EPILOGO

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Jimin observó embobado la imagen frente a él. Su alfa dormía cómodamente al lado de su pequeño cachorro, el pequeño niño dormía sobre el pecho de su padre mientras que YoonGi lo tenía rodeado con sus brazos. Ninguno de los dos había notado su presencia, quizás estaban demasiado cansados, o simplemente eran demasiado flojos como para levantarse y recibirle como se merecía.

Jimin simplemente echó un último vistazo antes de salir de la habitación y dirigirse a la cocina. Con la dispensa debidamente acomodada en su lugar, simplemente se paseó por el lugar para sacar lo que necesitaría para hacer el almuerzo.

Bibimbap sonaba demasiado provocativo, y conociendo los gustos de su alfa, estaría encantado cuando despertara.

— ¿En qué momento saliste del cuarto? — Jimin rió cuando sintió la cercanía del alfa. Las manos del alfa se ajustaron en su cintura mientras que su rostro reposó en el hombro del omega. — La cama se siente fría cuando no estás.

— Fui a comprar la comida de la semana, tonto. — Gruñó el omega cuando sintió el roce de la entrepierna del pálido contra su trasero. — ¡Quédate quieto! — Regañó. YoonGi rió dejando un sonoro beso en la mejilla del omega para luego separarse y buscar algún cuchillo para ayudar al omega a picar los trozos de carne y verdura. — ¿Dejaste a Soobin bien arropado? — YoonGi asintió.

— Quedó dormido como una piedra. — Rió. — No sé a quién saldría así. — Comentó fingiendo ignorancia. Jimin rió.

— Yo tengo una leve sospecha de a quién salió. — Rió el omega mientras dejaba los cubiertos sobre la mesa y veía al alfa. — Se parece tanto a ti.

— Y a ti, sus mejillas bonitas son igual a las tuyas. — Susurró imitando la acción del omega y acercándose lentamente hacia el menor. — Gracias. — Jimin frunció el ceño confundido.

— ¿Por qué me estás dando las gracias? — Preguntó el omega. YoonGi sonrió viendo con cariño al menor.

— Gracias a ti, estoy aquí. — Susurró. Jimin iba a negar cuando el alfa lo detuvo. — Gracias por fijarte en mí aquella tarde en la cafetería. — El omega rió abochornado mientras recordaba la primera vez que había visto al mayor.

Ambos habían chocado en la cola de espera, él con su pedido mientras que el pálido esperaba su turno, la blanca camisa que llevaba el mayor quedó con una gran mancha marrón producto de la malteada de chocolate que había comprado.

Aunque Jimin pensó que el alfa le gritaría, solo fue cuestión de segundos para que ambos quedaran hechizados con el otro. El destino los había unido de la forma más simple y sencilla, y Jimin junto a YoonGi lo agradecieron cada día y noche.

— ¿Si hubiese chocado con alguien más? — Preguntó Jimin divertido. El alfa se encogió de hombros.

— Tú eres mío y yo soy tuyo. — Jimin sintió un escalofrío al término de esas palabras. — De una forma u otra nos íbamos a encontrar en el gran paraíso en donde estábamos perdidos sin el otro. — Jimin asintió.

— Entonces, gracias a ti por meterte en el medio y encontrarme. — YoonGi negó divertido antes de tomar el rostro del omega y unirse en un caluroso beso en donde Jimin no perdió el tiempo y se aferró con todas sus fuerzas al cuerpo contrario.

Ambos sumidos en el deleite de poder sentirse, probarse y tenerse.

— Te amo. — Susurró el alfa.

— Te amo a ti, a ti y a nuestro cachorro. — Y con ello dicho, el llanto de un pequeño bebé se escuchó en la cocina. Jimin rió. — Iré por nuestro pedacito de amor. — Susurró.

— Anda, te espero aquí. — Asintió el alfa observando al omega ir casi corriendo hacia la habitación. Pocos minutos después apareció por el pasillo junto al pequeño niño que los había llenado de infinita felicidad un año atrás.

Con aquella imagen, YoonGi no necesitó más.

Lo haría todo de nuevo si el resultado final sería este.

...

Muchísimas gracias por leer esta obra.

Me alegra el cariño que le dieron a cada actualización.

Espero esta corta historia tenga un lugar bonito en su corazón.

¡Hasta pronto!

No olviden seguirme.

© MarinaLightweight.