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Narrador Omnisciente:
El cuerpo de Minho se estremeció por completo en el instante que Kai abandonó su hogar ante una llamada inesperada por parte de su entrenador, el chico estaba asustado ante el silencioso ambiente que se creo entre él y su padre. Rápidamente tragó saliva deslizando sus palmas por sus pantalones queriendo limpiar la evidente sudoración que cubría aquella zona, sus instintos le pedían a gritos que abandonara el primer piso, que se escondiera directamente en las cómodas sábanas de su habitación porque ese era su lugar seguro, así que lo hizo, lentamente se giró desviando su mirada en la zona donde su padre se encontraba observando la televisión como si fuese lo más llamativo de la habitación, sin querer llamar su atención el castaño caminó con la mayor cautela posible en dirección de las escalera sintiéndose ansioso ante la falta de metros que le quedaban para su próximo destino.
—Ven acá— la rasposa voz de su progenitor logró congelar por completo la sangre del menor, más que aterrado el castaño giró sobre sus talones sintiendo sus hombros tensos y una fuerte punzada instalada en su nuca—quiero hablar contigo, toma asiento—no sonaba molesto, pero tampoco lo suficientemente calmado como para poder relajar el nervioso estado en que se encontraba el pequeño japonés.
Minho tardó en comprender sus palabras, pero cuando lo hizo no dudo en caminar en dirección de la habitación tomando velozmente asiento en el sofá más alejado de su progenitor; como si aquellos pequeños metros fuesen lo suficiente para hacerlo sentirse seguro. En silencio el castaño juntó sus rodillas manteniendo sus hombros tensos mientras que la penetrante mirada de su progenitor no lo dejaba en paz. Minho relamió sus labios al oír como el más alto se levantaba de su asiento comenzando a caminar por la habitación tomando la misma actitud que tomaría un animal enjaulado.
—¿No te cortaste el cabello por una estupidez, verdad?—indagó el hombre con calma, deduciendo cada una de las acciones de su hijo. Minho apretó sus labios sintiendo el frío sudor descendiendo por su espina dorsal, a pesar de la amabilidad de su progenitor él seguía estando lo suficientemente atemorizado para alzar su mirada—Mina, maldita sea, ¿Puedes responder?
El castaño tragó aquel inexistente nudo que se había alojado en su tráquea, con valentía alzó su mentón sintiendo su acelerado corazón apunto de huir de su caja torácica. Minho se tomó su tiempo, el chico observó la manera en que su progenitor continuaba caminando desabotonando la parte superior de su camiseta para respirar con mayor facilidad, mientras que su cuello y mejillas tomaban el vivo color carmesí demostrando con aquel simple tono lo molesto que estaba.
—D~Detesto el cabello largo—confesó observando la manera en que el mayor había dejado de caminar parándose frente a él. En silenció lo analizó, buscando una pizca de falsedad en sus palabras, pero al parecer no la encontró, ya que rápidamente se llevó una de sus manos hacia su corto cabello sacudiendo los pequeños vellos en una forma desesperada por entender lo que estaba sucediendo—odio ser mujer—admitió sintiéndose valiente de poder confesar uno de sus mayores silencio, de poder ser por primera vez completamente sincero con la persona que más amaba, pero su padre no lo comprendía, realmente nadie lo hacía como lo que él quería.
—Cállate—susurró Akira cerrando sus párpados entreabriendo sus labios para tomar grandes bocanadas de aire, velozmente Minho acató sus ordenes hundiendo sus dedos sobre las telas de sus muslos en una pequeña búsqueda para poder distraerse de aquel incómodo ambiente que se había generado ante la fría palabra que el mayor soltó —no digas eso frente a tu madre, Mina, lo digo en serio, jamás lo digas—aconsejó abriendo sus párpados para toparse con la mirada preocupada que su hijo había estado manteniendo desde que confesó uno de sus mayores secretos—ve a tu habitación, y no salgas de ahí hasta que llegue Kai—ordenó relamiendo sus labios mientras que pasaba la saliva por su tráquea.
Minho asintió de manera distraída con su cabeza, de un solo movimiento el chico se puso de pie teniendo el instinto de rodear el sofá para no pasar directamente por el lado de su padre. El hombre observó como el delgado muchacho agachaba su mentón encogiendo sus hombros en una actitud de temor total, instintivamente tuvo la intención de estirar su mano para atrapar el brazo ajeno, quería detenerlo para explicarle las cosas, ¿Pero como le explicas a alguien algo que ni siquiera tu mismo entiendes? y al no llegar a una respuesta, Akira simplemente prefirió que el castaño continuase su caminar escondiéndose en su pequeño lugar seguro; el único lugar donde él podía ser como tanto había estado anhelando ser.
El japonés subió rapidamente cada escalón sintiéndose confundido por estar dirigiéndose hacia la habitación de Kai, ¿Qué buscaba en realidad? se cuestionó deslizando sus pies por el frío suelo, en silencio escuchó cada uno de sus pasos sintiendo su piel erizarse ante el crujido que la madera ejerció en el instante que él presionó su palma contra la puerta empujando con delicadeza aquel objeto para abrirse paso a través del interior del lugar. Minho se detuvo frente al mueble donde Kai guardaba cada una de sus prendas, él personalmente sabía lo estúpido que era el utilizar ropa de varón cuando su cuerpo era tan delgado y femenino, pero tenía que intentarlo, a pesar de que lo más seguro es que se vería gracioso, anhelaba el poder sentir que, por una vez en su vida estaba haciendo lo que consideraba correcto. El castaño se armó de valor tomando grandes bocanadas de aire hasta inflar su pecho, con las mejillas sonrojadas y el evidente nerviosismo a flor de piel el joven japonés estiró ambas manos temblorosas contra las manecillas de la puerta dando la posibilidad de poder ver su interior. Minho jadeó de la sola sorpresa que le causó el darse cuenta que había logrado algo tan simple como ver la ropa masculina, ansioso inclinó su torso sosteniendo con las yemas de sus dedos la camiseta favorita de su hermano mayor, dio un paso hacia atrás mordiendo el interior de su mejilla derecha a la vez que, con el simple tacto de sus dedos acariciaba la tela de aquella prenda.
Completamente decidido el muchacho giró sobre sus talones dejando la camiseta ajena sobre la cama, para luego simplemente atrapar con sus dedos el bordo de su blusa despojando lo mas rápido que pudo aquella prenda de su cuerpo. Minho sonrió sintiendo realizado al ver aquella pieza femenina descansando sobre el suelo de madera, con el corazón desbocado y la emoción deslizándose por su torrente sanguíneo el muchacho tomó la camiseta de su hermano sintiéndose agobiado de lo bien que se sentía su torso desnudo siendo acariciado por la prenda masculina. Caminó de forma torpe dirigiéndose hacia el espejo que colgaba en unas de las paredes, nervioso se dedicó a ver sus pies sintiéndose aun lo suficientemente inseguro como para poder alzar su mirada y toparse con la nueva imagen. Los minutos se volvieron una completa tortura para Minho quien, emocionado y a la vez asustado había decidido por terminar con aquella aventura alzando su mentón para encontrarse de frente con la imagen de una chica con su cabello completamente destrozado y una camiseta el doble de grande que ella; Minho apretó sus labios estirando su delgada mano para presionar su dedo pulgar hasta lograr tocar su cintura, él lo sabía, parecía un verdadero payaso vestido de aquella manera, pero se sentía bien, realmente bien.
—¿Hola?—una suave voz femenina retumbó en el interior de la habitación causando que el castaño diese un pequeño brinco del susto.
Minho jadeó llevando una de sus manos hacia su pecho sintiendo toda su caja torácica doler ante lo que la voz misteriosa logró causarle. Lentamente se giró topándose con unos bonitos ojos castaños que le veían con preocupación, su primer instinto fue retroceder al percatarse como la desconocida dejaba caer un bolso frente a su cuerpo, el japonés sintió verdadero pavor en el momento que sus ojos notaron como la misteriosa muchacha ingresaba en el interior de la habitación apoderándose cada vez más del terreno de seguridad que Minho había creado imaginariamente para poder sentirse cómodo.
—No te acerques—gruñó Minho de forma involuntaria provocando que la chica simplemente apretara sus labios alzando sus manos intentando demostrarle que no estaba ahí para lastimarlo.
Ambos se quedaron en un completo silencio manteniendo sus ojos fijos en cada acción que alguno de los dos osaba en realizar. Rápidamente Kai apareció presionando sus palmas contra los hombros de la desconocida manteniendo sus comisuras alzadas por una extraña emoción que Minho no lograba comprender.
—Hey, tranquilo—habló el mayor de los hermanos en el instante que se percató de aquella mirada aterrada que el castaño había estado manteniendo desde que la intrusa llegó—ella es una amiga, su nombre es Nayeon—intentó presentarla causando que Minho posara nuevamente sus orbes en el bonito rostro de la mencionada logrando ver como ella sonreía con una completa incomodidad.
—¿Qué hace acá?—indagó el castaño manteniéndose en todo momento apegado contra el espejo temiendo que la chica se abalanzara contra su cuerpo para lastimarlo. Minho elevó una de sus manos causando que la camiseta se arrugara por lo largo que le quedaba logrando llamar por completo su atención, sintiéndose avergonzado de recordad que estaba vestido como su hermano.
—Kai me comentó que su hermano se había hecho un desastre en el cabello así que me pidió que te ayudara—comentó Nayeon teniendo hasta la amabilidad de llamarlo en masculino a pesar que era completamente notorio sus facciones delicadas y femeninas—¿Te molesta que te ayude?
Ella había sido demasiado dulce ante aquella pregunta causando que el castaño simplemente suspirara negando con su cabeza, tomando rapidamente la valentía para dar un paso en dirección de la pelinegra. En silencio Minho quedó frente a Nayeon observando sus bonitas facciones, cuestionándose por qué razón le había tratado como él quería y no como los demás solían hacerlo.
—¿Por qué me has tratado de chico cuando es evidente que no lo soy?—cuestionó Minho a la vez que tomaba asiento en la silla que Kai amablemente había traído para él, aquella pregunta causó que el mayor de los Myoui comenzara a toser sintiéndose sorprendido de que el menor hubiese cuestionado las acciones de su vieja amiga.
Nayeon rió manteniendo sus comisuras alzadas a la vez que posaba una pequeña toalla sobre el cuello del castaño intentando impedir que los posibles cabellos cayeran en el interior de su camiseta. La chica se tomó su tiempo en sacar cada uno de sus implementos, a pesar que eran escasos ante la poca clientela que tenía- y por ello se refería a su hermano y padre- no tenía necesidad de comprar mayor variedad.
—¿Por qué no hacerlo si no te sientes como una chica?—replicó la pelinegra sosteniendo un fina tijera y un peineta comenzando lentamente con su trabajo en querer arreglar aquel desastre—tu hermano siempre habla de ti, a veces lograba marear a Jackson.
—¿Jackson es tu novio?—cuestionó Minho con curiosidad escuchando el afilado corte de las tijeras haciendo su trabajo en la parte de su nuca, rapidamente el muchacho frunció su ceño ante las risas que soltaron Nayeon y Kai provocando que el color rojizo se instalara en sus mejillas.
—Me gustan las chicas, y Jackson es mi hermano menor—aclaró logrando que el color en el rostro del castaño aumentara por completo tomando casi un color vivo—¿Y tu sigues con Hyunjin?—indagó sintiendo verdadera curiosidad, y realmente no pudo evitar el sorprenderse al ver que el chico simplemente se encogía de hombros manteniéndose en un completo silencio.
Luego del silencio de Minho, Kai retomó un tema diferente causando que tuviese por completo la atención de Nayeon, mientras tanto el castaño observaba de forma distraída como, por el reflejo del espejo su cabello lentamente comenzaba a tomar una forma decente, tuvo cierta curiosidad por saber donde había aprendido cortar el cabello, pero no quería sonar un completo entrometido; más de lo que ya se sentía. Y es que no podía evitar volver a avergonzarse ante la pregunta que soltó, ni siquiera tenía una respuesta coherente para lo que había dicho, su curiosidad fue tal que logró sacar una parte de él que ni siquiera conocía.
Los pasos provenientes del pasillo lograron que la animada conversación que Nayeon mantenía con el mayor de los Myoui se detuviese por completo causando que a su vez el corte de sus tijeras dejasen de sonar. Minho rapidamente giró su rostro observando con verdadero temor como su madre observaba los cabellos esparcidos en el suelo de la habitación de Kai. El castaño no era tonto, él sabia que ella estaba irritada, pero jamás lo demostraría frente a Nayeon o cualquier otra persona ajena a su familia, no podía hacerlo cuando su imagen le importaba más que cualquier otra cosa. La mujer se mantuvo en silencio apretando sus labios para luego simplemente girarse alejándose de la habitación. Minho desvió su mirada del pasillo para centrarse en su hermano, el pelinegro soltó todo el aire de sus pulmones posando sus palmas contra sus muslos tomando grandes bocanadas de oxigeno para volver a recomponerse.
—¿Te sientes bien?—cuestionó el castaño completamente preocupado observando como Kai alzaba sus pulgares demostrando que si lo estaba. Rápidamente Nayeon prosiguió con su trabajo terminando con los pequeños detalles hasta llegar a sentirse satisfecha.
—Lo estoy, solo... eso fue incómodo—confesó Kai volviendo a reincorporarse para pasar su palma por su cabello despeinando su corta melena oscura—te ves bien—halagó observando el nuevo corte del menor sintiéndose verdaderamente feliz por el muchacho.
Minho apretó sus labios como también sus puños, se sentía completamente conmocionado por el trabajo de Nayeon, a pesar que había sido un corte simple, era lo suficientemente decente para lograr que su belleza femenina fuese ligeramente camuflada. El castaño tragó aquellas ganas de llorar para levantarse de su sitio deslizando la toalla hasta que esta quedara posada sobre uno de los bordes de la silla. Los ojos del muchacho se posaron en la bonita sonrisa de la pelinegra y realmente fue un impulso involuntario lo que su cuerpo ejerció lanzándose contra la anatomía ajena envolviendo sus delgados brazos sobre los hombros de la chica apresándola por completo, escuchando como la contraria simplemente reía golpeando delicadamente su espalda con sus palmas mientras que las calientes lágrimas descendían por la piel del menor.
—Gracias—aquella palabra había sido brotada con la mayor sinceridad posible, siendo algo tan simple que hasta Kai llegó a sentirse afectado por la manera en que lo dijo. Teniendo la necesidad de entreabrir sus labios para tomar aire intentando de esa manera que las lágrimas llegasen a disiparse.
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