Capítulo 76
Soltando un suspiro, el pelirosa omega dejó de barrer y contempló a su amigo detrás de la barra, limpiando todo al igual que él.
—¿Cómo crees que esté la señora Song? —preguntó, apoyando ambas manos al final de la escoba para luego dejar descansar su mentón sobre ellas.
—Bueno... —torció sus labios y dejó de limpiar para observarle—. Cualquiera estaría mal si recibe una llamada informando que su hija está en el hospital —indicó.
—Espero que esté mejor —hizo un mohín—. Hoy se echaron de menos sus pasteles —observó el mostrador de vidrio completamente vacío entre ellos.
—Ni me lo digas, siempre me regala las cosas que sobran y hoy no hubo nada —gruñó bajito—. Tendré que decirle a Tae que pasemos a comprar comida.
—O podrías dejarle cocinar, sabes que le gusta —le recordó con una pequeña sonrisa.
—Le gusta, pero ese tonto no sabe cocinar nada —resopló y negó.
Jimin soltó una pequeña risita, sabiendo que aquello era verdad. Por más que le gustara al beta cocinar, no había heredado el talento de su padre y eran pocas las cosas que lograba cocinar por su cuenta.
Afortunadamente, su alfa si había heredado su talento y ambos se turnaban para cocinar para el otro.
—¿Ya cambiaste el cartel que dice cerrado? —le preguntó Jungkook, observando el casi termino de un atardecer a través de las ventanas.
—Uh... No, aún no —respondió el pelirosa, observando el cartelito sobre la puerta—. Aún falta para cerrar, ¿no?
—Se nos han acabado todos los pasteles y la señora Song nos dijo que podíamos cerrar más temprano hoy —le recordó—. Podríamos tener abierto un poco más, pero solo tendríamos para ofrecer café y no vale la pena tener abierto una hora más solo para eso —se encogió de hombros.
—Tienes razón, no hay nada mejor como llegar a casa y prepararle la cena a tu pareja —sonrió acercándose a la entrada para dar vuelta el cartel y cerrar con llave—. ¿Taehyung vendrá por ti?
—No lo sé —respondió el otro omega—. Tiene que terminar un trabajo importante en equipo y les queda poco tiempo —explicó—. Si no me viene a buscar, sé que de todas formas aparecerá en mi departamento.
—Últimamente se ha estado quedando mucho contigo, ¿no? —le observó curioso—. ¿Sucede algo? —preguntó e inevitablemente contempló el abdomen de su amigo.
—Ni lo sueñes, Minnie —negó divertido.
—Yo solo me preguntaba —se encogió de hombros.
—Para el caso, tú pareces correr más riesgos con tu pareja que nosotros —bufó.
—Eso es... —balbuceó sonrojado—. Solo un poco —reconoció, volviendo a barrer—. Pero siempre tratamos de tener cuidado, un cachorro no está en nuestros planes aún.
—Ni en el de nosotros —asintió el otro omega—. Taehyung simplemente... Tal parece que sus padres están teniendo algo de problemas en su relación y no se quiere ver envuelto en ello —explicó—. Por lo que cuando se juntan en la casa, se viene conmigo.
—¿Están discutiendo por mi relación con Yoongi? —preguntó, observándole algo culpable, después de todo la señora Min había dejado claro que todavía no estaba bien con su relación.
—No lo sé, no lo creo —contestó—. Si fuera solo eso, Tae me lo habría dicho para así evitar contártelo y preocuparte de más —indicó—. Suficiente tienes con tu tío loco y eso.
—Ni me lo recuerdes —pronunció torciendo sus labios hacia abajo en una tensa mueca—. Hoy simplemente colapsé por ello, por eso me fui solo al departamento —contó con un suspiro—. Hace días que hice un nido en la cama prácticamente con la mayoría de la ropa de mi alfa, es el único lugar en el que me siento seguro cuando no estoy entre los brazos de Yoonie.
—Hey, es comprensible con todo lo que has pasado —expresó—. Cualquiera habría colapsado después de una estresante semana donde has tenido pequeños... Presentes indeseados.
—Indeseados —repitió y observó el suelo—. Hoy me dejó una de mis bufandas llena de sangre y con semen encima, en medio del campus —contó, y se estremeció de solo pensarlo—. Yoongi Hyung me dijo que probablemente pronto saldría, pero... No lo sé.
—¿Por qué no lo sabes? —preguntó Jungkook, acercándose.
—Pasó años sin hacerme nada, creo que puede esperar más hasta volverme loco —contó—. Y sé que le dije a mi alfa que quería volver a mi vida y no permitir que él afectara en todo, pero... Es difícil.
—Lo sé —dijo colocando su mano sobre su hombro—. Ese tipo sacudió tu vida y lo ha estado haciendo por varios días, haciéndote notar su presencia, tardará un poco para ti mismo para que vuelvas a la normalidad.
—Creo que no podré hacerlo realmente hasta que mi tío sea atrapado —suspiro y forzó una sonrisa—. Bueno, nada más de esto, suficiente tengo de ello en mi cabeza como para además estar hablando de ello todo el rato, ¿por qué no terminamos de cerrar y nos vamos a nuestras casas?
—Bien, envíale un mensaje a Yoongi mientras ordeno un poco la cocina, la señora Song dejó todo abandonado antes de irse —explicó.
—Hecho, yo termino aquí —asintió y sacó su teléfono para enviarle un mensaje a su pareja.
Terminando de barrer toda la sala y limpiar las mesas, Jimin observó a su alrededor buscando que faltaba por hacer y apagó las máquinas para preparar los cafés cuando un golpe lo sobresaltó.
Con una mano en su pecho, giró rápidamente y observó a Taehyung saludándole inocentemente desde los ventanales, como si no le hubiera sacado el alma del cuerpo.
Refunfuñando por lo bajo, se acercó a la entrada y le abrió la puerta a su amigo.
—Idiota, me asustaste —refunfuñó.
—Lo siento, Minnie-ah, no fue mi intensión pero la puerta estaba cerrada —explicó con una sonrisa llena de inocencia.
—Estamos cerrando un poco antes, la señora Song no está y nos dio su permiso —explicó y se corrió permitiendo a su amigo entrar.
—Bueno, eso explica mucho, ya estaba pensando que me había tardado más de lo que esperaba —suspiro lleno de alivio—. ¿Y mi Kookie?
—Está atrás en la cocina ordenando —respondió volviendo a cerrar la puerta con seguro—. Kook pensó que no ibas a poder venir por él por ese trabajo importante —comentó.
—Yo hice mi parte, si ellos no terminan la suya no es mi culpa —se encogió de hombros.
—Pensé que era una nota importante —indicó.
—Sí, y por eso mismo ellos se deben de esforzar, no es justo que yo les ayudé cuando les estuve diciendo de antes que debíamos de terminarlo pronto —sonrió—. Iré a saludar a mi omega —anunció antes de alejarse.
Negando divertido, el pelirosa omega contempló a su amigo desaparecer y luego se dispuso a terminar de guardar todo y cerrar. Apagando las luces del frente, fue a la trastienda.
—Espero que no estén haciendo de sus cochinadas aquí —anunció con una sonrisa, entrando en la cocina.
Al no encontrar a sus amigos inmediatamente, frunció el ceño. La cocina estaba limpia y ordenada, por lo que Jungkook ya había terminado con ella.
—¿Chicos? —llamó dirigiéndose a la pequeña salita de descanso donde estaban sus casilleros.
Cuando escuchó ruidos extraños provenientes de la puerta trasera que se encontraba abierta, Jimin inmediatamente tomó su celular y lo desbloqueó colocando las llamadas.
Observando el número uno, el omega respiró temblorosamente antes de observar la puerta abierta.
Avanzando un par de pasos, con el corazón en su garganta, un escalofrío recorrió todo su cuerpo antes de que pudiera salir.
Su lobo se agitó, advirtiéndole del peligro, rogándole porque huyeran muy lejos.
Y entonces, como si hubiera estado esperando su presencia, todo ese aroma desagradable que lo había estado persiguiendo, le golpeó con una fuerte abofeteada.
—Te encontré, mi escurridizo omega —anunció aquella desagradable voz, y entonces el rostro de su tío apareció en la puerta.
Jimin se quedó congelado en su lugar, admirando como el grotesco alfa avanzaba arrastrando con sus manos ensangrentadas el cuerpo inerte de uno de sus amigos.
—No te preocupes, ya quité toda la basura del camino —aseguró, y tiró a Jungkook al suelo frente a él—. Este chico fue un poco más divertido, luchó más que el otro —comentó, observando al dominante omega con diversión.
Quieto y apenas respirando, la mirada del pelirosa omega fue brevemente sobre el hombro de su tío, contemplando a Taehyung con un costado de su cabeza sangrando y algo entre sus manos.
Rápidamente volvió su mirada hacia el alfa dominante, no queriendo delatarlo, pero ya era demasiado tarde.
En el momento en que el beta alzó sus manos, su tío ya se había dado vuelta y alzado su pierna para estrellarla en su estómago, derribándolo y rápidamente abordándolo con golpes crudos.
—¡Déjalo en paz! —gritó, finalmente logrando controlar su cuerpo.
Marcando sobre la marcación rápida a su alfa, dejó caer su teléfono y se lanzó hacia su tío para separarlo de su amigo antes de que lo matara a golpes.
—Vaya, no creí que tuvieras una vena valiente considerando que nunca dijiste nada sin importar cuántas veces te molesté —expresó, quitándose fácilmente a Jimin de encima con un simple movimiento.
—¡No la toques, sucio bastardo! —gritó, alejando esa mano que se posaba sobre su marca.
—No te atrevas a hablarme así —gruñó, agarrando su cabello con firmeza—. Te he esperado ya lo suficiente y no lo seguiré haciendo. Ahora guardarás silencio y nos iremos de aquí —ordenó, utilizando su voz de alfa.
—No, no lo haré —negó enterrando sus uñas en el brazo del contrario, sin la necesidad de obedecer sus palabras gracias a su lazo—. Mi alfa llegará y nos salvará a todos —juró.
La furia fue reflejada en el rostro de su tío.
—¿Qué se supone que va a salvar cuando ya no queda nada? —se burló y golpeó fuertemente a Jimin cerca de su nuca, volviendo su visión borrosa y pronto... Todo se volvió negro mientras pedía auxilio a su alfa.
Fue un suave murmullo, un eco débil en su mente, pero que alteró totalmente a su lobo por los sentimientos que expresó dicho llamado de auxilio.
Algo realmente malo le estaba sucediendo a su omega.
Yoongi no tenía que ser un genio para adivinarlo, ya se había alertado por ello gracias a su fuerte lazo que le informó sobre los sentimientos de su pareja donde la angustia y el horror dominaban, como si no hubiera sido suficiente con aquella extraña llamada.
Y aun así, el que Jimin le hubiera llamado a través de su mente...
El alfa gruñó y observó con apenas controlable rabia a los culpables que habían retrasado su salida para ir con su omega.
—Todos ustedes están muertos —espetó con furia, y se permitió demostrar su superioridad como alfa dominante.
Contenerse no tenía sentido si estaba exponiendo a su pareja al peligro.
Los tipos que le habían rodeado se tensaron, mirándole fijamente mientras por sus ojos pasaban de la comprensión al peligro en el que se habían metido, seguramente por un poco de dinero, a la verdad en las palabras del contrario.
Rápido y letal, Min tomó la navaja con la que le habían estado amenazando hacia solo unos minutos y utilizó sus feromonas amenazantes para impedir que los otros alfas inferiores se movieran, obligándoles a sentir la verdadera presión del verdadero miedo, de la muerte sentada sobre sus cabezas.
Fueron uno, dos, tres y cuatro cortes rápidos y concisos en la garganta de los tipos, cortando la piel de par en par sin siquiera dejarles pensar en lo que estaba sucediendo hasta que fue demasiado tarde.
"Hyung..." imploró aquella dulce voz asustada, aterrada dentro de su mente.
Sin pensarlo, Yoongi abandonó los cuerpos y empujó de una patada el contenedor lleno de basura para cubrirlos en el callejón antes de echarse a correr hacia el trabajo de su chico.
Estaba a menos de una cuadra, no se suponía que tardaría tanto mientras corría, pero de formas, el alfa dominante lo sintió eterno mientras rodeaba la tienda y llegaba por detrás.
Contemplar a su hermano inconsciente en el suelo frente a la puerta abierta, le dejó un mal sabor de boca y confirmó todas sus sospechas.
El desgraciado de Jael le había enviado una maldita distracción mientras iba por su omega.
Ingresando tan silencioso como pudo, pasó por al lado de Jungkook y la furia hormigueó fuera de su cuerpo cuando contempló a su omega inconsciente en el suelo siendo desvestido descuidadamente mientras el imbécil tarareaba una canción.
Cuando sintió la presencia de Yoongi, se quedó quieto, con sus manos deteniéndose a mitad de camino en los pantalones de Jimin.
—Vaya, realmente pensé que esos idiotas podrían deshacerse fácilmente de ti —pronunció, retomando su trabajo, tirando más abajo los pantalones del inconsciente omega, dejándole en ropa interior—. Nunca pensé que podrías ser uno de los míos —expresó sin mirarle.
—Soy diferente a ti —anunció con voz baja y sombría, carente de cualquier emoción.
—Uhm, no lo creo —negó, y acarició el abdomen desnudo de Jimin, deslizando su mano hasta su muslo—. Ambos deseamos al mismo chico después de todo —espetó y le observó sobre su hombro—. Tú también quisiste aprovecharte de su desafortunada vida para hacerlo tuyo.
—A diferencia de ti, Jimin me eligió a mí —le sonrió ladino—. Corrió hacia mí cuando necesitó de ayuda, me observó a mí, me persiguió a mí, aceptó mi marca y él me dio la suya —expresó—. Yo no necesité asustarlo con regalos pobres para llamar su atención —se burló.
La expresión de alfa contrario cambió y de su cuerpo emanó su desagradable aroma lleno de feromonas amenazantes que chocaron con las de Yoongi, siendo superadas inmediatamente por este, lo que molestó aún más al contrario.
—Tan pronto como termine contigo tomaré lo que me pertenece y lo marcaré antes de matarlo para que nadie más pueda observarlo, tomarlo, ni robarlo —anunció, finalmente apartándose de Jimin.
—Ts, ts, ts —negó Yoongi chasqueando su lengua—. No puedes tomar algo que nunca te perteneció —anunció.
Y en el momento en que Jael se levantó del suelo, el alfa Min ya se encontraba moviendo la navaja, realizando el primer corte cerca del hombro del contrario.
—Patético —se burló el contrario cuando alcanzó a esquivarlo por poco, tomando un cuchillo más grande—. Tal vez, terminando contigo, me llevaré a Jimin a mi casa y lo follare todos los días mientras le muestro sus cuerpos pudriéndose, para que se culpe y no corra lejos de mí —sonrió lamiendo sus dedos ensangrentados mientras admiraba el cuerpo inconsciente del pelirosa omega—. Vi que le gusta tener marcas en el cuerpo, le llenaré con las mías en cada espacio disponible para que nunca olvide a quien pertenece —expresó, y le observó con una sonrisa de oreja a oreja—. Dime que tú nunca has tenido el mismo pensamiento —se burló.
Sin dejarse caer en las obvias provocaciones del contrario, Yoongi mantuvo su cabeza fría mientras se lanzaba al primer ataque, gruñendo con molestia cuando el otro alfa fue capaz de esquivar sus golpes.
Tal vez no era tan ágil, pero era lo suficientemente inteligente como para recibir los cortes en los lugares más superficiales y menos letales.
—Vaya, esperaba algo más de ti siendo que pudiste terminar con cuatro alfas —expresó frunciendo ligeramente sus cejas—. ¿Te estás conteniendo por alguna razón? —preguntó y luego sus ojos giraron hacia Jimin, quien parecía estar recuperando lentamente la consciencia—. Todavía no sabe el monstruo que eres, ¿no? ¿De lo que nosotros somos? —se carcajeó.
—Soy diferente a ti —anunció con seguridad.
—Lo veremos —sonrió, y tomó otro cuchillo más pequeño, tirándolo en dirección hacia el pelirosa omega.
Por más que Yoongi alzó su mano para detenerlo, el cuchillo pasó por su lado y se estrelló cerca del rostro de Jimin, enterrándose en el antebrazo que el pelirosa omega había alcanzado a mover antes de que el arma impactara con su rostro.
Contemplar el rostro de su omega parpadear de dolor y palidecer al observar el cuchillo enterrado en su piel mientras la sangre caía en el suelo, sacó lo peor de Yoongi.
Fue como si un momento, se desconectara y permitió que su lobo tomara lo mejor de él, hundiéndose en aquella oscuridad mientras buscaba la venganza.
Ver a Jimin herido estado él para evitarlo, tocó algo dentro de él.
Antes de que Jael pudiera burlarse, Min Yoongi ya se estaba moviendo, tan rápido y sigiloso como una serpiente, se lanzó sobre el otro alfa dominante llevándolo al suelo y alzó sus manos por encima de su cabeza.
A pesar de que observó al otro alzando su cuchillo entre ellos, Yoongi bajó sus manos unidas con fuerza, enterrando su daga justo entre ambas cejas del contrario, todo hasta la empuñadura.
Ni siquiera sintió dolor cuando el arma del otro alfa cortó su costado, y en cambio desencajó la daga con algo de esfuerzo antes de volver a alzarla, dejándola caer nuevamente con fuerza esta vez en el ojo.
Un grotesco sonido llenó la cocina, mientras los brazos del alfa dominante se alzaban y caían, una y otra vez, observando fijamente sin emoción el rostro descuartizado, enterrando y sacando el cuchillo sin compasión, desparramando sangre en todo su paso.
Pero a pesar de ello, Yoongi necesitaba más, tenía que herirlo más, tenía que castigar al idiota que había lastimado a su omega, a su todo.
Gruñendo, el alfa bajó la daga enterrándola en el otro ojo y luego tomó el cuchillo con el cual le había herido a él para por los costados de la cabeza hasta que algo más que sangre comenzó a salir con cada apuñalada.
—¡Yoongi! —exclamó una conocida voz, y pronto, unos brazos lo estaban rodeando por detrás con fuerza—. Déjalo, Yoonie, ya está muerto —susurró Jimin en su oído—. Vuelve conmigo, alfa, te necesito —le recordó.
El alfa dominante se estremeció y parpadeó un par de veces, contempló el cuchillo lleno de sangre en sus manos y luego el desfigurado... No, ni siquiera se podía considerar ya una cabeza.
—Lo siento —pronunció bruscamente, soltando el cuchillo y sacando la daga en el cual salió con un globo ocular enterrado—. No tenías que ver eso.
—Solo me defendías —susurró su omega, temblando detrás suyo—. Abrázame, por favor.
Sin dudar, Yoongi giró y abrazó con fuerza a su pareja entre sus brazos.
Sus ojos azules se posaron sobre Jungkook, quien le ignoraba mientras acudía a Taehyung.
Si el chico había presenciado también como perdía el control, no dijo nada mientras observaba preocupado a su hermano inconsciente.
Abrazando con más fuerza a su omega, Yoongi empujó su rostro en el cuello de este y tomó una profunda inhalación de su dulce aroma que aplacó la ira y descontrol de su lobo.
Estaba bien, su omega estaba ahí con él.
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