Se cambió lo más rápido que pudo sin ni siquiera peinarse porque no lo encontraba necesario y despidiéndose de su madre con un beso salió donde estaba el auto de Jay.

–He de creer que tu despertador no sonó. –el rubio asintió.– vamos, te pasaré a comprar algo al starbucks antes de clases.

–No es necesario, me carga que gasten tanta plata en mí. –mencionó Jake colocándose cinturón.

–Es lo mínimo que puedo hacer, puedes dormir si quieres por mientras. ¿Algo en especial que quieras?

–Mientras que sea algo caliente y que me despierte toda la mañana, estoy bien. –se acomodó mejor apoyando su cabeza en el ventanal.

–Bien.

El viaje fue silencioso ya que apenas cerró los ojos, Jake volvió al mundo de los sueños. Jay para no molestarlo, tenía música en un solo oído y no en la radio.

Estacionó su auto frente al starbucks para hacer los pedidos, para él pidió un Capuchino y para el australiano con ojos de cachorro un Latte de vainilla.

Volvió a subir al auto colocando las bebidas en el porta vasos y movió al menor.

–Hey, despierta bella durmiente. –Jake abrió los ojos algo cohibido por no saber dónde estaban.– te pedí un vainilla latte, ¿te gusta?

Jake asintió agradeciéndole al mayor tomando de a poco su bebida.

Ya llegando al liceo Jay estacionó su auto, Jake iba a bajar pero Jay lo detuvo. El pelinegro rodeó el auto para abrirle la puerta al pequeño rubio.

–Que caballero, así fue como me enamoraste. –pestañeó Jake tomando la mano de Jay para salir del auto, hablando sarcásticamente.

–Por su puesto príncipe. –Jay besó su mano.– vamos, llegaremos tarde.

Tomados de la mano, entraron con todas la miradas puestas en ellos. Jake se tensó encogiéndose en si mismo, no estaba acostumbrado a tanta atención.

Heeseung tenía llamas en los ojos.

Jay infló el pecho con orgullo y Jake se puso rojo de la vergüenza.

Por otro lado, cierto grupo de chicos estaba con la boca abierta. No creyendo lo que veían.

–¿Jake? –preguntó sorprendido Riki.

–Hola chiquillos. –Jake les compartió una sonrisa nerviosa.– Oh, sorpresa.

–¿El Jay y tú están pololeando? –preguntó confundido Jungwon.

–Así es –Jay colocó su mano en la cintura del rubio.– ayer empezamos a pololear.

–eeeh, wena po, felicidades chiquillos. Espero que duren caleta. –dijo Sunoo sonriéndoles.

–Jake.

El nombrado volteó a ver quien lo llamaba y se tensó al ver quien era.

–Heeseung. –nombró con voz suave el rubio.

–No sabía que estabas pololeando. –preguntó sereno el mayor.

–Pues sí, y aquí está su pololo por si no te diste cuenta. –respondió Jay poniendo su brazo alrededor de los hombros de Jake.

Heeseung le dedicó una mala mirada a Jay y viceversa, el silencio era sepulcral y Jake estaba al medio de todo.

–¿Comiste algo? –Jake no quería que hubiera algún pleito así que cambió de tema rápidamente.

–Si, me comí un pancito con queso antes de salir. –le sonrió al menor.– me imagino que igual comiste algo, no habrá quedado en nada lo que conversamos ayer.

–Jay me compró un Latte de vainilla, así que estoy bien.

–¿Nos vamos, amor? –Jay recalcó la última palabra.

–Si, hay que ir a clases. –Jake miró a Heeseung y le dedicó una pequeña sonrisa.– que estés bien Heeseung, suerte en clases.

–Para ti también Jakey.

Ingresando al salón de clases los puestos fueron como todos los días, Jake se sentó junto a Sunghoon y Jay en los puestos de atrás junto a sus amigos.

–¿No teni nada que explicar? –preguntó Sunghoon.

–¿Qué tendría que explicar? –respondió como si no supiera a qué se refería.

–Hasta ayer querías tener a Jay lejos de ti y hoy llegan diciendo que están pololeando. –Sunghoon apoyó la mano en su mentón.– medio sospechosa esa wea.

Jake puchereo haciéndose el inocente, creyó que deberían darle el premio al actor del año.

–Puede ser que solo fingía... estamos recién empezando po.

–¿Y Heeseung?

–Heeseung es solamente un ap, tarde o temprano se me iba a pasar. –el profe llegó.– ya oh, pone atención que a ti no te va tan bien en matemáticas .

Sunghoon aún con el sentimiento extraño, solo dispuso a poner atención en clases. Claro con eso aún en la cabeza.

Al terminar las clases, como Jake fue el primero en terminar la tarea fue el primero en salir.

Salió al casino rápidamente al casino para hacer fila y esperar a sus amigos.

Sintió murmullos cerca de él. Para no escucharlos, se colocó audífonos con música para relajarse un rato.

–¿Me puedo colar aquí?

Subió la mirada encontrándose con Jay, hizo una mueca y asintió. Guardó sus audífonos y le dedicó una sonrisa forzada.

–¿Todo bien? –preguntó el mayor preocupado.

–Si, solo tengo que fingir tener pololo mientras de la nada soy el tema de la copucha del día. Excelente. –dijo Jake con sarcasmo.

–No pesques a esa gente envidiosa, no tienen nada mejor que hacer. –le entregó una nota.– Ten, la nota del día.

–Aún no salimos de clases. –Jake tomó el papel y lo guardó en su bolsillo para verlo después.

–Si, pero creo que la necesitas más ahora que después. –tomó una bandeja con su comida y le sonrió.– Te espero en la mesa.

Jay se fue a sentar donde estaban sus amigos y sin ningún problema empezó a entablar una conversación con ellos.

Sacó el papel de su bolsillo y lo abrió.

"Tu sonrisa ilumina mis días más que el mismo sol.

P.J"

Sonrió inconscientemente con sus mejillas tiñiendose de rosa.

Quizás, el gringo no era tan dolor de poto después de todo.