asintió, estando hipnotizado en esos ojos grandes, llenos de un brillo que lo invitaba a no perderse un segundo de esa vista, parecía como una bahía segura – de acuerdo, entonces haremos eso.

Era una promesa que auguraba muchas aventuras juntos, experiencias que Taehyung quería vivir, no, él anhelaba tener ese tipo de vivencias y que fueran gracias a Jungkook, agregaba más valor, uno que por supuesto por él mismo no obtenía.

Casi sellaron aquellos planes con un beso, la cercanía era asfixiante, podían percibir el roce de sus labios, el aliento contrario chocando con sus pieles, el encuentro ansiado marcando un nuevo remolino de emociones intensificadas, mas el sonido de una llamada fue la causante de interrumpir su momento.

Tanto Jungkook como Taehyung maldijeron en silencio la inoportuna interrupción, mas ninguno de los dos pudo dejar pasar aquellas llamadas. Por su parte, Jeon decidió alejarse considerablemente, hasta llegar a la pequeña terraza del apartamento, dejándole la vista de los edificios vecinos y de su propia terraza.

¿Joven Jeon Jungkook?

— Soy yo.

Un gusto poder comunicarme con usted, le hablamos de la firma de abogados en Seúl – por unos pocos segundos Jungkook se sintió culpable al no prestar atención a su realidad – la apelación en su caso ha dado inicio. Como representante de la señora Jeon necesitamos una carta o el testamento donde se estipulen los deseos de su abuelo.

— ¿Debo viajar de nuevo a Seúl? La última vez ni siquiera pudo atenderme en el día de mi cita...

Jungkook aún recordaba esa semana en Seúl, donde su viaje fue un completo desastre. La cita con su abogado fue cancelada, ni siquiera recibió una disculpa o una excusa. ¿Quién cancelaba algo tan importante por un simple dolor de cabeza? Se sentía molesto, por lo falto de profesional.

Incluso cuando agendaron su cita para unos días después se le dificultó mucho más su estadía. Su abuela había recibido una visita poco agradable, haciendo que ahora fuera él quien cancelara todo en Seúl, regresando a Busan casi de inmediato.

— Señorita, le agradezco por la llamada, pero en serio ni siquiera estoy seguro de querer seguir con el caso, al menos con ustedes.

Lamentamos ese inconveniente y sabemos que en la segunda ocasión tuvo problemas personales que evitaron el tener este encuentro. Por eso mismo existe la posibilidad de que el abogado Kim vaya a Busan en las próximas semanas...

No conocía al hombre, pero verdaderamente no deseaba verlo ni en fotografías, ni siquiera porque le mencionaran que era el mejor, aunque lo consideró al escuchar que no sería el mismo abogado que llevaría el caso... quizá...

Jungkook regresó la mirada hacia el interior del apartamento donde Taehyung estaba teniendo una conversación con alguien al teléfono, parecía bastante amena, la risa del mayor siendo el motivo de tomar su completa atención, se veía tan vivaz que incluso él se contagió del buen humor del mayor.

Joven Jeon, ¿está de acuerdo con las condiciones que le mencioné?

— ¿Disculpe?

Le comentaba que el abogado Kim está dispuesto a viajar si a usted se le hace imposible regresar a Seúl por la situación de la señora Jeon ¿está de acuerdo en agendar una cita?

— Sí, está bien.

De acuerdo, le estaré informando esto mismo al abogado para agendar su cita.

En el interior del apartamento se estaba llevando una conversación muy diferente, una en la cual Taehyung no podía evitar sentirse avergonzado por todo lo que estaba mencionando Jimin al otro lado de la línea, era demasiado indiscreto el hecho que hablara sin descaro lo que debía hacer con Jungkook.

Quizá debía dejarse llevar justo como le mencionaba Jimin, no forzar las cosas, había notado que Jungkook tendía a huir ni bien se sentía acorralado, se estaba comportando de manera intensa dejando salir sus impulsos como un hambriento.

Sí, estaba sediento de amor, hambriento de sentir, ausente de calor, el cual, por algún extraño efecto de la causalidad, era Jungkook quien se lo estaba regalando sin darse cuenta.

Kim Taehyung, ¿estás escuchándome?

— Sí...

No lo asustes, debes ir despacio. Entiendo que es un nuevo descubrimiento, pero así como tú te retraes cuando algo va demasiado rápido, él puede salir huyendo.

Demasiado conveniente la situación, ambos eran impulsivos para actuar, pero temerosos cuando veían una red de seguridad antes de aventarse al filo del vacío, ¿era seguro? ¿Los sostendría? ¿Resistiría? ¿Era real?

Sus miradas se cruzaron, mientras se encontraban absortos en sus propios pensamientos, dejando de lado las llamadas en las cuales deberían estar colocando toda su atención, pero qué más daba perderse a sí mismos por unos segundos en la existencia contraria.

Los días habían pasado demasiado lento y al mismo tiempo muy rápido para el gusto de Jungkook, quien disfrutaba cada segundo de su existencia desde que cierto hombre torpe había decidido entrometerse en su vida; el compartir con Taehyung tantas horas al día le hacía ver diferente sus momentos más comunes, convirtiéndolos en extraordinarios.

Justo en ese segundo estaba extrañando la compañía contraria, apenas llevaban dos semanas en una dinámica extraña de convivencia y ese era el primer día alejados el uno del otro. Jungkook debía visitar a su familia, mientras que Taehyung estaría con la familia de su mejor amigo; aún recordaba la mirada decepcionada cuando le mencionó que no podría acompañarlo ese fin de semana.

No se trataba solamente de su visita familiar, sino también la extraña manera en la que las cosas se aceleraban estaba siendo excesivo para el gusto de Jungkook, como si alguien estuviera metiendo el acelerador hasta el fondo, sin ver el velocímetro o seguir las normas para conducir. Jungkook mismo se sentía asfixiado y la única libertad que le quedaba era el camino frente a él, su motocicleta, el viento contra su propio cuerpo y el sonido del motor.

El paisaje se volvió aún más pintoresco, mientras que se acercaba a su destino, el hogar de sus padres, donde encontraría a la mujer que adoraba con todo su ser y quien estaría definitivamente decepcionada si se enterase de su vida desenfrenada, aunque no dudaba que con todos sus defectos lo seguiría amando.

Ni bien estacionó frente al hogar que lo vio crecer durante toda su vida, tuvo a la vista a su madre saliendo en su encuentro con una enorme sonrisa. Quitó el casco y los guantes que le protegían del frío, justo a tiempo para recibir las manos delicadas de su madre.

— Mi hermoso hijo – mencionó su madre con dulzura, acunando su rostro, estrujando sus mejillas, para luego fruncir su ceño y pellizcar un poco de piel, sacándole un quejido chillón junto con un puchero – cuántas veces te he dicho que no me gusta que viajes en esa cosa es muy peligroso.

— Yo también me alegro de verte madre – pronto tuvo a la mujer rodeándolo de manera cálida, suspirando por sentir de nuevo a su hijo cerca de ella.

— ¿Por qué debes vivir tan lejos de casa? Deberías visitarnos más seguido.

— Prometo visitarlos más seguido.

— Eso dijiste la última vez – se quejó su madre, tomando el casco de Jungkook, permitiendo que su hijo bajara de la motocicleta, no pudiendo evitar volver a dejar caricias en el cuerpo de su adorado hijo, quien le dejó un beso en la mejilla – Oh, esto es nuevo. ¿Por qué de repente eres así de afectuoso?

— ¿No puedo ser afectuoso con mi madre, la mujer que me dio la vida?

— Depende, ¿estás actuando así porque te metiste en problemas?

— Creo que esta es la primera vez que te diré que no estoy metido en problemas y que te puedo asegurar que es verdad.

Su madre entrecerró los ojos, observándolo con reproche al escuchar eso, pero no mencionó nada, verdaderamente parecía que todo estaba muy normal con su hijo, era extraño, no podía decir que fuera alguien triste, mas si se trataba de alguien gruñón cuando se trataba de acercarse o tener contacto físico, esas nuevas actitudes no le parecían normales.

Conforme se iban adentrando a la casa, Jungkook pudo sentir la nostalgia, invadiéndolo en especial cuando escuchó el sonido de la música, invadiendo todo él ambiente.

— Soyong ¿si era nuestro niño? – cuestionó la mujer mayor, dejándose ver por su amado nieto menor, quien no se contuvo de correr a su encuentro.

— Nana.

— Mi Jungkookie – mencionó su abuela con demasiada emoción, siendo abrazada por su mimado y adorado nieto, asegurándose de rodearla de manera delicada –... mi niño estás aquí. Déjame verte – le acunó el rostro, reconociéndolo una vez más, frunciendo su ceño al ver todos los cambios – ¿qué te hiciste en el cabello?

— ¿No te gusta?

— Te ves extraño y mayor – los dedos de su abuela acariciaron las hebras rubias y largas, era un cambio repentino – también quitaste esos feos... ¿Cómo dijiste que se llamaban?

— Piercing, los quité porque no podía lavar mi cara.

— Te ves mejor sin nada de eso en la cara, mi precioso conejito.

Ese siempre había sido su verdadero hogar, Jungkook siempre se sintió seguro en los brazos de su madre y abuela, su padre no se quedaba atrás, de hecho era parte de una familia demasiado afectiva para su gusto, mas ahora ya no le parecía algo desagradable.

De hecho, su mayor motivación para estar ahí siendo consentido por las mujeres más importantes de su vida era porque de cierta forma sus pensamientos lo llevaron a percibir toda aquella convivencia con Taehyung como un engaño hacia su familia.

Su hogar estaba ahí, pero hasta hace unas semanas se estaba convirtiendo también en su apartamento o la compañía de cierto mayor introvertido, con gustos particulares por hacerlo gritar de placer cada noche que pasaban juntos.

— ¿Qué te tiene tan pensativo? – murmuró su madre sacándolo de sus propios recuerdos descarados – parece que estuvieras librando una batalla interna sin fin.

— No es nada – le restó importancia, sacudiendo cualquier pensamiento recurrente que lo llevara hasta imaginar el rostro de Taehyung.

— Será algo que tenga que ver con Nana y el asunto del testamento.

Sí, había olvidado el pequeño detalle en el que estaban metidos por culpa de ese hombre que decía ser su tío. ¿Por qué existían personas así? ¿Qué ganaría quitándole el poco dinero a una anciana?

— En realidad estaba escapando de pensar eso – su madre lo vio con culpa, no quería agregar más peso a su hijo, pero aquello llevaba atormentando a la familia por meses –, pero el abogado Kim vendrá en unas semanas para hablar con Nana.

— Eso significa buenas noticias, ¿no es así?

— Aún no estoy muy seguro... – Jungkook se sentía abrumado entre las emociones y las responsabilidades a las cuales parecía haber olvidado.

— Entonces, eso que te tiene tan pensativo puede tratarse de algo... o alguien más.

La sonrisa de Jungkook lo delató o quizá fue el rubor con el que se pintaron sus mejillas, haciendo resaltar esa vista adorable, recordándole a su madre esos momentos de la niñez de su hijo menor, donde le era muy fácil sonrojarle, ponerlo tímido, para seguido tener a un muy gruñón bebé conejo.

— Oh, Dios... Jeon Jungkook, ¿quién es?

— No es nadie, madre.

— Ese nadie te está haciendo sonrojar y que se te pinten de rojo las orejas.

— No es cierto – se quejó Jungkook, cubriendo de inmediato a las delatoras, comenzando a andar hacia el encuentro de su abuela – esto es tu culpa, de nuevo lo estás haciendo madre – Jungkook seguía rezongando, maldiciendo a su cuerpo por reaccionar de esa manera, ni siquiera había pensado en Taehyung y estaba así – Nana, dile algo.

— Jungkookie – le llamó su madre intentando llamar su atención con un tono bastante molesto para su hijo, quien se ocultó detrás de su adorable abuela.

— Soyong ¿por qué molestas a nuestro niño?

— Madre, al parecer nuestro niño ya no es tan niño... ha conocido a alguien.

— No es cierto – sus mejillas se inflaron como cuando era un pequeño niño, haciendo un puchero pronunciado y arrugando el ceño de manera adorable a la vista de ambas mujeres – Nana...

— Oh, basta Soyong no molestes a nuestro niño – su abuela lo arrulló entre sus brazos, ocultándolo con su propio cuerpo, aunque aquello solo fuera de manera figurativa, pues era imposible hacer que Jungkook quedase completamente fuera de la vista de su madre ahora que era un adulto – tranquilo mi cielo, nana no dejará que conozcan tu secreto.

Jungkook salió de su escondite ni bien escuchó aquello, buscando de inmediato a su madre, quien parecía haberse dado por vencida, teniendo una mirada bastante cálida por parte de su abuela, quien le acunó el rostro con demasiado amor.

— Es la primera vez que te veo sonrojar de esta manera. ¿Es bonita esa chica?

— Nana... yo... – Jungkook no pudo evitar sentirse culpable por esconder su propia naturaleza frente aquella mujer que tanto lo amaba, pero le era imposible no sentirse culpable y al mismo tiempo querer ser egoísta, de no perder el amor de su abuela – es complicado.

— ¿Tanto así? – con un poco de culpabilidad asintió, mientras mordía su labio inferior – ¿Se trata de ti el problema?

— Algo así...

— No tienes por qué temer al amor Jungkookie, es algo muy precioso, no te cierres a sentir con tanta intensidad.

— El amor te ciega, nana y en ocasiones no es bien visto...

Su abuela no pudo evitar suspirar ante el desánimo de Jungkook respecto al amor, parecía que ante la más mínima chispa de aquel sentimiento salía huyendo, quizá era su culpa al ser víctima de un amor tan intenso con su difunto esposo, quien les había mentido durante toda su vida.

El hombre había formado una segunda familia sin que nadie sospechara nada, ni siquiera sus propios hijos, para ellos era un padre amoroso y responsable, que tenía un trabajo de comerciante, el cual le hacía viajar constantemente, jamás fue un padre o esposo ausente y justo esa fue la mejor pantalla para ocultar su segunda vida.

La gran sorpresa fue cuando falleció y aquella esposa junto con su hijo aparecieron en el medio de la ceremonia y lectura del testamento, alegando ser los legítimos dueños de todo; de ahí la razón por la que la abuela Jeon enfermó, Jungkook se estaba encargando de buscar una buena firma de abogados para defenderlos de aquella injusticia, aunque jamás imaginó que en su búsqueda se toparía con alguien.

— Jungkookie – le llamó de manera cálida, casi como arrullándolo – te sientes así de indecisión porque ¿esta persona no corresponde a tus sentimientos? ¿Es por eso que no quieres aceptar que quizá te agrade?

— Nana... – pudo sentir sus lágrimas acumulándose en sus ojos al notar el anhelo de su abuela por conocer eso que le estaba quitando la tranquilidad – solo creo que soy yo el que está mal, ¿de acuerdo?

— ¿Por amar?

¿Era amor lo que sentía por Taehyung? No podía ni siquiera decir que lo amara o que siquiera sintiera un poco de cariño. Pasaban muy buenos momentos compartiendo instantes memorables, pero ¿amor?

Ni él mismo sabía qué era lo que estaba sintiendo, prefería no saberlo para no asustarse y no arruinar la buena relación con el mayor, así que sin saber darle una respuesta a la mujer, le dio un beso en la mejilla y sonrió bonito así como solo él sabía hacerlo; no podía revelar nada, estaba bien siendo lo que era ahora, aunque ni siquiera tenía un nombre, parecía como si aquello fuera un secreto bien guardado, oculto hasta del mismo Jungkook.

Como si fuera una regresión a su infancia, se recostó en el regazo de su abuela, quien lo recibió al instante con caricias en su cabello largo, adormeciéndolo en ese pequeño espacio del sofá que ambos compartían.

— Puedes contarme una de tus historias, nana. De esas que hablan de amor...

Su nana le había contado tantas historias de amor sobre cómo se enamoraron profundamente con su abuelo que la idea de encontrar a alguien perfecto para él murió el día en el que aquella segunda familia apareció, sin embargo, Jungkook amaba escucharla narrando esas fantasías cursis.

— Qué te parece que ahora seas tú quien me cuente una de esas...

— ¿Yo? – habló con sorpresa y se incorporó de inmediato, quedando al lado de su abuela, quien sonreía, haciendo que pequeñas arrugas se marcaran más en su rostro – ¿qué podría contar acerca del amor, nana? Jamás me he... enamorado.

— Bueno, yo creo que es tiempo de que te des cuenta de que tal vez sí lo has hecho.

Era demasiado irónico pedirle a alguien que desde su adolescencia vivía siendo rechazado por tener gustos diferentes, contar historias de amor, pero por su nana, lo intentaría...

Y parecía ser que Taehyung sabía de su gran encrucijada al no poder comprender lo que sucedía entre ellos, porque ni bien intentó reprocharle a su nana sobre la insinuación de ser él quien contara una historia de amor, su teléfono sonó anunciando un mensaje, haciendo que la mujer frente a él sonriera, alzando una ceja al notar su nerviosismo.

— Contesta...

— No es nada importante.

— ¿Es así? – el rubor en las mejillas se hizo notar de inmediato ni bien leyó aquel mensaje, el cual pudo ver desde la bandeja de notificaciones, colocando boca abajo la pantalla del aparato y sintiéndose ansioso. Joder de verdad que quería responder, mas ahora no era momento, no frente a su nana. – parece que sí es importante.

Jungkook no diría importante la razón de su sonrojo, quizá se debía al intento de atrevimiento por parte de Taehyung, un acto extraño de vivir sin pensar mucho.

— Responderé después.

— Es de mala educación dejar esperando a las personas que te buscan, Jungkookie, en especial cuando es el amor el que toca a tu puerta.

Amor... Amor... Amor... se estaba negando a siquiera hacerse la ilusión de algo tan banal como el amor, en especial porque se trataba de dos hombres, algo que no era bien visto en la sociedad en la que vivían.

— Nana, has escuchado alguna historia sobre un amor prohibido que resultara bien...

— ¿Prohibido? – la mujer lo pensó por unos segundos, mientras que su nieto la veía con un brillo diferente en esos bonitos ojos – ¿como la historia de tu abuelo y Nana?

No, nada de romances, de hijos ricos casándose con una persona de bajo nivel; nada de dramas con familias en desacuerdo; no quería escuchar una historia donde el amor vencía a todo porque esa historia había dejado de ilusionarle desde que verdaderamente el amor dejó de vencer todo.

Jungkook negó lentamente, completamente desilusionado al no saber cómo pedir algo diferente, mas su Nana no se rendiría tan rápido, mucho menos cuando notó la tristeza en las bonitas facciones de su niño.

— ¿Te he contado la historia de amor entre un duque y su mozo? – Jungkook levantó la mirada, conectando con la de su Nana – es un amor prohibido, lleno de intriga, una monarquía completamente en contra de ellos.

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