¿Estás bien?
Narrador omnisciente;
Minho se mantuvo en silencio intentando asimilar la pregunta del mayor, ¿Soy feliz? se cuestionó siendo más que consciente que, claramente no lo era, ni siquiera conocía la definición de aquella palabra, pero a pesar que, dentro de su cuerpo, en lo más puro de su alma estaba suplicando para que su hermano osara en salvarlo del calvario en que él mismo se sometió ante el silencio más angustiante que había sido capaz de vivir, de todas formas no fue lo suficientemente valiente para decirlo a viva voz, así que simplemente actuó como lo llevaba haciendo durante tanto años; primero sonrió, intentando que el color de su mirada se perdiera en sus bonitas pestañas, arrugó el puente de su nariz a la vez que sus dientes se exhibían a la perfección, estaba colocando todo de él para mostrar algo falsamente sincero, y para su suerte al parecer Kai comenzaba a creerle.
—Claro que soy feliz, ¿Por qué no lo sería?—cuestionó Minho empuñando sus manos sobre el borde de la falda mientras que observaba aquella seria mirada que el pelinegro había estado manteniendo en todo momento, como si no estuviese creyendo en sus palabras—deja de mirarme así.
—Pues deja de mentirme—contraatacó Kai causando que el aliento quedara atrapado en la garganta del castaño, ¿Qué sabe él? cuestionó el chico completamente angustiado sintiendo como los latidos de su corazón rebotaban contra su caja torácica—si fueras feliz se te notaría en la mirada, pero cada vez que te veo, lo único que soy capaz de notar es ese brillo de tristeza que tus ojos han reflejado desde que tengo memoria—confesó soltando un suave suspiro a la vez que alzaba una de sus manos para deslizar sus dedos por su aun, empolvado cabello demostrando lo frustrado que se encontraba por oír la negación en el menor.
—Tu no sabes nada—contestó Minho cruzándose de brazos sintiendo el sudor deslizándose sobre la piel de su espalda. El chico se negaba a pensar en una posibilidad donde el mayor hubiese sido consciente de su pequeño secreto, porque le aterraba la forma en que él fuese capaz de reaccionar ante aquella verdad—quiero volver a casa, quiero ver a Hyunjin—mintió con tanta facilidad intentando dejar un evidente malestar por el rumbo que había tomado repentinamente la conversación.
—¿Quieres ver a Hyunjin? ¡Ni siquiera eres capaz de mirarlo a la cara, o de dar tu opinión!—aclaró Kai con su rostro tomando un tono carmesí ante la ira que comenzaba a recorrer por todo su cuerpo. Al joven le preocupaba el hecho de que su "hermana" no tuviese ningún indicio de amor propio, y realmente no podía evitar el cuestionarse que cosas le obligaba hacer Hyunjin cuando nadie estaba observando.
—¡Cállate, no hables, no lo entiendes!—alzó la voz el castaño llevando sus manos hacia su rostro sintiendo las cálidas lágrimas recorriendo su piel, mientras que esa agonizante sensación de estar estrujando su corazón no le dejaba descansar.
—¡Quiero entenderte Mina!—admitió Kai inclinando su torso en dirección del mencionado sosteniendo con cuidado los hombros ajenos, escuchando como su suave llanto lograba estrujar su corazón llegando a causar que, hasta sus propios ojos comenzaran a humedecerse de la angustia—Mina... déjame ayudarte.
—¡DEJA DE LLAMARME MINA!—Minho explotó empujando con todas sus fuerzas el pecho del contrario causando que la espalda del pelinegro se estampara contra la puerta del conductor. Kai jadeó adolorido, pero realmente, en aquellos instantes a Minho no le importó si lastimó al mayor, o si llegó a confundirlo por sus propias palabras, él quería escapar, él no quería estar ahí.
El castaño limpió con fuerzas sus mejillas observando como el mas alto deslizaba su palma por la zona de su nuca donde había recibido mayor impacto a la vez que observaba sin ningún tipo de emoción sus facciones, le doy asco, pensó completamente aterrado sintiendo su mentón temblar ante la forma en que Kai había girado su torso para encender el vehículo, a pesar de que era ilegal el pasar hacia el otro carril en aquella carretera, al joven realmente no le importó el hacerlo así que, de un solo movimiento su auto ya se encontraba en el carril contrario dirigiéndose en un completo silencio hacia su hogar. Minho no fue capaz de preguntar si le había molestado ese pequeño arrebato de ira que había soltado ante el agobio que logró consumirlo por tantos años, prefirió-como era de esperarse- el mantenerse con los labios apretados esperando a que el mayor tomase la iniciativa en hablar, pero aquello jamás ocurrió. El castaño giró su rostro enfocando su mirada en el exterior, sintiendo sus palmas sudar y el insistente bombeo de su corazón revoloteando contra su caja torácica, la inseguridad lentamente comenzaba a carcomer sus pensamientos, las malas palabras de su cruel mente se dedicaron a gritarle en silencio que se merecía el odio de Kai de una manera tan cruel que no sería realmente extraño para él, el comenzar nuevamente a sollozar. Minho fue fuerte, a pesar que en su interior se había agotado las ganas para luchar, de todas formas no se volvió a romper frente a los ojos oscuros del contrario.
El castaño tragó saliva escuchando atentamente las respiración fuertes y pausada del mayor mientras que el pelinegro se dedicaba a divagar en sus pensamientos intentando comprender la actitud de su hermana, y a pesar que su confesión le había descolocado por completo, de todas formas, su preocupación estaba presente en todo momento. El pelinegro mordisqueó su labio inferior girando lentamente su rostro para ver el perfil de la menor, esos ojos cansados, pensó con una clara tristeza por saber que, muy en el fondo Mina luchaba por algo que él desconocía por completo. Kai en más de una ocasión intentó llamar la atención del castaño, pero no tardaba en desechar sus ideas por entablar una conversación con el joven, el mayor se sentía inseguro, le aterraba el soltar su nombre y que "Ella" nuevamente fuese a perder el control, ¿Desde cuando lo detesta? pensó queriendo colocarse en los zapatos de su "Princesa" y realmente el solo hecho de pensar que, llevaba años odiando su propio nombre le causaba que su corazón se apretase contra su caja torácica logrando que ese entrecortado jadeo se desprendiera desde sus labios. Luego de un par de segundo, sin siquiera notarlo, se estacionó frente a su hogar escuchando como la puerta del copiloto bruscamente era abierta
—Min~na~a... ¡E~Espera!—Kai la llamó con su voz ligeramente temblorosa al percatarse que, por accidente le había llamado con aquel nombre.
Minho corrió hacia la puerta principal de su hogar sintiendo sus mejillas humedeciéndose por las cálidas lágrimas, de un solo movimiento ingresó en el pequeño pasillo escuchando como Kai le llamaba a gritos causando que los demás presentes en el lugar no tardaran en ir hacia la zona del sonido. El rostro del japonés enrojeció por completo en el instante que Hyunjin y sus padres le observaron con una clara sorpresa, avergonzado el chico corrió en dirección de las escaleras logrando con una completa efectividad el poder huir de ese incómodo momento. Las lágrimas caían con mayor fuerza que las anteriores a la vez que sus sollozos no tardaban en exigir liberación, el chico apoyó su espalda contra la puerta del interior del baño llevando sus manos hacia sus labios intentando de una manera desesperada que los dolorosos sonidos no brotaran de su garganta. Minho cerró sus párpados escuchando de fondo como Kai y Hyunjin comenzaban a discutir, sus gritos eran fuertes, se podía palpar con el simple tono de sus voces lo enfurecidos que ambos muchachos estaban, basta, pensó el castaño alejando las manos de sus labios para presionar las palmas sobre sus orejas, detente, sus pensamientos comenzaban a repetirle que esa pelea era su culpa, que el hecho de su hermano estuviese furioso era netamente causado por su mala conducta.
En un arrebato de desesperación el muchacho se acercó hacia el lavamanos, estirando sus palmas temblorosas en dirección del pequeño mueble blanquecino escuchando de fondo como Kai insultaba a Hyunjin y su madre no tardaba en defender a su invitado. Minho apretó sus labios al encontrar las pequeñas tijeras que brillaban a causa de la luz de la habitación, con la inseguridad por las nubes y la conocida sensación de anhelo por liberación el japonés tomó entre sus húmedos dedos los bordes de aquel objeto sintiendo el frío contacto contra sus yemas. El joven observó su reflejo en el espejo percatándose del evidente enrojecimiento en su nariz y mejillas causados por el llanto, se acabó, pensó armándose de valor para cometer lo que siempre había soñado con ejercer. el sonido de las tijeras haciendo contacto entre sí causaron que Minho cerrara sus párpados sintiéndose gratamente feliz por sentir como mechones de cabellos caían sobre sus hombros, emocionado comenzó a cortar sin siquiera ver lo que hacía en realidad, el sonido cada vez se volvió más rápido a la vez que su sedoso cabello seguía deslizándose por las partes desnudas de sus extremidades. Luego de un par de minutos todo se detuvo, el sonido de las tijeras y la pelea de su hermano con Hyunjin ya no se escuchaban más, el joven fue capaz de sentir la evidente perdida de peso en su cabeza causado por su largo cabello castaño, relajado Minho entreabrió sus párpados observando el desastre que había realizado en su cabeza, pero a pesar que, evidentemente aquello estaba hecho un caos, de todas formas, se sentía bien consigo mismo por haber sido valiente una vez en su vida. El japonés elevó ambas cejas al ver una serie de pequeñas cortadas en su cuello y mejilla, tanta había sido su emoción que, sin siquiera ser consciente se había lastimado la piel. Los suaves toques provenientes de la puerta causaron que el chico encogiera sus hombros perdiendo por completo la valentía que en algún momento su cuerpo había sido poseedor, sintiéndose verdaderamente aterrado por la reacción que tendría su madre al ver que, ahora parecía el niño que ella no quería que fuese.
—¡Hey! soy yo... Kai—susurró el mencionado causando que Minho soltara un suave suspiró sintiéndose aliviado por darse cuenta que el mayor no estaba molesto con él—¿Puedo pasar? creo que tenemos que conversar de algo—admitió logrando colocar de los nervios al menor quien, realmente no dudo en agitar su cabeza en negación sintiéndose verdaderamente torpe por ejercer aquel movimiento—¿No quieres verme?—cuestionó sonando completamente apenado, el castaño lentamente se giró dando un paso en dirección de la madera observando como esta aun se mantenía asegurada contra el marco—no creo que la mejor forma de hablar esto, pero si te sientes insegura, lo comprenderé—sonaba calmado, y se podía escuchar a la perfección como se había recostado contra la puerta—solo estamos tu y yo, así que puedes hablar con calma—Minho mordió su labio inferior apoyando las yemas de sus dedos sobre la fría madera esperando que el mayor continuase con sus palabras—bueno... el primera problema que tengo, es que no sé como debo llamar a mi hermana... así que dime, ¿Cómo te gustaría que te llamara?
Aquello fue una pregunta simple envuelta de un cariño tan característico en el pelinegro, pero a pesar que el joven era de la clase de personas que emanaban una confianza increíble y que lograba hacer sentirse querido y acompañado, de todas formas Minho no se sentía seguro a su lado. Kai suspiró apoyando su frente contra la madera, al joven le angustiaba el hecho que su hermana estuviese cometiendo una locura, y realmente aquel negativo pensamiento comenzó a consumir su mayor temor, logrando que diera un paso hacía atrás tomando con fuerza la perilla de metal para comenzar a moverla.
—¿Estás bien?—cuestionó Kai moviendo con fuerza su brazo logrando colocar de los nervios al castaño que había dado un par de pasos hacía atrás tomando bruscamente asiento sobre el inodoro—¡¿Mina?!
El mencionado cerró sus párpados escuchando al pelinegro como tomaba la decisión de dejar de forcejar la puerta comenzando a caminar por el pasillo alejándose de su zona de escondite, el muchacho creyó ingenuamente que Kai se había cansado de insistir dándole su momento de privacidad, pero para su mala suerte, el pelinegro llegó minutos después logrando abrir la puerta de golpe encontrándose con una escena que logró paralizarlo por completo.
—¿P~Pero qué?—jadeó completamente sorprendido observando con una evidente conmoción como el lavamanos estaba cubierto por largos mechones castaño, como también el piso y la ropa de su hermana. Kai tragó saliva manteniendo sus ojos fijos en el desastre que Minho había creando en su cabeza; cortos mechones cubriendo su frente, mientras que en otras zonas su cabello estaba más rebajado de lo necesario—¿Estás bien?—preguntó preocupado cerrando la puerta detrás de él para luego simplemente acercarse al frágil cuerpo del muchacho arrodillándose entre sus piernas para ver sus pequeñas heridas.
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