08. Un viejo amigo sastre.
Quince minutos después, estábamos Zyra y yo solos en la habitación de Jaden, pues yo tenía ropa de hombre puesta y a Zyra simplemente no le apeteció bajar al brindis.
Estábamos en silencio los dos, pero podía sentir la mirada de Zyra sobre mí. Mis ojos rodaron hasta él y tenía una mirada de inspección en su rostro.
Yo estaba intentando fingir que no me incomodaba.
—¿Nos hemos visto antes? —preguntó inclinando levemente su cabeza sin apartar la vista de mí.
—No lo creo —disentí sacudiendo levemente la cabeza. ¿Por qué dijo eso? ¿A caso él me ha visto antes? ¿O me parezco a...?
Por fin apartó sus ojos de mí y se encogió de hombros.
—A decir verdad estoy un poco confundido —habló fijando su vista en el suelo, parecía hundido en sus pensamientos.
No dije nada, solo esperé a que continuara hablando.
—No eres de aquí —afirmó sin siquiera pestañear—. Pero aquel vestido que traías puesto es de muy buena calidad —señaló el vestido húmedo que se encontraba tirado en un rincón de la habitación.
¿Qué? ¿Qué estaba diciendo?
Giró la cabeza y me volvió a mirar fijamente.
—Eres de alguno de los barrios bajos de la ciudad, tu actitud y forma de hablar no es como la de las chicas de esta fiesta, sin ofender, eres bastante linda pero es fácil distinguir que no eres de aquí —comenzó explicando—. El vestido de ahí es de alta costura, fue hecho a la medida y se puede ver por el tipo de costuras que tiene, son hechas a mano. A menos que sea un regalo o lo hayas robado, no tendrías por qué tenerlo.
Cada palabra que salía de su boca me dejaba cada vez más confundida y con miedo. Él no me conocía, yo ni siquiera sabía de su existencia.
—El vestido lo hizo mi madre —fue lo único que logré pronunciar, realmente estaba atónita. ¿A caso él sabe algo de...
—¿Tu madre es costurera? —inquirió entrecerrando los ojos.
—Sí, lo es —mentí—. ¿Cómo es que sabes tanto sobre eso? —señalé el vestido, esperaba que mi pregunta cambiara el tema.
—Tenía un viejo amigo sastre, a veces estaba con él así que aprendí muchas cosas, bueno, y mi madre es diseñadora de modas —explicó sonriendo.
"Tenía un viejo amigo sastre"
—¿Tenías? ¿Ya no es tu amigo? —pregunté curiosa, ignorando completamente lo que dijo sobre su madre.
Se quedó en silencio unos segundos.
—Falleció hace poco —dijo, pero no sonó triste, más bien resignado, enseguida se puso de pie y caminó hasta la puerta de la habitación—. Iré por un trago, ¿quieres que te traiga uno?
Negué con la cabeza.
—Pero, ¿me podrías decir la hora? —le pregunté antes de que se fuera. Con tanto lío se me había olvidado por completo que debía regresar a mi casa antes de que Mirella despertara.
Zyra asintió y sacó un teléfono de su bolsillo dándole un vistazo.
—Son las diez y media —seguido de eso salió de la habitación dejándome sola.
Las 10:30... ¿Tan poco tiempo llevó aquí?
◃•◈•▸
"Viejo amigo sastre".
Moví los dedos sobre mi pierna.
"Viejo amigo sastre".
El sonido de una rama raspó por la ventana de la habitación.
"Viejo amigo sastre".
Escuché mi propia respiración entrar y salir por mi nariz.
"Falleció hace poco"
¿Falleció?
No, no es él.
Porque no puede estar muerto.
No.
No es él.
—¡Volvimos! —un Reyth muy alegre entró a la habitación seguido de Jaden.
Di un leve brinco en mi lugar por el inesperado grito y sonreí aún hundida en mis pensamientos.
—¿Quieres? —un vaso pequeño se posó delante de mis ojos, trayéndome de vuelta a la realidad. Jaden me estaba ofreciendo una bebida.
—¿Qué es eso? —pregunté analizando el vaso de vidrio que sostenía delante de mí.
—Vodka —respondió.
—No, no quiero, gracias —realmente un trago no me caería nada mal, pero los Winsclerk aún no son personas en las que confíe.
Jaden pareció comprender la razón por la cual no acepté la bebida, porque enarcó una ceja y le dio un trago a la bebida para después volvérmelo a ofrecer.
Bueno, no tenía ninguna especia de droga pero si el virus de Jaden.
Lo acepté.
Incliné el vaso hacía mis labios y bebí todo el contenido de golpe, podía sentir el líquido frio y rasposo deslizarse por mi garganta, sí, definitivamente necesitaba un trago.
Tan pronto como me separé el vaso de la boca, Zyra apareció sonriendo en la puerta con una botella en cada mano.
—Tendremos nuestra propia mini fiesta aquí —avanzó bailando.
—¿Qué trajiste? —cuestionó Reyth sentándose en el suelo.
—Vodka y tequila, lo necesario para ponernos hasta el cu...
—¡Shh!, no seas vulgar —exclamó Jaden con una mirada reprobatoria.
—Que mamón —dijo Zyra y después se sentó en el suelo al lado de Reyth.
Jaden se sentó en el suelo al otro extremo de Reyth y Zyra.
La mirada de los tres se dirigió hasta mí, me encogí de hombros y me senté en el suelo igual que ellos, recargándome en la orilla de la cama.
—Bien, ahora que estamos todos reunidos como los buenos amigos que somos —comenzó a hablar Zyra, pero se detuvo cuando me miró—. Y con Katherine, por supuesto. Tengo que decir, que estas fiestas no me gustan chicos, vengo porque los anfitriones me caen bien, pero la fiesta es un asco. Oh, y la comida, también vengo por la comida.
—A mí tampoco me gustan —habló Reyth con un tono de disgusto.
—¿Y a quién sí? Creo que la única persona a la que le gustan es a Karim —Jaden rodó los ojos.
¿Conocen ese momento de las películas en el que una persona está hablando mal de alguien y ese alguien aparece justo en ese momento? Bueno, pues eso pasó justo ahora.
—Te equivocas —Karim apareció en la puerta haciendo que todos diéramos un brinco del susto.
Supongo que se nos está haciendo costumbre.
—Oh vamos, amas estar aquí, te encanta que todo salga perfecto —exclamó Jaden sin inmutarse por la llegada de su hermano.
—Odio estas fiestas —respondió Karim, luego entró en la habitación y le quitó la botella a Zyra, la destapó y le dio un gran trago—. Mamá y papá pusieron el gran peso de organizarlas todos los años sobre mí, ¿crees que tú podrías hacerlo? Por supuesto que no, si escasamente te sabes cuidar a ti mismo.
¿Recuerdan cómo hace unas horas Karim mantenía perfectamente la paciencia con Jaden? Pues parece que llegó a su límite.
El rostro de Jaden parecía enfadado.
—No es mi estúpida culpa que quieras tener a nuestros padres contentos hasta con tu jodida respiración, relájate, tienes veintidós años, no cincuenta —exclamó Jaden bastante molesto.
Karim suspiró y cerró la puerta para luego sentarse en el piso al lado de Jaden.
—¿Qué haces? —interrogó Zyra con el ceño fruncido, dirigiéndose a Karim.
—Sentarme con ustedes —respondió Karim con obviedad.
—¿Y tus invitados? —cuestionó Jaden con un leve tono de burla.
—Que les den —soltó Karim y todos lo miramos sorpresivamente.
Jamás me imaginé a Karim diciendo esas tres palabras.
—¡PUES QUE LES DEN! —Zyra gritó y me aturdió un poco los oídos.
◃•◈•▸
Un trago llegó a otro y luego una secuencia seguida de estos.
De pronto Zyra soltó una carcajada sonora. No tenía idea de por qué se estaba riendo, pero no pude evitar reírme junto con él, tan pronto como ambos estábamos muriéndonos de risa, los demás comenzaron a reírse también.
En el tiempo que llevaba en esta casa no había escuchado la risa de Karim, lucía muy relajado.
De pronto dejé de reír y me limité a observarlos. Jaden no parecía altanero con Karim, a Reyth se le había quitado la cara de tristeza que no había podido notar hasta ahora viéndolo reír, Zyra no paraba de carcajearse, lo cual me hacía soltar pequeñas risas al verlo, y Karim ya no parecía querer matar a todo el mundo.
No eran tan engreídos después de todo, un poco molestos y ruidosos, pero en el fondo parecían una linda familia.
—¿Te comió la lengua el gato? —Jaden preguntó sentándose a mi lado.
Fruncí el entrecejo involuntariamente.
—¿El gato? ¿No era el ratón? —me reí mientras lo decía.
—Es igual —habló conteniendo una risa—. ¿En qué piensas?
—¿Mmh? Oh, ustedes, ustedes parecen una linda familia —suspiré.
No bebí demasiado, pero la cabeza me estaba dando vueltas levemente, recordé que no había comido mucho durante el día así que el alcohol había tenido más efecto sobre mí del que debería, sentía los ojos pesados y me estaba comenzando a dar sueño.
—Ojalá fuera así siempre, nuestra única manera de convivir sin discutir entre nosotros es estando ebrios —habló con un tono de voz un poco más frio.
Era cierto que cuando estás borracho te abres más emocionalmente, quizá cuando ya bebiste demasiado dejas de pensar en lo que dirá la gente sobre lo que piensas, así que solo lo sueltas y ya.
Las personas deberían de ser así siempre, no solo cuando están ebrias.
—¿Por qué siempre retas a Karim? —la pregunta salió de mí sin pensar. Hablé bajo, así el único que me escuchó fue Jaden—. ¿No has pensado que tal vez si dejaras de hacerlo no estarían peleando a cada segundo?
Jaden se quedó mirando un punto fijo en el suelo al lado de sus pies.
—No lo sé, creo que así he sido siempre, no puedo evitarlo, la gente dice que es porque le tengo un poco de envidia —se encogió de hombros como si le restara importancia—. Tal vez tengan razón.
—¿Por qué le tendrías envidia? —cuestioné sin sonar abrumadora o insistente, realmente le estaba brindando mi apoyo.
—Es el hijo favorito, mis padres dicen que no, pero se nota mucho, Karim podría incluso encontrar cinco pesos tirados en la calle y todos le aplaudirían —torció la boca en una mueca de tristeza—. Creo que les tengo envidia a todos mis hermanos.
—¿Y a los demás por qué? —pregunté después de unos segundos de procesar lo que me decía, ¿hablaba en serio?
Siguió observando el piso en silencio. No insistí en mi pregunta, ni lo presioné.
—Reyth es el menor, mis padres siempre lo protegen y cuidan un poco más, Leydan es un tanto difícil, por lo que intentan mantenerlo contento todo el tiempo, y Karim pues —suspiró—. Pues es Karim. Después estoy yo, que no doy problemas pero tampoco beneficios, no necesito atención como Leydan, protección como Reyth, ni felicitaciones como Karim. Soy solo un hijo más.
Joder, eres un Winsclerk ¿Cómo puedes ser solo un hijo más?
Jamás he consolado a alguien, ¿qué se supone que se debe decir?
—Yo... —paré de hablar porque en verdad no sabía que decir.
Jaden negó con la cabeza antes de que yo lograra pronunciar otra palabra.
—No hace falta que digas algo, es más, si pudieras no hablar sobre esto y olvidarlo estaría mejor, solo tenía que sacarlo.
Me limité a asentir con la cabeza y desviar mi atención en los demás chicos. Zyra le mostraba algo que había en su celular a Reyth y Karim solo estaba viendo la botella de tequila mientras le daba uno que otro trago.
De pronto una cancioncilla sonó.
Karim sacó un dispositivo del bolsillo de su pantalón y lo miró fijamente.
—¡Mierda! —exclamó sin apartar la vista del celular.
La mirada de todos se dirigió a él, esperando que dijera la razón de su exclamación. Sus labios se entreabrieron y cerraron como si él mismo estuviera procesando lo que iba a decir.
—Es Leydan —masculló con una mueca de disgusto.
—No le contestes y ya —Jaden habló sin darle importancia.
—Ah claro, que buena decisión, no responder una llamada de Leydan —Karim habló entre dientes.
—Contéstale —Reyth habló rápidamente.
—Estoy ebrio, por si no lo notas —Karim se señaló a sí mismo.
Sí que lo estaba, las palabras que todos pronunciaban sonaban arrastradas y trabadas.
El celular no paraba de sonar
—Contestarle ebrio o no contestarle, en ambas opciones probablemente se enoje, ¿qué muerte será menos dolorosa? —dijo Zyra rascándose la barbilla mientras pensaba.
Beep.
Beep.
Cancioncita molesta.
—No creo que se moleste porque estás ebrio, a él no le importa —dijo Jaden.
Tonadita entrando por mis oídos y causando severo dolor de cabeza.
—Solo contesten —hablé irritada por el sonido repetitivo del dispositivo—. ¿Qué es lo peor que puede pasar?
—Se me ocurren varios finales alternos y creo que ninguno termina bien —comentó Zyra.
—Dame, yo contesto —dije.
Un momento ¿Qué dije?
La cara de los tres giró bruscamente hacía mí. Todos estaban confundidos, y a decir verdad yo también. Yo incluso más.
¿Qué le iba a decir?
Mi cerebro parecía trabajar a mil por hora, cuando de repente los cables sueltos y llenos de licor que tenía se conectaron y de un chispazo una idea surgió en mi mente.
—Le diré que estás arreglando un asunto de la fiesta y que olvidaste tu celular —expliqué la primer idea que se me vino a la mente.
—Estás algo ebria —dijo Jaden como si quisiera mandar a la mierda mi perfecto plan.
—Sí, pero él no me conoce, ¿qué le importa que yo esté ebria? —hablé con un tono de obviedad.
Karim entrecerró los ojos pensando y luego me ofreció su celular.
Estaba bastante borracho como para discutir esto.
Lo tomé y miré la pantalla confundida.
Jaden pareció notar mi mirada de confusión y al igual que había estado haciendo durante las últimas horas, adivinó lo que estaba pensando. Se inclinó un poco hacía mí y habló.
—Desliza ese botón verde hacia arriba y pon el móvil en tu oreja —señaló un pequeño botoncito verde en el centro de la pantalla.
Hice lo que dijo y me puse el celular en el oído, no sabía que estaba nerviosa hasta que sentí pequeños temblores de mi mano contra mi cara.
—Joder Karim ¿Tienes el celular en el culo o por qué tardas tanto en responder? —una voz masculina exclamó al otro lado de la llamada.
Ajá, ¿y ahora?
—N-no soy Karim —musité como pude.
Hubo un total silencio unos segundos. Los chicos me observaban fijamente como si pudieran escuchar la conversación también. Tan callados como si sus lenguas hubieran desaparecido de pronto.
—¿Y tú eres? —preguntó, por su tono de voz, sonó irritado.
—Uh... no importa, solo que Karim fue a arreglar unas cosas de la fiesta, tal vez podrías llamarle más tarde —hablé con más seguridad, al menos el alcohol servía de algo.
Se escuchó una carcajada sarcástica.
—Karim no se separa de su celular ni para bañarse, hazme un favor y pásamelo, necesito preguntarle algo—su voz sonaba impaciente y molesta.
Entonces me enojé.
Porque si hay algo que me molesta más que los imbéciles, son los imbéciles que no escuchan.
Algo dentro de mí se molestó más de lo que pude controlar. Ese idiota no tenía ningún derecho a hablarme en ese tono.
—Oh ¿Eres sordo? Déjame repetirlo, Karim fue a arreglar unas cosas de la fiesta, tal vez podrías llamarle más tarde —hablé molesta, deteniéndome en cada palabra—. ¿Ya te quedó claro? ¿O lo repito de nuevo? —fingí una voz de cortesía.
¿De dónde saqué valor? No lo sé.
Hubo otro silencio en la llamada.
Mi mirada se levantó hacía los chicos que se encontraban con la barbilla casi en el suelo y con los ojos tan abiertos como platos.
Leydan volvió a hablar.
—No te creo, pero Karim ya no me importa, ¿cómo te llamas tú? —preguntó. Y me desconcertó al instante. Sentí su voz ligeramente tentadora.
Y no voy a negar que me dio curiosidad, pero igual me molestó.
—No te interesa —solté con amargura—. Llámale a Karim más tarde, adiós —fue lo último que dije antes de congelarme por unos segundos debido a que no sabía cómo cortar la llamada. Miré rápidamente a Jaden, quien aun sorprendido, estiró velozmente su brazo y deslizó un círculo rojo en la pantalla.
Joder.
Mi vista se volvió a posar en los chicos.
***
Nota de la autora:
Holaaaaa
¿Cómo están?
<3
—Ariel R. Zales
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