Temor
Narrador omnisciente;
En el transcurso del viaje más de una ocasión Minho no pudo evitar el carcajear ante el desafinado canto de su hermano mayor, él era consciente del gran gusto que Kai tenía por la música, como uno de sus más grandes anhelos era el poder cantar, pero la vida era igual de cruel con él impidiendo que su mayor sueño algún día fuese capaz de cumplirse. El japonés se quedó en silencio observando la imprudencia del pelinegro; el muchacho agitaba su cabeza mientras que golpeaba con sus dedos pulgares sobre el volante, la música lo animaba de una manera sorprendente, y a pesar que él era consciente que en cualquier momento podrían tener un accidente por su distracciones, sinceramente a Minho le daba igual que aquello sucediera, porque como pocas veces él estaba siendo realmente feliz. Kai dejó de cantar girando por un par de segundos su rostro para ver como su hermana le estaba observando, el chico sonrió arrugando el puente de su nariz mientras que su corto cabello negro caía sobre sus ojos, el castaño abrió sus párpados completamente sorprendido de sentir como el mayor presionaba su dedo índice sobre su costilla causando que, de forma instintiva tuviese que encorvarse para evitar un posible ataque de cosquilla.
—¡Vamos Mina, anímate!—comentó Kai con fuerza apoyando su espalda contra el respaldo de su asiento mientras que mantenía toda su atención en la carretera.
Minho elevó un poco sus comisuras sintiéndose drásticamente incómodo por sus palabras, ¿Alegrarme? cuestionó el joven completamente confundido manteniendo su mirada fija en como los labios del mayor nuevamente comenzaban a moverse amenazando con brotar su canto entre aquellos cerezos. El chico sonrió, pero esta vez de forma sincera, no por el hecho de que estaba haciendo caso a las palabras del pelinegro, sino más bien por el hecho de que Kai estaba demostrando su felicidad de una manera tan pura y sincera que lograba ligeramente colocarlo celoso, ojala pudiera ser como tu, pensó el japonés agitando su cabeza a compás de la música intentando disfrutar un trozo de la canción, para la triste mala suerte de Minho, Kai había ingresado en la zona del estacionamiento estirando una de sus manos para sostener entre sus dedos el pequeño botón que regulaba el volumen, dejando la canción con un volumen más moderado para prestar mayor atención en donde se iba a estacionar, sin llegar a atropellar a ningún estudiante inoportuno.
—Oh, oh—exclamó el pelinegro en el momento que se estacionó cerca de la entrada del instituto, el japonés frunció el ceño observando el rostro de su hermano mayor, rapidamente siguió su mirada topándose con el rostro de Hyunjin que lo estaba esperando con una sonrisa jovial desde las grandes puertas—¿Quieres que lo vaya a espantar?—cuestionó preocupado percatándose como su hermana simplemente sacudía con su cabeza en negación—él no me agrada—admitió sintiendo como Minho presionaba sus labios sobre su mejilla.
—Luego nos vemos—se despidió el castaño soltando su cuerpo del firme agarre que lo mantenía apresado el cinturón de seguridad para luego simplemente huir del vehículo, sintiendo su corazón galopando con fuerza ante la poca distancia que lo separaba del alto muchacho que lo esperaba.
Minho tragó saliva sintiendo sus piernas temblar, ¿Cuando será el día que dejaré de tener temor? se cuestionó sintiéndose repentinamente agobiado por la cercanía que Hyunjin osaba en realizar contra su torso, el castaño se sintió completamente asqueado al sentir como el pelinegro deslizaba una de sus palmas por su mejilla presionando sus labios sobre su pómulo desnudo, ni siquiera le estaba prestando atención a sus cumplidos, él ya los conocía muy bien; "Estás preciosa" "hoy te ves radiante" "Mina eres una obra de arte" el muchacho quería silenciarlo, el joven quería que no siguiese llamándolo en femenino, deseaba tanto simplemente huir y esconderse bajo las sábanas anhelando que su vida fuese una simple pesadilla. Es momento de despertar, pensó sintiendo como Hyunjin volvía a presionar sus labios, pero esta vez contra su boca, Minho no hizo nada, se mantuvo estático permitiendo que aquello sucediera, porque eso estaba bien, Hyunjin era una especie de novio, y las especies de novios se besan, ¿Verdad? El pelinegro dio un paso hacía atrás observando al japonés con aquel brillo de admiración que lograba colocarlo completamente incómodo, ojala pudiera mirarte de la misma forma, pensó siendo sincero en ese aspecto; Hyunjin no era un mal chico, siempre le había tratado con respeto, aunque a veces era demasiado distraído y torpe, pero eso a Minho no le molestaba en absoluto, el único problema eran los besos, no es que al castaño le desagradara la idea de ser besado, sino más bien que Hyunjin lo hiciese y que él se lo permitiese.
El castaño sintió sus manos sudar ante la forma posesiva en que el pelinegro envolvió sus brazos sobre sus hombros, Minho detestaba el poco espacio personal que lograba tener cuando Hyunjin ejercía aquel movimiento, pero a pesar que quería alejarlo, él era lo suficientemente cobarde como para oponer resistencia. El japonés sonrió con una completa incomodidad mientras que el más alto simplemente tiraba de él en dirección de la primera clase del día, la cual-para su completa desgracia- compartían. Hyunjin durante el pequeño transcurso hacia su clase no se había callado en ningún momento, pero Minho había estado tan concentrado en sus negativos pensamientos que, realmente no le estaba prestando atención.
Algo que causaba una completa incomodidad en el japonés, era que las personas se le acercaran por el simple hecho de ser "La novia de Hwang Hyunjin" como si fuese una especie de rey o una extraña mierda parecida, le hacia sentirse nervioso e inseguro, porque a pesar de que el mas alto no fuese capaz de notar la forma en que lo miraban, él si que lo notaba; podía ver como las chicas le veían con odio y recelo, mientras que los chicos bueno... 1 de cada 10 chicos que se le acercaban para saludar no demostrar pensar con la entrepierna.
Minho frunció su ceño mientras que apretaba sus labios, Hyunjin se reía con un chico de cabello azul, al parecer comentaban algo de una fiesta y chicas, al japonés ya ni siquiera le sorprendía, por una extraña razón-que él desconocía por completo-la mitad de los chicos que se le acercaban al pelinegro lo hacían para hablar de mujeres, alcohol, y los pocos atrevidos sobre las drogas. El castaño suspiró sintiendo como el peliazul por algún motivo besaba su mejilla agitando su mano en forma de despedida, aquella acción causó que el japonés se tensara por completo respirando con rapidez ante el pánico que le creo el sentir como alguien más osaba en tocarlo. Minho no lo entendía, si era sincero, jamás comprendió su fobia por ser tocado, al principio pensó que era Heterosexual y que por esa razón los hombres en si le causaban repulsión y rechazo, pero luego su teoría fue completamente descartada por la necesidad de sentir los cálidos brazos de su hermano mayor.
—... Te iré a buscar como a las siete, ¿Te parece bien?—el joven cuestionó con amabilidad deslizando su dedo pulgar por la mejilla del japonés, incómodo el muchacho asintió con su cabeza de forma distraída, la realidad de las cosas es que él no quería ir a donde sea que Hyunjin tenía deseos de llevarlo, pero no se atrevía a anegarle nada al mayor—¡Genial! será algo tranquilo, no tienes de que preocuparte—y ese era el mayor de sus problemas, cualquier cosa le solía preocupar, por muy mínimo que el asunto fuese, se le hacia inevitable el no pensar en las consecuencias que eso le conllevaría en un futuro.
Minho sonrió nervioso sintiendo como el pelinegro presionaba sus labios sobre su frente, rapidamente sus palmas comenzaron a sudar, y el sentir como Hyunjin tomaba su mano obligando a que sus dedos quedaron incómodamente entrelazados causaron que aquella húmeda sensación se incrementara. Asustado el castaño alzó su mentón observando como el más alto continuaba sonriendo como si realmente no le importara sentir su palma con el sudor ajeno. Hyunjin tiró del cuerpo del japonés hacia el interior de la habitación, aun con la incomodidad recorriendo en sus pensamientos el joven más bajo intentó mantenerse sereno demostrando que, no le interesaba en lo más mínimo en la manera que lo juzgaban; como si todos fuesen conscientes de su más grande secreto, aunque muy en su interior estuviese teniendo unos incontrolables deseos de hacerse ovillo en una de las esquinas del lugar aclamando clemencia para que lo dejaran en paz. Minho tomó asiento junto a la ventana escuchando como el pelinegro arrastraba su silla apegandola contra la suya, el castaño se cuestionó cuando sería el día en que Hyunjin no estaría de pegote. Velozmente sus músculos se tensaron al sentir la caliente palma masculina presionando su desnudo muslo, por instinto se enderezo de golpe ante la sensación de nerviosismo y miedo que recorrió su espina dorsal. Minho era incapaz de escuchar lo que el mayor le estaba susurrando contra su oído, pero se podía hacer una idea.
El japonés intentó ignorar la sensación de los dedos del mayor hundiéndose en sus carnes, de forma distraída el joven giró su rostro observando por la ventana como un pequeño circulo masculino rodeaban a un muchacho muchísimo más delgado que ellos, Kim Heechul, pensó Minho sintiéndose nervioso por ser testigo de la paliza que estaba recibiendo el chico de cabello ceniza. Los golpes en él comenzaron hace un año atrás, cuando se declaró públicamente homosexual, en más de una ocasión Minho tuvo la intención de ayudarlo, pero Hyunjin llegaba para alejarlo de una posible paliza. El castaño se levantó de golpe al ver como el chico teñido terminaba por caer de rodillas contra el suelo, pero antes de tener tiempo de siquiera ir en ayuda, el pelinegro completamente confundido estiró una de sus manos tomando entre sus dedos la cadera del menor para obligarlo a tomar nuevamente asiento.
—¿Qué te sucede?—cuestionó el pelinegro tirando con más fuerza del cuerpo delgado de Minho ocasionando que el muchacho terminase por tomar asiento.
El castaño cerró sus párpados llevando sus dos palmas contra la cuenca de sus ojos, el pobre se negaba a mirar, no podía soportar el hecho de que alguien estuviese sufriendo por la simple idea de amar de forma distinta.
—L~Lo matarán, tenemos que ayudarlo—susurró Minho sintiendo sus palmas temblar y las palabras ahogándose a mitad de camino. El pelinegro mantuvo sus cejas junta alzando su mentón para ver por la ventana como el chico de cabello ceniza se mantenía en posición de ovillo sobre el polvoriento suelo permitiendo que las patadas dieran en todas las direcciones de su cuerpo.
—¿Y? ni siquiera eres su amiga, ¿Por qué te importa?—cuestionó el joven con tal grado de frialdad que el castaño no tuvo más remedio que guardar silencio—cariño...—susurró estirando una de sus manos para deslizar su palma por la mejilla del muchacho—detener algo tiene sus repercusiones, ¿Lo comprendes? si intentas defender al maricón ese, luego tu serás su nuevo blanco—aclaró inclinando su torso para presionar sus labios sobre la mejilla del japonés.
Minho no se atrevió a volver a tener la iniciativa para ayudar al chico teñido, en silencio permitió que el pelinegro volviera a colocar su palma sobre su muslo mientras que apegaba su espalda contra el respaldo de su asiento ignorando por completo su existencia. El profesor de literatura llegó dando inicio a la clase, aun con los pensamientos viajando en Heechul, el castaño giró su rostro observando como el muchacho se colocaba de pie con ayuda de un chico de cabello negro extrañamente familiar para su mirada, por instinto frunció el ceño inclinando ligeramente su torso para ver con mayores detalle al joven valiente que fue al rescate del muchacho de cabello ceniza, ¿Kai? pensó completamente aterrado recordando las palabras de Hyunjin. No podía tratarse de su torpe hermano mayor, no podía ser él quien hubiese osado en ayudar al muchacho maltratado, no es él, se intentó mentir siendo más que consciente que, quien ayudara a Heechul terminaría igual que él, sin siquiera darse cuenta comenzó a llorar en silencio, sintiéndose abrumado por todo lo que estaba pasando en aquellos instantes; la mano de Hyunjin deslizándose por su muslo desnudo hasta llegar a zonas donde simplemente no debería tocar, el hecho de que Heechul casi hubiese muerto por tremenda paliza que, ni siquiera trabajadores de la institución tuvieron los pantalones suficientes para ayudarlo, y ahora su hermano, el bobo del pelinegro metiéndose en un gran lío por el simple hecho de querer ayudar.
Sin siquiera darse cuenta, al estar tan sumergido en el miedo y la angustia, fue gratamente sorprendido por la mano de Hyunjin agarrando de su brazo para levantarlo de la silla. Minho confundido se percató que ya no había nadie más en la aula, y realmente no pudo evitar el cuestionarse por cuanto tiempo se había mantenido en sus pensamientos.
—Vamos, Woojin debe estar esperándonos—comentó el pelinegro arrastrando al joven escuálido sin importarle si el muchacho realmente tenía intenciones de pasar el tiempo con él.
Minho lo observó de forma detallada, fue completamente incapaz de comentar ante sus palabras, pero la angustia por el simple hecho de pensar que su hermano podría estar siendo cruelmente lastimado le hizo dar un paso hacia atrás justo al medio del pasillo causando que el pelinegro frunciera el ceño y los curiosas miradas no tardaran en posarse en sus interacciones.
—Iré donde Kai—avisó sintiendo su corazón latiendo como desgraciado, el joven dio un paso hacia atrás logrando liberarse de la mano que lo estaba sosteniendo como tantas veces lo hizo en el pasado. Hyunjin estaba tan sorprendido por escucharlo negarse que, realmente no fue capaz de reaccionar—luego nos vemos—se despidió dando media vuelta a la vez que era capaz de sentir la mirada del pelinegro fija en su espalda.
Él lo comprendía, era capaz de entender la razón de la sorpresa en Hyunjin, llevaban casi dos años de su extraña y no tan íntima relación en las que jamás tuvo voz ni voto. A pesar que era consciente de que eso estaba mal, realmente no podía evitar el aceptar todo lo que el pelinegro deseaba, porque eso lo hacía feliz, y si él estaba feliz, entonces Minho también debería estarlo. El japonés caminó por el pasillo siendo primera vez en que lo hacía completamente solo, el muchacho no lo iba a negar, se sentía completamente intimidado por las miradas curiosas de los demás estudiantes; él era débil, él era como un frágil frasco de cristal al borde del abismo, siendo más que consciente que cualquier suave brisa de maldad podría perfectamente empujarlo terminando completamente roto. Minho salió hacia el exterior sintiendo un gran alivio de ver a Kai sentado conversando de forma animada con Heechul y una chica de cabello rosa, el muchacho pocas veces interactuaba con su hermano mayor cuando estaban en el instituto, por alguna extraña razón Kai no solía acercarse si no era por algún problema que tuviese relación con él, y viceversa, el castaño no solía acercarse al pelinegro porque le intimidaba demasiado sus compañeros del equipo de fútbol.
Con los nervios a flor de piel, el japonés se acercó a pasos apresurados donde el mayor logrando sorprenderlo cuando se dio cuenta de su presencia. Minho mordió su labio inferior recogiendo entre sus dedos su largo cabello castaño, avergonzado el joven se sentó al lado de Kai sintiendo su cálido calor emanando de su cuerpo.
—¿Sucedió algo?—cuestionó el joven con preocupación girando su torso para deslizar sus palmas sobre el rostro del menor—Mina, ¿Alguien te lastimó?—Minho no podía evitar el sentir su corazón cálido, siempre le había gustado la preocupación de Kai, esa forma paternal con la que lo solía tratar—dime, porque le partiré el rostro—amenazó logrando que el castaño sonriera apoyando su mejilla contra el hombro del mayor; Minho era completamente consciente que el pelinegro no era capaz de golpear a alguien, era tan pacífico e irradiaba tanta alegría que, en si, nadie podría imaginarlo golpeando a otra persona, pero debía admitir que, lentamente comenzaba a dudarlo, desde que observó como ayudó a Heechul su forma de verlo comenzó a cambiar.
—Solo quería saber si estabas bien—admitió Minho escuchando la suave carcajada que brotaron desde los labios del pelinegro.
—¡Claro que lo estoy!—comentó con alegría—oh si, claro, lo he olvidado—habló sacudiendo ligeramente los hombros del muchacho causando que este elevara su rostro para ver las miradas curiosas de las dos personas que estaban acompañando al mayor, el rostro de Minho enrojeció de la vergüenza, pero al ver la dulce sonrisa que ambos le brindaron lo hicieron sentirse más relajado—él es Heechul... y ella es Sana—presentó, el castaño sonrió de forma nerviosa siendo completamente inevitable para él, el sentirse mal por desconocer las amistades del mayor—chicos, ella es mi hermana Mina.
Minho, repitió el chico en su cabeza deseando el escuchar ese nombre en vez de "Mina" De repente la chica de cabello rosa se levantó de su asiento, sorprendiendo al castaño con un eufórico abrazo, el muchacho sintió todo su cuerpo tenso mientras que ese suave "Minachan" rebotaba en sus tímpanos causando que se sintiese completamente conmocionado y perturbado. La pelirosa luego de un par de segundos soltó su escuálido cuerpo logrando que el joven tuviese nuevamente oportunidad de respirar, su rostro le jugó una mala pasada tomando un rojo vivo logrando oír la risa de la chica y la de su hermano.
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