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5. Ela

Que te despierten casi a las siete de la mañana cuando estás teniendo un obsceno sueño con Marcos Llorente, debería ser delito. De denuncia para quien llame a mi puerta. Camino descalza  aún desorientada por esos golpes que no cesan de repetirse. Al abrir, me encuentro a Jude tras ella, con el rostro bastante desencajado y una expresión molesta en él.

-Necesitamos tu ayuda -es lo único que me dice sin disculparse siquiera por haberme despertado.

-Define necesitamos -le pido con un tono de voz bastante bajo pues no deseo que nadie se entere de que él está en mi puerta.

-No es para explicártelo en el puto pasillo. Solo ven, por favor -por su expresión puedo vislumbrar que debe ser importante lo que le pase, más si ha aparecido a estas horas buscándome. 

-Está bien. Espera aquí.

Entro dentro de la habitación cogiendo una sudadera y la llave. Con algo de fastidio, salgo de ella, cerrando la puerta tras de mi. Jude se aparta un poco para que pueda caminar a su lado, no sin antes barrer mi cuerpo con la mirada, escrutinio que me pone nerviosa hasta el punto de sentir mi pulso algo acelerado. 

-¿Te gusta mi pijama? -le pregunto intentando romper la tensión del momento, hablándole de forma burlona. Su mirada sobre mi es tan intensa e inquietante que a duras penas consigo mantener a raya ese intenso cosquilleo que amenaza en revolver mi estómago. 

-No te hacía llevando pijamas de dibujos animados -me contesta frunciendo el ceño, provocándome a que le de una palmada en el brazo ofendida por sus palabras.

-Es Draculaura, no insultes a la hija de Drácula diciendo que es un dibujo animado. Es una chica muy dulce y buena que se preocupa por todo el mundo -le hago una mueca hastiada, mirándolo cuando él me lleva hacia el ascensor dejando que sea yo quien entre en primer lugar. Cuando él también lo hace, pulsa el botón de la planta de arriba, recargando su espalda sobre la pared más alejada de donde estoy. 

-Tenéis mucho en común entonces. tú y esa Dracu como se llame. 

-¿Me dices ya que pasa? -cruzo mis brazos a la altura de mi pecho, acordándome de que no llevo sujetador pues siento los pezones algo endurecidos tras mi camiseta. Luego me da por pensar que tengo que tener cuidado, pues un movimiento más enérgico por mi parte, hará que mis tetas se bamboleen, y no me apetece ofrecerle este espectáculo al británico.

-Vini está borracho. Acaba de llegar hace un rato de una puta fiesta a la que se escapó y no conseguimos que se le pase la borrachera.

-¡Borracho el día de partido! pero... ¿eso soléis hacerlo? -asisto perpleja a lo que me cuenta Jude, pensando si en vez de ser futbolistas profesionales, en realidad son niñatos de mierda que se les suda todo.

-No, no solemos hacerlo, por lo menos yo -me contesta él con un tono de voz bastante molesto, aunque, cuando se dirige a mi, curva la boca en una forzada sonrisa, sin mucho éxito por su parte- Pamela, si el míster o alguien descubre que está borracho, lo van a sancionar y podrían apartarlo del equipo, y créeme, después de lo que pasó contigo, no creo que le den otra oportunidad. 

-¿Y porqué se fue a esa fiesta? -el ascensor abre la puerta en la planta donde están las habitaciones de los futbolistas. Jude es el primero en salir, haciéndome un gesto para que lo siga. 

-Conoció una tía en Instagram y quedó con ella.

-Típico de vosotros -Jude detiene sus pasos tras mis palabras, mostrándose hasta algo fastidiado por lo que le acabo de decir, pues su mirada sobre mi se ha tornado algo fría, temblequeando yo a causa de esta. 

-Pamela, no hagas lo mismo que hicimos nosotros contigo, no nos juzgues. Un error lo tiene cualquiera y si vas a reprochárselo a Vini, y hacerle sentir peor de lo que está, puedes volver a tu habitación. Gracias por las molestias -Jude me da una larga mirada, dándose la vuelta a continuación para irse.

Debería hacerlo. Regresar al ascensor y que les den, porque esto no va conmigo. Pero luego pienso que me pasa igual que a Alex, las dos somos de ayudar y esta vez también será así. 

-Dios, debí pedir el traslado al Atletí -me quejo amargamente mientras resoplo un par de veces mientras camino detrás de Jude quien ladea su cabeza tras escucharme hablar, formando su boca una imperceptible sonrisa. 

Algo en él me resulta tan familiar, que odio no saber porqué. Y eso se acentúa cuando él habla, con esa mezcla entre español e inglés tan particular. Pero claro, cuando en mi trabajo he hablado con tanta gente por teléfono, a veces casi todas las voces, me parecen iguales. 

Jude detiene sus pasos frente a una puerta, dando un par de toques en ella. Segundos después, Eduardo Camavinga es quien abre, mostrándose algo aliviado al verme.

-¡Gracias a dios! -exclama él haciéndose a un lado para que podamos entrar.

En cuanto nos adentramos en la habitación mi mirada se fija en Vini, quien está sentado en el suelo, no con muy buena cara, ladeando su cuello en cuanto se da cuenta de que estoy aquí. 

-Hola, nena, ¿sabes que eres muy guapa? pero no lo digo yo, lo dice un amigo mío -me dice él nada más verme, haciendo que arquee una de mis cejas perpleja por sus palabras.

-¿Puedes levantarte? -me acerco a él comprobando que su aspecto es realmente lamentable, pero esto no es algo que no haya visto antes.

-Si mis pies quieren, si, pero yo no, estoy muy agusto en este suelo tan comodito.

Vini se tumba en el suelo apoyando su cabeza sobre sus manos. Cierra sus ojos, luciendo una sonrisa, feliz por creer que va a dormirse.

-En dos horas tenemos que estar levantados para ir a desayunar y la charla técnica -me cuenta Jude mirando a Vini con desagrado- no sé como coño vamos a hacerlo.

-Necesita vomitar y sacar fuera todo el alcohol que ha ingerido. Una buena ducha y un nolotil para el dolor de cabeza de después -les informo tanto a él como a Eduardo, quien intenta levantarlo del suelo sin mucho éxito.

-No sé como vamos a conseguir que vomite si apenas puede mantenerse despierto -se queja Eduardo a quien le resulta imposible levantar al brasileño del suelo. 

-Bueno, alguno tendrá que meterle los dedos en la garganta para que lo haga -añado, para ver a continuación el rostro asqueado de ambos.

-¡Y una mierda! -exclama Jude, buscando mi mirada casi suplicante cuando lo hace- ¿no se puede hacer otra cosa?

-Bicarbonato. Si lo bebe, le darán ganas de vomitar. Es lo único que se me ocurre que además no dé positivo -arqueo mis hombros desviando mi vista hacia Vini quien prorrumpe en incoherencias, quizás porque debe estar soñando.

-Yo bajaré a la cocina a por el bicarbonato -se ofrece Edu dirigiéndose hacia la puerta una vez que ha dejado a su amigo- vigiladlo.

Edu sale de la habitación con mucha cautela, dejándonos a Jude y a mi solos con Vini, o más bien, solos, pues el brasileño incluso está roncando, algo que ni me sorprende.

-Hasta parece buena persona dormido -le digo a Jude quien mira a su amigo bastante molesto por su actitud.

-¿Crees que deberíamos levantarlo?

-Mejor esperar al bicarbonato -el británico asiente a mis palabras, dejándose caer en la cama que hay en la habitación, haciendo yo lo mismo pero en una de los sillones que hay frente a él, pues la perspectiva de estar tan cerca suya aún me inquieta. 

Durante un par de minutos, ninguno de los dos pronuncia palabra alguna, más pendientes de Vini que de otra cosa, hasta que es Jude quien rompe este incómodo silencio.

-Me alegro de que seas tú y no Christian el que está aquí con nosotros -me confiesa él alzando su mirada para fijarla en la mía. Un pequeño escalofrío recorre mi cuerpo al notar como sus ojos chocolate están ahora mirando mis piernas cruzadas, demorando su mirada unos buenos segundos en estas antes de volver a mirarme a mi. 

-¿Tampoco os cae bien Christian? 

-Digamos que nos es difícil de... no, nos cae bien. Siempre nos mira por encima del hombro como si nos faltaran neuronas por ser futbolistas y él tener una carrera. Le falta humildad -aprieto mis labios estando de acuerdo con sus palabras, pues exactamente eso es lo que yo percibo de él. 

-Bueno, vais a tener suerte y no va a estar por lo menos en un mes. Al parecer se ha roto un par de costillas con el accidente y eso es lo que estará de baja.

-¡Gracias a dios! no por el accidente, sino por no ver durante un mes su puta cara.

Sonrío al ver el alivio que muestra Jude en su rostro. Su bello y perfecto rostro del que desvío la mirada cuando él se da cuenta de lo fijamente que lo estaba mirando. Siento hasta mis mejillas ponerse sonrojadas a causa de esto, avergonzándome de cierta manera, pues más parezco una adolescente que una persona adulta. 

-Te queda bien el rubor en tu cara -dejo que un suspiro salga de mi garganta, abochornada por sus palabras. Alzo la mirada, encontrándome con la suya, tan intensa y algo fría que remueve todo mi cuerpo. Y lo peor es cuando él baja su mirada, dándome un buen repaso, centrándose de nuevo en mis piernas, las cuales parece llamarle bastante la atención por los segundos que pasa mirándolas.

-Estás mirándome las piernas, Jude -le llamo la atención, pero, no consigo ver en su cara ningún atisbo de vergüenza cuando deja de hacerlo y sus ojos se clavan en los míos.

-Lo sé. Si no te las mirara, sería gilipollas. 

Voy a contestarle algo que sé que no debo, cuando la puerta se abre entrando Eduardo por ella, interrumpiendo así este vergonzoso momento.

-Ya traigo el bicarbonato -nos dice él agitando el bote mientras camina hacia nosotros.

-De acuerdo -le respondo poniéndome en pie y señalando a Vini quien aún duerme a pierna suelta en el suelo- ¿Cuál de vosotros se lo va a hacer tragar?

Empiezo a recoger todo el equipo médico del vestuario, guardándolo tal y como Daniel me ha enseñado mientras escucho las voces de los futbolistas, quienes celebran su victoria. Quien le diría a Vini después del partidazo que ha hecho hoy, que solo unas horas antes echaba hasta la primera papilla por la boca.

-¿Pamela? -dejo las vendas a un lado, levantando mi cabeza para atender a Daniel, quien se dirige a mi con una sonrisa bastante amable- ¿todo bien?

-Cierro este maletín y todo listo.

-Genial. Oye, quería preguntarte si te gustaría seguir viajando con el equipo. Tu trabajo ha sido sensacional y los chicos están muy contentos contigo. Es más, alguno me ha dicho que te prefiere antes que a Christian -alzo una de mis cejas, sabiendo perfectamente quien se lo ha dicho y aunque me halaga que me tengan en tan buena consideración, aún dudo de seguir estando en las concentraciones. 

Pero mis dudas solo me duran lo que mi mirada tarda en cruzarse con la de Jude, quien, sentado en uno de los asientos del vestuario, recién duchado y sin camiseta, me ofrece una torcida sonrisa a la vez que se relame los labios al hacerlo, gesto este que envía toda una descarga eléctrica a cada parte de mi cuerpo, alterándome tanto que hasta siento un intenso calor recorrerme de arriba a abajo. 

-De acuerdo, cuenta conmigo, Daniel.

Entusiasmado, Daniel me explica que tendré que firmar un nuevo contrato, pues en el se debe reflejar las horas de prácticas así como las de trabajo. No pongo ninguna objeción a esto pues lo que más me gusta del Real Madrid es lo profesionales que son. Termino de hacer la bolsa una vez Daniel y yo hemos terminado de hablar, no siendo él la última persona que tiene algo que decirme hoy.

-Hola -Vini me saluda llevándose después la mano al cuello ligeramente nervioso- aún no te he dado las gracias por lo de esta mañana.

-Sería genial si no lo hicieras más. Me daría por agradecida de esta manera -le contesto manteniendo una pose algo dura con él, pero es lo menos que se merece por haberse puesto tanto en riesgo. 

-Lo sé, y lo siento. Ha sido muy poco profesional lo que he hecho -le hago un gesto para que camine a mi lado, saliendo así ambos del vestuario juntos.

-¿Sabes? a veces tenemos que sacrificar lo que queremos por lo que debemos, y créeme, ninguna tía merece la pena para que pierdas todo lo que estás consiguiendo. Si acaba sabiéndose lo que hiciste, todos se te echarán encima -le aconsejo pues hasta me está dando pena verlo mirarme tan arrepentido.

-Lo sé. Pero la chica me gusta, y me pasé, intentando demostrarle alguien que no era.

-Pues si no le gustas por como eres, no es la correcta.

Le doy un par de palmadas en el hombro, dejando que él se suba al autocar por la parte de atrás, y yo por la delantera. Preparo la medicación para Eduardo y en cuanto pasa cerca de mi, se la doy, sumergiéndome en mi asiento, intentando encontrar un momento de calma. Saco mi teléfono del bolso y aprovecho que estoy sola para consultar mi aplicación del trabajo. Hace más de cuatro días que no me conecto y Alexandra se burla de mi muchas veces, diciéndome que no se va a hacer rica conmigo.

Tengo un par de citas aplazadas con Martín, no apeteciéndome hablar con él. Pero si con Will quien acaba de conectarse reservando un servicio para esta noche. Sin dudarlo lo acepto, sorprendiéndome hasta a mi de las ganas que tengo de hablar con él. 

El vuelo transcurre con relativa calma, y para cuando quiero darme cuenta, el autocar nos deja en Valdebebas. Aunque sean las diez de la noche, está bastante oscuro y hace frío. Saco mi móvil del bolso para llamar un taxi y que venga a buscarme. La mayoría de los jugadores ya están abandonando las instalaciones y no me apetece quedarme sola aquí. Busco el teléfono de alguna compañía cuando siento la presencia de alguien junto a mi. No hace falta que me gire mucho para comprobar que es Jude quien está a mi lado porque ya me conozco de memoria su fragancia y hasta los vellos de mi nuca se erizan cuando él está cerca de mi.

-¿Estás esperando a alguien? -me pregunta señalando mi teléfono. Su mera presencia me altera. Me pone nerviosa y me hace sentir algo torpe, y hasta con algo de miedo por meter la pata con él. Mi pulso se vuelve frenético. Mi corazón golpea alocado contra mi pecho y hasta me cuesta elegir las palabras correctas para hablar con él, sin sentirme una idiota por hacerlo. 

-No. Voy a llamar a un taxi para que venga a recogerme. Pensaba irme a Málaga a ver a mis padres antes de venir aquí y por eso no traje mi coche -le explico sintiendo que puede que me sobren las explicaciones con él.

-Te llevo. Vamos -se ofrece él dando un par de pasos delante de mi como si esperara que aceptara tan a la ligera su ofrecimiento. 

-Oh, no hace falta, de verdad -le contesto algo azorada, encontrándome una negativa por su parte.

-No es una pregunta, Ela.

Me gusta cuando me llama así. El tono de su voz es hasta más ronco cuando lo pronuncia. Su mirada parece traspasarme esperando que acepte su ofrecimiento. Esos ojos color miel, tienen una mirada tan intensa y atrapante que no puedo negarme. Ni quiero. 

-No sabes ni donde vivo -vuelvo a oponerme, aunque mi negativa esté perdiendo fuerza, fallándome ya las excusas para no irme con él cuando la verdad es que deseo pasar más tiempo a solas con Jude. 

-Ya me lo irás diciendo, ¿vamos?

Jude me hace un gesto con sus manos, señalándome el parking donde se encuentran estacionados los vehículos de los futbolistas. Asiento con mi barbilla incapaz de decirle nada más. Entre nosotros se instala un cómodo silencio, uno que sé que romperé porque no soy capaz de estar callada. Y porque los nervios siempre hacen que me dé por hablar, y a veces son incoherencias. 

Llegamos a su coche, un Audi último modelo de color negro, y con una línea bastante moderna. Pronto mi maleta abandona mi mano, dirigiéndose él hacia el maletero para colocarla junto a la suya. Aprovecho para subirme a asiento del copiloto, agradeciendo el estar resguardada de las temperaturas que ya empiezan a ser más frías. 

-Pon lo que quieras en la radio -me indica Jude una vez que él también se ha subido al coche. 

-¿Radio? ¿no tienes lista de música o algo así?

-Llámame antiguo, pero prefiero escuchar la música de las cadenas locales. 

Encojo mis hombros y antes de ponerme el cinturón, busco Onda Melodía. Soy de las que le encanta escuchar canciones de décadas pasadas, temazos que ahora nadie escribiría ni en un millón de años. Sonrío cuando las primeras notas de "Take on me" de A-Ha comienzan a sonar, pues ésta canción es una de mis favoritas. Durante segundos, muevo mi cabeza al ritmo de la música, cantando en un tono de voz algo bajo para no acrecentar mi verguenza por hacerlo delante de él. 

https://youtu.be/djV11Xbc914

-Hace poco los vi en un concierto, a A-Ha -desvío mi mirada para escuchar a Jude, quien mantiene su vista en la carretera, ofreciéndome una buena panorámica de su perfil, uno calmado y si, muy, muy, atractivo- a mi madre le encantan y le regale las entradas para su cumpleaños.

-Un buen regalo. Seguro que lo pasasteis muy bien. Yo hace mucho tiempo que no voy a un concierto. Las entradas para algunos son prohibitivas. 

-Si, pero a veces merece la pena gastarse el dinero en algo que sabes que te va a gustar.

Asiento a sus palabras dejándome llevar de nuevo por la música. Jude me pregunta la dirección de mi casa para poder introducir los datos en su GPS. De nuevo mantiene su vista en la carretera, con esa expresión seria en su rostro, una tan indescifrable que a veces me dan ganas de mirarlo fijamente para ver cuanto tiempo aguanta sin decirme nada. 

-Gracias por lo de Vini. No todo el mundo se arriesgaría a hacer algo así. La mayoría de la gente valora más el trabajar aquí y no tener que involucrarse en nada más -aprieto mis labios tras sus palabras, desviando mi mirada para encontrarme de nuevo con la suya, curvando él su boca en una ligera sonrisa que aparta segundos después.

-Y eso debía hacer yo. En mi contrato especifica que si acoso a los jugadores, será motivo de denuncia y de suspensión de las prácticas. Yo no sé si sujetarle la cabeza a uno de ellos para que vomite será otro de esos motivos.

-Tonterías, Ela -y ahí está de nuevo ese nombre. Parece olvidar a propósito mi nombre completo para llamarme así, o que de verdad le gusta- todo el mundo se ha dado cuenta de como eres.

-¿Y cómo soy? -le pregunto de forma burlona, encontrándome con su intensa mirada cuando él detiene el coche en un semáforo. Mis ojos se demoran en como pasa su lengua entre sus dientes, ofreciéndome una increíble vista de sus carnosos labios. Y empiezo a fantasear como sería besarlos y tener esa boca en otras partes de mi cuerpo. 

-Trabajadora. Muy profesional. Sincera. Divertida. Cercana y lo más importante, te da igual quienes seamos. Y seguro que tienes más cualidades que espero ir descubriendo.

Mi sonrojo es evidente al finalizar él de hablar. Siempre lo hace. Siempre dice algo de forma rotunda que me deja descolocada y deseando saber su significado, pero, me avergonzaría que me contestara que no es nada. Su sola mirada hace que el estómago me de un vuelco y escucharlo hablar de esa forma tan particular, cuidando cada palabra, también me provoca una tortuosa sensación, pues Jude consigue alterarme en solo cinco segundos. 

Nos sumergimos en una conversación algo más intrascendente, algo que agradezco para no acrecentar mis nervios. 

Jude quiere saber como acabé en Madrid desde Málaga estudiando Enfermería y le echo la culpa a mi amiga Alexandra, quien quería escapar del férreo control que su familia ejercía sobre ella, y decidí acompañarla para que no estuviera sola. No le cuento que el primer año fue muy difícil para los dos, cuando nos dimos cuenta de que la beca no era suficiente para mantener nuestra estancia ni en la Universidad ni en la capital de España. Y como surgió la línea erótica, la cual nos salvó a ambas de volver a nuestra ciudad natal, es algo que tampoco quiero compartir con él.

-Ese es mi bloque -le indico a Jude quien detiene su coche justo en la puerta. Me quito el cinturón de seguridad ladeando mi cabeza para ver que su mirada está sobre la mía desde el momento que aparcó- gracias por traerme, Jude.

-No es nada. No me hacía gracia que te fueras en taxi a estas horas.

-¿Sabes que alguna que otra vez he cogido un taxi y hasta más tarde? -le contesto marcando una sonrisa en mi boca, que él contesta curvando la suya.

-Ya, pero no sería esta vez hoy.

-Gracias. Y ten cuidado al volver a casa.

-¿Quieres que te de un toque cuando llegue? -me contesta de forma burlona.

-Eso ocurriría si tuvieras mi teléfono -le recuerdo alzando una de mis cejas- aún te falta ganártelo un poquito más, Bellingham.

Le guiño un ojo antes de bajarme del coche, recibiendo una sonora carcajada por su parte. Cierro la puerta dirigiéndome hacia la parte de atrás, cuyo maletero está abierto. Solo tengo que coger mi maleta, cerrarlo y encaminar mis pasos hacia mi portal... con su mirada sobre mi.

Y no es hasta que entro en mi edificio y me despido de él alzando mi mano, que Jude se aleja con su vehículo. 

Y joder, estoy caliente y excitada por su culpa. Por como me mira, demorando su mirada y dándome un lento repaso como si quisiera grabar en su cabeza cada parte de mi. Es su forma de hablarme, de mirarme, de hacerme sentir inquieta y alterada cuando estoy tan cerca de él. Y mi maldita imaginación también se dispara pensando en Jude. 

Tanto, que estoy deseando llegar a casa y que den las 23.00 para hablar con Will.

*** Personas que estáis leyendo esta historia, os advierto que el contenido se vuelve más caliente a partir de aquí. Leed y disfrutad bajo vuestras responsabilidad ***

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