🍁Capítulo Unico🎃
(Leer el anuncio al final del capítulo plis. Muchas gracias)
🎼
Juguemos en el bosque mientras el lobo no está...
Juguemos en el bosque mientras el lobo no está...
¿Lobo estás...?
🎼
La canción recrea un eco aterrador en el bosque en donde a estas horas de la noche solo domina la oscuridad y la falta de vida. Los árboles parecen observarte a cada paso, y el sonido de sus hojas que se mueven con desespero, parecen advertirme del peligro que me acecha.
Las nubes blancas y luminosas que no tienen intenciones de dejar que la luna brille en todo su esplendor, se mueven con parsimonia por el cielo con un azul noche.
Una brisa gélida e impetuosa me percute en la nuca poniéndome los pelos de punta mientras avanzo por el sendero. La caperuza roja que me obsequió la abuela hace años, se mueve al compás del viento alzándose salvaje por mi espalda.
Con una cesta llena de frutas y sopa en una mano, avanzo con determinación; mientras la otra se enrolla en mi brazo cubriéndome el pecho, un acto que hago meramente por instinto con la intención de consolarme ante la situación.
Está muy oscuro. Observo a mi alrededor y mientras más miro, más profundo y frondoso se vuelve todo. Me desespera el hecho de que no pueda ver nada, y saber si algo o alguien me vigila.
Y digo algo, porque eso pueden incluir las cosas no vivas que algún momento estuvieron vivas. Solo yo me entiendo.
🎼
Juguemos en el bosque mientras el lobo no esta...
Juguemos en el bosque mientras el lobo no esta...
¿Lobo estás...?
🎼
La cereza del pastel es que la maldita canción se sigue reproduciendo mientras me persigue con cada movimiento. Estoy temblando de miedo. La sensación es tan intensa que no me falta nada para llorar.
Obligo a mi piernas a aumentar la velocidad a pesar de no saber a donde me dirijo, en tanto miro hacia atrás porque presiento que me asechan.
Estoy a punto de correr cuando me detengo abruptamente divisando a tres niños que no pasan de los siete años, jugando a la mitad de la nada. Están cantando la misma canción que me venía atormentando desde que llegué de forma desconocida al bosque. Es como si ellos me hubieran perseguido, cosa que es imposible, pues ahora se encuentran aquí como si nada, agarrados de las manos mientras giran en el lugar con una sonrisa despampanante.
Una cabaña conocida y que ya he visto antes, se encuentra a tan solo unos metros. Hago memoria, y mi cuerpo se pone rígido y frío al recordar.
¿Cómo llegué aquí otra vez?
¿Cómo es que de todos los lugares de este bosque, termino en donde casi me devora una jauría de lobos?
Y sobre todo ¿Cómo es posible que este aquí, aún sabiendo lo que me pasará si regreso nuevamente?
Me intento mover una vez más cuando caigo en cuenta de que tantos esos niños como yo estamos al acesho de la muerte si no nos vamos.
Retiro la capucha de mi cabeza y siento como mi cabello blanco y abundante se deshace en el proceso. Suelto la cesta al mismo tiempo, y cuando me obligo a avanzar para ir al rescate de esas criaturas sin importarme quienes son o como llegaron, no puedo. Simplemente no puedo.
Es como si se hubieran quedados pegados a la tierra por algún tipo de imán.
Peleo por moverme con todas mis fuerzas, e incluso les grito hasta el punto de desgarrarme la garganta para llamar su atención y se alejen de ese lugar.
No obstante, todos mis intentos son fallidos. Ellos siguen en su mundo.
Dirijo la vista hacia abajo para ver que es lo que me impide avanzar, pero no veo nada. No sé qué hacer, estoy confundido y con mucho miedo. Tampoco sé que sucede, ni cómo llegue aquí.
Quiero que sea una pesadilla, porque en realidad lo parece. Eso, o que me estoy volviendo completamente loco.
Mis pensamientos y lamentos se detienen cuando inesperadamente a mi alrededor todo se torna de color negro, y se sumerge en un profundo silencio.
Ya no estoy rodeado de árboles o arbustos. Siquiera un poco de aire, y si antes tenía miedo, ahora estoy aterrado y a punto de fallecer.
Siento una presión en el pecho por lo que mi respiración se vuelve errática.
Cierro los ojos con fuerza ya que en el fondo sé que esto es una especie de pesadilla de la que no puedo salir. Quiero pellizcarme o provocarme algún tipo de dolor para despertar y continuar con mi vida, pero ahora mis brazos también se niegan a moverse.
¿Qué esto dios mío?
Mi cuerpo está rígido de pies a cabeza. Lágrimas se deslizan por mis mejillas y algunos sollozos escapan de lo más profundo de mi ser. Jamás he sentido tanto miedo en mi corta existencia.
Me obligo abrir los párpados, y si pudiera gritar lo hubiera hecho sin pensarlo.
Los tres niños de antes, ahora se encuentran al frente de mí en la misma posición, cubiertos de sangre y con la mirada fija en mis ojos.
Quieren llorar, sienten miedo como yo. La sonrisa llena de inocencia ahora es reemplazada por...
Ay Dios, quiero vomitar.
Todo cambia rápidamente como la escena de una película. Ahora sus rostros están completamente desfigurados y al rojo vivo. Les falta parte de sus miembros, tanto inferiores como superiores. La sangre me rodea como si fuera la orilla de algún río.
Jodidamente quiero vomitar.
Continúan cantando una y otra vez la misma canción. Sus voces agudas son una tortura, lo que provoca que lleve las manos a mis oidos sin notar en que momento pude moverlas.
Me doy golpes leves y aumento la intensidad cuando no se callan. Entre lágrimas y gritos les ruego que se detengan.
Cuando siento que estoy a punto de desmayarme por la sobrecarga de emociones, es entonces que todo se queda en silencio una vez más.
Los pequeños me siguen observando. La diferencia es que ahora agonizan de dolor. Me piden ayuda, pero no entiendo nada más de lo que dicen.
Un gruñido estremecedor que proviene del algún lugar en esta inmensa oscuridad, me hace temblar mucho más, ya que, si estos niños están en esas condiciones, quiere decir que algo lo provocó, y ese algo, se encuentra aquí conmigo.
Unos ojos amarillos se abren paso en medio de todo lo negro que me rodea, junto a unos dientes sumamente afilados y blancos, pero que se tiñen de un rojo carmín gracias a la sangre que gotea de ellos.
Logro mover una de mis piernas hacia atrás ahogando un grito en mi interior gracias al pánico y el terror que siento. Los gruñidos continúan, pero ya no veo a lo que sea que me estaba observando. Pero si puedo afirmar que es una bestia, y una salvaje.
Los pequeños ya no están, y al parecer mi alma tampoco.
Solo quedó mi cuerpo blandengue y pálido. Quiero despertar ya, por favor. Solo quiero que esto sea una pesadilla.
Escucho un gruñido repleto de peligro y hambre a mis espaldas. No quiero girar porque se que si lo hago, algo muy malo y terrorífico me estará esperando para devorarme.
Sin embargo la curiosidad mató al gato, y este en especial, no tiene siete vidas. Giró en círculo muy lentamente. Puedo sentir como mis mejillas están mojadas gracias a las lágrimas, y mi pecho a punto de expulsar a mi pobre corazón.
Creí que al mirar con el rabito de ojo, me encontraría con un lobo enorme a punto de saltarme encima. En cambio, choco con un pecho fornido y firme, completamente humano.
Subo la mirada lentamente al sentirme intimidado por la gran presencia ante mí, que no hace más que respirar de forma pesada y lenta.
Cuando llegó a su labios noto como tiene una sonrisa traviesa en el rostro, y al llegar a su mirada...
Esa mirada...
Esos ojos...
Siento que ya los ví, que ya me consumieron internamente. Pero no recuerdo donde ni cuando.
El olor tan fuerte que desprende me hace cubrir la nariz. Es entonces que el desconocido se acerca a tan sólo unos centímetros de mi cara, quien por la diferencia de altura debe inclinarse un poco.
Ya no hay miedo, ya no hay asco.
Este sujeto es todo lo contrario a una bestia. Es un hombre que fácilmente pudo ser pintado y creado por un demonio.
Me siento excitado ante su aura segura y atrevida. Desprende feromonas en abundancia tentandome a lo prohibido.
- Es hora de que despiertes Jimin...
- ¿Qué?- cuestiono incrédulo. Hace unos segundos estaba que moría de miedo, y ahora, un alfa con aura salvaje a punto de besarme, me dice que despierte...
- Que es hora de que despiertes, Park Jimin...
Me siento en la cama de un sobresalto, y una jadeo se escapa de mis labios como si no hubiera podido respirar por horas.
Algunas gotas de sudor descienden por mi sien hasta llegar al cuello, en donde culminan su recorrido en mi camisa sin mangas dejándola empapada.
- Joder, otra vez...
Digo "otra vez", porque en reiteradas ocasiones me he despertado de la misma manera y con el sueño teniendo el mismo final. Las imágenes siempre son distintas, así como también el ambiente. Pero el señor sexy y el final siempre es el mismo.
Llevo ambas manos a mi frente ante el dolor de cabeza que da inicio. Aún tengo falta de aire y náuseas antes las imágenes tan asquerosas que me tocó experimentar esta vez.
Suspiro pesado y me quito las sábanas. Me siento en el borde de la cama quedándome unos minutos mirando a la nada procesando que ya estoy en la realidad; por último, me coloco mis pantuflas de dinosaurio color verde.
Me impulso con el colchón, y me levanto de este para dirigirme directamente al baño, en donde después de hacer mis necesidades y darme un baño relajante, salgo con la toalla envuelta en la cintura.
Observo el calendario a un lado de mi cama marcando treinta y uno de Octubre, la fecha que más detesto en todo el año. En donde la gente estúpida se dedica a asustar a miedosos como yo, y las personas con hijos salen a pedir dulces por toda la ciudad.
Suspiro una vez más resignado a que mi día no será el mejor, ya que tampoco empezó de buena manera.
Suelto mi toalla y me dirijo al ropero. Me coloco la ropa interior; junto a ella un pantalón de mezclilla. Una manga larga de color marrón cuello tortuga, con unos converse negros caña alta. Mis favoritos.
Me peino el cabello hacia atrás para acomodarlo un poco, pero todos los mechones rebeldes y rubios regresan a mi frente.
- Creo que necesito un corte...- digo mientras opto por ponerme una gorra, y el detalle final, lentes de Sol.
Quizás el Sol no está tan fuerte en estas épocas del año, pero sin duda es molesto para las personas de ojos claros como los míos.
Luego de echarme perfume salgo finalmente del departamento, y me dirijo a mi florería.
Hoy por ser día festivo cerrare mucho más temprano. Generalmente suelo quedarme preparando nuevos ramos florales o incluso atendiendo clientes hasta tarde. Además de que debo visitar a mi abuela antes del anochecer para no tener que lidiar con la gente idiota que se toma muy enserio esto de causar miedo.
Mi noble anciana se acaba de mudar a la mitad del bosque, y según sus palabras, ya es una omega muy vieja para vivir en una ciudad con tanto movimiento. Prefiere el campo y el aire limpio.
Mis padres se negaron y le sugirieron vivir en la casa con ellos, pero es terca cual mula, y se negó.
Ahora debo visitarla por lo menos dos días a la semana, y todos los domingos para asegurarme de que siga viva, contrario a lo que hacía cuando vivía en la ciudad dónde podía visitarla casi siempre.
Me retiro los audífonos los cuales me coloque a la mitad de camino con tal de ignorar el bullicio de la urbe, y abro el cerrojo con la llave.
Me adentro e inmediatamente cambio mi letrero bien al estilo vintage, de Close a Open. Dejo mi mochila en la barra de madera donde atiendo a mis clientes, y seguidamente respiro hondo el exquisito aroma de mis hijas coloridas.
Amo las flores. Ni bien terminé la secundaria, inverti todos mis ahorros en este negocio, luego de que mis padres me regalaran mi departamento.
Paso el día ocupado atendiendo varios clientes; casi todos llevándose ramos de colores cálidos. La verdad no sé para que los usarían, pero agradezco las ganancias.
Además de que me ayudó bastante a no pensar en la terrible pesadilla de esta mañana.
Han pasado aproximadamente ocho años desde aquel suceso. Desde que lo ví por única y última vez, siendo suficiente para dejarme hipnotizado con esos ojos de un color candente, y esa mirada tan predecible, tan lujuriosa.
Mi familia casi enloquece cuando no aparecí hasta el día siguiente. Y mi padre, siendo un militar y jefe de las fuerzas especiales, envió a todo un equipo táctico en mi busca, encontrándome a la mitad del camino.
Hasta el día de hoy no sé qué sucedió en esa cabaña, ni como es que acabé durmiendo en la vieja cama del lugar.
Lo último que recuerdo es que el desconocido liberó un tipo de olor que me hizo caer rendido al instante, para no despertarme hasta la mañana siguiente.
Descubrí que era un omega días después del suceso. Algo sumamente raro.
Mis padres después de mis trece años se mantuvieron muy preocupados al ver que su único hijo no tenía una casta definitiva como todos los adolescentes de mi edad.
No obstante, luego de oler y sentir sus feromonas hasta el rincón más recóndito de mi cuerpo, extrañamente me revele como un omega.
Después de pasar mis celos y masturbarme imaginando que eran esas grandes manos las que reemplazaban las mías; ese cuerpo tan ardiente y esa actitud tan dominante cual alfa, descubrí que me había vuelto loco.
Podía haberme quitado mi castidad ese día. Prácticamente me tenía en bandeja de plata. Sin embargo a pesar de estar en celo y respetar que era menor, se abstuvo a tocarme siendo un verdadero hombre y caballero.
Prefirió dormirme y dejarme encerrado solo en su cabaña protegiendome del peligroso bosque, que ceder ante sus deseos.
Debió ser muy difícil y doloroso. El celo de un alfa es más intenso cuando se trata de los impulsos y el deseo. Por ende son más salvajes a la hora de tener relaciones.
Mis padres solo conocen la versión que yo les conté.
Para ellos me perdí en el bosque y con suerte dí con una cabaña vieja donde pude refugiarme hasta la mañana. Obviamente omiti la parte del sujeto que me ayudo.
Y si me preguntan porqué, la verdad no sabría que decir. Mis instintos y mi lobo actuaron por si solos. Desgraciadamente en todos estos años las pesadillas son como una secuela de lo que viví. Como un recuerdo de que ese hombre pudo haberme devorado, pero no lo hizo.
En sus ojos solo ví deseo, nunca sed de sangre.
Saco la mano de mi barbilla al ver cómo el último cliente que está disfrazado solamente de un plátano amarillo grande en su cabeza, sale feliz y sonriente.
Cambio mi pequeño cartel de Open a Close, le pongo seguro a la puerta, y me dirijo directamente hacia la caja para hacer las cuentas del día.
Estoy muy concentrado y pensativo calculando números y anotando, cuando escucho un golpe exagerado en la puerta de vidrio, que me hace saltar en el lugar y liberar un grito agudo.
- ¡Joder!- exclamo llevando la mano hacia mi pecho.
Observo hacia afuera, pero me asusto nuevamente al encontrar a un maniático con una máscara aterradora que no sé de que personaje de película será.
Es por esto que odio Halloween...
Maldigo una y mil veces cuando el sujeto se quita la máscara, notando que es mi primo Taehyung.
No sé porque me sorprende. Desde niño ha sido una espinilla en el trasero.
Camino con pasos pesados hacia la puerta, y con una cara de "Te voy aniquilar hijo de puta en cuanto abra"
El muy idiota aún sigue riendo cuando quito el seguro y la abro.
- ¡Eres un imbécil Taehyung!, ¡un jodido imbécil!- doy un pisotón fuerte en el suelo- ¡Sabes cuánto odio que me asusten!
- Cálmate ya Mimi, por Dios, ¿qué desayunaste hoy?, ¿leche de tigre?
- Que te jodan. Con semejante susto piensas que te voy a recibir con una sonrisa.
- Deberías. Vengo a hacerle un favor a mi primo favorito.
Me cruzo de brazos mientras lo observo aún con los latidos a mil- Soy tu único primo.
- Pero el favorito- suelta una de sus típicas sonrisas cuadradas que lo hacen ver como idiota.
- Créeme que si hubieras tenido más primos, tu esperanza de vida hubiera quedado a tus quince.
- Me ofendes Mimi. Yo soy muy tranquilo y bueno.
- Ahora dilo sin reirte.
Tae y yo siempre fuimos cercanos desde niños. Hicimos demasiadas travesuras juntos dándole numerosos dolores de cabeza a nuestros padres y abuelos. Sin embargo el muy subnormal se quedó en la etapa de la niñez y hasta el día de hoy, sigue haciendo de las suyas, sobre todo conmigo.
- ¿Qué sucede Tae?- cuestiono mientras regreso a la caja para sacar el total de mis ganancias.
Él se adentra a mi tienda, y cierra la puerta nuevamente.
- La tía Mina me mandó a traerte esto.
Guío mi mirada a sus manos- ¿Una cesta?, ¿y para qué?
- Dice que la abuela Jihyo pescó una terrible gripe. Aquí hay sopa y algunas frutas.
- ¿Y que soy? La jodida Caperucita Roja. Ni en un millón de años llevaré esa cesta anticuada.
- Órdenes de la tía, Mimi. Según ella lo mantendrán caliente y fresco.
Suspiro hondo porque se que si no llevo la bendita canasta, mi madre me hará regresar por ella.
- Bien. Déjalo ahí encima...- señalo la silla que se encuentra en una esquina- Me iré en unos minutos.
- Te acompañaria pero tengo problemas en la universidad y debo estudiar para los exámenes. Otro día iremos juntos, lo siento.
- No te preocupes Tae, de todos modos no tardaré. Ve tranquilo.
- Está bien Mimi. Cuando regreses ve directo a mi casa, y hacemos una pijamada. Se que no te gusta pasar estas fechas solo.
Me acerco y lo envuelvo en un fuerte abrazo, dejándole un beso en la mejilla al mismo tiempo.
-Ahí estaré. Ahora vete que tengo que terminar de sacar las cuentas, y partir cuanto antes.
Luego de despedirme de mi primo y cerrar la florería, me encamine directo al bosque que se encontraba para mi suerte, a tan sólo quince minutos.
En el camino decidí revisar la canasta para ver si todo se encontraba en orden, cuando me encuentro con una nota de mi madre:
Cariño ten mucho cuidado. No te vayas a distraer con nada, o terminarás perdido como hace unos años. Tu abuela te estará esperando y me avisará cuando llegues y cuando salgas. Se que no habrá señal a la mitad del camino, por eso te dejé esta nota.
Asegúrate de caminar por el sendero más largo por favor.
Te conozco demasiado.
Besos. Mamá.
Guardo la nota en el bolsillo de mi pantalón mientras sonrío gracias a su mensaje.
Desde que me perdí en el bosque hace ocho años se han vuelto mucho más sobreprotectores que antes. De no ser porque la abuela decidió mudarse a una cabaña remodelada a mitad de la nada, jamás hubiera vuelto.
Continuó caminando y tardo pocos minutos cuando doy con el pequeño sendero que dice en la nota.
La primera vez siquiera se por que parte del bosque entré para terminar perdido de semejante forma, tuve mucha suerte.
Por suerte apenas son las cinco y media de la tarde, tiempo suficiente para ir y regresar sin preocuparme de que me alcance la noche. Al menos es media hora de ida, y otra media hora de vuelta.
Introduzco las manos en los bolsillos delanteros del abrigo rojo que tenía guardado en la tienda, pues la tarde inesperadamente se volvió algo fresca y nublada.
Me coloco la capucha al sentir como mi cabello blanco y esponjoso, se despeina demasiado gracias al viento que se vuelve más intenso en tanto me adentro más al bosque.
Los colores a mi alrededor son cálidos y muy hermosos. Algunos de los árboles se encuentran con las ramas sin una sola hoja, y los restantes con varias de ellas cayendo o en el intento de no hacerlo.
Todo es amarillo y de un naranja fuerte. Algunas ramas crujen a mis pies, pues se encuentran secas y sin vida.
El otoño es mi estación favorita de todo el año. La temperatura es perfecta. Ni mucho calor, ni mucho frío. Sin humedad, y mucho menos insectos.
De no ser porque el último día de Octubre se celebra una fecha que para mí es innecesaria, entonces sería inmejorable.
Veo como algunos pajaritos vuelan de un árbol a otro, y algunos conejitos de color blanco saltando y escondiéndose en los arbustos.
Mi abuela tiene razón, la vida en el bosque es muy pasiva.
Cuando recuerdo que debía prestar atención por donde caminaba para no perderme, ya es demasiado tarde. Me encuentro rodeado de árboles y más arbustos, sin localizar ninguna cabaña.
Miro la hora en mi teléfono notando que marca la seis de tarde. Estuve media hora mirando a la nada y distraído, sin percatarme siquiera por donde iba.
- Maldición Jimin. Otra vez te perdiste.
Un crujido o algo parecido al sonido de una rama quebrandose, me hacen mirar hacia atrás poniendo mi cuerpo en total atención.
No veo nada. Seguro fue algún animalito como los que ví hace unos minutos, o eso quiero creer. Aún es demasiado pronto como para entrar en pánico.
Ok, necesito pensar. No puedo quedarme a la mitad de la nada, pero tampoco puedo avanzar o me puedo perder mucho más.
- ¿Qué hago?- me cuestiono mientras le doy una pequeña mordida a mi labio inferior y muevo la pierna en señal de desesperación.
Tentando a mi suerte nuevamente, decido seguir avanzando. Quizás logre dar con la cabaña de mi abuela. De todas maneras no me faltaba mucho para llegar.
Debo apresuar el pasó, el sol ya se está ocultando. Si logro encontrar la casa de la abuela, me quedaré a dormir con ella hasta mañana.
🍁🎃
Caminar fue un error. Ahora estoy peor que antes como era de suponerse.
La densidad de la arboleda aumentó, y lo peor es que los rayos del sol ya casi se esconden en su totalidad.
Perdido en el bosque por segunda vez. Sólo a un idiota como yo le pasa.
Saco mi teléfono nuevamente del bolsillo, y lo alzo por encima de mi cabeza en busca de señal.
- Nada...
Los árboles son demasiado altos como para subirme y ver en donde me encuentro, y yo demasiado miedoso para arriesgarme y morir en el intento.
No me queda otra más que encender la linterna antes de que oscurezca del todo, y seguir caminando hacia el frente.
La temperatura baja a está hora de la tarde, sobre todo en otoño y en invierno. Pronto este abrigo y pantalón no será suficiente para protegerme de un viento que a cada segundo se vuelve más fuerte y gélido.
Ahora si quiero llorar. No ayuda tampoco que los recuerdos del pasado lleguen a mi mente, y junto a ellos mis miedos.
Pavor al encontrarme otra manada de lobos hambrientos con intenciones de devorarme, y miedo también a no encontrar la cabaña y al hombre que en ese momento me protegió.
Todo se vuelve oscuro, las nubes ahora se tornan de un color rojo. La Luna no da señales de aparecer, pero según el clima de hoy, habría Luna llena.
A cada rato reviso la señal de mi celular, pero es lógico. No hay nada.
Localizo una roca a tan sólo unos metros, camino hacia ella para sentarme a recuperar un poco de aliento. Dejó la cesta en la tierra, y agarro una manzana del interior para comerla con la intención de recuperar energía.
Odio la oscuridad, de hecho le tengo fobia, y al estar a la mitad de un bosque sin siquiera una luz a mi alrededor, me tiene prácticamente con las manos sudando.
El miedo es algo horrible y te hace ver y escuchar cosas donde no hay. Tu cerebro te juega una mala pasada.
Veo sombras que se mueven, rostros que me observan, voces que me llaman, incluso presencias paranormales a mi lado.
Estoy temblando de pies a cabeza con los nervios de punta, cuando escucho un aullido no muy lejos de donde me encuentro.
Me paro con rapidez dejando caer la manzana. Doy un paso hacia atrás, pero mi pie se termina enredando con la cesta haciéndome caer sobre mis nalgas, siendo mis codos el único apoyo.
Todo el interior de la canasta queda esparcido por la tierra, incluso la sopa.
Otro aullido se escucha a lo lejos, y seguidamente de ese, dos más.
- No puede ser...- cubro mi boca con ambas manos dejando escapar algunas lágrimas.
Se está repitiendo todo como si fuera ese día, ni siquiera sé si ahora correré con la misma suerte. Estoy seguro que terminaré siendo despedazado. Me encontrarán desmembrado y sin rostro.
Mi lobo interior me rasguña el pecho al sentirse tan intimidado como yo. Mi forma lobuna no es muy fuerte, y mucho menos resistente.
Una pelea cuerpo a cuerpo con un cambiaformas, es probable que la pierda. No quiero ver como será con más de cinco.
Pero es mejor que estar en mi forma humana y ser más lento.
Me paro sin tan siquiera sacudirme la ropa y me dejó caer en mis cuatro patas. Ahora, soy un pequeño lobo de color blanco con abundante pelaje, tamaño promedio y ojos verdes.
Sin esperar un segundo más, comienzo a correr sin dirección esperando no encontrarme con ningún animal salvaje en el camino.
Los cambiaformas del bosque son salvajes y poco tratables, justamente por eso viven alejados de la ciudad. Alguno de ellos siquiera son capaces de transformarse.
Sigo corriendo sin rumbo. Mis patas son rápidas gracias a mi peso ligero, siendo capaz de saltar sobre los arbustos y ramas.
No obstante, no cuento con tanta suerte, pues a pocos centímetros se encuentran dos de las bestias que me doblan el tamaño. Sus iris se ven rojas a mitad de la oscuridad que domina nuestro alrededor. Sus dientes blancos y afilados se abren paso cuando se dan cuenta de mi presencia.
Intento regresar por donde vine, pero otros tres me acorralan por detrás, y tengo dos a cada lado.
Agachó las orejas y meto la cola entre las patas ante el miedo que se presenta. Algunos me ladran, otros me gruñen, y el resto solo me muestra sus dientes afilados, con el hocico arrugado.
Inesperadamente, uno de ellos me salta encima cuando está lo suficientemente cerca, agarrandome del cuello y lanzadome hacia otro lado.
Me defiendo y lucho como puedo. Doy unas cuantas mordidas, pero no son suficientes para causarles daño.
Cuando están a punto de atacarme entre todos dejándome tirado en el suelo en mi forma humana, un aullido mucho más alto y agudo se abre paso entre ellos.
Apenas me puedo levantar o mantener los ojos abiertos, pero lo último que veo antes de desmayarme con el cuerpo totalmente desnudo, un lobo negro extremadamente grande, despedazar a los que por apenas unos segundos, casi me convierten en su cena.
🍁🍂
Un aroma familiar y que recuerdo a la perfección es lo único que me anima a abrir los ojos. Mis párpados se sienten pesados, y mi cuerpo pareciera tener tres bolsas de cemento encima. No puedo mover nada.
Cierro los ojos nuevamente, e intento una vez más. Esta vez puedo mover mi brazo izquierdo cuando un dolor intenso me hace maldecir internamente.
Recién comienzo a recordar los sucesos de hace unos minutos. Fuí atacado por una manada de lobos, y casi muero. O bueno, si es que no estoy muerto.
¿No creo que en el paraíso se vea todo negro?
¿O es acaso estoy en el infierno?
- ¿Despertaste...?
Mi cuerpo apenas y reacciona. Siquiera sé en donde estoy o como acabe aquí.
- No sabía que se podía ser tan imprudente...
Esa voz tan grave y autoritaria, ese olor a pino y madera fresca que me ha vuelto loco los últimos ocho años.
Mi cuerpo reacciona sin siquiera despertarme del todo. Me siento rápidamente en la cama, y retrocedo hasta quedar pegado completamente al espaldar.
Miro hacia el frente; más específicamente a la pequeña luz de una lámpara que apenas ilumina su torso desnudo y sudoroso. No puedo ver su rostro del todo, pues se encuentra oculto en la penumbrosa esquina. Aunque, esos ojos amarillos y brillantes, jamás los olvidaría.
- ¿Por qué demonios regresaste niño?
Su voz está llena de peligro, e incluso creo que está enojado debido al tono tan grave que utiliza.
No sé qué responder. Mi cerebro tampoco está despierto del todo como para procesar la situación en que me encuentro. No hago mas que mirarlo una y otra vez.
De no ser por el dolor y el ardor intenso de mis heridas, creería que es un sueño.
- Responde Jimin...
Mi nombre sale de sus labios con total seguridad como si me conociera de toda la vida. Es entonces que reacciono y logro decir lo primero que pienso.
- ¿Quién eres?
Aún no le puedo ver el rostro, pero me siento el cuerpo pesado gracias a su mirada intensa. Esos iris amarillos iluminan como focos. Parece como si me estuviera cazando, como si fuera su presa.
Su respiración es tranquila y eso me desespera. Está enojado, incluso lo pude presenciar en el tono grave de su voz.
Noto como se levanta provocando que me reduzca en mi lugar como si fuera una bolita. Ni siquiera su cuerpo bronceado y jodidamente sexy que solo es cubierto por un pantalón color negro ajustado a sus caderas mostrando parte de su V pronunciada; me hace dejar de temerle.
El tipo exala peligro por donde quiera que lo mires.
- No fue lo que te pregunte, Jimin ¿Por qué regresaste?. No te bastó con que hace ocho años casi mueres de la misma manera. Solo un idiota como tú haría eso.
Su voz siempre se mantiene calmada y baja.
¿Debo preocuparme?
Siquiera lo conozco y el tipo me regaña como si fuera mi jodido padre. Nos vimos solo una vez en esta cabaña hace años, y siquiera cruzamos muchas palabras. No quiere decir que me pueda ofender.
- Le agradezco el haberme salvado dos veces, pero eso no le da ningún derecho a cuestionarme- su rostro aún se mantiene oculto, pero su cuerpo está completamente expuesto. Mierda, el tipo está como le da la gana.
¡Concentrate Jimin!
- Si lo que le molestó es que regresara a perturbar su paz y tener que salvar a un omega débil, pues disculpe. Lamento haber entrado al bosque con la intención de visitar a mi abuela enferma, y haber terminado perdido por andar de distraído. También disculpe por no ser un adivino para ver el futuro y saber que terminaría de la misma manera que hace ocho años...
Cállate Jimin.
Mi cerebro intenta silenciar mi boca, pero como desde niño he sido un imprudente que habla lo primero que piensa...
- Oh, se me olvidaba lo último. Pedir perdón por ser delicioso y apetitoso como para que una manada salvaje de lobos me quiera devorar.
Ok, eso último no era necesario decirlo, estaba demás. Sobre todo porque pudo haberse interpretado de otra manera.
En mi defensa, estoy muy enojado aunque no sepa el motivo real.
Quizás sea por mi orgullo herido al sentirme como un estorbo. O porque el hombre que me salvó dos veces y con el que tuve un encuentro prometedor hace unos años, se convirtió en mi fantasía sexual desde que era un adolescente, atormentando incluso mis sueños. Sinceramente ya no sé que me sucede.
El cuerpo me duele y los arañazos me arden. Otro motivo para sentirme indefenso e intimidado por este alfa.
Quiero seguir reclamando, pero toda palabra se queda atorada y sin ganas de salir al ver como el atractivo sujeto se dirige hacia mi obligandolo a exponer su rostro de la temible oscuridad.
Jadeo en sorpresa y sin evitarlo llevo las manos hacia mis labios para cubrirlos.
No sólo tiene un cuerpo para chuparse los dedos, sino que también tiene un rostro precioso. Sus facciones son muy varoniles demostrando que es un alfa en todo el sentido de la palabra.
Se ven fuertes y seguras. Su mentón marcado, las cejas bien pobladas y negras. Labios finos pero rojos y carnosos. Nariz perfilada, y los ojos...
Esos ojos que se convirtieron en mi perdición desde hace mucho.
No recordaba que fuera tan cautivador.
- ¿Qué, te comieron la lengua los ratones? O en tu caso ¿Los lobos?
En otro momento lo hubiera mandado a comer tres kilos de porquería, pero ahora, ahora estoy tan hipnotizado con su mirada. Esos ojos de color fuego me están quemando cada centímetro en mi interior.
Me preocupa que se siga acercando, porque siento que si un poco de su tacto entra en contacto con mi piel, posiblemente me le tire encima. No es normal mi comportamiento. Siempre fuí tímido con los chicos, y justo por eso son contables los novios que he tenido. Y a ninguno le entregue mi flor de la pureza.
Flor que posiblemente me deja arrancar a la primera con este alfa con mirada de fuego.
Me dejó de preocupar por él, cuando miro hacia abajo por instante notando que mi cuerpo está desnudo de pies a cabeza, siendo cubierto por la simple sábana de color blanco.
Tomo el borde de esta y la llevo con rapidez hasta cubrir la mitad de mi rostro con ella. Posiblemente ahora sólo se me vean los ojos.
- No se acerque.
Noto como se ríe con burla y algo de descaro.
- Eso es innecesario, Jimin- hace énfasis en mi nombre- Ya ví cada centímetro de tu precioso cuerpo.
- ¿Cómo dice?- soy un imbécil. Es lógico. Para curarme me tuvo que quitar la ropa, y por ende ver mi cuerpo inevitablemente.
Un momento. Dijo, ¿mi precioso cuerpo?
El suelo de madera cruje bajo sus pies mientras avanza. Y cuando finalmente llega al borde de la cama, coloca una de sus rodillas en la esquina del colchón hasta hundirlo.
- Acaso no me escucho, le dije que no se...
Un fuerte olor me hace soltar la sábana de golpe, ocasionando que lleve las manos hacia adelante por el fuerte mareo.
- No haga eso por favor...- mi voz sale débil y en un tono de súplica- es muy fuerte.
Y me gusta de demasiado. No lo digo, pero lo pienso.
- Lo sabía- menciona con seguridad dejándome más aturdido de lo que ya estoy.
- No sé qué pretende ni cuales son sus intenciones, pero sea lo que sea que este haciendo, detengalo.
- ¿Por qué lo haría precioso?
- Déjeme ir. Juro que no regresaré nunca más. Se lo prometo.
El olor a pino se hace más intenso y ahora un calor se aloja en mi vientre, enviando cargas eléctricas hacia mi miembro.
¿Qué me sucede?
Me quitó la sábana de mi cuerpo y dándome apoyo en la pared, me levanto como puedo de esta. Quiero escapar de aquí, porque sea lo que sea que está haciendo este alfa, me está afectando en demasía.
Tengo una sensación muy parecida a la del celo. Los mismo síntomas. Y es imposible que este cerca, pues me falta un aproximado de cinco meses para el próximo.
Me dirijo hacia la puerta o al menos eso intento. No me interesa mi desnudez frente a la vista de este hombre, así como tampoco su mirada intensa vacilando con deseo mi cuerpo.
Cuando me creí capaz de mantenerme en pie sin apoyo, camino con una de mis manos en la parte baja de mi abdomen, en donde el dolor era más fuerte; sin embargo, ni bien avance dos pasos mis pies se enredaron entre sí, originando que casi me vaya de bruces al suelo.
Unos brazos fuertes me sostuvieron antes de que eso pasara. - No dejaré que te escapes de mis brazos de nuevo precioso...
Ay Dios, ese aroma proveniente de la parte lateral de su cuello más específicamente de su glándula olfativa, me está alterando mis cinco sentidos.
Me acercó al origen de mi locura, y mientras enrollo mis brazos a su alrededor con desespero, comienzo a olfatear desde el inicio de su hombro, hasta culminar en su curvatura.
- ¿Por qué no alfa?- la última palabra sale involuntariamente, indicando que ya perdí todo los estribos. Ahora mi lobo es el que aulla de deseo, el que me domina en su totalidad.
- Porque eres mío. Eres mi omega.
Esas palabras son el detonante de mi pequeño cuerpo que actualmente, es una bomba letal. No sé cómo ni porqué, pero ahora mismo sólo quiero pertenecerle en cuerpo y alma.
Me lanzo como una fiera a sus labios, y un suspiro sale de mi interior al entrar en contacto con ellos. Saben mucho mejor de lo que se ven.
Lejos de estar sorprendido, el desconocido enrolla sus brazos en mi piel desnuda, y profundiza el beso aplicando más intensidad y pasión.
Es como si hubiese esperado por este momento los últimos ocho años. Sus dientes sostienen mi labio inferior para jalarlo levemente separando su cabeza en el proceso, pero su distancia no dura mucho, pues regresa su accionar con mucha más fuerza, y está vez introduciendo su lengua caliente en mi interior.
Un gemido atorado en mi garganta sale sin previo aviso. Estoy tan excitado y estimulado. Mis pezones se endurecen al entrar en un roce delicioso con su pecho fornido y bien formado, en donde coloco mis manos para tocar todo a mi paso.
Su cabello negro y ondulado cubre parte de sus ojos haciéndolo parecer un completo chico malo. Su brazo derecho está cubierto de tinta de principio a fin. Incluso tiene tatuajes en sus dedos y nudillos. Dos piercing en su ceja izquierda y uno en la esquina inferior de su labio, y aretes de metal poco llamativos en ambos oídos.
Repito. El hombre está para chuparse los dedos. Su aura varonil es una completa locura para mi pobre corazón.
Sus manos descendienden lentamente moldeando mi cintura, se abren paso por mis caderas en donde luego de apretar por algunos segundos, culminan en mis glúteos.
Dejó salir otro gemido cuando una de sus palmas impacta contra ellos, creando un sonido vulgar, y rebotando en el proceso.
Es tan atrevido, tan caliente. Me encanta.
Me tomo el atrevimiento de voltearlo, colocar mis manos en sus pectorales duros como roca, para seguidamente empujarlo al colchón en donde cae sentado rápidamente.
Me mira con lujuria y algo más que no logró descifrar. Ahora mismo no me interesa. Quiero tener su polla en mi interior, corrompiendo todo a su paso.
Con la cabeza hacia arriba observandome, y una sonrisa socarrona, nuevamente coloca sus manos en mi cadera acercándome hacia a él con fuerza. Mi pelvis queda frente a frente con su rostro. Enredo mis manos en su cabello al sentir como sus labios finalmente besan mi piel.
Su tacto es pecado. Sabe que hacer y que tocar para volverme loco. Es como conociese mi cuerpo a la perfección.
Pasa su lengua desde mi ombligo, hasta casi terminar en el inicio de mi erecto miembro. Se desliza hacia la luna llena tatuada en la parte izquierda de mi cadera, y me muerde sin aplicar mucha fuerza.
Jadeo al sentir como peligrosamente se acerca de a poco a mi miembro dejando besos en el trayecto, pero nuevamente asciende con la intención de hacerme perder la nula cordura, que ya no tengo.
En ningún momento deja de observarme, y sonríe con burla al notar mi desespero.
Alfa provocador.
Su próximo movimiento es inesperado. Me gira y me lanza hacia la cama, en donde reboto sin poder evitarlo ante la fuerza que aplicó.
Alfa bruto.
Se quita el pantalón a la velocidad de la luz dejándolo en algún rincón del cuarto, y queda solamente en sus ajustados boxers.
Me muerdo mi belfo al ver el bulto que desgraciadamente sigue oculto entre la ropa interior. La V marcada es ajustada por el borde de esta, y por la diosa Luna, esos abdominales. Quiero pasar mi lengua por cada uno de ellos.
Gatea hacia mí con agilidad. Al ver la intensidad en su mirada retrocedo por instinto hasta quedar pegado en el espaldar una vez más. Aquello dura poco, pues me jala de mis tobillos con fuerza bruta, abre mi piernas, y se ubica entre ellas dejando caer su cadera para que nuestros miembros entren en contacto.
- Siente como me pones...
Al principio su roce es lento. Se mueve con calma mientras me besa con lentitud, pero manteniendo esa intensidad que lo destaca.
Mueve su cabeza de un lado a otro. Introduce su lengua, juega con la mía unos segundos, y culmina con mordidas leves en mi belfo. Al parecer le encanta, porque cada vez que lo hace gruñe con deseo. Se toma su tiempo para saborearlo.
Su mano tatuada se dirige a una de mis piernas flexionadas, hace un recorrido lento con sus dedos desde mi tobillo hasta mi rodilla, continuando hasta llegar a mi muslo.
- Mmm, aún hueles a pureza. Dime una cosa- besa mis labios y mi mentón...- guardaste tu inocencia para mí, omega- esta vez se dirige hacia mi cuello, en donde después de rozar sus colmillos en este, culmina con una mordida en mi glándula olfativa.
Para los lobos esta parte de nuestro cuerpo es muy sensible, y en los celos mucho más, logrando ser orgasmico incluso al primer contacto.
Tengo todos los síntomas de un celo, la pregunta es:
¿Por qué se adelantó?
Mis gemidos se comienzan a volver audibles al sentir tanta sobreestimulación en ese lugar. La punta de su lengua es caliente y suave. Es como si me estuviera saboreando.
- Sabes tal y como hueles. A vainilla con chocolate. Me facinas.
- Mgm, alfa...- digo al sentir como su mano que anteriormente se encontraba en mi muslo, se dirige directo a mi intimidad. El tacto de su mano es ardiente al punto de quemar. Se envuelve con suavidad en mi falo, moviendo la piel de arriba hacia abajo con lentitud.
Me arqueo en el colchón gimiendo sin control. Mis manos se van hacia la parte de arriba de mi cabeza al no saber como manejar tanto placer. Alterna sus besos húmedos entre mi cuello y mis pezones, así como también pequeñas mordidas.
Mi lubricante natural escurre de mi interior como cascada. Siquiera voy a necesitar que me introduzca sus dedos, ya estoy listo para recibirlo. Ha sabido donde tocar y como hacerlo para excitarme.
Solo espero que esto no sea un maldito sueño, porque si me despierto de esto, soy capaz de quitarme la vida.
- Por favor alfa...- ya no aguanto más. Quiero su polla en mi interior, que me rompa y me quite la "inocencia"
- Responde a mi pregunta- sin dejar de besarme, aleja su mano de mi intimidad, y siento una sensación de frío al instante. Quiero protestar, pero al sentir como se retira su ropa interior rápidamente mi lobo interior aulla de felicidad. Es hora.
- Solo para ti alfa. Soy todo tuyo.
Después de quedar completamente desnudo, su vista se dirige hacia el centro de ambos, en donde nuestras intimidades ahora se rozan piel con el piel. Su polla es tan dura que duele cuando ejerce presión en la mía.
- Jeon Jungkook...- menciona.
- ¿Qué?- ahora mismo estoy fuera de la realidad, y más cuando dos de sus dedos largos y callosos se abren paso en mi interior, moviendolos provaticamente. Los flexiona al mismo tiempo que los introduce, encontrando algo sensible en mi interior.
- Para que tengas algo que gritar mientras te follo.
Alinea su miembro en mis pliegues, y sin más que decir entra de una estocada.
- Mierda...- más que un gemido, fue una señal de lo mucho que le gustó- estás tan apretado y caliente.
Agarro su rostro y lo beso. Muevo mis caderas con descaro indicandole que ya pude moverse y hacer lo que quiera.
Espero cualquier cosa, menos que su pelvis se aleje sacando su miembro hasta la punta, y metiéndose de golpe.
Grito al sentir como encuentra nuevamente mi punto sensible. Su intimidad es de un tamaño promedio, gruesa, y muy dura.
Repite el mismo movimiento, mientras ubica ambos codos a cada lado de mi cabeza para darse más impulso. Ahora sus gemidos roncos y deliciosos se escuchan directamente en mi oído.
Es tan excitante escuchar a un alfa gemir. Quiere decir que toda su actitud dominante y autoritaria queda por el piso con solo meter la polla en el agujero de un omega. Se vuelven vulnerables.
Arremete una y otra vez manteniendo el mismo ritmo. Su pelvis impacta con fuerza en mis nalgas. Mis piernas completamente abiertas recibiendo obedientemente cada una de sus estocadas.
Sostiene la parte baja de mi rodilla con una de sus manos, abre más mi pierna inclinandola un poco más hacia arriba, y retoma sus movimientos.
Diosa Luna, me enviaste un alfa malditamente guapo, y una bestia en la cama.
Muchas gracias.
- ¡Jungkook!- gritó al sentir como sus embestidas se descontrolan por cada minuto que pasa. Las venas de su cuello y antebrazos se marcan al estar ejerciendo tanta fuerza. Su cabello negro, se adhiere a su frente gracias al sudor.
Mi interior se siente caliente gracias al roce de su miembro. Puedo sentir como las venas de este rozan en la piel de mi interior. Su glande perfecto es lo que estimula una y otra vez mi punto.
Gimo y grito agradeciéndo que estamos a la mitad a la nada. Es un placer difícil de describir pero tampoco imposible. Más que todo mis emociones son las complicadas.
Libera mi rodilla pero se sostiene en las suyas, quedándose entre mis piernas sin escapar de mi interior. Sostiene mis caderas y alza mi culo hasta tenerlo a la altura de la parte baja de sus abdomen.
Arremete nuevamente, esta vez dándose impulso con mi cuerpo.
Me sostengo como puedo del colchón, pues la posición me obliga a colocar mis manos a cada lado para no resbalar e irme hacia atrás.
Soy pequeño y delgado comparado con él, así que no le es difícil cargarme con apenas sus manos, y moverme al compás de sus embestidas.
- Grita. Quiero que le demuestres a tu alfa lo mucho que lo estas gozando.
Sus palabras, su tono grave lleno de peligro. Todo en este hombre es perfecto.
Acatando sus órdenes, me dejo llevar por el placer, concentrándome en el cosquilleo exquisito en mi interior.
Mis gritos son sinceros así como también mis gemidos. Mi miembro, que rebota duramente en mi piel, expulsa sin control parte del semen que hago lo posible por no liberar del todo.
Quiero disfrutar más de este hombre, siendo que será la primera y última vez, que lo tendré entre mis piernas.
- Jun...espera- apenas y puedo gesticular.
Con un movimiento rápido y jodidamente varonil, me deja en cuatro y con el pecho pegado en el colchón. Mis pezones sensibles entran en contacto con la sábana caliente y llena del sudor de ambos. Se siente tan bien.
Nuevamente me embiste mucho más rápido. Mis glúteos rebotan una y otra vez sin vergüenza causando sonidos obscenos.
Mis piernas, se encuentran abiertas completamente, y agradezco la buena elasticidad que poseo. Por otra parte, mi polla entra en roce con las sábanas debajo de mí, brindadome doble no, triple placer.
Estoy a punto de llegar, y al parecer él también, pues gime al mismo tiempo que yo.
- Dios, tu culo es tan bueno o mejor de lo que imaginé.
La calentura te hace hablar y decir tus más oscuros deseos. No te resistes a tus emociones.
- Es tuyo, alfa Jungkook. Haz lo que quieras.
Al parecer esas palabras lo descontrolan, porque en el mismo instante, agarra parte de mi cabello en un puño y me jala hacia atrás hasta pegar ni espalda en su pecho.
- Dios...- gimo al sentir como su mano sobrante se dirige a mi miembro y la comienza a mover al ritmo de sus embestidas, las cuales, se mantienen constante y fuertes.
Es tan resistente, intenso y apasionado. De haber sabido estos detalles en el pasado, me le hubiera lanzado encima a la primera.
Alerta: era menor de edad.
Escucho como gruñe y gime al mismo tiempo. Y entre el movimiento de sus manos, junto a su experimentado vaivén, alcanzó un orgasmo tan intenso, que mis iris de color verde olivo se van hacia arriba inevitablemente, poniendo mis ojos en blancos.
Mi cuerpo se queda temblando y dando varios espasmos mientras grito su nombre varias veces en tanto los fluidos de mi pene siguen saliendo en tiras.
Jungkook continua con sus embestidas, pero no es más que mi interior exprime su falo con la misma fuerza de mi orgasmo, y termina soltando todo sus líquido caliente y espeso en mi interior.
- Que rico...- dice en mi oído aún moviéndose en mi sobreestimulado canal, pero perdiendo fuerza poco a poco- Eres el rey de lo demasiado. ¿Sabías?
Dejó caer mi cabeza en su hombro cuando finalmente se detiene, y sonrió ante sus palabras.
- No hasta ahora- respondo con voz temblorosa y apenas audible.
- ¿Te lastime?
- ¿Y preguntas ahora?
- Bueno en realidad sólo intento ser caballeroso y un buen partido para mi omega. Pero tus gritos y tus gemidos fueron suficientes para demostrarme que estabas lejos de sentir dolor- en su voz puedo sentir algo de burla.
- ¿Por qué sigues diciendo que soy tu omega?- giro mi cabeza con la poca fuerza que me queda, y lo miro con los párpados pesados a punto de cerrarse.
- ¿Aún no lo entiendes verdad?
Con mucho cuidado sale de mi interior dejando una sensación de vacío insatisfactoria. Me da un beso en la frente dejándome completamente sorprendido, y finalmente me acuesta a su lado cuidandome como si fuera una delicada pieza de porcelana.
Mi pierna queda entre las suyas, y mi cabeza encima de su brazo tatuado. Me observa de forma rara. Puedo asegurar que es un alfa difícil de leer.
Quizás si lo conociera, podría saber aunque sea un poco de lo que pasa por su mente.
- Somos destinados Jimin.
Ok. Eso si me tomo por sorpresa.
- La primera vez que acabaste por accidente en esta cabaña, yo estaba en celo, es por eso que pudiste detectar mi olor enseguida. No te hice nada porque sabía que era un niño. Ni yo sé de donde saque tanta fuerza de voluntad para no hacerte mío en ese momento.
- ¿Por qué no me buscaste antes?- pregunto mientras muevo mi dedo sobre su pecho, y enmarco todos los cuadritos de su abdomen.
- Lo hice. Te he seguido desde ese día, hasta hoy.
Lo miro sorprendido. Osea, que todos esos momentos en los que me sentí vigilado incluso en mi propio departamento, eran reales.
- No iba a dejar que nada ni nadie te hiciera daño. Es por eso que esos lobos no lograron hacerte más nada.
- ¿Que pasó con ellos?
- Están muertos.
Tengo muchas dudas y preguntas. Pero sé que no me alcanzará una noche para aclararlas todas.
- Te quedarás conmigo.
- Esa pregunta está demás...
- ¿Vives aquí?-
La pregunta era importante. No sabía si mi relación comenzaría viajando kilómetros de distancia, o el haciendo lo mismo.
- No. Solo vengo a pasar mis celos aquí. Tengo mi casa en la ciudad.
Escuchar eso me alivio un poco.
- Espera, ¿tu celo?
- Si precioso. Mañana entro en celo y por lo que veo, el tuyo se adelantó. Será mejor que descanses, porque nos esperan días muy largos.
Quise brincar de felicidad. No solo había encontrado al chico de mis sueños, sino que también era mi alfa, mi destinado.
- Necesito hablar con mis padres y con mi abuela. Tienes un teléfono, o señal.
Para mi suerte, tenía ambos. Así que luego de inventar una excusa a mi padre que por poco y manda a media a ciudad a buscarme, y tranquilizar a mi abuela, caí dormido como plomo en sus brazos.
En los brazos de mi chico malo, de mi alfa, mi destinado, y sobre todo, en los brazos de mi lobo.
Jungkook
Quien lo toque, quien lo mire; o peor, quien le hago daño, se enfrentará a la ira de un alfa furioso y de un lobo descontrolado, a quién no le interesa matar y desmembrar por su felicidad. Por su bienestar.
En está versión, yo soy el cazador que lo protegerá ante todo. La única diferencia:
Soy un lobo.
Mis dientes son su arma, y lomo su escudo...
Fin.
Experiencia:
Primera y última vez que escribo una historia de terror, definitivamente no es lo mío. Siquiera sé si causará las sensaciones que deseo porque una cosa es imaginarlo en mi mente, y otra muy distinta es escribirlo.
Dudé muchas veces en continuar con este reto, me sentía demasiado insegura. De por sí no me creo una buena escritora ya que no tengo mucha confianza.
Gracias a mis amigas por soportar mis días de locura, y mis cambios de humor.
Joan y Kat. Ustedes como siempre.
También agradecer a mis lectoras por la paciencia. Espero les guste solecitos☀❤me encantaría que dejen comentarios y estrellitas si les gusta, aunque no le crean me animan mucho❤
Nos vemos pronto, besos❤
Sigan la cuenta de nuestro Club, así como también a mis compañeras de escritura:
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro