15 Cappuchino Truffles
Por los oscuros pasadizos Cinco sigue a la tensa Rachel, e incluso cuando lo único que ilumina son linternas de las armas puede notar el nerviosismo en su rostro, cuando bajan las escaleras — Sigan desde aquí — la rubia se detiene, esperando que la alcancen —, la puerta da al ascensor, solo bajen al tercer piso — abre la compuerta oculta en el muro —, explícale a Chad— ordena a la menor antes de empezar a volver
— Hey ¿Crees que te irás tan fácil? — la detiene Wally, bloqueando el pasillo tras él, a la vez que Jenny la mira amenazante
— A un lado — gruñe la impaciente rubia
— Dijiste que estaba sellada ¿Cómo volverás? — le recuerda Cinco, Rachel en cambio ya le apunta al aguerrido rubio, sorpresivamente rápido
— Incluso si vuelves ahora solo le estorbarás — comenta Kuki al salir del pasadizo
— Espera ¿y si es una trampa? — grita Wally corriendo tras ella, olvidando que la rubia le apuntaba, Rachel misma lo deja ir mirando irritada a la asiática
— No importa, no hay trampa que nos pueda contener — sonríe Tres animando al chico
Jenny ve a la rubia, notando el conflicto que esta tiene, e igual pasa de ella saliendo tras los chicos — Vamos — le indica a la menor, tomándola del brazo y llevándola afuera
Aun así Abigail observa a la preocupada rubia, que solo mira arriba
— Bien, por aquí — señala Tres el ascensor saliendo primero, su pulsera de negra resina sintética contiene el dispositivo de identificación como ciudadano, además que es el emisor-receptor de los códigos que les permite no solo acceder a su casa y sitios públicos también en las torres, por haber trabajado ahí
Las puertas del ascensor se abren al instante sorprendiendo a los chicos, Wally se derrapa para sobrepasar a Tres apuntando directamente a quien sale, mas tan pronto se desbloquean las compuertas su arma es jalada de sus manos fuerte y rápidamente tirándolo al piso, atónito y confundido el australiano mira al mal encarado castaño que sale con el arma del revoltoso rubio, que brinca contra el soldado
Kuki le apunta al enemigo, cubriendo a Wally y dándole su espacio para pelear, Jenny cubre a Abigail retrocediendo, hasta que los pasos de un grupo viniendo a ellos desde otro pasillo las alarman, de tal forma que deja a Wally con Tres para voltearse enfocando su mira al pasillo, por donde varios soldados de ligeros protectores las distinguen
— Hey — grita el tipo al frente corriendo a ellas, el resto se alistan a disparar desde ahí
Cinco no se lo piensa dos veces y dispara a cada soldado decidida a detenerlos, evitando lastimarlos gravemente, tal vez aún es ingenua aunque podrían ser cualquiera de sus conocidos, por el contrario Jenny es más salvaje y dispara las extrañas detonaciones de energía al techo desbaratando los acabados bloqueando el paso con los restos, haciéndolos retroceder
Wally toma el brazo del soldado frente él cuando este intenta golpearlo, lo afirma con la derecha sobre sí y tomándole la nuca le pasa la pierna sobre la cadera, aprisionando, el soldado no sabe qué hacer y cayendo al frente por el peso del australiano le facilita la llave de lucha, Wally termina de atrapar la cabeza del enemigo pasándole por encima la otra pierna, se aferra a su brazo al caer y afirma al soldado totalmente retenido bajo él, ejerciendo presión con ambas piernas sobre este logra desmayarlo, apenas si puede sonreír cuando más soldados vienen del otro lado
— Al piso tres — los llama Tres, sintiéndose acorralados el australiano y Jenny se apresuran a seguirla, Cinco va de último, pero tan rápido entran todos al elevador y las puertas comienzan a cerrarse un arma se interpone desde afuera, o mejor dicho su cañón, aterrados ven las puertas abrirse y apuntan sus extrañas armas esperando ver al enemigo
Siendo Rachel quien entra forzando las puertas y entregándole el arma al revoltoso rubio — No solo la dejes por ahí — lo regaña al meterse, claramente fastidiada de tener que seguir con ellos, algo que ninguno menciona cuando se cierran las puertas
— Aún hay soldados dentro, armados ¿no habían tomado el lugar? — cuestiona Wally molesto
McKenzie ni siquiera lo mira, pendiente de las puertas prepara su arma — ¿Qué? ¿Tienes miedo? — se mofa, atenta al contador de pisos
— Claro que no — aseguran al unísono los chicos, decididos o retadores parecen hacerla sonreír mientras bajan los pisos que faltan.
La momentánea calma les permite a la resistencia revisar las armas y a Rachel su móvil, de hecho luce muy concentrada en este al escribir, tal vez repasando el plan o los avances, Abigail no puede estar segura ya que la rubia les da la espalda
— Estos, no usan munición ¿cierto? — cuestiona Jennifer suavemente llamando la atención de la mayor, que voltea a verla tan rápida e impactada que las sorprende —, dispara rayos o algo así ¿no? — la apiñonada intenta explicar incómodamente ante la extrañada rubia, que no solo la mira desconcertada y confundida sino casi pasmada — ¡¡ ¿Cómo diablos se carga?!! — termina cuestionando alzando la voz fuerte y estruendosamente
Mckenzie sale de su estupor, la irritante voz de la chica parece afectarle, tanto como a ellos, aun así hay algo en su enfadada mirada que la hace lucir más dolida — Con la corriente, aquí — le señala a los chicos con desagrado, retirando una placa saca un pequeño cable de la parte trasera
— ¿Qué? ¿Y cuánto tarda? — se queja la apiñonada con esa notoria exigencia en la voz, siendo ruidosa para el grupo
— Hay baterías abajo, así que no grites — pide Rachel bastante irritada, apartándose un poco de Jennifer
— ¿Realmente pueden matar a alguien? Son solo impulsos de luz ¿cierto? Las he revisado y no parecen tener gran potencia, cualquiera que sea impactado con una sola sufrirá algún tipo de electrochoque ¿o no? — pregunta Tres tras recordar los disparos de Cinco y Jenny
— ¿Así que quieres matar a tus ex-compañeros? — se mofa la rubia mirándola con sospecha —. ¿Y nosotros somos los asesinos? — ríe justo cuando se abren las puertas
— Sabes perfectamente a qué me refiero — reclama Kuki al salir tras ella, sin embargo quedan perplejos ante un grupo de soldados que les apuntan tan pronto salen del ascensor, están rodeados
— Vienen conmigo — les indica la Rachel a sus soldados, desestimando las quejas de la asiática yendo al fondo, dejando a la resistencia ante los confundidos soldados, que solo los miran
— Por ahora somos aliados — les sonríe Kuki mostrando las armas que la rubia les dio, en cambio los incrédulos militares se distancian un poco de ellos, sin dejar de mirarlos —, ¿Tendrán un botiquín? — pide llamando a la menor para señalarles su herida
Aun así los malencarados soldados ni siquiera lucen interesados, es como si los vigilaran más por cautela que por interés
— ¿Ya han llegado todos? — cuestiona una gruesa voz llamando la atención del grupo, a Abigail le resulta conocida como si ya la hubiera oído hoy, el fornido soldado usa uno de esos protectores con la parte de los ojos cristalina, sus gruesas y definidas cejas son muy particulares, además es un poco más bajo que el alto oficial rubio que viene tras él
— Si, ellos son los cabecillas — aclara Chad usando uno de esos comunes uniformes sin rango, es él quien trae el botiquín y se lo entrega con indiferencia a la asiática
— Uno nos pidió venir aquí — Tres lo toma despreocupadamente, buscando vendas y medicamento para curar a la menor mientras Wally permanece detrás, a la defensiva —, pero no planeo esperarlo, lo siento ya hicimos escándalo arriba y debemos apresurarnos — explica con seriedad a la vez que Jenny escolta a Abigail, claramente tensa
— Nosotros también tenemos prisa, mas no confundas la imprudencia con valor — asevera Dickson
— Hablas como un viejo — se burla Wally buscando a su grupo, los jóvenes infiltrados parecen reconocer sus voces, viniendo rápidamente y al distinguirlos corren a ellos
La leve y escueta curación que le pone la asiática sorprende a Cinco, ya que al parecer esta Kuki no tiene mucha experiencia, así que con una sonrisa se encarga de su herida, en lo que los bulliciosos chicos de la resistencia se reúnen con sus líderes, — Iremos por los nuestros en la segunda torre, están prisioneros y no voy a dejarlos ahí — decide la asiática reorganizando a su equipo, sin pasar por alto que les han dado también de esas armas negras y los infames brazaletes
— Nueve ya está ahí — interviene el fornido chico de cejas negras, deteniéndola —, si van ahora solo le estorbarán.
Su tono autoritario cala en los más jóvenes de la resistencia, que atentos a su líder esperan nerviosos
— Yo no estorbo, llegó y ganó — sonríe Tres desestimando las negativas del pelinegro, dándole la espalda y reuniendo a su equipo
— Así se habla — sonríe Rachel viniendo del fondo con un uniforme más genérico, dejando su notorio uniforme de alto rango, ajusta sus guantes mientras llega a ellos — Dale un grupo, ella es muy terca, solo lo entenderá cuando este ahí — le comenta a su novio, que asiente levemente
— ¡¡44A y 44B vayan!! — grita Dickson autoritario, cuadrando a los militares, un par de soldados salen al frente y tras ellos sus grupos se organizan siendo al menos 20 animados chicos por grupo
Tres no parece muy convencida — Quédate aquí — le pide a Jenny, aceptando ir con ellos —, cuídala — señala a la morena
— ¿Qué? No — Abigail trata de negarse, en vano pues los tres grupos salen a las escaleras, medio organizados y ruidosos
— Los ascensores están vigilados — grita 44B corriendo frente su escuadrón con los subversivos de último
Tres y Cuatro van sin caretas lo que hace sonreír a Rachel — Esos idiotas, olvidaron las baterías extra — musita claramente divertida
— 44 lleva extra — aclara el estricto pelinegro
— ¿Cuál? — cuestiona la rubia
— ¿Cómo voy a distinguirlos? — responde él malhumorado chico mirando a su propio escuadrón —. justo ahora ninguno de nosotros es reconocible — asevera señalando al grupo, y como tampoco traen la banda amarilla con el símbolo de Grandfather —, iremos arriba, deben haber muchos tipos del instituto escondidos y alarmados por no saber qué pasa — comenta avanzando con su equipo tras él
— Nosotros limpiaremos los primeros pisos — sonríe Rachel antes de ponerse el ligero protector, con su propio grupo listo y provocadores apoyándola
— No queremos bajas — pide Chad haciéndola reír, mientras su escuadrón va a las escaleras del costado
El escándalo de la compañía de McKenzie es algo desconcertante para Abigail, aunque la tranquilidad de los chicos presentes le da una clase de seguridad
— Nosotras debemos ir al diez — exclama Jenny, tomando algunas de esas gruesas baterías de las cajas de munición, guardándolas dentro de su traje
— ¿A la máquina? — cuestiona Chad extrañado, incluso el soldado pelinegro para interesado
— Si, regresarla es su prioridad — responde la apiñonada, con resignación
— Iré con ustedes — asiente el rubio decidido, sorprendiendo al resto de soldados
— ¡ No necesito escoltas Dickson ! — se rehúsa Jennifer al ir por Abigail, que tras terminar su vendaje verifica que tanto puede mover el brazo —, no dañaré ninguna de sus preciosas máquinas — suelta más brusca
— Eso ya lo sé, y también que aún hay enemigos arriba — Chad intenta hacer entrar en razón a la apiñonada chica
Y solo consigue irritarla más — ¡ No somos unas niñas indefensas ! Y no te preocupes tampoco mataremos a tus queridos amigos — asevera Jenny, con esa ferocidad que Cinco reconoce de la pelirroja, no obstante el rubio luce más crispado, entonces sorpresivamente ríe el soldado pelinegro, rompiendo la tensión entre ambos —, ¿Qué es tan gracioso?— cuestiona Jenny tomándolo personal
— Que discuten como niños — ríe el pelinegro, por el protector lo único perceptible de su expresión son sus gruesas cejas negras y esa jovial mirada que le da a la chica, irritándola
— ¿Cómo te atreves? — se queja la apiñonada, él no insiste y avanza guiando a su equipo — ¡ Hey !— le exige la joven yendo tras ellos
Abigail duda en seguirlos y justo Chad llega a su lado — Vamos o nos dejarán — musita, indicando a su escuadrón que vayan abajo, ambos se dirigen arriba mientras los jóvenes soldados parten como apoyo al grupo de Rachel
Algunos se quedan cuidando las municiones y eso llama la atención de la chica — Tienen comunicaciones ¿cierto? ¿Seguras? — le pregunta a la vez suben las escaleras
— Si, pero no preparamos algo con los rebeldes — susurra Chad o al menos eso cree la menor, es difícil saberlo por el protector facial —, lo lamento, tampoco tengo uno para ti, aunque seguro esa chica (Jenny) podrá comunicarse con su equipo y conociendo la fama de Sanban pronto conseguirá alguno — explica al pasar el piso ocho adelantándose a la chica — Iré por Uno — le avisa al pelinegro
Que en cada piso ha ido dejando algunos chicos para que lo revisaran — Tu equipo también está subiendo, parece que abajo no hay tantos ciudadanos como creímos — le informa, aunque el rubio ya ha sobrepasado al grupo por al menos dos pisos, tras él la pequeña risa de la pecosa se oye
— Vamos Cinco, solo son dos pisos — Jennifer insiste a la morena guiñándole un ojo al verla, confundida Abigail asiente apresurándose a alcanzarla
— Tal vez deba ir con ustedes — comenta el pelinegro dividiendo otra vez a su grupo, algunos chicos corren al piso actual y él las mira atento dejando en misterio si sonríe pues su protector cubre su boca, la apiñonada de verdes ojos solo lo mira desconfiada —, para abrirles la puerta — exclama el chico mostrando su identificador (brazalete negro) logrando que sonría
— No hace falta — presume la alegre chica el suyo —, mis códigos aun sirven— agrega con cierto orgullo tomando la mano de la morena al salir corriendo escalera arriba, dejando al pelinegro claramente confundido
Todo es extraño para Abigail, por un momento esa plática le sonó tan familiar y reconocible, mirando atrás puede ver al chico tratando de retomar su postura seria ante su equipo, junto la cálida sonrisa que aparece en Fanny
— ¿Lo conoces? — pregunta Cinco al tomarle el ritmo
— ¿Qué? No — Jenny niega rápidamente — Solo que... fue divertido... cómo lucía — ríe tras breves pausas, esa risa es tan de Fanny para la menor y aun así inusual.
Al llegar al piso diez lo primero que ven son las enormes y blindadas puertas que sellan al nivel entero, estando a la derecha de las escaleras parecen ser la única entrada al piso o tal vez su ruta de escape ya que el uso de estas escaleras no parece común. Fanny avanza al frente y algo tensa pasa su identificador por el lector, abriendo rápidamente la entrada, el sonido de los pistones hidráulicos desconcierta a la menor. en cambio la otra entra apuntando con la linterna del arma encendida
El pequeño espacio que se encuentra del otro lado es casi una intersección de cuatro caminos, en la que cada lateral dirige a unas puertas blancas, sin letreros o señales, aun así lo más llamativo es la compuerta blindada frente ellas, bloqueando su avance, enorme y de reflejante superficie parece demasiado gruesa o reforzada, inesperadamente la primera puerta se cierra tras ellas
Confundida Abigail ve ese "lugar" llamándole la atención el par de escritorios, simplistas y blancos, cada uno cerca de su respectiva puerta lateral, como si fueran su recepción — Diablos — musita Jennifer mirando la enorme entrada mientras va con dudas al lector —, esta es nueva, no estaba aquí el año pasado — susurra casi para sí, la menor se acerca intrigada cuando la puerta de la izquierda se abre alarmándolas, ambas apuntan expectantes — ¿Quién es? — exige la pecosa con esa estruendosa actitud
Para Cinco la pregunta no tiene sentido, ellas son las intrusas y solo advierte al enemigo por lo que agachándose apunta intentando cubrirse con uno de los escritorios
— Soy yo — contestan levemente —, lo siento ¿las asuste? — la grave voz es muy tenue para distinguirla
— Sal lentamente y con las manos arriba, donde pueda verlas — ordena Jenny determinada, aguzando la mirada, su rostro se vuelve demasiado serio para el gusto de Abigail, sin avanzar la pecosa alumbra frente ella,con la lámpara, aunque la leve silueta apenas si se mueve
El murmullo de pasos aproximándose alista más a la mayor, que como Cinco ve el rápido reflejo de luz, Jenny dispara al instante en cambio la figura corre al otro lado — Maldito — murmura la apiñonada consciente de que no le ha dado, las luces se activan desconcertando a Cinco y tensando más a la mayor, que no baja la guardia al salir corriendo en busca del fugitivo
— Espera — pide el intruso repentinamente, deteniéndola —, soy yo, Hoagie, lo siento ¿las asuste? — se disculpa al salir lentamente con las manos arriba, su pálido rostro junto con el leve temblor en su voz confirman el temor por casi ser freído —. Jen ¿Qué hacen aquí? — se extraña, la apiñonada baja el arma
— ¿Qué haces tú aquí? — pregunta ella, molesta
— Bueno...oí que — él intenta responder
— Escucha, no me importa que creas que haces — Jennifer lo interrumpe tan brusca como siempre — El operativo de Tres es muy serio y no deberías estar aquí — lo regaña irritada, agudizando pesadamente su voz
— Sí, ya sé pero vine para regresar a Abby — responde Hoagie notoriamente cohibido, mientras tanto Cinco sale de su "escondite" —, yo puedo encender la máquina — él le sonríe a la menor, yendo a ella
Jenny los mira un segundo antes de ir a sentarse en el otro escritorio — No creo que puedas — señala la puerta interna
— Oh, cierto — murmura el robusto castaño observando el enorme obstáculo
— No importa, volveré después — asegura Cinco, desconcertando a ambos —, quiero quedarme y ayudar — agrega y él sonríe
— ¿Sigues con eso? — Jenny la mira incrédula
— ¿En serio? — pregunta Hoagie alegre
— Sí, bueno... habrá muchas cosas que hacer tras ganar ¿verdad? — piensa Cinco en voz alta, sonriendo esperanzada
Incluso deja al chico tomar sus manos — Genial, entonces vamos, tengo un pequeño refugio donde estaremos protegidos en lo que estos terminan su guerra — la emoción de Hoagie es clara, pero el modo despectivo de lo último la desconcierta
— Ah, de hecho ¿Por qué no te quedas con Jen y yo voy por Uno? — sonríe Cinco soltándose para ir a la salida
— ¿Por Uno? — pregunta el castaño con un tono áspero, casi sombrío
— Sí, Tres hizo una especie de acuerdo, tregua no sé y estamos ayudándolos — responde la apiñonada con extrema tranquilidad, pretendiendo pasar de la reacción del chico
— Esa Sanban, lo que sea por ganar ¿cierto? — farfulla él incomodando a las chicas
— ¡Hey! — le reclaman ambas
— No hables así — se queja Abigail, alejándose más de él —, ¿Puedes abrir la compuerta? — le pregunta a Jennifer, sin perder de vista al robusto castaño, que cabizbajo respira sonoramente
— Tal vez deba ir contigo — musita la apiñonada, levantándose cautelosa
— No esperen — las llama Hoagie volteando tan rápido que las sorprende, su tensa sonrisa junto con el extraño reflejo en sus lentes, que impide verle los ojos, les da escalofríos —, debemos cuidar la maquina ¿cierto? — insiste y ninguna sabe si deben asentir, en lugar de eso retroceden casi instintivamente —. Jen, dame un arma, tú puedes ir por Uno ¿verdad? Cuidaré el lugar con Abby — explica al ver la incertidumbre en ambas
— No, no te daré un arma — la estricta voz de la pelinegra resuena por el cuarto — Lo siento Hoagie pero no creo que debas tener una — lamenta casi cordial
Igual él no parece prestarle atención — Abby dame tu arma — le pide a la menor, con una extraña sonrisa
— Para nada — responde ella afirmándola más, no quiere retroceder, sin embargo siente la fuerte necesidad de hacerlo
La tensa atmósfera se refleja en el rostro de las chicas, y Hoagie guarda una extraña actitud, al avanzar
— Bromeas ¿cierto Abby? — cuestiona al fin, con incredulidad
— No te lo tomes así, Hoagie — interviene Jennifer, decidida a separarlos cuando el fuerte zumbido de los pistones hidráulicos al abrirse la entrada la interrumpen, los tres retroceden atentos —, cúbrete — le pide al chico, que niega al ir junto a la menor
Nerviosa Abigail no sabe a dónde vigilar e insegura se voltea hacia el castaño señalándole que se detenga, un soldado de ligero protector entra deteniéndose de golpe al verse en la mira de ambas
Aun así su atención se enfoca rápidamente en el robusto castaño — ¿Qué haces aquí traidor? — pregunta irritado, siendo su voz tan clara que al fin ambas chicas pueden reconocerlo
— ¿Creías que estabas arriba? — interviene la apiñonada intentando llamar su atención
Mas el otro no cede — ¡¡ Hogarth Pennywhistle Gilligan Junior, te estoy hablando !! o te vas a ocultar tras las mujeres, como siempre — insiste el alto soldado, avanzando agresivo
— Vine a ayudar — responde Hoagie extrañamente sumiso, al punto de sujetar sus lentes nerviosos
— ¿A ayudar? — el tono casi burlista del otro es reafirmado cuando al sacarse el protector facial lo mira sonriendo sarcástico — ¿ Tú?
El robusto castaño mira a los lados incómodo, y evitando al rubio
— Espera, este no es momento de que peleen — interviene Cinco, enfadada, tal vez son contrarios, pero este chico también es Hoagie —, ¿Puedes abrir esa puerta? — le insiste al alto rubio
Chad parece tomar conciencia del momento o la situación — Sí, de hecho he vuelto por eso — responde, pasando del cohibido castaño
— ¡ Entonces ábrela ! — grita la irritada apiñonada señalando la reforzada puerta metálica
— No mientras "este" siga aquí, de hecho será mejor que me quede — el rubio deja su protector en el escritorio junto a Abigail, interponiéndose ante el robusto castaño, que lo mira fijamente — Esperaremos a Uno — concluye al sentarse sobre la mesa
— Yo no pienso quedarme aquí mientras los demás pelean — dice Cinco yendo a la entrada, ya que la compuerta sigue abierta —, Tu y Hoagie pueden cuidar este piso ¿cierto? — le pregunta al rubio —, ven Jenny, nosotras iremos a la siguiente torre, conociendo a Uno ya va para allá — propone a la mayor
Confundida por el cariñoso nombre la apiñonada la sigue
— No, no puedes — grita Hoagie corriendo a detenerla, acobardado al ver que ellos se alarman —, es peligroso — dice cambiando su tono, cortándole el paso —, será mejor que ellos vayan, el edificio está rodeado ¿cierto? No corres peligro aquí — intenta sonar razonable, aunque con su nerviosismo no convence a ninguno
— No, ya te lo dije, voy a ayudarlos — sonríe Cinco animadamente, para calmarlo dirigiéndose afuera
— Claro, entonces iré contigo, ellos pueden cuidar aquí — sonríe el chico tomando velozmente su mano al salir corriendo con ella
— ¡Hey! ¿Qué haces? — alcanza a decir Cinco sin poder resistirse, no solo es más fuerte con el brazo herido ella no puede jalarse o sujetarse de algo —, ¡Espera! — lo llama pero Hoagie corre a una de las puertas blancas, esta se abre y aunque ella le trata de apuntar con el arma ni siquiera puede pulsar los gatillos, siendo llevada dentro
Chad y Jenny tratan de seguirlos o detenerlos, pues es imposible disparar sin dañar a la menor — ¡¡¡ Hoagie !!! — grita la apiñonada cuando la compuerta se cierra frente a ellos, — ¡¡¡ Hoagie !!! — grita golpeando la puerta inútilmente
— Cálmate — le reclama Chad, llegando tras ella con su móvil en la mano
— ¡Oh! es cierto — recuerda la chica buscando el suyo, más calmada.
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