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Capítulo 1

~Hola de nuevo~•

El día termino normal después de todo.
Eran los pensamientos del alcé. Quien con la misma de jazz de fondo terminaba de limpiar todo su establecimiento. Solo faltaba esperar a su amigo que llegará.

—Puede que le guste.

Hablaba consigo mismo. Guardando un trozo de pié de cereza, un sabor que simplemente le hizo recordar viejos recuerdos. Y una risa se escapó de sus labios. Desde que el grupo se había separado, fue totalmente distinto, aquella actitud completamente temerosa que tenía, tuvo que dejarla atrás por completo. Por qué no esperaba que Pablo fuera en su ayuda, con sus ataques de pánico. Es mejor ayudarlo a el.

— ¿Por que tardará tanto?.

Se preguntaba Tyrone. Esperando a Pablo fuera del local, aún que el invierno había llegado, no era un frío que podría matarte. Pero aún así, no era excusa de llegar tarde. Así que sin perder nada de tiempo, el alcé tomo su celular y escribió al que se supone que era su Uber.

Tyrone.
Colega donde estas? Dijimos que iríamos a buscar a Austin a las 4.

Fue el mensaje que envió, sabía perfectamente que lo había recibido, ya que la segunda palomita había aparecido. Pero su paciencia termino cuando ya lo había leído y lo único que recibió como respuesta fue un simple. Ok ya voy.

Tyrone estaba molesto, Pablo siempre lograba hacerlo enojar de alguna manera, aún que no se sorprendía en lo absoluto. Así que solo respiró de manera honda, a modo de que su pecho se llenará de aire y así dar un fuerte y largo suspiro, cosa que después de hacerlo hizo que se sintiera más tranquilo. Oh más bien relajado, ya que a la próxima que viera al pingüino, no le dieran ganas de estrangularlo.

— ¡Quieto!.

Se escucho detrás del alcé.
Tyrone estaba completamente asustado, alguien estaba detrás de él. Y el simple hecho de voltearse le daba terror, sabía perfectamente que no era Pablo, oh al menos no fingía la voz. Luego una sensación extraña recorrió todo su cuerpo, al sentir como dos dedos caminaban por su espalda, de arriba a abajo.

— Escucha. No quiero problemas. — Dijo sin voltearse.

— ¿Tienes miedo?. — preguntó la voz.

— Claro que sí. Crees que me sentiría feliz al saber que tengo a un extraño en la espalda.

— Puede  que si. — Bromeando. — Posiblemente sea una sorpresa.

— Una que tendrá algo afilado.

— Tranquilo bonito. No te haría nunca daño. — Contesto.

— ¿Por qué dices eso?.

— Pues. Si intento usar mis poderes, sabré que fallare.

— Esto tiene que ser una broma. — susurro Tyrone.

— Más respeto para mí bonito. Por qué si no. ¡Yo!. ¡El maestro penumbra!. — Decía mientras reía. — Te robara tu almuerzo.

Tyrone al momento de escuchar el nombre del sujeto que estaba detrás suyo. Simplemente se quedó atónito por unos momentos y sin perder tiempo este se volteó.

Ahí estaba el. Aquel canguro de pelaje púrpura, mostrándole una amplía sonrisa, abriendo sus brazos por completo. Tyrone no perdió nada de tiempo y se acercó a él para darle un abrazo, oh eso era lo que esperaba Austin, pero lo que simplemente recibió fue un golpe detrás de su cabeza.

— Ridículo me asustaste. — Dijo Tyrone.

— No era lo que tenía en mente. — Decía mientras se sobaba el golpe.

— Pero aún así.

Rápidamente se acercó al canguro y con todas sus fuerzas termino dándole el abrazo que esperaba. Austin solo reía, y al momento de separarse ambos se miraron de manera amigable, esperando que el otro hablara, así que simplemente Tyrone dijo:

— Hola de nuevo.

— Igual que cuando éramos niños. — Contesto riendo.

— Exactamente igual. Solo que esta vez sí te pasaste con el susto. — De cruzó de brazos.

— Lo lamentó. — decía apenado Austin. — No esperaba asustarte tanto.

— Bueno. Ahora tendré un trauma, ya que gracias a tí, cuando alguien intenté robarme pensaré que es un amigo de mi niñez.

— Veo que no cambiaste mucho. — sonriendo.

— Eso debería decírtelo yo a ti. — Acercándose al canguro. — Te quedaste bajito. — Bromeó.

— Pero que sea bajo. — se acercó al alcé. — No me impide nada.

— Crees que me asustas. — contesto acercándose al rostro del otro.

— Supongo que sí lo logré.

Contesto retador Austin acercándose  un poco más. Quedando completamente cerca del otro, pudiendo sentir su respiración. Austin miraba aquellos ojos de un color marrón claro. Mientras que Tyrone estaba hipnotizado por los ojos lilas del canguro.

— Les falta poco para besarse.

Se escucho a un costado de ellos. Era su su otro amigo, quien ya había hecho acto de presencia. Aquel pingüino vistiendo de manera elegante. Este se acercó a ambos chico para poder hablar. A Tyrone le entrego una pequeña bolsita. Mientras que a Austin solo le dio un abrazo.

— Miren quien nos visita. — decía Pablo. — El salvavidas lindo.— Decía Pablo. Recordando el viejo juego de surf.

— Totalmente cuate. — Contesto el alcé.

— Un gusto también verte Pablo. — sonriéndole. — Al menos estoy tranquilo que no soy el más bajo.

— ¡Oye!. — se enojó. — No es mi culpa.

— Ya perdón.

— Oye Austin. ¿Te gustaría venir a mi casa?.

— Supongo que está bien.

— Lo invitas a él y no a tu mejor amigo. — dijo resentido.

— Pablo. La fiesta que tú organizaste.

— Es verdad. — contesto el pingüino. — De todas formas iré después a traer a las chicas.

— ¿Tasha y Uniqua también estarán aquí?.

— Si. Pero llegarán hasta mañana, si quieres puedes venir con nosotros al aeropuerto a recibirlas.

— Me encantaría. Pero no podré. — Respondió Austin. — Mañana estaré ocupado toda la tarde.

— Podemos saber por qué. — Hablo Pablo.

— Abriré un local no muy lejos de aquí la verdad. — decía mientras se abría paso entre medio de ambos, señalando el lugar. — Es ahí, será una tienda.

— Suena interesante.

— ¿Que venderán?. — preguntó nuevamente Pablo.

— Pablo no te metas. — Dijo Tyrone.

— Grosero.

— La verdad es que ni yo lo sé. Soy un empleado nada más, mis amigos son los que construirán.

— Entiendo. — contesto Tyrone. — Bueno, se hace tarde, deberíamos irnos. Ya.

— ¡Yo conduzco!. — Grito el pingüino.

— Como si nos dejara conducir su auto.

Le susurró a Austin. Quien se reía un poco, por el comentario de su amigo.

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