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Extraño comportamiento

Narrador omnisciente:

Nayeon quedó completamente paralizada al observar al alto muchacho frente a su cuerpo, la chica mantuvo la respiración atrapada en su tráquea a la vez que era capaz de sentir como su corazón galopaba con fuerza; ahí estaba, su primer amor. La coreana intentó disipar las lágrimas que se habían acumulado en su mirada, estaba abrumada ante las emociones que habían azotado sus sentimientos; estaba enojada, dolida, emocionada y extasiada por la mera presencia del japonés, a la vez que las ganas de querer gritarle, de golpear su rostro por ser lo suficientemente "egoísta" en arrebatarle la posibilidad de poder despedirse correctamente comenzaban a ser presente en sus pensamientos, ya que habían sido años abrumantes los que vivió sin él, tantas noches que madrugó con el pensamiento de que tan mal debería estar pasando el pobre castaño,  y aun era capaz de recordar el sentimiento que nació entre sus lágrimas de pura alegría al saber que él había logrado escapar y comenzar nuevamente en otro país. 

La pelirroja no supo como reaccionar al sentir que su corazón a pesar de la fuerza con la que latía ya no dolía como antes; lo había superado gracias al amor de su novia. La chica mantuvo sus ojos fijos en la forma en que se estaba visibilizando el golpe en el labio del castaño, se veía bien, se veía demasiado bien para la cordura de cualquier mortal. Nayeon mordisqueó el interior de su mejilla escuchando atentamente como su novia le llamaba, pero estaba concentrada en esos bonitos ojos oscuros que le analizaban en silencio, cuestionándose si estaba bien, ¿Minho siempre había sido así de lindo con ella? se cuestionó sintiéndose mal por el hecho de haber olvidado aquel detalle. 

Su cuerpo reaccionó, por instintos se abalanzó contra el torso contrario, sintiendo la anatomía ajena envolviéndola con un agradable calor que la hizo simplemente suspirar. La pelirroja cerró sus párpados permitiendo que las lágrimas humedeciera la camiseta del contrario; se sorprendió al sentir la ausencia de los pechos de su ex novio, y realmente no pudo evitar el cuestionarse cuantos cambios más hizo Minho con su cuerpo. El japonés se mantuvo aun en silencio sintiéndose sofocado por el característico aroma que el cabello de su ex novia desprendía; sus pensamientos eran crueles al recordarle lo mucho que había extrañado ese aroma cuando vivió el calvario con Hyunjin. Minho no podía negar el hecho de que le gustaba la sensación que la anatomía ajena le brindaba a su torso, pero se sentía incómodo, Momo y la chica que había salvado minutos atrás, lo intimidaban por completo.

—Cuando Jackson me comentó que volvería, nunca pensé que tu también lo harías—susurró la chica empuñando con fuerza el borde la camiseta ajena sintiendo como el corazón del muchacho latía con calma contra su mejilla y oreja; siendo completamente diferente a lo que recordaba—¿Eres feliz?

Minho mordió el interior de su mejilla cuestionándose en sus pensamientos si realmente lo era, y en un principio estuvo tentando en decir que no, que no lo era, pero luego, aquellos bonitos recuerdos emanaron en lo más profundo de su mente causando que el rostro de Jihyo, Wonyoung, Daniel, Irene y hasta de Sehun y Joy estuviesen presente, provocando una bonita sonrisa palmada en sus facciones.

—Lo soy—admitió deseando con toda su alma el poder regresar a Texas; a pesar que le alegraba volver a ver en persona a Nayeon, él era consciente que prefería mil veces estar con su tía y el pequeño demonio de tasmania.

La pelirroja sonrió contenta de saber que él ya era feliz. Se quedó aferrada al torso del muchacho hasta que recordó nuevamente la presencia de su novia, avergonzada alejó sus palmadas del cuerpo ajeno dando un paso hacía atrás siendo incapaz de poder ver el rostro del más alto. Se giró por instinto caminando hacía su novia para envolver su brazos sobre el brazo ajeno. 

—Minho... ella es Momo, mi novia—presentó observando como el castaño hacía una suave reverencia mientras que su pareja simplemente lo veía manteniendo su cuerpo tenso por su mera presencia.

—Ya nos conocemos—aclaró la chica notando la forma en que el japonés asentía con su cabeza, logrando sorprender a la pelirroja que no entendía realmente como es que ellos se conocieron—fue en una fiesta, estabas ebria, y querías verlo... así nos conocimos—le incomodaba el hecho de recordar la forma en que su novia se había comportado por querer la presencia del castaño, y era más que consciente que solo Minho había sido capaz de causar aquello en su coreana.

Y Nayeon enrojeció avergonzada sintiéndose pequeña ante la mirada de los tres presentes. Minho quiso responder, aclarar que aquel episodio había quedado atrás, que no debía avergonzarse por su poca tolerancia por el alcohol, pero sus instintos por querer aliviar el incómodo ambiente fue interrumpido por la salida de Kai del local; el chico estaba completamente alcoholizado con su camiseta desarreglada y rastros de labial cubriendo su cuello, labios y mentón. Minho suspiró al ser consciente que debía llevarse al muchacho antes de que hiciese una estupidez, el japonés observó como el peligris volvía a entrar para tomar entre sus manos el brazo de una mujer, el castaño frunció el ceño sorprendido al ver como Sana caía al suelo.

—¡T~TE ODIO!—bramó Kai a la vez que no dudaba en golpear la mejilla de la muchacha, provocando que Minho no tardara en abalanzarse contra el torso de su hermano mayor—¡SUÉLTAME, ELLA MERECE ESO!

—¡Nadie merece eso!—bramó el japonés complemente enfurecido manteniendo al mayor entre la pared del lugar con sus puños envueltos alrededor de su camiseta—¡¿Qué mierda tienes en la cabeza imbécil?! 

—¡ME FUE INFIEL, TIENE QUE SUFRIR COMO YO SUFRÍ!—admitió el muchacho queriendo volver a golpear a la pelirosa, pero el menor azotó su espalda con fuerza contra la pared logrando que un jadeo de dolor se desprendiera de su garganta.—Cabrón suéltame...—gruñó adolorido a la vez que sus ojos estaban fijos en el rostro enfurecido del menor —te he dado una orden Mina.

Minho tragó saliva sintiendo como sus ojos ardían ante las lágrimas que amenazaban con deslizarse. El japonés hubiese perdonado el hecho de que había sido llamado por su nombre de nacimiento, hubiese perdonado un golpe de su parte, hubiese perdonado todas las malas actitudes de su hermano, pero jamás iba a perdonar el hecho de que hubiese golpeado a una mujer. Minho dio el primer puñetazo contra el pómulo derecho del mayor, fue agresivo impactando otro certero golpe contra la quijada contraria causando que Kai tambaleara, pero no lo suficiente para caer, otros dos golpes dieron directo contra el rostro contrario mientras que un puñetazo impactaba contra el puente de su nariz provocando que su mirada se cristalizara por el dolor. El castaño gruñó sintiendo la sangre caliente deslizándose por sus orificios nasales mientras que sus ojos veían con rabia como Kai limpiaba sus facciones malheridas.

—Chicos—Nayeon y Sana intentaron separarlos, mientras que Momo mantenía detrás de ella el cuerpo asustado de Dahyun—¡Minho, Kai!—y ellas gritaban tirando cada una de la camiseta ajena deseando que aquella paliza entre hermanos se detuviera.

Minho al estar sobrio era muchísimo más ágil que su hermano mayor, logrando que dos golpes contra su rostro y uno en su abdomen fuese lo suficientemente efectivos para inmovilizarlo contra el suelo. El castaño observó la forma en que Nayeon intentaba interponerse entre ambos cuerpo mientras que unas frías manos estaban envueltas por debajo de su camiseta sosteniendo su cálido torso.

—¡¿Donde esta mi hermano?!—cuestionó Minho enojado mientras que la adrenalina causaba su silencioso llanto. 

Kai escupió la sangre que había quedado acumulado su boca observando con indiferencia la manera en que el menor lloraba. El chico se puso de pie manteniendo sus ojos fijos en el contrario, sin dudarlo, y siendo más agresivo de lo necesario empujó a Nayeon queriendo alejar su tacto de su brazo, provocando que Minho apretara sus dientes siendo consciente que no dudaría en volver a golpearlo si tocaba a la pelirroja.

—Murió mientras que tu estabas jugando al niño de verdad—comentó con burla comenzando caminar en dirección de su vehículo importándole realmente poco el hecho de que iba a dejar al menor sin medio de transporte.

—¡TE ODIO!—gritó Minho en un ataque de frustración por no poder entender la actitud del mayor observando como este se giraba manteniendo una sonrisa radiante en su amoratado rostro.

—¿Me odias por romper tu relación con Irene o por llamarte por tu nombre real?—cuestionó causando el silencio del japonés—...da igual, estas en corea, eso es lo que queríamos—admitió encogiéndose de hombros para luego simplemente adentrarse con dificultad a su vehículo—si quieres quédate con Sana, de todas formas le gustan las vaginas—comentó al notar la forma en que su ex novia estaba sosteniendo el torso de Minho.

Minho se sintió pequeño ante los ataques que estaba recibiendo de un ebrio peligris, el chico no pudo evitar dar un paso en dirección del mayor queriendo detener sus intenciones de querer irse, porque a pesar de todo lo que había soltado, le daba miedo que pudiera tener un accidente por culpa de su ebriedad, pero Kai no tardó en perderse entre las calles ante la velocidad con la que se marchó. Minho soltó el agarre de la pelirosa girando sobre sus talones para observar la mejilla enrojecida de su ex cuñada, el chico por instinto estiró su mano observando como, por reflejo Sana encorvaba su hombros asustada de recibir un golpe de su parte, pero este la sorprendió al sentir la fría palma ajena haciendo contraste con el calor que su lastimado pómulo estaba recibiendo.

—Él no tenía derecho de tocarte—aclaró Minho sintiéndose aun molesto por ver la forma en que su hermano había reaccionado—él más que nadie vivió el maltrato que pasé... ¿Cómo tuvo los huevos de hacer lo mismo que vio?—susurró sintiendo incapaz de comprender.

—Le fui infiel—admitió Sana avergonzada por sus acciones, pensando que el golpe que su ex novio le había brindando lo tenía más que merecido, siendo inconsciente que estaba minimizando el golpe por acciones erróneas que competió. 

—¿Y eso qué? cometiste un error, eso no significa que Kai tenga el derecho de levantarte la mano—aclaró Minho confundido por su repentina respuesta, observando como la chica simplemente agachaba su rostro—debes ponerte hielo, para bajar la hinchazón—comentó dando un paso hacía atrás alejando su palma de la zona adolorida—bueno... será mejor que me vaya.

Nayeon estuvo tentada en detenerlo, pero se vio sorprendida al sentir la forma en que su novia le había abrazado por la cintura permitiendo que fuese Sana quien detuviese al castaño.

—Tienes que curar tus heridas, y no tienes vehículo para volver a tu hogar—aclaró la chica siendo completamente amable con el muchacho. Minho se avergonzó al sentir como esta lo llevaba en dirección de un vehículo ajeno—adiós chicas—y ella se despidió sin importarle el hecho de que Minho quisiese o no irse con ella. 

El teléfono de Minho comenzó a sonar provocando que este dejara de caminar para tomar aquel aparato observando el nombre de su padre resaltando sobre la pantalla. El chico contesto la llamada con la misma rapidez con la que dio por finalizada logrando confundir por completo a la pelirosa como también a Nayeon que aun no era capaz de quitarle los ojos de encima.

—Mi padre se encontró con Kai, me viene a buscar—aclaró como si volviese a tener dieciséis años siendo avergonzado por la llegada de sus padres luego de una loca fiesta juvenil, cosa que jamás vivió, pero ahora era diferente, por el simple hecho de que golpearía a su hermano si lo volvía a ver—gracias de todas formas por querer ayudarme.

Y la chica sonrió teniendo el impulso de abrazar el torso del muchacho, sintiéndose abrumada por el hecho de ver una de las características de su ex novio reflejado en el menor; extrañaba el Kai que alguna vez amó. Minho dio un paso hacía atrás al sentir las luces reflejando su espalda, el muchacho giró su rostro manteniendo sus ojos fijos en el perfil de su padre notando la seriedad en estos.

—Sube—ordenó causando que el muchacho simplemente se despidiera aun preocupado por dejar a las chicas a merced de sufrir la compañía de otro alcohólico. Minho cerró la puerta observando la presencia de Kai al lado del copiloto con sus ojos fijos en la ventanilla ignorando por completo su presencia—me da igual el motivo de su pelea, quieran o no... Son hermanos, así que no quiero volver a saber que ustedes se han puesto un dedo encima, ¿Les quedó claro?

—Debiste dejarme en Texas—habló Minho posando sus oscuros ojos en el espejo interno de la camioneta manteniendo fija su mirada en el par del contrario—era feliz allá.

—¿Feliz? ¿Eras feliz en una mentira Minho?—cuestionó el hombre con una sonrisa burlona agitando su cabeza en negación queriendo tener paciencia por la ingenuidad en su menor—¿Realmente crees que ellos te querían ahí?—preguntó causando el silencio en el menor, quien no podía comprender que había sucedido para merecer tanta agresividad por parte de su padre y Kai.

—¿A que te refieres?—cuestionó el castaño observando como su padre solo sonreía.

—Se paciente, ya lo verás—comentó el hombre continuando con su manejo sin importarle realmente la forma en que el muchacho continua preguntando que había sucedido.

Al final Akira terminó por dejar ambos japoneses en el interior de su departamento, ignorando por completo las preguntas de Minho; él simplemente se marchó sin darle una respuesta en concreto. El castaño caminó hacía su habitación dispuesto en ignorar la presencia del peligris, para su suerte este ni se interpuso, simplemente caminó hacía su recamara como si él realmente no existiese.

Minho se dio una ducha, en más de una ocasión debió morder el interior de su mejilla ante el ardor que le había provocado el calor del agua contra su torso lastimado. El chico al terminar se vistió con unos pantalones cortos y su torso simplemente al desnudo ante el calor que estaba haciendo su habitación, Minho se recostó sobre su colchón con la mitad de su cuerpo aun completamente húmedo, se quedó en silencio con sus ojos fijos en el blanquecino techo esperanzando de poder escuchar el inconfundible tarareo de Wonyoung o la risa de Sehun luego de que veía a su padre humillándose de forma gratuita. Minho fue completamente inconsciente de la sonrisa que se había mantenido en su rostro, y se sorprendió realmente el saber que esa sonrisa solo se había mantenido por la familia Kang y por la felicidad que en algún momento de su corta vida Nayeon fue capaz de causar en su interior.

Nayeon suspiró observando como su novia estaba caminando de un lado hacía el otro en el interior de su departamento, la chica se veía frustrada, y la inseguridad era palpable en su actitud.

—Momo, debes relajarte—aclaró la pelirroja apoyando sus codos sobre el mármol de la mesa siendo ya familiarizada por aquella actitud que su pareja solía tomar cuando se sentía "amenazada".

—Estoy relajada—mintió la contraria acercándose hacía su novia para tomar entre sus palmas su rostro—te amo—admitió inclinándose lo suficiente para callar las posibles palabras que la contraria fuesen capaces de brotar de su garganta, mientras que está entre sorprendida y calmada no dudaba en corresponderle.

Se desnudaron con la misma rapidez y excitación de siempre, aclamaron su deseo entre jadeos y mordidas queriendo apoderarse del dominio de la situación. Momo estaba asustada, no quería perder a su novia, así que se aseguraba todas las veces en que lograba tener entre sus sabanas el cuerpo desnudo de la pelirroja en darle el mejor sexo de su vida para que no la dejase, creyendo ingenuamente que aquello sería lo suficiente para mantenerla a su lado.

 Y había una diferencia muy grande entre Momo y Minho, y no es que Nayeon hubiese comparado las actitudes y personalidades entre ambos... Solo le era difícil el ignorar el hecho de que solo una vez en su vida había logrado confesar su amor por alguien más, y el dueño de su corazón lastimosamente no era la chica que estaba sobre su cuerpo besando sus hombros desnudos mientras que aquellos suaves jadeos camuflados en te amo inundaban la habitación.

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