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23. La luna y el mar


 Yoongi había dado por concluido su último año de carrera en el conservatorio. Después de los exámenes y conciertos finales, se había sacudido del cuerpo la ansiedad y sentía que podía respirar de nuevo. La ceremonia de graduación tendría lugar en una semana y, aunque llevaba allí mucho tiempo, aún le costaba creer que lo había logrado, cuando estuvo a muy poco de ni tan siquiera intentarlo.

Estaba feliz y tranquilo, y tenía ganas de asistir a su ceremonia y sentirse protagonista de su vida. Youna, Jungkook, Tae, Namjoon, Haeri, Hoseok, Jimin...todos iban a estar allí. Todas las personas que lo habían ayudado a levantarse cada vez que había caído, o que le habían demostrado lealtad y afecto. Todas las personas que lo habían inspirado a ser quién era, a crear lo que creaba. Y Yoongi no creía que fuera para tanto pero, por una vez, estaba orgulloso de sí mismo.

Bueno, lo cierto era que no estaban todos.

Yoongi podía repetírselo a su corazón todas las veces que quisiera, pero sabía la verdad. En aquel momento, le faltaba una persona. Alguien sin el cual no estaría allí, la persona que le había inspirado su melodía más descorazonadora y triste, también posiblemente la más hermosa, la mejor. Yoongi le había escrito canciones a Seokjin, sobre todo los primeros meses.

Lo había echado tanto de menos que, sin que pudiera impedirlo, le invadía el deseo irracional de hacerle llegar su voz pese a la distancia. Solía imaginar, antes de dormirse, que Seokjin escuchaba la melodía, donde quiera que estuviese, y sabía perfectamente que era para él, que era suya. Y la entendía, aunque no tuviera letra, como si fueran las ondas y los latidos del corazón de Yoongi.

Yoongi le había pedido a Seokjin que brillara. Lo cierto era que Yoongi también quería brillar, para ser visto desde lejos, para ser sentido. Pero todo aquello no eran más que fantasías inútiles que, con el tiempo, había ido olvidando. Se había ido curando de las heridas inevitables que dejaba un amor que, a pesar de su sinceridad y belleza, no pudo ser.

Aquella tarde, se sentía en paz, y todo aquel dolor estaba lejos de él y aunque le había guiado hasta donde ahora estaba, no lo echaba de menos.

Hoseok tenía la cabeza apoyada en su hombro, y estaban en casa, viendo algún drama al que no prestaban demasiada atención. Desde que Hoseok volvía a estar soltero (había salido con otra chica muy brevemente después de Haeri), se había pegado bastante a Yoongi, y los dos se quejaban juntos de su soltería, sin hacer demasiado para remediarla porque, en el fondo, estaban bien así. De vez en cuando echaban de menos la sensación, sobre todo cuando pasaban tiempo con Jungkook y Tae, que, tras casi cuatro años juntos, seguían siendo la pareja más melosa y enamorada del universo.

Pero estaban bien. Para eso tenían a sus amigos, su música, sus latas de cerveza y sus tardes sin hacer nada en casa, comiendo palomitas y viendo la tele mientras hablaban de temas más o menos trascendentes.

Hoseok estaba casi roncando sobre su hombro y Yoongi le dio un codazo para despertarlo, porque se estaba durmiendo él también. El capítulo del drama estaba por el final, y el protagonista estaba sosteniendo delicadamente a la chica en sus brazos. No se había enterado de la mitad de la trama, pero el gesto lo conmovió, independientemente de que los personajes le pareciesen estereotípicos y aburridos.

Empezó a sonar la música del ending y hubo una pausa para publicidad. Hoseok se levantó para ir a rellenar los vasos y Yoongi se estiró en el sofá. Seguía sin prestar demasiada atención a la pantalla, hasta que algo llamó inevitablemente su atención, y se incorporó de repente. Era el trailer de un nuevo drama y, aunque las imágenes habían pasado muy rápido, había creído reconocer a Seokjin en una de ellas. Había creído escuchar su voz, aunque apenas tenía recuerdo de cómo sonaba.

-Hobi-dijo, cuando su amigo regresó a su lado-¿Puedes volver para atrás...la tele...? Necesito comprobar algo...

-Está bien-aceptó Hoseok, con un bostezo.

Yoongi parecía tenso, nervioso, impaciente. Hoseok estaba tranquilo y soñoliento, y no comprendía del todo como funcionaba la televisión, así que se tomó su tiempo para volver atrás las imágenes. Pero cuando por fin lo logró, y Yoongi detuvo la imagen en el momento preciso, se encontró, efectivamente, con el rostro de Seokjin.

Hoseok lo miró boquiabierto, pero Yoongi seguía con la vista fija en la pantalla. Estaba muy sorprendido, a pesar de que siempre había creído, de veras, que Seokjin lo lograría. Estaba viéndolo en una pantalla, tal y como había predicho cuando se despidieron por última vez. Se veía igual que la última vez, con el cabello oscuro, y aquellos labios cuya forma Yoongi ya no sabía dibujar de memoria pero cuyo tacto no había podido olvidar.

No sabía lo que sentía y, aún así, le dio la espalda a Hoseok porque sabía que iba a llorar y no quería que lo viera. Hoseok vio como se sacudían levemente sus hombros y supo que estaba llorando. Lo abrazó por la espalda, obligándolo a recostarse sobre él.

-¿Qué sucede, Yoon?-preguntó, con suavidad.

-Es que...no recordaba su rostro, no recordaba su voz... Había olvidado sus rasgos, Hobi...y me sentía mal por eso, porque sí recordaba que lo amé mucho, sí recordaba que era hermoso. Y es algo realmente tonto, pero me acuerdo de una vez que salimos en barca al anochecer, cuando casi no nos conocíamos, y la luna se reflejaba en el agua. Y Seokjin se parecía a la luna, y yo era como el mar, y él se reflejaba en mí, y eso también me volvía hermoso. A veces todavía me pregunto si seguirá llevando el colgante que le di en Paris...-Yoongi se echó a reír, con un deje de tristeza.

-Oh, Yoon...-Hoseok le dio unas palmadas en la espalda, sin saber muy bien qué decir, pero conmovido por sus palabras.

-Sabía que lo conseguiría-añadió Yoongi, secándose los ojos con la manga del suéter-. Se lo dije, y él no me creyó. Míralo ahora.

-¿Vas a...vas a querer verlo cuando salga?-preguntó Hoseok, con cautela.

-Sí-Yoongi asintió-. Él venía a verme tocar el piano. Yo también quiero verle hacer algo que le apasiona. Seguro que es bueno en ello. Podríamos bajar al piso de Kook y verla los cuatro juntos...Los jueves...Ponía que salía los jueves...¿no?

A Yoongi le extrañaba que Jungkook no le hubiera mencionado aquello. Estaba algo aturdido pero, después de pensarlo, se dio cuenta de que probablemente se lo había ocultado porque pensaba que podía hacerle daño el verlo de nuevo. Tal vez Jungkook tenía una noción de amor diferente a la suya, porque no podía imaginarse olvidar a Taehyung, o seguir viviendo sin él a su lado. Tal vez Jungkook sabía algo que él desconocía, como que Seokjin había vuelto a enamorarse. Si así era, estaba bien, se dijo Yoongi. Hablaría con el chico y le preguntaría, y le dejaría claro que todo lo que hubo entre Seokjin y él había quedado en el pasado, y no era más que un recuerdo bonito, difuso y cada vez menos doloroso...Algo que no pudo ser y no fue, algo a lo que no había por qué dar más vueltas.

...

-Nadie le hacía sonreír como tú-dijo Jungkook, con un suspiro-. Se le iluminaban los ojos cuando te miraba, y a mí me hubiera gustado verle así siempre pero...no podía ser. Fue cuando Tae estaba en el hospital, ya sabes...Supongo que, no lo sé, yo estaba lleno de amargura. Y le dije que el amor era darlo todo por alguien, o tener la valentía de renunciar por entero a ese alguien. Me sentí responsable de eso, cuando él decidió irse, porque quizá, en el fondo, yo también esperaba que lo arriesgara todo por ti y que, si yo no era feliz, al menos él pudiese serlo por fin. No...no pretendo excusarme, sé que en parte tuve la culpa de que se fuera...

-Kook...No fue culpa tuya-le tranquilizó Yoongi-Y le hizo bien irse. Me alegro de que se fuera. Parece que le fue bien.

-Pero tenía que habértelo contado-insistió Jungkook-. No sabía muy bien cómo actuar respecto a esto...No sabía cómo me ibas a mirar si te hablaba sobre Seokjin, por eso te decía las cosas de forma muy vaga. Y Tae me decía que tenías derecho a saberlo, porque mi hermano fue tu amigo, antes que cualquier otra cosa. Así que...bueno...también deberías saber que está divorciado, desde hace ya tiempo...Y cortó toda relación con su padre, igual que mamá...

Los ojos de Yoongi mostraron sorpresa, pero Jungkook no supo descifrar ningún otro sentimiento. No quería que, si aún quedaba dentro de él algo de lo que una vez sintió por Seokjin, se avivara la esperanza en su corazón. Tal vez no era prudente hacerse ilusiones, porque la gente cambiaba al pasar de los años. Y había cosas que no cambiaban, pero Jungkook no estaba seguro sobre si su relación era una de ellas, así que no dijo mucho más sobre el tema.

-Y...bueno...Seokjin estará en Seúl la semana que viene. Un par de días antes de tu graduación, tiene una rueda de prensa o algo así...¿Quieres verle...?

-Sí-dijo Yoongi, y el corazón empezó a latirle deprisa.

Seokjin estaría tan elegante...Esperaba poder verle, aunque solo fuera desde lejos, y reconocer su manera de andar y de mirar, pero también quería verlo cambiado, más seguro de sí mismo, más brillante.

-Quizá venga a comer a casa después del evento. Ahora que...bueno, es una celebridad en potencia, seguramente no esté tan cómodo en un restaurante del centro...Y podríais ir a pescar después. Seguro que tenéis mucho que contaros-dijo Jungkook, con una sonrisa.

-Me gustaría que viniera a mi ceremonia de graduación-dijo Yoongi, sonriendo sin mirar a su amigo a los ojos-, pero tal vez esté ocupado.

-Encontrará tiempo para verte, estoy seguro. Lo sé-respondió Jungkook, rodeándolo con sus brazos.

Quería pensar, como ya le había dicho a Taehyung, que dos personas que se habían encontrado en el momento incorrecto, podían volver a conocerse y a enamorarse, sin perder la memoria que había contribuido a convertirles en quienes eran. Dos perdedores sin rumbo que habían encontrado el camino de sus sueños, en parte porque se habían encontrado el uno al otro.

...

Yoongi aplaudió hacia el final de la rueda de prensa, pero el sonido no logró ahogar el latir fuerte de su corazón al saber que, en unos minutos, volvería a tener delante a Seokjin. Los reencuentros siempre eran impredecibles, tensos de maneras más agradables o menos. Mágicos, a veces. Yoongi no sabía cómo iba a mirarlo, con qué palabras iba a saludarlo.

Seokjin llevaba un traje de terciopelo granate, y se había peinado hacia atrás, descubriendo su frente. Llevaba algo de maquillaje que iluminaba su rostro, y quizá algo de brillo en los labios. Yoongi estaba vestido con una sudadera de Jungkook, que le sobraba varias tallas y le hacía parecer más pequeño, y unos vaqueros de pitillo que realzaban sus delgadas piernas. No hacía frío, pero él se sentía temblar.

-Yoongi.

Yoongi estaba pensando en cómo iba a enfrentar a Seokjin, pero al darse la vuelta, vio que era él quién le hablaba. Seokjin sonrió, y él también se sintió libre para sonreír. Apoyó la cabeza en su hombro y le abrazó con fuerza, mientras el otro lo levantaba del suelo.

-Me alegro de verte-dijo Jin.

-Y yo, hyung. Estoy tan orgulloso de ti, por todo...

-Iré a verte, ¿de acuerdo? A tu graduación. Kook me lo dijo. Tenía un photoshoot, pero ya le he hablado a mi agente para ver si puede aplazar la fecha-dijo Seokjin, atropelladamente.

Ya se habían separado del abrazo, pero las manos de Seokjin seguían en las suyas, y no pudo evitar fijarse en que aún llevaba el colgante que le había regalado en Paris. Algo oxidado y gastado por el uso, porque no era de plata auténtica. Seokjin le sonrió y bajó los ojos, casi avergonzado.  

Fueron en coches separados hasta la casa del pueblo, porque al fin y al cabo Seokjin tenía más amigos en Seúl de los que pensaba, y no cabían todos en el mismo vehículo. La comida en casa de Jungkook y Taehyung se convirtió, por ese mismo motivo, en un picnic en la playa. El mar estaba en calma y el sol en lo más alto del cielo. Todo el mundo tenía cosas que preguntarle a Seokjin, sobre todo si había conocido a ciertos actores o idols, o le pedían anécdotas sobre el rodaje o incluso spoilers del drama. 

Yoongi se limitaba a escucharlo a hablar, en silencio y con una leve sonrisa iluminando su rostro. Lo que estaba contando Seokjin era interesante, pero él había desconectado, demasiado concentrado en sus facciones, en su voz, en su manera de mover las manos al hablar, en todo aquello que le resultaba familiar y ajeno al mismo tiempo. No sabía cómo iban a ser las cosas entre ellos de allí en adelante, o si se verían a menudo. Después de todo, Seokjin era un hombre ocupado, y él no sabía que rumbo seguir después de haber acabado su carrera en el conservatorio.

El futuro era incierto; todo lo era. No obstante, él se sentía bien en aquel momento. Le bastaba con tenerle delante otra vez, aunque solo fuera una vez. Con saber que aún permanecía algo de lo que una vez habían tenido, de esa manera de comprenderse sin necesidad de palabras, de esa comodidad que se daba entre ellos, incluso después de varios años.

Cuando ayudaron a recoger el picnic mientras Jungkook y Taehyung se mojaban los pies en la orilla, sus ojos conectaron de nuevo. Yoongi no lo sabía, pero Seokjin estaba dándose cuenta, en aquel instante, de que aún lo amaba. Se había dicho, la noche en que se enfrentó definitivamente a su padre, que tan solo ver de nuevo a Yoongi podría despejar esa duda. Y ya no tenía dudas de que sentía muchas cosas por él, incluso si, de algún modo, habían vuelto a ser extraños.

Pero eso no importaba demasiado. Al fin y al cabo, se habían convertido en grandes amigos a los dos días de conocerse, y no necesitarían mucho tiempo para conocerse de nuevo. Una tarde de pesca, como había sugerido Jungkook días antes. 

El sol tardaba mucho más en ponerse en verano, por lo que regresaron tarde a casa, y cenaron con Taehyung y Jungkook. Después, estuvieron jugando a videojuegos, pero Seokjin y su hermano menor se pusieron especialmente competitivos. Taehyung miraba a Yoongi como queriendo decirle algo, con una sonrisa, levantando las cejas. Yoongi se limitaba a apartar la mirada y a fingir que estaba concentrado en el juego.

-¿No es muy tarde para salir a pescar?-preguntó Yoongi, cuando Jungkook prácticamente les echó del apartamento para quedarse a solas con su chico.

-Era una sugerencia-Jungkook se encogió de hombros y le guiñó el ojo a su esposo y complice, aunque debía creer que nadie le había visto hacerlo-. Solo queremos tener un poco de privacidad... y además Jin puede quedarse en tu casa ahora que vives solo. Nunca te has quedado a dormir en casa de Yoongi...¿verdad?

-Creo que no-dijo Seokjin, mirándose las manos.

-Puedes quedarte en la antigua habitación de Namjoon, aunque no sé si está muy ordenada...

-Podemos dormir juntos entonces...-sugirió Jin-...digo, no es cómo si no lo hubiéramos hecho mil veces antes...¿no?

-De acuerdo, Jinie-dijo Yoongi-, aunque mi cuarto también está hecho un desastre...¿Quieres que vayamos al muelle...?

-Me gustaría que robaras una barca para los dos. La que robaste esa vez...

-Tomar prestada-le corrigió Yoongi, con una media sonrisa. 

Subió corriendo al piso de arriba para ir a buscar su caña de pescar, y enseguida regresó junto a Seokjin y le ofreció su mano para abandonar el lugar y salir a pasear en barca, pese a que casi anochecía...


...

Quedan solo un capítulo y el epílogo :)

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