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Mal estado

Narrador omnisciente:

Minho había sido llamado junto a Kai a una especie de reunión en el buffet de abogados que su padre tenía en su poder, el chico no entendía muy bien la razón del por qué él, en especifico debía asistir ya que nadie en absoluto había tenido siquiera el tiempo de querer explicarle que estaba sucediendo, pero como de costumbre, simplemente aceptó. El castaño se adentró en el ascensor observando como su hermano mayor se paraba delante de él dándole la espalda, Minho suspiró irritado por su silencio; sabía que debían aclarar las cosas, pero no quería ser él quien tuviese que dar el primer paso. El castaño observó como los dígitos rapidamente iban avanzando hasta quedar al número dieciséis, con calma abandonó aquel estrecho lugar siguiendo los pasos del peligris, la mirada del muchacho se deslizó por el lugar concierta curiosidad, no lo iba a negar, nunca en su vida había visto aquel edificio en particular. 

El japonés siguió al mayor hasta el interior de una amplia oficina; en esta lo estaban esperando mas de quince abogados ademas de su padre, el cual estaba sentado como la cabecera de la mesa. El castaño hizo una pequeña reverencia susurrando un suave saludo casi audible para todos los presentes, la respuesta no tardó brotar por las labios de los desconocidos inclinando sus cabezas en forma de saludo. Akira se levantó de su asiento arreglando su traje muy bien planchado, el hombre caminó hacía su hijo menor con una sonrisa deslumbrante, con suavidad posó su palma sobre el hombro del castaño hundiendo sus dedos sin llegar a lastimarlo.

—Minho será nuestro primer testigo y el más importante—habló Akira con calma manteniéndose sereno a la vez que empujaba el cuerpo de su muchacho en dirección de las dos sillas libres que habían en la habitación. Minho frunció el ceño tomando asiento junto al lado de un robusto hombre de mejillas pinceleadas de un tono carmesí—Sachiko se descargó con él, tenemos mucho a nuestro favor.

El castaño se tensó, la idea era buena a su parecer, pero no le agradaba para nada el hecho de ser nuevamente expuesto a recuerdos que realmente no quería tener rondando en sus pensamientos.

—¿Qué es todo esto?—cuestionó el japonés queriendo entender el contexto.

Kai se mantuvo en silencio, ni siquiera lo miró cuando caminó hacía la silla vacía tomando asiento en esta, su rostro aun mostraba signos de la reciente pelea que había vivido en un bar de mala muerte a causas de aquellas copas de más, el chico apoyó sus codos sobre la mesa presionando su palma sobre su quijada siendo como el vello recién rasurado nuevamente estaba expuesto.

—Demandé a Sachiko, le quitaré todo lo que me pertenece—aclaró su padre dándole entender el hecho que, realmente no le importaba defender a su hijo; él solo quería lo material. Minho mordió el interior de su mejilla deslizando sus palmas por sobre sus pantalones oscuros queriendo limpiar la evidente humedad que las envolvía—y lo lograré con tu ayuda.

—¿Y si me niego?—cuestionó Minho de repente siendo consciente que, lo que menos quería era que su madre estuviese impune, pero necesitaba escuchar brotar de los labios de su padre el hecho de que lo que estaba por hacer era para su bienestar y no por su avaricia. El hombre jadeó sorprendido mientras que Kai simplemente había girado su rostro posando por primera vez sus ojos en su persona—no lo haces por mi, lo haces por dinero... ¿Por qué debería ayudarte si tu no me haz ayudado?

—Te llevé a Texas—gruñó Akira enojado por el repentino rechazo del castaño.

—Y me obligaste a volver—replicó Minho observando como el canoso hombre comenzaba a pasearse por la habitación como una animal enjaulado, llevando sus dos manos hacía su cabeza con intenciones de poder relajarse—...—se quedó en silencio por un par de segundos; estaba pensando cual era la mejor solución—hagamos un trato—alzó la voz logrando llamar su atención, el hombre no tardó nada realmente en acercarse al menor de sus hijos con aquella mirada rebosando en suplica—testificaré a tu favor, con tres condiciones.

—¿Cuales?—cuestionó Akira siendo más que consciente que no dudaría en aceptar lo que sea que estuviese pasando por los pensamientos de su hijo menor.

—Vas a acelerar el papeleo de mi nueva identidad—aclaró al recordar las trancas que le habían puesto al querer cambiar su nombre en su carnet de identidad, el hombre rapidamente asintió con su cabeza aceptando su pedido—ayudarás económicamente a Jihyo, en forma de agradecimiento por quererme de la forma en que ni tu ni Sachiko me lograron ofrecer—era lógico el hecho de que estuviese resentido por la falta de cariño, así que Akira no tuvo inconveniente en ayudar de forma monetaria a su hermana—y por último... cuando el juicio acabe, no me vuelvas a buscar.

—Acepto—respondió con demasiada rapidez, logrando herir por un par de segundos el corazón del menor.

Minho ya le había quedado claro el hecho de que su existencia no era una prioridad para su padre; a él realmente no el importaba nada más que no fuese el mismo, así que el castaño simplemente tragó saliva demostrando el hecho de que no le afectaba las palabras de aquel hombre. Kai observó la seriedad en el rostro del castaño, tuvo el impulso de acercarse a su cuerpo para envolverlo en un cálido abrazo, pero rapidamente recordó de las innumerables de veces en que le había tratado mal, así que estaba sintiendo la suficiente vergüenza para mantenerse en su sitio.

Luego de las palabras de Akira los abogados comenzaron hacer su trabajo preguntando cada detalle de lo que Minho vivió con Sachiko, anotaron lo que consideraron importante para utilizarlo en el juicio mientras que el castaño no tardaba en removerse incómodo en su sitio por la manera en que más de alguno se le había quedado viendo luego de escuchar su suave relato.

Nayeon iba caminando en el interior del centro comercial con sus dedos entrelazados con las de su pareja, ambas iban conversando de manera animada mientras que veían sin mucho interés las vitrinas. La pelinegra se acercó a una tienda en particular observando la ropa que estaba en exhibición; más específica los traje de baños, sintiendo como la pelirroja no tardaba en tirar de su brazo avergonzada de notar como Momo seguía con sus ojos fijos en un bonito modelo.

—El negro te quedaría bien—comentó la pelinegra con ese sutil coqueteo que logró causar nuevamente las mejillas sonrojadas de su pareja—aunque si no lo quieres, no me molestaría tenerte desnu...

—B~Basta—susurró Nayeon presionando sus dos palmas contra los labios de Momo observando con pánico como la chica movía sus cejas de forma sugerente—no digas eso en público—comentó sonando una completa suplica sintiendo como el calor en su rostro en ningún momento descendía. La pelinegra siendo consciente de lo que causaría no dudó realmente en deslizar su lengua por la palma de la contraria observando con diversión como esta chillaba sorprendida alejando su extremidad del rostro ajeno—¡Hirai!

—Perdón cariño—se disculpó a pesar que, realmente no sentía culpa por lo que había hecho. Con rapidez se volvió a acercar al cuerpo de su pareja apoyando sus palmas sobre la cintura ajena—entonces...—mecía con suavidad sus palabras a la vez que una de sus juguetonas manos se adentraba en la camiseta de la pelirroja tocando con sus yemas la piel desnuda de su blanquecino abdomen—¿Te probaras ese traje de baño?—cuestionó con un dulce tono, intentando no sonreír al ver como ella terminaban por ceder.

Nayeon tomó de forma insegura el traje de baño entre sus dedos; estaba en el interior de un probador. Ella era consciente que Momo no podía verla, pero por algún extraño motivo le avergonzaba la posibilidad de que si pudiese hacerlo. La chica no tardó en desvestirse modelando el bonito conjunto que traía encima, mantuvo sus ojos fijos en el espejo mirando cada detalle de su cuerpo a la vez que sentía como su piel se erizaba ante el sonido de la cortina deslizándose por el fierro de metal logrando observar el reflejo de Momo detrás de ella.

—¿Te he dicho alguna vez lo preciosa que eres?—cuestionó la muchacha con suavidad observando como la pelirroja no tardaba en morder su labio inferior agachando su mirada ante la vergüenza que estaba recorriendo su cuerpo—sino lo he dicho lo suficiente, soy una idiota, porque eres hermosa.

—Basta—Nayeon estaba avergonzada, y a Momo le encantaba el hecho de ser ella quien estuviese provocando eso. La pelinegra no dudó en acercarse a su pareja envolviendo sus brazos sobre la cintura de la chica a la vez que sus labios no tardaban en unirse a la piel de su hombro derecho.

—Sabes...—susurró la pelinegra a la vez que comenzaba a deslizar su boca por la piel ajena llegando a su cuello mientras que podía escuchar a la perfección como Nayeon simplemente suspiraba echando su cabeza hacía atrás permitiendo que la contraria no tardara en apoderarse de su cuerpo por completo—nunca lo hemos hecho en un probador—comentó soltando una suave risita al sentir como la coreana se giraba apoyando sus palmas sobre sus hombros.

—Y~Y no lo haremos hoy—replicó Nayeon jadeando sintiendo como cada poro de su cuerpo reaccionaba con los sutiles toques de su pareja, ella se quedó quieta escuchando la forma en que la pelinegra gruñía deslizando sus suaves palmas en dirección de sus senos—Hirai, no—amenazó logrando que ella simplemente bufara alejando su tacto.

—Si cambias de opinión estaré afuera—comentó alejándose del probador sin antes cerrar bien la cortina impidiendo que otra persona tuviese la posibilidad de ver el bonito cuerpo de la coreana.

La conversación con los abogados había durado casi tres horas, Minho había quedado completamente agotado, así que no fue para nada una sorpresa para él, el volver a su departamento escondiéndose en su habitación quedándose profundamente dormido sobre su colchón. Kai ni siquiera le había acompañado, el chico desvió su trayecto comprando un par de cerveza para luego manejar en dirección del hogar de los Im. El peligris descendió de su vehículo con lo recién comprado entre sus manos, el muchacho ni siquiera tocó la puerta principal, él simplemente ingresó siendo más que consciente que ya era parte de la familia. Jackson se encontraba sentado en el sofá, cuando escuchó la puerta abrirse no dudó en girar su rostro sonriendo con emoción al ver el cuerpo del japonés haciendo acto de presencia.

—Hey, ¿Qué traes ahí?—cuestionó Jackson colocándose de pie a la vez que, rapidamente tomaba entre sus palmas la lata de cerveza que Kai le había lanzado sin previo aviso—¿No consideras que es muy temprano?—preguntó observando como el contrario simplemente sacudía su cabeza en negación abriendo la lata para tomar un buen trago de este—la dejaré en el congelador...

—¿Congelador? no seas marica, Jackson—comentó Kai acercándose al muchacho para intercambiar las latas causando que este simplemente guardara silencio observando el producto entre sus dedos—se va a calentar, bébelo—ordenó abriendo la nueva lata para volver a beber.

—¿A que haz venido?—cuestionó el coreano dejando la lata de cerveza sobre la mesa de centro, rapidamente se cruzó de brazos observando como Kai tomaba asiento sobre su sofá llevando nuevamente la lata contra sus labios bebiendo del producto que había comprado—Kai, lo pregunto en serio.

—¿Cual es el maldito problema Jackson? solo he venido a tomar un par de cervezas con mi mejor amigo—gruñó el mencionado terminando quizás más rápido de lo previsto la cerveza. No tardó nada realmente en inclinarse tomando de la lata de su mejor amigo—¿A caso te molesta?

—Me molesta tu actitud de mierda—confesó Jackson causando que Kai diera vuelta su cerveza sobre la alfombra al colocarse de pie, manteniendo una actitud desafiante; la misma que adoptaba con los desconocidos en los bares que solía frecuentar—¿Qué? Idiota ¿Piensas golpearme?—cuestionó al ver la manera en que este se le había quedado viendo—no soy el imbécil del bar que puedes golpear, Myoui—le aclaró empujando su pecho con todas sus fuerzas logrando tumbarlo sobre el sofá—así que deja de lado tu actitud de chulito, porque conmigo no funciona.

Kai apretó sus labios como también sus puños; quería golpearlo, pero se estaba conteniendo. Jackson mientras tanto se dedicó a limpiar la suciedad que el invitado había causado, dejando las latas en el interior del pequeño basurero que tenían en la cocina. Cuando terminó el coreano no tardó en acercarse al cuerpo del peligris palmando sus pantalones a la vez que este le veía con confusión.

—¿Qué haces?—cuestionó el japonés completamente confundido manteniendo sus ojos fijos en la forma en que el contrario había introducido sus manos en el interior de sus bolsillos sacando el manojo de llaves que siempre solía llevar consigo—eso es mio.

—Solo quiero las llaves de mi casa—admitió Jackson tomando sus llaves para dejar el resto sobre el abdomen del peligris—ya no puedes ingresar cuando se te de la puta gana, y menos para crear conflictos—confesó, intentando no pensar en el hecho de que le dolía el estar impidiendo el ingreso—...—sus ojos se habían cristalizado, pero intentó mantenerse fuerte mordiendo el interior de su mejilla—el Kai que conocí tiene la bienvenida a este hogar, tu no.

—Ahora te comportas como Minho, ¿A caso lo prefieres a él?—cuestionó Kai colocándose de pie quedando peligrosamente cerca del contrario, tanto así que, su caliente aliento chocaba contra la nariz del coreano—ustedes... Joder, estan unidos en joderme con que mi antiguo yo era mejor, ¡¿No se dan cuenta que no he cambiado?!

—Qué mierda tu, Kai—Jackson había perdido los estribos volviendo a empujar el cuerpo de su amigo—¡Cambiaste! antes lo adorabas, eras capaz de dar tu vida por él y ahora... ahora lo tratas como si lo odiaras.

Y Kai se tambaleó, pero no logró caer sobre el sofá, el chico se mantuvo en silencio tomando la decisión de salir de aquella abrumada habitación sintiendo como los ojos del coreano se mantenían fijos en su nuca. Jackson no había hecho el esfuerzo de detenerlo, porque claramente no tenía ánimos de hacerlo, así que simplemente lo dejó estar; que hiciese lo que se le pegara la gana. La puerta principal fue azotada con fuerza, el menor de los Im caminó hacía el ventanal observando como su mejor amigo ingresaba en su vehículo dando marcha hacía atrás sin siquiera procurar de que estuviese el camino libre para seguir su recorrido, causando que el auto que venía por la calle tuviese que frenar de golpe logrando impedir la inminente colisión. 

Minho despertó de golpe al sentir su teléfono vibrar, el castaño frunció su ceño manteniendo casi sus pestañas juntas por el dolor que sintió su retina por la repentina iluminación en su rostro. El japonés buscó su móvil de manera palpable sobre la cama, estuvo así por un par de minutos hasta que lo sintió en su bolsillo delantero, confundido lo llevó hacía su rostro intentando leer quien le había hablado. El chico no pudo evitar el sorprenderse de notar el nombre de su tío reflejado en la pantalla, rapidamente el chico deslizó su pulgar presionando en los nuevos mensajes para ir a la aplicación. Su rostro enrojeció a la vez que su cuerpo se incorporaba por completo, el chico posó sus ojos en la imagen que le había enviado queriendo que la tierra lo tragase. 

Daniel.

En la mañana llegó un paquete con tu nombre, por suerte lo encontré yo y no Jihyo.
17:32 PM
✓✓

No lo he abierto, pero yo conozco ese logotipo ;)
17:32 PM
✓✓

¿Qué modelo compraste pequeño travieso?
17:33 PM

Minho sentía que moría, rapidamente presionó su pulgar sobre la imagen para borrarla creyendo inocentemente que, de esa manera nadie iba a saber que había hecho con la tarjeta de su padre. Su rostro se mantuvo hirviendo a la vez que no tardaba en responder. 

YO

Era para una tarea, no lo abra por favor.
17:35 PM
✓✓

Era patética la forma en que estaba suplicando para que su juguetito no quedase expuesto; se moría de vergüenza de pensar que Jihyo podría enterarse. Su tío Daniel no tardó nada en responder asegurándole que aquello era normal y que no tenía de que preocuparse porque no le diría a nadie. Minho no pudo evitar suspirar sintiéndose más aliviado ante su respuesta, aunque el tono rojizo en sus pómulos seguía estando presente, y lo más seguro, es que se mantendrían ahí por un par de horas más.

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