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Capítulo 6

Miranda's POV;

Luego de que Anne se fuera, me tome el tiempo de repasar un poco en que consistía mi trabajo y mi estadía en esta casa, desde los horarios hasta cada función detallada como enfermera de Harry.

Pero habían muchas cosas que me confundían aún así, como el porque de tantos medicamentos y como aquel chico tan joven había terminado en una silla de ruedas, Anne no me había mencionado nada respecto a la razón de aquello y esto me hacía sentir ansiosa.

Un accidente automovilístico, quizá.

Pobre chico. -pensé.-

En alguna parte de la casa debía de haber algo que me explicase el porque de su situación, y tenía que averiguarlo de alguna u otra manera si nadie iba a decirme.

Luego de dos horas y media leyendo cada detalle de la libreta que me enmendó Anne, decidí ir a velar por el bienestar de Harry y o, cualquier necesidad que tuviese.

Así que a paso rápido subí las escaleras hasta quedar frente a su puerta dando un suspiro de nerviosismo ante la duda de su humor, -ya que la última vez no me trató muy bien que digamos- los cuales luego de varios segundos,
-que parecieron horas- se escucho un "adelante" de su parte.

Entre en aquella gran habitación segundos más tarde tras girar el pomo de la puerta encontrándome con la imagen de un chico de cabello revuelto, ojos salvajemente hermosos y piel pálida, mientras yacía en su silla de ruedas.

Debia admitir que era una vista bastante atractiva, su ceño se encontraba fruncido mientras aún leía su libro y unos anteojos adornaban el puente de su nariz, dandole un aspecto relajado y sofisticado a la vez.

- N-necesita algo?... -dije en un murmullo para aún en el umbral de la puerta.-

Su ojos se posaron en mi como si estuviesen estudiando cada detalle de mi y cada uno de mis movimientos, haciéndome sentir nerviosa y quitó los anteojos con sus manos para luego frotar sus ojos levemente.

- Dame los analgésicos. -dijo sin más y yo fruncí el ceño.-

- Los... analgésicos?... -dije ahora dando un paso dentro del lugar y el me miró como si tuviera dos cabezas.-

- En en el armario, la segunda gaveta detrás de la puerta. -dijo dándome instrucciones, y como si fuese una orden me dirigí con rapidez hacia el armario.-

Abrí la puerta y me dispuse a abrir la segunda gaveta tal y como Harry dictó, pero el pequeño resplandor de algo en la primera gaveta, la cual estaba ligeramente abierta captó mi atención.

Así que mirando disimuladamente en dirección a Harry me cercioré de que no estuviese mirando, pero para mi sorpresa no estaba allí, suponiendo que se dirigió hacia el baño, abrí la gaveta con cautela postrando mi vista en aquel resplandeciente material anteriormente visible.

Un retrato.

Tomé el retrato en mis manos con cautela y este contenía una imagen en la que se podía observar claramente a Harry, solo que mucho, mucho más joven, pero no estaba solo, estaba junto a una chica, una chica a la cual la palabra preciosa le quedaba corta.

Harry estaba sentado y la chica -la cual también era muy joven- estaba sentada en sus piernas con su brazo por encima del hombro de Harry es un abrazo descuidado, y entonces, noté algo.

Harry sonreía, se veía feliz.

Y no pude evitar preguntarme que había sucedido para que un chico tan atractivo y joven terminase tan amargado y postrado en una silla de ruedas.

Mi ceño se frunció y dirigí mi vista hacia la gaveta, mientras la curiosidad se apoderaba de mi sistema, queriendo encontrar algo mas que me permitiese saber el porque de su estado, así que mirando sobre mi hombro cuidando de que Harry no estuviese cerca, rebusque entre la gaveta, la cual estaba repleta de papeles, y aparentemente, cartas, bastantes.

Entonces tomé una al azar entre mis manos y leí lo escrito en su exterior.

"A: Leyla Burns."

"De: Harry Styles."

- Querida Leyla... -susurré mientras empezaba a leer la carta, luego de sacarla del sobre.-

- Miranda, necesit- ... -La voz de Harry se hizo presente haciéndome dar un pequeño salto en mi lugar debido al susto.-

Y entonces el retrato se cayó, rompiéndose en mil pedazos.

Me di la vuelta rápidamente encontrándome con su mirada furiosa, haciendo la que la respiración se atascara en mi garganta, escondiendo la carta detrás de mi espalda, entre mis manos.

- Que hiciste!? -Gritó acercándose como pudo en la silla de ruedas a donde se encontraban los restos del retrato y tras ver la foto su mirada desencajada se posó en mi, haciendo que los bellos de mi cuerpo se erizaran.-

Así que guarde la carta dentro de mis jeans detrás de mi espalda rápidamente.

- Y-yo... yo solo... -empezé pero fui interrumpida por sus gritos.-

- No te han enseñado a no meterte en lo que no te incumbe!? -Gritó intentando ponerse de pie, fallando de mil y un maneras, puesto a que la mitad inferior de su cuerpo no podía moverse.-

- D-disculpa y-yo...-dije con la voz entrecortada debido a la furia acumulada en el.-

- Mira lo que has hecho! -Gritó pasando sus manos por su cabello despeinandolo de forma frustrada y pude notar algo distinto en su voz.-

Dolor, quizá?

- Lo siento, lo siento! yo... -dije mirando mis manos apenada esta vez, sintiéndome como una niña recibiendo un sermón.-

- Lárgate de aquí... -susurró con su vista en el suelo esta vez.-

- Harry, necesitas calmarte... -susurré ignorando lo que dijo y acercándome a el con cautela.-

Todo el irradiaba furia y su respiración era irregular, mientras sus manos se apretaban en puños en los respaldos a ambos lados de su silla, y su mandíbula estaba tan apretada que las venas de su rostro y cuello podían divisarse a la perfección.

- Que te largues maldita sea! -Bociferó con tanta fuerza que su silla se tambaleó haciéndome quedar petrificada en mi lugar y a la vez asustada.-

Entonces mis ojos se conectaron a los suyos haciéndome sentir asustada, pero sobre todo, me hacían sentir culpable, me acusaban.

- Que no entiendes!? Largate! -Dijo señalando la puerta esta vez con lágrimas de coraje en sus ojos y como si mi cuerpo recordará como reaccionar, salí de allí de inmediato, recibiendo como respuesta el sonido de la puerta siento cerrada con fuerza detrás de mi.

Y entonces caí en cuenta de que había metido la pata, y la había metido hasta el fondo.

- Que ocurre!? -Escuché la voz de una de las mujeres del servicio mientras está subía las escaleras hasta encontrarse conmigo.-
Escuché gritos! -prosiguió alarmada.-

Estaba en problemas.

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