Capítulo 5
Innecesario.
Observando la casa de sus padres infestada de familiares y unos pocos amigos de estos, el alfa dominante no podía evitar sentir nada más que aburrimiento mientras conversaba, fingiendo interés en cada conversación en la que era abordado.
Justo como había dicho, se tomó una semana para asentarse en su nueva vida, consiguiendo su propio departamento en un buen lugar residencial con buena seguridad, y ya hasta había entrado a trabajar en la agencia de seguridad de su amigo, descubriendo a su paso varios rostros conocidos que habían desaparecido antes y después de Namjoon, lo que volvía todo más fácil porque todos estaban en la misma sintonía de cada uno en su propio camino.
Su mentor y jefe ya hasta le había dado un caso para trabajar realmente, pero este no duró más de un par de días, y al terminar, el alfa dominante decidió que era momento de llamar a su familia para informarles de que ya estaba en casa, no queriendo recibir un sermón en caso de que descubrieran por su propia cuenta que ya había vuelto a Seúl.
La que había contestado su llamada no había sido otra más que su madre, quien radiando de felicidad aún a través del teléfono había estado más que encantada cuando le contó que ya no volvería al ejército.
Como había supuesto, la omega inmediatamente pidió que se quedara en casa con ellos y Yoongi fácilmente pudo esquivarlo anunciando ya haber encontrado su departamento y estar en un trabajo estable gracias a un amigo.
Por lo que cuando le había invitado junto a su amigo a su casa a celebrar su cumpleaños, Yoongi había aceptado sin pensar mucho al respecto, ya que en su mente encontró la oportunidad perfecta para encontrarse con el chico que esperaba, pero, en ese momento, tal vez se estaba comenzando a arrepentir por ello.
Con lo cariñosa que siempre había sido Haneul, debió de haber adivinado que usaría de excusa su cumpleaños para también celebrar su llegada y por supuesto que su padre la apoyaría en todo.
Sus padres no eran otra cosa más que la pareja perfecta, que tenían una vida perfecta. Ambos tenían un buen trabajo bien pagado, JiSub siendo un importante abogado reconocido y su esposa una reconocida psicóloga que daba clases en universidades cuando tenía tiempo libre.
Su casa estaba en un buen vecindario, con vecinos amables. Poseían una hermosa casa de dos pisos que perfectamente demostraba tener dinero, y a la vez que no eran unos pretenciosos millonarios, cosa que no eran, pero tampoco podían negar que estaban bien acomodados gracias a sus esfuerzos y profesiones.
Si alguien preguntaba respecto a la familia Min, quienes los conocían dirían que eran la familia perfecta, con una hermosa casa, un matrimonio feliz y dos hijos que los enorgullecían.
Yoongi fácilmente podría entrar en ese papel también, el del hijo perfecto que finalmente volvió a casa luego de doce años fuera, aceptando felizmente los halagos de sus familiares y escuchando el tono orgulloso de sus padres por haber vuelto.
Pero mientras fácilmente se podía relacionar con otros y ser exactamente lo que ellos esperaban, la verdad era que no lo hacía por gusto, por lo que obviamente ya estaba buscando la oportunidad perfecta para retirarse. De momento, solo una cosa le estaba deteniendo, y era que la persona que esperaba encontrarse aún no aparecía.
—Yoongi —llamó Namjoon—. ¿Me lo puedo llevar un momento? —preguntó hacia sus tías que lo habían acaparado.
Encantadas por la sonrisa de su amigo, ninguna dudó en asentir mientras se ruborizaban.
—Me has salvado —suspiró mientras se apartaba con el otro alfa—. Si seguía escuchando sobre lindas omegas conocidas en busca de parejas, habría muerto del aburrimiento —expresó.
—Miénteles y diles que te estás viendo con alguien, te dará algo de tiempo —comentó divertido—. Solo te aparté para decirte que ya me tengo que ir, SeokJin cerrará pronto su veterinaria y me llamó avisando que se iría en autobús porque tuvo que llamar a un taller para que se llevaran su auto después de almuerzo —explicó—. No quiero que se vaya en un autobús, la otra vez se quedó dormido y se pasó varias paradas —negó sonriente—. ¿Les molestará a tus padres que me retire antes?
—¿Estás bromeando? Ellos ya te aman —resopló—. Además, si les digo que fue por ir por tu pareja, solo te amaran más —aseguró observando sobre su hombro cuando la puerta de la entrada fue abierta.
—De acuerdo, entonces me iré ahora —le observó y frunció el ceño mientras se giraba y seguía la mirada del otro alfa—. Pensé que te ibas a ir conmigo, pero... ¿Te quedarás? —preguntó.
—Tenía pensado irme también —asintió, su mirada siguiendo con atención a su hermano y el joven que lo acompañaba, dirigiéndose con su madre—. Pero algo ha llamado mi interés más.
—¿Algo? Yo diría alguien más bien —resopló—. Me iré ahora, suerte con lo que sea que estés planeando. Despídeme de tus padres —pidió y se retiró dejándole a solas.
Yoongi había querido acercarse a saludar a su hermano luego de ello, pero los invitados le hicieron algo difícil aquello, por lo que al alfa no le quedó de otra más que apreciar al acompañante de Taehyung desde lejos, sorprendiéndose al reconocer aquellos dulces ojos turquesa y ese cabello castaño con destellos dorados como el sol.
Era su Jimin, aquel cachorro que se había vuelto amigo de su hermano Taehyung.
La sorpresa de lo bien que había madurado el joven sorprendió realmente a al alfa dominante, quien, sin poder evitarlo, en cada oportunidad lo observó bebiendo lo hermoso que se había vuelto con el pasar de los años, dejando atrás esa imagen de un niño con apariencia inocente, tierna y con grandes mejillas.
El joven de ese momento se trataba de un apuesto omega entre los veinte años que, aunque había madurado, algunas facciones tiernas se habían mantenido en su rostro, como sus abultados labios o sus mejillas algo regordetas.
Su dulce sonrisa donde perdía sus ojos en el acto seguía siendo la misma a pesar de los años y... Como en aquel tiempo, su lobo reaccionó innegablemente ante la presencia del menor.
En ese tiempo, aunque Yoongi aún no sabía por qué razón, cada vez que había estado al lado de Jimin, había sentido una innegable necesidad de estar a su lado, despertando desde una muy temprana edad unos instintos para protegerlo y cuidarlo, sin importar que ese papel, era uno que su hermano menor había decidido reclamar para sí mismo.
A Yoongi no le había interesado en ese momento, y solo se había mantenido con ellos sin importarle los años que los separaban.
Ah, tan solo viéndolo sentía que esa especie de vacío en su pecho se volvía a llenar. Pero en vez de estar satisfecho con ello, solo quería... Más.
—Es sorprendente, ¿cierto? —preguntó su padre, apareciendo a su lado con un vaso para él.
—Sí, no había esperado que ambos crecieran tanto —asintió aceptando rápidamente que había estado mirando a ambos jóvenes.
Si lo negaba y se hacía el tonto, solo atraería más la atención después de todo.
—Bueno, tienen veinticuatro años y cada uno va a la universidad, claramente ambos han crecido —le observó—. Como tú.
—Doce años lejos, todos crecen y cambian —comentó alzando su vaso con una sonrisa.
Sintiendo una mirada sobre él, el alfa la siguió y se encontró con Jimin observándolo desde el otro extremo de la habitación.
Un adorable sonrojo cubrió su rostro al ser descubierto e inmediatamente apartó la mirada.
Ah, tan lindo como recordaba.
—Tu madre sigue haciendo planes para cuando esos dos se declaren —comentó uno de sus tíos que se había acercado a hablarle junto a su padre.
—Todos en esta familia están haciendo planes para llevárselo si Taehyung no hace algo al respecto —resopló JiSub, divertido.
—Bueno, eso no se puede negar —se carcajeo su tío—. Jimin ya es parte de la familia y todos quieren volverlo oficial.
—¿Taehyung y Jimin no están saliendo? —preguntó Yoongi interesado, suprimiendo esa pequeña parte de él que se molestó con la idea.
Por como su madre se había expresado en sus pocas llamadas, había estado pensando que algo ocurrió entre esos dos.
—Aún no —suspiro su padre—. Ambos dicen que solo son amigos, pero hay veces que actúan mucho más que eso, lo que por supuesto que nos dan a entender otras cosas —explicó.
—Tiene sentido —asintió y volvió a alzar la mirada cuando sintió nuevamente que lo estaban mirando.
El castaño omega nuevamente se avergonzó de ser descubierto y algo divertido se sacudió en su estómago cuando Yoongi le regaló una pequeña sonrisa amable desde el otro lado de la habitación.
Aunque había estado evitando mirarlo tanto, Jimin más de una vez se encontró con su mirada vagando hacia el alfa sin poder contenerse, pero era algo de imposible de no hacer con lo atractivo que se había vuelto Min Yoongi, todo un hombre de verdad.
—¿Seguro de que estás bien? —preguntó Taehyung volviendo a atraer su atención—. Parece que tienes algo de fiebre —anunció colocando su mano en su nuca para atraerlo y posar sus labios en su frente.
—Tae, estoy bien —se quejó apartándose con cierta molestia—. Por acciones como éstas es que tus padres creen que estamos saliendo o que pronto lo haremos —refunfuñó y evitó con todo su corazón observar en dirección hacia cierto alfa pelinegro de ojos azules.
—No me importa lo que ellos crean, si te estás sintiendo mal tienes que decírmelo —reprochó frunciendo el ceño.
Jimin observó a su mejor amigo, quien a pesar de tener una apariencia similar a la de su hermano mayor con su cabello negro y ojos azules, no pudo evitar notar las diferencias de ambos.
Porque mientras los ojos de Tae eran tirados un poco más al gris y amables, los de Yoongi eran un azul mar muy intenso que siempre le había hecho sentir como si fuera consumido.
Además, físicamente eran totalmente diferentes, Taehyung podría ser unos centímetros más alto que Yoongi, pero donde el alfa era dureza y músculos, Tae era solo firme y con una leve preocupación de mantener su cuerpo en forma.
Y mientras Taehyung era protector y un poco infantil, Yoongi emitía un aura elegante y encantadora que de cierta forma atraía a Jimin y a la vez... Sentía como si no calzara de todo en el alfa, lo cual era extraño considerando que solo ese día lo había vuelto a ver luego de tantos años.
—¿Minnie? —pronunció Tae moviendo una mano sobre su rostro—. No te ves bien, ¿quieres subir a descansar a mi cama? —propuso.
—Gracias, pero solo me terminaré durmiendo —resopló, finalmente logrando que su mente tomara un respiro.
Después de todo, no era como si el idiota de Taemin pudiera llegar a él en la casa de su amigo.
—Saldré a tomar algo de aire, hace tiempo que no venía a una de las fiestas de tus padres y estar rodeado de tus familiares acosándome con preguntas de cuándo saldremos me ha aturdido un poco —expresó.
Claro que no añadió que la presencia de Yoongi también le había afectado de una manera que no esperó, agitando a su lobo de una forma diferente que lo confundió.
—Bien, iré a conseguirte algún medicamento para tu dolor de garganta con mi madre y te alcanzo —prometió—. Aprovecharé de decirle que te irás también, realmente debes de descansar si estás enfermo —expresó preocupado.
—Está bien, gracias —pronunció regalándole una pequeña sonrisa antes de alejarse.
Cruzando la sala, Jimin salió al jardín trasero y se quedó en la terraza, tomando asiento por unos minutos en los sofás que la señora Min había acomodado para sentarse a descansar y admirar su hermosa jardinería.
Cerrando sus ojos mientras disfrutaba la brisa fresca de julio, el omega no abrió sus ojos hasta que sintió que las puertas se abrían.
—No tardaste mucho —comentó, y alzó ambas cejas con sorpresa cuando contempló a Yoongi y no a Taehyung acercándose.
—Tae fue abordado por unas tías y me pidió que te entregara esto —anunció el alfa, tomando asiento en la pequeña mesa de centro frente a él y no a su lado o en el otro sofá.
—Ah... Uh, gracias, Hyung —musitó recibiendo el vaso de zumo y las cápsulas.
—¿Estás enfermo? —preguntó Yoongi, observando como el menor asentía y movía ligeramente aquella bufanda alrededor de su cuello tras tragar la pastilla.
—Sí, un resfriado —pronunció con un tono de voz algo grave que no calzaba en él, y torció sus labios como si solo hablar le estremeciera de dolor.
Estaba mintiendo, era bastante obvio para el alfa dominante y quería averiguar por qué.
Por lo que, sin pensar mucho, ignoró lo que el omega estaba comentando respecto a unos de sus tatuajes que apreció gracias a la curvatura de su camiseta y se inclinó repentinamente, tirando de su bufanda.
—Eso no se ve exactamente como un resfriado —indicó con voz oscura, observando fijamente los hematomas que cubrían el cuello del joven omega.
De su omega.
—Yo... —balbuceó el menor, observándole con sus bellos ojos abiertos enormemente en sorpresa.
—No me mientas diciendo que fue una accidente o inventes otra excusa —advirtió, apenas controlando la rabia que subió por su cuerpo al contemplar al menor lastimado.
Era la misma rabia e intensidad que había sentido años atrás cada vez que presenciaba a alguien siendo malo con el omega o lastimándolo.
Bien, ahora podía entender su necesidad repentina por volver a casa, su lobo había sentido que Jimin estaba en peligro y se lo había advertido.
—Estos hematomas marcan perfectamente la huella dactilar, formando una perfecta mano rodeando tu cuello —expresó, imitando a la persona que lo había hecho.
El alfa dominante contempló con satisfacción como el omega en vez de asustarse de tener su mano, la de un alfa rodeando su cuello, él simplemente cerró sus ojos y soltó un suave suspiro, relajándose con él.
Jimin no se asustó, él simplemente lo aceptó gustoso a pesar de que cualquier otro omega habría luchado o discutido por tocar sin permiso un lugar tan sensible, delicado y vulnerable.
Y joder que le encantó a Yoongi lo adorable que se veía Jimin, lo sumiso que era con él, y cuánta confianza había depositado en él al aceptar que lo tocara cuando otro idiota lo había herido exactamente en el mismo lugar tras abusar de su poder.
—¿Quién fue el que te ahorcó, Minnie-ah? —preguntó dulcemente, intentando sacarle el nombre.
—No, yo no... —balbuceó abriendo sus ojos, observándole repentinamente asustado, saliendo de cualquier lugar seguro al que había ido con su simple toque.
Como si el solo mencionar el nombre de quien lo había molestado, lo invocaría.
Eso irritó al alfa Min, pero antes de que pudiera presionar por más información, su hermano se escuchó y el dulce omega le observó con desesperación.
—Yoongi hyung —musitó asustado, señalando su bufanda que seguía en su otra mano.
El alfa dominante reprimió su molesta, y en cambio, arrojó un suspiro.
Acarició con dulzura el cuello del menor y luego le soltó, colocando en su lugar la bufanda nuevamente.
—No podrás ocultarlo para siempre, Jimin-ah —dijo con una adorable sonrisa justo en el momento en que su hermano menor entraba—. Hey, menos mal que te liberaste de nuestras tías —comentó observándole—. Minnie-ah no luce muy bien, tal vez sea hora de que vaya a descansar —indicó levantándose de su lugar.
—Joder, te dije que me dijeras si te sentías muy mal —gruño Tae inmediatamente corriendo al lado de su amigo.
Alejándose para no presenciar a otro tocando a su omega, Yoongi volvió al interior de la casa, comenzando a despedirse de todos. Ya había visto a quien deseaba ver en la fiesta, no necesitaba permanecer más tiempo y...
Al menos, ya sabía por qué había vuelto a Seúl, y no iba a dudar en proteger lo que le pertenecía, solo tenía que hacer los planes correctos para ello.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro