
Confesión.
Narrador omnisciente;
Minho tragó saliva teniendo que cerrar sus párpados ante la irritación que le había creado las gotas de lluvia en el instante que elevó su mirada para ver con temor como el desconocido abría su paraguas y se colocaba en cuclillas frente a él. El castaño sintiendo sus piernas temblar mientras que sus dedos se aferraban en su húmeda ropa. El japonés se encogió en su sitio en el instante que el contrario había estirado su mano posando su cálida palma alrededor de su fría mejilla izquierda permitiendo que su calor corporal quedase impregnado en el más bajo.
—Por dios Mina, estas helando—jadeó Jackson completamente sorprendido teniendo el impulso de quitarse su chaqueta para rodear los hombros ajenos. El castaño avergonzado agachó su mirada sintiendo como el menor de los Im deslizaba su palma por su brazo tirando de su cuerpo para alejarlo de la humedad del suelo—¿Quieres que te lleve a tu casa? A papá no le molestaría—aclaró sin importarle que el japones estuviese cómodo a su lado.
Minho fue obligado a ingresar en el vehículo de los Im observando como un hombre alto y fornido estaba delante del volante, mientras que una delgada mujer le hacía compañía. Ambos pares de ojos se posaron en él en el momento que Jackson cerró la puerta. Minho supuso que se trataba del señor y la señora Im por el gran parecido que ambos tenían con sus hijos. El castaño se removió incómodo aferrando sus delgados dedos alrededor de la única prenda que estaba seca. Jackson mientras tanto intentó relajar el ambiente siendo consciente que sus padres estaban completamente confundidos por el estado en que habían encontrado a la hermana de Kai.
—¿Estás bien?—cuestionó el señor Im con preocupación, tomándose la molestia de estacionarse de manera correcta para girar su torso y ver a los ojos a pequeño niño asustadizo—¿Por qué estabas en la calle a estas horas?—indagó de una manera dulce, siendo todo lo contrario a lo que él estaba acostumbrado por parte de sus padres.
El castaño se encogió llevando la chaqueta hacia su mentón para refugiarse del frío, rápidamente la mujer se percató de su estado aterrado así que no dudo en poner su mano sobre el hombro de su esposo para llamar su atención.
—Está asustada, deberíamos llevarla donde sus padres—comentó la mujer con calma.
Jackson observó la manera en que los hombros del castaño se tensaban por completo ante el nombramiento de sus progenitores causando que, recordara vagamente la manera en que Kai se solía expresar de ellos. Rápidamente el chico se interpuso a las palabras de su madre queriendo proponer una opción para relajar a su acompañante.
—Esta lloviendo, quizás debería pasar la noche con nosotros, ¿No?—cuestionó el muchacho causando que sus padres se miraran entre sí completamente confundidos (ellos eran consciente que estaban dentro de un auto y que, el trayecto de su hogar al de los Myoui no afectaría en nada el estado del castaño, pero de todas formas asintieron con su cabeza, aceptando la idea.)—llamaré a Kai para avisarle.
Minho agradeció en silencio la acción del muchacho teniendo por primera vez un poco de tranquilidad. El muchacho se recostó en el asiento cerrando sus párpados por un par de segundos ante el sueño que comenzaba hacer efecto en su tenso cuerpo. Los señores Im fueron muy amables con él en el instante que no insistieron con el tema de lo relacionado con su misteriosa aparición bajo la lluvia; realmente el chico no estaba preparado para confesar lo miserable que era vivir bajo el techo de los Myoui, aunque jamás negaría el hecho de que Kai estuviese constantemente preocupado por él le hacía sentirse que, aunque fuese por un par de horas, valía la pena el convivir con sus progenitores.
—Cariño, ¿No te molesta dormir con Nayeon, verdad?—la señora Im de repente le habló causando que el castaño se recompusiera negando de manera distraída, intentando no pensar en el hecho de que no sería su primera vez estando tan cerca con la pelinegra—genial, no quiero que te sientas incómoda.
—No me siento incómodo~aa señora Im—admitió el castaño sintiendo sus mejillas sonrojándose en el instante que se llamó en masculino observando como la mujer simplemente sonreía como si no se hubiese percatado de su pequeño desliz.
Jackson se quedó en silencio mirando de manera fija el perfil del castaño. Nadie más fue capaz en ese auto el entablar algún tema de conservación causando que el japones simplemente volviese a agradecer en silencio. Luego de un par de minutos el señor Im se encontraba ingresando su vehículo en el interior de la cochera permitiendo que, cuando estuviese bien estacionado el menor de los Im fuese el primero en descender tirando del brazo de Minho para llevarlo hacia donde estaba Nayeon.
Minho avergonzado intentó hacer una reverencia en modo de disculpa, pero Jackson había sido insistente para sacarlo de esa habitación. Las risas rapidamente rosaron en el pasillo causando que la piel del castaño se erizara por completo ante el recuerdo de Nayeon estando acompañada por otra mujer. El rostro del japones chocó contra el hombro del muchacho en el instante que este se detuvo, confundido Minho inclinó su rostro hacia el lado derecho de la anatomía ajena observando una desconocida sobre los muslos de Nayeon manteniendo sus manos en el interior de la camiseta de la coreana mientras que los colores en el rostro de la pelinegra estaban de un bonito carmesí. Minho se sintió repentinamente enfermo, y al notar como el par castaño de Nayeon se habían posado en su rostro no pudo evitar en agachar su mirada avergonzado por encontrarla de esa manera.
Rápidamente la coreana empujó a su acompañante causando que esta jadeara sorprendida.
—Minh~na—habló Nayeon de manera entrecortada observando como su acompañante fruncía el ceño y apuntaba al castaño con su dedo indice, manteniendo una mira incrédula hacia su persona—no es lo que parece—aclaró rapidamente escuchando como la chica comenzaba a reír ante sus palabras—Jeongyeon, cierra la boca.
—¿Qué? ha sido chistoso—replicó la mencionada dando un paso en dirección de Minho—un gusto, Minh~na, soy Jeongyeon su ex novia—se presentó la muchacha burlándose ante la forma en que la pelinegra se había dirigido al menor, ganándose un golpe en el hombro por parte de su ex novia—hey cariño, no seas ruda—comentó girando su rostro brindándole un "seductor" guiño.
Minho observó las interacciones entre ambas sintiendo como la boca de su estómago comenzaba arder ante los celos que le producía aquello, pero como era de esperarse el muchacho simplemente sonrió a la vez que se inclinaba haciendo una pequeña reverencia en forma de saludo.
—Un gusto, soy Mina—se presentó el muchacho intentando sonar casual, sintiendo como su estómago se revolvía ante el hecho del nombre femenino con que el se había presentado.
Nayeon entreabrió sus labios completamente sorprendidas por la forma en que se había dirigido a su ex novia, rapidamente la sorpresa había sido reemplazada por la lastima causando que, el castaño simplemente apretara sus labios sintiéndose irritado por notar aquel sentimiento por parte de la coreana. Jeongyeon alzó una de sus cejas girando su torso para tomar de manera posesiva los hombros de la coreana inclinando su rostro para preciar sus labios alrededor del pómulo ajeno, logrando causar la incomodad en el japones que no podía quitar su mirada de aquella acción.
La chica se alejó de la pelinegra para darle un par de palmadas en la mejilla del castaño en modo de despida provocando que el muchacho simplemente suspirara sintiendo sus hombros tensos ante aquella presencia. Nayeon sonrió queriendo aliviar el ambiente, pero hasta Jackson se había sentido incómodo por la manera en que Jeongyeon se había burlado del castaño llegando a sentirse avergonzado por permitir que aquello sucediese.
La chica se fue de los hogar de los Im con paraguas en mano causando que el castaño fuese capaz de suspirar.
El menor de los Im se rascó la nuca incómodo teniendo rapidamente la idea de huir de esa habitación en dirección de su habitación con la excusa que llamaría a Kai, los padres de la coreana saludaron a la chica indicándole que el castaño se quedaría a dormir en su habitación ganándose un jadeo de sorpresa por parte de la muchacha. Minho se quedó en silencio observando como cada integrante de la familia ajena comenzaba a esparcirse por diferentes puntos del hogar permitiendo que él y la pelinegra quedaran en una completa soledad. Nayeon por instinto se acercó a la japonés acariciando la zona donde su ex había tocado, sintiéndose mal por la manera en que Minho le observó como si se sintiese asqueado por el simple recuerdo de esa acción.
—Deberías darte una ducha—comentó Nayeon observando como el chico asentía con su cabeza en un completo silencio manteniendo sus ojos fijos en la punta de sus húmedos zapatos—¿Estás bien?—cuestionó con preocupación causando que el mencionado alzara su mentón para volver asentir.
—Claro, siempre lo estoy—comentó con un evidente sarcasmo observando como la coreana simplemente suspirara—...—Minho tragó su orgullo relamiendo sus labios para intentar relajar los evidentes celos que estaban carcomiendo sus pensamientos—mi padre me encontró gracias a ti—intentó entablar un tema de conversación logrando la atención de la muchacha.
Nayeon se cruzó de brazos manteniendo sus ojos fijos en aquellos oscuros que temían en verle por más de cinco segundos.
—¿Por qué me seguiste?—cuestionó sintiendo como la ansiedad lentamente fluía a través de sus venas. La pelinegra se encogió de hombros cansada de tener que explicarle la razón del por qué seguía estando a su lado—lo siento—se disculpó cansado de sentir esa tensión entre él y la coreana—huyo porque estoy asustado—confesó.
La pelinegra aflojó su actitud dando un paso hacía adelante estirando sus brazos para deslizarla por la cintura del contrario viendo como el castaño hacía una mueca de disgusto al ser consciente de como sus caderas se acoplaban a las palmas ajenas.
—No voy a lastimarte—le aclaró la muchacha inclinando su rostro para esconderlo en las clavículas—te quiero.
Minho guardó silencio por un par de segundos animándose a ser completamente sincero con la pelinegra; Si quería mejorar debería partir por la sinceridad, ¿No?
—Mamá insinuó que quería que estuviese casado con Hyunjin—aclaró el muchacho sintiendo como el cuerpo de la coreana se tensaba bajo sus brazos. Nayeon se quedó en un completo silencio sintiendo como el contrario deslizaba sus palmas por sus hombros impidiendo que tuviese la oportunidad de siquiera salir de sus brazos—y él toco mi pierna, de esa forma que me da asco—confesó permitiendo que Nayeon por primera vez introdujera sus palmas bajo su camiseta tocando su abdomen logrando causar escalofríos por toda su columna vertebral—...le di un puñetazo.
La coreana se alejó con fuerzas causando que su cálido tacto se perdiera por completo en la fría piel del japonés. El muchacho avergonzado agachó su rostro sintiendo como la pelinegra aun mantenía sus ojos fijos en su persona.
—¿Solo uno?—cuestionó Nayeon provocando que un sorprendido castaño alzara su mirada para toparse con esos bonitos ojos fijos en su persona—yo le hubiese partido una escoba.
Minho frunció el ceño confundido.
—P~Pero eso lo hiciste—aclaró recordando la manera en que la coreana le había defendido de esas ásperas manos tocando su cuerpo.
Nayeon sonrió arrugando el puente de su nariz, con rapidez se inclinó presionando con suavidad sus labios sobre el ajeno en un momento de despiste por parte del japones.
—No importa cariño—aclaró con suavidad logrando enrojecer las mejillas del avergonzado castaño—ve a bañarte—habló golpeando su frío brazo para indicarle que se moviera—la primera puerta a la derecha, yo te llevaré ropa limpia—le animó observando como el japones acataba sus ordenes.
Minho se observó en el espejo siendo incapaz de verse desnudo. Rápidamente el muchacho se dio media vuelta desnudándose escuchando como las húmedas prendas caían con fuerza contra el suelo. El castaño ingresó en la ducha sintiendo como el frío del agua azotaba ya su congelado cuerpo, el muchacho comenzó a sentir pequeñas punzadas dolorosas por toda su anatomía provocando que, cuando el dolor había llegado al punto de lo insoportable recién ahí, tomó la decisión de cambiar la temperatura a una más cálida.
Luego de unos veinte minutos Minho se encontraba en el interior de las sabanas de la coreana con su cabello semi húmedo y su cuerpo completamente envuelto por el pijama de Jackson. El muchacho había agradecido con sus mejillas sonrojadas a la señora Im cuando esta le dejó una bandeja con comida siendo lo suficientemente comprensible para no preguntar por el hecho de que estaba usando ropa masculina. El japonés se acomodo contra el respaldo de la cama observando como Nayeon había ingresado hacia su habitación con su pijama de conejito ya puesta. La chica se acercó hacia la cama tomando asiento justo frente a él notando como lo que su madre había traído para él, ya estaba completamente vacío sobre la mesita de noche.
—¿Te puedo hacer una pregunta a parte de esta?—cuestionó la muchacha escuchando la suave risa del menor, avergonzada llevó uno de sus mechones por detrás de su oreja observando como el japonés simplemente asentía con su cabeza—¿Qué se siente ser tu?
Minho relamió sus labios llevando una de sus manos hacía su corta melena despeinando aquellos mechones para intentar relajarse.
—¿Algunas vez haz pedido un disfraz para halloween y te han traído otro diferente?—cuestionó Minho con tranquilidad observando como la castaña apoyaba su codo contra el colchón asintiendo de manera segura—¿Como te sentiste?
—Yo realmente quería mi traje de conejo—admitió Nayeon recordando como se había molestado y llorado cuando tenía ocho años al ver que sus padres habían conseguido un disfraz de superhéroe para hacer juego con Jackson; ese día fue un infierno, se sintió ridiculizada al notar como la gente le miraba—me sentí demasiada expuesta.
Minho suspiró asintiendo de manera distraída con su cabeza.
—Es un sentimiento parecido... soy consciente que tengo un cuerpo femenino, pero toda mi vida sentí lo contrario—admitió mordisqueando sus labios para distraer el picor que se centraba en sus ojos—cuando era más pequeño, y mi cuerpo había comenzado a desarrollarse a veces de manera impulsiva encorvaba mis hombros para verme un poco como Kai, pero mamá siempre se encargaba de decirme que eso estaba mal, aunque jamás entendí el por qué lo estaba—Nayeon se quedó en silencio notando como el mentón del contrario comenzaba a sacudirse—no soy idiota Nayeon—aclaró logrando sacar un jadeo en la mencionada.
La pelinegra elevó su torso queriendo acercarse al castaño.
—Yo nunca he pensado eso—admitió la mencionada queriendo hacerle sentir cómodo.
—Pero los demás si... —admitió sintiendo como Nayeon acariciaba el dorso de su mano—yo sé que por usar esto—tomó con fuerza el borde de la camiseta de Jackson queriendo resaltar su punto—no hará que mágicamente mi identidad cambie o que mi cuerpo se esconda y la feminidad que obviamente resalta desaparezca, pero te j~juro... te juro que, por una milésima de segundos, siento que esto—apunto su cabeza a la vez que las lágrimas se deslizaban por su mejillas—y esto—con fuerza enterró su dedo índice contra su pecho—están a la par, y que realmente estoy logrando sentirme como lo que realmente soy.
Nayeon tragó el nudo que se había alojado en su garganta mientras que veía como el castaño con calma limpiaba sus mejillas.
—Me siento atrapado en este cuerpo—confesó logrando romperse frente a los ojos de la coreana quien no dudó en lanzarse contra su cuerpo envolviendo sus brazos alrededor de su frágil anatomía—ni siquiera soy capaz de mirarme al espejo sin sentir que este me humilla—aclaró riendo por lo tonto que sonaba aquella confesión sintiendo como Nayeon se sentaba sobre sus piernas y deslizaba sus palmas por sus mejillas.
—Shh, te quiero—susurró Nayeon presionando sus labios sobre la frente ajena acariciando su corto cabello hasta escuchar como su respiración agitada se relajaba.
Minho terminó quedándose dormido entre las lágrimas mientras que su rostro se encontraba apoyado sobre el pecho de Nayeon, la muchacha en silencio se dedicó a acariciar la espalda del menor sintiendo como sus propias lágrimas ahora se acumulaban hasta casi desbordarse de su mirada.
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