04
No había sido una buena idea el gritarles a mis progenitores sobre lo tan ciegos que estaban sobre mi persona, porque eso sólo repercutió en un castigo de una semana sin tecnología para mí.
Una y muy tediosa semana. Sentía que moriría allí mismo. ¿Y cómo haría los deberes? El fósil sobreviviente en la Era Tecnológica: libros.
Había conseguido hacer un alijo de videojuegos y pasarlo en contrabando para mi habitación. Fue sencillo: pedirle a Dong que me traiga algunos videojuegos de nuestro bunker e insertarlos entre todos los libros que traía. Creí que todo estaba consumado, pero no resultó tan bien...
Dejé los libros en mi cama después de haberlos pasado por la inspección de Xhan. Me había mirado raro, pero no descubrió el truco.
¡Había funcionado!
Me disponía a sacarlos y jugar un rato furtivamente, hasta que escuché el ruido análogo de haber pateado mi puerta para abrirla.
—¡Escuadrón Alfa Anti-Tecnología! ¡Manos arriba! —Y apareció Xhan con traje de agente de élite, apuntándome con una Nerf con mira láser en la frente.
Le hice caso e inmediatamente subí las manos en son de rendición, haciendo que los videojuegos cayeran en cama. Al menos éste anciano sabe de humor.
—¡Ay por favor, Xhan! ¿Por qué eres así? —Puchero.
—Ya sabe lo que piensa su padre acerca de desobedecerle, más si está castigada. Así que voy a confiscar esto —se acercó aún teniéndome en su mira de fuego.
—¿Y qué pasa si pongo resistencia? ¿Qué vas a hacer, dispararme con tu arma de juguete? —Reté con la mirada.
—Es un arma de agua.
Entré en pánico.
—¡¿Qué?! ¡Xhan, no te atrevas a mojarme! ¡Sabes que me cuesta mucho arreglarme el cabello!
—Entonces pacíficamente voy a tomar esto —asió el alijo de videojuegos—, y usted va y hace su tarea. Cumple con su castigo y todos felices.
—¿Qué felicidad hay en eso? —Puchero, reiteradamente.
—No sé, pero me divierte —se encogió de hombros para marcharse finalmente.
—Pfff —bufé. Abalancé mi cuerpo a la cama, sintiéndome hastiada. Habría que hacer algo.
Me dispuse a levantarme de la cama y dirigirme a la sala. Investigué los yermos alrededores, teniendo mala espina con respecto a la falta de personal de la casa. ¿Dónde estarán todos? Siquiera Xhan estaba presente.
Pero aproveché la ocasión para entretenerme un poco. Me lancé al sofá y encendí el televisor, importándome un pepino que estuviera castigada, y comenzó en el canal de noticias. Me mantuve unos segundos viéndolo, y cuando iba a cambiar de canal, hubo una noticia que impactó en contra de mi corazón, haciendo cristalizar mis ojos.
No puede ser...
"Últimas noticias: se informa que el helicóptero del multimillonario y magnate CEO de Corporaciones Choi Ltd., Choi Lee Hyuk, ha sido encontrado destruido en un acantilado colindante a Incheon..."
Permanecí estática.
No... Podía poner fe en lo que mis oidos percibían... Menos en la imagen del destruido vestigio de un helicoptero, más el logo tan familiar que se podía visualizar en la pantalla.
—N-no... Appa y omma se suponía que iban a regresar de su viaje de negocios hoy... S-se suponía que hoy íbamos a ir a comer en nuestro concurrido restaurante... S-se suponía que hoy iban a regresar...
Mi divagar fue interrumpido por el brío sónico de pasos reflexionando por los ecos de las paredes. Con lágrimas en los ojos me dirigí al origen del sonido, encontrando con la persona que menos deseaba ver en aquel entonces.
KyulDong.
—Al parecer ya te enteraste de la noticia —comentó despectivamente. Arregló su elegante corbata—. Acomódate, debemos salir ahora mismo.
Sin decir más que una orden frívola y desinteresada, se alejó.
—¡KyulDong! —Vociferé al filo del abismo de las lágrimas—. ¿Q-qué pasó con mis padres?
Detuvo su paso, sin dirigir su mirada a mí. Escuché un leve "Hm", para después voltearse con una pequeña sonrisa socarrona.
—Ya escuchaste todo, ¿no es cierto?
Fue lo único que mencionó antes de desaparecer de la instancia.
Me dejé caer en mis rodillas al suelo, sintiendo ya que el peso de las lágrimas podía más que mi alma fragmentada.
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