piscina
Lo sé, lo sé, pero no puedo matarla, así que he "Rebobinado" si quieren pueden saltarse hasta la mitad porque ahí da inicio de lo que debió suceder en realidad con Irene, y no de la forma cruel en que la intenté desaparecer kdslkjdljsk perdón.
Narrador Omnisciente:
Irene tuvo que llevar una de sus palmas hacía sus labios observando con sorpresa y emoción como el doctor de su novio estaba quitando por fin las vendas que envolvían el pecho del castaño causando que este viese todo el proceso con ayuda de un espejo. Jihyo estaba presente apoyando su palma sobre el hombro de la pelinegra sintiéndose igual de emocionada que ella. Minho mordisqueó su labio inferior tratando de mantenerse fuerte a pesar de que estuviese abrumado por notar que, ya no existían esos bultos que alguna vez en su vida le obligaron a ser tratado como una chica. Su cirujano sonrió feliz presionando sus dedos sobre la tersa piel del muchacho verificando que los puntos no se hubiesen salido de su sitio; a simple vista no se podía ver que, en algún momento de su corto trayecto para ser feliz estuvo encadenado por dos pares de senos.
El japonés giró su rostro para ver con emoción como su tía y novia le sonreían; él estaba tan emocionado que simplemente alzó sus pulgares manteniendo una brillante sonrisa que derritió por completo el corazón de la pelinegra. La chica mordisqueó su labio inferior siendo incapaz de desprender su mirada del cuerpo del contrario, sintiéndote fascinada por no ver caderas femeninas, por no notar nada que lo representaran como una chica. Era difícil de creer que, en algún momento ese atractivo muchacho había nacido siendo una niña, era complicado de comprender como había pasado de ser una guapa muchacha siendo sumisa por las decisiones de sus padres, con un novio violento y el amor incondicional de un hermano mayor, para ser reemplazada por ese alto castaño, sin ningún toque de miedo e inseguridad.
El doctor tomó la decisión de quitar las suturas que había hecho alrededor de los pezones del castaño, el hombre fue paciente soltando uno por uno mientras que Minho observaba mordiendo mas de una ocasión el interior de su mejilla por la incomodidad que le causaba su piel tirante. El japonés escuchó completamente atento las indicaciones de su medico, procesó la idea de que ahora ya no necesitaba mas un compresor, como tampoco el hecho de tener que utilizar parches para impedir una infección; estaba siendo liberado, y era extraño ese sentimiento.
Ahora el castaño estaba en el interior del vehículo de su tía sintiendo como su novia estaba acariciando su muslo, el japonés observó la forma en que el vientre de Jihyo de apoco comenzaba hacerse notorio, y no pudo evitar el cuestionarse que se sentiría tener una familia, de ser llamado papá.
—¿Minho?—cuestionó Jihyo con confusión causando que este alzara su mentón sintiéndose avergonzado por no estar prestando atención—¿Estás bien?
El muchacho tragó saliva para luego asentir con su cabeza.
—Lo estoy, solo me he quedado pensando—admitió el japonés a la vez que sentía como su novia acariciaba su nuca, para luego simplemente inclinarse besando con suavidad su mejilla sintiendo como los vellos del contrario le hacían cosquillas a su piel—¿Qué me estaba diciendo?—cuestionó presionando su palma sobre la mano que aun descansaba sobre su muslo deslizando su pulgar por sobre aquella zona queriendo transmitirle cariño a la dulce pelinegra.
—Qué si te parecía bien ir a la piscina—comentó siendo consciente que las altas temperaturas no tardarían en tomar protagonismos en sus vidas—así te podrás por fin broncear—aclaró animada observando por el espejo interior como el chico se ruborizaba asintiendo con su cabeza sintiéndose ansioso por querer estar ya sin camiseta.
La familia Kang habían tomado la decisión de salir a comprar la ropa indicada para ese día en la piscina, causando que el castaño con su novia tuviesen tiempo de calidad en la habitación del japonés. Minho tomó de los muslos a la pelinegra a la vez que su boca buscaban con ansias los labios ajenos, ambos se besaban con fuerza animados por sentir el cariño del otro. Irene estaba nerviosa, por primera vez estaba sintiendo como su novio se entregaba por completo a ella; sin temores, sin prejuicios de si mismo, y realmente no podía evitar el pensar que tal vez haría algo mal. La pelinegra tomó el borde de la camiseta del menor observando como el japonés le ayudaba permitiendo que la chica se quedase sin aliento al comprender que estaban ya pasando todas las barreras que él mismo había puesto por temor al rechazo. Irene besó el cuello de Minho observando con malicia como su labial había quedado marcado en su piel, con fuerza obligó a su novio que se recostara sobre la cama comenzando a presionar sus labios por sobre el torso del muchacho queriendo marcar cada milímetro de su cuerpo.
El japonés tragó saliva apoyando sus codos sobre el colchón observando con lujuria como ella deslizaba sus palmas alrededor de su abdomen; lo estaba tocando, lo estaba viendo, y no sentía que estaba mal, a pesar que él pensó firmemente que solo iba poder desnudarse frente a su ex novia. Minho ansioso estiró una de sus manos tomando el brazo de la chica para obligarla a que tomara asiento sobre su regazo teniendo la facilidad de poder desnudar su torso con emoción, el chico relamió sus labios tomándose el tiempo de tomar el borde de la prenda de su novia para despojarla de su cuerpo hasta que esta terminara en el suelo, Minho guardó silencio observando los pequeños lunares que adornaban la piel de la contraria mientras que el fuerte latido de su corazón lo hacía entrar en pánico. Irene rió avergonzada tomando la decisión de inclinarse para besarlo sintiendo como sus mejillas se calentaban por completo ante las cálidas palmas del muchacho acariciando y conociendo la parte desnuda de su torso.
—¡Minho Jihyo me ha pedido que te... santísimo cristo!—Kai entró alzando la voz sin siquiera avisar causando que el japonés rápidamente se girara quedando ahora él sobre su novia para que su hermano no viese su cuerpo—¡Jackson, ella estaba profanando a mi niño!
—¡Lárgate, idiota!—bramó el castaño sonrojado escuchando como su hermano mayor simplemente se reía dando un paso hacía atrás para cerrar la puerta. El japonés suspiró apoyando su frente sobre el hombro desnudo de su novia sintiendo como esta acariciaba su nuca—te juro que no siempre es un imbécil.
La pelinegra simplemente sonrió sintiendo como su corazón bombeaba con fuerza sobre su caja torácica al sentir como, por cada respiración su piel desnuda se rozaba con la del muchacho.
—Esta bien, Joy hubiese sido peor—comentó Irene con suavidad hundiendo sus dedos sobre la cabellera de su novio sintiendo los húmedos labios del castaño presionando sobre su piel desnuda—e~ella...—intentó hablar, pero el contrario estaba haciendo un buen trabajo al desorientarla con ayuda de su boca y manos.
Minho rió sintiéndose gratificado por colocar de los nervios a su novia, rápidamente el muchacho apoyó sus palmas alrededor del colchón elevando su cuerpo para ver con una sonrisa plasmada en sus facciones el rostro enrojecido de la pelinegra.
—¿Tienes calor?—cuestionó con diversión sintiendo como la contraria presionaba su dedo índice por sobre sus costillas logrando que su cuerpo por instintos se doblara queriendo protegerse de su tacto—Irene—se quejó levantándose de la anatomía de su novia mientras que esta simplemente se reía aun estando sobre su cama, esperanzada de que él solo dejase de hablar y volviese a estar sobre su cuerpo, para terminar de una vez por todas lo que habían comenzado.
La pelinegra guardó silencio observando la espalda desnuda del japonés; detalló sus finos hombros y la manera en que la pequeña cintura que alguna vez debió poseer ya no estaba presente, se sintió caliente por querer deslizar sus dedos por sobre su piel, por querer besar cada uno de los lunares que componía su anatomía, pero prefirió simplemente mantenerse en su sitio intentando no pensar en el hecho que estaba excitada por su sola presencia. Minho se giró observando las mejillas de la chica, deslizó su vista por el pequeño cuerpo de la contraria notando como su pecho subía y bajaba con fuerza, el castaño no pudo evitar avergonzarse ante la forma en que ella lo había seguido con la mirada para luego posarla sobre su abdomen sonriendo con maldad al notar como este agachaba su vista observando las marcas en su piel.
Minho hubiese respondido ante el labial que estaba impregnado en diferentes puntos de su abdomen, pero se sintió nervioso ante la forma en que Irene se había puesto de piel presionando sus frías palmas alrededor de sus costillas obligando que su cuerpo desnudo estuviese adherido contra el ajeno.
—Te quiero—y ella fue sincera ante la manera en que esas palabras habían salido con un suave mensaje escondido.
Irene lo quería, pero ella era consciente que ese sentimiento ahora era formado por el amor.
—Te quiero—respondió el japonés elevando sus palmas para deslizarla sobre las mejillas de la chica obligando a que esta alzara su mirada—¿No te irás verdad?—cuestionó teniendo la necesidad de escuchar como ella le afirmaba que se mantendría a su lado.
—¿A donde me iría?—cuestionó la pelinegra entre risas sintiendo como la confusión lentamente se apoderaba de sus pensamientos ante la forma en que su novio había hecho la pregunta, como si estuviese realmente asustado de que ella se fuese—...—se quedó un par de segundos en silencio sintiéndose sorprendida de notar como él estaba hablando completamente en serio, por instinto se colocó de puntillas apoyando ahora sus palmas sobre los hombros del mas alto obligando al muchacho a inclinarse para atrapar sus labios—la única forma en que me vaya es contigo—confesó logrando ver como las mejillas del muchacho tomaban un fuerte tono carmesí.
El japonés tragó saliva siendo consciente que, si hablaba terminaría por tartamudear y realmente no tenía ninguna intensión de querer humillarse en esos instantes. Minho guardó silencio envolviendo sus palmas sobre la cintura aun desnuda de su novia mientras que su mejilla derecha se presionaba contra el hombro contrario, el chico mordisqueó su labio inferior sintiendo como Irene deslizaba sus dedos por sobre la piel de su espalda causando que los vellos de su nuca se erizaran por completo. Minho estaba calmado, agradecido de tenerla a su lado, y quiso realmente el confesar que estaba plenamente enamorado de ella, pero su hermano volvió a interrumpir el momento perfecto adentrándose en la habitación mientras que una revoltosa Wonyoung saltaba a su alrededor.
—Minho—llamó Kai llevando sus dos manos hacía su cabello mientras que el pequeño demonio seguía molestándolo enredando sus dedos sobre el borde de su camiseta indicándole que era su nueva víctima. El mencionado se rió a la vez que continuaba manteniendo entre sus brazos el torso de su novia sintiendo el agradable calor de su piel haciendo contraste con la suya—solo faltas tu—se quejó.
La pequeña Wonyoung soltó la camiseta del peligris para correr donde el japonés estirando entre sus manitos el traje de baño del muchacho como también el de la pelinegra. Minho volvió a reír sintiendo como su novia presionaba su palma sobre su abdomen indicando que dejase de burlarse del mayor, pero era inevitable para él; como hermano menor tenía el derecho de burlarse de las desgracias del mayor, el chico mantuvo sus ojos fijos en la forma en que la pequeña se había marchado de su habitación ordenando con una autoridad sorprendente de que se vistiera, porque solo él e Irene faltaban para estar listo.
Luego de casi una hora Minho caminaba en el amplio lugar mientras mantenía su mano entrelazada con la de su novia, el chico observó con diversión la manera en que Jackson había corrido tras Wonyoung alzando a la pequeña mientras que esta pataleaba queriendo alejarse para ir sin ningún tipo de precaución hacía las piscinas más grandes. El castaño siguió de largo manteniendo sus ojos fijos en la manera en que Jihyo se había acercado tomando a su hija para que de una vez por todas dejara los enrojecidos brazos del coreano.
—¡Le hago el favor y así me lo paga!—se quejó el muchacho caminando hacía la zona de las sillas escuchando la risa de Daniel siendo acompañada por la de Kai y Sehun—esa niña es un demonio peor que Nayeon—continuó con sus quejas siendo inconsciente que el nombre de su hermana lograba crear una cierta inseguridad en Irene quien no pudo evitar el girar su rostro observando como su novio simplemente sonreía manteniendo su mirada puesta en la forma en como su tía intentaba controlar al pequeño Tasmania estando completamente sumergido en eso.
Wonyoung logró zafarse del agarre de su madre corriendo en dirección de Minho. El muchacho soltó la mano de su novia para colocarse de rodillas sobre el césped sintiendo como la castaña aferraba sus pequeña manitos sobre sus hombros.
—Quiero ir a la piscina—admitió la pequeña girando su rostro para ver como el mayor simplemente le sonreía—¿Vamos?—preguntó esperanzada siendo consciente a pesar de su corta edad que el japonés jamás le negaría nada.
—Esta bien—respondió Minho a la vez que observaba como la pequeña simplemente saltaba; ella estaba tan feliz que, realmente no le importó el hecho de estar envuelta por una gruesa capa de protector solar.
El japonés suspiró colocándose de pie para tomar el borde su camiseta dejando su torso al descubierto siendo inconsciente de que su novia estaba observando todo en un completo silencio sintiéndose avergonzada de la simple idea de recordar como él horas atrás había estado cómodamente sobre su anatomía besando su piel, aclamando su cuerpo sin llegar a lograr consumirlo. Minho mordió su labio inferior; era agradable la sensación que el viento causaba a su torso cada vez que la brisa lo azotaba dándole la bienvenida a su piel desnuda. Minho estiró su mano en dirección de Wonyoung sintiendo como la contraria no tardaba en aferrar su pequeña palma contra la suya comenzando a balancear sus extremidades mientras que se encaminaban hacía el borde de la amplia piscina. El chico soltó por unos segundos a la castaña observando con sorpresa como ella no dudaba en lanzarse sin importarle el hecho de que fuese la zona más profunda, por instinto el muchacho le siguió el paso aferrando sus palmas sobre el torso de la pequeña intentando mantenerla sobre la superficie, pero Wonyoung era agresiva, y estaba lo suficientemente convencida con querer nadar por su cuenta que no le importaba lastimar el rostro del japonés por cada golpe que le daba.
—¡Bien!—se quejó el japonés soltando con temor el cuerpo de la pequeña observando como Wonyoung lo sorprendía nadando sin ningún tipo de complicación. El chico se mantuvo detrás de la pequeña en todo momento, siendo incapaz de dejarla sola, ya que le daba pánico que se ahogara por su despiste—con cuidado—pidió manteniendo sus ojos fijos en la manera en que la castaña seguía nadando intentando aumentar la velocidad al creer que el japonés estaba jugando con ella al perseguirla—te vas a cansar—aclaró sintiéndose aliviado de ver como Daniel se adentraba en su campo de visión acercándose cada vez más a su hija.
—Ve, divierte con tu novia, yo me hago cargo—le dio la libertad de que se pudiera marchar.
Minho nadó con lentitud hacía la orilla girando más de una ocasión su rostro para asegurarse de que Wonyoung realmente estaría bien con el hombre. Cuando llegó al borde de la piscina no dudó en salir de esta escuchando como el agua caía con fuerza de su húmedo cuerpo provocando que tuviese que cerrar por un par de segundos sus párpados ante el ardor que le causó el agua en el interior de sus ojos. Irene no tardó en estar delante de él deslizando la toalla sobre su bonito rostro intentando que este nuevamente fuese capaz de ver.
—Hola, tu—comentó el japonés sintiéndose como un tonto enamorado al notar que Irene simplemente mordía su labio inferior sacudiendo su cabeza—¿Quieres entrar?—cuestionó observando como ella no tardaba en negar pareciendo asustada de la simple idea de estar dentro de la piscina—¿Entonces que quieres hacer?—preguntó con interés.
—Lo que yo quiero no se puede hacer en público—respondió la pelinegra logrando silenciar al castaño quien sentía como lentamente el frío que había causado el agua no tardaba en pasar a segundo plano permitiendo que el calor de la vergüenza se apoderaba de su cuerpo. Irene se inclinó besando el cuello ajeno para luego simplemente volver a alejarse queriendo confesar todo—o sea se puede, pero no creo que Myoui Minho sea tan arriesgado—aclaró tentando el terreno levantándose de su sitio para caminar hacía la silla dejando aun estático japonés en el borde de la piscina.
Luego de un par de segundos Minho la siguió tomando asiento al lado suyo mientras que su tía conversaba con ella ignorando casi por completo su presencia. El castaño apoyó su aun húmedo torso sobre la espalda de la pelinegra sintiendo como esta se tensaba pero no hacía absolutamente nada para alejarlo, el japonés escuchó de forma atenta lo que hablaban, Minho estaba agradecido de que su tía le tuviese cariño a la pelinegra, que estuviese tan a gusto con ella, porque realmente había estado preocupado de que no obtener su aprobación.
El japonés giró su rostro observando como su hermano luchaba con Jackson al borde de la piscina mientras que él simplemente se mantenía quieto con su palma adherida alrededor de la cintura de su novia. Minho arrugó el puente de su nariz sintiéndose adolorido ante el seco sonido de la espalda de su hermano haciendo contacto con el agua, la risas no tardaron en llenar el lugar siendo provenientes de unas chicas estando en la otra esquina de las sillas. Kai y Jackson enrojecieron ante al vergüenza causando que, rápidamente salieran de la piscina queriendo actuar como si nada, volviendo a acercarse hacía la dirección del menor para refugiarse ahí.
—Te he dejado ganarme—aclaró Kai mordiendo su lengua al sentir como Jackson le daba palmadas a su espalda siendo consciente de lo sensible que debía estar su piel. Ambos chicos se sentaron en el borde de la silla de Jihyo quien solo negaba con su cabeza preocupada por el golpe que su sobrino mayor había recibido.
—¿Irene?—una voz masculina se hizo notar causando que la mencionada girara su rostro para ver con sorpresa a Siwon un viejo amigo de su ex novio—oh... wow, te ves bien—comentó avergonzado por la forma en que los tres chicos presentes lo estaban observando.
Claramente se iba a ver bien, si la última vez que él la vio, estaba prácticamente postrada en una camilla del hospital intubada, manteniéndose entre la vida y la muerte luego de que su novio hubiese tenido un arrebate de ira por unos celos injustificados utilizando su delgado y frágil cuerpo como un saco de boxeo. El pelinegro rascó su nuca queriendo crear tema de conversación al notar lo silencioso que estaban.
—¿Quieres ir a tomar algo más tarde?—cuestionó queriendo saber más de ella, porque le interesaba; siempre le interesó, pero Irene sacudió su cabeza con negación apoyando su palma sobre el muslo de su novio causando que aquella acción no pasara por alto para el desconocido—oh mierda, lo siento, pensé que estabas soltera—admitió avergonzado causando que Minho tomara la oportunidad de poder ponerse de pie sintiéndose completamente tenso por la manera en que él seguía viendo a su novia—un gusto, soy Choi Siwon, un viejo amigo de Suho—comentó estirando su mano sintiéndose incómodo ante la forma en que el castaño había mirado su mano sin tener ninguna intensión de apretarla con su palma.
—Minho—respondió el castaño de forma tosca provocando que el pelinegro diese un paso hacía atrás—¿Tienes algo más que decir?—cuestionó notándose a kilómetros lo celoso que estaba por su mera presencia.
Siwon apretó sus labios para luego sacudir su cabeza en negación.
—Fue un gusto...—se despidió alejándose lo más rápido posible de la pelinegra para huir en dirección de sus amigos.
Irene se quedó en silencio observando sus manos. Minho suspiró siendo consciente que estaba molesto por el hecho de que aquel chico hubiese actuado como si nada referente a lo que su propio amigo había hecho con la pelinegra. El castaño tomó asiento al lado de su novia observando su bonito perfil, por instinto se inclinó estirando una de sus manos para tomar entre sus dedos su rebelde mechón teniendo la necesidad de dejarla detrás de su oreja para ver sin ningún tipo de obstáculo su atractivo rostro.
—¿Viste eso?—cuestionó Kai queriendo no reír por lo recién sucedido—Minho estaba celoso—comentó con diversión observando como Jackson asentía con su cabeza a la vez que el mencionado solo negaba la afirmación siendo incapaz de aceptar aquel hecho.
Al parecer los celos para los chicos era tema de chiste, en cambio para Irene era un pánico total.
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