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Finit

Si algo me enseñó la vida es que cada decisión que tomo tiene una consecuencia, no importa cuán trágico o maravilloso sea el resultado, nada pasa porque sí, todo tiene una razón Lo que me llevó a ti fueron mis pasos vacilantes, lo que te atrajo a mí fue tu actitud impredecible para el resto del mundo.

Jamás me gustó sentirme perdido o andando sin un rumbo fijo, pero si eso llega a pasar, solo espero que encuentre mi camino entre las líneas de tu cuerpo, porque mi corazón no le pertenece a nadie más que a ti, solo tú serás mío, así como yo seré tuyo, aun si nos separamos, aun si lo nuestro se fractura. Cada parte de mi cuerpo, músculos y huesos tendrán un único fin... el de mantener a salvo los recuerdos de tu calor entre mis brazos.

Porque admitámoslo... Que bonito ha sido esta experiencia de conocerte, porque desde entonces, eres básicamente la razón por la cual intento mejorar cada día de mi vida.

Su vista paseó nuevamente por aquellas letras, asegurándose que nada, ni un solo detalle, haya pasado desapercibido. Los números de las cuentas cuadraban perfectamente, las anotaciones del contador eran pulcras, de su entera confianza como siempre, el hombre no defraudaba; sin embargo, no había llegado hasta ahí de no ser por su sexto sentido activado en todo lo que respectaba llevar el orden de esa casa, de esa familia y mantener en alto el título del hombre al cual amaba con locura.

Su mano era hábil mientras iba trazando nuevamente los números en otro pedazo de papel, dando leves vistazos a los libros originales cuando necesitaba realizar los cálculos y plasmar en tinta los que ya se encontraban en su cabeza, asegurándose así finalmente de que todo estaba en orden. El dinero que debían recibir de las propiedades estaba completo, las ganancias de sus inversiones de igual manera, las ventas y compras de animales también estaban en orden.

No pudo evitar chasquear la lengua al notar una pequeña fuga de dinero, la cual no estaba contemplada por él, pero apuesto que sí por el señor de la casa, y de no ser así alguien estaría en problemas o sería despedido.

— Esto no puede estar pasando, ¿por qué nadie me notificó de esto?

Los papeles de propiedad de un caballo joven eran la respuesta al gasto de dinero extra en las cuentas, no habían conversado nada respecto a esto, no es como que necesitaran alguno más, pero no podía negar que Taehyung siempre se decantaba por aquellas maravillosas bestias a las cuales domaba y adoraba montar.

— No necesitamos otro caballo más – masculló Jungkook mientras suspiraba pesado, pues en aquella casa, después de la muerte de Irene, no tenían más inquilinos que la propia servidumbre y ellos – esto es ridículo, ¿acaso se atrevió a comprar otro porque sí? ¿Sin motivo alguno? ¿Lo habrán engañado?

Echó la cabeza hacia atrás, dando vueltas al asunto. Su amado apenas estaba recuperándose de un intento de asesinato que le costó varias semanas de estar postrado en cama, aún no terminaban de respirar tranquilos respecto a la salud del Duque porque la inestabilidad en el cuerpo ajeno le había provocado pescar un resfriado y ahora resultaba que tenían la compra de un caballo.

Una nueva bestia que no tendría un dueño, alguien que lo montara porque Jungkook jamás abandonaría su conexión con su propio caballo, Taehyung tenía el propio, un semental invaluable y majestuoso, los caballos para los carruajes estaban completos así que no-

Sus pensamientos se detuvieron ante la pequeña posibilidad de aquello. Entre todas las respuestas posibles solo existía una que estaba a favor de no haber sido víctimas de una estafa. ¡Por la Corona inglesa, la Reina y toda la monarquía que estaba al mando del país!, aquello no podía ser posible, ¿en serio lo hizo?

Con un poco de enojo, haciendo combustión en su estómago, arrastró la silla en la cual se encontraba creando un ruido escalofriante, avanzó a través del estudio del Duque, donde se había encerrado para realizar las cuentas mensuales, para así salir al pasillo con dirección a las habitaciones.

Tenía un solo pensamiento, una sola idea en la cabeza y esa era reclamar la falta de comunicación ante aquel pequeño gasto innecesario. No es como que estuvieran faltos de dinero, pero por favor, ¿acaso era necesario algo como eso?

Atravesó el pequeño espacio de descanso de la segunda planta donde algunas mucamas se encontraban quitando el cuadro de la antigua Duquesa, ese que estuvo cubierto por una tela negra representando el luto de su pérdida, pero que ahora no significaba nada, pues todos en esa casa le tenían un profundo rencor al haber atentado contra su señor.

Aun así, eran muy apegados a las tradiciones. El faltar a los cultos de un luto no sería bien visto, sin importar que el atentado contra el Duque fuera provocado por esa mujer. Todos entendían la importancia de mantener las apariencias y cumplieron con su papel a la perfección, dejando el tiempo oportuno para ahora sonreír con satisfacción al retirar cada pertenencia de esa mujer.

— Oh, joven Jungkook, ¿desea algo para la merienda? – habló una de las mucamas al notar su presencia en el lugar – lleva horas metido en el estudio.

— No, estoy bien, le agradezco por preocuparse, pero me esperaré hasta la cena – recibió una sonrisa amable con un cabeceo lento como única respuesta, antes de volver a poner atención a su tarea de limpieza, pero de nuevo la voz de Jungkook interrumpió el silencio —. Sabe si el Duque está despierto.

— Me parece que sí, no hace mucho pidió la merienda.

Jungkook empujó su mejilla interna con su lengua, tensando la mandíbula ante el descontento que estaba sintiendo. El señor de la casa había pasado quejándose sobre lo adolorido que se encontraba para trabajar, pero ahora estaba tomando la merienda, con su tan deseado té de jazmín y galletas de mantequilla. Casi lo podía imaginar tan tranquilo en su cama, leyendo algún libro, mientras que él se hallaba muriendo en rabias.

Intentó volver a avanzar hacia el pasillo de las habitaciones, pero un fuerte llanto lo detuvo, un escalofrío le recorrió el cuerpo y como si fuera un instinto protector despertando en él, terminó caminando en zancadas rápidas para poder llegar hacia donde era llamado de manera inconsciente, donde era necesitado aunque nadie lo comprendiera.

Las suelas de sus botas altas hacían un ruido imponente en su andar, todos conociendo lo que significaba aquello, era como ver la preocupación latente de un padre corriendo hacia su hijo. Era completamente adorable cómo aquel mozo de la casa salía en búsqueda del pequeño heredero de todo aquello.

El llanto invadió sus oídos en cuanto abrió la puerta de la habitación del hijo del Duque, donde una de las nodrizas intentaba alimentarlo, el gesto de disgusto y desagrado se hizo presente en el rostro de Jungkook, él había pedido que no se le criara con mujeres ajenas dándole pecho a quien él consideraba su pequeño hijo.

No importaba que no compartieran sangre, era suyo, él lo hizo propio desde la primera noche que se quedó a su cargo, desde ese primer contacto que tuvieron ambos, a pesar de que las especulaciones serían que lo despreciaría, fue todo lo contrario.

— Vamos bebé, tienes que comer – el bebé en los brazos ajenos se quejó aún más alto, llevando su pequeña mano al pecho que le intentaban acercar con insistencia, sacándole un siseo al haber arañado la delicada piel con sus uñas.

— Por favor no lo obligue – pidió con el nudo en su garganta creciendo al notar el rostro compungido del bebé, completamente rojo y sollozando en alto.

— Señor Jungkook – la nodriza se ruborizó de inmediato ante la presencia ajena, cubriendo su pecho descubierto, obteniendo la misma mirada de desagrado por parte del hombre que era el segundo al mando de esa casa, la vista de Jungkook se desvió hacia otra parte no por pudor sino porque detestaba ver esa escena – lamento el escándalo, pero no ha querido comer nada, no tomó el biberón y pensé que...

— Creí haber dejado en claro que no sería alimentado de esa manera.

— Pero señor, es un bebé, necesita leche materna – Jungkook detestó que la mujer tuviera razón, pero le habían proporcionado los artefactos necesarios para la extracción de leche. La nodriza bajó la mirada al sentirse culpable por su arrebato, era difícil tener un trabajo como aquel, el honor que se les daba no sustentaba las pocas horas de sueño y esfuerzo – disculpe por desobedecer.

— ¿Acaso no te hemos dado los implementos para que extraigas la leche de tus pechos? No quiero que mi-... — se contuvo de mencionar algo, la mirada de la mujer estaba llena de completo arrepentimiento, sabía que no era la primera vez que le mencionaban aquello, pero la presión de usar el extractor le lastimaba – el hijo del Duque no debe probar tu pezón, es cosa de estatus ¿comprendes?

— Sí, señor, no volverá a pasar.

Jungkook no pudo evitar mirar hacia el bebé que aún se quejaba, con enormes lágrimas en sus ojos, pataleando entre los brazos de la mujer, quien intentaba de manera fallida contemplar al heredero. No se había dado cuenta de que desde que escuchó su voz el pequeño se había calmado un poco. Sus brazos se alzaron para tomar a su adorado hijo, suyo y de Taehyung, no importa que haya estado en el interior de Irene, ella solo había sido útil para que fuera real la idea de tener una familia.

Quizá fueron tantas horas, días y semanas junto a Irene, peleando constantemente, porque aún recordaba que el bebé siempre pateaba demasiado cuando ella alzaba la voz, pero si se trataba de él poco a poco disminuía sus movimientos. Aún tenía presente los últimos meses cuando la Duquesa no podía dormir debido a la prominente panza, quejándose porque necesitaba que le hablara porque solo él hacía esa magia.

Murmurar a través de las capas de ropa de Irene, mencionando que por favor se relajara fue la experiencia más extraña de su vida, pero eso solo le dio paso para que el niño que ahora se encontraba entre sus brazos se relajara al escucharlo, hablar o bien cantar. Las noches donde los tres compartieron cama, teniendo a Jungkook más que fascinado cuando conversaba con el bebé, se volvieron de sus partes favoritas del embarazo de Irene.

— ¿El biberón...? – aún no terminaba de murmurar su pregunta, meciendo al bebé entre sus brazos, mirándolo con amor, acariciando la mejilla regordeta, quien frunció su ceño, deformando su pequeño rostro anunciando un llanto inminente – por favor no llores más...

— Aquí tiene, aún está tibio – mencionó la mujer entregando el recipiente de vidrio cubierto por un paño de tela que tenía el fin de mantener caliente el líquido que alimentaría al bebé – me retiro y nuevamente una disculpa, señor.

Jungkook apenas alzó la mirada para tomar el biberón, agradeciendo con un leve asentimiento, volcando nuevamente su atención en el bebé al cual intentaba calmar, meciéndolo constantemente, andando lentamente por la habitación hasta llegar a la ventana. Escuchó la puerta siendo cerrada lentamente, cosa que le permitió tener más libertad de comportarse como deseaba con su pequeño.

Acercó el biberón hacia el pequeño rostro, notando como la boquita se abría con desesperación al poder oler la leche, reclamando entre quejidos el porqué no tenía su alimento, haciendo reír a Jungkook una vez los sollozos fueron disminuyendo, dejando pequeños ruidos como si le estuviera reclamando por su tardanza.

— Eres demasiado exigente – susurró, mientras aferraba el frágil cuerpo a su pecho, abrazándolo más, sosteniendo de buena manera el biberón – lamento, el mal rato con esa mujer, no volverá a suceder lo prometo. Me aseguraré que nadie más intente lastimarte u obligarte a hacer algo a menos que seamos tu padre y yo, todo con el fin de hacer algo bueno. Como estudiar en la ciudad, tener profesores individuales, aprenderás a comportarte como todo un caballero.

La mirada del bebé estaba fija en Jungkook, mientras que seguía alimentándose, robándole una sonrisa al notarlo tan entretenido en aquello.

— Quizá si me sigues haciendo esos ojos lograrás conmoverme lo suficiente para consentirte.

Siguió moviéndose lentamente de izquierda a derecha de manera inconsciente, mirando casi de forma hipnótica al bebé, quien también le devolvía la mirada, tan fija en él, sin distraerse de cualquier otro estímulo a su alrededor. Jungkook comenzó a tararear la melodía que Taehyung había compuesto solo para ellos, la cual tocaba en el piano durante las últimas noches para que el pequeño heredero por fin durmiera.

Funcionaba incluso sin el instrumento, la melodía saliendo de Jungkook también era efectiva para tranquilizarlo, así que como una costumbre instalada entre ambos, un pacto silencioso donde compartían tanto en esos instantes privados. Los ruidos de quejidos cesaron y fueron reemplazados por pequeñas succiones. Jungkook notó que los ojos casi somnolientos se desviaban hacia un lado.

— Así que aquí estabas – la voz ronca fue capaz de erizarle los vellos del cuello, a pesar de que estaba distinta debido a lo afectada que se hallaba su garganta por el resfriado, aún seguía causando cierto efecto en especial si tenía el aliento contrario dándole en la nuca – escuché que nuevamente echaste a la nodriza.

— Intentó darle leche desde su pecho – el asco con el que había pronunciado esas palabras fue palpable, incluso el bebé en sus brazos se quejó como si fuera capaz de comprender el disgusto de Jungkook y no solo fuera un simple sonido en su ardua tarea de alimentarse – estaba llorando tanto porque lo quería obligar a beber. Llegué justo a tiempo.

— Un salvador sin duda alguna – besó la mejilla ajena de manera delicada, muriendo de amor por ver a su amado Jungkook tan ensimismado por su bebé —, pero por favor no te enojes con la servidumbre, solo intentan hacer su trabajo y ni tú o yo podemos hacer esta tarea. ¿Crees que puedes ser menos severo? Es por el bien de él.

— Lo sé – mencionó con un gran pesar en su pecho – aunque eso no evita que él se imponga ante ella. Vi cómo algunos arañones estaban en los pechos de ella – sonrió de manera burlona, haciendo negar a Taehyung – si él no quiere, quién soy yo para no defenderlo.

— De acuerdo tú ganas, pero debes prometer que no serás tan severo con ella la próxima vez. Recuerda que es una mujer que está cuidando de un bebé ajeno, mientras que el propio se encuentra en casa.

El mayor llevó su dedo hacia la mejilla del infante, desviándose ligeramente hacia la comisura de los labios, donde escapaba una gota de leche. Intentó limpiarla, pero su propio hijo le dio un manotazo, frunciendo aún más el ceño, succionando con más fuerza. Quizá en su pequeña cabeza, pasaba la idea de que le quitarían el alimento, provocando esa reacción, pero eso no evitó que Taehyung retirara finalmente la fina línea blanca.

Lo observó por unos segundos más, notando que fruncía el ceño constantemente mientras bebía, con sus puños aferrándose al biberón, su mirada no vaciló en ver a Jungkook quien se encontraba más que concentrado en su tarea, meciéndose lentamente, tarareando la conocida melodía.

— Siempre deseé verte de esta manera, aunque nunca supe muy bien cómo materializarlo.

— ¿De qué forma?

— Así, con nuestro hijo en tus brazos, cuidando de él con tanto amor.

— Nuestro... — la melancolía en esa palabra siempre le hacía picar algo en su pecho porque aunque él se autoproclamó padre de ese bebé, que Taehyung lo mencionara, le hacía sentir un revoltijo de emociones.

— Sí, no me puedes negar que no lo es – Taehyung se colocó detrás de Jungkook, notando que el niño en sus brazos desviaba constantemente la mirada de uno a otro, así que con el fin de que estuviera fijamente en un solo sitio decidió abrazar el cuerpo ajeno desde la espalda —. Creo que Irene te odió tanto que el bebé terminó pareciéndose a ti, incluso arruga la frente cuando se alimenta.

— No digas tonterías, así no es como funciona.

— A mí me parece que sí, solo míralo, no tiene ni una sola facción de ella.

— Tiene apenas dos meses de vida, no se parece a nadie – pero el pecho se le infló de orgullo y satisfacción al observar de nuevo al bebé en sus brazos, con solo rasgos definidos de Taehyung.

El bebé aún mantenía el ceño fruncido mientras succionaba con ímpetu la leche, sus manos pequeñas hacían puños en el frasco de vidrio, los sonidos eran parecidos a quejidos y ambos mayores no podían evitar pensar que lo que estaba haciendo era comunicarse de alguna forma con ellos, expresar su incomodidad respecto a algo. Tenía el rostro con pequeñas zonas rojizas que demostraban el momento de llanto incontrolable y los pequeños rastros de lágrimas en el final de sus ojos era la prueba final de aquello.

— Tenemos nuestra pequeña familia, Jungkook, y eso nadie nos lo quitará.

— La sociedad lo hará – sentenció, mientras que retiraba el biberón vacío antes de que su pequeño siguiera succionando y se llenara de aire, poniéndolo de mal humor – nadie aceptará que ambos criemos al bebé. Todos dirán que es el hijo del duque y yo solo un simple sirviente devoto en su cuidado.

— Pero de cierta forma eres su padre, también es tuyo. Lo mío es completamente tuyo, esto es de ambos – habló con súplica en su voz, notando cierta inconformidad en Jungkook al colocar al bebé en su hombro, dando pequeñas palmadas en la espalda – ustedes son mi vida. Prometo protegerlos de todo lo que esté en mis manos y más. ¿Puede aceptar eso?

— ¿Me puede decir papá? Al menos aquí en casa.

Por supuesto que sí – dejó un beso en la frente de Jungkook, dándole tranquilidad el tenerlos a ambos juntos, con su hijo en brazos – somos sus padres, le enseñaremos que quizá entre estas paredes sea el único lugar seguro para ser libre y que eso está bien, estando en la sociedad que tenemos.

De acuerdo, puedo vivir con eso.

Sí, por supuesto que podían vivir con aquello, si eso significaba que serían libres en su propio mundo seguro, entonces todo estaría bien, nada podría lastimarlo. Se acostumbraría a seguirse ocultado del ojo público, las críticas sociales, pero en ese reino que solo ellos podían gobernar, construido con muros altos, todo estaría bien.

— Por cierto, dijeron que me estabas buscando – ah, su mente por fin regresaba a la realidad de lo que realmente necesitaba hacer – ¿ocurrió algo?

— Sí – le miró casi fulminándolo, cosa que Taehyung temió – ¿por qué tenemos la compra de un nuevo caballo?

— Ah, eso. Bueno, nuestro hijo necesitará uno cuando crezca.

— ¡Majestad!

La vida le sonreía nuevamente al Duque, prometiéndose internamente no querer estar en otro lugar que no fuera frente a esa cara con gestos de reproche. No se arrepentía de nada, porque qué sería de la vida sin arriesgarse a vivir, aunque si le dieran a elegir, un único deseo que fuera eterno pediría el tener la oportunidad de vivir cada una de sus próximas vidas al lado de Jungkook, sin importar las circunstancias.

Si es que acaso existía algo como la reencarnación u otra vida después de la muerte esperaba poder pasarla al lado de su amado y mientras el Duque se imaginaba haciendo planes a futuro con quien tenía a su hijo en brazos, la naturaleza les brindó el regalo más maravilloso, una vista que podía ser nostálgica incluso.

La primera nevada del año se hizo presente, encontrando la cuna de los sentimientos más profundos como el mejor escenario para aparecer. Los copos de nieve se iban pegando en el vidrio de la ventana, deshaciéndose con el contacto, quizá esa solo era la clara señal de que su amor podría ser tan duradero o tan efímero...

Esperaba que en la siguiente vida fueran eternamente felices, disfrutando de lo que tanto gustaban hacer juntos, encontrando consuelo en los brazos contrarios.

Había escuchado tantas veces la expresión de que el estar en una corte previo a una audiencia final se sentía como la sentencia de muerte de cualquiera de las dos partes, ya fueran los demandantes o el demandado, todo se decidía gracias al criterio de extraños, ajenos a la situación que no entendían el trasfondo de las circunstancias.

Le parecía demasiado injusto que todo quedara a manos de personas civiles, cualquiera que fuera considerado como un ciudadano promedio con impecable récord podía ser parte de ese circo decisivo; también dependían de un juez que contaba con su propio criterio, de leyes, las cuales eran manipulables a favor o en contra de la situación.

El ambiente se sentía tan frío y desolador. Ver pasar a tantas personas con miradas impasibles, algunas con cierto ápice de crítica, le hacía sentir una presión en su pecho. Regresó la mirada hacia el frente, encontrando la imagen de Namjoon, quien ante sus oídos sordos y sus ojos nublados de aceptación a esa realidad, solo podía verlo moviendo sus labios.

Era consciente de que su abogado le estaba hablando, sabía que le murmuraba muchas cosas que en ese momento no le estaba prestando la mínima atención, su mirada estaba fija un punto ciego, yendo y viniendo hacia la mesa a unos metros, la cual se encontraba vacía, sin las personas responsables de tenerlo en ese angustiante lugar.

¿Quiénes se creían para demandarlo y llegar tarde a la audiencia donde se definiría todo? ¿Tan confiados se sentían que ellos ganarían?

— Jungkook, ¡hey! ¿Me estás escuchando? – una mano pesada se posó en el hombro derecho del mencionado, llamando su atención, encontrándose con el semblante serio del primo de su novio – esto es algo que necesito de toda tu atención, ¿de acuerdo? En esta audiencia se definirá si ellos tienen algún derecho sobre los bienes de tu abuelo o bien terminan sin nada.

— Ellos no tienen derecho de reclamar absolutamente nada.

— Lo sé, ambos lo sabemos, pero no conocemos lo que traigan, ¿sí? Puede que eso ponga a su favor al Juez y el jurado, en cualquiera de esas instancias no quiero que te alteres demasiado, trata de guardar la calma.

El cuerpo de Jungkook se tensó por completo al escuchar las puertas del lugar siendo abiertas, obligándolo a observar hacia atrás esperando ver a aquellas personas, pero lo que obtuvo le trajo más paz que inquietud. Una pequeña sonrisa se asomó en sus labios en muestra de alivio.

A pesar de que sus ojos se cristalizaron, bastaron unos cuantos pestañeos para quitar la cortina de lágrimas, dejando a la vista la silueta elegante de su novio, quien lo estaba buscando con la mirada, casi teniendo una sonrisa instantánea al tenerlo en su campo visual. Jeon no se contuvo en ponerse de pie, haciendo a un lado la silla en la que se encontraba, llegando en cuestión de segundos al encuentro con Taehyung.

— Hey – saludó Taehyung, no acercándose de más, pues conocía los protocolos del lugar, nada de escenas fuera de control o serían retirados, así que se limitó a tomar la mano ajena de quien se mantenía al otro lado de la sala – te ves nervioso.

— No lo estoy – su tono de voz lo hacía parecer que se encontraba a la defensiva, el mayor comprendía aquello, el estar en un lugar así siempre provocaba ese tipo de reacciones —. Me pone de malhumor que sean ellos los culpables de todo esto y aún no estén aquí – Taehyung alzó una de sus cejas, notando por fin la ausencia del otro lado – no se supone que debemos estar mucho antes para respetar protocolos – Jungkook hizo comillas con sus dedos, provocando una risa baja por parte de Taehyung —. Quiero que esto se termine ya.

— Lo hará, solo resiste un poco más, sé que tenemos un buen caso aquí. ¿No es así hyung? Namjoon había mantenido cierto grado profesional en todo ese proceso, pero no podía obviar la actitud relajada por parte de su primo.

— Sí, no hay mucho por lo que preocuparse.

— Además, si llega a suceder algo, hyung se encargará. Solo confía.

Jungkook presionó sus labios hasta hacerlos desaparecer en una fina línea y antes de que más maldiciones salieran de su boca las puertas del lugar nuevamente se abrieron, el silencio fue abrumador y solamente estaba siendo opacado por el sonido de los zapatos altos de Kim Yuna entrando de manera elegante.

Sus clientes la seguían de cerca y por primera vez Jungkook conoció a la persona que había armado todo ese sin fin de marañas. El hombre que se hacía llamar hijo de su abuelo le dio una mirada altanera, mientras que la mujer a su lado ni siquiera se molestó en dirigirle un simple vistazo, preocupándose por tomar asiento en un espacio cercano a su hijo, alejada de todos, tratando de cubrir su rostro lo mejor que podía detrás de una bufanda.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Jeon quien no podía evitar sentirse curioso por ver el rostro de la mujer que había engatusado a su abuelo, deseaba decirle unas cuantas cosas, defender el honor de su abuela, uno que esa mujer se había encargado de destruir dañando un poco la estabilidad de su familia.

— Jungkook, por favor, mantén la calma – pidió Taehyung, teniendo como respuesta una mirada confusa por parte de su novio – quédate en tu sitio, ¿sí?

— Yo... — notó que sus pies habían dado tres pasos, de manera inconsciente, teniendo la mano de su novio en su muñeca para evitar que se moviera – lo siento. Olvidé que no puedo tener una interacción con ellos.

El anuncio que la audiencia daría inicio fue su señal para que Kim Namjoon le pidiera que tomara asiento, pero el abogado no obtenía nada por parte de Jungkook, quien se encontraba absorto en sus pensamientos, en los miles de recuerdos, intentando buscar una pista de la existencia de esa mujer en sus vidas. Nunca hubo una sola visita de ella, su abuelo tampoco los involucró en ningún sentido, nadie había sospechado de su doble vida falsa.

— Amor, mírame – habló en voz baja Taehyung, llamando la atención contraria – necesito que estés atento, solo falta esta audiencia y podremos decir que todo terminó.

— Todos de pie para recibir al juez que presidirá.

Jungkook accedió casi de manera automática, mirando hacia el frente, tomando asiento cuando el resto de presentes lo hizo. La sala no estaba llena, por el contrario, solamente estaban ellos, el juez, el jurado y la parte demandante. Quienes tenían un último movimiento por hacer, su última posibilidad de ganar, aunque a juzgar por la mirada de Yuna no parecía del todo convencida.

— Abogados, estoy consciente de que presentarán las últimas pruebas de este caso para que el jurado dé su veredicto respecto a la disputa de bienes económicos y de vivienda.

— Sí, señor Juez – ambos abogados respondieron dándose un leve vistazo, con Yuna escondiendo su nerviosismo y con Namjoon más que relajado.

— Bien, iniciamos con la parte demandada, ya que teníamos pendiente la muestra de sus pruebas respecto a la paternidad y validación de unión.

Namjoon se puso de pie, dándole una copia de los documentos al hombre mayor, mientras que comenzaba a mencionar el caso de su cliente. Empezando por el certificado de matrimonio, el cual había logrado obtener actualizado, así como las partidas de nacimiento del hijo de la familia, registrado mucho antes del nacimiento del demandante. Aquello fue como una piedra en el camino, una que hizo tambalear la veracidad de las pruebas de la contraparte.

La mirada del Juez fue un buen augurio, pues aunque debía ser imparcial, el claro movimiento de sus cejas frunciéndose denotaba que por fin estaría de su lado, el caso estaría cerrado y solo deberían esperar que el lado de los demandantes entregara sus últimos intentos para salir victoriosos de esa sala.

— Bien, ya escuchamos a la parte demandada. Abogada, ¿tiene algo para responder respecto a esto?

— Sí, su señoría. Si me lo permite, hay una persona que dará una declaración.

— ¿Aporta en algo al caso?

— Sí.

— Bien, adelante.

Yuna se giró hacia la mujer que había entrado con ellos, dándole así una señal para que se pusiera de pie. La vieron hacerlo, con movimientos dudosos, como si se le dificultara todo aquello.

Avanzó hasta el estrado donde podía dar su declaración y mientras daba el juramento que sus palabras estarían siendo tomadas en cuenta en algo más grande que simples acusaciones, el temblor de la voz no pasó desapercibido y mucho menos la mirada desconcertada de Jungkook al notar ciertos rasgos en esa mujer.

Se atrevió a dar una mirada fugaz hacia su novio, quien también estaba mirándola a detalle, como si la reconociera. Verdaderamente, tenía un leve parecido a cierta antigua Duquesa que les hizo la vida imposible, obviamente tenían rasgos distintos, se veía demacrada, con el paso de los años pesando en sus líneas de expresión.

Con el cuerpo tenso, respirando pesado y mirando de un lado al otro como si estuviera en el banco de los juzgados y no dando una declaración, la mujer comenzó a arrepentirse en el momento que vio a la abogada acercándose a ella.

— Señoría, ella es la madre de mi cliente, Kim Nari. Ella estuvo de acuerdo en dar una declaración para este caso.

Yuna le dio una señal para que por fin tomara la palabra, pero la mujer se deshacía en nervios, porque estar en ese lugar no era de sus momentos preferidos en la vida; y quizá en un principio cuando se lo sugirieron lo tomo como una oportunidad, sería muy fácil simplemente abrir la caja de Pandora, soltando todas las enfermedades y pestes sobre aquel hombre, sin embargo, ahora teniendo la mirada de muchos clavando alfileres en su cuerpo, juzgando sin previo aviso, sintió que aquello no sería tan sencillo.

Casi se quebró ahí mismo, extrañando el escuchar la voz de su protector, mencionando una y otra vez que todo estaría bien mientras él viviera. Ahora no estaba, ya no lo haría. ¿Por qué la vida tenía que ser tan cruel con ella? Dejándola a la deriva sin un ancla que la mantuviera a flote, o bien una orilla segura en ese inmenso océano.

— Señora Kim, la estamos esperando. ¿Qué tiene por agregar? – le alentó el juez obteniendo una mirada asustada.

— Y-yo – se aclaró la garganta con un poco de saliva, observó a su abogada y su hijo, quienes le daban aliento para hablar – mi nombre es Kim Nari.

— Lo sabemos, señora Kim, pero queremos conocer su versión, lo que tendrá que aportar a este caso, ¿usted conoció al señor Jeon, es correcto? – la mujer asintió, comenzando a pasar sus manos por su cabello – bien entonces qué tiene para decir.

— Conocí al comandante Jeon cuando intentaba cruzar la frontera – lo había dicho sin tapujos, como si aquello le salvara la vida, cuando, por el contrario, todos en esa sala estaban más que conmocionados – yo, estaba tratando de huir...

— ¿Es una desertora del norte? – el cuestionamiento no tenía matices de solo ser eso, parecía más una afirmación y la manera en la que los guardias y el resto del jurado se movían de manera nerviosa, hicieron que Kim Nari se cohibiera, asintiendo como única respuesta.

Haber albergado a un desertor del Norte era algo penado. Les traería problemas en el caso de que el abuelo de Jungkook aún siguiera con vida, Namjoon reaccionó de cierta manera tensa ante la carta que estaban usando, una espada de doble filo la cual debían utilizar con sutileza, ¿acaso se creían tan astutos o dementes como para hacer eso? Sin embargo, la mirada intranquila de Yuna le hacía comprender que quizá no habían ensayado de esa forma el decir su verdadera nacionalidad.

— Señora Kim comprende que esto puede ser perjudicial para usted.

— S-sí, pero si con eso puedo darle un futuro a mi familia no me pesa que me regresen al Norte – las lágrimas se acumularon en sus ojos y el temblor en su labio fue evidente —. Debe comprender que en ese tiempo yo solo quería salvar mi vida, estaba embarazada de uno de los oficiales del frente, estaba desamparada, no sabía qué más hacer.

El relato de Kim Nari era una marea interminable de idas y venidas respecto a lo ocurrido; desde que huyó de todo ese entorno violento todo se volcó en su contra, la amenaza de muerte por meterse con un oficial del ejército quien la acusaba de ser una cualquiera buscando favores del ejército; ser abandonada a su suerte en la frontera con el fin de matarla no logrando su cometido cuando ella misma encontró una forma de salvar su vida.

Sí, el abuelo Jeon la había encontrado al borde de un colapso, hambrienta y casi en una situación de peligro, siendo que el niño en su vientre estaba con pocas posibilidades de sobrevivir. Durante el tiempo que cuidó de ella se encargó de brindarle atenciones médicas, un techo donde poder vivir y le visitaba con regularidad.

Había desarrollado sentimientos por el hombre que fue su salvador y casi enloquece cuando le mencionó que estaba casado con un hijo, aun conociendo la verdad le suplicó que no la dejara sola porque no sobreviviría sin él.

Mientras más avanzaba el relato de la mujer, Yuna podía notar el descontento del jurado, las intervenciones que ella misma hacía para que el lado humano de las personas del jurado comprendieran las razones de la mujer, todo resultaba en vano. Quizá por el estigma de ser una desertora, posiblemente por el pensamiento colectivo de ver a una mujer desesperada intentando atar a un hombre de familia, correcto y cumpliendo con su deber, siendo esto algo completamente incorrecto.

La única culpa que recaía en el señor Jeon era el hecho de haber refugiado a una persona desertora, ayudarla durante su tiempo de servicio. Namjoon no quiso objetar respecto a nada, pues había notado que poco a poco cavaba su propia derrota, Yuna fue consciente de aquello ya no realizando el resto de preguntas que tenían preparadas, cosa que puso nerviosa a la mujer.

— Esperen, por favor. Tengo pruebas de que él es mi esposo, que se hizo cargo de nosotros... — comenzó a buscar entre su bolso con pánico al no poder sacarlos con la precisión que quería.

— Señora Kim... — interrumpió Yuna, deseando que alguien más interviniera ante el arrebato de su clienta – deténgase, esto no es necesario.

— No, usted dijo... usted dijo que esto funcionaría para que yo no pierda mis derechos.

— Señora Kim, le pido que guarde silencio – ordenó el Juez al ver las actitudes de la mujer que parecía estar entrando en una especie de crisis.

— No, no, no... Por favor vea esto – los papeles arrugados comenzaron a ser estirados por manos temblorosas hacia la alta autoridad a su lado, estirándose lo más que le permitía el espacio – su señoría, se lo suplico.

La respiración de Jungkook se atascó en un gigantesco nudo, regresó la mirada hacia atrás, buscando una respuesta silenciosa por parte de Taehyung, quien le veía con amor, transmitiendo confianza. Deseaba abrazarlo, pues sabía que esto afectaba a su novio, no solo porque la situación era incómoda, era algo más grande, era la historia de amor de Nana, era una vida en familia ocultando secretos, eran vidas esperando una respuesta coherente.

El juez pidió a uno de los guardias que acercara aquellos papeles, Yuna veía esa evidencia como un mal augurio, esperaba que Kim Nari no empeorará la situación por un arrebato.

La mirada impasible del hombre mayor barrió con rapidez los documentos, alzando la vista hacia el frente, helando el cuerpo de Yuna al notar el descontento por las nuevas pruebas, las cuales obviamente no estaban registradas como parte de la evidencia para el caso.

— Abogados – la voz retumbó como un eco, arrasando con la tranquilidad en los mencionados, quienes se tensaron al mismo tiempo, intentando ser los más disimulados al recibir ese llamado. Los dedos índice y medio les hicieron saber a ambos que debían acercarse con rapidez – abogada Kim ¿Usted estaba enterada de esto?

Yuna tomó los papeles intentando guardar una postura serena, mientras que los nervios se encargaban de deshacerla en pensamientos negativos. Estaba claro que las pruebas que mostraba Kim Nari eran falsas, siendo solo un documento del ejército donde mencionaba que era esposa del comandante Jeon, una falsificación muy utilizada para ese tipo de casos donde podían pasar a personas de contrabando en las fronteras.

Las letras estaban borrosas, pero podía leerse perfectamente los sellos falsos, el rastro de la tinta era desprolijo. Conocía la existencia de esos documentos, eran ilegales, el contenido solo alteraba el rumbo del caso. Palabras como embarazo, amenaza, secuestro, se circulaban en tinta roja e incluso resaltadas, finalizando con un sello original del ejército surcoreano. Era un símbolo de su exitoso escape.

— Abogada, ¿está consciente que esto le puede hacer perder su caso?

Namjoon paseó su vista por el resto de documentos donde estaba el acta de nacimiento del hombre que los tenía en esa precaria situación, en el papel no pintaba el nombre del señor Jeon como padre, solo como protector del recién nacido. Algo que podía asumir cualquier civil, siendo un responsable de esa nueva vida al tener una madre desprotegida.

El número de seguro del señor Jeon pintaba en ese registro hospitalario nada más como un mero procedimiento de ingreso, de ahí en más todo estaba a cuenta de Kim Nari. El cambio de apellidos no fue hasta mucho tiempo después, conocía un poco del relato respecto a que todo era para darle educación al hijo de aquella mujer desamparada, mas no había un reconocimiento de paternidad, solo se trataba de otro procedimiento legal, como cambiarse el nombre.

— Desestimaré estos documentos porque el caso que estamos tratando es diferente, pero con esto puedo proceder para una extraditación.

— Sí, su señoría comprendo.

— Abogado Kim está de acuerdo con esto o tendrá algo para agregar.

— No su señoría.

— Bien pueden tomar asiento – el hombre mayor se enderezó en su lugar, observando a un lado a la mujer que aún estaba esperando una respuesta, no comprendiendo lo que ocurría – las pruebas que presentó la señora Kim no aplican para este caso, por lo que no será tomada en cuenta.

— Pero...

— Señora Kim, será mejor que vuelva a su asiento antes de que empeore su situación, ¿si sabe a lo que me refiero?

Uno de los guardias se encargó de escoltar a la mujer fuera del podio, donde se hallaba casi perpleja, siendo arrastrada a través de la sala, siendo tomada del brazo para hacerla caminar, argumentando palabras incoherentes hasta que su hijo fue quien le pidió que hiciera silencio y obedeciera al guardia. La sala quedó en completo silencio, uno abrumador con miradas penetrantes hacia la mujer a quien ya habían advertido que debía controlarse o la sacarían.

— La sala entrará en receso.

La figura del juez se perdió detrás de una de las puertas, dejando atrás un sinfín de murmullos, el ruido de papeles y algunas conversaciones altas respecto a lo que había sucedido. Se les pidió que dejaran la sala para que el jurado tomara una decisión, Jungkook podía sentirse como en una burbuja extraña, atrapado, era como si una presión extraña abrumara a todos los presentes. Jungkook buscó refugio en Taehyung una vez estuvieron fuera de la sala, sintiéndose confundido, incómodo y desprotegido.

— Ya pasó, bebé, casi termina todo esto.

— Siento que esa mujer solo buscó arruinar a mi abuelo y eso me hace sentir la peor persona del planeta porque culpé por meses al abuelo.

— Sh, calla. No atormentes tu cabeza con todo eso, ¿sí?

Jungkook observó a la otra familia, se veían contrariados, un tanto molestos, mientras que el supuesto hijo de su abuelo le reclamaba algo a su madre, quien le suplicaba comprensión. El sonido de los tacones le hizo saber que Yuna se encontraba cerca y que la mirada que le dio a su novio fue por simple educación acompañada de una reverencia.

— Taehyung-ssi.

— Abogada, Kim. ¿Qué la trae aquí? Será mejor que no la vean o pensarán que intenta persuadir a la contra parte – dicha contraparte se aferró más a Taehyung.

— No es nada de eso, solo quería saludar.

— Yuna – la reprendió de inmediato, logrando que la chica se alejara dos pasos – lo siento, tienes razón. Discúlpenme.

Se veía abatida, como si necesitara la misma contención que había estado obteniendo Jungkook. Quizá parte de su empatía lo estaba haciendo sobre pensar, pero el recibir besos en su cabello, con el leve murmullo de cierta melodía, lo calmaba.

Después de todo era él quien se encontraba entre los brazos de Taehyung, no necesitaba nada más que eso. El estar cruzando por algo tan estresante lo ponía de mal humor, el apenas tener una semana de mudanza lo tenía aún peor porque si bien un mes había transcurrido rápido, el hecho de que tuvieran que esperar tanto tiempo para estar enfrentados en esa situación junto con el trajín que implica una mudanza era agotador.

— Basta madre, estás haciendo esto más complicado, perderemos el caso por tu culpa.

— ¡Por favor entiende!

La súplica de la mujer fue desgarradora mientras perseguía al hombre por el pasillo por el cual se había ido, siguiendo con aquella conversación llena de excusas, con un hijo que la ignoraba, dándole la espalda.

— No se te hace parecida a alguien, esa mujer – murmuró Jungkook saliendo de su escondite, encarando a Taehyung, quien solamente tenía ojos para él – vamos, dime que no he enloquecido, solo mírala.

— Tiene cierto parecido – los labios de Jungkook se abultaron al no saber si solamente le estaban dando la razón o bien verdaderamente había notado aquello.

— ¿La viste?

— Jungkook no es ella. No somos ellos, no nos hizo nada en esta vida, concéntrate en lo que estamos viviendo – lo vio con intenciones de reclamar por algo, mas Taehyung evitó perfectamente las quejas, colocando sus manos en las mejillas ajenas, abultándolas para evitar que hablara – no discutamos sobre eso en este lugar ¿de acuerdo?

— Serviría más tu amenaza si me ahorcaras. Solo aprieta fuerte...

Taehyung lo envolvió entre sus brazos, pues aunque sus palabras habían salido bajas, torpes y casi siendo un murmullo, el pánico de que alguien cerca de él los escuchara.

— Joder qué voy a hacer contigo, pequeño voyerista.

— Ámame tal cual soy – la voz amortiguada de Jungkook hizo vibrar el pecho de Taehyung, quien sonrió al sentir cómo su novio frotaba su rostro contra su ropa con el fin de liberarse.

— Ya lo hago amor, te amo con locura, pero no por eso dejaré que digas ese tipo de cosas en público – se atrevió a dejar un efímero beso en el cabello rubio, dándose cuenta de que las raíces eran bastante notorias, así como el crecimiento del cabello – compórtate y prometo que te recompensaré. Ahora mano derecha si seguirás peleando, mano izquierda si harás lo que te pido.

Jungkook hizo lo pedido, no porque quisiera obedecer, sino por la simple y sencilla razón de que el oxígeno empezaba a escasear, así que alzó su mano izquierda para que lo notara Taehyung, siendo finalmente liberado.

El rostro sonrojado de su bonito pervertido lo deslumbró como siempre. A pesar de que tenía el ceño fruncido, Jungkook ya no mencionó nada, quizá solo era la situación en la que se encontraban, o bien el disgusto de tener tan cerca a una mujer con ciertos rasgos a aquella Duquesa. Taehyung la había visto, detalle a detalle, cada rasgo de sus facciones la delataban, pero prefería hacerse a la idea de que ni siquiera ella era consciente de lo que ellos vivían.

El verla tan demacrada no le ayudaba en su apariencia, quizá no era mayor a Nana, posiblemente en su juventud gozó de una belleza inigualable, pero ahora con todas las experiencias duras de la vida remarcándose en su rostro, Taehyung no podía sentir más que pena. Esperaba que el jurado decidiera estar en contra de su caso y que el juez no apelara a uno nuevo donde la involucraban para reportarla hacia el Norte.

El ambiente era tan frívolo como siempre, algo que no había percibido de manera tan latente en sus anteriores casos, quizá solo se trataba del tiempo que estuvo alejado de todo eso o posiblemente el frío incontrolable en su interior se había aplacado con el calor de los brazos de Jungkook. Lo que sí podía afirmar Taehyung es que no se arrepentía de sentirse completamente ajeno y al mismo tiempo conocedor de su entorno.

— Hyung.

— Hola Tae, ¿cómo se sienten?

— Como si una piedra gigante aplastara mi estómago – se quejó Jungkook, intentando de alguna manera olvidar el hecho que en unos minutos todo se decidiría.

— Eso es porque decidiste no comer en casa – replicó Taehyung, ganándose un leve golpe en el hombro – ¡Oye! Es verdad, te dolerá el estómago por decidir saltarte la comida.

— No podía pensar en comida.

— Mira el lado positivo de todo esto, ahora sí, terminará todo, no importa lo que decida el jurado, podemos asegurar que finalmente terminará de una u otra manera – Namjoon se acercó un poco más en confidencia con ambos menores – aunque aquí entre nos, estoy más que seguro que esto será nuestro.

— Quiero confiar en tu buen criterio. Por cierto, ¿qué eran esos papeles que presentó la mujer? – cuestionó curioso Jungkook, esperando una respuesta de su abogado, quien alzó ambas cejas al verse tomado desprevenido.

Namjoon iba a responder, apenas había separado sus labios, pero las puertas se abrieron nuevamente, dejando ver a uno de los guardias, quien llamó la atención a los pocos presentes en ese reducido pasillo, observando a todas direcciones, asegurándose de ver a los involucrados.

— Pueden ingresar nuevamente, el juez dará un veredicto.

— ¿Vamos? – cuestionó Namjoon, como algo más afirmativo y no tanto a manera de pregunta. Les extendió una mano como guía hacia el interior, Jungkook detestó tener que separarse de Taehyung para regresar a la sala – confío en que no tardaremos en salir.

— Espero que sí, muero de hambre – se quejó Jungkook, frenando sus pasos, dejando pasar a Namjoon para que se adelantara y finalmente encontrar el cuerpo de su novio chocando con el propio, llevando una mano detrás de él para apretar en cierta zona sensible.

— Joder, Kook.

— Para la buena suerte.

El mayor colocó sus manos sobre los hombros de Jeon, guiándolo hacia el interior, evitando su constante toqueteo, el cual podía percibir como fantasmas, cosquilleándole en la piel cada vez que los dedos ajenos apenas rozaban con su ropa. Amaba que Jungkook no perdiera su esencia incluso en esas situaciones, quizá buscando distraer su mente o posiblemente solo era un canal para liberar tensión, una que intentaba transmitirse a su novio.

Sus cuerpos se vieron obligados a separarse gracias a que cada uno debía ocupar su lugar en esa sala, sin embargo, sus miradas no se abandonaron, incluso cuando el juez regresó con solemnidad, ni siquiera cuando las palabras de aquel hombre comenzaron a anunciar que el jurado podía dar su veredicto.

El representante de aquel grupo de personas comenzó a hablar, citando el caso, la situación, los eventos presentados hasta llegar a la parte crucial de todo aquello, haciendo que Namjoon carraspera por bajo para llamar la atención de su cliente, quien pronto desvió su mirada.

— El jurado ha decidido desestimar la acusación del demandante.

Los jadeos por parte de Nari fueron imposibles de no escuchar, incluso el alboroto que inició intentando hablar con Yuna, todas esas actitudes que eran impulsivas de su parte fueron reprendidas de inmediato por los guardias y juez.

— Tomando en cuenta la decisión del jurado y de acuerdo a las pruebas entregadas, en conjunto con la declaración de la señora Kim. El caso 20230327 falla a favor del señor Jeon Jungkook, quien demostró tener evidencia suficiente respecto a la familia, matrimonio de su difunto abuelo. En cuanto a las propiedades, todo seguirá estando bajo el resguardo civil como patrimonio de Jeon Areum, legítima y única esposa del difunto acusado – el estrepitoso sonido de un martillo hizo eco en la sala – se levanta y finaliza la sesión.

Namjoon regresó la mirada hacia Jungkook, quien no era consciente de que había estado apretando tanto los labios entre sus dientes hasta que pudo sentir el característico sabor a hierro.

— Felicidades, señor Jeon, ha ganado su caso.

— Gracias – tomó la mano que le era extendida, sonriendo nervioso, pensando que el solo contacto borraría toda la historia, regresando meses atrás – en serio te agradezco por todo.

— No ha sido nada, en realidad ellos mismos nos dieron todo para ganar.

La escena a unos metros era un tanto desconcertante, con Kim Nari llorando en uno de los asientos, mientras que su hijo le hablaba en un tono poco agradable. Yuna había abandonado a esos dos, habiendo terminado su labor como abogada, ahora era libre para acercarse hasta el lugar donde se encontraba Jungkook, quien la observó con un semblante impasible.

— Felicidades, Jungkook-ssi, el caso fue tuyo desde un inicio – admitió sin tener un toque de duda en sus palabras, sorprendiendo a Jungkook, quien regresó la mirada hacia Namjoon – fue algo justo, en serio me disculpo por todo lo sucedido.

— Fue un excelente trabajo Yuna, fuiste muy profesional en todos los aspectos.

— Bueno, intentaré serlo aún más, sé que aún soy muy inexperta con esta clase de clientes.

— No te culpes Yuna – la voz de Taehyung afectó tanto a Jungkook como a Yuna. Jeon quien aún estaba recobrando el sentido ante el tacto ajeno, disfrutando de los brazos a su alrededor fue abruptamente interrumpido con la vibración del pecho del mayor, como si eso fuera un incentivo para salir del refugio – cada caso es diferente y en algunos encontrarás personas un tanto exigentes o de carácter fuerte.

¿Por qué se sentía como si lo estuviera reprendiendo? Jungkook se giró en su sitio para enfrentar completamente a Yuna, sintiendo que el calor de los brazos se desvanecía para colocarse en puntos estratégicos, uno sobre sus hombros y el otro alrededor de su cintura, donde la mano delgada de Taehyung estaba apretando con posesión.

— Bueno, creo que en una próxima ocasión evitaré clientes de este tipo – los tres abogados soltaron risas bajas, pues ese era un pensamiento colectivo. La amargura de la derrota siempre sacaba a la luz el deseo de no volver a tener una experiencia como esa.

— Creo que fuiste una excelente abogada, señorita Kim – Jungkook habló calmo, pero firme cosa que hizo efecto en los tres mayores, quienes se sintieron desconcertados ante la sonrisa que esbozó – por un segundo llegué a pensar que todo sería en vano cuando sacaron a luz lo del cambio de apellido y que tenían en su poder papeles que demostraban una unión...

— Eso fue arriesgado, debo admitir – recalcó Namjoon, recordando que el riesgo de utilizar esos certificados podría cambiar todo – ¿Estabas enterada de lo que presentó la señora Kim?

— Esa mujer terca me los mostró desde un inicio e insistió que debíamos utilizarlos. No quise hacerlo porque era muy arriesgado y tuve razón.

— De igual forma, te comportaste a la talla estando con ella – Taehyung notó cierto sonrojo en Yuna, mientras colocaba un mechón de cabello detrás de su oreja, un coqueteo obvio el cual ignoró, prefiriendo acercarse al oído de Jungkook – tú también lo hiciste excelente mi amor, estoy muy orgulloso.

— No volveré a ser agradable con ella si eso es lo que esperas.

— Por supuesto que no – la pareja se había perdido en su propia burbuja, una que no podía ser rota por nadie más que ellos mismos. Taehyung dejó un beso en la sien ajena y eso fue suficiente señal para los dos espectadores de que estaban sobrando en el lugar.

— Creo que es hora de irme, debo entregar algunos documentos para otro caso. Namjoon, Jungkook-ssi – ambos mencionados le dirigieron la mirada notando el nerviosismo poco disimulado al notar que su mirada no se encontraba en ellos – Tae... nos veremos en otra ocasión.

Dio una leve reverencia hacia Jungkook, quien seguía con un semblante serio, incluso estoico, uno que levantaba muros gigantescos a su alrededor, paredes altas, la cuales solo podían ser atravesadas por unas manos delgadas con dedos largos que podían hacerlo delirar fácilmente. Taehyung había ido a su encuentro al notar la interacción tensa entre ellos dos y para demostrar su apoyo, sus manos buscaron su lugar en los hombros de Jungkook.

— Bueno, creo que mi trabajo aquí ha terminado, afortunadamente todo salió muy bien – los hoyuelos de Namjoon se pronunciaron aún más con una sonrisa cargada de satisfacción – será mejor que me vaya le prometí a Jimin llegar a tiempo para la cena.

— Gracias por todo hyung.

Ambos menores realizaron una pronunciada reverencia, agradeciendo nuevamente por el arduo trabajo realizado, el mayor ni siquiera se molestó en contradecirlos, tampoco hizo alarde de sus dotes como abogado enfrente de su primo, había sido suficiente por un día y sabía muy bien que la pareja tenía demasiadas cosas por hacer respecto a sus trabajos.

El camino de regreso a la casa fue brevemente interrumpido por una llamada de trabajo, un pequeño caso en el que Taehyung estaba trabajando o al menos eso mencionó a Jungkook. No parecía muy convencido respecto a eso porque todo rondaba en torno a que al parecer tenía nuevos agregados. Aún no estaba acudiendo a juicios o citaciones porque eso le desgastaba demasiado y dado que tenía el apoyo de Namjoon, junto con el resto de colegas, podía darse el lujo de no atender llamados en la corte.

Sin embargo, aquello no evitaba que él realizara todo el trabajo detrás de cada caso. Jungkook no tuvo objeción en ir a las oficinas, con la condición de que se quedaría en el estacionamiento del lugar, aunque una vez el auto aparcó en el espacio designado de Taehyung, le fue muy fácil predecir lo que saldría de esos bonitos labios color salmón.

— Amor – exhaló mientras el apodo afectuoso salía en un susurro.

— Tae, no.

— Por favor, no sé cuánto tiempo me vaya a tardar.

— Me quedaré aquí, puedo entretenerme yo solo.

— Eso no me deja muy tranquilo conociendo cuan voyerista eres – Jungkook alzó una ceja al escuchar aquello, contorsionando su rostro en una mueca de sorpresa al caer en cuenta del doble sentido que estaba insinuando su novio.

— ¡Kim Taehyung! No voy a masturbarme estando en un estacionamiento.

— Jamás mencioné que harías eso, pero ahora es más que seguro que tienes esos pensamientos. ¡Auch! – se quejó al recibir un leve golpe.

— ¿Qué ocurre contigo? No haré eso.

— No lo sé amor, eres muy capaz de muchas cosas. El auto está polarizado, las luces del estacionamiento se apagan después de unos minutos cuando los sensores no detectan movimientos – quizá lo pensó por unos segundos, sería el perfecto espacio, aunque la idea quedó descartada en segundos.

— Por quién me tomas, solo estás diciendo estas cosas para molestarme y que salga del auto contigo.

— De acuerdo, sí, un poco sí, pero por favor acompáñame, sé que si me ven con alguien más no me molestarán o distraerán para quedarme más tiempo. Además, la señal aquí es pésima y no podrías escuchar música.

— Te odio – el seguro del cinturón de Jungkook fue la respuesta para que Taehyung dejara un beso rápido en los labios abultados de su novio, quien negó lentamente al notar cómo el mayor bajaba del auto para rodearlo con agilidad y así abrirle la puerta – ¿es necesario todo esto? Puedo bajar yo solo.

— Calla y déjame ser romántico.

Debía admitir que le encantaba ese tipo de actitudes, el hecho de que Taehyung siempre acudiera a abrirle la puerta, el que esperara a su reacción para saber si le dejaría tomar su mano para salir o bien solo le sostendría la puerta mientras que Jungkook daba el primer paso fuera. Por esta ocasión, como en algunas pocas, el tacto de la palma de sus manos se conectaron, sintiendo una estática diferente, un cosquilleo que les hacía sonreír.

Avanzar tomados de las manos era complicado, las miradas cargadas con críticas siempre se encontraba con ellos, con el perfecto escudo que Jungkook creaba alrededor de ambos al aferrar más el agarre, entrelazando su tacto entre los bolsillos, en el medio de sus cuerpos, moviéndose como si de una danza se tratara.

Nadie puso cuidado al notar a ambos hombres andando por las oficinas, cada persona, pasante, practicante o secretaria estaban ocupados en sus propios oficios. El ambiente de complicidad siguió así hasta que ingresaron a la oficina de Taehyung, un muy pequeño despacho el cual prefería mantener porque el de su padre le parecía demasiado ostentoso y aún aguardaba la esperanza que el hombre regresara a sus labores.

Su enfermedad era algo provocado por una antigua lesión, la cual no trató con cuidado y ahora le estaba pasando factura, una muy costosa, sin embargo, se encontraba bien en lo que cabía, tan bien como para seguir insistiéndole a Taehyung en tomar el poder del bufete.

— ¿Qué buscamos? – cuestionó Jungkook inspeccionando algunos papeles que habían estado colocados en el escritorio del mayor.

— Son nuevas evidencias que tengo que evaluar para saber si son válidas para el caso. O al menos eso me dijo – murmuró por bajo, captando la atención de Jungkook, quien entrecerró los ojos al sospechar que le ocultaba algo.

— ¿En serio son pruebas? – una afirmación murmurada le fue brindada, perdiendo todo el interés de seguir ayudando a su novio, empezando a ver otras carpetas — ¿Y es tan necesario buscarlo ahora? ¿No podías hacerlo mañana?

El mayor se detuvo de su búsqueda, alzando la mirada para poder conectar miradas con Jungkook, quien seguía estando perdido entre documentos, no poniendo mucha atención en lo que otro hacía, cosa que benefició a Taehyung, pues finalmente encontró lo que necesitaba.

— Esto es importante, no puedo dejarlo para otro momento.

— Okay.

— ¿Llamaste a Nana para decirle las buenas noticias?

— Le puse un mensaje a mi madre, dijo que deberíamos celebrar con una cena familiar – finalmente sus miradas se reencontraron, hallando esa tranquilidad en el contrario, no existía reproche o acciones ocultas, solo dos orbes llenos de estrellas creando nuevas galaxias, reflejándose en dos piedras preciosas, oscuras y valiosas, derramando amor por el otro – ¿qué?

— Nada es solo que te ves hermoso.

— ¿Solo hermoso?

El mayor dejó el sobre que sostenía entre sus manos para rodear el escritorio, atrapando el cuerpo contrario entre sus brazos, sin opción a escapatoria, solo ellos dos estando en esa burbuja llena de risas, besos, caricias, roces delicados en el rostro contrario. Entre besos coquetos sus labios fueron encontrando un recorrido perfecto hasta el cuello de Jungkook, donde besó en reiteradas veces obteniendo risas, debido a las cosquillas que estaba percibiendo en ese instante.

Poco a poco las risas mermaron para dejar jadeos gustosos, con las manos de Jungkook sosteniéndose fuerte de los hombros ajenos, mientras que las manos delgadas y hábiles de Taehyung delineaban la extensión de la espalda ajena hasta llegar al cabello largo, enredando sus dedos en esos finos hilos rubios. Se veía demasiado sexy con la media cola que sostenía su cabello y era perfecta para tomarla en un puño.

— Sabes, desde que nos mudamos aquí no hemos tenido mucho tiempo libre.

— Son las desventajas de vivir en la ruidosa ciudad – murmuró con voz quejumbrosa, abultando sus labios, acercándolos para provocar al otro y así por fin ser besado – ¿te molesta eso?

— No precisamente, pero hay algo que me gustaría hacer a tu lado, ahora que todo está en orden – Jungkook ladeó la cabeza evitando el beso dirigido a sus labios, creando un pequeño juego entre ambos, obteniendo el agarre posesivo en sus caderas y otro en su cabello – quédate quieto amor, no puedo besarte si estás así de esquivo. ¿Comprendes?

— Sí – jadeó bajo, casi llegando a un gemido por los estímulos que sentía por los tirones en su cabello, los cuales lo obligaron a echar la cabeza hacia atrás, teniendo labios, lengua y dientes, paseando en su piel, erizándole el cuerpo entero – habla antes de que te pida otra cosa.

— Lo que quiero decir es que me gustaría llevarte a un lugar – sus dedos pasearon por la piel alterada en pequeñas montañas pronunciadas que dejaban un rastro de su paso por toda la extensión, dejando finalmente un beso delicado, sintiendo cómo el cuerpo contrario perdía el equilibrio, sosteniéndolo de inmediato – ¿aceptarías acompañarme?

— ¿Eso sería a...?

— Inglaterra.

— ¿Inglaterra?

— Sí. Específicamente Londres.

— ¿Qué haremos ahí? ¿Por qué iremos a un lugar donde ni siquiera podemos hablar el idioma?

— Bueno, eso no quita el hecho de que podamos viajar, existen aplicaciones para traducir. No pongas excusas y dime que sí.

Jungkook lo observó con reproche, aun sin comprender lo que quería su novio, quien seguía mirándolo con luces destellantes como ojos, algo que podía llegar a cegarle la vista en cualquier momento hasta hacerlo caer rendido en sus planes. Debía admitir que Taehyung no era de realizar planes de imprevisto, así que si lo estaba mencionando debía tratarse de algo perfectamente calculado.

Podía asegurar que si buscaba los detalles de ese viaje le diría incluso el itinerario a llenar, todo perfectamente calculado, con estimaciones sobre el clima, el tráfico, sus propios cambios de humor, situaciones adversas como lo eran los cambios de horarios y demás. Lo que quería saber verdaderamente era, ¿por qué? ¿Cuál era la razón de esa petición?

— Tae, yo nunca he salido del país, ni siquiera tengo mi pasaporte o una visa.

— Eso se puede arreglar, el pasaporte lo podemos tramitar en un par de días y no necesitamos visa para ir hasta allá. Amor, por favor, solo dime que sí – la súplica bañaba esos bonitos ojos, los cuales en ocasiones lo veían con hambre y en la mayoría del tiempo con la misma devoción que tenía frente a él – prometo que no será aburrido.

— ¿A qué iremos?

— Tengo algunas cosas pendientes, además sería perfecto para nosotros.

— ¿Ah, sí? – la ceja de Jungkook se alzó con incredulidad plasmada en todo el rostro al notar la mirada llena de insinuación de su novio – ¿por qué?

— Pues, cabe la casualidad que tu cumpleaños está pronto a ser. ¿Qué mejor regalo que pasarla en un lugar mágico? Tan romántico como nuestra relación.

— Esa idea es aún más tentativa – frunció sus labios hasta hacerlos parecer un puchero pronunciado, algo que llenó de ternura a Taehyung no resistiéndose en dejarle una lamida coqueta con la punta de su lengua – hey, si vas a provocar que sea bien.

— No tientes al diablo amor – murmuró con voz ronca, acercándose aún más Jungkook, acariciando con parsimonia el rostro ajeno, delineando con la yema de sus dedos cada facción – nos pueden descubrir.

— Puse seguro a la puerta.

— Voyerista pervertido.

— Yo diría precavido – gustoso y satisfecho de obtener una reacción positiva, recibió esos labios suaves, tan delicados, tomando entre los propios la punta de la lengua de Taehyung, la cual solo buscaba delinear, terminando por ser víctima de una succión —. Abogado Kim, me debes una disculpa por haber cancelado nuestras citas.

— Tú también me cancelaste, estamos a mano.

El quejido de Jungkook divirtió al mayor, quien no podía quitar la mirada de la puerta, que aunque estuviera con el seguro, jamás se sentiría a salvo estando en el bufete. Todos los socios de su padre eran inoportunos, muchos oídos ajenos disfrutaban de obtener nuevos rumores, ojos criticones que parecían un francotirador experto en el camuflaje para luego disparar a matar.

No, Jungkook ya no era su cliente, jamás lo fue, sin embargo, el hecho de que todos opinaran de él teniendo una relación con otro hombre e incluso mucho antes de que su propia familia lo tuviera en cuenta le aterraba, podía sentir que su pecho se apretaba lo suficiente para asfixiarlo.

— Tae, amor – la dulce voz de Jungkook acompañada de tacto gentil debajo de la barbilla de Taehyung lo hizo responder a sus llamados – está bien, no tienes que preocuparte, solo estoy jugando, no haré nada aquí, lo prometo.

— No es eso amor, es solo que...

— Hey – le acunó el rostro entre sus manos, aplastando las mejillas de su novio, evitando que su hablar arrasara como una presa hidráulica, destruyéndose por una pequeña fisura – no creas que no comprendo lo que te aterra. No olvides que pasé por eso mismo.

— Es diferente, tú sabías tus gustos desde hace mucho y yo...

— Si fue antes o después eso no interesa, estamos en la misma situación y no por eso eres un cobarde por no querer revelar lo que tenemos a tu familia. Tranquilo, no eres más o menos que yo. Todo está bien y lo harás a tu tiempo, ¿sí?

— S-sí, tienes razón – la sonrisa falsa de Taehyung no convenció a Jungkook, pero al menos le trajo tranquilidad el hecho de que buscara refugio en él, descansando su frente en el hombro contrario, abrazándose a ese cuerpo que reconocía perfectamente, buscando las costillas ajenas, paseando sus dedos de manera inconsciente, teniendo a Jungkook, tarareando la melodía conocida – parece que estás arrullándome.

— Lo seguiré haciendo siempre que funcione, lo hace para mí, sé que para ti también.

El vaivén de sus movimientos los llevaron a tener una danza lenta, siguiendo el compás de la melodía que era de ambos, de ellos, solo para los dos. Estaban bien, no importaba que en el exterior todos los vieran como una aberración o les trataran con aceptación falsa, mientras ellos se aceptaran y abrazaran de la manera en la cual se encontraban, ahora todo volvería a su lugar.

— ¿Te sientes mejor?

— Mucho.

— De acuerdo – las manos gentiles de Jungkook terminaron sacando al mayor de su refugio entre quejidos y uno que otro gruñido falso, pero finalmente logró hacer que lo encarara – llévame a casa para poder ser consentido. Muero de hambre y estoy cansado.

— Okay.

El calor de la piel con piel abandonó a Taehyung tan pronto como aceptó la petición de su novio, quien se enderezó, observando hacia todas partes de la oficina, esperando que el mayor recobrara el sentido. Kim sonrió de lado, volviendo en sí, dirigiéndose hacia su escritorio, donde dejó el sobre con los boletos para el viaje que realizarían en una semana.

Tomó sus pertenencias, algunas carpetas extra que debería revisar en casa y finalmente su abrigo, para luego dirigirse hasta llegar con Jungkook, quien le sonrió bonito antes de colocar su mano en el pomo frío para quitar el seguro, siendo detenido por el mayor quien con un simple toque en su barbilla lo hizo regresar hacia él robándole un beso.

Antes de que aquello escalara a más, colocó entre ambos pares de labios el sobre, ganándose un ceño fruncido.

— Entonces ¿aceptas?

— Lo tomo, pero aún no me has dicho cuáles son tus planes para todo esto. Hablo de los verdaderos, no de ese intento falso con mentiras.

Taehyung sonrió de lado, mordiendo su labio inferior al sentirse avergonzado por ser descubierto, pero no permitiendo que Jungkook cuestionara más, al menos no ahí, quitó el seguro de la puerta, abriéndola con habilidad para darle paso libre a su bonito pervertido, quien aún mantenía ese ceño fruncido en su bonito rostro.

— Será un pequeño secreto que iré revelando poco a poco.

— ¿Por qué tanto misterio? ¿Cometerás un crimen internacional?

— Depende, no sé qué tan pervertido seas como para violar la ley de tener relaciones en un avión, volando a varios pies.

— Lo pensaré – sonrió solo un poco, porque intentó contener la emoción mordiendo el interior de sus mejillas, evitando así que ese gesto se extendiera más. Taehyung lo invitó a salir de la oficina, teniendo una cara llena de satisfacción.

— Después de usted, señor Jeon.

— No soy tan viejo para que me digas, señor. Abogado Kim.

Salir de esa oficina fue como romper la burbuja protectora que construyeron para finalmente enfrentarse al mundo exterior, encontrándose con la sorpresa que la mayoría de personas se hallaba en el área de impresión o en la zona de café. Dándoles paso libre para avanzar hasta los ascensores, adentrándose en la caja metálica de manera serena al notar que no eran los únicos utilizándola.

Uno de los abogados del bufete sonrió hacia Taehyung, entablando una conversación, la cual Jungkook pudo darse cuenta de que no deseaba seguir, respondiendo de forma cortante, aunque quizá ese era su novio en un ambiente laboral donde siempre le exigían una imagen diferente, más profesional ser testigo de esa faceta no pareció muy agradable, prefería a su pegajoso novio.

Murmuraciones y respuestas cortas eran lo único que salía de esos bonitos labios, incluso la manera en la que observaban hacia el frente, era diferente, como si con ese desplante alejara a todo el que se le acercara. Jungkook pasó a ser un fantasma, un espectador que no era tomado en cuenta, todo siguió así hasta que el hombre bajó en uno de los pisos.

Taehyung soltó el aire que había mantenido en sus pulmones, volviendo a tener una postura menos tensa, como si todo aquel valor, solo fuera una pantalla utilizada por breves segundos. Un efecto efervescente que desaparecía al instante de terminar de enfrentar la situación.

— Pensé que jamás se callaría – murmuró Taehyung, cerrando los ojos, perdiendo la rigidez en su cuerpo – no tengo tanta energía social para entablar una conversación tan vacía, ya no tengo esa práctica.

— Parecías alguien distinto.

— ¿Sí? ¿Te parezco atractivo? – comentó con coquetería, entreabriendo sus ojos, sonriendo ladino.

— No, eras como esos que tanto detesto. Fríos, calculadores, con aires de sentirse más que el resto, que no ven a nadie a menos que estén a su nivel...

— Está bien ya comprendí – se quejó Taehyung cubriendo la boca de Jungkook quien rio bajo por lo rápido que le había colmado la paciencia, siendo liberado al escuchar la campanilla de la maquinaria indicando que ya se encontraban en la primera planta – salgamos de aquí, ya entendí que no te gusto en esta faceta.

— No es eso, solo eres diferente, promete que no serás así conmigo.

— Nunca sería así con la otra mitad de mi alma, no cuando sé muy bien que tiene un genio volátil y me podría propinar un buen golpe.

Un leve empujón fue lo que le sacó un quejido, pero no pudo hacer nada contra aquel trato, pues Jungkook ya se encontraba avanzando hacia las puertas de la salida, donde simplemente asintió hacia el guardia de seguridad quien brindó una reverencia leve hacia Taehyung, quien seguía de cerca a su novio. La distancia y fachada falsa se rompió una vez que estuvieron a unos pasos alejados, donde finalmente lo tomó de la mano.

Sintiendo el tacto frío de las manos ajenas, contrastando con lo heladas que se sentían las propias, haciendo que Jungkook sufriera un escalofrío como si el poco tiempo alejados hubiera sido lo suficiente para que su novio se convirtiera en un témpano de hielo. Quizá todo era efecto colateral de esa actitud tan inusual en el mayor, repercutiendo en su cuerpo.

— Estás muy frío, hyungie.

— Es el frío que me deja tu desprecio y tus tratos violentos.

— Deja de ser dramático – se quejó, ignorando nuevamente a Taehyung quien lo abrazó por la espalda, introduciendo sus manos en los bolsillos del abrigo de Jungkook quien no se opuso – ¿estás ansioso o estresado? – el mayor murmuró algo que su novio no pudo identificar como respuesta, comenzando a frotar su nariz entre los cabellos rubios, alborotando aún más —. Solo cuando estás nervioso, estresado o ansioso tienes las manos frías. ¿Te sientes bien?

— Lo estoy, no te preocupes si estoy frío, es el efecto de nacer en invierno – una risa nasal fue la respuesta de su bonito novio – no me gusta, pero debo vivir con eso.

— ¿Cómo puedes odiar el frío?

— Porque sufro alergias, pero si prometes que me darás calor, entonces puedo sobrevivir a cualquier crudo invierno. Hey, este año podremos ver nuestra primera nevada juntos.

— ¿Y eso por qué es importante?

— Dicen que, si ves la primera nevada junto a la persona que amas, su amor perdurará por siempre, incluso si ellos mismos dejan de existir.

— ¿Tú crees ese tipo de cosas?

— Creo en lo que tengo enfrente – murmuró el mayor, deteniéndose frente a su auto, con Jungkook esperando a que decidiera abrir de una buena vez las puertas, revelando la visión más etérea para Taehyung; regocijándose al tenerlo ahí con las mejillas rosadas, con esos labios brillantes debido al bálsamo que se había colocado y que había sido casi retirado en su totalidad entre los besos robados —. Creo en eso que incluso ahora puedo tocar, porque lo que tengo ante mis ojos es completamente imposible de ignorar.

— ¿Dices que lo que dure nuestra relación dependerá del clima?

— No. Lo que digo es que el ver una primera nevada sería el sello de nuestro amor, es más, si quieres podemos invocar una enorme ventisca con tal de que no te alejes nunca de mi lado.

— ¿Por qué eres tan cursi de repente? – cuestionó Jungkook, sintiéndose incómodo y al mismo tiempo sonrojándose —. Además, dices cosas imposibles, las nevadas no serán hasta diciembre, no hay manera que veamos una nevada ahora, así que si basarás nuestra relación en imposibles no quiero.

— Prometo sorprenderte.

Con esa simple frase dio por terminada la conversación, no mencionaría absolutamente nada que se saliera de su control, esperaba poder guardar el secreto del verdadero fin de aquel viaje. Deseaba que todo saliera a la perfección y no un fracaso más en su triste intento de conquistar aún más el corazón de su novio.

Casi dos horas de viaje hacia el aeropuerto, catorce horas de vuelo de Seúl hacia Inglaterra, una espera larga de cuarenta y cinco minutos mientras lograban obtener un servicio de taxi que los llevara hacia su hotel, media hora de viaje hacia su destino donde podrían descansar y finalmente ahora estaban a escasos metros de la puerta de su habitación.

No habían llevado mucho equipaje, ya que sería un viaje de cuatro días, ¿valía la pena? Eso era algo que Taehyung seguía cuestionándose y no porque se sintiera mental y físicamente agotado, si no más bien su preocupación radicaba en Jungkook, quien había estado lo suficientemente callado durante el viaje. No se quejó cuando sus asientos fueron dos separados, al menos estarían en la orilla, pero Taehyung sabía que su bonito novio quería poder estar en la ventana.

Al menos había conseguido cambiar sus pasajes por unos en primera clase para estar de vuelta en Corea. Ahora tenía una nota mental en su memoria, nunca, jamás en la vida le dejaría una simple tarea como comprar boletos a una simple asistente. Quizá ella no tenía la culpa de todo, pero joder, el viaje debía ser un poco más llevadero y no una tortura, en especial por cierto detalle.

— ¿Quieres tomar un baño? – cuestionó Taehyung, con la voz cansada, los músculos tensos y con los ojos casi a punto de cerrarse, pero tenía la creencia de que un baño caliente les ayudaría al ambiente frío.

Las luces tenues hicieron justicia con su vista cansada, lo cual agradeció y aún más cuando Jungkook mismo se detuvo a apreciar la habitación porque de esa manera sus cuerpos chocaron el uno con el otro. Taehyung abrazó la espalda ajena, sacándole un suspiro, el cual parecía perfecto para destensarle los músculos.

Se atrevió a pasar sus manos por los hombros ajenos, apretando un poco donde encontró tenso, teniendo a Jungkook rendido ante lo bien que se sentían las caricias. Intentó dejarle un beso en la sien, pero Jungkook reaccionó tan pronto, no dándole paso a que ocurriera nada más y mucho menos cuando notó lo grande y cómoda que se veía la cama.

Avanzó lentamente, observando cada detalle del lugar, todo muy estético, romántico, elegante, tan Londres, tan extranjero y tan fuera de lugar a lo que él una vez pudo ver.

— ¿Podemos pedir la cena?

— ¿Ahora? Pensé que preferirías relajarte – Taehyung observó cada movimiento de Jungkook, quien se echó sobre la cama, la cual se hundió con su peso, extendiendo sus brazos a los costados, sacándole una sonrisa cansada al mayor – ¿esto es un llamado para mi cena? Una invitación cinco estrellas.

— ¿Solo cinco estrellas? – cuestionó al mismo tiempo que cubría su rostro con su antebrazo, sintiendo el ardor en sus ojos, escuchó la risa de Taehyung, quizá imaginándolo avanzando como si fuera un tigre en plena cacería —. Deja de pensar con esa cabeza – advirtió de inmediato, sonriendo burlonamente, por lo que acababa de decir, señalando a la nada con su índice, esperando que Taehyung fuera su objeto de acusación —. No es una invitación a un banquete, este es el claro ejemplo de lo cansado que es viajar por horas porque no quiero moverme ni siquiera para tener sexo. Esto es tu culpa.

— ¿Mía?

— Sí, incluso... Creo que el trasero se me desapareció.

El mayor fue al encuentro de su novio, quitando sus zapatos, sintiendo lo esponjosa de la superficie bajo las plantas de sus pies, era como una caricia leve previo a obtener su deseo, buscando ser lo suficientemente rápido como para lograr abrazar el cuerpo ajeno, antes de que se diera cuenta de su plan o que siquiera él terminara como víctima de un buen golpe.

La cama delató el cuerpo extra que hundió con su peso el colchón y Jungkook solo tuvo la fuerza suficiente para hacerle un pequeño espacio, arrastrando su cuerpo rígido hacia un lado, teniendo las manos de Taehyung, acariciando su rostro como si intentara adormecerlo o bien convencerlo de algo.

— Es imposible que eso haya ocurrido, me niego a aceptar algo como eso. No puedes quedarte sin ese bonito trasero solo por un viaje.

— ¡Fueron quince horas sentados! Y no precisamente en tus piernas.

Aún estaba muy ocupado refunfuñando por el dolor que sentía en su espalda baja, podía sentir que su coxis se había fundido junto con la carne de su trasero, llegaba un punto en el que su piel se sentía arder debido a la incomodidad con la tela de sus pantalones. Se giró en su sitio, dejando a la vista esa redondez alzada, una exquisitez para los ojos hambrientos de Taehyung. Pronto el cuerpo de Jungkook se relajó en el medio de un estremecimiento que le recorrió desde su espalda baja hasta la punta del pelo.

Como si se tratara de un rayo atravesando cada zona y espacio que conformaba su cuerpo se invadió de electricidad pura, gracias a esas manos grandes que le masajeaban la carne de manera delicada, gentil y con cierta lujuria porque cada vez que apretaba la zona lo hacía como si deseara arrebatarle el aliento junto con la ropa.

— ¿Mejor?

— Un poco.

— Seguro que no quieres tomar un baño.

— Me siento muy cansado, no quiero moverme – regresó a quejarse una vez más – convénceme...

— ¿Cómo podría hacer algo como eso? Convencer a una persona tan testaruda – sus palabras se volvieron susurros, mientras que sus manos abandonaron la redondez que estaba masajeando, para inmiscuirse debajo de la camisa de Jungkook, quien jadeó ante el contacto, el choque del frío con su piel cálida le robó el aliento —. Tan impaciente – otorgó Taehyung al notar cómo la espalda ajena se alzaba hacia él, buscando mayor contacto – tan exquisito.

Sus labios se posaron sobre la tierna y delicada piel de la espalda, no resistiéndose a dejar choques eléctricos a su paso, mientras que sus labios rozaban delicadamente todas las zonas sensibles, cada punto conformando constelaciones como una perfecta clave secreta, con el patrón grabado a fuego en su memoria.

— Así solo harás que me caliente.

— Mhm. Eso me gustaría mucho, recompensaría el trato frío.

Supo que había hecho mal en el momento que el cuerpo ajeno se tensó, lo tuvo más que claro cuando el rostro de Jungkook salió del refugio de las sábanas para encararlo y estaba más que perdido en el momento que el delicado tacto de la mano ajena le impidió seguir besando su propio delirio.

— Respecto a eso...

— Por favor no hablemos de eso ahora.

— Evitando, no harás que se me olviden las cosas.

— Pero hará que me des un poquito más de tiempo para poder disculparme correctamente.

Jeon suspiró, con cierto deje de decepción, algo que fue como dagas clavándose en el pecho de Taehyung, quien intentó no apartarse del cuerpo ajeno, quizá en una búsqueda de no permitir que el otro se alejara tanto como para dejarlo en ese espacio a la deriva. Jungkook no dudó en enderezarse, sin embargo, ese no fue motivo para tomar distancia, había sido tiempo suficiente de reflexión, era tiempo de estar unidos y eso se lo intentó expresar colocando sus manos en las mejillas de Taehyung.

— Hyung – el mencionado abultó sus labios porque sabía que ese llamado estaba cargado de algo más que solo una simple forma de referirse a él – lo que pasó en casa no fue tu culpa.

— Me habría gustado poder evitarte el gusto amargo de eso.

— Es imposible que tengas todo bajo tu control y lo tienes que entender. Mis reacciones, las del resto del mundo, se sale del poder en tus manos para hacer las cosas distintas y eso no está mal. ¿Okay?

— De acuerdo, – murmuró con pesadez, casi como si odiara aceptar aquella realidad – es solo que no me agrada saber que la persona que amo tuvo que enfrentarse a esa situación.

— Está bien, no es la primera vez que ocurre. Soy fuerte de aquí – señaló un lado de su cabeza, para luego bajar las mano que estaba en el rostro ajeno, dejando un fantasma de calor que pronto se trasladó a las manos del mayor, las cuales entrelazó y llevó a su pecho – y aquí... tú me das fuerza para saber que me amas, que estás comprometido con lo nuestro aunque el resto de personas no lo entienda.

Taehyung se acercó lentamente hacia Jungkook, quien de inmediato aceptó la cercanía, terminando con sus frentes juntas, llenándose así el uno del otro, reponiendo fuerzas, recargando la batería que les daba el impulso para seguir adelante, estando seguros de que podrían avanzar con seguridad.

— ¿Te sientes más ligero? – cuestionó Jungkook al sentir las manos ajenas paseando por su cuerpo, yendo desde sus piernas, subiendo un poco por su torso y regresando hasta encontrar nuevamente sus muslos.

— Aún podemos tomar ese baño.

— Bien, podemos tomar ese baño si así lo quieres. Aunque no estoy muy seguro de qué tan amplio sea.

— Estamos en Londres, no puede ser peor que ese hotel de paso en Busan.

— ¡Oye! Le tomé aprecio a ese lugar.

— Era un criadero de alimañas, admítelo. El baño fue de los peores escenarios, creo que pude utilizarlo para ducharme, solo porque eras tú quien me distraía, pude terminar ese horrible momento.

— Dramático.

— Realista, mi amor. Ahora, qué te parece si vemos el cuarto de baño.

— Ve tú, estoy muy cómodo aquí – el mayor alzó una ceja por lo mencionado mientras observaba cómo nuevamente su novio se dejaba caer sobre el colchón – si es lo suficientemente amplio, vuelves aquí y me llevas.

— Yo también estoy cansado y pesas, amor.

— Eso no decías hace unas noches cuando me tomabas a tu gusto.

— Caliente se sube la adrenalina – Taehyung sonrió amplio, pero aceptando la petición de su novio, acercándose al cuerpo ajeno, pesándose un poco más sobre este para por fin dejarle un beso en esos labios, un tanto resecos debido a la falta de hidratación, pero eso no evitó que tomara el belfo inferior para chupar y devolver la vitalidad a de los, dejando el bonito color salmón – ya regreso.

— Okay.

— ¿Y si no es lo suficientemente amplio?

— Tendrás que ir por la cena mientras yo tomo el baño a solas.

Debía ser una jodida broma de mal gusto, porque aunque la confianza invadió el cuerpo de Taehyung para moverse tan elegante como le fue posible, casi coqueteando con su novio quien se sonrojaba al ser víctima de cada mirada furtiva, cada beso al aire y uno que otro gesto coqueto, eso no le bastó para contener su expresión de desconcierto, lo cual provocó una carcajada que hizo eco en las paredes de esa habitación.

— Por favor que sea algo delicioso – pidió de inmediato, no esperando a lo que diría Taehyung.

— Podemos ducharnos mientras te sientas en mis piernas.

— Nuh uh. Tú aceptaste esto ahora cumple.

— Okay, lo haré. Revisaré el servicio a la habitación.

Jungkook se puso de pie, mientras que Taehyung buscó el teléfono de la habitación, para pedir algo decente, teniendo dificultad al momento de leer el menú y los horarios en los cuales trabajaban, afortunadamente su poco conocimiento del inglés le ayudó a descifrar que aún estaban en horas disponibles para utilizar los servicios.

Mientras el mayor se perdía entre un mar de traducciones con su teléfono, sintiéndose frustrado por no saber cómo poder pedir algo, Jungkook decidió perderse de la vista ajena, ingresando al baño, dejando salir un suspiro cansado en el momento que su vista se llenó de aquel reducido, pero acogedor espacio.

No tardaría demasiado, de eso estaba seguro, solo sería un baño rápido el cual le quitara el dolor en sus músculos, quizá también le ayudaría a drenar los últimos dos días de su vida, donde sin esperarlo conoció a los padres de Taehyung.

Sus manos quitaron con algo de pereza la ropa, revelando su piel nívea con tintes oscuros en su brazo, observó aquellos detalles, diseños, ilustraciones que conformaban un todo en ese espacio de su brazo, sonriendo gustoso porque verdaderamente se sentía orgulloso de aquella creación, aunque eso mismo fue algo polémico en su primer encuentro con los padres del mayor.

Posiblemente, la situación haya sido la óptima para que todo saliera tan mal, porque ese mismo día estaban regresando de obtener el pasaporte de Jungkook, uno que casi no obtiene a tiempo; el tráfico había estado en su contra lo suficiente para hacerlos demorar una hora más de lo que tardarían; como sorpresa el clima que había estado particularmente fresco, 'pareció tomar la decisión de hacer que ese día fuera caluroso; para finalizar, ambos, jamás, nunca, ni en sus más alocados falsos escenarios se habrían imaginado tener a los padres de Taehyung en la recepción del edificio.

Al principio se les veía sonrientes de ver a su hijo, divirtiéndose con un amigo, aunque el gesto fue borrado en el segundo que vieron cómo Jungkook le dejaba un beso en la mejilla, mientras que intentaba convencer a Taehyung de ser él quien cocinara esa noche.

"Queríamos saber cómo estaban las cosas... pero vemos que estás ocupado"

Esas fueron las palabras del hombre mayor, quien no se detuvo en ver de más el aspecto de Jungkook, quien no vaciló en bajar la mirada. Ese mismo día se había perforado nuevamente las orejas, dejando a la vista sus nuevas joyerías, seis para ser exactos, todos conformados en pequeños aretes que se unían en una hilera brillante. Su cabello lo había vuelto a teñir para que el color reviviera, llevaba puesto un crop top negro ajustado a su torso, el cual dejaba más que en evidencia ciertos artilugios en sus pezones y para colmo de cualquier padre conservador, tenía a plena vista sus tatuajes.

El estereotipo perfecto, esos que cualquier hombre de mediana edad diría a su hija. Ese tipo no te conviene. Vivió un universo paralelo cuando ambos padres decidieron pasar al apartamento, encontrándose sorprendidos por la aparición de Bam y Yeontan, los cuales Jungkook se encargó de consentir por unos minutos, con tal de entretenerlos lo suficiente.

Aunque Taehyung persuadió a sus padres para que se retiraran mencionando cosas sobre su viaje, lo cansado que se hallaba y lo mucho que necesitaba descansar, fue Jungkook quien terminó por tomar la decisión de darles privacidad, tomando a ambos hijos con sus respectivas correas.

"Llevaré a los niños... a"

Esa simple frase había dado paso para que miradas críticas y llenas de horror se posaran tanto en Jungkook como en Taehyung, quien nuevamente les insistió en sentirse agotado para que la visita no se extendiera. A pesar de que Jungkook intentó no escuchar nada, o hacerse a la idea que nada de eso estaba ocurriendo, las palabras viajaron mucho más rápido de lo que su mente pudo hacerse a la idea de ignorar.

"Estás viviendo con un hombre. ¿Son amigos... o algo más?"

Esa frase tan simple hizo que el ambiente en su hogar se sintiera asfixiante, decidiendo finalmente salir a pasear a Bam y Yeontan, aunque en realidad aquello terminó con él sentado en una de las bancas del parque cercano a casa, con ambas mascotas disfrutando el aire fresco de la tarde.

Cuando regresó ya no estaban aquellas personas, Taehyung se disculpó por la falta de cortesía por parte de sus padres, a pesar de que los saludos cordiales se habían dado entre ellos, no quitaba el hecho de que las miradas de ambos mayores eran de completo desconcierto.

— Amor, ¿aún no terminas? – la voz de Taehyung se escuchó ahogada y un poco baja – tuve que salir del hotel, encontré un restaurante pequeño donde pedí comida, será mejor comer ahora mientras está caliente.

No hubo respuesta por parte de Jungkook, pues se sentía muy cómodo en la bañera pequeña, con las piernas encogidas, abrazándolas, posando su mejilla sobre sus rodillas. ¿Tanto tiempo había tardado dando vueltas a sus pensamientos?

— ¿Jungkookie? – la puerta se abrió lentamente, cosa que no le molestó al mencionado, quien observaba con esos ojos grandes, brillantes y llenos de anhelo hacia la persona que se atrevía a ingresar – ¿qué ocurre? ¿Te sientes mal? ¿Jet-lag?

— No. Solo estaba pensando.

Taehyung avanzó por el cuarto reducido hasta llegar a la bañera donde estaba metido su novio, su mano se aventuró a tocar el agua para saber qué tan caliente se encontraba, sorprendiendo al notar que estaba tibia, casi llegando a una temperatura baja.

— Así que pensando – susurró, llevando su mano por sobre la superficie del agua, como si se tratara de un barco sin rumbo, encontrando la constelación perfecta para llegar a su próxima costa segura, siendo esta la piel de Jungkook erizándola, creando un recorrido de montañas elevadas hasta acunar el rostro ajeno – ¿es malo?

— No, solo es... son pensamientos repetitivos.

— ¿Sobre?

— Tú – murmuró bajo, deleitándose con el tacto sobre sus mejillas que delineaban sus rasgos —... yo... y tus padres entrando en pánico por saber que su hijo está con un hombre que le dice niños a sus perros.

Sabía perfectamente que eso saldría a luz, el mayor agachó la cabeza, asintiendo con desgano debido a los muchos escenarios que inventó en su cabeza, previendo ese instante, dejándolo en uno muy tranquilo a decir verdad, porque Jungkook se veía relajado, cansado, pero sin rastro de molestia. Jeon tomó la mano que acunaba su mejilla, no dejándola caer, llevándola hasta sus labios, donde dejó un beso en el dorso, en la punta de los dedos, en la parte media de los largos dígitos, en la palma, dejando una sensación de cosquilleo.

— Nunca pregunté, ¿qué hablaron cuando me fui? Quería que tú lo mencionaras, pero me rendí de tanto esperar – Taehyung alzó la mirada con la angustia invadiendo esos bonitos orbes – no tengo tanta paciencia, mi amor, lo lamento, pero necesito saber qué dijeron de mí. No porque me afecte... yo solo quiero saber si al menos... en algún punto de nuestra relación tendré que enfrentarme a ellos nuevamente o si todo se limitará a tratos apenas cordiales.

— ¿No prefieres salir de ahí y hablar esto mientras comemos?

— ¿Prometes no arruinar la comida?

— Lo prometo.

— Bien.

Jungkook se enderezó solo un poco, estirando lo más que le permitía el espacio reducido para, luego, ponerse de pie, dejando a la vista la piel desnuda, brillante por el agua, con gotas recorriendo cada línea fina. Una verdadera exquisitez para Taehyung, quien le ayudó a salir para que no resbalara, tomando una toalla para poder secar de manera correcta ese cuerpo.

La tela era gigantesca, nada comparado a lo que estaba acostumbrado, podría cubrir perfectamente el cuerpo de Jungkook, aun así no se distrajo de su tarea, secando cuidadosamente la piel, arrodillándose para pasar lentamente por los muslos ajenos donde dejó un recorrido de besos, subiendo al mismo tiempo la toalla secaba los restos de agua.

Salir de aquel espacio fue como si atravesara la mejor de las caminatas hacia la guillotina, porque Jungkook se negó a usar la toalla para cubrirse, saliendo al desnudo hacia la habitación, teniendo a Taehyung siguiéndolo de cerca. Deleitándose con la vista de su novio, delirando con esas manos que pasaban por la piel delicada, cambiándose como si fuera la cosa más normal del planeta y no el delirio de su novio.

Una vez estuvieron ambos sobre la cama, con la comida servida frente a ellos, fue Jungkook el que hizo un gesto hacia el mayor, miradas que podrían ahorrarles miles de palabras, muecas que eran parte de un lenguaje único entre ambos.

— ¿Entonces...?

— No fue la gran cosa – inició Taehyung, metiendo un bocado grande para dejarle las mejillas llenas de comida – preguntaron cosas como si nosotros vivíamos juntos, si solo éramos compañeros de apartamento o...

— ¿O... eras quien la ponía o te la ponían? – Taehyung se ahogó con la comida, sacándole una sonrisa burlona a Jungkook al lograr hacer que se riera, relajándolo por completo – ¿qué? ¿No te preguntaron eso?

— Algo así, solo que más decente – Jungkook encogió sus hombros, mientras que empujaba su mejilla interna con su lengua —. En realidad mi madre lo preguntó porque dijo que tenía cierto presentimiento, que mis gustos eran diferentes, así insistió en que necesitaba saberlo, fue incómodo – eso sorprendió a su novio, quien le observó fijamente —. Cuando les dije que sí, teníamos una relación, se lo tomaron mejor de lo que esperé, aunque a mi padre casi le da un derrame en el lado izquierdo de la cara, debiste ver la mueca que hizo.

Causaba gracia si lo recordaba desde una perspectiva alejada, menos tensa y conociendo el resultado de toda esa visita. Aunque ciertamente nada lo preparó para lo que siguió, ya que, luego de haber soltado la bomba, su madre comenzó a decir incoherencias sobre sentirse aliviada de que su huida a Busan fuera para alejarse de Jimin e insinuando una pelea entre Namjoon y él.

Ella había creído que mantenía una especie de amorío con Jimin, siendo él quien decidió salir de aquel ambiente estresante. Su padre descartó esa idea de inmediato y Taehyung no podía estar más de acuerdo con él, al menos en esa situación su padre tenía muy claro cuáles eran los roles de esa relación. No hicieron muchas preguntas respecto a Jungkook, nada que no fueran las típicas dudas sobre qué clase de persona había dejado entrar a su vida, limitándose a mencionar la pasión por el arte de su precioso novio, su nuevo empleo, siendo esta la razón de haber regresado un poco antes a Seúl.

Sus padres debían tener mucho por digerir, porque cada vez que escuchaban el ascensor en el pasillo se tensaban pensando que en cualquier momento entraría Jungkook, así que antes que aquello ocurriera, ellos mismos decidieron dejar a su hijo en paz. Los mayores sentían un sentimiento agridulce debido a la situación, sin embargo, entre sus conversaciones llegaron a la conclusión que le darían una oportunidad a ese novio extrovertido de su hijo.

— Así que soy como una especie de estereotipo de novio que los adolescentes crean para que sus padres los acepten – mencionó divertido haciendo que el mayor hiciera una mueca entre convencido e inconforme – me habría gustado que me conocieran como realmente soy, pero está bien, pueden conocer esa parte decente de mí. Luego, si ellos permiten el contacto, verán que soy mejor que solo eso.

— No lo digas así mi amor, eres maravilloso. Dales tiempo de asimilar a su debido tiempo, ¿puedes?

— Hyung, mi relación es contigo, no con ellos. Aunque me encantaría mantener la armonía entre la familia, eso no lo decido yo. Así que por ahora me alegra saber que no opinan cosas horribles – Taehyung sonrió de lado, poco convencido, con un sabor agridulce, pues aunque había evitado la conversación incómoda por miedo a la reacción de Jungkook, este ni siquiera se molestó en poner importancia más allá —. Anímate un poco, si te quedas sin familia estoy seguro de que la mía te recibirá muy bien. Nana estaría encantada.

— No sería eso como incesto.

— No compartimos sangre, y eres mi familia por decisión, así que... — Taehyung sonrió más amplio al escuchar ese descaro impreso en las palabras, aventurándose a dejar un beso en los labios brillantes por la grasa de la comida – ¿estamos bien?

— Sí. ¿Tú, estás bien con todo esto? – Jungkook murmuró una afirmación, asintiendo para reafirmar su respuesta, obteniendo más contacto con esos labios que le alimentaban el alma —. Gracias por estar en mi vida.

— Gracias por permitirme estar aquí contigo, por decidir vivir una existencia más.

Era un ambiente muy íntimo, de esos pocos que disfrutaban compartir por las noches, con anécdotas sobre lo que ocurrió en el día, con Jungkook emocionado por no decir que se encontraba muy indeciso al no saber qué pintar, tampoco tener muy claro cómo llevar a cabo los talleres de dibujo y pintura. Con Taehyung apoyándolo para que siga a su corazón sin temer a equivocarse. Con una pareja construyéndose pieza a pieza.

El cansancio los venció por completo, luego de terminar la cena, en especial a Jungkook quien nuevamente se dejó caer sobre el colchón, murmurando cosas como lo cómodo que se sentía en esa amplia cama, recibiendo besos en todo su rostro como pequeños rastros de afecto que lo arrullaron hasta hacerlo cerrar sus ojos.

— No te duermas – pidió Taehyung, aun sin separarse del rostro ajeno – espérame para dormir juntos, por favor, aún debo bañarme.

— De acuerdo, te esperaré – su voz era ronca, perezosa y sus ojos se mantuvieron cerrados. Una risa nasal salió a la luz cuando percibió besos en sus párpados – ¿qué haces?

— Intento convencerte de abrir tus ojos bonitos.

— Así solo lograrás lo contrario – el mayor abultó sus labios, pidiendo silenciosamente para que Jungkook lo esperara – ve a ducharte, prometo esperar.

— Ya regreso.

Se puso de pie tan rápido que llegó a casi tropezar con sus propios pasos, provocando que Jungkook riera a carcajadas, con Taehyung más que avergonzado, pero no dejando que eso le distrajera de adentrarse en el cuarto de baño.

Se dio una ducha ligera, de esas que ni siquiera duraban diez minutos. Teniéndolo con el cabello seco, algunas gotas resbalando por su piel y estando muy perezoso para buscar lo que usaría para dormir, gracias a que el clima era bastante frío, no podría quedarse solo en pantalones de pijama. Se aseguró de sacar su ropa y dejar listo lo que se pondría a la mañana siguiente.

— Tardaste mucho – se quejó, sintiendo cómo su novio ingresaba debajo de las sábanas, para finalmente acoplar su cuerpo al impropio, quedando en la pose de cucharita, con Taehyung aspirando profundo en el cabello rubio – estás frío.

— Sh, calla y dame calor.

— Mhm, me gusta como suena eso – aún mantenía sus ojos cerrados, pero logró hacer que su cuerpo adormecido se removiera en su sitio, haciendo que su trasero se frotara contra la entrepierna ajena – ¿así está bien?

— No esa clase de calor, sucio pervertido.

Las manos de Taehyung buscaron las de Jungkook entrelazando sus dedos, creando así la llave perfecta para dejar inmovilizado a su bonito novio, quien no amagó hacer más movimientos, dejándose caer en un profundo sueño, cálido y tranquilo.

Quizá la mentira no era la mejor manera para fortalecer una relación, pero vaya que valía la pena el caer ante las falsas menciones de Taehyung sobre el trabajo que debía realizar, porque todo aquello terminó con ellos en un mini tour artístico; donde visitaron museos de arte, llenos de pinturas reconocidas solo con el fin de darle a Jungkook la oportunidad de su vida de inspirarse en la historia artística detrás de cada imagen plasmada con óleos, esculturas, cerámicas y demás.

Le había insistido en llevar su cámara con la triste excusa de que cualquier momento sería perfecto para dejarlo guardado en una fotografía. Por supuesto que no se le permitía tomar ni una sola imagen dentro de los museos, pero Taehyung era el genio de sobre pensar todo, planear hasta el más mínimo detalle, e incluso tomar en cuenta los pequeños inconvenientes que encontrarían, todo con el fin de no arruinar su experiencia.

Era inusual la libertad que podían tener en un país extraño al propio, nadie les conocía, tampoco los juzgaban si los veían tomándose las manos, dándose pequeñas muestras de afecto e incluso esos tiernos toqueteos. La pasión por su profesión invadió a Jungkook al intentar tomar fotos del perfil de su novio, aunque casi son retirados de uno de los museos debido a su impulso de usar el aparato.

Para la hora del almuerzo, Taehyung le extendió una libreta vacía que había llevado en el caso de que surgiera alguna idea de un boceto, Jungkook se derritió de amor y es que el hecho de que fuera su cumpleaños hacía aún más mágico todo. Los detalles, las conversaciones, incluso el momento en el que decidieron comenzar caminar a la deriva, sin rumbo aparente.

La libreta con algunos trazos en su interior era celosamente resguardada entre su bolso de la cámara, mientras que ellos tomaban la decisión de tomar algo caliente antes de seguir andando.

— Estoy exhausto – dijo con voz cansada, dejándose caer en una de las tantas bancas que se encontraban por el camino – me duelen las piernas, los pies... — sus quejas se detuvieron al notar que su novio no estaba colocando su atención en eso – ¿Amor? ¿Tae? ¡Hyung!

— ¿Uhm? – el mayor alzó la mirada, aun estando perdido en sus pensamientos, observando la pantalla de su teléfono – ¿qué ocurre?

— Dije que ya me cansé.

— ¿Quieres descansar ahora? – la mueca del mayor fue confusa para Jungkook, quien no comprendió por qué su novio parecía indeciso – crees poder resistir solo un poco más. Prometo que falta muy poco.

— ¿Para qué?

— Encontrar un lugar donde descansar y poder comer – no lo había mencionado de manera convincente y Jungkook entrecerró sus ojos en símbolo de su incredulidad ante esas palabras —. Hablo en serio.

— ¿Qué estás ocultando?

— Recuerdas que para convencerte de que vinieras te dije que tenía trabajo – Jungkook asintió a secas, sin quitar su ceño fruncido – bien, pues esto es algo similar¿puedes confiar en mí?

— Confío en ti amor, lo que no resisto es dar un paso más – su expresión fue la más tierna que había visto Taehyung, con los labios abultados, los ojos en una expresión de adorable perrito, con un brillo irresistible, las mejillas rosadas daban el toque de inocencia y que de pronto estirara los brazos con las manos extendidas, abriéndose y cerrándose, pidiendo un abrazo, fue el combo perfecto para tener a Taehyung rendido a sus pies – ¿podemos descansar ahora?

— ¿En serio no resistes?

— ¿Cinco minutos? – la voz ahogada de Jungkook hizo derretir el corazón del mayor, abrazándolo mucho más fuerte como si con eso lo quisiera proteger de todo lo que existía en el exterior – por favor. Estoy muy cansado y me duele la rodilla.

— ¿Tú?, pero si eres el ser más atlético, inquieto, revoltoso que he conocido y te rindes ante una simple caminata.

— Llevamos caminando horas.

— Okay – se rindió con facilidad ante los chantajes, considerando de que podían tomar esos breves cinco minutos, apreciando la naturaleza a su alrededor. Dejó un beso en la frente despejada, o al menos lo que quedaba a la vista, pues el gorro que utilizaba le cubría la mitad de la frente – descansemos cinco minutos.

— Gracias... — aspiró profundo mientras se llenaba de la de la esencia tan particular de Taehyung, esa que siempre combinaba la crema corporal con aroma a avena, aunque ahora se agregaba cierto gusto extraño – ¿estuviste fumando?

— ¿Qué? – la sonrisa de Taehyung vaciló mientras que la situación hilarante de tener a Jungkook abrazado a él olfateando como lo hacía Bam o Yeontan le parecía algo demasiado extraño – Jungkookie, ¿qué haces bebé?

— Juro que hueles como a humo de tabaco.

— No he fumado en todo este tiempo, además cómo sería eso posible si hemos estado todo el día juntos.

Tenía mucha razón en aquel pensamiento lógico, habían estado uno al lado del otro todo ese tiempo, pero no podía dejar de sentir cierto aroma a tabaco, aunque pronto se le unió un leve gusto a whisky. Jungkook alzó la mirada hacia su novio, quien aún mantenía la ceja alzada esperando que aquel episodio extraño terminara.

Aunque lo que esperaba el mayor como una respuesta hablada, terminó siendo un juego de tomarse las manos mientras se dejaba guiar por Jungkook por uno de los caminos del campo. Taehyung tuvo cierta curiosidad por saber a dónde se dirigían, pero un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando reconoció ciertas vallas dañadas, invadidas por plantas trepadoras.

Ambos se observaron, manteniendo el silencio, avanzando aún más rápido de lo que habían estado caminando, sintiendo el aire frío entumecerles la piel, las gotas de la ligera lluvia eran como dardos o pequeños alfileres impactando sobre sus mejillas y sus corazones estaban sintonizados en un mismo latir frenético esperando que aquello fuera realidad.

El camino rústico con tierra, demasiada maleza en los extremos, la marca de llantas que dividían perfectamente el paso donde andaban los pocos vehículos les trajo un sentimiento de nostalgia y fue aún más cuando por fin llegaron a encontrar esos muros. Una estructura de ladrillos que resguardaba la mansión inglesa, en el medio de un campo.

Se veía como una imagen congelada en el tiempo, a pesar de que hayan pasado décadas, los jardines de los alrededores se veían muy bien cuidados, quizá ya no estaban las flores que adornaban todo el espacio, cosa que Jungkook anhelaba mirar. Tampoco se podía observar qué había más allá de los barrotes de hierro, donde Taehyung esperaba que aún estuviera la galería donde varias tardes estuvieron compartiendo lecturas, días de verano jugando con un pequeño niño inquieto, frescos atardeceres de otoño donde bailaron lentamente al ritmo de su propia melodía y frías noches de invierno donde la magia parecía condensarse en pequeños copos de nieve.

— Es...

— Justo como la pintaste – murmuró Taehyung, abrazando por detrás a Jungkook, deleitándose con la vista frente a ellos – quería traerte aquí.

— ¿Por qué?

— No lo sé, fue algo que necesitaba hacer, como regresar a nuestros inicios, eso que nos dio el punto de partida – dejó un beso delicado, lento, casi perezoso para no despegarse de la sien de Jungkook – está tal cual la imaginé.

— Se ve como si el tiempo no hubiera pasado por ella.

Era verdad, el techo aún mantenía esos detalles bonitos, la chimenea se veía un poco dañada por el paso del tiempo, pero si cerraban los ojos o si se concentraban lo suficiente podrían verla humear. Quizá las paredes comenzaban a dejar de verse antiguas y comenzaban a verse como una estructura fuerte y nueva. Las ventanas no tenían esas feas cortinas blancas que posiblemente se trataban de telas, siendo cambiadas por elegantes metros de tela color corinto, azules o bien amarillas.

Si seguían observando con cuidado y dejando que sus mentes volaran, podrían ver una luz tenue en el interior con ellos en pequeños reflejos de su vida. Estando a solas, observando el atardecer, mirando la naturaleza en una tarde lluviosa, compartiendo noches al lado de su hijo, o quizá todas esas mañanas donde se asombraban con la primera nevada de la temporada.

— ¿Lo puedes ver? – susurró el mayor con su voz ronca y demasiada baja, teniendo a Jungkook recargándose sobre su cuerpo, murmurando una afirmación – es verdaderamente precioso.

— Lo es, parece ser algo mágico.

— Es perfecto para crear nuevas promesas – Jungkook lo miró por sobre su hombro, alzando una ceja – una vez lo hice, por qué no jugarle al destino, apostando por nuestro amor, pero esta vez con un eterno más largo.

— ¿Qué estás diciendo?

— Quiero vivir el resto de mi vida a tu lado Jungkook.

Los ojos grandes, brillantes y casi llenos de inocencia se ampliaron aún más al escuchar esas palabras, siendo reafirmadas con caricias, mientras que Taehyung lo hacía girar entre sus brazos para encararse. Teniendo el rostro ajeno acunado entre sus palmas, esperando una reacción de su novio.

— ¿Me aceptarías una vez más?

— Eso dependerá de muchas cosas.

— ¿Sí? – mencionó incrédulo, pero a la expectativa de lo que podría salir de esos bonitos labios. Jungkook asintió lentamente teniendo al mayor más que ansioso por lo que diría — ¿Como qué?

— Depende, ¿te consideras una persona paciente? Soy una persona difícil de tratar.

— Ah, así que esa es tu excusa. Bueno... Quizá tengas un poco de razón – pellizcó la mejilla derecha ajena, provocando que esta se tiñera de un intenso rosado – ¿crees que eso es suficiente para alejarme? ¿Estás seguro?

— Sí, no eres tú mi amor, soy yo – abultó sus labios, incluso atreviéndose a jadear con desgano, un verdadero dramático, digna actuación de un Óscar – tiendo a ser desesperante, orgulloso, caprichoso...

— No olvides que eres completamente insaciable, jodidamente adorable y la perfecta pieza que encaja en mi corazón.

— ¿Hablas de tu pene entrando en mí?

— También de eso.

Si a alguno de los dos le dieran la oportunidad de regresar a un punto específico del pasado, arreglar algo que hicieron, enfrentar sus decisiones para evitar alguna, ambos podían asegurar que no lo harían. Porque todo lo que habían pasado durante su vida actual los llevó a estar ahí en el medio de un campo inglés, reviviendo las memorias de una vida pasada.

Dos almas viejas, dos enamorados que vivieron con tanta intensidad prometiéndose regresar a los brazos del otro para por fin amarse correctamente. Crecer, equivocarse y vivir una vida plena al lado del otro, eso sería su único final porque no importaba cuantas veces Jungkook haya preferido evitar decir las cosas o bien todos esos momentos de crisis de Taehyung, siempre estarían para el otro.

Amándose, protegiéndose, conociendo cada pequeño espacio de su complemento, quedando perdidos y congelados en el tiempo como una promesa hecha en un verano, que perduró hasta la siguiente primavera y siguió a pesar de atravesar el más crudo invierno.

— Sabes qué sería perfecto en estos momentos – casi ronroneó Jungkook, perdido en la mirada enamorada del otro, quien murmuró una respuesta – que nevara.

— Pide las cosas en alto mi amor – susurró Taehyung, acercando más el cuerpo ajeno hasta pegar su frente con la contraria – deséalo con tanta fuerza porque puede que la vida te complazca.

Jungkook quiso negar aquello, quizá muy convencido de que eso solo sonaba muy bien para mencionarlo de manera poética, proviniendo de los labios rosados y románticos, que siempre endulzaban sus oídos como la miel empalagaba su paladar al beber su té preferido. No importa si fue una fracción de segundo o si fueron segundos infinitos, la vida tomó su parte en ese bonito momento, haciéndolo estremecer cuando algo se adhirió contra su mejilla.

El mayor sonrió al notar el sobresalto contrario, llevando su dedo para intentar quitar al pequeño intruso, que a pesar de sus esfuerzos este se desvaneció con el calor del rostro de su novio.

Porque sí, aquel deseo de Taehyung de declararle su amor a Jungkook en la primera nevada del año se había hecho realidad, dejándoles ver pequeños rastros de copos de nieve cayendo apenas, el frío estaba convirtiendo la llovizna ligera en magia fría, copos cargados de esperanza, de promesas y anhelos.

— Está nevando. Joder, por qué no funciona igual cuando pedía dinero – la risa del mayor lo distrajo de sus quejas, haciéndolo mirar hacia el frente – ¿esta es tu magia? ¿Acaso lo provocaste?

— Quién sabe, quizá fuimos ambos, quizá sea una coincidencia – acercó sus labios a los contrarios, dejando un insulso espacio entre ambos donde el aire cálido que exhalaba Jungkook era el nuevo oxígeno que respiraba Taehyung, tomando eso como un elixir de valor —. Lo que sí puedo estar seguro es de una cosa. Esta es mi promesa que nuestro amor perdurará. Porque yo en serio, de verdad amo la idea de haber caído ante ti, de estar Perdido en ti...

— Siempre tan empalagoso y cursi... me encanta.

— Sabes qué puede ser aún más que eso – no hubo respuesta en voz alta, pero sí que hubo una murmuración que le dio paso a Taehyung de seguir – si lo quieres saber entonces cuenta conmigo amor.

Cinco... Fueron los años que estuvimos separados.

Cuatro... Las décadas desde que tuvimos nuestro primer encuentro, yo apenas un niño y tú todo un adulto.

Tres... Las circunstancias caprichosas que tuvo el destino de separarnos.

Dos... Las vidas que pude llevar en una misma existencia para reencontrarme contigo.

Una... La vida que deseo pasar a tu lado. 

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