cuatro
Jake dejó las flores frente a la tumba y se sentó frente a esta, se le revolvía el estómago estar ahí.
–Hoy se cumplen 5 años desde que partiste. –sus ojos se pusieron vidriosos, respiró profundo para no llorar.– mamá no pudo venir, tenía mucha pega. Igual me quedaré con Sunghoon hoy.
Miró alrededor jugando con sus manos, un día lunes no estaba lleno. Solo había un par de abuelitos y una señora que cuida el lugar.
–Por lo menos no estaré solo.
Tomó su mochila despidiéndose de la señora para tomar micro a la casa de Sunghoon. Como demoraría un poco decidió colocarse audífonos para no quedarse dormido.
Secó sus lágrimas por sus manos, no le gustaba llamar la atención y menos por todo lo que había pasado ese día. Puso su capucha y vió por la ventana para poder distraerse un poco.
Bajó tiempo después cuando ya dió con su paradero yendo hasta la casa de Sunghoon que quedaba a unas cuadras de ahí.
Pasó sus manos por su cara para comprobar si ya había dejado de llorar y menos mal ya no lo hacía, limpió rápidamente su cara con sus manos sacándose el gorro y tocó el timbre.
Su mejor amigo le abrió con una sonrisa cálida, extendiendo sus brazos.
El menor de estatura entendió y rápidamente se escondió en el pecho de su mejor amigo permitiéndole llorar todo lo que no había podido soltar en ese día. Sunghoon solo acariciaba su espalda y pelo para transmitirle tranquilidad.
–No pasa nada, aquí estoy. Estaremos juntos y veremos tus películas favoritas para que te sientas mejor, ¿si? –Jake asintió.– ¿Trajiste a Teddy?
Jake hizo un sonido de afirmación.
–Ve a cambiarte y lavarte la cara, por mientras prepararé todo acá abajo.
Haciéndole caso a Sunghoon, Jake subió a su habitación que ya bien conocía. El azabache puso los platos y los vasos en la mesa del comedor y esperó a su amigo para elegir cuál película ver primero.
El australiano bajó con su pijama y oso en la mano sentándose al lado de su amigo, sonrió emocionado al ver la cantidad de golosinas a su alrededor.
Aunque era día lunes no les importaba si al día siguiente tenían clases, ambos eran alumnos sobresalientes y tenían buena asistencia.
No importaba si llegaban un poco tarde por quedarse dormidos.
Entre risas y comida se les pasó la hora volando, siendo alrededor de las dos de la madrugada.
Dejando los platos en la cocina fueron a la habitación del menor para poder dormir lo que quedaba de noche.
–Hola primo. –entra a su casa de lo más normal.– ¿estás listo para ir al liceo?
–¿y cuando avisas que nos iríamos juntos? –preguntó Sunghoon extrañado aún por su presencia.
–¿Acaso tengo que agendar hora para ver a tu primo favorito?
–Soy tú único primo.
–Es lo mismo. –se encogió de hombros.
–Hoon, ¿quien tocaba la puerta tan temprano? –un somnoliento Jake llegaba al pasillo al ver de quien se trataba.
–Vaya, hoy si que son buenos días.
El rubio al ver que estaba el primo de su primo frente a él y se encontraba en pijama aún corrió
al baño rojo por la vergüenza.
Jay rio.
–So cute.
El rubio volvió a la habitación de su amigo en busca de su mochila y ropa, cuando estaba guardando se alarmó al ver que le faltaba lo más importante.
Buscó por debajo de la cama, el escritorio, detrás del computador y nada.
Teddy no aparecía y ya estaba entrando en pánico.
Sintió unos pasos de alguien llegar a la puerta e imaginó que era su amigo.
–Sunghoon, ¿viste donde dejé mi osito? –preguntó Jake mientras movía las sábanas para ver si estaba entre medio.
–Aquí tienes tu osito, darling
Lastima que no era Sunghoon quien estaba en la puerta.
–Gracias estaba más asustado que no lo tuviera- ...oh
Oh...
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