acciones de amor
Narrador Omnisciente:
Minho no durmió muy bien luego de buscar a su novia en aquel bar de mala muerte, el chico se mantuvo sentado al borde del colchón mientras que detrás de él, en la amplia ventana se podía ver como las gotas continuaban deslizándose indicando que, la tormenta no tenía intenciones de detenerse. El japonés suspiró apoyando sus codos sobre sus muslos, por instinto giró su rostro observando como Irene se aferraba a su almohada; ella dormía con tranquilidad, las lágrimas ya no estaban cubriendo su piel y eso lo hacía sentirse más relajado. El castaño mordisqueó su labio inferior soltando un bufido por todo lo que había sucedido, ¿Qué le sucedió a Kai? se preguntó en sus pensamientos, desde que él había viajado hacía Texas que su hermano había comenzando a comportarse como un idiota, estaba molesto, no podía ignorar aquel hecho, se sentía furioso por la forma en que se comportó, ¿Cómo puede tratar así a una de las causante de su felicidad? cuestionó queriendo saber una respuesta para sus propias dudas.
El japonés sintió como su cuerpo se tensaba por completo en el instante que sintió unos cálidos brazos envolvieron su torso, el chico se mantuvo quieto sintiendo la suave respiración de su novia chocando contra el lóbulo de su oreja.
—¿Por qué no estas durmiendo?—cuestionó la chica somnolienta deslizando sus cálidas palmas sobre los brazos desnudos del mas alto. Minho estaba avergonzado así que guardó silencio sintiendo como la chica no tardaba en besar su hombro intentando llamar su atención—¿Minho?
—No tengo sueño—admitió el contrario girando su torso para ver aquel bonito rostro que más de alguna ocasión lo hizo suspirar atontando por su belleza—tu intenta dormir—pidió recostando el cuerpo de su novia en el interior de las sábanas sintiendo como esta no tardaba en envolver sus piernas alrededor de sus caderas manteniendo su anatomía completamente unida con la contraria—Irene...—pidió completamente cansado provocando que la chica envolviera sus palmas alrededor de sus mejillas.
—¿Qué sucedió?—cuestionó preocupada observando como el contrario simplemente sacudía su cabeza en negación intentando levantarse del colchón, pero ella estaba aferrada a su anatomía negándose rotundamente a perder su agradable calor—¿Es por qué te llamé? ¿Estas molesto?—preguntó aterrada sintiendo como las lágrimas no tardaban en envolver sus ojos advirtiendo con que volvería a llorar—l~lo siento...
—No es eso—replicó rapidamente el japonés frustrado por ver como ella nuevamente intentaba culparse, cuestionándose en lo más profundo de sus pensamientos si él había llegado en algún momento de su vida al punto de sentir que todo era su culpa—Irene, estoy enojado con Kai—admitió apoyando una de sus palmas sobre la almohada de la chica mientras que la otra estaba tocando la mejilla de su novia—con tu ayuda fue capaz de venir... me haces feliz, y é~él, ese cabrón solo se queja de todo y hace comentarios que no tiene por qué hacer—soltó agobiado inclinándose hacía atrás para sentarse sobre la parte interna de sus piernas sintiendo como los talones tocaban sus nalgas—estoy agradecido por las innumerables veces en que me cuidó, por defenderme de mis propios padres, pero eso no significa que haré todo lo que él quiere, no soy su puto juguete.
—¿A que te refieres?—cuestionó Irene confundida observando las facciones enfurecidas del menor, el chico comenzó a respirar de manera irregular, estaba molesto, irritado por el simple hecho de las insistencias de su hermano por volver.
—Quiere que vuelva a corea—admitió el castaño agachando su rostro permitiendo que su corto cabello obstruyera su visión siendo inconsciente de la forma en que su novia había retenido el oxigeno en sus pulmones aterrada por perder a la única persona que había logrado romper las barreras de su duro corazón—quiere que este a salvo con él, pero no lo entiende, no se da cuenta que yo estoy a salvo aquí—aclaró sintiendo como la pelinegra aflojaba sus piernas para tener mayor facilidad para poder tomar asiento —no soy fuerte, y no importa lo mucho que lo aparente, si vuelvo a esa mierda moriré.
Irene guardó silencio manteniendo sus ojos fijos en la forma en que el japonés había encorvado sus hombros manteniendo sus palmas adheridas contra sus muslos, la chica mordisqueó el interior de su mejilla cuestionándose si era demasiado egoísta de su parte el querer retenerlo a su lado. La pelinegra estiró sus manos tomando con suavidad la quijada del contrario, rapidamente ella se inclinó presionando su boca con la ajena, la culpa lentamente la estaba consumiendo a la vez que se tomaba el atrevimiento de acomodarse a cada lado de los muslos del muchacho; Minho la había cuidado, recibió y ejerció cada golpe con tal de que nadie la lastimara, ¿Y ella que había hecho por él? nada, ella realmente creía que no había hecho nada.
Minho entreabrió sus labios permitiendo que aquella tímida lengua se deslizara en el interior de su boca, el chico era consciente que no podían llegar a más; él personalmente no quería llegar a más porque estaba inseguro, pero su cuerpo reaccionaba ante cada toque que su novia ejercía, siendo ciego y bruto al permitir que ella deslizara su camiseta de su torso quedando semi desnudo. Ambos se quedaron ahí, jadeando a la vez que los ojos del muchacho estaban fijos en el bonito rostro de la pelinegra mientras que esta tan solo deslizaba sus orbes a través de su cuerpo trabajado hasta terminar en sus pectorales notando la gran cicatriz que se deslizaban desde un poco más arriba de su ombligo hasta abajo del esternón. Irene jamás había preguntado como se hizo aquello, nunca cuestionó las cicatrices en la espalda del menor ni las otras que cubrían pequeñas zonas de su abdomen que, gracias al ejercicio no eran tan visibles, pero seguían estando presente en las memorias del japonés. El castaño tragó saliva sintiéndose repentinamente tímido por la forma en que ella le veía.
Irene no era capaz de preguntar, de cuestionar que había sucedido en realidad, porque era débil; ella en particular no tenía la carga emocional para soportar todo lo que él vivió, pero lo amaba, quizás más de lo que ella misma había logrado sentir por su propia persona. Minho intentó no sentirse cohibido por el tacto ajeno, quiso ser valiente inclinándose nuevamente para atrapar la boca ajena mientras que las alarmas de su cabeza le gritaban que aquello estaba mal, que él necesitaba lo que había comprado para complacerla. En un principio él estaba seguro de si mismo, siendo consciente que él podría lograr complacer a su novia si así se lo apetecía, pero las inseguridades vinieron a él al escuchar la conversación de su hermano con Jackson, la forma en que se expresaban, como enfatizaban en lo que cada uno tenía entre las piernas, y sin siquiera ser consciente lo hicieron cuestionarse si realmente era un chico o solo seguía con la fantasía de serlo.
Minho desnudó el torso de la contraria observando sus bonitos senos a la intemperie, el chico tragó saliva envolviendo su labios al rededor de cada pezón escuchando la forma en que la contraria intentaba callar los suaves sonidos que emanaban de su garganta; habían roto la barrera de la timidez, ahora solo debían seguir así hasta lograr la comodidad máxima entre los dos.
—M~Minho—el mencionado sintió su cuerpo completo estremecerse ante la forma en que su nombre había brotado de los labios enrojecidos de su novia, y no pudo evitar realmente el volver a deslizar su lengua por aquel bonito pezón rosado queriendo escuchar nuevamente aquel erótico sonido.
Irene intentó tocarlo, pero él estaba decidido en desnudarla por completo queriendo satisfacerla dejando su propio deseo sexual de lado. El castaño tomó la mano de su novia antes de que esta tuviese oportunidad de poder tocar su ropa interior, el muchacho sin decir palabras llevó aquella extremidad hacía la almohada para luego simplemente inclinarse presionando sus labios sobre los ajenos hasta lograr distraerla.
—Te amo—confesó nuevamente el castaño a la vez que deslizaba su dedo índice por todo el torso desnudo de su pareja manteniendo sus ojos fijos en la forma en que esta se retorcía queriendo sentir algo más que su simple roce.
—También te amo, pero por favor—respondió la chica con rapidez queriendo ocultar fallidamente su urgencia por ser tocada—cariño.
Minho sonrió deslizando sus dedos hasta llegar a la entrepierna de la pelinegra, se quedó quieto sintiendo como ella intentaba mover sus caderas queriendo tener algún tipo de fricción con su botón rosado. El chico la escuchó quejarse casi angustiada por no poder calmar el ardor que se propagaba por todo su ser, así que simplemente introdujo uno de sus dedos en aquella cálida cavidad mientras que se inclinaba sintiendo gran parte del cálido aliento de su novia chocando contra su hombro y cuello, el japonés abrió con ayuda de sus muslos los ajenos causando que Irene simplemente chillara sorprendida, a la vez que él introducía otro de sus dedos haciendo todo el esfuerzo posible para mantener un buen ritmo. Irene encajó sus dientes contra el hombro de su novio a la vez que sus cortas uñas se hundían en la piel de su espalda sintiendo como los músculos de aquella zona se contrarían ante el sobre esfuerzo que él ejercía.
La pelinegra calló cada gemido y jadeo que desprendía de lo más interno de su garganta contra el cuerpo de su pareja dejando visibles marcas rojizas en la piel del muchacho. Minho llegó un punto en que su brazo comenzaba a doler ante el constante movimiento que estaba ejerciendo, pero le gustaba escuchar como su novia quedaba sin aliento ante la forma en que retenía sus eróticos sonidos, le agradaba el hecho de ser él quien estaba siendo el responsable de su desastroso estado. Irene presionó sus uñas sobre la parte baja de la espalda del menor sintiendo como el ritmo de sus caderas seguían la mano del castaño, Minho jadeó cansado elevando su pulgar para tocar el botón contrario causando que por fin la chica tuviese aquel aclamado orgasmo final.
Irene sintió como el aire quedaba atrapado en sus pulmones a la vez que su novio entreabría sus labios succionando la piel de sus senos dejando una visible marca rojiza casi idéntica de las que él tenía alrededor de sus hombros y pectorales. El chico entreabrió sus labios soltando un fuerte suspiro mientras que alejaba sus húmeda mano de la entrepierna sintiendo su torso completamente sudado ante el esfuerzo que había hecho, el castaño mordisqueó su labio inferior observando como su novia intentaba recomponerse manteniendo sus ojos fijos entre sus senos notando el sudor que se acumulaba en aquella zona como también entre sus clavículas y cuello.
—Eres hermosa—comentó el muchacho recostándose al lado de la chica, tomando rapidamente entre sus dedos las sábanas para cubrir su bonito cuerpo. Irene se giró cuando sintió que ya estaba mas estable; con su cabello revuelto y el sonrojo envuelto en sus mejillas intentó tocar su entrepierna, pero este simplemente se lo impidió—estoy cansado, mejor continuemos otro día—pidió siendo medianamente sincero en sus palabras, la inseguridad de él mismo seguía estando demasiado presente en sus pensamientos, pero por lo menos había logrado sentir felicidad de lograr que ella tuviese su orgasmo.
—Te amo—aclaró la chica apoyando su mejilla sobre el pecho desnudo del contrario sintiendo como este acariciaba su húmedo cuero cabelludo.
A la mañana siguiente Minho fue el primero en despertar, el chico estaba completamente desorientado ante lo bien que había dormido la noche anterior. El castaño salió de su habitación con solo sus pantalones puestos, ignorando por completo el hecho de las marcas que su novia había dejado alrededor de su torso. Minho bajó en dirección del primer piso intentando arreglar su alborotado cabello, el japonés observó con confusión como Jackson estaba sentado en el sofá manteniendo su teléfono alzado mientras que hablaba de manera animada, el chico lo ignoró caminando en dirección de la cocina teniendo unas ganas increíbles de beber un poco de agua.
—¿Minho?—cuestionó el coreano causando que el japonés se detuviera antes de siquiera poder llegar a la cocina girando sobre sus talones para observar como el muchacho giraba su torso manteniendo su teléfono alzado hacía su pecho—¿Dormiste bien?—su pregunta hubiese sido completamente normal sino fuese por la forma en que sonrió.
El castaño se acercó hacía el respaldo del sofá golpeando la cabeza del coreano causando que este jadeara sorprendido.
—Tu no escuchaste nada—aclaró Minho manteniendo sus ojos fijos en la forma en que Jackson giraba su torso mientras que acariciaba su nuca.
—No necesitaba escuchar para saber que tuviste una gran noche—comentó comenzando a reír a la vez que apuntaba el torso desnudo del muchacho logrando que este agachara su vista para sentir como sus mejillas tomaban un tono carmesí al notar los chupetones que su novia ejerció contra su blanquecina piel—los podría ver hasta kilómetros de aquí—siguió riendo causando que el chico simplemente diera un paso hacía atrás—quien imaginaría que tu novia fuese tan salvaje.
—Déjalo tranquilo—la voz de Nayeon resonó en la habitación a través del teléfono causando que el castaño tragara saliva completamente abrumado al notar la presencia de su ex novia—hola, Minho.
Cuando los ojos del japonés se encontraron con los de la pelirroja el chico no pudo evitar el avergonzarse intentando tapar las marcas de su piel.
—Hey—respondió el castaño volviendo a dar otro paso hacía atrás, para su suerte Irene lo llamó desde el borde las escaleras provocando que este de forma cobarde se despidiera—me tengo que ir—aclaró agitando una de sus manos para luego simplemente salir de ese lugar subiendo de a dos cada escalón hasta llegar donde la pelinegra—hola cariño—saludó envolviendo sus palmas alrededor de la cintura de su novia notando como esta observaba las marcas que ella misma había ejercido sobre su piel.
—Lamento esto—aclaró apoyando su dedo índice sobre cada mancha rojiza que cubría el torso blanquecino de su pareja—¿Quieres comenzar con tu parte?—cuestionó sin ningún tipo de pudor jugueteando con sus dedos el borde de la ropa interior del castaño causando que este simplemente sacudiera su cabeza en negación completamente avergonzado de captar sus evidentes intensiones.
—Con otro día, no me refería unas horas después—aclaró Minho sintiendo como su piel se erizaba ante el suave tacto de los labios de la pelinegra sobre la marca más grande que cubría parte de sus hombros—en realidad quería salir a comer.
—Podemos comernos entre nosotros—siguió con sus insinuaciones causando que Minho simplemente riera con sus mejillas envueltas de un bonito tono carmesí—bien...esta bien, sino quieres no puedo obligarte, pero tu te lo pierdes—aclaró dando un paso hacía atrás; ella estaba jugando sucio, siendo consciente que si lo decía de aquella manera su novio terminaría por ceder.
La puerta principal sonó causando que Minho mirara por sobre su hombro como Jackson caminaba hacía la madera dándole la bienvenida a una pelirroja. El castaño observó como Joy se adentraba en el lugar causando que el coreano tragara saliva perdiéndose nuevamente en la belleza de la contraria; él realmente tenía un gran crush por la hermana de Irene.
—Amor, es Joy—comentó el castaño causando que, la pelinegra simplemente asintiera con su cabeza colocándose de puntitas para besar sus labios—¿Saldrás conmigo?—cuestionó sosteniendo su brazo antes de que ella tuviese tiempo de descender.
—Sabes que sí—aclaró Irene volviendo a besar a su novio para luego alejarse causando que el chico simplemente se quedase de pie observando desde el barandal del segundo piso como ella terminaba por descender cada escalón acercándose en dirección de su hermana menor.
Minho elevó su palma en forma de saludo al ver como la pelirroja posaba sus ojos en su persona, la chica entreabrió sus labios al notar su torso desnudo para luego simplemente sonreír siendo acompañado por una de sus cejas alzadas en forma de pregunta por lo que habían hecho la noche anterior causando que el muchacho junto con la pelinegra terminaran con un fuerte enrojecimiento en sus mejillas, avergonzados de ser pillados por uno de los actos más puro y de confianza que ambos fueron capaces de ofrecerse mutuamente.
Irene se fue junto con su hermana, el japonés no tardó realmente en buscar una camiseta para terminar de una vez por todas con las dudas de lo que había sucedido para obtener esas marcas. Minho tomó asiento sobre uno de los tantos sofás observando como Jackson conversaba con tranquilidad con Kai y el pequeño Sehun que escuchaba todo completamente atento, sintiéndose sorprendido de que su primo y el amigo de este tuviesen un amplio historial de mujeres. Minho se quedó en silencio siendo parte de la conversación sorprendiéndose de lo mucho en que su hermano había cambiado en esos tres años y medio que había vivido sin él. El japonés observó a Kai de manera directa, cuestionándose si todas esas historias fueron realizadas para olvidar el dolor que Sana dejó en él luego del rompimiento de su relación, y deseó, realmente deseó con todas su alma el no llegar a ser como el peligris; no quería esconder y minimizar el dolor de un corazón roto con cada mujer que llevaba a la cama.
—Suena genial—comentó Sehun observando como Jackson y Kai asentían con su cabeza dándole la razón.
Minho mientras tanto simplemente suspiró siendo consciente que realmente no importaba lo que él dijese; su hermano y el coreano jamás cambiarían ese pensamientos. Wonyoung y Jihyo llegaron a la habitación causando que la pequeña no tardara en lanzarse contra el torso del castaño envolviendo sus palmas alrededor del cuello del más alto.
—¿Podemos ir al parque con Irene?—cuestionó la pequeña observando como Minho simplemente fruncía el ceño fingiendo el pensar si era bueno salir con ella—por fis, por fis, prometo que me comportaré—admitió elevando su minúsculo dedo meñique en forma de promesa.
El japonés entrecerró sus párpados para luego simplemente llevar su dedo meñique hacía el de la castaña observando con diversión la manera en que su dedo envolvía casi la mitad de la mano ajena.
—Te portarás bien—aclaró el chico notando como Wonyoung daba pequeños saltitos sobre su torso para luego besar su mejilla sintiéndose eufórica de lograr una salida con él y su pareja.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro