06. María Juana, ¿quién? Ah, marihuana.
Después de la inoportuna interrupción de Jaden, por fin logré comer. Ahora estábamos los tres en el pasto, Jaden estaba recostado boca arriba con los ojos cerrados y una mano puesta en su pecho, y Reyth estaba sentado a mi lado sin decir una sola palabra.
Se podía escuchar el soplar del viento contra las paredes de vidrio, fuera de eso, todo era completo silencio, pero no era uno incómodo, más bien era uno de mucha tranquilidad, este lugar en serio relajaba.
Lo hacía.
Bastante.
Relajaba mucho.
¿Por qué estaba tan relajada?
Mi exclamación mental ni siquiera sonó a exclamación.
Giré mi cabeza velozmente en dirección a Reyth, quien estaba jugando con una plantita que tenía en las manos, él notó mi movimiento brusco porque alzó el rostro para mirarme.
—¿Por qué estoy tan relajada? —pregunté frunciendo el ceño.
Por un momento creí que la pregunta que formulé no era la adecuada, es decir, ¿quién pregunta eso?, pero entonces Jaden respondió aun con los ojos cerrados.
—Es por el estúpido jardín, específicamente, las gardenias —dijo haciendo énfasis en la palabra "gardenias".
Pregunta número 1: ¿Qué son gardenias?
Pregunta número 2: ¿Qué?
—¿Eh? —fue lo único que pude pronunciar debido a mi confusión.
—Las gardenias son aquellas flores de allá —esta vez habló Reyth, señalando unas flores blancas muy hermosas que se encontraban cerca de nosotros—. Tienen un aroma relajante, no es muy fuerte, pero tomando en cuenta que llevamos bastante tiempo aquí —se encogió de hombros.
—¿Estamos drogándonos? —las palabras salieron de mi boca por sí solas.
Jaden soltó una carcajada sonora al tiempo que se incorporaba con nosotros.
—Es gardenia, no María —habló con tono de burla.
—¿María? —interrogué frunciendo el entrecejo. Estaba bastante confundida.
¿Quién carajos es María?
Reyth me miró con extrañeza.
—María Juana —habló intentando aclararme la mente, como si agregar otro nombre me hiciera comprender lo que querían decir.
Claro que no funcionó, ahora también había una Juana.
—Mejor conocida como marihuana —Jaden masculló con obviedad tras mi largo silencio—. Creí que eras de un barrio de por aquí —bufó incomprensible.
No pude evitar sonar ofendida.
—Soy pobre, no drogadicta —clamé.
Jaden se disculpó con una mueca y habló:
—El punto es que no nos estamos drogando, la planta solo suelta un aroma relajante, es todo, ahora vámonos antes de que me quede dormido, por favor.
Reyth asintió y se puso de pie, Jaden y yo repetimos su acción.
Caminamos hasta la entrada y antes de que pudiéramos cruzar la puerta, una figura apareció delante de nosotros.
Y así de fácil es como la tranquilidad desaparece por completo y de golpe.
Creo que todos dimos un mini saltito del susto, aunque Jaden lo disimuló un poco.
Karim estaba justo enfrente de nosotros, con una mirada furiosa y los puños en la cadera como si fuera una jarra.
Oh no.
—¿Qué demonios hacen aquí? —exclamó con un tono de molestia en su voz.
Reyth se rascó detrás de la oreja con nerviosismo.
—Estábamos comiendo —dijo con una pequeña sonrisa de inocencia.
—¿En el jardín? —Karim preguntó arqueando una ceja como si fuera muy difícil de creer.
—Sí, aquí se disfruta mucho mejor la comida —esta vez habló Jaden, como si no le importara que Karim estuviera molesto.
Este último mencionado le echó una mirada de impaciencia al rubio, se notaba que Jaden lo retaba deliberadamente.
—Pudieron haber comido con los demás invitados —cruzó los brazos y habló, aun así su tono de voz no sonaba alterado, estaba intentando no perder la paciencia.
—Sí, eso mismo dijo Jaden —Reyth murmuró soltando una leve risa.
Jaden giró su cabeza hacia él, frunció el ceño y exaltó sus ojos en modo de advertencia.
Reyth hizo un gesto de cerrar la boca y desvió la mirada como si no hubiera dicho nada.
—Somos los anfitriones de la fiesta, deberían estar con los invitados al igual que yo —dijo ignorando el comentario de Reyth.
Jaden soltó una risa burlona y habló.
—Créeme Karim, el noventa por ciento de los invitados vienen por la comida o porque papá les insiste en que vengan, no a vernos a nosotros, deja de intentar hacer que todo salga tan perfecto, entra al jardín e inhala las gardenias, afloja tu corset, tomate un trago, yo que sé, solo relájate.
Reyth apretó los labios con incomodidad.
Karim giró su cabeza en mi dirección y fijó sus ojos en los míos, ignorando completamente a Jaden y a su comentario.
Oh no.
—¿Y ella? —me miró de pies a cabeza, jamás me había sentido tan juzgada, ellos tres se veían tan elegantes en comparación a mí que no podía evitar sentirme tan inferior.
—Oh, ella es nuestra nueva invitada —Jaden pasó un brazo alrededor de mi cuello y sonrió.
¿Soy qué?
Reyth dio una sonrisa de boca cerrada tras el silencio que se formó.
Entonces Karim frunció el ceño y entreabrió la boca para decir algo, algo que no logró porque Jaden lo interrumpió de inmediato.
—Bueno, ahora danos permiso porque vamos a ir por un trago y disfrutaremos de nuestra fiesta. Si eso es lo que quieres que hagamos, ya no reprocharé más —se encogió de hombros poniendo su mano libre en su pecho con un dramatismo exagerado. Caminó casi arrastrándome consigo y rodeamos a Karim, que se quedó sin decir otra palabra más.
Reyth caminó detrás de nosotros.
Tan pronto como cruzamos la elegante sala, me quité de encima el brazo de Jaden y lo miré confusa, esperando que él dijera algo, pero no lo hizo, solo me echó una ojeada sin ningún tipo de emoción y pasó de largo junto a mí, perdiéndose por los siguientes pasillos.
—¿Crees que deba agradecerle? —le pregunté a Reyth aún con la mirada fija en donde se perdió Jaden.
—¿Por no dejar que Karim te sacara de la fiesta? —inquirió el castaño.
Desvié mis ojos hacía él y asentí con la cabeza.
—No, sin ofender, no lo hizo por ti, solo le gusta llevarle la contraria a Karim —explicó.
Ah, solo me usó para retar a su hermano, es muy lógico.
Y sin importancia.
◃•◈•▸
Ya llevaba mucho tiempo al lado de Reyth, al principio creí que él no me quería dejar sola a mí, pero luego comencé a creer que era yo la que le hacía compañía.
No le habla a nadie de la fiesta, he visto unas dos veces a Jaden y a Karim rondando por ahí mientras platican con cuantas personas se les atraviesan, pero Reyth no.
Creo que era cierto que a Reyth no le agradan las personas, aunque pensándolo un poco, parece ser que a las personas no les agrada Reyth. Tal vez solo es muy joven para entablar una conversación con este tipo de gente.
Y no soy una persona insensible pero, estoy aquí para obtener respuestas y no las puedo conseguir con un Winsclerk al lado de mí todo el tiempo.
—Debo usar el baño —hablé cuando se me ocurrió una forma de alejarme por un momento de él.
Dejó de hablar acerca de... no escuché su último tema, y asintió con la cabeza.
—Está por allá —señaló hacia un pasillo—. A la izquierda en la puerta blanca —me dio una sonrisa amigable que hizo que mi corazón se encogiera en su lugar.
Basta, este no es momento para tener conciencia.
Reyth no era nada mío, no me tiene que importar, no me tiene que importar, no me tiene que importar, no me tiene que importar, no me tiene que...
—¿Estás bien? —preguntó con un leve tono de preocupación, ni siquiera me di cuenta de que me había quedado inmóvil.
Asentí rápidamente antes de que mi corazón hiciera una idiotez por una persona que acababa de conocer.
—Ahora vengo —farfullé y me di vuelta para comenzar a caminar hacia donde él me había indicado.
Tienes un plan, concéntrate, no dejes que nadie te lo arruine, mucho menos un Winsclerk.
Bien, mi conciencia tenía razón, no es momento para tener sentido de culpa.
Llegué al final del pasillo y giré hacia la izquierda, donde se podían ver tres puertas, una blanca, una café claro y la última azul grisáceo. Entré en la primera y recorrí el lugar con la vista. ¡Carajo!. No tenía ninguna ventana por la que pudiera salir.
Salí rápidamente y empujé la segunda puerta.
Era como una bodega de escobas y productos de limpieza, salí de igual manera y suspiré antes de poner mi mano en la perilla de la última puerta.
Abrí e inmediatamente mi alma regresó a mi cuerpo. O casi.
Si había una ventana.
Pero era el baño de hombres.
Giré la cabeza en todas las direcciones existentes, asegurándome de que este estuviera vacío. Cerré la puerta por dentro —porque no me iba a arriesgar a que alguien entrara mientras estaba en pleno plan de escape— y me dirigí a la ventana, se abría hacia arriba, la empujé con fuerza y logré abrirla por completo, como plan divino de dios me encontraba en el primer piso —porque después de haber dado tantas vueltas en compañía de Reyth, no sabía en dónde estaba— no moriría hoy, gracias Dios, te debo una.
Me incliné y... y no fue la mejor posición para salir porque acabé cayendo de cara en el pasto, pero el objetivo se logró.
Estaba en el patio trasero de la residencia, frente a mí había una linda alberca y arbustos en forma de esferas a lo lejos, no había personas, por suerte.
Inhalé profundamente. Los arbustos y el césped, combinados con la fresca noche, se sentían tan bien.
Me puse de pie y me sacudí el pasto que tenía sobre el vestido, comencé a caminar rodeando la residencia en busca de una nueva entrada.
Como se notaba que no planeé absolutamente nada, todo era improvisación del momento.
Para mi maravillosa suerte, improvisar siempre funciona, como ahora, donde me encuentro justo enfrente de una puerta entreabierta.
Huele a peligro.
Huele a.... ¿A suavizante de ropa?
Empujé la puerta y segundos después me encontraba en una amplia habitación. Era rara, esta no era una habitación común y corriente, tenía tubos de tela, un par de máquinas de coser y ganchos con prendas de ropa, entonces de un brinco reaccioné.
Este no era cualquier lugar.
No para mí.
Este lugar significaba la fuente de mis preguntas y por lo tanto también de mis respuestas.
Porque esta era la bodega de...
***
Sí sí, pero ¿De quién?🤨
¿Cómo están?
—Ariel R. Zales
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