¿Feliz?
Narrador omnisciente;
Era normal para Minho el perderse en su propio mundo, el soñar despierto con una vida diferente; donde todo era correcto, donde él era plenamente feliz. El castaño parpadeó completamente confundido observando como su madre dejaba su plato frente a sus ojos, la mujer le sonrió con ese cariño maternal que brotaba por todos sus poros, su cuerpo actuó bajó el instinto, sus músculos se tensaron a la vez que el pequeño sudor causado por el nerviosismo recorrió su columna vertebral, ante la cálida sensación de la palma de la mayor acariciando su largo cabello castaño, sus dedos se deslizaban por su melena como si le estuviese indicando con aquel simple movimiento que ese largo jamás sería rebajado por unas tijeras. El japonés tragó saliva girando su rostro para ver como Hyunjin estaba ocupando el puesto de su hermano mayor, se cuestionarán el por qué el pelinegro se mantenía a su lado, y si era sincero, él también se lo había cuestionado cuando se percató que el joven se bajaba de su automóvil caminando en dirección de las puertas de su hogar. Su madre al final prefirió llamarlo por su cuenta; lo invitó sin su permiso a que se realizara aquella comida por todos los meses de pareja que llevaban. Minho sonrió completamente incómodo al sentir la mano del pelinegro sosteniendo con fuerza su mano por debajo de la mesa, por instinto alzó su mentón observando en silencio como el chico sonría de forma jovial, intercambiando más de una ocasión su oscura mirada con sus asustados ojos indicándole con aquel simple brillo que no se preocupara por lo que fuese a suceder en la cena, y realmente el pobre japonés estaba tentado en decirle que él era el menor de sus preocupaciones.
—¿Tienes pensado que estudiarás en la universidad?—cuestionó Akira con calma tomando entre sus manos los servicios para comenzar a comer lo que su esposa había cocinado. El japonés frunció el ceño sintiéndose confundido por la inesperada pregunta que le brindó al pelinegro; él jamás demostraba ese tipo de interés con las personas que su hermano solía traer a la casa, jamás pasaban de un hola, y un adiós, así que era realmente extraño para Minho verlo actuar de esa manera con Hyunjin.
El pelinegro al escuchar su pregunta no dudó en mantener sus sonrisa jovial demostrando lo despreocupado que estaba por ese tema, rapidamente el chico soltó la mano de Minho deslizando su palma por debajo de la mesa sosteniendo esta vez con un toque de fuerza uno de los muslos desnudos del pobre castaño incómodo. El japonés tragó saliva apretando sus cubiertos a la vez que giraba su rostro de forma ligera para poder ver como el más alto simplemente recostaba su espalda contra el asiento manteniendo sus ojos fijos en el rostro serio que el padre de su "Novia" estaba manteniendo ante sus acciones. Rápidamente Akira frunció sus cejas dejando los cubiertos al borde de su plato a la vez que entrelazaba sus dedos sobre la mesa esperando una respuesta clara por parte del confiado pelinegro.
—Tenía pensado algo con la ingeniería o sino enfocarme en la medicina—contestó Hyunjin a la vez que se encogía de hombros como si hubiese practicado anteriormente la respuesta, pero al parecer al señor Myoui no le agrado para nada aquellas palabras.
—Qué bien—comentó Akira volviendo a probar otro bocado de su comida demostrando por primera vez desinterés por la existencia del chico de cabello oscuro que osaba llamarse pareja de Minho—...—luego de ese incómodo silencio, el hombre tomó la decisión de relamer sus cerezos estirando una de sus manos para tomar entre sus dedos la servilleta llevándolo hacia las comisuras de sus labios limpiando aquella zona mientras que observaba en todo momento el rostro aparentemente calmado del muchacho—Mina próximamente será la nueva jefa de nuestra compañía—hablaba con orgullo, y se podía a notar a kilómetros lo mucho que le desagradaba la presencia del menor en esos instantes—¿Sabes lo que eso significa?
Minho apretó sus labios deseando que el pelinegro dejara de ejercer presión sobre su piel desnuda, su padre lo odiaba, y por una vez en su vida se sentía agradecido de que demostrara ese sentimiento por Hyunjin. Un ruido alertó por completo a todos los presentes causando que sus miradas se centraran en la entrada inesperada de Kai, el chico venía riendo con sus mejillas completamente envueltas por el polvo y el sudor, mientras que su cabello y ropa estaban completamente ensuciados, el chico sostenía entre sus dedos su teléfono, pero el sonido que su padre causó al dejar los cubiertos sobre la mesa lo hicieron girar su rostro borrando su sonrisa al percatarse de la presencia del intruso, por instinto el chico frunció el ceño acercándose con pasos apresurados hacia Hyunjin intentando intimidar al mas alto.
—¿Qué hace este aquí?—cuestionó Kai presionando su dedo índice sobre la mejilla del pelinegro causando que el muchacho a pesar de la irritación que le causó toda esa familia, actuó con una completa calma esbozando su más bonita sonrisa.
—¡Kai! más respeto con nuestro invitado—reprochó su madre siendo más que consciente del ambiente pesado que se había creado, así que realmente no tardó demasiado en querer apaciguar las aguas—Hyunjin, cariño, ¿Deseas postre?—cuestionó observando como el mencionado mantenía sus comisuras elevadas agitando su cabeza en asentimiento como si fuese un pequeño niño emocionado por la nueva cena—Mina, se buena novia y tráele el helado que dejé en el congelador.
Minho apretó sus labios asintiendo con su cabeza de forma distraída, rapidamente el joven se puso de pie sintiéndose por fin cómodo ante aquella ausencia de tacto que Hyunjin había estado ejerciendo contra su piel. El castaño caminó hacia la cocina sintiendo rápidamente como sus músculos se contraían ante ese claro ofrecimiento que Hyunjin comentó demostrando lo educado que era, el japonés rapidamente se adentró en la cocina escuchando los pasos del pelinegro que se dirigían hacia donde él estaba, fue completamente inevitable aquel pensamiento de terminar lo antes posible el pedido de su progenitora, porque él era completamente consciente que Hyunjin se comportaba de una forma diferente con la persona que estuviese a su alrededor, pero cuando nadie lo observaba solía ser extremadamente bruto con su persona. Minho con las manos temblorosas sacó los potes de helados que su madre le había indicado siendo bruscamente sorprendido por unas ásperas manos adentrándose en el interior de su camiseta presionado sus palmas sobre su abdomen, el chico se mantuvo completamente estático sintiendo los labios ajenos succionando la piel de su cuello mientras que esa conocida sensación que presionaba su trasero lograba causarle las inminentes ganas de llorar. Minho cerró sus párpados escuchando como las rasposas palabras del pelinegro chocaban contra su oreja, ni siquiera había sido capaz de prestar verdadera atención a lo que estaba comentando el joven con tanto deseo, se sentía tan intimidado por su presencia que simplemente se había bloqueado por completo, permitiendo que el contrario continuase tocándolo.
—¿Qué se supone que estás haciendo?—la fuerte voz de Kai llenó el lugar causando que Hyunjin soltara un bufido hundiendo sus dedos sobre las caderas del japonés.
—¿Que crees que hacemos? cosas de pareja—contestó el pelinegro con una clara evidencia de su malestar camuflado con la frustración. Aquellas palabras no le hicieron ninguna gracia al mayor de los Myoui logrando causar que el muchacho tomase la decisión de dar otro par de pasos en el interior acercándose peligrosamente al cuerpo del más alto—no seas un mal cuñado,Kai, y dame tiempo de calidad con tu hermana—pidió dándole un sutil guiño al mencionado.
Minho sintió su cuerpo completamente paralizado ante la forma en que su hermano mayor le estaba observando, ese malestar envuelta por la furia era completamente evidente para él, pero al parecer Hyunjin no había sido capaz de percatarse.
—Las cosas de pareja se hacen de a dos, y cuando ambos lo quieren... en esta ocasión aleja tus manos de Mina—aclaró Kai estirando uno de sus brazos para tomar con suavidad el antebrazo de Minho logrando con una completa efectividad que el cuerpo del muchacho quedase lejos de la anatomía del pelinegro—quizás a mi madre puedas simpatizarle, pero en mi caso, no te soporto... así que si nos disculpas, hoy es el día de los hermanos—comentó sonriendo con falsedad tirando del cuerpo de un sorprendido castaño quien se había mantenido en todo momento en un completo silencio.
En realidad ni siquiera existía un día de los hermanos, pero Minho estaba completamente agradecido de que el mayor hubiese llegado para rescatarlo de ese incómodo momento. El castaño giró su rostro observando como Hyunjin apretaba su quijada posando sus oscura mirada fija en sus facciones, esta molesto, pensó sintiendo su piel erizarse ante aquella sonrisa ladina que el muchacho le brindó con tanta falsedad indicándole que, efectivamente estaba furioso. Con los nervios a flor de piel, el japonés tomó la decisión de volver a colocar toda su atención en Kai observando con una clara sorpresa como el muchacho lograba convencer a sus padres para que tuviesen la posibilidad de huir de su hogar por un par de horas. Minho posó sus ojos en la sonrisa genuina que su hermano le brindó con tanta amabilidad, Kai es genial, pensó siendo más que consciente que el mayor lo era. Rápidamente el pelinegro lo sacó de su hogar indicándole con tan solo su mirada y un suave ademán, que se subiese a su vehículo. Aunque realmente el japonés estaba tentando en huir con él hacia donde sea que tuviese el pelinegro intenciones de llevarlo, de todas formas no podía evitar el pensar en Hyunjin temiendo que algo pudiese acabar mal entre sus padres y el muchacho.
—Mina, sube—comentó Kai apoyando vagamente su brazo sobre asiento del copiloto observando con una clara muestra de cariño al mencionado—¡Vamos, te llevaré a tu lugar favorito!—le dio justo en su debilidad causando que, sin dudarlo corriera hacia el automóvil subiendo rapidamente en el lado del copiloto—te vas a divertir, lo promete—aclaró sonando completamente sincero, y Minho ni siquiera lo dudo, él creía firmemente en las palabras del mayor.
Luego de aquel comentario ambos se sumergieron en un cómodo silencio permitiendo que el viaje fuese completamente tranquilo y sereno, en más de una ocasión Minho se encontró con aquella mirada que Kai le solía brindar cuando algo lo mantenía verdaderamente inquieto y preocupado, teniendo ese característico brillo de preocupación hacia su persona intentando comprender su comportamiento, el castaño no era tonto, él era más que consciente que el mayor quería preguntarle algo sobre lo que había sucedido aquella tarde, pero lo conocía lo suficiente para saber que no se animaría a hacerlo a menos que él mismo fuese el que sacara el tema. El japonés suspiró recargando su espalda contra el asiento manteniendo sus bonitos ojos centrados en el perfil del pelinegro.
—¿En que estas pensando?—cuestionó Minho logrando colocar de los nervios al mayor quien, inútilmente intentó mostrarse confundido, pero sobre todo sorprendido—vamos Kai, te conozco, sé que algo te esta manteniendo inquieto y preocupado.
El pelinegro apretó sus labios esquivando rapidamente su mirada para centrarse en el camino de la carretera, en todo momento se mantuvo inquieto apretando sus palmas sobre el cuero del volante demostrando la clara sudoración que estaba padeciendo a causa de su nerviosismo. Luego de un par de minutos donde Minho en ningún momento fue capaz de dejar de observarlo, Kai tomó la decisión de entreabrir sus labios demostrando que, ahora sí que estaba preparado para soltar lo que tanto había estado pensando en el transcurso del viaje. El muchacho se estacionó al borde de la carretera apoyando sus palmas sobre sus muslos cubiertos por sus pantalones largos, el joven tragó saliva carraspeando en el proceso teniendo hasta el impulso de llevar uno de sus dedos hacia su nuca para deslizar su yema en aquella zona.
—¿Eres feliz?—fue una pregunta que logró descolocar por completo al japonés, quien, impactado por aquellas palabras no tuvo más remedio que tragar saliva sintiendo todo su cuerpo sudar por culpa del temor a lo que esa duda podría conllevar en su monótona vida—o sea quiero decir...—Kai volvió hablar, tomando una gran cantidad de oxigeno para girar su rostro posando su bonita mirada brillante en el pálido rostro de Minho—¿Realmente eres feliz con esta vida?
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