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Nuevos personajes

Narrador omnisciente;

Minho al oír la suave voz de Nayeon cuestionando su nombre no pudo evitar que sus piernas se entumecieran a la vez que sus músculos se contraían, el chico entreabrió sus labios tomando grandes bocanadas de aire mientras que las lágrimas se deslizaban por su piel. El pobre solo atinó a sollozar siendo incapaz de poder hablar; le había echado de menos, y recién ahora estaba comprendiendo la magnitud del daño que sus padres habían causado al alejarlo de ella. El japonés se rompió al oír como ella le pedía que no llorara con su voz ahogada, y él realmente quiso detener sus lágrimas, pero oír como Jihyo se había levantado de su asiento y se había acercado envolviendo sus brazos sobre sus hombros causaron que, fuese incapaz detener aquel mar salado que continuaba su recorrido hasta caer por su mentón sobre la ropa de la mujer. Lo estaban tratando tan bien, que, su cuerpo comenzaba a liberar a través del llanto las emociones que se obligó a guardar por temor a salir nuevamente lastimado. 

Nayeon tragó saliva arrugando las manga de su camiseta para llevarla hacía sus ojos intentando limpiar la humedad que los envolvía. La chica jadeó intentando retomar el aliento a la vez que su hermano y Kai se acercaban, el hermano del castaño no tardó en querer arrebatarle el teléfono, pero ella estaba empecinada en oír la voz del japonés. 

—N~No estoy preparado—admitió Minho mientras que su rostro estaba escondido en el hombro de su tía.

La coreana había escuchado sus palabras sintiendo como su caja torácica se estrujaba ante el dolor que desprendieron sus labios. El japonés mientras tanto mantuvo el teléfono adherido contra su oreja siendo capaz de oír la forma en que Nayeon estaba respirando siendo incapaz de poder hablar ante el temor de asustarlo y que este terminara por huir nuevamente. 

Jihyo logró calmar al castaño sintiendo como este daba un paso hacía atrás, la mujer miró con preocupación como el muchacho intentaba sonreír limpiando sus enrojecidas mejillas. Una pequeña niña se acercó temerosa al japones observando como este no tardaba en darse cuenta de su presencia colocándose de rodillas para permitir que ahora fuese ella quien estuviese disipando sus lágrimas. Nayeon se quedó en silencio escuchando una voz aguda comentándole a Minho que dejase de llorar, que nadie más lo iba a dañar, y no pudo realmente el evitar cuestionarse que había sucedido con el castaño luego de que este terminara con ella.

La pelirroja se armó de valor queriendo entablar una conversación con el contrario.

—M~Minho—lo llamó con suavidad a la vez que caminaba hacía la salida de la cocina necesitando tomar asiento. 

El mencionado sintió su piel erizarse ante la forma en que la coreana le llamó causando que, toda su atención ahora estuviese puesta en ella.

—Nayeon—y fue un milagro que el japonés hablara sin romperse, el muchacho tomó grandes bocanadas de aire siendo consciente de que debía ser fuerte.

La pelirroja sonrió sintiendo como su corazón se disparaba, la chica por instinto limpió sus mejillas sintiendo como Kai se terminaba por sentar a su lado ansioso por escuchar la voz de su hermano.

—Te amo—y brotó con tanta sinceridad de los labios de la pelirroja que Minho había sido capaz de sentir como su respiración había quedado atrapada en su garganta reteniendo toda posibilidad de poder responder—te amo demasiado—ella necesitaba soltarlo inclinando su torso para apoyar su codo contra sus muslos a la vez que sollozaba en alto ante las innumerables de veces en que había soñado con vivir ese momento. 

El japonés observó como su tía le estaba viendo mientras que su prima tan solo había apoyado su mejilla contra su hombro manteniendo sus pequeñas manos aferradas la borde de su camiseta, permitiendo que, su agarre dejase en exhibición sus marcadas clavículas. Minho no dijo nada la respecto, porque era consciente que si admitía sus sentimientos le iba a dar esperanzas a la coreana, y él no era tan egoísta para tenerla anclada a algo imposible.

—Por favor responde—susurró Nayeon afligida, necesitando oír como el muchacho aceptaba sus sentimientos, pero este no hablaba empeorando por completo su estado emocional.

—No soy el mismo chico que conociste hace tres años atrás, Nayeon—aclaró con calma queriendo ser lo más dulce con la silenciosa chica a la vez que su mano la mantenía empuñada en la tela de su mismo intentando concentrarse en la forma que sus dedos perdían circulación—estas aferrada a algo que ya murió—admitió escuchando como Nayeon sollozaba del otro lado causando que tuviese que morder el interior de su mejilla para no llorar con ella—tu amas al antiguo Minho y yo amo a la antigua Nayeon, pero eso no nos representa—habló sintiendo como su pecho se estrujaba y sus ojos terminaban por llenarse de lágrimas—tenemos que olvidarnos... es la única manera de vivir en paz.

Nayeon llevó su palma libre contra sus labios sintiendo como el dolor se propagaba por todo su cuerpo. La chica lloró con fuerza sintiendo como Jackson le abrazaba por sobre la cintura intentando calmarla, pero ella estaba sufriendo; su verdadero amor le estaba dejando, le estaba dando la oportunidad de escapar de su venosa vida, a pesar de que ella no se qusiese ir. 

—Adiós Nayeon—y Minho se despidió porque era consciente que, si la seguía escuchando llorar se iba a retractar, y pediría perdón suplicando para volver a estar junto a pesar de que fuese consciente que no era lo correcto. 

El japonés dio por finalizada la llamada entregando el teléfono nuevamente a su dueña, el muchacho tomó una gran bocanada inflando su pecho mientras que intentaba elevar sus comisuras en una amarga sonrisa. Wonyoung comenzó a llorar contagiada por las lágrimas que se deslizaban por la piel del mas alto. La pequeña no entendía lo que estaba sucediendo; bueno, era demasiado joven para comprender todo los problemas que viva el castaño. Daniel se levantó de su sitio indicándole a su hijo mayor que era momento que fuese a su habitación, con rapidez el hombre se acercó tomando entre sus brazos a la castaña mientras que Minho tan solo lo veía marcharse.

El castaño posó su mirada en Jihyo; él estaba aterrado de que terminaran por dejarlo ante los demonios que lo acompañaban, pero la mujer se mantuvo serena estirando su brazo para acariciar su mejilla. Minho se envolvió en su cálida preocupación mientras que, en el otro extremo de la llamada finalizada estaba una coreana completamente rota sollozando sobre los muslos de su hermano menor a la vez que Kai intentaba nuevamente el contactar con su hermano.

Nayeon estaba rota; nuevamente Minho le había dejado con las palabras en la boca. 

Aquella tarde Minho terminó durmiendo por primera vez junto con su tía, la mujer fue muy amable en acompañarlo hasta el sueño lo venciera, se mantuvo despierta asegurándose de que él estuviese tranquilo, en silencio lo observó, y se dio cuenta que necesitaba con urgencia un psicólogo, porque a pesar de que ella tuviese las intenciones de querer escucharlo, sus problemas a la larga comenzarían a afectar a su familia y eso, realmente no podía permitir que sucediese.

Luego de unas largas y pesadas semanas Minho nuevamente estaba sentado frente a una chica de cabello corto, Son Seungwan estaba del otro lado de la habitación con cuaderno en mano manteniendo sus ojos fijos en la forma en que el castaño estaba balanceando sus pies abrumado por tener que continuar con la sección que lo hizo llorar como un bebé; lo único bueno que él podía rescatar de esas citas que, ya no tenía tantas ganas de llorar con la familia Kang, y era notorio como todos ahí estaban más tranquilos por eso.

—¿Estas preparado Minho?—cuestionó la mujer con suavidad observando como el mencionado peinaba su cabello hacía atrás para luego simplemente tragar saliva y agitar su cabeza en asentimientos—esta bien... hemos quedados en el tema de Nayeon.

Él personalmente no quería hablar de la coreana porque le recordaba el hecho de que la hizo llorar a pesar de que se había prometido que no volvería a causar ese sentimiento en la muchacha. Minho suspiró entrelazando sus dedos entre sus muslos intentando armarse de valor para comenzar hablar.

—Ella llegó de la nada—aclaró sonriendo ante el recuerdo de su inesperada visita—y se quedó a mi lado sin pedir nada a cambio—admitió manteniendo sus comisuras elevadas dispuesto en no llorar—...—volvió a suspirar empecinado a no dar detalles porque aun no se veía capaz de confesarlo todo—fue realmente doloroso dejarla ir.

—¿Y por qué lo hiciste?—cuestionó Seungwan interesada por escuchar como el chico terminaba por abrir su duro corazón.

El japonés guardó silencio por un par de minutos manteniendo sus cejas juntas ante las palabras de la contraria; él sabía el por qué, pero no sabía como debía explicar la situación. 

—Bueno... porque yo estaba viviendo con mi ex novio—aclaró a pesar de que aquello no era del todo cierto. Avergonzado ante la forma en que su psicóloga le estaba observando el chico no dudó en mordisquear su labio inferior deslizando sus palmas entre sí—la verdad es que me daba miedo que la lastimaran por mi culpa, y creí... bueno, yo solo creí que era correcto el dejar que fuese feliz lejos de mi mierda.

—¿Y en que momento tu fuiste feliz?—cuestionó causando que el castaño jadeara confundido formando un suave "O" con sus labios—o sea... en todo ese corto periodo de tiempo solo haz hablado de lo que te ha hecho infeliz, pero nunca me haz comentado lo que te hizo feliz en su momento—aclaró un punto que no había podido dejar de pensar.

El muchacho se quedó en silencio abrumado por tener que pensar en las contadas veces en que se sintió feliz, y fue realmente triste el darse cuenta que, la única vez que fue feliz en esos miserables tres años fue cuando se enteró que Kai había comenzado a vivir con la familia Im. Minho nunca había sido consciente hasta ahora de que su felicidad era dependiente de la felicidad de alguien más.

—Soy feliz cuando alguien más lo es—confesó causando que la contraria tan solo comenzara escribir en su libreta. El muchacho estaba ansioso y avergonzado por la manera en que la mujer no dejaba de rayar aquellas hojas escribiendo posiblemente la forma en que debían solucionar su problema.

La psicóloga terminó de escribir arreglando su corto cabello mientras que intentaba brindarle una sonrisa de seguridad. Minho se acomodó en su asiento dispuesto en escuchar su punto de vista, pero antes de tener la posibilidad de que la contraria fuese capaz de hablar alguien había ingresado a la habitación con su cabello completamente desordenado y un chico detrás de ella. El japonés se paralizó al ver la forma en que el desconocido había tomado desde el cuero cabelludo de la sollozante muchacha comenzando a golpearla frente de los ojos de la psicóloga y de los suyos, y realmente no pudo evitar el colocarse de pie sintiendo como aquellas imágenes lo representaban por completo. Seungwan intentó defender a la muchacha empujando al agresivo desconocido, pero este fue mas fuerte abofeteando a la mujer causando que su cuerpo cayera sobre su escritorio. Minho se cuestionó por que razón no habían llegado los guardias de seguridad ante semejante discusión, y se lamentó realmente el hecho de no haber ido a la terapia junto con su tío. 

Antes de que el muchacho tuviese tiempo de lastimar aun más el bonito rostro de la contraria Minho se acercó tomando su muñeca con una fuerza que jamás había demostrado poseer. De manera agresiva el muchacho lanzó un derechazo causando que el sonido de la nariz ajena fracturándose hiciese ecos en la habitación. El alto moreno dio un paso hacía atrás soltando el cabello de la muchacha para llevar sus dos manos hacía su ensangrentada nariz, por instinto él pateó el abdomen del japonés, y a pesar que el dolor había sido insoportable el castaño de todas formas se abalanzó contra su torso logrando derribarlo. Y de esa forma comenzó la pelea, Minho descargó la ira que había mantenido acumulada en el rostro que no era de su ex novio, pero que tenía las mismas actitudes que él, a pesar de que su labio había quedado partido y su mejilla no dejaba de punzar ante el golpe que el contrario le brindó, Minho se mantuvo intacto en su lugar dando certeros puñetazos con tal de acabar con él. 

Luego de un par minutos Seungwan había logrado llamar a los guardias quienes sin ningún tipo de problemas se habían llevado a arrastras al bravucón sacándolo del edificio a la vez que una patrulla lo esperaba, en todo ese periodo de tiempo la psicóloga se encontraba ayudando al cansado castaño. Minho se quedó quieto sintiendo como el húmedo pedazo de tela se deslizaba por su hinchado labio inferior, el joven castaño mantuvo sus ojos fijos en la forma que la desconocida se había mantenido atrás con su mirada fija en sus zapatos.

—¿Ella esta bien?—cuestionó el muchacho causando que su psicóloga terminara por limpiar su piel para acercarse donde la silenciosa desconocida. 

—Joohyun, ¿Cómo te encontró?—preguntó la mujer con calma observando como la mencionada se contraía en su sitio aterrada por su inesperado acercamiento.

Y Minho no pudo evitar el sentirse sorprendido de verse a si mismo en esa chica. El muchacho no tardó en colocarse de pie quitándose su chaqueta al notar que ella mantenía su camiseta rota permitiendo que su torso estuviese desnudo y visible para todo el mundo. Minho se avergonzó de notar que ella lo había confundido con un muchacho ante la mirada de pánico que le brindó cuando su mano tocó su hombro.

—Estas a salvo—le aclaró siendo consciente que él, en mas de una ocasión había deseado poder escuchar a alguien asegurándole aquel privilegio de seguridad—no te haré daño—admitió volviendo a estirar su mano permitiendo que la chica viese sus nudillos lastimados—ten—y fue dulce con ella permitiendo que se acobijara en su cálida chaqueta observando como ella escondía su rostro en la tela de esta mientras que daba pequeños pasos intentando acercarse a su cuerpo.

El japonés la abrazó a pesar de que no era muy fan de estas acciones a excepción si se trataba de Wonyoung o su tía Jihyo, y por primera vez Joohyun se sintió calmada en un cuerpo que no fuese el de su mejor amiga. 

Cuando Jihyo fue a buscar al castaño en la entrada del edificio donde solía tener sus secciones terapéutica se aterró al ver como el muchacho salió con su rostro completamente magullado y de la mano de una silenciosa pelinegra, la primera reacción de la mujer fue salir de su vehículo corriendo en dirección del menor, ni siquiera le prestó atención al hecho de que él estaba siendo acompañado, no podía quitar su mirada de su labio hinchado y su mejilla enrojecida con visibles puntitos rojizo que que indicaban un aproximo hematoma.

—¡¿Qué sucedió?!—jadeó la mujer aterrada apoyando sus frías palmas sobre las mejillas ajenas.

—Tuve que defenderla...—admitió el castaño avergonzado sintiendo como Joohyun apretaba su brazo asustada ante la manera en que la mujer se había acercado invadiendo su espacio personal—ella pasó lo mismo que yo, debía detenerlo.

Era irónico el hecho de que Minho fuese capaz de defender a alguien más, pero no así mismo.

—¿Estás bien?—cuestionó Jihyo a la pelinegra observando su rostro lastimado y las visibles marcas de dedos que envolvían la piel de su cuello. La chica simplemente asintió con su cabeza manteniendo su cuerpo adherido contra su sobrino sintiéndose segura con el delgado castaño—¿Tienes donde quedarte?—y ella tenía un corazón muy blando al ser capaz de permitir que una completa extraña estuviese conviviendo en su hogar.

—Con S~Seulgi—respondió Joohyun observando como la mujer asentía con su cabeza—e~ella vendrá por mi—aclaró justo en el instante que un auto se estacionaba cerca de las tres persona.

De este se bajó una chica delgada de cabello anaranjado, la muchacha tenía una mirada preocupada, y al notar que, su Irene estaba abrazando a un desconocido no tardó en acercarse asustada de que él tuviese malas intenciones.

—¿Irene?—jadeó la chica a la vez que la mencionada se alejaba del castaño para correr donde sus brazos refugiándose en el interior de su cuello—¿Qué sucedió?—cuestionó posando sus ojos en el japonés que miraba con preocupación como su posible nueva amiga estaba temblando.

—S~Suho—aclaró la pelinegra antes de que el castaño tuviese tiempo de explicar lo que había sucedido. 

La tal Seulgi agradeció al japonés por cuidar de Joohyun para luego simplemente alejarse en su vehículo a quien sabe donde. Minho mientras tanto ingresó a la parte del copiloto observando como su tía en silencio encendía el motor.

—¿Estás molesta conmigo?—preguntó el muchacho notando como Jihyo simplemente sacudía su cabeza en negación.

—No te vuelvas a poner en peligro—pidió Jihyo girando su rostro por un par de segundos para ver como el chico simplemente asentía con su cabeza aceptando su pedido—...— la mujer relamió sus labios para luego suspirar recordando lo que le había pasado minutos antes de llegar a buscar al muchacho—el doctor Shin llamó, mañana tenemos que estar en su consultorio a las diez de la mañana. 

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