Capítulo 48
Namjoon alzó su cabeza cuando su puerta fue abierta silenciosamente y contempló con una ceja arqueada a su empleado y amigo parado bajo el marco de esta.
—Ya me voy —anunció Min tranquilamente.
Sus ojos viajaron directamente al hermoso reloj en su muñeca que su pareja le había dado.
—Faltan horas para terminar el día —respondió, observándolo.
—Tengo que ir al médico —le recordó y señaló su brazo izquierdo, donde una venda rodeaba su bíceps.
—Considerando por lo que hemos pasado en el ejército, seriamente dudo que te moleste lo suficiente para ir —indicó, recargándose en el respaldar de su silla.
—Nop, mi tolerancia de dolor es bastante buena cómo siempre, pero mi omega sigue preocupado por mí, temiendo que en cualquier momento me romperé el brazo y por eso asistiré a este chequeo —explicó—. Así el médico le dirá que todo está bien para su paz mental.
—Estás siendo mimado —rió bajo Namjoon.
—Y joder si no me gusta ser el centro de atención de mi chico —sonrió bastante satisfecho—. Incluso sus amigos se han preocupado por mí y han tenido la consideración para compartir todo el tiempo de Jimin conmigo —resopló.
—¿Compartir? —alzó una ceja el contrario.
—Los tres son muy unidos, tengo suerte de que Taehyung y Jungkook se emparejaran a tiempo o los tendría intentando quitarme el valioso tiempo con mi pareja —explicó encogiéndose de un hombro.
—No puedes deshacerte de ellos —dijo el alfa contrario casualmente.
—Uno es mi hermano —le recordó—. Normalmente no me importaría si fuera familia o no, pero a diferencia de mis padres, sí apoya mi relación con Jimin y mi chico estaría devastado si algo le sucediese a cualquiera de ellos. Quiero que mi omega me ame tanto que se vuelva dependiente de mí, que llegue al mismo punto de obsesión que yo, no necesito a un chico tonto sin pensamientos más que suicidas —expresó.
—Cuando comiences a querer algo más que eso, comienza a preocuparte —indicó con dureza—. Cuando el bienestar de tu chico deje de importante, significa que has cruzado esa línea.
Yoongi lo observó fijamente, estuvo en la punta de su lengua decir que jamás haría algo cómo eso, pero ambos sabían la verdad, no importaba lo que personas como ellos dijeran, solo que pudieran demostrarlo.
—Está bien, puedes irte —concedió su jefe—. Recuerda avisar con antelación para la próxima, no siempre te tendré detrás de un escritorio cuando estés herido de esa forma —indicó enderezándose.
—¿Por qué lo hiciste ahora entonces? —cuestionó.
—Porque fue un accidente que todos presenciaron, ponerte a trabajar inmediatamente me habría hecho ver cómo un jefe desalmado y mi omega me lo pidió —respondió sin verlo.
—Solo di que tu pareja no te dejó —resopló divertido.
—Se burla quién irá a médico solo por su chico —atacó.
—Touche —asintió y se retiró para ir a su propia oficina, donde tomó sus cosas.
—Parece que ser el favorito sigue teniendo sus ventajas cómo siempre —expresó Wonho, observándole desde su puerta con puro desagrado.
—Bueno, tal vez si hicieras bien tu trabajo también tendrías ventajas —le respondió con una encantadora sonrisa antes de colocar su mochila sobre su hombro derecho y tomar su casco.
—No siempre ganarás —espeto el otro alfa cuando pasó por su lado.
—Para ganar hay que estar en una competencia, y a diferencia de ti, yo no estoy en ninguna —contesto a su paso, subiéndose al ascensor cuando lo encontró con sus puertas abiertas.
Observando al alfa contrario, le sonrió de forma burlesca hasta que las puertas se cerraron, entonces sacó su teléfono y llamó a su pareja.
—¿Sigues en el trabajo, nene? —preguntó apenas contestó su llamada.
—Nop, pedí permiso para salir temprano y he venido al departamento a preparar el almuerzo —respondió alegremente.
El alfa frunció ligeramente el ceño.
—No me enviaste ningún mensaje avisándome dónde estarías —anunció.
—Yo... Lo olvidé —pronunció bajo, con un tono menos alegre que antes.
—Si esto es algo que te molesta, debiste de habérmelo dicho en un principio, Jimin —suspiro.
—¡No! No me molesta —exclamó con sorpresa—. Cuando me dijiste esto al comienzo de nuestra relación solo me sentí muy querido y amado, porque siento que realmente te preocupas por mí así y sigo sintiendo lo mismo —prometió—. Quería... Yo solo deseaba recompensarte y agradecerte preparándote algo delicioso por ir a la cita con el médico a pesar de que sé que no lo deseabas —explicó—. Lo siento.
Una imagen de su pareja con su rostro triste y preocupado apareció en su mente, lo que realmente odió Yoongi.
—Está bien, siento si te hablé de forma ruda —expresó en un suspiro—. Lo dije porque me preocupé, cualquier cosa te puede pasar cuando estás lejos de mí y si no me dices las cosas, no podré encontrarte en caso de que algo malo suceda —explicó con un tono suave—. Te quiero, nene, y odio la idea de no poder llegar a ti en caso de que algo ocurra. El mundo temblaría de terror si sucediera.
—Lo sé, lo siento —repitió, pero su tono había dejado de ser triste al menos—. Prometo no volver a hacerlo.
—Eso es suficiente, mi chico dulce —dijo, consiguiendo una risita baja y alegre cómo había esperado.
—Pero... ¿Cómo lo haré cuando te quiera hacer una sorpresa? —preguntó curioso.
—Nene, te pedí que me dijeras a los lugares a los que vas, no lo que vas a hacer —le recordó bajándose del ascensor—. Y si llego a ser molesto con mis preguntas, simplemente dime que es una sorpresa y me detendré —prometió.
—Hecho —respondió felizmente el menor—. Te veo en el departamento, Hyung, te prepararé tu comida favorita.
—Gracias, nene, te veo en casa —coincidió y cortó la llamada.
Observado su teléfono, el pelirosa omega soltó un suspiro antes de guardarlo.
—Se escuchó algo... No molesto, pero sí serio —le observó Taehyung—. ¿Por qué no le dijiste que saliste conmigo? —preguntó.
—¿Habría hecho diferencia? —se encogió de hombros y le entregó su bolsa a su amigo para sacar la llave—. Tuvo razón al molestarse, desde un principio me pidió que le enviara mensajes cuando saliera a cualquier lado y yo acepté felizmente —explicó.
—¿Y por qué aceptaste? —preguntó curioso—. Ni yo se lo pido a Jungkook y el de igual forma es un omega a pesar de ser uno dominante —indicó entrando en el departamento junto al contrario.
—Me gusta —anunció sacándose sus zapatillas—. Que quiera saber dónde estoy y cómo estoy me dice cuánto se preocupa por mí, algo que nadie ha hecho sin contarte a ti o a Kook, y hay una diferencia entre la preocupación de ustedes y la de Yoongi-ah —explicó—. Él me hace sentir amado, querido y protegido.
—¿A pesar de ser todo cavernícola dominante sobre ti? —alzó una ceja.
—Sí, a pesar de ser cavernícola dominante sobre mí —le sonrió y le quitó las bolsas para dirigirse a la cocina.
—Entonces, ¿realmente no te asusta que sea un alfa dominante? —cuestionó repentinamente, logrando que el omega detuviera todos sus movimientos y le observara con sorpresa.
—¿Cómo lo sabes? —exclamó.
—Yoongi me lo dijo —respondió y cruzó los brazos—. Me gustaría decir que me molesta que no me hubieras dicho algo tan grande, pero a la vez entiendo por qué no lo hiciste, no es algo que se puede contar a la ligera.
—No me enteré hace mucho, fue justo cuando me pidió salir y me explicó por qué se fue al ejército —contó, y le observó con expresión triste.
—Sí, yo también me molesté con mis padres tras enterarme —chasqueó su lengua—. ¿Qué? —preguntó cuando su amigo solo le observó.
—No es que piense mal de ti, pero... ¿Realmente no crees que se volverá un asesino sediento de sangre por mi culpa? —preguntó curioso.
—Lo único que he visto de momento es cómo mi hermano te hace feliz y cómo tu a él, lo más peligroso que he visto fue lo de hace un par de días dónde resultó herido solo para protegerte —se encogió de hombros—. No sé qué fue lo que tuvo que pasar en el ejército, pero, o nunca fue lo que mis padres pensaban o le ayudó a ser alguien mejor —expresó.
—Puedo ver un pero —dijo, arrugando su nariz.
—Uh... Con Kookie nos hemos dado cuenta de ciertas cosas que hacen ver a mi hermano cómo un celopata controlador —comentó.
—¿Lo dices por eso de avisarle a dónde voy cada vez que salgo? —preguntó.
—En parte, las marcas que deja en ti aún después de tu celo y su excesivo aroma sobre ti son otras —explicó—. No sé realmente cómo trabaja la mente de mi hermano, pero tú te ves feliz con sus tendencias y él con que las aceptes, pero... Kookie ha comenzado a preocuparse y a preguntarme sí Yoongi es realmente una buena persona —expresó.
—Oh... —parpadeo.
—Si... Y si Kookie lo percibió, otras personas pueden hacerlo —indicó.
—Realmente no me importa lo que piensen otras personas —suspiro—. De todas formas, no pueden hacer nada y mucho menos si yo no lo acepto, pero... ¿No puedes hacerle ver a Jungkook que todas las atenciones de Yoongi son realmente lo que quiero, que me hace feliz? —pidió.
—En cierto punto a mí también me confunde, pero lo acepto —dijo sincero—. Intentaré decirle que no tiene nada de que preocuparse, por lo que no te enojes si en algún punto lo menciona.
—No lo haré —prometió—. En cierta parte, también creo que es su lado de omega dominante lo que le hace preguntarse por qué querría algo así —expresó.
—Puede ser —asintió—. Cuando le pregunté si quería que alguien le mordiera y marcara cómo mi hermano hizo contigo me golpeó e insultó —recordó con una risa—. Las tendencias dominantes sobre él no funcionan, pero él sí puede serlo conmigo —movió sus cejas.
—No quiero saber más —rió él pelirosa omega.
—Bien, te dejo cocinar para tu amorcito —se burló—. Nos vemos después y me debes una comida —se despidió dirigiéndose a la puerta.
Negando divertido, Jimin se lavó sus manos y se dispuso a preparar la comida de su alfa, asegurándose de ir a tiempo para no llegar tarde a la hora con el médico.
—¿Eres tú, Hyung? —preguntó cuando escuchó algo de ruido.
Al no recibir respuesta, el pelirosa omega simplemente se encogió de hombros y siguió cocinando.
—Te ves precioso —anunció repentinamente una voz baja y ronca a su espalda.
Sobresaltándose, Jimin observó sobre su hombro y contempló con sorpresa a su alfa observándole con los brazos cruzados.
—¿Cómo hiciste eso? —preguntó sorprendido—. No te escuché entrar y ni siquiera sentí tu aroma —indicó.
—Te concentraste mucho en cocinar, te veías adorable —indicó acercándose hasta que estuvo parado detrás de él, entonces le rodeó con sus brazos, enterrando su rostro en su cuello—. Escondí mi aroma para poder mirarte tranquilamente. Antes me gustaba mucho hacer eso, mirarte en silencio sin importar que lo supieras o no.
—Eso es una mezcla entre dulce y raro —dijo con una suave sonrisa, vigilando la olla frente a él.
—Te eché de menos —murmuró dejando pequeños besos a lo largo de su cuello, deteniéndose y concentrándose en la sensible marca ya sana.
Gimiendo suavemente, el omega inclinó su cabeza para darle más espacio a su pareja y se recargó más en el cuerpo de su alfa, jadeando ruidosamente al encontrar una dureza restregándose contra su trasero.
—¿Tan rápido? —preguntó con sorpresa.
—Llevo tiempo mirándote, tan sexy —gruñó besando bajo su oído—. Quiero hacerte el amor, ahora —anunció, atrapando entre sus dientes el lóbulo de su oreja.
—P-pero... La comida —pronunció, cerrando sus ojos mientras la excitación comenzaba a encenderse por su cuerpo.
—Uhm, ¿le falta mucho? —preguntó, deslizando sus manos por el suave vientre de su pareja bajo la camiseta.
—Ahh... Es... Uh, la olla —balbuceó, presionando su trasero hacia atrás, gimiendo ruidosamente al sentir la dureza empujando.
Bajando una de sus manos para acariciar la erección de su pareja que intentaba alzarse sobre los pantalones, el alfa alzó su cabeza y sonrió.
—Parece que ya está listo —indicó y sus dedos trabajaron desabrochando los pantalones.
Observando la olla, la mano del omega tembló ligeramente mientras giraba la perilla de la cocina para apagarla.
—Por favor —gimió dulcemente, arqueando su espalda.
—Por aquí —anunció Yoongi, moviéndolos al mesón de al lado, lejos de la cocina y cualquier otro objeto peligroso que pudiera afectar su pasión—. Muéstrame este culito, bebé —ronroneó golpeando una nalga.
Colocando sus manos sobre el mesón, Jimin gimoteó e instantáneamente arqueó su espalda, presentándole su trasero a su pareja, quien no esperó más para bajar el pantalón junto a su ropa interior hasta sus rodillas, logrando que su pene ya duro se alzara casi chocando con el delantal que el menor se había puesto para no ensuciar su ropa.
—Oh, cariño, no sabes cuando sucio te voy a poner —ronroneó besando su nuca—. Conseguí de los condones especiales solo para esto, así que espero que puedas disfrutar de mi nudo completo, enterrado profundamente en ti, presionando en tu dulce punto.
—Alfa —gimoteó, abriendo un poco más las piernas para su pareja mientras empujaba su trasero más atrás, consiguiendo una profunda risa ronca y excitada de Yoongi con ello.
Oh, realmente se iban a divertir un momento.
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