—¿Entonces? —HyungWon lo miró, la cara apoyada en su mano. Hoseok se obligó a apartar la mirada.

—No sé, creo que eso es leer, mirar por horas pedazos de papel y crear imágenes en tu imaginación.

HyungWon asintió despacio y sonrió.

—Profe, ¿alguna vez leyó un libro que le pareció tan bueno que prácticamente se apoderó de usted por el resto del día? Como si, no sé, estuviera caminando, haciendo lo que se supone que debe hacer, pero su mente todavía está atrapada en esa línea que lo golpeó en el estómago cuando la vio por primera vez...

—¿Cómo si tu corazón todavía latiera con fuerza en algún lugar entre esas páginas?
—HyungWon hizo dibujos invisibles en la mesa con su dedo.

Hoseok cruzó los brazos sobre la mesa y se acostó en ellos.

—Exacto.

—Me pasa todo el tiempo, soy un romántico empedernido cuando de literatura se trata
—soltó una risita por lo bajo. Hoseok hizo un esfuerzo sobrehumano por no hacer alguna estupidez y comerle la boca en ese mismo lugar.

—Fue una clase muy interesante —dijo finalmente—. Me gusta cómo explica, supongo que la pasión que le pone a las cosas hace que su clase sea tan... atractiva.

HyungWon levantó una ceja y sonrió.

—Me alegro que encuentres mis clases interesantes. Las horas se me pasaron volando —dijo mirando su reloj—. Quedé en almorzar con Min. —Se levantó y se puso el saco, Hoseok lo miraba aún recostado sobre sus brazos. Le encantaba mirar a su profesor. Era cautivador, con su voz profunda y algo ronca, sus ademanes aristocráticos y su pelo largo—. Entonces, ¿te veo mañana en la universidad?

Hoseok se levantó y se acomodó la ropa. HyungWon detalló cómo los jeans se pegaban a los muslos musculosos y las venas de sus antebrazos se tensaban cuando hacía algún movimiento. Tenía que ir con cuidado alrededor del lindo boy scout o iba a terminar arruinando las cosas para ambos. Se aclaró la garganta que estaba reseca y estiró una mano. Hoseok la agarró y la estrechó entre las suyas.

—Hasta mañana, Hoseok.

—Hasta mañana, profesor...

—Y entonces, ¿ya te desvirgaron o qué?
—MinHyuk se cruzó de piernas y bebió de su copa.

—Me temo que mi consolador tendrá que cumplir horas extras esta noche —HyungWon se desabrochó los botones superiores de la camisa y se recostó en la silla.

—¿Qué es lo que encuentras más atractivo en una mujer? —MinHyuk desvió su mirada hacia la entrada donde una mujer alta de pelo oscuro y rizado entraba para sentarse en una mesa pegada a la ventana.

—¿Usualmente? Sus novios.

—¿Crees que sea atractiva?

HyungWon volteó a mirarla.

—No es mi tipo.

—¿Cuál es tu tipo?

—Con más pene. En serio, mátame ya.

—Con gusto lo haría, pero la sangre en la ropa es difícil de quitar. ¿Te dio mucho trabajo el niño sexy?

—No sé cómo resistí una clase, me hervía la sangre. Tengo que buscar algún tipo de distracción o voy a terminar perdiendo mi trabajo y ganándome una denuncia por acoso sexual.

Min largó una carcajada.

—Deja de ser tan dramático. Al chico le gustas.

HyungWon miró a su amigo por encima de su copa. El vino era delicioso.

—No me mires así, tienes el gaydar más deplorable de la historia o eres el gay más despistado que conozco.

—No quiero lanzarme a la piscina con un yunque atado al cuello.

—Oye, son adultos y no creo que el chico sea virgen, y si es así tienes que asegurarte ese trasero —HyungWon lo pateó discretamente pero se rio del comentario. Ese trasero había estado dando vueltas como molino de viento en su cabeza.

—Mejor cambiemos el tema porque mañana tengo que verlo y honestamente está jodiendo mi cabeza.

—Bien, pero mantenme al tanto de tu aventura prohibida con tu alumno. —Ordenaron la cena y luego discurrieron en conversaciones triviales.

—Así que estarás fuera un mes, ¿a dónde irás? —preguntó a su amigo.

—México. Se encontró una escultura azteca en un templo. ¡Madonna santa, esto está delicioso! —Cerró los ojos saboreando la comida—. Aprovecharé para broncearme, ¿quién dice que mi princesa barra príncipe exótico no está esperándome por aquellos lados?

—Dicen que los latinos están locos —acotó HyungWon burlándose de su amigo.

—Genial, mejor así, no podría estar con alguien cuerdo. Sabes... veré a Mark este viernes antes de irme.

HyungWon frunció el ceño.

—Creí que lo odiabas.

—¿Y? Solo planeo tener mis piernas en sus hombros, no vivir con él.

—Buen punto, pero no creo que sea muy buena idea, Min.

—Pues entonces demándame, tendré sexo con él de todas formas —Min hizo un gesto con los dedos simulando el acto sexual.

—Estás mal de la cabeza —HyungWon sacudió la mano y ambos se echaron a reír.

Hoseok tomó asiento en la primera hilera, sacó sus apuntes y esperó a su hermoso profesor.

—Hola —dijo un muchacho a su lado— supe que eras nuevo. Soy HyunWoo —alargó una mano grande y Hoseok le sonrió con los labios apretados.

—Soy Hoseok.

—¡Wow, veo que tomaste apuntes! —el muchacho señaló el cuaderno que había usado para las clases en la biblioteca.

—Ya sabes, nunca son suficientes apuntes
—Hoseok se encogió de hombros y le sonrió.

—Si, te entiendo. Igual es una materia interesante, el profesor Chae es una persona genial, hace que sus clases se disfruten. Ojalá hubiera más profesores así.

—Tienes razón. Él es... increíble.

—Ya lo creo, si no fuera mi profesor intentaría algo con él.

Hoseok lo miró, más no sonreía. El chico lo miró.

—¡No me digas que eres homofóbico! Vaya, estaba seguro que estábamos en la misma vereda.

Hoseok se relajó.

—No, no es eso, pero es un profesor...

—Lo cual es una pena —en ese momento HyungWon entró al aula. Vestía una camisa suelta de color borgoña y unos pantalones negros algo amplios pero que le quedaban muy bien a su figura alta y elegante. El cabello suelto, espeso y brillante enmarcándole la cara, y esos lentes dorados que le quedaban de fábula— porque el profe es ardiente como el mismo infierno.

Hoseok asintió sin poder quitarle la mirada de encima. Necesitaba aprobar esa materia, pero nunca había contado con que su mayor distracción fuese a ser su profesor.

HyungWon suspiró y se apoyó en su escritorio, frente a la clase. Se acomodó el cabello hacia atrás y miró a sus alumnos. Cuando sus ojos se encontraron con los de Hoseok, le guiñó un ojo. Hoseok de repente sintió mucho calor y se quitó el suéter de hilo que le quemaba la piel.

—¿Qué es el amor y qué es el miedo? —la voz ronca de HyungWon llenó el salón. Algunos alumnos se miraron y sonrieron. Amaban las clases del profesor Chae—. ¿Qué es lo que los hace decir ¡estoy enamorado!? ¿Qué es lo que hace que su corazón galope desbocado? Frank Herbert una vez dijo: 'Me enfrentaré a mi miedo. Permitiré que pase sobre mí y a través de mí'. ¿El amor y el miedo van de la mano?

Una chica levantó la mano, HyungWon le sonrió.

—Bueno, creo que el amor va de la mano del miedo. Uno cuando se enamora siente miedo de todo, ¿no? No sé, de no ser correspondido, de no complacer al otro, de perder a esa persona...

—¿Qué es lo que la hace decir usted que está enamorada?

La chica se llevó la lapicera a la barbilla y lo pensó unos segundos.

—No sé, quizás no lo estuve nunca, en definitiva el amor se manifiesta de muchas maneras y no puedo asegurar que todos lo perciban de la misma manera.

—Por supuesto, pero yo le pregunté a usted
—HyungWon la alentó a que siguiera hablando.

—Emm, ¿anhelo? El querer respirar a través de esa persona.

—Ah, eso me gusta. Ojalá pudiera tatuarme esa frase —todos rieron—. ¿Alguien más?

Un chico de la última fila levantó la mano. HyungWon lo señaló con la lapicera.

—Adelante.

—¿Cuando el tiempo junto a esa persona es insuficiente?

—Ah, perfecto —dijo, se levantó y caminó en círculos: —'De repente me di cuenta de que teníamos tiempo prestado, que el tiempo siempre es prestado y que la agencia de crédito exige su prima precisamente cuando estamos menos preparados para pagar y necesitamos pedir más prestado'.

—Oh, por favor profesor, díganos que vamos a leer ese libro —dijo una chica emocionada—. Es perfecto.

HyungWon la miró y se le iluminó el semblante.

—Es un libro precioso —dijo— y desafortunadamente muy corto. Pero no veo por qué no podríamos estudiarlo. Bien, decidido, para la siguiente clase consigan Llámame por tu nombre de André Aciman.

Hoseok se apresuró a anotar el nombre.

—Ahora sigamos, entonces ¿podemos decir que el amor y el miedo van de la mano?

Esta vez fue HyunWoo quien levantó la mano, Hoseok vio cómo la mirada del profesor gravitaba hacia su espacio y de golpe se sintió asfixiado.

—Señor, Son, lo escuchamos.

—Bueno, creo que eso depende de la persona.

—¿Entonces?

—Para mí, el amor es lo opuesto al miedo. Uno no debería sentir miedo de entregarse, de amar.

—Pero el no debería no siempre implica una resolución —dijo Hoseok a su lado—. En teoría, lo que dices sería lo idílico, pero quizá no es lo real. Que uno se diga a sí mismo que no debe sentir miedo no significa que no lo sienta.

HyunWoo asintió dándole la razón a su compañero.

—A usted señor Shin, ¿que lo hace enamorarse? —la pregunta del profesor lo tomó por sorpresa y se quedó mudo unos segundos.

—Eh... no lo sé, no lo puedo decir con certeza, profesor. Puedo decir las cosas que hacen que tenga un lapsus de amor pero no son perpetuos, por lo menos jamás lo experimenté, pero no sé.

—Vamos a arriesgarnos —HyungWon tomó una marcador negro y se dirigió a la pizarra—. Entonces tenemos amor y temor. —Anotó esas dos palabras en columnas— empecemos, entonces tenemos anhelo...

—¿Complicidad? —preguntó una chica del sector del medio.

HyungWon iba anotando todo lo que sus alumnos iban a diciendo.

'Confianza', 'entrañamiento', 'seguridad'.

—¿Buen sexo? —acotó un chico alto de la primer fila. Todos rieron, algunos silbaron.

—Ah, sexo. —HyungWon se volvió a apoyar en el escritorio y cruzó los brazos—. Bien, es totalmente válido.

Una chica de aspecto risueño levantó la mano.

—Y a usted, profesor, ¿que lo hace gritar 'estoy enamorado'?

Toda la clase hizo silencio, Hoseok se inclinó hacia adelante. Quería saber la respuesta.