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12. How do you sleep


Yoongi se echó a correr en cuanto hubo doblado la esquina del restaurante y comprobado que nadie lo seguía. ¿Qué demonios acababa de hacer? Lo había estropeado todo, y no sabía si había manera de solucionarlo. Para él, besar a alguien nunca había significado el fin del mundo, pero tampoco había besado nunca a uno de sus amigos, y mucho menos a una persona casada...

Estaba en las afueras del pueblo, más cerca de la casa de Hoseok que de su propio apartamento. Recordó que Hoseok había sido el único que, de forma no tan errónea, se había dado cuenta de su atracción por Seokjin. Y no sabía muy bien si quería hablar de ello en aquel momento o no, pero quizá lo necesitaba. Quizá Hoseok tendría las palabras correctas para calmarle, mentirle, decirle que lo que había hecho no era el fin de nada, que no era tan malo...

No quería contárselo a Namjoon. Le avergonzaba, porque había actuado de una forma impulsiva e inmadura y, de todos modos, Namjoon ni siquiera sospechaba que algo así pudiera darse. Sin embargo, al llegar al portal de Hobi, se sentó en los escalones de la entrada, sin decidirse a llamar al timbre. Sacó su móvil del bolsillo.

Tenía dos llamadas perdidas de Seokjin, y le estaba llamando de nuevo en aquel momento. Observó la pantalla, casi como si quisiera atravesarla con la mirada, hasta que la llamada finalizó. También tenía varios mensajes pero, sin siquiera revisarlos, bloqueó el contacto, presa del pánico.

Se llevó las manos a la cabeza y se echó a llorar, temblando por el frío y la lluvia. Llevaba lloviendo de forma torrencial todo el camino, y apenas se había dado cuenta, tan embebido en insultarse y compadecerse de sí mismo como estaba. Pero su cabello estaba completamente húmedo y aplastado, y parecía un gato mojado y escuálido. Debía de estar ofreciendo una imagen patética, y eso era lo justo, porque así se sentía.

-¿Yoongi...?

Quién acababa de abrir la puerta y le observaba apenada desde arriba no era otra que Haeri, la novia de Hoseok. Llevaba botas altas de lluvia, que seguramente se había puesto solo para salir hasta el portal, porque llevaba puesto uno de los pijamas de su chico.

-¿Estás bien...? No, no sé para qué pregunto eso...es obvio que no lo estás...¿Por qué no llamaste al timbre...? Vas a enfermarte si te quedas aquí-le tendió la mano y le invitó a pasar.

-Te vi desde la ventana-dijo Hoseok, corriendo hacia él, solícito-Ponte algo de ropa seca, si no quieres coger un resfriado...¿Qué estabas haciendo ahí afuera...? ¿Qué ha pasado, Yoon...?

-Besé a Seokjin.

A las palabras de Yoongi les siguió un silencio casi sepulcral.

-¿Qué? Ya lo sé, ¿Vale, Hoseok? Tú tenías razón, joder. ¿Estás contento? He metido la pata hasta el fondo porque no sé controlar mis putos impulsos y ahora yo...ahora yo...No sé que voy a hacer...-Yoongi parecía estar a punto de romper a llorar de nuevo.

-Eh...está bien, Yoongi-dijo Hoseok, instándole a sentarse en el sofá y acercándose para abrazarle.

-No, déjame...Debería...debería acabar de joderlo todo y decir que...hasta hace no tanto, yo estaba...me gustabas mucho, Hobi, más de lo que se supone que deberías, y era una verdadera tortura cada vez que eras amable y...

-Yoongi...

-Lo siento, lo siento...Yo...supongo que solo...Pero eso ya pasó, de verdad. Y no tenéis nada de que preocuparos. No es que tuvieras que preocuparte por eso en ningún momento, Haeri...No es que yo...Lo que intento decir es...¿Por qué siempre tiene que ser tan difícil? ¿Por qué no puedo enamorarme de alguien y que ese alguien se enamore de mí, y que no duela, ni siquiera un poco...o quizá solo lo suficiente para hacerme saber que es real...?

-Yoongi, Yoongi, respira...-dijo Hoseok.

Haeri se acercó a los dos, con el gesto compungido, y también se abrazó a Yoongi, que parecía estar atrapado en un sandwich de amor.

-Siempre, siempre...la única vez que tuve algo así, con Jimin...yo...lo jodí...Fue por mi culpa, así que tal vez sea mejor así...Tal vez sea mejor así, porque así solo me dolerá a mí, nadie tendrá que sufrir por mi culpa...Debería, debería pedirle perdón a Jiminie...

-Cálmate un poco, tómate tu tiempo, y después explícame lo que ha pasado con Seokjin-le dijo Hoseok, con voz suave-. Seguro que no es tan terrible...¿Ya cenaste...? Puedo prepararte un café...Bueno, mejor un té, porque un café no va a ayudar a que te tranquilices.

Yoongi acabó cubierto por una manta calentita de cuadros, con una taza de té humeante en las manos, y contando con todo detalle lo ocurrido mientras tanto Hoseok como su novia asentían a sus palabras. Acabaron por convencerle (aunque no del todo) de que, si Seokjin había tratado de contactar con él después de lo ocurrido, significaba que no lo iba a perder por eso, y Yoongi prometió que desbloquearía su contacto y hablaría con él cuando se sintiese preparado para ello.

Estaba agotado, por lo que le permitieron quedarse a dormir en el sofá de la sala. Hoseok le dijo que la puerta de su habitación estaba abierta si necesitaba algo, y Haeri y él fueron a acostarse. Yoongi no pudo pegar ojo en toda la noche, porque, a pesar de que sus amigos habían logrado calmarle un poco, su imaginación seguía volando en direcciones catastróficas. Le hubiera gustado tener un botón para apagarla pero, como no lo tenía, no pudo conciliar el sueño y se despertó con ojeras profundas a la mañana siguiente.

...

Seokjin había estado más sumido en la confusión que en la desesperación. Jungkook y Tae no habían dejado de preguntarle a qué había venido aquello, y él solo podía responder que no lo sabía. Había sido una sorpresa también para él, y tampoco sabía a qué venía y, en caso de que fuera un gesto de afecto sincero, de esa clase de afecto...no sabía qué hacer.

Se había admitido a sí mismo que sentía algo por Yoongi, pero no había tenido en cuenta la posibilidad de ser correspondido...¿a dónde iba a llevarles eso...? Y más aún teniendo en cuenta que sus mensajes no parecían llegarle ya a Yoongi, y que no estaba aceptando ninguna de sus llamadas, y no parecía que fuese a hacerlo pronto.

Sin embargo, Seokjin no podía evitar hacerse la pregunta. ¿Podía aquello ser amor, y tendría él la voluntad de renunciar a ello sin probarlo, si se le daba la oportunidad? Estaba pensativo, sentado todavía en la mesa del restaurante, mientras los otros dos chicos murmuraban algo que no alcanzó a escuchar.

-Al menos prueba el postre. Mientras no responda, no hay más que puedas hacer-dijo Jungkook, encogiéndose de hombros.

-Podríamos ir a buscarlo a su casa-sugirió Tae.

-Es evidente que ahora no quiere hablar. Tenemos que darle tiempo...Pero hyung...el otro día no me respondiste...¿era Yoongi...? Me preguntaste cómo supe que me gustaba Taehyung...¿era por Yoongi...?

-Koo, no lo presiones...-dijo Taehyung, besándole los rizos que le caían por la frente-. Los dos necesitan tiempo...

Jin se había quedado sin hambre, por lo que Jungkook le ayudó, terminando de comer el helado por él. Todo el camino de vuelta, fue en silencio mientras los chicos continuaban dándole vueltas al asunto, mareando todavía más sus pensamientos y sospechas. Agradeció que llegara el momento de despedirse y conducir de regreso a casa, donde Iseul aún le esperaba, aún despierta.

Tampoco él fue capaz de dormir aquella noche, y el hecho de estar acompañado por su esposa solo sirvió para que se sintiera peor porque, a pesar de que Yoongi no parecía querer que contactara con él, seguía albergando esperanzas de que surgiera algo entre ellos, y eso no estaba bien.

Fueron pasando los días. Ya era viernes de nuevo, y Seokjin había tenido una semana muy productiva, pues se había volcado en su trabajo. Las estadísticas de ventas eran aburridas, pero si tenía que concentrarse en ellas, no podía pensar en Yoongi al mismo tiempo. Pasó algunas noches en la oficina, porque no podía dormir de todos modos. Lo llamó un par de veces más, pero no hubo respuesta.

Yoongi, por su parte, ocupaba su tiempo estudiando partituras y practicando en el teclado. No le había abierto la puerta a Taehyung la vez que llamó para sus clases de piano, porque no estaba seguro de si el chico le había visto besar a Seokjin, y no quería tener que dar explicaciones de algo que ni siquiera él comprendía por completo.

De lunes a viernes, pasó todo el tiempo que pudo en el conservatorio. Cuando iba y venía en tren, no podía dejar de pensar en Seokjin, en esa primera vez que lo llevó hasta Seúl en coche, en el hecho de que le había convencido de aceptar la beca, de perseguir un sueño que él creía haber perdido.

Había pensado en desbloquearle, e incluso se había preparado mentalmente para atender la llamada la vez siguiente, pero lo dejó sonar, prometiéndose que respondería en el último momento. Min Yoongi era débil y cobarde, y no tenía la capacidad de lidiar con las consecuencias de sus actos.

Suspiró y miró a través de la ventana. Ya era primavera, pero todavía nevaba. La habitación donde practicaba en el piano a solas daba a la entrada del conservatorio, y Yoongi reparó entonces en una figura familiar, con un abrigo de cuadros y las manos en los bolsillos, y el rostro más hermoso que había visto en su vida. Maldijo para sus adentros, porque ya no se atrevía a salir, a pesar de que ya era casi hora de cerrar.

"Vamos, cuanto antes lo enfrentes, antes pasará. No puedes evitarlo para siempre, hasta que lo olvides...Sal ahí y deja de ser un maldito cobarde..." se dijo...pero se quedó clavado al asiento...

Volvió a mirar por la ventana, pero Seokjin ya no estaba allí, y sintió una presencia a sus espaldas. Supo entonces que se le había agotado el tiempo para prepararse, y se dio la vuelta sobre la banqueta del piano, enfrentando brevemente su mirada...

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