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Pole dance

Narrador omnisciente:

Era viernes por la noche, Kai había estado toda la semana ignorando la presencia del castaño, este ni siquiera se sentía afectado por su poco interés hacía su persona, es más, estaba agradecido de cierta manera de que el mayor no le dirigiera la palabra, porque era consciente que no dudaría en golpearlo. Minho rodó sobre su colchón observando el pequeño reloj electrónico descansando sobre su mesita de noche, el muchacho bufó frustrado al notar que marcaban las dos de la mañana y él aun no era capaz de conciliar el sueño, por instinto el japonés estiró su brazo tomando su teléfono, con facilidad lo desbloqueó leyendo los mensajes que mantenía sin tener la necesidad de ingresar en la aplicación para abrir los correspondientes chat, sus ojos observaron los mensajes de Jackson; el muchacho estaba preocupado por Kai, quizás más de lo necesario. Minho se mantuvo quieto, acariciando con la yema de su pulgar el borde de aquel aparato tecnológico, se quedó pensativo intentando tener algo en mente lo suficientemente bueno para poder responderle. 

Minho mordisqueó su labio inferior, Nayeon le solía hablar bastante seguido, y aunque él le respondía de manera amable, era palpable el hecho de que no tenía interés de mantener una conversación fluida con la chica; él se había enterado por medio de Jackson de los conflictos que la pelirroja estaba manteniendo con su pareja, y Minho lo que menos quería era causar problemas, y era consciente que él, para Momo era un problema.

El castaño se levantó de su cama en el instante que escuchó un vaso reventando contra algo, el chico no tardó en salir de la habitación observando con sorpresa como Kai se tambaleaba al medio del amplio lugar con una botella de cristal envuelta en su palma, los ojos del menor se deslizaron hacía la blanquecina pared notando la evidente mancha de alcohol que envolvía aquella zona, Minho suspiró dando un paso en dirección de su hermano mayor, causando que este no tarda en percatarse de su presencia.

—R~Regresa a tu habitación pequeño bastardo—ordenó el peligris tambaleándose en el proceso a la vez que el contenido de su botella no tardaba realmente en salpicar su camiseta y la alfombra del lugar. El mencionado mordió el interior de su mejilla siendo incapaz de dejar a su hermano en ese estado, por instinto caminó hacía su dirección sintiendo su piel erizarse ante la forma en que la botella había reventando contra la puerta de su habitación; estando a escasos centímetros de su cuerpo—¡Q~Qué te largues!—bramó.

—Me obligaste a venir, ¿Y ahora quieres que me vaya?—cuestionó el castaño sintiendo como su camiseta estaba siendo empuñada por las palmas de su hermano mayor, provocando que su asqueroso aliento a licor impactara de forma directa contra sus fosas nasales; Minho se intimidó por medio segundo al notar la manera en que Kai le estaba observando, notando el evidente hecho de que lo odiaba—¿Me obligaste a venir para ver como te perdías en el alcohol? ¿En serio Kai?

—Tenías que volver, no pertenecías allá—comentó el muchacho dándole un fuerte empujón, el chico no pudo evitar el jadear sorprendido al notar que Minho solo había dado un paso hacía atrás como si la fuerza de sus actos no hubiesen sido lo suficiente para intimidarlo—Jihyo solo te quería por el dinero de papá...—admitió sintiendo como ahora era el castaño quien lo empujaba logrando hacerlo reír—tu no le importabas, papá los compró a todos... él quería tuvieses tu momento de felicidad.

—¡Cállate, no digas estupideces!—bramó Minho volviendo a empujarlo queriendo que detuviese de una buena vez sus palabras.

Kai se tambaleó aunque su sonrisa no se borraba de su rostro, mientras que el castaño tomaba grandes bocanadas de aires queriendo no abalanzarse contra el alto muchacho.

—Si le importa aunque fuese un poco... ¿No crees que seguirías estando allá?—cuestionó logrando que el castaño apretara sus puños; Minho era consciente que sus tíos no tenían la economía para mantenerlo, pero eso no significaba que no lo quisieran—papá le daba el doble... así alimentaba a sus bastardos.

Y la manera en que se expresó de Sehun y Wonyoung fueron lo suficiente para ganarse el puñetazo de Minho contra su quijada. El castaño lo golpeó con tantas fuerzas que pudo observar como al sangre salpicaba a alta velocidad sobre el sofá y el piso de madera que estaba detrás de este. El mayor cayó tumbado sobre el manchado sofá jadeando del dolor que se propagaba en su quijada y el interior de su mejilla lastimada.

 —¡Es mi familia! no tienes derecho de tratarlos así—aclaró el castaño con su respiración agitada, manteniendo en alto su dedo índice en dirección del contrario advirtiendo con aquella simple acción que no dudaría en volver a golpearlo—eres una mierda de persona—admitió logrando ver por una milésima de segundos la vulnerabilidad en esos ojos fríos—no me sorprende que Sana se hubiese buscado algo mejor.

Y Kai reaccionó levantándose de su sofá para taclear al contrario, causando que la espalda del japonés impactara contra la pequeña mesa de centro. El peligris se intentó subir al torso del muchacho elevando su puño para golpear el rostro del menor, pero este era rápido y logró esquivar cada uno de su ataque devolviendo el golpe contra la mejilla ya lastimado del mayor.

—¡No hables de esa perra!—bramó logrando impactar sus nudillos contra el labio inferior del contrario sonriendo en sus adentros al notar como Minho arrugaba sus facciones ante el dolor que se propagaba en aquella zona mal herida—...—y respiraba de manera frenética tomando con fuerza el cuello de la camiseta de su hermano menor, lo inclinó hacía su cuerpo obligando que su cabeza quedara suspendida en el aire siendo una incómoda posición para Minho—dejé mi vida de lado por ti, hice de todo para que tu intentaras ser feliz... ¿Y que gané con eso? te largaste... ni siquiera me llamaste cuando Sana me fue infiel, ¿Te mantenía ocupado el intentar follar con la desviada?

Minho se había sentido culpable ante el progreso de sus palabras, pero al escuchar su última pregunta, al percatarse la forma en que se había expresado de su ex novia, realmente no pudo evitar que la pena se desvaneciera por completo enterrando con todas sus fuerzas sus nudillos sobre las costillas del mayor causando que este rodara de su torso a la alfombra quejándose por el dolor que se propagaba por cada respiración que ejercía.

—¡No era tu obligación el cuidarme!—aclaró Minho levantándose de la mesa para ver como Kai se aferraba al borde del sofá queriendo ponerse de pie—si te molestaba solo me hubieses dejado solo... en total la mierda pasó igual, con o sin tu ayuda no hubiese sido ninguna diferencia—el hecho de comentar la inútil ayuda que el peligris había ejercido para cuidarlo, realmente le era doloroso, así que no era de extrañar que este constantemente lo estuviese negando. Minho se arrodilló sobre el torso del mayor, con fuerza empuñó su corto cabello escuchando como el contrario gemía del dolor—nunca lo detuviste—admitió a la vez que acercaba su rostro queriendo que él lo viese directo a los ojos—siempre llegaste tarde.

—No me dejabas ayudarte—susurró Kai sintiendo como Minho golpeaba su rostro.

—¡Mientes, hijo de puta!—bramó el menor con sus ojos envueltos entre las lágrimas aferrando sus manos en la camiseta ajena para comenzar a zamarrear su cuerpo—¡PEDÍ TU AYUDA EN ESA MALDITA FIESTA!—y las lágrimas caían mientras que el desgarrador llanto causaba que Kai se mantuviese en silencio; Minho realmente había suprimido aquel humillante momento, pero el dolor que le había causado su hermano fue lo suficiente para que los malos recuerdos volvieran a él—¿Por qué buscas la forma de lastimarme?

—Tu fuiste egoísta al largarte... ¿Por qué no puedo ser egoísta ahora?—cuestionó.

—¡ME FUI PORQUE IBA A MORIR AHÍ, IDIOTA!—gritó sin importarle realmente si los vecinos lo escuchaban, con fuerza empuñó la camiseta ajena siendo consciente que sus nudillos habían tomado un tono blanquecino mientras que Kai avergonzado guardaba silencio—me fui porque quería dejar de ser un estorbo para ti—se había calmado a pesar que cada vez que respiraba su caja torácica se encargaba de hacerle entender que exprimía sus pulmones y corazón—...—elevó su mentón encontrándose con aquellos oscuros ojos marrones que le veían de manera determinada—te convertiste en este monstruo porque así lo quisiste... no puedes culpar a los demás por tus errores.

Se levantó sin decir nada más, salió del departamento escuchando la forma en que Kai estaba exigiendo a que volviese, bajó por las escaleras de emergencia deslizando su palma por su labio inferior sintiendo como la sangre se adhería contra su piel. El chico golpeó con su hombro la puerta de metal caminando por el largo pasillo que daba la entrada principal, se mantuvo con sus pensamientos viajando de un lugar a otro, estaba cansado de pelear con Kai; echaba de menos a su hermano mayor, ¿Era tan difícil que solo lo brindara un cálido abrazo? cuestionó mordiendo el interior de su mejilla mientras que alzaba su mentón encontrándose con el portero, rápidamente le hizo un movimiento con su cabeza en forma de salud, para luego abandonar el edificio, el vello de sus brazos se erizaron ante el gélido contacto de su piel con la noche. El chico se abrigó con sus propias palmas manteniendo sus hombros alzados para esconder su cuello. Minho caminó sin saber a donde iba en realidad, caminó y caminó queriendo sentirse nuevamente libre, pero estaba encadenado por sus pensamientos.

El castaño se adentró en el primer club que encontró queriendo abrigarse de aquella fría noche, el chico mantuvo su ceño fruncido incómodo por el fuerte sonido de la música, con rapidez se acercó a la barra donde un alto muchacho con amabilidad lo atendió. Las mejillas del castaño se tiñeron de un bonito tono carmesí al sentirse cohibido por la forma en que se rieron de él al pedir un vaso de agua, pero intentó ignorar la manera en que le veían deseando centrarse en el simple hecho de tomar de su bebida.

Minho alzó su mentón al oír los gritos masculinos, el chico apoyó sus codos sobre la barra observando con curiosidad como los focos de luz se posaban en el llamativo tubo de metal que estaba sobre una tarima alejada del público. El castaño tragó saliva teniendo un mal presentimiento, y a pesar que su cabeza le gritaba que realmente se fuese de aquel lugar, el chico no fue capaz de moverse al ver una bonita figura fémina cubierta por una pequeña camiseta de color dorado y un minúsculo short que cubría solo lo necesario del mismo color que la prenda superior, su bonito y largo cabello negro caía de manera ondulada por sus hombros dándole un aspecto llamativo y jodidamente sexy para su gusto. Minho se acomodó sintiendo interés por la desconocida, no pudo evitar el juguetear de forma nerviosa con sus dedos en el instante que sus ojos tuvieron la suerte de encontrarse con aquellos penetrantes oscuros. 

El japonés sintió su piel erizarse al oír la música erótica, sus ojos no abandonaron en ninguno momento a la desconocida notando la forma en que su cuerpo se movía al ritmo de la melodía; parecía una serpiente hipnotizada por el suave canto de una flauta. Minho relamió sus labios ansioso al notar como ella comenzaba a bailar con el tubo deslizándose en este como si fuese otra parte de su cuerpo. Se elevó y se dejó caer con una sutileza que logró arrebatarle el aliento, sin siquiera darse cuenta él estaba a merced de aquella mujer de la misma forma en que lo estaban los eufóricos hombres sedientos por poder tocar su esculpido cuerpo. Minho terminó por ingerir el agua anteriormente servida, para luego simplemente colocarse de pie caminando hacía una de las esquinas de la habitación apoyando su espalda contra la pared mientras que sus brazos se mantenían cruzado bajo sus pectorales, el chico quiso aparentar tranquilidad, pero sus hormonas estaban alocadas, y nadie más que aquella desconocida era culpable de aquel suceso.

Minho siempre considero incómodo el ver como una mujer mordía su labio inferior; mas de una ocasión había visto lo exagerado y fingido que se veía en otras chicas que no fuesen en Irene, pero aquella desconocida, la forma en que sus ojos se encontraron con los suyos, la manera sutil en que sus dientes se encajaron sobre su carnoso labio inferior lo habían hecho delirar por completo.

El japonés realmente no sabía que había sucedido en el instante que la música se detuvo y el espectáculo había dado por finalizado, el chico no supo como reaccionar al ver como los guardias se acercaban a él y lo obligaban casi a arrastras a caminar en dirección de una amplia puerta, los sentidos se alertaron en Minho al ver que se había quedado completamente solo en aquella oscura habitación, por instinto se giró queriendo abarcar por completo las cuatro puntas del lugar para asegurarse que nadie más estaba presente.

—No suelo hacer este tipo de cosas con gente que no paga por el servicio—una suave voz femenina hizo ecos en la habitación causando que Minho diera un pequeño salto del susto girando sobre sus talones para ver a la misma chica que había estado bailando caminando hacía su dirección—mi nombre es Solar... Realmente te quiero para una sola cosa, pero por educación me gustaría saber como te llamas.

—Minho—respondió el muchacho con su característica voz rasposa observando como el tono de su voz le agradaba a la joven bailarina.

La tal Solar se acercó apoyando sus palmas sobre los hombros del menor, obligando al chico que retrocediera hasta tomar asiento sobre un cómodo sofá. Minho jadeó sorprendido observando y sintiendo como la contraria se sentaba a horcajadas sobre su regazo impidiendo que tuviese alguna posibilidad de huir.

—Eras el primer chico que logra calentarme con solo la forma de mirarme—susurró la chica invadiendo el espacio personal del castaño, atrapando con fuerza la boca del contrario con sus labio mientras que este se mantenía tenso en su sitio—no suelo tener sexo con mis clientes... pero haré una excepción por ti—admitió en un suave jadeo mientras que sentía como el castaño hundía sus dedos en su trasero. 

El hecho de que ella fuese una desconocida que, posiblemente no iba a volver a ver en su vida lo hacía sentirse irónicamente seguro de si mismo. Minho gruñó ante el dolor que le causó la suave mordida de la contraria sobre su aun lastimado labio inferior. El castaño permitió que ella despojara la mitad de sus prendas causando que su torso quedase a la intemperie, el contrario no se quedó atrás, con rapidez la terminó de desnudar tomando a la chica desde los muslos para tumbarla sobre el sofá quedando ahora él sobre el cuerpo ajeno. 

Se besaron a la vez que sus cuerpos se balanceaban con fuerza, el chico deslizó sus palmas sobre las caderas ajenas mientras que su boca buscaba con anhelo el cuello de la bonita muchacha, sin ningún tipo de piedad marcó la piel de la chica con sus dientes y labios escuchando atentamente como la pelinegra gemía por el aquellas simples acciones.

—E~En el bolsillo de mi pantalón hay condones—susurró Solar en el instante que sus ojos se volvieron a encontrar con los ajenos.

Minho tragó saliva para luego simplemente sonreír tomando uno de sus mechones de cabello dejándolo detrás de su oreja.

—No lo necesitaremos—admitió el chico volviendo a besar a la contraria sintiendo como esta hundía sus dedos sobre la piel de su desnuda espalda.

Minho cumplió su palabra, no usaron condón, como tampoco se quitó su pantalón a pesar de que la chica tuviese intenciones de desnudarlo. El japonés la penetró con fuerza con sus largos dedos sintiéndose desfallecer al oírla gemir de placer, la pelinegra envolvió sus piernas sobre las caderas del muchacho jadeando de manera irregular contra la oreja del esforzado castaño que intentaba llevarla al orgasmo.

Mientras tanto, Nayeon observaba con una pequeña sonrisa adornando su rostro la forma en que Momo estaba comiendo; a ella personalmente le gustaba ver como se desesperada por un pedazo de jokbal. La pelirroja arrugó el puente de su nariz al notar la manera en que su novia se había levantando de su sitio para sentarse sobre su regazo apoyando sus dos palmas alrededor de sus mejillas.

—Si me hicieran elegir entre el jokbal y tu... yo siempre te elegiría—comentó la chica de la nada causando que la pelirroja soltará una fuerte carcajada por sus ocurrencias. Rápidamente la coreana se inclinó presionando sus labios sobre los ajenos—Te amo Nay.

Nayeon se paralizó ante el apodo recordando las veces en que Minho lo solía decir. La chica guardó silencio apoyando sus palmas alrededor de la cintura de su pareja sintiendo como esta alejaba sus labios de los suyos para poder verla a los ojos. La pelirroja notó la forma en que esta la estaba viendo notando el dolor en vuelto en ese par; no puedo lastimarte, pensó siendo consciente que no era capaz de verla sufrir.

—Te amo Moguri—confesó observando como los párpados de la mencionada se expandían de la sola sorpresa que le había causado el por fin haber escuchado esas palabras brotando de sus bonitos labios.

La coreana chilló sorprendía al sentir como su pareja volvía a tomar su rostro plantando sus labios sobre los suyos indicándole lo feliz que estaba por sus palabras, provocando que ella también lo estuviese; era lo correcto.

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