Nueva vida
Narrador Omnisciente;
Luego de su madre lo hubiese dejado en el interior del departamento el muchacho no fue capaz de moverse por el interior del lugar; estaba lo suficientemente asustado y abrumado como para tomarse la molestia en revisar las habitación. Minho tragó saliva llevando sus dos manos contra sus brazos sintiendo como el frío lograba calar sus huesos. A pesar de todo lo sucedido el muchacho estaba molesto con su padre, quizás más de lo que debería estar con él, y es que, le hervía la sangre el recordar que se había quedado ahí, de pie, observando sin opinar al respecto, permitiendo qué, su esposa hiciese algo ilegal con tal de joderle la existencia.
El castaño se armó de valor caminando en dirección de una de las habitación; tenía que encontrar la manera de esconderse antes de que Hyunjin llegara y pensara en herirlo. Se encerró en el primer lugar que considero seguro, pero la pequeña felicidad que había logrado sentir se esfumó por completo al percatarse que la puerta no tenía seguro. Con rapidez buscó una nueva habitación sintiendo como sus ojos se humedecían al notar que, cada lugar, cada pequeño espacio que le indicaba que sería su lugar seguro, terminaba por desvanecerse al ver que, ninguno, absolutamente ni uno, estaba con seguro por ende, era más fácil para Hyunjin el latimarlo si así se lo proponía.
El chico completamente abatido caminó hasta el sofá siendo consciente que, ya realmente no importaba que se escondiera para evitar la inminente paliza que se le avecinaba, el castaño presionó el botón del control observando como la pantalla se iluminaba con las imágenes de un dorama que se le hacía especialmente conocido. Minho tragó saliva, ni siquiera había pasado un día y ya echaba de menos a la coreana. Se mentalizó con la idea de que la volvería a ver, porque estaba seguro que aquello iba a suceder, a pesar de que no estaba seguro del día exacto.
Las horas pasaron con una rapidez sorprendente, Minho hasta se había acomodado en el sofá llegando a olvidar el hecho de que su ex novio convivía con él, así que realmente se sintió sorprendido al escucha la puerta principal abriéndose. El japonés giró su rostro por inercia observando con pavor como Hyunjin caía de rodillas contra el suelo de madera mientras que sus facciones estaban completamente empapadas por la sangre. Minho se quedó estático ante las imágenes que su ex novio estaba permitiendo exhibirse de su propio rostro herido, el chico ni siquiera se inmutó en ayudarle, por muy morboso que fuese el asunto; él estaba disfrutando que Hyunjin estuviese sufriendo en esos momentos.
El pelinegro gruñó llevando su palma contra su muslo para intentar levantarse, el chico escupió la sangre que se había acumulado en el interior de su boca alzando su mentón para encontrarse con esos ojos oscuros que tanta repulsión le solía causar. Minho mientras tanto se levantó de su asiento y dio un paso hacía atrás; lógicamente no iba ayudarle, y tampoco se quedaría para ver una posibilidad donde saldría lastimado.
Y así pasaron los días; en unos Hyunjin llegaba lastimado y en otros Minho terminaba herido, cada día que trascurría, el odio por si mismo y las insistencia de su hermano y Nayeon para poder verle iban en un aumento, pero Minho no podía escapar; ya lo había intentado, y terminó con su labio partido y un horrible dolor de costillas que perduró hasta más de un mes. Su madre lo visitaba una vez por semana, mientras que su padre ni siquiera un llamada había sido capaz de brindarle, el castaño estaba solo, y la ira que sentía por él cada vez estaba más presente en su lastimado corazón.
Minho se miró en el espejo, su cabello había crecido, pero no lo suficiente para verse como antes. Sus ojos se deslizaron por su rostro notando los hematomas que conformaban su mejilla y labio inferior, estaba destruido, y la desnutrición cada vez comenzaba a hacer más notoria para su gusto. El chico tragó saliva sintiendo como las lágrimas se habían deslizado por su piel; sufría en silencio. Aquella tarde había dado por finalizada la relación que tenía con Nayeon luego de enterarse que los amigos de Hyunjin habían golpeado a Jackson y Kai en forma de advertencia por la insistencia de la chica al querer verlo, fue necesario- según él-. Minho sollozó sintiendo como el dolor desgarraba su garganta, no podía soportarlo, como un pequeño niño se escondió en la esquina de ese frío baño llevando sus palmas hacía su rodillas para sentir algún tipo de calor en su pecho. La puerta rapidamente sonó con fuerza, su ex novio golpeaba la madera mientras que gritaba su nombre exigiendo que saliese hacía el exterior.
—¡Sal de ahí!—bramó Hyunjin a la vez que intentaba derribar la puerta causando que, el japonés simplemente sollozase llevando sus palmas hacia sus oídos repitiendo una y otra vez las ganas que tenía de morir.
Y lo inevitable sucedió, su ex novio ingresó en ese pequeño lugar y volvió a lastimarlo recalcando que, la única manera de que él pudiese llorar fuese a su causa. Minho siguió viviendo en ese ambiente, lentamente comenzó a perder el contacto de su madre como también el de Kai, él personalmente se había encargado en no responder los mensajes del muchacho, porque le dolía el saber que su hermano seguía teniendo esperanza a pesar que él ya las hubiese perdido por completo.
Fue un largo y doloroso año, ahora el muchacho tenía 17 años con el cabello hasta la mitad de su espalda, su ex novio, como también su madre se encargaron de que él terminase sus estudios por internet causando que, muy pero muy pocas veces Minho hubiese tenido la posibilidad de poder salir hacía el exterior; prácticamente estaba encerrado en su propio mundo, en cautiverio a manos de un monstruo que osaba en decir que era de su propiedad. A mitad de ese año, el castaño había llorado al saber que, su hermano había conseguido librarse del cuidado de su madre viviendo feliz con la familia de Nayeon, sollozó de la emoción que le había traído el hecho de que Kai estuviese viviendo por primera vez sin temor a salir nuevamente herido por su culpa, y deseó, Minho realmente anheló, que Kai terminara por olvidar su existencia, porque él, en eso momentos solo era un estorbo en su felicidad.
Hyunjin en un ataque de ira había roto su teléfono partiendo aquel objeto contra la pared; eliminando toda posibilidad de poder tener nuevamente contacto con su hermano mayor, Minho observó todo en un completo silencio paralizado por la forma en que el muchacho se había acercado hacía su dirección plantando su puño una y otra vez contra su rostro causando que la sangre nuevamente salpicara sobre ese piso testigo de todo el daño que él había vivido. Su ex novio lo abandonó en esa habitación por un par de días, en ese prolongado tiempo Minho no había sido capaz de probar siquiera bocado ante el dolor que se propagaba por su piel, y supo, realmente supo que ya conocía el verdadero dolor.
Cuando Minho cumplió 19 años fue gratamente sorprendido por su padre, el muchacho dio un paso hacía atrás sintiendo como los tacones lastimaban sus pies; sí, Hyunjin había logrado volver a disfrazarlo con una feminidad que no le correspondía. Para la suerte del castaño había vuelto a comer, provocando que, la desnutrición que años atrás había comenzado a florar nuevamente se escondiera. El chico mordisqueó su labio lastimado en el instante que se percató de las ganas que tenía por llorar; su padre había cambiado demasiado en aquellos largos tres años que vivió sin su presencia.
El primer impulso que tuvo el japonés fue plantar su palma contra la mejilla de aquel hombre que en algún momento llamó papá.
—¡¿DÓNDE ESTUVISTE?!—cuestionó el castaño sollozando con todas sus fuerzas a la vez que se abalanzaba contra su torso, porque a pesar que, realmente hubo una temporada donde lo odió con toda su alma, su cuerpo aun estaba necesitando la mayor cantidad de cariño, y de cuidado.
Su padre lo abrazó llorando a su lado sintiendo como el menor simplemente desprendía todo el dolor que había mantenido oculto en aquel tiempo de sufrimiento.
—E~Estuve buscando la forma de sacarte de aquí—susurró el hombre mientras que tomaba entre sus grandes palmas las mejillas lastimadas de su descendencia—y la encontré, pequeño la encontré—admitió tragando el nudo que se había conformado en su garganta a la vez que veía como Minho lloraba agradecido.
Akira dio un paso hacía atrás alejando sus palmas de la piel de su hijo para llevarlas hacía el interior de su chaqueta; de este sacó un pequeño boleto que no tardó en dejar sobre las manos de un lloroso castaño.
—Es un boleto de solo ida para Texas —admitió—saldrás en unas cuatro horas más o menos, no te preocupes por la estadía tu tía ya arregló todo para que tengas la mejor bienvenida posible—aclaró rascándose la nuca nervioso mientras que observaba como el castaño tan solo veía el papel como si fuese el mejor regalo que hubiese tenido en años—lamento el tardar tanto, pero estaba entre la espada y la pared—confesó arrepentido de permitir que su propio hijo hubiese sufrido tanto.
Minho alzó su mentón observando con temor las facciones entristecidas de su progenitor.
—¿Me prometes que Kai y Nayeon estarán bien?—cuestionó el castaño queriendo asegurarse de que ellos estarían perfectamente bien después de su partida.
—Cuando te vayas se hará justicia no te preocupes—aclaró dando un pequeño avance de lo que se avecinaba a su esposa en un largo periodo.
El japonés se encontraba sentado frente a la ventanilla del avión, el muchacho había dejado todo atrás; a su hermano, a su único amor, absolutamente todo, porque necesitaba curarse, él debía vivir. Para la suerte de Minho logró despedirse de Kai, y de los señores Im, para su mala suerte Jackson y Nayeon habían salido, y él no había tenido el tiempo suficiente para poder despedirse de manera descendente de su primer amor. Minho tragó saliva deslizando su pulgar por debajo de su ojeras intentando limpiar el evidente rastro de humedad que habían dejado sus saladas lágrimas.
Por segunda vez en su vida Nayeon había llorado de una manera desconsoladora, sollozó sobre el pecho de Kai luego de enterarse que Minho había logrado alejarse de su ex novio huyendo del país causando que, no hubiese tenido la oportunidad de poder despedirse de él; de ser incapaz de decirle que lo amaría sin importar el tiempo, ni la distancia.
Luego de un par de horas Minho llegó a Estados Unidos, en concreto Texas. Asustado bajó con su pequeña maleta en busca de algún rostro conocido, su pulso se disparó en el instante que observó desde lejos un cartel que decía su nombre... no Mina, sino Minho, el muchacho intentó no llorar acercándose donde su tía, la mujer al percatarse de su presencia no pudo evitar que las lágrimas se deslizaran por sus mejillas al ver el grave estado en que el castaño había llegado; ni siquiera él había sido consciente de que apenas podía caminar. Su tía Jihyo y su esposo Daniel lo envolvieron en un cálido abrazo que había logrado el quebrar al muchacho emocionalmente hablando, la mujer envolvió sus palmas alrededor de sus mejillas susurrando dulces palabras que lograban abrumar el lastimado corazón del menor.
—¡Mami!—una pequeña niña revoloteaba entre las piernas de su madre y padre intentando llamar su atención.
Jihyo terminó por tomar entre sus brazos una pequeña niña con mejillas regordetas y unos amplias orbes castaños adornados por sus encrespadas pestañas brindándole la posibilidad de que se viese aún más adorable de lo normal.
—Wonyoung él es Minho tu primo—comentó Jihyo con suavidad mientras que su esposo apoyaba su brazo sobre el hombro de su hijo mayor, observando atento a cómo iba a reaccionar su pequeña bebé.
—Pero es una chica—comentó la niña con confusión causando que el castaño se removiera incomodo teniendo el impulso de entreabrir sus labios para querer afirmar que ella tenía razón; Minho realmente no quería dar una mala impresión.
—Es un disfraz—aclaró Daniel con rapidez causando que Jihyo tan solo sonriera asintiendo con su cabeza, observando de manera disimulada como su sobrino tan solo fruncía el ceño completamente agobiado por el buen trato de los mayores—vamos Sehun—comentó dándole pequeñas palmadas al hombro de un silencioso pelinegro.
Minho incomodo caminó siguiendo el paso de Jihyo mientras que escuchaba la voz animada de una pequeña preguntona. El castaño ingresó en la camioneta tomando asiento al lado de la puerta mientras que Sehun su primo de 16 años simplemente no podía dejar de mirarle causando que sus nervios por ser nuevamente rechazo por alguien de su familia causara que sus palmas comenzaran a sudar.
—¡Mami!—nuevamente la pequeña castaña llamó a su madre quien manejaba de manera atenta su vehículo.
—¿Qué sucede cariño?—cuestionó la mujer con calma a la vez que veía por el rabillo de su ojo como su esposo se inclinaba en la parte libre de los dos primeros asientos intentando limpiar las comisuras ensuciadas de su hija.
—¿Quién golpeó a Minho?—para ser tan pequeña su curiosidad era tal que su madre realmente no sabía como responder, porque no quería incomodar más al castaño.
—Un imbécil lo hizo, pero él no volverá a tocarlo—comentó Sehun con calma apretando de manera juguetona la mejilla de su hermana quien no tardo en patalear molesta por su tacto—¿Lo cuidaremos, verdad?—preguntó observando como la niña tan solo asentía con su cabeza.
Minho guardó silencio porque era consciente que terminaría por llorar si hablaba. Para la sorpresa del muchacho el resto del trayecto nadie más habló siendo el sonido de la música infantil lo único que llenaba el espacio incómodo que lentamente estaba formándose. Luego de media hora, Jihyo se estacionó frente a una bonita casa con un inmenso patio delantero y posiblemente del mismo tamaño que la parte trasera. El japonés con temor salió hacía el exterior observando como su tío no tardaba en llevar su única maleta hacía en interior del lugar, Jihyo mientras tanto tomó con cuidado de su delgado brazo a la vez que, con su otro brazo mantenía a su hija alzada. Minho se dejó llevar por la mujer sintiéndose sorprendido de ver la elegancia y limpieza del hogar de los Kang.
—Sehun te mostrará tu habitación más tarde—comentó Jihyo con calma. El castaño observó como ella se colocaba de cuclillas dejando a su pequeño demonio correteando por el lugar, tomando cada juguete y dejándolo por ahí tirado como si nada—¿Cómo te sientes?—cuestionó preocupada observando como Minho simplemente se encogía de hombros queriendo restarle importancia a como él se sentía—se que esto sonará muy apresurado, pero Daniel y yo tomamos la decisión como tus tutores legales el comenzar tu transición, claro si tu estas de acuerdo.
Minho giró su rostro sorprendido al escuchar que ella estaba dispuesta en vivir el duro proceso junto con él, con tal de que lograse el poder ser por fin el chico que tanto anhelaba demostrar al mundo.
—¿H~Habla en serio?—susurró sin poder creer que realmente eso estuviese sucediendo. Con una sonrisa plamada en su rostro y un aire que demostraba lo mucho que ella le queria, Jihyo asintió con su cabeza indicándole que, realmente no estaba mintiendo.
El japonés no pudo evitar el abalanzarse contra el torso de esa mujer sollozando sobre su hombro mientras que sentía como ella acariciaba su delgada espalda, intentando calmar su llanto. El muchacho no tardó en darse cuenta que, por fin había logrado salir de ese oscuro mundo, teniendo la gran oportunidad de poder vivir como tanto había estado esperando alcanzar.
[Debo explicar esto; se que es confuso y que algunos pensarán que fue demasiado rápido, pero era necesario, no considero que estuviese bien el tener que explicar en detalles la manera en que Minho vivió, lógicamente (y se pueden hacer una idea) fue una completa tortura, así que por esa razón tome la decisión de "adelantar" aunque mas que nada omití detalles y me centré solamente en lo que era importante. Desde ahora existirán dos enfoques, el como Minho comenzó su cambio de genero y la manera en que Nayeon esta aprendido a vivir sin él]
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