pequeña venganza
Narrador omnisciente:
Minho se quedó paralizado a la mitad del salón principal sintiendo como su corazón se estrujaba ante el doloroso llanto que desprendía desde los labios de su tía. El chico alzó su mentón intentando no romperse ante la manera en que ella empuñaba su camiseta aferrando sus delgados dedos en su prenda queriendo de aquella forma el poder mantenerlo a su lado. Minho se sintió culpable en el instante que la escuchó culpándose; esa forma desgarradora en que le pedía perdón por no ser capaz de protegerlo, fue uno de los detonantes para que él la acompañara en su llanto envolviendo sus brazos sobre el torso ajeno escondiendo su cabeza en el cuello de la mayor. Minho prácticamente había comenzado a exigir a medios de sollozos que no se culpara, que no era su culpa, porque era cierto, ella no tenía la culpa de su miseria.
El japonés tragó saliva dando un paso hacía atrás observando como la mayor se limpiaba sus mejillas tomando grandes bocanadas de aire para no desmayarse; Daniel se había llevado a los niños de paseo, permitiendo que su mujer tuviese un momento a solas con su sobrino. Minho se estaba despidiendo, Kai y Jackson observaban desde las escaleras con maleta en mano la forma en que el chico acariciaba las mejillas de la contraria manteniendo una sonrisa dulce, queriendo demostrarle que no estaba triste, a pesar que eso no fuese cierto.
—Estaré bien—habló sin siquiera saber si eso era cierto, pero tenía la necesidad de querer asegurarle un poco de paz a la mujer por todo lo bueno que hizo por él—no te preocupes por mi—pidió tragando el nudo que se había envuelto en su garganta ante la forma en que la contraria le había abrazado negándose a la posibilidad de perderlo.
—Eres mi bebé—susurró Jihyo mediante el llanto mientras que su pequeña barriga chocaba contra el plano abdomen del japonés—no puedo, eres mi cuarto hijo—y Minho sollozó con tantas fuerzas llevando su palma contra sus labios al oír como ella lo reconocía como uno más de lo suyo.
Kai mordió el interior de su mejilla girando su rostro manteniendo sus ojos fijos en la pared intentando no llorar ante la manera en que su hermano se había roto; estaba siendo tan egoísta al permitirlo, tan inhumano en querer arrastrarlo nuevamente a su calvario, pero no podía permitirse que él estuviese lejos, tenía que cuidarlo a su manera. Minho sonrió con su rostro aun enrojecido por culpa del llanto, intentó mantenerse fuerte a pesar que la salada humedad cubriera con casi totalidad sus pómulos, el muchacho relamió sus labios presionando sus palmas contra el rostro ajeno deslizando su pulgar por debajo de los bonitos ojos de su tía, susurrando casi de manera audible que dejase de llorar, porque le lastimaba el hecho de que ella estuviese sufrimiento por su partida.
—M~Me llamarás todos los días—le ordenó presionando su dedo índice sobre los pectorales del contrario—todos los días Myoui, a la misma hora—se escuchaba seria, y su rostro demostraba por completo que si lo estaba.
—Lo prometo—admitió el castaño sintiendo como nuevamente Jihyo lo abrazaba intentando hacerse la idea que no lo volvería a ver; que no volvería a ver su rostro mañanero, que no volvería a escuchar la forma en que se avergonzaba por bajar sin camiseta hacía la cocina, no lo volvería a castigar por beber del envase en las madrugadas, ni lo avergonzaría cada vez que lo pillaba mirando a su novia—no llores—suplicó al ver que ella volvía a llorar sacudiendo su cabeza a la vez que mordía su labio inferior haciendo un gran esfuerzo por no volver a romperse.
Antes de que Minho tuviese que marcharse en dirección del aeropuerto el muchacho no pudo evitar el ir al hogar de Irene; Kai hizo un comentario al ver que él se dirigía hacía la casa de al frente, el muchacho no pudo evitar molestarse al escuchar como su hermano le pedía que dejase de humillarse, pero él no lo sentía así, debía despedirse de ella porque fue una de las personas mas importantes en su estadía en Texas, creía que, mínimo merecía verlo por ultima vez.
Minho presionó sus nudillos sobre la madera sorprendiéndose al ver como la puerta era rapidamente abierta, sintió como su corazón se disparó ante la forma en que Joy lo había abrazado.
—Eres un buen chico—susurró contra el oído del contrario siendo consciente que este se marchaba del país—te echaré de menos—admitió sintiendo como Minho simplemente le correspondía permitiendo que esta sin ningún tipo de dificultad besara su mejilla—te quiero.
—También te quiero—admitió el japonés dando un paso hacía atrás al alzar su mentón topándose con esos bonitos ojos que aun tenían el don de poder arrebatar por completo su aliento—hola—saludó nervioso y aquel sentimiento empeoró por completo al notar como Joy se alejaba de aquella habitación permitiendo que estuviesen a solas. El castaño se balanceó en su sitio incómodo por la forma en que ella se le había quedado viendo manteniendo un silencio y distancia tan grande que el contrario no podía evitar el observar hacía los lados queriendo encontrar algo para romper aquel tenso momento—solo quería despedirme—admitió.
—Lo hiciste, puedes marcharte—aclaró la pelinegra siendo consciente de lo mucho que estaba lastimando al castaño con sus palabras—cierra la puerta cuando te vayas—pidió girando sobre sus talones para caminar en dirección de su habitación queriendo que el chico no fuese capaz de ver como estaba por romper en llanto.
Minho mordió el interior de su mejilla armándose de valor para caminar detrás de ella, con fuerza el muchacho tomó del brazo de la pelinegra atrapando su delgado cuerpo contra la pared. Irene se aterró por completo ante el movimiento que hizo el japonés, pero aquel sentimiento rapidamente fue remplazado por el vivo nerviosismo que simplemente él era capaz de crear en su sistema.
—¿Qué hice para merecer la forma en que me tratas?—cuestionó el japonés manteniendo su palmas adheridas contra la pared impidiendo que ella tuviese oportunidad de poder alejarse—¿Mi error fue decir que te amo? ¿Es eso? pues lo siento, ¿Bien?—aclaró a pesar que no se arrepentía de amarla—¿No dirás nada?—cuestionó casi angustiado por oír una respuesta en parte de la muchacha.
Irene observó la forma en que el contrario se había quedado viendo sus ojos. Fue un impulso involuntario lo que ejerció su cuerpo al apegarse con el ajeno envolviendo sus palmas alrededor de la nuca del alto muchacho. Minho observó con sorpresa la forma en que sus labios habían sido atrapados por los ajenos, su ex novia lo besaba con fuerza deslizando sus manos por sobre su pecho empuñando con quizás más fuerza de la necesaria el borde de su camiseta con intenciones de no querer dejarlo ir. Se despidió de él entre mordidas y jadeos, con su respiración agitada echó su cabeza hacía atrás permitiendo que el castaño hundiera sus labios alrededor de su cuello marcando su piel de manera posesiva siendo más que consciente que aquello no duraría para siempre. Irene cerró sus párpados intentando no pensar en el hecho que no volvería a verlo, porque le dolía demasiado el dejarlo ir. Ella se paralizó por completo al escuchar el suave te amo que desprendió desde la garganta del menor, y deseó en lo más profundo de su alma el corresponderle porque realmente estaba enamorada de él, pero no podía hacerlo; no debía darle un motivo para que se quedase.
—V~Vete—suplicó la chica sin siquiera importarle el hecho de que sus lágrimas se deslizaban por sus pómulos. Conmocionado el castaño dio un paso hacía atrás completamente agitado por lo que habían estado haciendo segundos atrás—n~no—iba romper en llanto si él intentaba nuevamente acercarse a ella. Minho mordió el interior de su mejilla manteniéndose quieto sintiendo como su corazón galopaba con fuerza en el interior de su pecho—vete por favor.
El japonés dio otro paso hacía atrás sintiéndose abrumado por el rechazo de la pelinegra, él no fue capaz de suplicar, no fue realmente capaz de pedir otra oportunidad, así que solo se marchó, completamente confundido abandonó el hogar de Irene siendo consciente que una gran parte de su corazón quedaba debajo de ese techo.
Luego de un par de horas; Donde Minho se terminó por despedir de todos sus seres queridos. Ahora el japonés junto con su hermano y Jackson estaban sentados en el interior del avión esperando que este despegara de vuelta a corea. El chico intentó no mostrarse nervioso por lo que estaba por comenzar a vivir, aun no era capaz de comprender que no volvería a ver a su tía, ni a la pequeña Wonyoung, se veía incapaz de entender que estaba cruzando de vuelta a su infierno.
12 horas después un castaño acompañado de dos altos muchachos bajaron del avión, el japonés mantuvo su pequeña maleta entre sus manos sintiendo como su espalda sudaba producto de los nervios, observó el lugar sin saber si debía ver a alguien en particular, pero sus ojos le jugaron una mala pasada al ver como, en la lejanía se encontraban los señores Im esperando con un visible cartel la llegada de los dos- o sea su hermano y el coreano-, el chico giró su rostro observando como Kai prácticamente lo ignoraba corriendo en dirección de aquellos dos adultos, envolviendo sus brazos sobre sus cuerpos mientras que Jackson hacía lo mismo, Minho se sintió fuera de lugar en esos instantes, y no pudo evitar realmente el pensar que deseaba estar en su sofá acompañado de Jihyo a la vez que veía como Wonyoung corría de un lugar hacía el otro producto del alto consumo de azúcar que su pequeño cuerpo había ingerido por culpa de Daniel.
La mirada de los señores Im se posaron en él causando que se sintiese incómodo, el chico por instintivo alzó su palma sin saber si era lo correcto el acercarse; después de todo había roto el corazón de su única hija. Somin fue la primera en acercarse, la mujer se mantuvo con una expresión neutra observando la manera tensa en aquel alto muchacho que no dejaba de mirar hacia los lados nervioso por su mera presencia, Minho estaba preparado para todo, menos para sentir como ella lo envolvía en sus brazos apoyando su mejilla sobre su hombro.
—Lo lograste—comentó ella referente a su cambio físico, provocando que él simplemente asintiera con su cabeza apoyando su palma sobre su espalda dándole ligeras palmadas—eres hermoso—se avergonzó por completo al escuchar como la madre de Nayeon se refería a su persona.
—Usted no ha cambiado nada—aclaró Minho escuchando la forma en que ella se reía dando un paso hacía atrás para romper el contacto físico que estaban manteniendo. Con rapidez el chico giró su rostro estirando su brazo para sentir como su palma era presionaba con la de Matthew—señor Im—saludó el joven sintiendo como el musculoso hombre lo envolvía entre su torso obligando a que se fundiera en sus brazos.
Se quedaron un rato conversación hasta que Minho comentó que estaba cansado, porque lo estaba; mentalmente había quedado exhausto. Ahora el chico se encontraba recostado en su nueva cama, en su nuevo departamento, como regalo de su padre. El chico rodó sobre el colchón manteniendo en sus pensamiento la idea de que no estaba conforme con eso, no lo malinterpreten, le daba igual como fuese el departamento, mientras que tuviera las condiciones principales para sobrevivir él iba a estar agradecido, lo que le molestaba era quien se lo había dado porque era consciente que una nueva deuda tenía con su progenitor. Kai asomó su cabeza desde el umbral de la puerta provocando que el japonés alzara su mentón para toparse con su mirada.
—Arréglate, nos iremos a divertir—comentó el mayor golpeando su palma sobre el borde de la puerta completamente emocionado por aquella salida, observando rápidamente con decepción como el castaño solo sacudía con su cabeza en forma de negación; no estaba en condiciones para divertirse, desde que había llegado a corea que su mente no había dejado de insistir en recordar todo lo que vivió en ese país—oh no, mocoso no te quiero ahí tirado en la cama como un amargado, tu y yo saldremos a beber.
—No bebo—aclaró Minho observando como Kai simplemente lo ignoraba alejándose de su habitación—realmente no lo hago—habló a la nada misma siendo consciente que terminaría siendo una carga para el mayor.
Minho se encontraba sentado sobre el taburete observando sin ningún tipo de emoción como su hermano pedía otro vaso más de tequila mientras que la música de fondo lograba lastimar sus tímpanos. Habían llegado hace media hora atrás y Kai ya había bebido más de cinco vasos, pero se veía estable, así que eso lo hacía sentirse más tranquilo. El japonés suspiró notando la forma en que su hermano mayor se había puesto de pie siguiendo un bonito cuerpo femenino que no le quitaba los ojos encima, Minho apoyó su palma sobre su mejilla mientras que su codo hacía contacto directo con la mesa de la barra, el chico se quedó en esa misma posición notando como Kai se perdía en los baños masculinos acompañado por su nueva conquista.
—Nos iremos a divertir—comentó Minho con ironía apoyando la yema de su dedo índice sobre el borde de su vaso aun con su contenido intacto—sí... super divertido—bufó recostando sus brazos sobre la barra colocando toda su atención en las personas que se encontraban en el interior del sofocante lugar.
Sus ojos se posaron en una persona en específico, la chica negaba con su cabeza mientras que el delgado pelinegro la mantenía con fuerza apegada contra su torso. Minho sintió curiosidad por lo que estaba sucediendo así que se enderezó sintiendo como su corazón se detenía por medio segundo al ver que se trataba de Hyunjin. El japonés habías creado diferentes escenarios para la forma en que reaccionaría frente a su ex novio cuando tuviera la oportunidad de verlo, pero jamás creyó que ahora estaría de pie caminando hacía su dirección notando con mayor facilidad como la desconocía lloraba y sacudía su cabeza en negación por la manera en que Hyunjin intentaba aprovecharse de ella. Minho al quedar frente a ellos no dudó en empujar con fuerza el cuerpo del contrario causando que este chocara contra la pared logrando liberar la anatomía femenina de sus asquerosas manos.
—Aléjate de ella—aclaró Minho con fuerza llevando por impulsos sus manos sobre el brazo de la desconocía logrando colocar a la chica detrás de él—no la toques—intentaba controlarse a pesar de que sus instintos le gritaban que solo lo golpeara.
—¿Qué te pasa? la puta es mía—gruñó Hyunjin enderezando su espalda con intenciones de intimidar al contrario—mira... hermano, ella es mía—era irónico la manera en que su actitud había cambiado al ver que el castaño era casi de su mismo porte—este bar esta llena de putas más fáciles que ella, no nos hagamos problemas por algo tan poco—comentó causando que Minho perdiera por completo la paciencia mandando el primer derechazo contra su nariz escuchando el delicioso sonido de su puente partiéndose en dos.
No tardó realmente nada en que la gente se formara en un circulo al ver como el pelinegro había caído al suelo. Minho le dio la oportunidad que se colocara de pie relamiendo sus labios en una satisfacción tan grande al notar como la sangre se deslizaba de sus dos fosas nasales.
—No te crees tan rudo cuando se trata de un hombre, ¿Verdad?—cuestionó el japonés plantando tu puño con fuerza sobre la boca del estómago del contrario escuchando la forma en que este se quedaba sin aliento—¿Te gusta sentirte poderoso? ¡Hijo de puta!—había perdido el control golpeando con ira las costillas de su ex novio en el instante que este cayó al suelo—¡TRES AÑOS, DESGRACIADO, TRES AÑOS!—y continuó golpeando mandando puños certeros contra el rostro y torso del pelinegro percatándose que este ni siquiera intentaba defenderse.
Minho lo escuchó llorar, mientras que su sangre caliente salpicaba contra su camiseta y rostro, el chico sintió como dos desconocidos lo tomaban de la cintura logrando alzarlo con dificultad del suelo.
—Déjalo, lo matarás—habló uno de ellos mientras que lo sacaban hacía la salida permitiendo que el chico tuviese la oportunidad de ver como su ex novia escupía la sangre que se había acumulado en el interior de su boca siendo incapaz de poder levantarse solo del suelo, y a pesar que se veía que casi acababa con su miserable existencia, el castaño aun no se sentía satisfecho.
El desconocido fue bastante amigable con él al no llamar a la policía, solo lo dejó fuera del bar encargándose de que no intentase nuevamente entrar porque hasta él se había percatado que el castaño no dudaba en terminar por matar al pelinegro. Minho apretó sus labios frustrado teniendo el impulso de empezar a caminar de un lugar hacía el otros sintiendo la ira aun emanando por sus poros. El japonés ni siquiera se tomó la molestia de girar su rostro al escuchar como la puerta era abierta permitiendo que la música del interior retumbara en el exterior.
—Gracias por salvar a Dahyun—y esa voz era tan malditamente conocida para los oídos del castaño que este sintió como su cuerpo se paralizaba por completo—es la mejor amiga de mi novia, si se enteraba que ese hijo de puta la había lastimado posiblemente ella lo hubiese matado—Nayeon continuó hablando tomándose el atrevimiento de acercarse a él para tomar de su brazo queriendo ver su rostro para agradecer de todo corazón su valentía— por cierto, mi nombre es Im Nayeon.
—Lo sé—respondió Minho girando su torso para ver como su ex novia entreabría su labios sorprendía dando un paso hacía atrás sintiéndose abrumada por ver al castaño de pie sin una cámara de por medio. El japonés posó su mirada en la rubia que se encontraba envolviendo sus brazo sobre el cuerpo de la chica que él había salvado minutos atrás, y no tardó en reconocerla; Momo, la chica de la fiesta que se presentó como la mejor amiga de su antigua novia—hola Nayeon—saludó notando la forma en que Momo fruncía el ceño acercándose a su novia para envolver su brazo sobre su cintura queriendo recalcar el hecho que estaban en una relación.
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