
Felicidad.
Narrador omnisciente:
Luego del juicio Akira se acercó al castaño felicitándolo por su valentía y por hacer que ganaran el juicio, todos estaban en el departamento de los hermanos Myoui a excepción de la familia Im que habían vuelto a su hogar siendo consciente que ese momento era un tema más personal. El hombre mayor dejó su chaqueta sobre el respaldo del sofá a la vez que remangaba su camiseta hasta los codos, Akira se mantuvo sereno siendo consciente que Daniel no le quitaba los ojos. Minho e Irene estaban sentados en el sofá, el castaño veía de vez en cuando las interacciones de su progenitor con Jihyo, para luego simplemente centrarse en la forma en que su novia mantenían en sus brazos a la pequeña Chaeyoung que dormía completamente ajena a lo que sucedía a su alrededor. Daniel se cruzó de brazos en el momento que escuchó a su cuñado carraspear, el castaño miraba de forma desafiante como Akira sonreía divertido por lo tenso que estaba. Sin siquiera dejar de mirarlo el adulto caminó hacía su hermana menor, en silencio estiró su brazo sintiendo los delgados dedos de Jihyo envolviendo su palma aceptando el contacto.
—Gracias por cuidar de mi hijo...—habló el mayor con calma causando que Minho alzara su mentón posando sus ojos en la forma en que Kai se cruzaba de brazos confundido. Ambos chicos giraron sus rostros manteniendo su mirada puesta en la manera en que su progenitor sonreía dando un paso hacía atrás—pero ahora me toca a mi cuidar de él, así que si quieres volver a Texas no tengo problema alguno—comentó causando que Jihyo comenzara a reír sacudiendo su cabeza en negación, provocando la confusión en su hermano y el miedo en el castaño—¿Qué es lo gracioso?
—Qué crees tan estúpidamente que Minho se quiere quedar contigo—admitió Jihyo encogiéndose de hombros para luego simplemente girar su rostro al observar cómo su hijo mayor se levantaba del sofá atento a cada mirada puesta en su persona—Minho es mi hijo, lo cuidé y lo protegí como uno de los míos, y no lo dejaré a aquí, para que siga sufriendo—aclaró deslizando su palma por la espalda del castaño en el instante que este se ganó a su lado—no lo cuidaste en veinte años, ¿Y ahora lo harás?—cuestionó con ironía.
—Es mi hijo—replicó Akira dejando en exhibición lo molesto que estaba—¡Todo lo hice por él!—bramó con rabia dando un paso en dirección de su hermana menor observando cómo su hijo menor no tardaba en ponerse en medio impidiendo que tuviese la oportunidad de tocar a Jihyo—Minho...
—Soy mayor de edad, puedo tomar mis propias decisiones—aclaró el castaño intentando no verse intimidado por la forma en que el mayor se le había quedado viendo—no pertenezco aquí, mi felicidad está en Texas...—admitió relamiendo sus labios dando un paso en dirección de su padre esperanzado de escuchar algo bueno salir de su boca—si quieres... si quieres puedes mudarte allá con Kai—susurró deseando escuchar un sí de su parte, pero su progenitor simplemente se rió de él.
—Eso es una estupidez—habló el mayor sacudiendo su cabeza, para luego simplemente caminar hacía el sofá tomando su chaqueta—¿Te quieres ir? bien, lárgate, pero luego no vengas buscando ayuda—y ahí estaba Akira, el hombre que tanta indiferencia le brindó.
El castaño lo observó marcharse. Rápidamente Kai se puso de pie, el muchacho caminó hacía el japonés presionando su palma contra su hombro derecho manteniendo una sonrisa serena.
—Si quieres que viaje contigo, yo lo haré—admitió el peligris sintiendo como Minho lo abrazaba con todas sus fuerzas. El mayor suspiró al sentir que, a pesar de todo su hermano aún confiaba en él, y eso le alegraba porque significaba que aún tenía tiempo para mejorar las cosas entre ellos dos—tengo dinero—comentó en dirección de Jihyo—pudo alquilar un departamento... solo debo sacar los papeles para poder transferirme de universidad, y viajaré—avisó queriendo no ser una carga para nadie allá.
Jihyo asintió con su cabeza, para luego posar sus ojos en Minho notando como el muchacho daba un paso hacia atrás tomando rápidamente la decisión de girar sobre sus talones para ver a su madre con lágrimas en sus ojos.
—¿Por qué lloras?—cuestionó Daniel preocupado caminando rápidamente hacía el castaño para envolver sus palmas alrededor de sus mejillas, el hombre observó cómo el japonés comenzaba a reír sacudiendo su cabeza para intentar relajarlo.
—S~Solo estoy emocionado—admitió el castaño limpiando sus mejillas permitiendo que el mayor lo abrazara.
Y el tiempo pasó. Antes de que Minho viajará a Texas se despidió de todos los que en algún momento lo ayudaron; desde Solar hasta Nayeon, la última lo abrazó con fuerza mientras que le susurraba que en algún momento de la vida se volverían a encontrar. Minho solo le sonrió siendo consciente que lo más seguro es que si pasaría. El japonés regresó a Texas donde una emocionada Wonyoung lo esperaba saltando sobre su muslo como tantas veces lo hizo en el pasado, la pequeña no tardó nada en estar sobre el torso del castaño esperanzada de que esta vez el chico no volviera a irse de su lado. Irene como siempre lo visitaba en las tardes donde las cosas terminaban un poco subida de tonos; ya era costumbre para ellos el terminar sin ropa uno sobre el otro mientras que los pequeños susurros de amor no tardaban en llenar los espacios prolongados de silencio en que ambos llegaban a estar. Jihyo con Daniel comenzaron a trabajar intentando mantener el tratamiento hormonal de Minho-que él jamás cortó- el castaño hizo un cambio de apariencia luego de estar dos meses en Texas, el color castaño que mantuvo durante tanto tiempo fue reemplazado por un bonito tono anaranjado que cubría poco más abajo de sus cejas dándole una aspecto aún más atractivo, Irene mientras tanto volvió a su cabello negro.
Durante los primeros meses en su nueva vida Minho intentó llevarse mejor con Seulgi, en un principio-como era de esperarse- ella no quiso tener ninguna relación con él, pero el pelinaranjo se las ingenio para conquistarla a su manera. Cuando el chico comenzó a llevarse mejor con la pelinegra conoció a la amiga de Joy, Yerim fue amable con él, el primer día lo estuvo observando durante el tiempo en que él estuvo en el hogar de su novia, la chica logró con bastante facilidad el cohibirlo lo suficiente para hacerlo sonrojar con cualquier palabra que iba dirigida hacia su persona. Minho rápidamente supo que ella tenía un humor ligeramente peculiar y un gran fanatismo con el shipp "Minhrene". Seulgi con el tiempo comprendió que las cosas entre ella e Irene jamás iban a funcionar así que terminó por aceptar la relación que su amiga tenía con el japonés siendo bastante agradable con el muchacho cuando este les venía a visitar.
A los seis meses de estar en Texas Minho logró ingresar a la universidad con ayuda de Jihyo, se especializó en la facultad de derecho sorprendiendo a toda su familia cuando dio aquella repentina respuesta a la pregunta "¿Qué quieres estudiar?". El primer día de Minho fue un completo caos, su timidez le jugó una mala pasada al quedarse callado cuando el profesor le hizo una pregunta causando que la clase lo tacharan como el raro de la clase, pero Minho en lo personal no le importaba- un par de rumores no eran comparados con todo lo que vivió-, de ese día que tuvo una pequeña rivalidad con el anciano, aunque muy en el fondo el hombre sentía cierta curiosidad por la inteligencia que el chico ocultaba por temor a ser juzgado. Irene mientras tanto terminaba su carrera-que había congelado el tiempo que conoció a Minho por problemas con su ex novio y la inseguridad que le causaba el hecho de salir y encontrarse con él-. al ser casi cinco años mayor que el pelinaranjo no tardó nada en acabar el semestre que le quedaba en la pedagogía de educación básica, mientras que el muchacho con suerte llevaba su primer año.
Cuando Minho cumplió veintidós Kai fue su regalo sorpresa, el mayor llegó con su cabello negro y una apariencia completamente madura; todo lo contrario a la última que vez que lo vio. Minho lo abrazó con tantas fuerzas que había olvidado por completo lo mucho que lo había hecho de menos. El mayor le comentó que había conocido a una mujer, Jeon Soyeon, al parecer lo tenía completamente enamorado y eso lo hizo sentirse bien.
Ahora Minho se encontraba en la piscina; su torso trabajado al descubierto y sus piernas en el interior del agua mientras que Kai estaba igual que él solo que, su cuerpo estaba completamente hundido en el agua.
—¿Cuánto tiempo debe pasar para pedir matrimonio?—cuestionó Kai confundido apoyando su mentón sobre su antebrazo observando como Minho solo se encogía de hombros—tú vas para los tres años con Irene, ¿No?—preguntó con interés notando como el menor simplemente sonreía asintiendo con su cabeza—¿No piensas casarte?
—Es muy temprano, y no tengo nada que ofrecerle... supongo que en un par de años más quizás piense en casarme—admitió estirando su mano para presionar su palma sobre su hombro enrojecido—además estamos bien así, el casarnos ahora sería innecesario—agregó seguro de sí mismo, observando como Kai simplemente suspiraba nadando hacía la mitad de la piscina para sumergirse por completo. Cuando salió sacudió su cabeza nadando nuevamente donde el pelinaranjo—¿Te quieres casar?
—Voy a cumplir veinticinco, y llevo un año con Soyeon... supongo que esperaré un poco más—confesó saliendo de la piscina para apoyar su húmedo torso con el del menor escuchando como este no tardaba en quejarse—ella quiere ir a corea.
La novia de Kai había nacido en corea, pero sus padres viajaron a Texas donde la criaron, pero cuando ella entró a la universidad quiso volver a su país natal para terminar su profesión y ejercerla allá. Minho sabía lo que significaba esa frase "Ella quiere ir a corea" y no podía simplemente negarle la posibilidad de que fuese feliz, así que simplemente le sonrió siendo más que consciente que, si Irene le decía que quería mudarse él no dudaría en seguirla.
Kai se volvió a marchar al año después junto con Soyeon.
Cuando Minho cumplió los veinticuatro pasó la noche en un bar con sus compañeros de carrera y las amigas de Irene donde tuvo su primera discusión con su novia. Las cosas desde ese día que no mejoraron; en un principio él no quiso aceptarlo, pero era notorio como la llama, la pasión que solían tener comenzaba a consumirse dejando las simples cenizas como testigo del cálido y puro amor que ambos se brindaron sin ningún tipo de tapujo. Ellos se llevaban bien-nadie negaba lo obvio- pero era cierto que cada vez los besos iban disminuyendo y el apetito sexual comenzaba desgastarse prefiriendo pasar una noche viendo películas que estar debajo de las sábanas marcando sus desnudos cuerpos como propietarios. Como toda relación la costumbre y monotonía les ganó causando que ahora estuviesen sentados uno frente al otro, mantenían las manos entrelazadas entre sí mientras que sus rodillas se acariciaban a cada cierto tiempo. Se quedaron en silencio con sus ojos fijos en la forma en que brillaban siendo tan conocido y característico del amor que se tenían; el único problema entre los dos fue, que el amor había desvanecido dejando el cariño de los buenos recuerdos que ambos se regalaron por sus dolorosos pasados.
—Me gusta alguien más—susurró Irene mientras que las lágrimas se deslizaban por sus mejillas, y Minho creyó que, cuando escuchara esa frase brotando por sus labios experimentaría el dolor más desgarrador de su vida, pero en cambio solo sintió calma, como si ya hubiese estado esperando esa respuesta de su parte —l~lo siento tanto.
Minho se sorprendió al escucharla llorar con tantas fuerzas, por instinto el se abalanzó contra su cuerpo envolviéndola en un cálido abrazo mientras que acariciaba su espalda intentando calmarla.
—Está bien... está bien, yo lo entiendo—admitió el japonés dando un paso hacía atrás notando como ella limpiaba sus mejillas para verlo sorprendida. El muchacho mordió el interior de su mejilla al escuchar ese incrédulo "¿De verdad?" por parte de su ahora ex novia—lo digo en serio... ambos lo sabíamos, parecíamos más amigos que novios—le aclaró estirando su palma para limpiar sus húmedos pómulos—te quiero mucho, no llores.
Cuando Minho cumplió veintiséis terminó su carrera, y fue el orgullo más grande de sus padres.
El ahora pelinegro estaba sentado en el sofá de Irene escuchando entretenido las anécdotas de la nueva pareja, porque sí, Seulgi conquistó a Irene, y Minho estaba agradecido de que hubiese sido ella y no otra persona. Joy no se quedó atrás, la chica sorprendió a todos cuando admitió su homosexualidad por Yerim, provocando que el japonés se sintiera el raro del grupo por ser el único heterosexual.
A los pocos días de su graduación Kai lo llamó invitándolo a su boda con Soyeon. Minho estuvo toda la semana completamente emocionado por el casamiento de su hermano mayor, Irene y Seulgi amablemente lo ayudaron a elegir un traje al ver que Jihyo ya no daba más con sus otros tres hijos, así que mientras que su madre buscaba en la tienda siguiente algo para ponerle a la pequeña Chaeyoung, pero nada le quedaba-aunque bueno, la pequeña revoltosa tampoco ayudaba al corretear de un lado hacía el otro- ellas buscaban algo atractivo para que el pelinegro conquistara alguna dama en esa boda-o ese era el propósito de Irene-. Wonyoung había cumplido doce años cuando se enteró que su primo se iba a casar, ella fue la primera en lanzarse como la chica de las flores, y no pudo llevarse mayor decepción al saber que Chaeyoung iba ocupar ese rol. El adolescente Kang Sehun a sus veintitrés años a mitad de su tercer año en la universidad en una relación de dos años con Nicha Yontararak- aunque todos le dicen Minnie- ya tenía su traje listo siendo a juego con el de su pareja. Para la desgracia de Minho su hermano menor lo había tachado como el solterón de la familia, porque a pesar de que no le gustaba para nada, hasta Wonyoung estaba teniendo algo con alguien. Cuando Minho y Sehun supieron de la existencia de Jongho no dudaron en amenazarlo lo suficiente para que ahora ni siquiera fuese capaz de mirar a Wonyoung ganándose el odio de la muchachita.
Minho viajó con toda su familia a corea siendo un viaje complicado ante la energía que Chaeyoung había demostrado poseer sacando de las casillas a la inminente puberta. Sehun quien veía desde unos asientos más atrás acompañado de su pareja no podía evitar el reír siendo consciente de que su hermana estaba pagando su karma por las contables veces en que lo sacó de quicio cuando era un simple demonio de tasmania, y él sabía en lo personal que era cruel de su parte no ayudar, pero necesitaba disfrutar un poco más la forma en que Wonyoung sufría por la energía de Chaeyoung.
La boda fueron a los pocos días en que la familia Kang llegó a corea y Akira, como era de esperarse no se presentó.
Minho fue el primero que Kai eligió caballero de honor, cuando lo escuchó no pudo evitar el reír hasta que comprendió que debería estar de pie la misma cantidad de tiempo en que lo estaría su hermano, Jackson fue el segundo en ser nombrado, dejando sorpresivamente a Sehun como el último de los tres caballeros de honor. El pelinegro en un principio preguntó quién serían las damas de honor, pero Kai se negó rotundamente en decirlo dejando a un curioso japonés al borde de los nervios. El día de la boda llegó, Minho estaba de pie junto con sus otros dos amigos observando los nervios que emanaba su hermano mayor, en un principio no pudo evitar el inclinarse golpeando los hombros del muchacho causando que este se girara para ver como simplemente elevaba sus pulgares en señal de apoyo. Las campanas sonaron causando que los caballeros y Kai giraran sus rostro para ver como Minnie y una chica que el japonés en lo personal no conocía ingresaron vestidas prácticamente iguales. Soyeon venía detrás de ellas manteniendo su mano envuelto en el brazo de su padre que sonreía con lágrimas en sus ojos al estar apunto de entregar a su bebé. Minho sintió como una ola de emociones azotaron su cuerpo al ver que, la última dama de honor era nada más que Nayeon.
Minho tragó saliva por lo abrumado que estaba de la belleza que ella emanaba en esos momentos; traía un bonito conjunto rosa ceñido a su anatomía siendo a juego por un gran collar de perlas, su cabello ahora castaño completamente liso se movía al compás de su caminar causando que sus labios tono rojizos se llevaran toda la atención de la iglesia. El japonés tragó saliva alejando su mirada de la coreana para buscar a Momo- lo último que supo de la coreana es que seguían en una relación con la muchacha-. El chico intentó no prestarle atención centrándose plenamente en lo nervioso que estaba su hermano mayor.
La ceremonia comenzó, pero Minho no pudo concentrarse realmente por culpa de sus ojos- los desgraciados no dejaban de desviarse hacia el cuerpo de Nayeon-. El pelinegro sacudió su cabeza llevando una de sus manos hacía su cabello, en silencio arregló lo que tanto Jihyo se esmeró en peinar siendo más que consciente que su madre lo debería de estar matando con la mirada, por instinto buscó a su madre sonriendo al ver que, efectivamente lo miraba con ganas de asesinarlo.
—Acepto—la rasposa voz de Kai provocó que Minho se tambaleara ante la sorpresa que le causó su repentina respuesta causando que toda la atención se centrara en él.
Avergonzado mordió su labio inferior agachando su mirada sintiendo como Nayeon ahora no le quitaba los ojos de encima. Los aplausos no tardaron en llenar el lugar mientras que la imagen adorable de Kai besando a Soyeon terminaban por causar que se olvidaran del pequeño, pero bochornoso momento que Minho vivió. La fiesta comenzó a lo grande, todo la gente bailaba mientras que el pelinegro se mantenía sentado con Chaeyoung en sus piernas, el chico suspiró apoyando su mentón sobre la cabeza de la pequeña que comía tranquilamente de su pastel, sus ojos se deslizaron por la pista de baile observando como Jihyo bailaba con Daniel, adorable, pensó Minho posando sus ojos en la siguiente pareja, y así se la llevó tarareando de vez en cuando aburrido al ofrecerse a cuidar de su hermana menor, hasta Wonyoung estaba bailando con una niña familiar de la novia, y él ahí, completamente solo.
Chaeyoung se bajó de sus piernas causando que él bajara su vista para ver la forma en que saltaba y hacía mohín.
—¡Baila, Baila!—y ella lo estaba exigiendo, pero Minho era un muy mal bailarín así que realmente no quería levantarse de su asiento.
Al final Minho terminó al medio de la pista con dolor de espalda por lo encorvado que estaba permitiendo que Chaeyoung estuviese sobre sus pies siguiendo el ritmo de su baile-ella se veía feliz, así que él también lo estaba-. Jihyo mientras tanto tomó asiento acompañada de su esposo, la mujer no tardó nada en comenzar a fotografiar la forma en que Minho intentaba bailar con su pequeña provocando que las carcajadas en ella no tardaran en distraerlo. El japonés miró por su hombro la manera en que su madre se estaba burlando de él, su propia madre, Minho no había podido evitar el avergonzarse al sentir que los demás invitados también lo estaban viendo, algunos divertidos, otros enternecidos por la adorable imagen que ambos chicos estaban transmitiendo en su incómodo baile. El pelinegro rápidamente caminó con Chaeyoung sobre sus zapatos causando que la pequeña simplemente se riera marcando a la perfección esos profundos hoyuelos que más de alguno solían enamorar, creyendo que era un juego por parte de su hermano mayor.
—Cambio—habló el japonés tomando a la pequeña entre sus brazos para dejarla sobre los muslos de Daniel—es tu turno de cuidarla, yo estaré lejos de ustedes—aclaró corriendo rápidamente hacía el otro lado de la pista lejos de un posible encuentro con sus padres. El chico suspiró tomando entre sus manos un vaso de cristal para servirse algo, por instinto caminó hacía el lado manteniendo sus ojos fijos en la mesa siendo completamente indiferente a las personas que estaban a su alrededor. Su cadera chocó con un cuerpo femenino causando que no tardara en girarse preocupado de haber lastimado a la desconocida—oh mierda, ¿Estás bien?—cuestionó observando como la chica de honor que en lo personal no conocía no tardaba en asentir con su cabeza—no te vi, lo lamento mucho.
—Pensé que un par de años encima te harían más avispado —la voz de Nayeon resonó detrás de él causando que el chico simplemente se girara observando como ella se burlaba—disculpa su despiste, Miyeon—pidió notando como la chica sonreía para luego simplemente alejarse dejando a ambos chicos solos—¿Viniste sin pareja?—cuestionó colocándose a su lado para tomar uno de los vasos libres sirviéndose un poco de alcohol.
—Ajá, ¿Y tu?—cuestionó el muchacho estirando su mano para dejar que ella le vertiera el mismo contenido que iba a ingerir.
—Las cosas no funcionaron—admitió encogiéndose de hombros—ahora ella es feliz con alguien que puede darle todo lo que yo no fui capaz—y sonaba dolida, pero a la vez relajada, como si el saber que Momo ahora era feliz con alguien más le hacía sentirse bien—de todas formas, venir sola es la moda de los adolescentes, ¿No?—cuestionó caminando hacía la salida siendo seguida por el pelinegro—tengo que estar a la moda, o se comenzará a notar mis veintitantos...
—Aun aparentas diecinueve—comentó el japonés por instinto, siendo inconsciente de lo que había causado en la mujer. Nayeon enrojeció, pero no dijo nada al respecto. Ambos tomaron asiento sobre la banca que estaba fuera de la gran carpa que mantenía la fiesta en pie. El chico suspiró dejando el vaso entre sus muslos tomando la decisión de quitarse su chaqueta para dejarla sobre los hombros de la castaña—hace un poco de frío.
—Claro—respondió la muchacha jugueteando con el borde de su vaso intentando no mirar el rostro del pelinegro—¿Y~Y... bueno, terminaste tus estudios?—Nayeon no pudo evitar el maldecir en sus pensamientos por el tema que había decidido sacar a flote, escuchando como el contrario simplemente se reía de ella llevando el vaso contra sus labios para beber todo su contenido de una—¡Tu me pones de los nervios!—admitió de repente golpeando el hombro del muchacho causando que este se girara confundido y espantado por su repentino actuar.
—¿Yo? ¿Qué hice ahora?—cuestionó confundido observando como ella simplemente se ponía de pie envolviendo sus brazos sobre su cintura impidiendo que la chaqueta abandonara su espalda—¿Es tu menopausia?—preguntó en broma provocando que la chica completamente enfurecida se girara caminando hacía su dirección tomando asiento sobre su regazo—oye... ¿E~Estás bien?—hace mucho tiempo que las mujeres habían dejado de intimidarlo, pero por algún motivo Nayeon nuevamente despertaba ese sentimiento en él.
—Hace seis años que afirmé el ya no quererte—admitió dejando su molestia para mantenerse serena con sus palmas adheridas a los hombros del menor —pero hoy... tu hoy llegaste como si nunca te hubieses ido... s~siento como si esos cinco años en que fui feliz con alguien más jamás hubiese existido... Y no se el por qué—confesó confundida observando al contrario esperanzada de escuchar una respuesta por parte del muchacho.
Minho recordó a Solar, causando que tragara saliva y relamiera sus labios intentando mantenerse sereno y completamente concentrado para responder algo en concreto. "A veces buscamos personas para llenar el amor que no fue correspondido" el japonés mordió el interior de su mejilla estirando sus manos para tocar la mejilla de la castaña viendo esos ojos envueltos por la confusión y el pánico "(...) aunque se separen, si el amor es fuerte, cabe la posibilidad de que vuelvan a unirse ambos corazones" El castaño no sabía si la amaba, pero debía comprobarlo, y sin decir absolutamente nada se inclinó presionando sus labios con los ajenos sintiendo como Nayeon empuñaba con fuerza el cuello de su camiseta entreabriendo sus cerezos dispuesta a que él la invadiera con su húmeda lengua, y fue un beso que logró traer sentimientos ya enterrados, de aflorar emociones que hace mucho tiempo habían dejado de estar presente, sintiéndose igual o mucho mejor que el primer beso que se dieron.
Se separaron por un par de segundos mirándose a los ojos, sus respiraciones agitadas se mezclaban mientras la evidencia de que algo había pasado entre los dos quedaba expuesta por sus prendas arrugadas.
—¿Recuerdas cuando golpeaste a Hyunjin con la escoba?—cuestionó el japonés siendo tan random como siempre causando que la coreana completamente confundida asintiera con su cabeza—¿Recuerdas que me dijiste que estaba a salvo?—preguntó recordando como ella lo sacó de su hogar y corrieron por las calles hasta que ella lo detuvo y lo abrazó asegurándole de que estaría a salvo. Y la muchacha volvió asentir con su cabeza—no mentiste.
—Nunca te he mentido—aclaró ella observando cómo el muchacho simplemente sonreía—¿Pero a qué viene eso?—cuestionó queriendo entender el extraño comportamiento del menor.
—Pregúntame si soy feliz—alentó inclinándose para besar su mejilla causando el bonito sonrojo en sus pómulos—anda Nay, pregúntame.
—¿Eres feliz?—cuestionó la chica deslizando sus dedos por la quijada del menor sintiendo como este no tardaba en besar sus labios para luego alejarse.
—Soy malditamente feliz, Nay—respondió permitiendo que ella presionara sus yemas por debajo de sus ojos limpiando las lágrimas que se deslizaban—muy feliz.
Minho la volvió a besar siendo rápidamente correspondido por la muchacha.
El japonés tardó diez años para ser exacto, diez años tuvo que sufrir para conocer la palabra felicidad, para entender su significado, y no se arrepentía aun siendo consciente de los traumas que debió trabajar para que no lo consumieran por completo, y si alguien le preguntaba si era capaz de pasar nuevamente por todo ese sufrimiento con tal de encontrar y acariciar la felicidad él no lo dudaría, ni siquiera por un segundos.
Porque no había nada más bonito que sentir que por fin encajaba en un lugar.
Fin.
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