En busca de ayuda
Narrador omnisciente:
Minho tragó saliva sintiendo como sus músculos se habían contraído ante la pregunta del padre de Nayeon, el chico relamió sus labios observando como Woojin sacaba su teléfono ante el sonido que este desprendía; El japonés no fue capaz de pronunciar palabras, tan solo se quedó ahí, en silencio de pie, sosteniendo la cintura de Nayeon mientras que era capaz de sentir la mirada de su hermano mayor y el padre de la contraría fija en su nuca. El muchacho utilizó la llamada como excusa huyendo de la habitación y del hogar de la coreana, Minho enfureció consigo mismo al ver que, no había sido capaz de hablar, de manera culpable el joven alejó sus palmas del cuerpo de la pelinegra dando un paso hacía atrás sintiéndose intimidado por la manera en que la chica, Jackson y Kai se le habían quedado viendo.
—¿Por qué has reaccionado así?—cuestionó Nayeon con confusión estirando su mano derecha para tocar la mejilla del contrario, sorprendiéndose al ver como el chico huía de su tacto dando otro paso hacía atrás—¿Minho que ocurre?
El muchacho mordió el interior de su mejillas asqueado ante los recuerdos que él mismo había vivido con la presencia de su ex novio y de aquel muchacho que había compartido un momento con la coreana. Minho estaba avergonzado; no era capaz de mirar a su hermano, ni siquiera de ver a la muchacha. No podía confesar lo que había vivido, lo que causaba su llanto en la madrugada, no a ellos, porque era consciente que Kai se culparía y haría una estupidez, y él, si era sincero, no iba a permitir que su hermano se metiera en problemas por su culpa. En cambio Nayeon, la conocía lo suficiente para saber que, si ella llegaba enterarse de ese suceso lo más probable que se iría contra Hyunjin y Woojin donde terminaría saliendo lastimada... Minho no estaba mentalmente capacitado para ver a la muchacha herida por su problemas; él la amaba lo suficiente para protegerla de sus propios demonios.
Minho giró su rostro posando sus ojos en el señor Im; él era su alternativa, su boleto de salida.
—Señor Im... ¿Podemos hablar a solas?—cuestionó el muchacho con suavidad causando que el hombre simplemente elevará sus cejas sorprendido ante aquella repentina pregunta, sintiéndose conmocionado que él hubiese tomado la decisión de contar lo que sea que hubiese vivido—por favor.
Nayeon jadeó envolviendo su palma contra el brazo del muchacho queriendo retenerlo para oír lo sucedido. Su padre no tardó en darse cuenta de aquel impulsivo movimiento que su hija ejerció, con calma él se acercó donde su pequeña presionando con suavidad su palma sobre el agarre que estaba ejerciendo sobre la piel del castaño.
—Si él quiere, te contará—aclaró el hombre de manera amable observando como la chica mordisqueaba su labio inferior para luego simplemente soltar su agarre de la extremidad ajena. Rápidamente el mayor se giró posando sus ojos en el rostro del castaño—ven, iremos a mi despacho—comentó caminando hacía el contrario para presionar su palma sobre el hombro.
Nayeon, Kai y Jackson observaron como su padre guiaba al contrario en dirección de su despacho, ninguno de los Im tuvo intenciones de seguirle el paso, ya que eran consciente que la información que ese despacho lograse retener jamás saldrían de aquellas paredes a pesar de los intentos de los muchachos por querer escuchar detrás de la puerta.
Minho tomó asiento donde el señor Im le indicó.
—¿Te incomoda que esté mi mujer aquí? es que ella y yo no nos ocultamos las cosas—aclaró el hombre con suavidad observando como el muchacho tan solo sacudía su cabeza; en el fondo Minho quería ver una imagen parecida a la maternidad que jamás tuvo la suerte de poseer—no tardaré—comentó abandonando la habitación.
El castaño se recostó sobre el respaldo de la silla observando las fotografías que colgaban detrás del asiento que conformaba el despacho del señor Im. El japonés analizó cada fotografía sonriendo por instinto al ver a Nayeon de pequeña sosteniendo entre su cortos brazos un regordete bebé que estaba apunto de caer, el joven rió entre dientes al ver el rostro de pánico de la coreana al percatarse que, efectivamente el bebé que supuso que se trataba de Jackson estaba por tocar el suelo con su cabeza. La mirada de Minho se deslizó hacía la siguiente fotografía, en esta se encontraba el señor Im acompañado de un alto hombre delgado que utilizaba maquillaje causal y una bonita falda cubriendo desde su cintura hasta su rodilla, el padre de la coreana se veía feliz, con sus labios ampliados y su mirada brillando; aquella imagen le recordó a Kai, y no pudo evitar que el dolor intentará brotar entre sus lágrimas ante el simple deseo de llegar a ser feliz junto con su hermano y la pelinegra.
Minho limpió sus mejillas al oír como la puerta nuevamente había sido abierta, intentó con rapidez el aparentar que todo estaba bien, pero la señora Im no era tonta; ella si se había percatado de que él minutos atrás había estado llorando. El chico sintió su corazón cálido en el instante que la madre de Nayeon envolvió sus brazos sobre cuerpo saludándolo de manea cariñosa de una forma tan dulce que intentó realmente el no quebrarse en llanto ante el anhelo de poder sentir eso con su madre. Minho rió haciendo todo el esfuerzo para no llorar frente a los mayores, de manera disimulada tomó grandes bocanadas de aire observando como el señor y la señora Im caminaban hacia el otro lado del escritorio quedando frente al muchacho.
—¿Y bien? ¿De que quieres hablar?—comentó el hombre observando como su esposa se alejaba sorpresivamente de su tacto ante la forma en que las orbes del muchacho habían oscurecido. Admiró la manera en que ella acercaba uno de los asientos libres para apegarse al castaño deslizando su palma sobre el dorso ajeno en forma de apoyo.
—No te avergüences, nosotros jamás te juzgaremos—aclaró la señora Im esbozando una suave sonrisa que tranquilizó de manera inmediata a la japonés.
El muchacho suspiró llevando sus palmas en el interior de sus piernas queriendo conservar el calor en su piel. La señora Im mientras tanto se mantuvo cerca de él manteniendo la misma sensación que solía obtener cuando uno de sus hijos quería decir algo que posiblemente le avergonzaban.
—Bueno... por donde comenzar—susurró Minho soltando una suave risilla nerviosa—siempre quise la aprobación de mis padres—iba comenzar desde la raíz del problema siendo consciente que las lágrimas no tardarían en deslizarse ante el recuerdo—quería que, por una vez en mi vida simplemente me abrazaran y me dijeran que me querían, sin tener que esperar que tuviésemos en publico con alguien importante para que ese acontecimiento surgiera.
Los padres de Nayeon se miraron entre sí ante su confesión sintiéndose entristecido por el dolor de aquel pequeño castaño.
—Comencé mi relación con Hyunjin cuando escuché a mi madre hablando con sus amigas sobre lo caballeroso y buen partido que era él—confesó, manteniendo su mirada fija en sus manos, avergonzado de admitir las razones del por qué salió con el pelinegro—mi madre al enterarse estaba encantada, obviamente... era un chico rico que lograría mantener la empresa en alto—comentó a la vez que parpadeaba con rapidez disipando las lágrimas ante el dolor que aquello le provocaba—pero yo no era feliz.
La señora Im mordió su labio inferior girando su rostro para ver la puerta queriendo que el castaño no fuese capaz de notar las cálidas lágrimas que se estaban deslizando por su piel; ella no podía creer como una madre puede ser capaz de sentir más felicidad por una empresa que por su propio hijo.
—Él solía enojarse con facilidad—aclaró causando que el señor Im apretara sus labios sintiéndose furioso por el significado de esas palabras—al principio solo fueron empujones, después se trasformó en insultos... yo no lo entendía, y~yo en serio intentaba hacerlo feliz—admitió mordiendo el interior de su mejilla para concentrarse en ese dolor —mi madre lo sabía—y aquello fue la mayor confesión que pudo lograr soltar; absolutamente nadie sabía que su madre desde el comienzo estaba al tanto de lo que él le pasaba—y~yo se lo conté... y ella solo me culpó, y ahí supe que realmente nunca iba a contar con su apoyo.
La madre de Nayeon se levantó de su asiento sin poder creer lo que estaba escuchando, la mujer había comenzando a llorar deseando jamás en su vida que alguno de sus hijos tuviese que pasar por lo que ese pobre castaño había vivo a tan corta edad; se lamentó en sus pensamiento que Minho hubiese tenido que vivir con ese dolor, que su propia madre justificara al abusador no debería siquiera ser legal.
Matthew observó a su esposa, en silencio continuó escuchando la confesión del castaño queriendo saber todo lo que él tenía por comentar.
—Kai me presentó a Nayeon el día que yo había confesado como me sentía—aclaró sonriendo de manera disimulada ante el recuerdo del susto que se llevó por la repentina presencia de esa curiosa pelinegra—ella no me juzgó a pesar de mi evidente feminidad—admitió sonrojándose por completo ante la forma en que el padre de la chica le había sonreído cuando este alzó su mentón—es la primera persona ajena a mi hermano que me escuchó... y~yo, yo me sentía abrumado porque no sabía como debía comportarme.
—Nayeon suele ser invasiva—comentó Somin soltando una suave carcajada mientras que limpiaba sus mejillas—ella hablaba del misterioso hermano menor de Kai todo el tiempo... —admitió —nosotros te reconocimos antes de que tuvieses tiempo de presentarte—aclaró recordando lo emocionada que solía llegar Nayeon después de visitar a Kai, llegando a pensar que su hija estaba enamorada del muchacho; y tenía razón a medias, se equivocó de Myoui simplemente.
Minho tragó saliva sintiendo nuevamente el calor en sus mejillas.
—Yo... yo terminé con Hyunjin—aclaró omitiendo el hecho de que había sido abusado por él en diferentes ocasiones, como también el daño que le había provocado a su hermano al querer defenderlo—...—relamió sus labios intentando armarse de valor para confesar la verdadera razón del por qué estaba sentando frente a los adultos—mi padre hizo una fiesta, Kai me había estado cuidando hasta que decidí ir al tocador—se calló siendo consciente que ya no había vuelta atrás, se mantuvo completamente tenso sintiendo como su corazón latía de manera desenfrenada ante los vividos recuerdos que lo atormentaba—al pareció en compañía de Woojin—tomó grandes bocanadas de aire sintiendo como sus manos no dejaban de temblar ante el nerviosismo.
Aquel movimiento no pasó en alto para Somin quien, con rapidez se acercó al menor arrodillándose frente a él para tomar entre sus delgas palmas sus congeladas manos.
—Tranquilo—susurró la mujer con calma escuchando como la silla donde Matthew se había mantenido sonaba indicando que él se había puesto de pie.
—Intentó violarme y yo no me dejé—confesó armándose de valor sintiendo como el agarre de la madre de Nayeon aumentaba—yo no me dejé señora Im—habló con mas fuerza alzando su mentón para ver los ojos enrojecidos de Somin—...—no pudo evitar el romperse frente a los ojos de los adultos llorando con todas sus fuerzas mientras que las palmas de la mujer se alejaban de sus manos para acariciar su corto cabello besando de manera maternal su frente, para luego simplemente obligarlo a que escondiera su rostro entre sus brazos —é~él me arrastró hasta el inodoro y me ahogó con esa sucia agua.
El señor Im huyó de esa habitación siendo incapaz de seguir escuchando el relato del menor, con fuerza cerró la puerta detrás de él tomando grandes bocanadas de aire mientras que oía pasos acercándose hacía su dirección. Matthew suspiró limpiando sus húmedas mejillas a la vez que veía como sus hijos y el hermano del castaño entraban en su campo de visión.
—¿Estas llorando?—cuestionó Jackson sorprendido de observar como su padre giraba su rostro caminando de manera firma hacía su dirección—¿Qué sucedió?—preguntó conmocionado ante la forma en que había quedado entre los brazos de su progenitor sintiendo como Nayeon también estaba compartiendo aquel cálido abrazo.
—Los amo muchísimo—susurró Matthew necesitando aclarar el cariño que les tenía mientras que Kai simplemente se había quedado de pie observando de manera incómoda como los tres se fundían en un cálido abrazo.
Mientras tanto en el interior del despacho Minho se había quedado con Somin permitiendo que la mujer le brindara todo el cariño que tanto necesitaba; confesó todo, admitió sin ocultar absolutamente nada, causando que ella también lo acompañara en su llanto abrumada ante el conocimiento de todo el sufrimiento que él vivió por el maltrato de su propia progenitora.
La puerta nuevamente había sido abierta causando que la señora Im alzara su mentón para ver a Kai parado en el umbral de la puerta.
—¿Qué sucede?—cuestionó el muchacho preocupado manteniendo sus ojos fijos en la forma en que Minho se había levantando de su asiento girando sobre sus talones para verle a la cara—¿Por qué lloras?—preguntó sintiéndose confundido de sentir como el muchacho sin dudarlo envolvía su brazos alrededor de su cintura escondiendo su rostro contra su pecho.
—Eres un buen hermano—susurró Minho; él fue consciente luego de revelar todo el dolor que padeció que jamás encontraría alguien tan amoroso y entregado como lo era su hermano mayor—te quiero.
Kai se mantuvo firme a pesar que por dentro quería llorar como un pequeño bebé, el muchacho sonrió ocultando su mirada entre sus pestañas mientras que su corazón latía en una alta frecuencia. Con cariño acarició la espalda del contrario brindándole todo el amor que era capaz de ofrecerle, para la suerte de Minho las lágrimas se habían detenido por completo causando que fuese capaz de suspirar con una completa tranquilidad.
Somin le había prometido que lo cuidaría y que haría todo lo posible para ayudarle, y él le creía, realmente lo había hecho.
Luego de un par de horas los señores Im se encontraban en la cocina mientras que Kai y Jackson estaban jugando en la nueva consola que este había recibido de regalo para navidad a manos de su padre. En cambio Nayeon y Minho se hallaban en el habitación del muchacho, el castaño estaba recostado sobre el respaldo de la cama a la vez que la coreana mantenía su rostro apegado a su abdomen observando con sus bonitos ojos el perfil ajeno intentando memorizar su atractivo rostro. La chica había sido amable con él al no preguntar lo sucedido en el despacho de su padre a pesar que la duda la estuviese carcomiendo.
—Deja de mirarme—susurró Minho notando como la coreana simplemente sonreía ignorando por completo su acción—púlpito —comentó con diversión elevando su palma para presionarla con suavidad sobre el rostro de la coreana causando que esta gruñera y le diera un golpe en su abdomen—te dije que dejarás de hacerlo—comentó avergonzado mientras que acariciaba la zona del golpe.
—Me gusta observarte, es una manera de poder asegurarme de que eres real—Nayeon no había perdido la oportunidad de poder coquetearle tomando el atrevimiento de sentarse sobre su regazo para ver con mayor comodidad su bonito rostro—te has sonrojado—comentó lo obvio presionando su dedo indice sobre la enrojecida mejilla ajena, a la vez veía como este simplemente agachaba su mirada—oye—susurró tomando entre sus dedos el mentón del contrario obligando a que este elevara su mirada.
Se quedaron mirando por un par de segundos hasta que Nayeon tomó la iniciativa cortando la distancia que los separaba para unirse en un cálido beso. Minho cerró sus párpados intentando no pensar en lo que le había comentado a la madre de la chica, deseando simplemente el concentrarse en lo agradable que era el sentir la boca de la pelinegra sobre la suya. El japonés rodeó la cintura de la joven descansando sus palma sobre la espalda de la contraria sintiendo como Nayeon se inclinaba haciendo fricción entre sus cuerpos para profundizar el beso, sin siquiera pedir permiso la chica hundió su lengua en la cavidad ajena escuchando el suspiro por parte del castaño que la animó lo suficiente para querer escucharlo nuevamente.
Estaban teniendo un momento agradable, Minho completamente tímido intentaba no tocar más de la cuenta para no incomodar a la pelinegra, mientras que esta sentía sus hormonas completamente alocadas por el simple tacto de su lengua contra la del menor. En mas de una ocasión Nayeon tocó por debajo de la camiseta del castaño sintiendo como su abdomen se contraría ante las frías yemas de sus dedos; ella estaba descontrolada, y es que aquello era nuevo para la muchacha, nunca en su vida había sentido tanto anhelo para tocar y sentir a otra persona como lo que le estaba pasando con Minho.
Sus bocas se terminaron por separar en el instante que sintió como ambos cuerpos estaban ardiendo ante el deseo de algo más. Nayeon tomó grandes bocanadas de aires sintiendo sus labios hormiguear ante la sensación fantasmal de los labios de Minho, lamiendo, mordisqueando y succionando los suyos logrando más de una ocasión el arrebatarle un jadeó. En cambió el japonés suspiró siendo completamente inconsciente que su corto cabello estaba hecho un lío ante la forma en que Nayeon le había acariciado. El chico observó a la coreana queriendo volver a besarla porque realmente se sentía bien y correcto el hacerlo, pero el fuerte bullicio de la planta baja de la casa de los Im causaron que la pelinegra frunciera su ceño levantándose de las piernas del contrario para caminar hacía la salida.
Nayeon y Minho se quedaron estáticos observando desde el principio de las escaleras como la madre de la coreana abofeteaba con todas sus fuerzas la mejilla derecha de la madre del japonés causando que Sachiko diera un paso hacía atrás mientras que el señor Im intentaba alejar a su esposa de la contraria.
—¡ERES UN MONSTRUO!—bramó Somin mientras que Matthew la mantenía en el aire intentando impedir que una pelea estuviese por comenzar—¡NO VUELVAS A TOCAR A ESE MUCHACHO, NO LO VUELVAS HACER DESGRACIADA!—y ella estaba furiosa a la vez que sus hijos y los hijos ajenos le veían completamente sorprendidos por su ira.
Minho sintió su corazón detenerse en el instante que se percató de como su madre había posado sus ojos en su persona.
—Cometiste un error—aclaró Sachiko sin siquiera dirigirse a la madre de Nayeon; aquellas palabras eran para Minho, y él lo tenía más que claro—¡Te arrepentirás como siempre, mal agradecido!—bramó dando media vuelta para salir del hogar ajeno mientras que Kai giraba su rostro preocupado de que su hermano hubiese estado presente.
oh no, pensó Kai al ver como su mirada se encontraba con el de Minho.
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