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Emociones.

Narrador omnisciente:

Luego de la boda de su hermano mayor con Soyeon el japonés tomó la decisión de quedarse un par de meses en corea ante la petición de Kai, en un principio no pudo evitar el negarse, a pesar de lo confundido que había estado respecto a los sentimientos que abarcaban en su corazón referente a Nayeon, fue inevitable para él, el no llamar a Irene necesitando un consejo sincero de su parte, y se sorprendió gratamente al escuchar como ella le animaba a intentarlo nuevamente. 

La noche de celebración cuando la boca del pelinegro se encontró con la de la castaña y se volvieron a dar la oportunidad de conocerse las partes más recónditas de su cuerpo, Nayeon se sinceró con él, le comentó como su relación como Momo se derrumbó y que motivos llevaron a ese acontecimiento. El japonés apoyó su espalda desnuda contra el respaldo de la cama mientras que veía como la coreana llevaba sus sábanas contra sus senos intentando cubrirse de la mirada del contrario. Nayeon comenzó relatando de lo fantástico que había sido en un principio, admitió que se esforzó por hacerle feliz, pero el daño que ella le había hecho tiempo atrás con sus inseguridades por el amor que aun le tenía al muchacho fueron un detonante para que Momo no se sintiese del todo segura a su lado. Ambas, de forma adulta tomaron la decisión de terminar su relación, la castaña no le mintió, confesó lo mucho que sufrió por la ausencia de la rubia, pero comprendió, que no podía aferrar a la muchacha a estar con ella cuando ni ella misma sabía lo que realmente quería. Para su suerte, Momo, luego de un año de sufrimiento en silencio terminó por darle una segunda oportunidad al amor formando una relación con Dahyun, a pesar que, en un principio la coreana no había podido evitar sentirse celosa por la nueva pareja, de todas formas trató de apoyarlas sabiendo que a pesar de que fuese su ex novia seguía siendo una de sus mejores amigas. 

Llegó un punto de la noche donde la conversación se trasladó a sus amigos cercanos donde el nombre de la ex novia de su hermano mayor salió a flote. Nayeon le comentó que Sana terminó por formalizar con un bonito anillo de oro su relación con la amable taiwanesa, le admitió que la muchacha aun pensaba en el pelinegro desde el día que este le salvó de Kai y que, realmente ella quería tener mayor información de la forma en que el japonés vivía; quería ser parte de alguna forma de su vida. Minho al escucharla no pudo evitar el sonreír sintiéndose emocionado de ser consciente que Sana a pesar de lo que su hermano mayor le había causado no sentía ningún tipo de rencor por él.

Al día siguiente el japonés llevó a la coreana hacía su departamento volviendo a intercambiar números para mantener el contacto. Ante la conversación que habían mantenido la noche anterior causaron que Minho tomara la decisión de visitar aquella peculiar amiga que le ayudó en sus tiempos de mayor confusión. El japonés se sorprendió de ver a Yongsun vestida de manera formal, la chica rapidamente se abalanzó contra su cuerpo al verlo de pie al umbral de la puerta de su departamento sofocando al -no tan- pequeño pelinegro que no tardó en corresponder sus acciones. Ella lo mantuvo apresado entre sus brazos por unos largos minutos hasta que, una chica de cabello naranjo no tardaba en carraspear rompiendo el contacto entre ambos. 

Minho se mantuvo sonriendo escuchando una emocionada Yongsun presentando nuevamente al pelinegro con su-ahora- prometida Moonbyul, que irónico, pensó el japonés al ver que su amiga había sido capaz de salir de la friendzone en que había estado esclavizada por un largo tiempo. El pelinegro ocupó su día completo estando con la ex bailarina-quien ahora se había desarrollado en una mini empresa con ayuda de Moonbyul- Minho estaba orgulloso de los logros de la pelirosa, se sentía feliz por ella, y de todo lo que había alcanzado con su propio esfuerzo. Kai lo llamó luego de que él hubiese abandonado el hogar del Moonsun, en un principio se escuchaba molesto por su repentino abandono de la fiesta de su boda, Minho avergonzado le explicó la situación a grandes rasgos-omitiendo su noche de pasión con Nayeon-, logrando dejar aun tranquilo castaño, permitiendo que continuase con su luna de miel. 

Sus padres habían vuelto a Texas con sus hermanos causando que Minho se quedara completamente solo en corea en el departamento de su hermano mayor; se suponía que solo sería por un par de días- él quería pasar tiempo de calidad con todas las personas que dejó al volver a Texas-, pero sin siquiera poder darse cuenta había terminado por instalarse de forma indefinida en ese país ante una provocativa oferta de trabajo que, realmente no pudo negarse.

A los cuatro meses instalados en corea siendo parte de un bufete de abogados para una compañía internacional ajena a su vida externa-Minho supo que no todo podía ser tan perfecto para él- Akira se tomó el atrevimiento de visitarlo una de las tantas tardes en que estaba metido en una oficina con un papeleo más extenso que su vida amorosa. En un principio el japonés se mostró amable, cortés, con la madures que había logrado formar durante los años que estuvo al cuidado de su madre, pero no podía evitar realmente el sentir como el odio emanaba por sus poros al ver el envejecido rostro de su progenitor- habían pasado siete años desde la ultima vez que lo vio- y como se tomaba el atrevimiento de llamarlo hijo.

"Mi padre se llama Daniel" y Minho había sido tajante en ese aspecto, observando sin ningún tipo de emoción como el rostro del hombre que fue parte de su creación comenzaba a deformarse por el disgusto. El castaño suspiró al escuchar como el adulto estaba exigiendo un cariño que jamás mereció. Llegó un punto donde Minho solo se cruzó de brazos dando un paso hacía atrás tomando asiento sobre su escritorio fingiendo el estar prestandole atención, "¿Por qué no te vas?" y lo había soltado así sin más logrando silenciar la magnitud de estupideces que Akira había soltado por la desesperación por querer un favor del muchacho. En un principio el japonés no entendía por qué lo estaba buscando, pero cuando escuchó ese claro "necesito que me representes" todo en Minho cuadró. "No" soltó el japonés a la vez que sacudía su cabeza en negación sintiendo como el hombre de forma desesperada tomaba su chaqueta estrujando la tela de su ropa "He dicho que no" y Minho realmente se estaba enfureciendo empujándolo "¡Estoy en bancarrota, necesito tu ayuda!" soltó el mayor mientras que el pelinegro solo lo volvía a empujar queriendo perder con totalidad su contacto "no me importa, vete de mi oficina" y ese día, esas palabras fueron lo ultimo que brotaron del pelinegro hacía Akira antes de que este abandonara su zona de trabajo.

—¡Papi!—una suave voz femenina resonó desde el pasillo causando que Minho parpadeara confundido dejando sus recuerdos de lado, para luego simplemente soltar su bolígrafo sobre el gran papeleo que tenía sobre su escritorio. 

Rápidamente el pelinegro se levantó de su asiento arreglando las mangas de su camiseta a la vez que caminaba hacía el llamado de su hija; sí, cuando Minho cumplió treinta y dos años y había logrado tener una relación estable con Nayeon tomaron la decisión de tener un hijo. Ahora a sus treinta y seis años tenía una pequeña niña llamada Minhee de tan solo cuatro años, y un varón llamado Mingi de un año. El japonés al llegar a la habitación principal observó como su esposa estaba alimentando a su pequeño entre sus brazos mientras que Minhee saltaba sobre el sofá con su pequeño señor bigotes-regalo de su tía Wonyoung- entre sus brazos. El pelinegro no dudó realmente en acercarse a la coreana envolviendo sus palmas alrededor de su cintura al verla completamente concentrada en alimentar a su hijo.

—Hola, cariño—la saludó presionando sus labios sobre su mejilla, para luego simplemente estirar su palma para presionarla sobre la pequeña cabeza de Mingi observando como el pequeño casi desesperado succionaba del seno de su madre—vaya... si que tenía hambre—comentó divertido a la vez que caminaba hacía su hija tomándola entre sus brazos antes de que volviera a rebotar sobre el sofá—pequeño conejo, ¿Por qué tan emocionada?—preguntó confundido viendo como la niña completamente enrojecida tomaba grandes bocanadas de aire.

—La abuela Jihyo vendrá—comentó la pequeña emocionada causando que el japonés frunciera el ceño girando sobre sus talones para mirar de forma inquisitiva a su esposa.

—¿Cariño?—preguntó Minho manteniendo sus ojos fijos en la forma en que la coreana había alzado su mentón sonriendo con inocencia—¿Llamaste a mi madre?

—Tu hija la llamó—aclaró Nayeon encogiéndose de hombros alejando al pequeño Mingi de su seno al ver que había quedado plácidamente dormido, por instinto lo acomodó sobre su hombro comenzando a darle pequeñas palmadas sobre su espalda—¿Te molesta?—cuestionó.

Minho relamió sus labios manteniendo a su pequeña sobre su brazo derecho mientras que su mano libre estaba adherida a su espalda intentando que Minhee no hiciese un moviendo violento que la cause caer de sus brazos.

—Jamás—confesó el adulto posando sus ojos en la forma en que Minhee había presionando al señor bigotes sobre su mejilla fingiendo que el inerte objeto besaba su piel—solo me parece curioso...—confesó bajando a su hija de sus brazos al sentir como esta comenzaba a removerse—mi madre vendrá justo cuando Sachiko me ha llamado queriendo verme—admitió posando sus ojos en la manera en que la castaña correteaba por la sala conversando con su peluche, provocando que él caminara en dirección de su mujer, en silencio se inclinó observando como ella dejaba a su bebé sobre sus brazos permitiendo que lo cargase sin ningún tipo de dificultad—no tienes que mentirme—comentó ante el repentino silencio de Nayeon; ella no se caracterizaba por quedarse callada, y menos cuando Sachiko estaba en el tema de conversación—sé que no quieres que la vea.

—Me parece un poco ilógico que te busque después de casi quince años de silencio absoluto—admitió Nayeon comenzando a caminar detrás de él, siguiendo sus pasos en dirección de su habitación—ni siquiera lo hizo cuando supo lo de Akira—aclaró observando como su esposo dejaba al pequeño Mingi en el interior de su cuna arropando a su bebé con las suaves mantas para que continuara con su descanso—Minho, ¿Me estas escuchando?—cuestionó irritada por ver como el mencionado solo miraba a su hijo dormir manteniéndose en un completo silencio.

—Siempre te escucho—respondió el japonés girando sobre sus talones para caminar hacía su dirección—y tienes razón, no sé por qué no lo hizo cuando supo que Akira había huido del país, pero quiero escuchar lo que me tiene que decir—admitió estirando sus palmas para tocar el atractivo rostro de su pareja sintiendo como esta rapidamente lo rechazaba golpeando su antebrazo—amor—suspiró al verla alejarse de la habitación.

El pelinegro se cruzó de brazos apoyando su hombro contra el umbral de la puerta de su habitación manteniendo sus ojos fijos en la bonita retaguardia de la castaña para luego simplemente sacudir su cabeza ante los pensamientos impuros que atacaron su mente, centrándose plenamente en la forma en que ella se acercó a su hija.

—Hablalo con tu madre, a mi no me digas nada—le aclaró la coreana tomando rapidamente entre sus brazos a la juguetona Minhee que, al percatarse que se trataba de su madre no tardó en acurrucarse contra su pecho sosteniendo con todas sus fuerzas al señor bigotes sobre su delgado torso—después no llores con que ella te volvió a lastimar—prácticamente lo amenazó al quedar nuevamente frente a él, adentrándose en la habitación donde descansaba su otro pequeño. 

Minho quiso entrar a su recamara, pero Nayeon estaba tan molesta con él que, simplemente impidió cualquier movimiento por su parte, cerrando la puerta lo suficientemente rápido para dejarlo fuera de esa pequeña reunión familiar; aunque el pelinegro era consciente que ella no había puesto el seguro, no se atrevía a interrumpir el momento madre e hijos, terminando por dormir en la habitación de su hija mayor.

Aquella semana Minho se llevó los reclamos de su madre y de su esposa, hasta Minhee se había molestado con él haciéndole la ley del hielo; el único que lo apoyaba-aunque no con totalidad- eran sus hermanos, Kai y Sehun- sí, hasta Wonyoung y Chaeyoung se habían enojado por su actuar-. Daniel en un principio también quiso estar a su favor, pero su padre era un gobernado total por su madre, así que a nadie le sorprendía que él hubiese negado toda posibilidad de estar apoyándolo.

El japonés al final terminó por estar sentado frente al vidrio que le separaba de Sachiko-en casa dejó a su madre y a su esposa quienes le habían jurado que lo matarían si llegaba llorando-. El pelinegro tragó saliva acariciando su corta barba mientras que esperaba la llegada de la reclusa. Su cuerpo se paralizó por completo al ver como, de repente una mujer ya de edad tomaba asiento frente a él; su cabello casi por completo de un opaco color blanco y las arrugas que envolvían sus facciones dejaban aun en evidencia la seriedad que aquella mujer poseía causando que el muchacho volviese a sentirse como aquel niño inseguro de dieciséis años-pero no lo demostró-. Minho relamió sus labios apoyando su codo sobre la mesa de metal estirando su mano para tomar el teléfono que conectaba con el de al frente siendo incapaz de quitarle los ojos de encima, atemorizado de alguna acción por parte de la mayor.

—Eres todo un hombre—comentó la mujer en el instante que Minho apoyó el teléfono contra su oreja. El pelinegro asintió con su cabeza siendo incapaz de poder hablar, esperando que ella siguiese con sus palabras—sé que debes estar confundido—admitió llevando su mano libre contra su rostro acariciando el puente de su nariz—¿Cómo has estado?

—Jamás te importo, así que ahora no muestres falso interés—cortó el japonés toda posibilidad de tener una charla normal con aquella mujer—por qué no nos hacemos un favor... dime la razón de tu llamado para que ninguno de los dos tenga que seguir viendo el rostro del otro—pidió de manera agresiva manteniendo sus ojos en la forma en que ella solo había sonreído.

—Formaste carácter, eso me gusta—admitió echando su espalda contra el respaldo del asiento manteniendo sus ojos en los dedos del menor notando con sorpresa la argolla en su dedo anular—te casaste—afirmó sorprendida causando que el muchacho posara sus ojos en su mano observando su anillo, para luego simplemente bajarla, intentando que ella no siguiera viendo—¿Con quién te casaste?

—No te importa—replicó rapidamente el pelinegro sintiéndose lo suficientemente incómodo como para tomarse la molestia en hablar de ese bonito momento que aun conservaba frescamente en su mente—¿Qué quieres Sachiko?

—¿Fue con esa chica que estaba contigo en el juzgado?—y estaba insistiendo demasiado con el tema de su matrimonio provocando que el japonés solo se cruzara de brazos sosteniendo con demasiada fuerza el teléfono siendo más que consciente que no dudaría en finalizar la comunicación para largarse de ese asqueroso lugar—...—relamió sus labios al ver que el muchacho realmente no iba hablar del tema, así que solo guardo silencio los primeros segundos intentando pensar algo en concreto—quería disculparme—confesó volviendo a inclinarse para quedar cerca de la ventana que separaba su cuerpo del ajeno, observando como Minho se quedaba paralizado—cuando tu padre huyó y te culpó de todo sus males, me di cuenta de la tortura que te hicimos vivir por egoísmo—susurró pareciendo hasta arrepentida logrando escuchar como su hijo simplemente se reía por sus palabras—Minho.

Era demasiado extraño escuchar su nombre brotando de los labios de esa mujer así que, cuando lo escuchó no pudo evitar que todo rastro de diversión que había brotado de lo más interno de su alma quedara nuevamente reguardado; se había sorprendido lo suficiente para no saber como reaccionar.

—Tardaste veinte años en saber que tu mierda estaba mal—le aclaró el pelinegro inclinándose para presionar nuevamente su codo contra la mesa—tuviste que estar quince años en esta pocilga para saber que tus acciones me hirieron más que las cosas físicas que viví—soltó elevando su palma al escuchar aquel suave "hijo" brotando de sus labios—no me llames hijo, mis padres son Jihyo y Daniel, no tu, ni Akira—le aclaró presionando su dedo indice sobre el cristal en dirección del pecho de la mayor—si realmente me llamaste para unas miserables disculpas, pues te lo agradezco, pero eso no cambia las cosas.

Y se levantó dispuesto en marcharse causando que la mujer desesperadamente se levantara también presionando su palma contra el cristal dejando en exhibición lo aterrada que estaba.

—¡Me equivoqué, bien, lo admito!—y ella había alzado la voz provocando que el japonés se quedara quieto dándole la oportunidad de que continuara—pero necesitaba saber si era cierto lo que había dicho Hyunjin—Minho frunció su ceño dando un paso hacía adelante sintiendo curiosidad e ira.

—¿Qué estas hablando?—cuestionó observando como ella relamía sus labios—¡Habla!—alzó la voz golpeando con fuerza su palma contra el metal de la mesa causando que los guardias no tardaran en querer interferir caminando hacia su dirección.

—Él sabe que tienes hijos—fue lo único que soltó al ser tomaba por la cintura del guardia comenzando a arrastrarla consigo impidiendo que tuviese tiempo de confesar todo lo que sabía—¡PROTEGE A TUS HIJOS MINHO!—gritó antes de desaparecer por la puerta dejando aun estático pelinegro con el teléfono aun firmemente agarrado a su oreja.

Minho caminó como si fuera un ser sin vida, se subió a su vehículo con sus ojos fijos en la nada misma, encendió su automóvil manteniendo en sus pensamientos lo que había sucedido minutos atrás, "protege a tus hijos" y la voz de Sachiko sonaba desesperada, como si estuviese aterrada de lo que podría suceder a sus hijos. Y el miedo se deslizó por las venas del mayor, desesperado manejó a alta velocidad siendo consciente que podría causar un accidente, pero no le importó, el terror de saber que algo malo le podría pasar a sus bebés era más fuerte a lo que podría pasar a él. Y el auto derrapó sobre el asfalto ante el giro que hizo, sus ojos observaron con horror como varios vehículos de la policía estaban aparcados fuera de su hogar siendo acompañados por las ambulancia hasta de los bomberos. Sin dudarlo se estacionó a medias corriendo en dirección de la entrada siendo bruscamente detenido por un policía.

—¡Mi familia esta ahí dentro!—bramó empujando con fuerza el pecho del oficial, logrando poder seguir con su corrida hacia la entrada—¡Nayeon, mamá, Minhee!—gritaba aterrado mientras que, el sentimiento de saber que podía haber perdido lo único bonito que había logrado mantener lograban que se deslizara sus lágrimas—n~no...—susurró al ver el pasillo completamente envuelto por la sangre—¡NAYEON!—y gritó con todas sus fuerzas adentrándose hacía la habitación principal observando un cuerpo inerte cubierto por las mantas mientras que un hombre estaba en el suelo con las esposas envueltas en su mejilla, varios oficiales se giraron al escuchar sus gritos—¿M~Mi familia?

—Están en la habitación—comentó uno de los paramedicos apuntando en dirección de la habitación que compartía con su esposa. 

Minho corrió hacía la habitación adentrándose con fuerza. Cuando vio a su esposa meciendo a Mingi y a su madre cargando a una dormida Minhee, Minho recién ahí pudo respirar con calma sintiendo como el temor por pensar que les había perdido para siempre lograban nuevamente el llorar como un bebé. El pelinegro se acercó a Nayeon y la abrazó con fuerza besando su mejilla repetidas veces a la vez que sentía como ella empuñaba el borde de su camiseta.

—Esta bien—susurró más para si mismo que para el resto besando la frente de su pareja para luego inclinarse y besar la nariz de Mingi—¿Mamá estas bien?—cuestionó al girarse observando como Jihyo asentía con su cabeza acariciando el cabello de su nieta—¿Qué paso? Sachiko me comentó de que Hyunjin sabía de la existencia de mis bebés... y cuando vi los autos de la policía... y~yo, yo pensé lo peor.

—Hyunjin vino—admitió Nayeon presionando su frente con el hombro de su esposo—él afirmó que te había matado—murmuró moviendo su rostro sobre la camiseta del menor intentando limpiar las lágrimas que se deslizaban sin ningún tipo de dificultad—intentemos detenerlo, pero él solo entró... así que nos escondimos aquí—confesó—luego escuchamos la voz de Akira, y disparos.

—¿Akira?—cuestionó el japonés levantándose del colchón para ver como Nayeon simplemente asentía con su cabeza—¿Y mis hermanos? ¿Donde estaban?

—Recuerda que Kai quería ir a la piscina con la pequeña Yuqi—le aclaró Jihyo—y tu padre con los chicos lo acompañaron—agregó.

Minho relamió sus labios asintiendo con su cabeza para luego simplemente dar otro paso hacía atrás. Rápidamente la puerta sonó provocando que el pelinegro fuese el primero en girarse observando como los paramedicos y la policía comenzaban a ingresar.

—Es seguro, pueden salir—habló uno de los oficiales provocando que Minho caminara hacía el exterior manteniendo a Nayeon muy cerca de su cuerpo. 

Jihyo le entregó a su hija causando que el alto pelinegro mantuviera a la pequeña entre sus pectorales impidiendo que tuviese la oportunidad de ver algo de la habitación. El chico suspiró con fuerza al ver que ahora solo estaba el rastro de sangre esparcido por todo el lugar. Cuando salieron pudieron ver como Akira estaba sentado en la parte de atrás del vehículo de la policía mientras que, en la camioneta de los forense, ingresaban un cuerpo sin vida, Hyunjin, pensó sintiendo su piel erizarse ante el saber que el muchacho que había hecho su vida una misera ya no estaría más y todo gracias a Akira.

Luego de un par de meses, Akira terminó en la cárcel por asesinato y Minho en Texas en compañía de toda su familia. Después de lo sucedido nadie fue capaz de hablar nuevamente del tema, solo lo omitieron, aunque era evidente que Nayeon seguía estando asustada-sobre todo cuando Minho iba a trabajar y se quedaba a solas con sus dos hijos-, pero siempre estaba alguien con ella para hacerla sentirse más segura. El pelinegro había tenido la suerte de mudarse cerca del hogar de su madre hacia que, la coreana casi siempre estaba en la casa de su suegra o al revés. 

Minhee y Mingi habían crecido-aunque para los ojos de Minho seguían siendo sus bebés-ahora la niña tenía casi ocho años y el pequeño tan solo cuatro, a punto de cumplir sus cinco años. Nayeon había comenzando nuevamente a trabajar en el área administrativa de un gran empresa mientras que el japonés continuaba en su labor de abogado en aquella empresa internacional-sí, le habían dado la posibilidad de poder trasladarse-. Minho ahora tenía cuarenta años y Nayeon cuarenta y tres, en un principio, cuando estaban alrededor de los treinta y nueve habían pensado en tener otro bebé, pero Nayeon no estaba de lo mejor- mentalmente hablando- respecto a lo sucedido años atrás, así que solo optaron por quedarse con sus dos retoños.

Minho bebió de su lata de refresco-sí, al final nunca pudo acostumbrarse al sabor del alcohol- mientras que veía como Nayeon mantenían en sus brazos al pequeño Mingi, y conversaba con Irene, quien, junto a Seulgi tenían una bebé de un año llamada Lisa. El japonés suspiró recostándose sobre el césped escuchando como su hija reía en el interior de la piscina en compañía de sus tías y el novio de uno de esta-Wonyoung al final terminó por salir con Jongho el muchachito que habían intimidado con Sehun años atrás-. El chico apoyó sus codos sobre el corto césped observando como la-ahora no tan pequeña-chaeyoung, saltaba sobre la espalda de su hermana mayor causando que Wonyoung simplemente gruñera frustrada por su actuar. Sehun rapidamente hizo acto de aparición con su esposa Minnie y en compañía de sus gemelos Jooheon y Jonyung. Jackson no se había quedado atrás, como buen mejor amigo de Kai no dudó en colarse con su esposo-sí, fue una gran sorpresa verlo enamorado- a ese repentino viaje al extranjero. Él y Jaebum habían adoptado un pequeño niño llamado Youngjae quien se mantenía conversando con uno de los gemelos. La única que se mantenía sin hijos era Joy quien, ni siquiera se había querido casar con Yerim a pesar de que esta hubiese dado un sinfín de insinuaciones, llegando un punto donde simplemente aceptó la idea de convivir juntas sin una unión en particular.

Jihyo tomó asiento al lado de su hijo estirando sus manos para tocar su corto cabello negro, provocando que Minho girara su rostro para verla sonreír.

—Tienes unos hijos maravillosos—comentó su madre posando su mirada en la forma en que Nayeon discutía con Minhee al saltar de una gran altura hacía la piscina, mientras que el pequeño Mingi solo aplaudía las hazañas de su hermana mayor—y una esposa muy preocupada.

—No lo hubiese logrado sin ti—respondió el japonés siendo consciente que Jihyo y su familia habían sido un gran pilar para él en esos difíciles momento que tan solo era un niño aterrado por el mundo exterior—gracias—Minho hace mucho tiempo que no había soltado esas palabras con total sinceridad causando que su madre simplemente volviera a poner sus ojos en su persona—gracias por hacerme parte de tu vida—Jihyo se enterneció por completo ante la suavidad de sus palabras causando que solo lo abrazara con la misma intensidad en que lo hizo cuando lo vio por primera vez bajando de ese avión con una delgadez impresionante y unos ojos de cachorrito asustado—gracias por amarme, mamá.

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Dios, casi vomito arcoiris, pero bueno, esta historia a llegado a su fin, espero de corazón que le hubiese gustado, nos leemos en otra historia, aún queda  aun buen rato para Meltwinter en wattpad.

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