Imán de discusión
Edades de nuevos personajes ( y viejos personajes que no habían sido especificados con anterioridad)
Momo: 24 años.
Hana: 37 años.
Zelo: 42 años.
Xiumin: 20 años.
Moonbyul: 20 años.
Luhan: 7 años (si este personaje fue nombrado con anterioridad no me acuerdo jaja así que haremos como que nunca existió en el pasado)
Sanha: 4 años.
Solar: 25 años.
Narrador omnisciente:
Nayeon estaba observando como Momo correteaba con sus primos y sobrinos; la chica le había invitado a una cena familiar, al principio se sintió cohibió por las miradas de los presentes, pero estos no tardaron en recibirla con un cálido abrazo causando que se sintiese más cómoda ante el buen ambiente que se creó. La coreana estaba sentada sobre el corto césped acariciando con sus dedos el cabello anaranjado del sobrino de Momo, el pequeño revoltoso se había adherido a ella como si fuese su segunda mamá, y no es que a ella le molestase, en realidad le encantaban los niños, y ese pequeño en particular lograba sacar lo mejor de ella.
—Tía Moguri no te deja de mirar—comentó el muchacho alzando su mentón para observar el bonito rostro de la coreana, por instinto el chico estiró su mano tomando la punta de los cabellos rojizos de la muchacha logrando tener toda su atención—siempre habla de ti.
Nayeon mordió su labio inferior sintiendo sus mejillas ardiendo de la vergüenza, rapidamente la chica posó su mirada en su pareja notando como esta al ser pillada no tardaba en sentir su rostro calentarse, de manera torpe pateó la pelota queriendo centrarse en sus sobrinos, pero la pobre uso fuerza más de la necesaria impactando aquel balón contra el rostro del mayor de los chicos. El seco sonido de la pelota dando de lleno sobre las facciones del castaño causaron que este quedara desplomado sobre el césped comenzando a llorar ante el dolor que se propagaba. Momo aterrada escuchó el grito de reproche por parte de su hermana mayor causando que, realmente no tardara en acercarse al pequeño golpeado queriendo que dejase de llorar. La pelinegra miraba hacía todos los lados en busca de ayuda mientras que presionaba sus palmas sobre los hombros de su sobrino moviendo su delgado cuerpo con intenciones de detener su llanto.
La coreana rió por lo bajo divertida de notar como su cuñada no tardaba en salir con la cuchara de madera que anteriormente había estado en el interior de la hoya indicando que no dudaba en golpear con ese objeto a su hermana menor por lo que había hecho en su hijo. Momo aterrada se levantó del césped dejando a la deriva a su sobrino que continuaba quejándose por el golpe recibido.
—¡Cómo se te ocurre golpearlo!—gruñó Hana mientras que observaba como la pelinegra comenzaba a correr en dirección de su pareja—¡Hirai Momo, ven aquí!
—¡Fue un accidente!—aclaró la mencionada colocándose detrás de Nayeon para utilizarla de escudo. La chica encogió sus hombros moviendo a su pareja mientras que su hermana sostenía en sus brazos el lloroso castaño—si me golpeas, Nayeon y el pequeño Sanha lo recibirán —advirtió observando como su hermana mayor simplemente suspiraba meciendo a Luhan en sus brazos con intenciones de querer calmarlo.
—No se que le ves para estar con ella—comentó la mayor en dirección de Nayeon escuchando como Momo simplemente se quejaba ante sus palabras—vamos Sanha, tus primos están por llegar—la mujer tomó la pequeña mano del menor arrastrándolo hacía el interior del hogar de sus padres brindando la oportunidad al Namo de poder estar a solas.
La pelinegra apoyó su mejilla sobre el hombro derecho de su pareja, teniendo el instinto de envolver sus brazos alrededor de su pequeña cintura. Nayeon sonrió emocionada por el tacto de su pareja, sin dudar la chica giró sobre sus talones sintiendo como las extremidades ajenas aún seguían firmemente adheridas a sus caderas, la pelirroja estiró sus brazos presionando sus palmas sobre las mejillas de la pelinegra observando con devoción lo bonita que está era. Se quedaron en silencio, observándose a los ojos mientras que los pensamientos viajaban entre si, sin llegar a atormentarlas, la pelirroja deslizó sus pulgares por debajo del mentón de su pareja sintiendo sus piernas flaquear al notar la manera en que Momo le observaba, las yemas de sus dedos tocaron de manera inocente sus llamativos cerezos intentando que no se notara el hecho de que moría por besarla.
—Me fascinas—admitió la muchacha observando como Momo enrojecía por completo ante sus palabras—...ella lo dijo porque golpeaste a su hijo—aclaró referente a las palabras de Hana notando como su pareja entreabría sus labios dispuesta en aclarar la situación—todos sabemos que no lo hiciste con querer, pero de todas formas el balón quedó marcado en su rostro—comentó intentando no reír, pero realmente aquello se le estaba dificultado porque no podía negar que había sido chistoso.
—Me disculparé—admitió Momo inclinándose lo suficiente para acariciar con sus labios los ajenos—luego de besarte lo haré—aclaró atrapando la boca de su chica en un suave beso que fue rápidamente correspondido por la joven.
Nayeon envolvió sus brazos sobre los hombros de la delgada muchacha sintiendo como las manos de la joven se aferraban a su cadera queriendo tocar más allá, pero siendo consciente que no era el lugar indicando para hacerlo.
—¡Hey parejita, llegó tu hermano con sus hijos, vengan a saludar!—comentó el señor Hirai causando que la muchacha no tardara en despegarse de su pareja avergonzada por ser atrapada devorando los labios de la chica.
Momo asintió tomando la mano de Nayeon para caminar hacía el interior del hogar de sus padres, en silencio ambas chicas ingresaron sintiendo como el bullicio de los niños les llegaba a irritar los tímpanos. La pelinegra soltó la mano de su pareja caminando en dirección del mayor de los hermanos; Zelo, era mayor que Momo por más de dieciocho años, dejando a Hana como la del medio con una diferencia de cinco años. Nayeon se había enterado que Zelo perdió a su pareja en un accidente automovilístico donde él había estado manejando-al parecer un ebrio los chocó-. Dentro del vehículo estaban los mellizos Xiumin y Moonbyul, por lo que le había comentado Momo, los mellizos no interactuaban mucho con su padre, así que en esos instante era realmente incómodo de ver como ellos se mantenían cortantes saludando a todos los presentes, pero manteniendo la distancia. Nayeon se acercó a la madre de su pareja, pudo notar aquellos ojos tristes que veían directamente a sus sobrinos; estaba preocupada por ellos.
—Desde que Nayoung murió, Zelo no ha vuelto ser el mismo, y sus hijos tampoco—admitió la mujer observando como Moonbyul se entretenía en su teléfono escuchando vagamente lo que su hermano le susurraba al oído.
—¿No hablan con Momo?—cuestionó la chica interesa girando su rostro para ver como la señora Hirai asentía con su cabeza—Momo siempre habla de ellos... Los quiere como si fueran sus hermanos menores.
—Momo es un encanto... ¿Sabías que eres la primera chica que presenta como su pareja?—comentó animada causando el sonrojo en la contraria—siempre habló de ti, desde que eran amigas lo hacía, a veces comentaba sobre un chico, no recuerdo bien el nombre, pero decía que se notaba que tu lo querías.
Aquello se había vuelto completamente incómodo para la coreana; ella era consciente que Momo hablaba de Minho, pero no pensé que lo hiciese con su madre presente. La chica sonrió intentando cambiar el tema, para su suerte su pareja se acercó provocando que la señora Hirai no fuese capaz de seguir dando información, ya que había decidido volver a la cocina permitiendo que ambas nuevamente estuviesen a solas. Nayeon frunció el ceño al notar como su novia había envuelto sus brazos alrededor de su cintura, se notaba que estaba molesta, pero a la vez parecía confundida, la pelirroja no tardó en acariciar sus mejillas queriendo hacerla sentir mejor, y al principio había funcionado, pero para su mala suerte aquello no había durado lo suficiente.
—¿Sucedió algo?—cuestionó Nayeon con curiosidad observando como la chica posaba su mirada en sus orbes para luego simplemente sacudir su cabeza en negación apoyando su mejilla sobre su hombro con intenciones de querer relajarse—¿Todo bien, cariño?
—Moonbyul y Xiumin tienen un amigo en común—habló Momo con suavidad intentando no demostrar lo molesta que estaba por aquel misterioso amigo. Nayeon frunció el ceño sin entender muy bien que tenía de malo, así que simplemente guardó silencio acariciando su cabello con intenciones de querer relajarla para que continuase hablando—la amiga de Moonbyul, una tal Solar se los presentó—confesó deslizando sus yemas por el interior de la camiseta de la contraria causando que esta diese un brinco del susto sorprendida por su tacto—su nombre es Minho... ¿Te suena?—cuestionó con ironía.
—Hay muchos Minho, Momo—aclaró Nayeon sintiendo como su novia daba un paso hacía atrás perdiendo con casi totalidad el contacto de sus cálidas palmas sobre la piel de su abdomen, sus oscuros ojos se mantuvieron fijos en su persona indicando lo celosa que estaba por aquel nombre en particular que había brotado de sus labios.
—Lo se...¿Pero existen más de un Myoui Minho?—cuestionó sin poder evitar estar enojada; parecía que culpaba a su pareja por la existencia del castaño y eso sí que había molestado a la muchacha—¿Por qué siempre tiene que estar en todo?—se quejó causando que Nayeon apretara sus labios sin saber que responder—lo digo en serio, en todos lados esta ese idiota.
—Momo, no lo trates así—pidió la pelirroja siendo consciente por la forma en que su pareja le había visto que no iban a tardar en comenzar a discutir, así que rápidamente volvió a apoyar sus palmas alrededor de las mejillas ajenas acariciando su piel deseando que aquello la lograse calmar—no quiero discutir contigo—admitió ya cansada que el tema de su ex novio causara problemas entre ellas—lo digo en serio, Momo, te amo, pero necesito que superes este tema.
—¿Quieres que supere a la persona que te hizo llorar por mas de tres años?—cuestionó zafándose del agarre de su pareja logrando llamar la atención de los demás presente—cada vez que escuchas su nombre, tu rostro cambia—admitió cruzándose de brazos, intentando con todas sus fuerzas el no elevar su voz, pero le estaba costando demasiado; su mente le repetía una y otra vez que ella no la amaba, que solo la estaba usando para olvidar al chico que tanto la lastimó—¿Por qué no admites de una maldita vez que te sigue gustando?
—Por favor Momo—murmuró Nayeon llevando sus dos manos hacía su rostro sintiendo vergüenza por la forma en que se le habían quedado viendo—no es el momento indicado para discutir.
—Chicas, ¿Todo bien?—cuestionó Hana confundida al notar que, hasta sus hijos habían dejado de jugar para prestar atención a la parejita.
—Todo bien—gruñó Momo caminando en dirección de la cocina, dejando que la pelirroja tuviese que estar intimidada por la forma en que los presentes se le habían quedado viendo; la juzgaban en silencio, ella podía sentirlo.
Minho había pasado la noche en la casa de Solar; desde que habían compartido aquella agradable intimidad ambos chicos se habían vuelto muy unidos. El castaño se levantó de la cama que había compartido con la coreana con su torso completamente expuesto. En un principio el muchacho creyó que ella lo juzgaría cuando se enteró de la falta de "masculinidad" entre sus piernas, pero sorprendentemente se lo tomó bien, y hasta había hecho un chiste referente al sexo entre ellos logrando un sonrojo en el menor. Luego de que el japonés aclarara todo lo sucedido con su persona, la muchacha volvió a presentarse dejando de lado su nombre artístico; Yongsun tenía la edad de Minho cuando comenzó a bailar en aquel bar donde se conocieron, la chica en particular era jodidamente amable con él, le había demostrar aquella personalidad que la gente en el bar no conocía, y no es como si en algún momento de la vida hubiesen hecho siquiera el intento por conocerla, no tenía sentido cuando solo buscaban ver su bonito cuerpo bailando sobre aquel tubo de acero.
El castaño buscó su camiseta sintiendo la mirada penetrante de la joven bailarina, luego de esa noche de pasión, él mantuvo el contacto con Yongsun, rapidamente intercambiaron información de sus vidas pasadas, sintiéndose avergonzado por quejarse de su miseria; él desconocía el hecho de que existían personas que lo pasaban peor. Se enteró que la chica al cumplir los quince años perdió a su padre por culpa de un agresivo cáncer, a los dieciocho su madre la abandonó quedando completamente sola a merced de lo desconocido. Cuando cumplió los veinte comenzó a bailar en un pequeño bar, el mismo que, cinco años después sigue trabajando como una de las principales bailarinas exóticas.
—Espera, espera—habló Solar rodando la cama, la chica rápidamente se levantó del colchón con su cuerpo completamente desnudo importándole realmente poco el hecho de que Minho la estuviese viendo tan fijamente—¿Como sigues vivo luego de vivir todo esa mierda?—cuestionó con curiosidad.
—Mi ex novia y mi hermano fueron un gran pilar—admitió deslizando su mirada por los bonitos senos de Solar sintiéndose maravillado por aquellas vistas—y luego en estados unidos conocí gente maravillosa, así que tenía motivos para seguir viviendo—confesó a la vez que, por impulso atrapaba la cintura de la joven queriendo tener un poco de contacto carnal con la muchacha—y heme aquí, a pesar de la mierda, soy feliz.
—¿Por qué tenemos sexo?—cuestionó Solar divertida observando como el muchacho simplemente sonreía.
—Eso es un plus—aclaró el castaño mientras que deslizaba sus pulgares en dirección de la columna vertebral de la joven, observando con fascinación como sus facciones cambiaban ante su suave tacto—pero hablando en serio, he madurado bastante respecto a mi yo de dieciséis años, aprendí amar y conocer el amor ajeno, y ahora mismo estoy practicando con el amor propio, pero eso va con calma—habló sintiendo como ella acariciaba su rostro, trazando con su dedo índice su quijada como si estuviese dibujando un lienzo.
—¿Y respecto a Irene?—preguntó un tema que Minho en particular no quería hablar, así que no le sorprendía para nada el ver como él apretaba sus labios incómodo por la situación—¿En serio no quieres nada con ella?
—Claro que quiero algo con ella, estoy enamorado de ella, pero las relaciones a distancia no funcionan y lo que menos quiero es que ella salga herida—confesó permitiendo que la contraria besara su cuello—además, estoy conociendo el sexo en general, y no me parece justo el hecho de tener que privar a ambos al poco contacto humano... no sé si me explico—estaba frustrado, pero Solar le había entendido a la perfección.
La chica tomó de su mano y lo arrastró nuevamente a las sábanas que horas atrás habían sido testigos de sus gemidos y jadeos. Ella se recostó obligando al menor que hiciese lo mismo, con calidez acarició su cabello sintiendo su delgada palma deslizarse por su abdomen hundiendo sus dedos alrededor de su cintura.
—Estoy enamorada de Moonbyul—admitió Solar sintiendo como Minho se removía acomodándose en su cuerpo para no perder el calor. La chica guardó silencio por un par de segundos ante su confesión posando sus ojos en el blanquecino techo, temiendo que el muchacho se sintiese usado.
—Lo sé... lo noté cuando nos presentaste, no podías quitarle los ojos de encima—respondió el castaño animado escuchando la forma en que ella había suspirado—...—guardó silencio teniendo en mente la idea de su extraña relación; no eran amigos íntimos, pero tenían sexo, eso era demasiado extraño para él—Yongsun—susurró escuchando su suave "Mmmh" en señal de que le estaba prestando atención—amamos a otra persona... ¿Verdad?—cuestionó escuchando el "sí" brotando de sus labios—pero tenemos sexo, ¿Por qué lo hacemos?
—¿Quizás, por despecho?—cuestionó la chica girando su torso para obligar a que el menor tuviese que alzar su rostro encontrándose con sus bonitas facciones—a veces buscamos personas para llenar el amor que no fue correspondido—murmuró afligida por el hecho del rechazo que la joven Moonbyul le había hecho meses atrás—aunque tengo una boba creencia...—parecía animada por confesar aquello, causando que el castaño también estuviese contagiado por ese sentimiento—aunque se separen, si el amor es fuerte, cabe la posibilidad de que vuelvan a unirse ambos corazones.
Y Minho guardó silencio manteniendo esas palabras rondando en sus pensamientos, queriendo no creer en un posible reencuentro.
Mientras tanto Nayeon volvió a su departamento soltando un suave suspiró al ver y escuchar como su novia cerraba de un portazo la puerta de la habitación que compartían quedándose en el interior de este sin ánimos de ver el rostro de la pelirroja. La coreana caminó hacía el sofá ya cansada de los problemas que tenía con Momo; estaba agotada de que ella no escuchara sus palabras. La muchacha encendió el televisión subiendo el volumen más de lo normal para no escuchar las quejas de su pareja, echó su espalda contra el respaldo del sofá intentando relajarse, pero no podía lograrlo en realidad, no cuando era consciente que debía solucionar las cosas con la mayor.
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