XVI
Unas sacudidas en mi hombro me despertaron poco a poco dejándome ver a Vixtor con una sonrisa en su rostro. Cuando estuve algo más despierta miré el reloj; eran las 10:30. Mi toque de queda era a las 12, pero el cielo ya estaba tan oscuro como una noche de invierno aún siendo mitad de verano. Cogí la chaqueta de Vixtor que tenía en la parte trasera del coche y me la puse ya que refrescaba un poco. Salí del coche y cerré la puerta para después buscar a Vixtor con la mirada. Nos había traído a un lago precioso. La tranquilidad del agua y su transparencia hacían que su reflejo del cielo fuera perfecto. Capturaba todas y cada una de las estrellas que brillaban en la cúpula negra que se cernía sobre nosotros. El lugar era precioso. Encontré a Vixtor sentado en un embarcadero que había por allí con las piernas colgando, mirando hacia el lago. Me acerqué por detrás de él, sin hacer ruido; me agaché y pasé mis manos por sus hombros hasta que llegué a su pecho para abrazarme por detrás. Apoyé mi cabeza en el hueco entre su cuello y su hombro y la dejé ahí unos segundos disfrutando de las vistas. A los pocos segundos, noté como Vix giraba su cabeza lentamente haciéndome levantar la mía de su reposo. Me aparté un poco para ver cómo apoyaba una mano en el suelo y se levantaba, erguido completamente, para después ofrecerme una mano. La tomé lentamente y me ayudó a levantarme también. Nunca me había fijado en lo alto que él era. Tenía que levantar un poco la cabeza para poder hacer contacto visual con él. Estábamos separados unos cuantos centímetros hasta que él alargó uno de sus brazos y me agarró de la cintura para acercarme a él. Notaba sus largos y finos dedos recorriendo mi espalda; dándome escalofríos. Apoyé mis manos en su pecho para no golpearme contra él y levanté la mirada para ver como sus hermosos ojos verdes me miraban brillantes. Inconscientemente, subí mis manos a su cuello y las dejé reposando tras de él. Noté como Vix se empezaba a inclinar hacía mi y, de manera automática, me estiré poco a poco hacia él levantando mis talones del suelo. Estábamos a escasos milímetros el uno del otro, ninguno parecía querer dar el paso. Vixtor había hecho ya algunos movimientos decisivos que habían acabado en nada. Yo estaba muy nerviosa. Seguramente él ya hubiera besado a muchas chicas, pero este era mi primer beso y no quería cagarla. Pero, entonces pensé; ¿qué es la vida sin un poco de riesgo? Bajé mi mirada a sus labios, parecían suaves y carnosos, para después volver a subir a sus ojos y repetir la secuencia un par de veces. Una de ellas vi como sonrió; la sonrisa más bonita del planeta. Hice un poco más de fuerza con mis punteras para subir un poco más y con los brazos para acercar su rostro a mí y besarle. Cerré los ojos como había visto en las películas y dejé que Vix llevase el control y me enseñara. Fue un beso corto ya que ninguno estaba seguro de qué hacer ahora. Se separó lentamente de mi dejándome aún con los ojos cerrados; notando la presencia de sus labios sobre los míos. Cuando por fin abrí los ojos me encontré con su rostro serio.
-¿Has sentido algo?-
"Las almas gemelas" pensé. ¿Qué debía hacer ahora? Había estado siguiendo mi único principio de no importarme quién fuera mi alma gemela sino el hecho de encontrar a quién de verdad amase. Pero, ¿y si Vixtor no pensaba lo mismo? ¿Y si él sí quería encontrar a su alma gemela? ¿Debía arriesgarme a perderlo? ¿O debía renunciar a mi único principio y mentir?
-¿Te molesta?- pregunté sabiendo que él tampoco sintió nada después de unos segundos.
-La verdad- dijo para quedarse en silencio un tiempo que se me hizo eterno- No, solo quiero a alguien que me quiera, no me importa si estoy predestinado a estar con ella o no-
Cuando oí esas palabras supe que solo podía hacer una única cosa. Me puse de puntillas de nuevo y agarré su cuello con fuerza, no con mucha para no hacerle daño, y volví a besarle. Esta vez con más intensidad. Noté como él me agarraba de la cintura acercándome a él todo lo posible. Nuestros labios bailaban juntos al ritmo de la misma música, como si todo estuviera ensayado, como si se conocieran de toda la vida. Él metió su lengua en mi boca y yo hice lo mismo en la suya para poder disfrutar más el uno del otro. Me sentía viva, me sentía feliz y, sobre todo, me sentía bien por primera vez en muchísimo tiempo. Me separé de él un poco exaltada y junté mi frente a la suya.
-A mí...- tomé un poco de aire ya que parecía que había corrido una maratón después de aquel beso- ...tampoco me importa- le miré con una sonrisa- Solo quiero ser feliz- me miró de la misma manera- Y tú me haces feliz-
-Yo también quiero ser feliz- me dijo abrazándome- Es lo que siempre he querido- Se separó y agarró mi cara suavemente para poder mirarle- Y tú me haces la persona más feliz de este mundo-
~Fin del FlashBack~
-Estoy teniendo un deja vù- dije entre risas al reconocer aquella carretera.
Esta vez era diferente. No íbamos en coche así que pude notar como el viento golpeaba mi cara a través del casco. Íbamos solos por la carretera ya que era algo tarde y el lago estaba un poco más lejos de lo que la gente pensaba. En una de los tramos en los que no había ninguna curva se me ocurrió soltarme de Vix y abrir los brazos cual Rose en Titanic. En ese momento me sentí libre y a la vez segura. Oí la risa de Vixtor cuando notó la posición en la que estaba y segundos después ya volvía a rodearlo con mis brazos; esta vez cariñosamente en vez de para solo agarrarme a él. Al cabo de unos minutos llegamos al lago. Vixtor bajó de la moto incluso antes de que yo pudiera quitarme el casco. Cuando me lo quité, me ahuequé un poco mi pelo. Vixtor se acercó a mi coqueto y me agarró de la cintura haciéndome unas pocas cosquillas haciéndome reír. Me agarró algo más fuerte y me levantó de la moto para darme una vuelta en el aire y después bajarme al suelo. Cuando le miré ambos teníamos una sonrisa en nuestro rostro. ¿Quién hubiera dicho que hace menos de una hora estábamos compartiendo nuestra celebración del segundo mes con mi hermano y la persona que peor me cae en este planeta?
-¿Qué vamos a hacer aquí?- pregunté teniendo en cuenta que la última vez solo nos quedamos mirando el lago durante una hora.
-¿Te aburre eso de mirar al lago o qué?- respondió gracioso.
-No es eso- dije yo como excusa- Es que quería hacer algo más divertido y emocionante contigo; ya sabes que no puedo estarme quieta-
-Ven conmigo- dijo mientras reía por mi comentario.
Cogió mi mano y me llevó por un sendero algo oscuro haciendo que yo me pegara más a su brazo. Pasamos de largo el embarcadero donde le besé por primera vez. Jamás olvidaré aquel momento. Tras unos minutos caminando llegamos a un claro donde no había árboles en medio de aquel campo. Más al fondo conseguí visualizar una luz tenue pero bonita. Vixtor me llevó hacía ella y cuando estuvimos lo suficientemente cerca pude ver que esa luz venía de una cabaña.
-¿Quién vive aquí?- pregunté al ver que Vixtor tenía pensado entrar.
-Yo- respondió- Al menos en verano-
Me quedé con los ojos abiertos como platos. Si él vivía aquí significaba que me había traído por alguna razón, y seguramente esa razón podría requerir más madurez de la que yo tengo ahora mismo. Vixtor comenzó a subir las escaleras cuando yo solté su mano. Me quedé parada justo en frente de la casa y de él. Mi cuerpo comenzaba a entrar en pánico mientras por mi cabeza pasaban miles de escenarios; todos con un final no muy agradable.
-Vixtor, yo...- las palabras no salían de mi boca- Yo... había dicho que... qué quería hacer... algo emocionante, pero... - puse mis manos sobre mis brazos para intentar darme algo de calor y soporte a mí misma, pero no funcionaba- Veras, yo...-
-Kat, mírame- me dijo mientras bajaba las escaleras y me envolvía en sus brazos- Tranquila, no voy a pedirte que hagas nada que no quieras hacer- se separó de mí haciendo que le mirase- Tengo juegos de mesa ahí dentro; era mi idea principal al traerte aquí, no quiero presionarte a nada-
Le miré con una sonrisa y asentí con la cabeza dejando que Vixtor me llevara dentro con él. Jugamos a juegos de mesa durante horas y, no sé en qué momento, ambos nos quedamos dormidos en el sofá.
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