Aceptación
Narrador omnisciente:
—Espera... déjame ver si entendí—pidió la chica mientras que sacaba la cuchara de plástica de sus labios para hablar con mayor comodidad—eras una chica y ahora eres chico... ¿Entonces eres transexual?—cuestionó confundida a la vez que apuntaba el pecho del contrario con los restos que aun quedaban de su helado en la punta de ese objeto.
Minho se encontraban tomando un helado dentro de un pequeño local que particularmente le gustaba a Irene, el muchacho al principio había estado completamente intimidado y nervioso ante la presencia de ambas chicas ya que se había dado cuenta que, realmente no las conocía en lo mas mínimo así que no sabía que tema podría abarcar sin llegar a crear un ambiente incómodo. En un comienzo la chica de cabello rojo con apodo Joy fue bastante fría con él, lo estuvo inspeccionando queriendo ver como reaccionaba ante las palabra que soltaba de forma tosca teniendo las intenciones de herirlo ya que, para sus ojos cualquier persona ajena a ella era un peligro para su hermana, pero Minho actuó siendo compasivo con ella; él más que nadie sabía el sentimiento de temor que una persona podría llegar a sentir.
Irene apoyó su codo sobre la mesa manteniendo su palma adherida contra su mejilla mientras que sus ojos no podían despegarse del bonito perfil extranjero; ella era consciente que, si uno prestaba realmente atención a las facciones ajena se podría dar cuenta con bastante facilidad de que era una chica escondida entre ese cabello corto y el moretón de su mejilla, pero igual no fue capaz de comentar aquel hecho pensando que podría incomodar al castaño.
—Soy transgénero—aclaró Minho con calma mientras que, entre sus dedos jugueteaba con el plástico de su cuchara queriendo recolectar el resto de helado que se ya hacía en el interior de su vaso.
—¿No es lo mismo?—cuestionó Joy volviendo a llevar su cuchara contra sus labios saboreando el helado.
Irene realmente no estaba prestando atención a las preguntas de su hermana menor, pero al notar como el castaño alejaba la cuchara de su boca y deslizaba con ayuda de sus palmas el objetivo hasta el centro de la mesa, supo en ese mismo instante que lo que estaba por responder era complementamente importante para él. Minho relamió sus labios sacudiendo su cabeza en forma de negación causando que sus cortos cabellos lograran lastimar su vista. La pelinegra no pudo evitar el impulsar su torso deslizando su dedo índice por sobre la frente del japonés causando que su cabello dejase de estorbar. El chico sonrió nervioso intentando no mirar a la muchacha, colocando toda su atención en la pelirroja.
—Ser transgénero significa que mi identidad de género no concuerda con lo que mi cuerpo expresa hacía el exterior...—aclaró causando que ambas chicas se mantuvieran silencio mirándose entre sí confundidas por sus palabras—me explico; yo me identifico como un chico—habló llevando sus palmas contra su pecho— pero mi cuerpo demuestra que en realidad soy una chica, así que por eso estoy con tratamiento hormonal para poder sentirme cómodo tanto física como mentalmente hablando—intentó ser lo más paciente a pesar que no sabía muy bien como explicar el tema—y ser transexual abarca el hecho de que una persona no se sienta cómoda con los genitales que le tocaron por azares de la vida.
Joy mordisqueó su labio superior limpiando los restos que tenía aun de lo que había consumido a la vez que dejaba su cuchara dentro de su vaso ya vacío, la chica miró nuevamente a su hermana para luego centrarse en el bonito castaño.
—¿Y te sientes cómodo con lo que tienes entre las piernas?—y quizás Joy era demasiado directa para el tímido castaño quien realmente no había tardado nada en sentir como su rostro por completo se envolvía de un fuerte tono carmesí.
—Joy—regañó Irene avergonzada de la pregunta de su hermana, pero Minho se enderezó queriendo responder cada una de sus dudas.
—Esta bien... no me molesta—aclaró el castaño apoyando sus dos palmas contra el borde de la mesa mientras que traga saliva queriendo humedecer la sequedad en su tráquea—detesto mis senos, pero no lo que tengo entre las piernas—respondió con sincera observando como la pelirroja asentía con su cabeza aun teniendo suficientes dudas como para estar con el castaño respondiendo cada una de ellas por varías horas—soy consciente que no es necesario un pene para generar placer—admitió encogiéndose de hombros a la vez que sonreía con diversión al notar como la silenciosa pelinegra mantenía sus mejillas envueltas en un rojo vivo producto de la vergüenza.
Joy comenzó a reír agitando su cabeza en asentimiento dándole toda la razón; y así se mantuvieron hablando de sexo y las diferentes experiencias que habían vivido, hasta Irene se había animado comentando su vida intima antes de que conocer al bastardo de su ex novio. Fue una tarde agradable para Minho quien, no esperaba realmente que todo saliese tan bien. Ahora los tres estaban caminando en dirección de sus hogares, Irene se mantuvo apegada al castaño envolviendo su palma contra el brazo desnudo del chico quien amablemente le había dejado su chaqueta sobre su hombro para resguardarla del frío mientras que escuchaba de forma atenta como este conversaba con su hermana. Joy en más de una ocasión tocó la parte lastimada del rostro ajeno comentando que la herida en su labio inferior y el color del hematoma que se estaba formando en su mejilla le daba un aspecto más rudo y sexy. El japonés solo atinó a reírse siendo consciente que él no tenía absolutamente nada de rudo; tan solo era un pequeño pinguino en busca de amor y compresión.
Minho dejó a Irene y a su hermana en la puerta de su casa causando que una pelinaranja no tardara en salir abrazando de forma posesiva la cintura de la pelinegra provocando que el castaño diese un paso hacía atrás un tanto incómodo por la forma en que ella se comportaba.
—Esta bien Seulgi, solo hemos ido por un helado—aclaró Joy mientras que se acercaba al japonés besando su mejilla—además estábamos con Minho, él no iba permitir que le sucediese nada malo, ¿Verdad?—cuestionó observando como el chico simplemente asentía con su cabeza—¿Ves? todo bien... adiós Minho, fue un gusto conocerte.
—Igualmente—respondió el chico a la vez que hacía una pequeña reverencia—adiós Irene... Seulgi—se despidió de ambas observando como la pelinegra sonreía agitando su palma mientras que la otra tan solo lo miraba con aquellas orbes frías indicándole que no le agradaba para nada su presencia.
Minho cruzó la calle hasta llegar a su hogar, el muchacho se adentró en el lugar sintiendo intimidado ante la forma en que Jihyo lo estaba esperando. Confundido el japonés giró su rostro hacía los lados, esperaba que ella no estuviese molesta; había llegado con luz y sobrio, así que esperaba realmente que ella no le diese un castigo.
—¿Te divertiste?—cuestionó la mujer a la vez que le daba palmadas a la parte libre de asiento invitando al japonés que se acercara. Minho rápidamente se recostó en esa zona apoyando su mejilla contra los muslos de la contraria sintiendo como ella acariciaba su corto cabello.
—Fueron agradables conmigo—admitió el castaño cerrando sus párpados ante las suaves caricias de su nueva madre.
—No todos son malos, cariño—aclaró Jihyo sintiéndose feliz de que el muchacho estuviese siendo aceptado—¿Kai estaba feliz por tu transición?—cuestionó queriendo hablar sobre la forma en que el muchacho había salido de su habitación. Minho simplemente asintió con su cabeza sin saber que más decir al respecto—¿Todo esta bien entre ustedes dos?—preguntó preocupada.
El japonés mordisqueó sus labios sin saber como hablar de lo sucedió; él no quería admitir que nuevamente habían tenido una discusión, y mucho menos quería explicar las razones de aquello, pero no era capaz de mentirle a ella, no cuando había sido tan buena con él.
—Quiere que vuelva a corea—aclaró el muchacho sintiendo como Jihyo detenía por completo sus movimientos sintiendo como sus músculos se contrarían y sus brazos se entumecían—no puedo volver... recién ahora estoy aprendiendo a ser feliz, é~él... él no puede ser tan egoísta de quitarme eso.
—¿No te explicó la razón?—cuestionó la mujer observando como Minho simplemente negaba con su cabeza; y él no mentía, realmente Kai no le había dado un razón para volver—...—ella se quedó por unos segundos en silencio manteniendo sus ojos fijos en la pared—siempre hay una razón.
Kai estaba sentado con sus brazos apoyados sobre la barra mientras que su padre le estaba haciendo compañía, el muchacho mantenía un rostro demacrado ante lo cansado que estaba por no haber dormido bien las últimas noches. Ambos estuvieron en silencio por un par de segundos, el menor rápidamente llevó el vaso a sus labios bebiendo el contenido de este mientras que sentía como su tráquea ardía ante el alcohol puro. Kai gruñó intentando disipar aquella amarga sensación, el chico no tardó realmente en girar su torso posando sus oscuros ojos en la forma en que su padre aún mantenía entre sus palmas el vaso que le habían servido ya, horas atrás.
—No quiere volver—rompió el silencio el muchacho viendo como el mayor simplemente asentía con su cabeza manteniéndose pensativo—¿No te importa?—cuestionó confundido sintiéndose lentamente molesto por la indiferencia del mayor—tenemos que cuidarlo, prometiste que lo harías.
—Por eso lo he dejado con Jihyo—respondió Akira tomando el vaso entre sus dedos llevando el objeto cilíndrico contra sus labios para beber el contenido de este—por ahora esta seguro.
Kai bufó irritado, completamente molesto el chico volvió a su posición inicial haciéndole señas a la chica que estaba atendiendo para que se acercara volviendo a llenar su vaso, el peligris observó cómo nuevamente el contenido llegaba hasta casi rebalsar el objetivo de cristal, mientras que él deslizaba sus palmas por su corto cabello recordando la forma en que se había comportado con el menor en un arranque de frustración al oír como este se negaba a volver al país.
—¿Cuánto durará la seguridad antes de que Hyunjin lo encuentre?—cuestionó el muchacho frustrado por la enfermiza obsesión que había logrado desarrollar su madre y el muchacho con tal de acabar con su hermano—tienes que tener claro Akira que no esperaré una maldita llamada que me diga que él murió—sonaba molesto y claramente lo estaba—habla con tus abogados, acelera el maldito proceso.
—No me des ordenes—gruñó el mayor sintiendo como la mesa en la que sus brazos estaban apoyados vibraba a causa del golpe que Kai le brindó con el borde de sus puños.
—¡Ponte los malditos pantalones si no quieres mis ordenes!—bramó el muchacho causando que todos los presentes se giraran para verlo—adelanta el proceso y hunde de una vez por todas a mi madre.
El hombre suspiró observando como el muchacho se colocaba de pie y tomaba su chaqueta girando sobre sus talones para alejarse del lugar. Akira era consciente que la inocencia que alguna vez su hijo logró poseer se había esfumado por completo y nadie más que él y su esposa habían sido los causantes de eso. Kai subió a su vehículo sintiendo su respiración errática, el peligris se quedó un par de segundos mirando un punto en especifico del interior del automóvil hasta que notó la forma en que había apretado sus dientes a causa de ser consciente de todo lo que estaba sucediendo, las lágrima no tardaron en hacer aparición deslizándose por la piel de sus mejillas. El japonés gritó ante la frustración en el interior de ese pequeño lugar a la vez que sus palmas impactaban con fuerza alrededor del volante anhelando de esa manera el aliviar el agobio que estaba padeciendo; Minho había huido de sus problemas, pero ahora estos estaban consumiendo a los demás que se quedaron ahí.
A pesar de haber ingerido alcohol el chico de todas formas manejó hasta el hogar de los Im siendo consciente que no podía seguir interrumpiendo el sueño de su novia cada vez que el tenía una crisis emocional. Kai frunció el ceño al ver al señor Im intentando separar a su hijo menor de un cuerpo que no pudo identificar, rápidamente estacionó de manera errónea a mitad del pavimento mientras que, ni siquiera se tomaba la molestia de cerrar la puerta, con rapidez se acercó donde Jackson quien intentaba mantener reducido a un ebrio pelinegro. Cuando el peligris se dio cuenta quien era no tardó en plantar la suela de su zapato contra las costillas del muchacho escuchando como este gritaba de dolor. Matthew al escuchar el grito soltó a su hijo para acercarse donde el japonés queriendo separarlo del contrario mientras que Somin abrazaba a una temblorosa pelirroja.
—¡¿Qué intentabas hacer imbécil?!—bramó Kai volviendo a elevar su pierna derecha impactando el borde de su zapato contra el rostro del contrario causando que su pie quedase salpicado por la sangre.
—¡BASTA!—alzó la voz el señor Im utilizando todas sus fuerzas par levantar al peligris del suelo alejándolo del cuerpo del casi inconsciente coreano.
—¡No te acercarás a mi hermano!—aclaró Kai observando como el chico al oír la mención de Minho intentara sonreír queriendo sacarlo de quicio.
Matthew logró calmar al japonés luego de que una patrulla llegara ante los llamados de los vecinos por el disturbio. Kai mordió el interior de su mejilla molesto; nunca nadie había intentado llamar cuando Minho lo lastimaban, pero... ¿Para ese bastardo si? eso no le parecía justo. A pesar de que el peligris debió ir con la policía ante las lecciones que había causado en el pelinegro, Hyunjin no había puesto una denuncia así que realmente la policía no podía hacer mucho ahí. Kai agachó su mirada ante la vergüenza que le había inundado el sistema cuando su novia apareció en su campo de visión. La chica estaba cansada de todo ese asunto, pero amaba lo suficiente al muchacho para seguir soportando aquello; a pesar de que no era lo correcto.
—Lo siento—y era sorprendente lo común que se había vuelto esas palabras para ambos—no pude evitarlo—comentó cuando ella tomó de su mano causando que se levantara de su asiento siguiendo a la silenciosa muchacha—Sana.
—Pudiste haberlo hecho si no hubieses bebido con tu padre—le aclaró escuchando como el japonés simplemente jadeaba sorprendido. El chico quiso cuestionar como se había enterado, pero ella fue más rápida en responder—Tzuyu te vio.
Kai apretó sus dientes ante el nombre que había brotado entre los labios de su novia; a él personalmente no le gustaba esa chica en lo mas mínimo, pero de todas formas no fue capaz de decir absolutamente nada, porque era consciente que, en el momento que hablara la inminente discusión se desataría entre los dos.
El japonés observó como Nayeon y su familia lo estaban esperando, el chico sonrió avergonzado ante la forma en que Jackson se había acercado dándole un cálido abrazo.
—Tuviste que haberlo golpeado con más ganas—comentó el muchacho provocando que Kai simplemente sacudiera su cabeza intentando no reír ante su poca seriedad.
—Debes controlarte—le aclaró Somin a la vez que peinaba el cabello del más alto; ella y todos en general eran consciente de lo que estaba pasando el muchacho referente a su hermano como el problema legal que estaban envuelto sus padres—vamos a casa.
Cuando todos salieron Sana caminó hacia el lado contrario causando que el peligris tomara su muñeca deteniendo su caminar.
—¿A donde vas?—cuestionó confundido observando como ella no tardaba en soltarse de su agarre.
—A mi departamento, quiero dormir...—aclaró la chica notando como el muchacho daba un paso hacia su dirección dispuesto en acompañarle, pero rapidamente ella apoyó su palma contra su pecho deteniendo sus movimientos—sola—enfatizó causando que Kai se quedara de pie manteniendo sus ojos fijos en la forma en que ella se alejaba de su lado adentrándose en su vehículo.
Jackson se acercó al muchacho tomando su brazo para llevarlo al vehículo de sus padres.
—Deja que tenga su momento a solas—habló el pelinegro observando como su amigo simplemente asentía con su cabeza estando aun lo suficientemente distraído como para prestarle verdadera atención a sus palabras.
Minho caminó hacía la puerta completamente confundido y somnoliento, el chico abrió sin ningún tipo de problema la madera llevando una de sus palmas hacía su mejilla intentando despertar; ni siquiera era tan tarde, pero él había quedado completamente dormido sobre las piernas de Jihyo ante la forma en que ella le daba cariño. El japonés dio un paso hacía atrás al ver a Irene estando acompañada de su hermana, el chico sonrió por instinto arreglando el cuello de su camiseta para que su busto no se notara con tanta facilidad.
—¿Sucedió algo?—cuestionó Minho confundido observando como Irene estiraba su brazo entregándole la chaqueta que él le había prestado a mitad de su caminata en dirección de su hogar—oh... ¿Cual es tu manía por entregar las cosas con tanta rapidez?—cuestionó confundido a la vez que aceptaba nuevamente su prenda sintiendo como su corazón se disparaba ante la suave caricia que aquellos labios ejercieron contra la piel desnuda de su pómulo izquierdo.
Minho observó como Irene se despedía completamente avergonzada sin decir nada al respecto, la chica caminó hacía su casa mientras que Joy se había quedado de pie junto a él. Los ojos del japonés en ningún momento abandonaron la figura de la muchacha queriendo asegurarse de que ella estuviese bien.
—Suho la solía golpear cuando la veía con ropa que no era de ella... La obligaba sin importar la hora que fuese a dejar la prenda—aclaró Joy ante lo confundido que él había quedado por su repentina aparición—a pesar que ha intentando no seguir con esa manía, ya es imposible el poder cambiarlo, es parte de ella lamentablemente—admitió acariciando su brazo ante lo incómoda que solía estar cuando hablaba de ese tema con alguien más—eres el primera persona que ella no tiene temor de acercarse, y eso es algo nuevo para todos.
—Irene me agrada—admitió Minho encogiéndose de hombros.
—Y tu le agradas demasiado—admitió sonriendo ante la manera en que el contrario enrojecido—cuídala Minho.
Y el mencionado no puedo evitar el tensarse ante el pequeño Deja Vu que había tenido; aquellas palabras sonaron tan Somin que se sintió nervioso de pensar que podría ser ella en vez de Joy. Minho trago saliva, la ultima vez que le dijo a un adulto que iba a cuidar de alguien, la persona terminó lastimada y él fuera del país, así que realmente no quería afirmar un hecho que no podría alcanzar.
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