Capítulo Veinte
Entreabrí mis ojos pero un fuerte dolor de cabeza me impidió abrirlos por completo. Olía a tierra mojada. Intenté moverme, pero mi cuerpo pesaba demasiado. No lograba ver con claridad, todo parecía darme vueltas, y la oscuridad del lugar impedía que notara con exactitud qué pasaba a mi alrededor. Parpadee un par de veces obligándome a recobrar la conciencia, pero antes de que pudiera hacerlo, mis ojos volvieron a cerrarse.
Sentí algo helado caer con fuerza sobre todo mi cuerpo. Una parte de mi cuerpo se sentía congelada y la otra parecía arder de calor. Giré sobre mi cuerpo y solté un desgarrador grito de dolor. Inmediatamente llevé una de mis manos hasta donde sentí el ardor, en la parte baja de mi cabeza, cerca del cuello. Apreté la mandíbula con fuerza al pasar a llevar la herida con mis dedos.
Abrí mis ojos y una oscuridad aterradora me invadió. Todo parecía moverse más lento, que incluso veía con claridad el momento en que las gotas de lluvia caían desde las ramas más altas de los árboles. Apoyé mi brazo derecho sobre el suelo totalmente humedecido, ya casi convertido en barro, y logré sentarme con una lentitud que a pesar de todo llegó a desorientarme. Miré a mí alrededor, e inevitablemente, recordé lo que había sucedido segundos antes de que cayera inconsciente.
- Max... -susurré en voz baja. Me voltee hacia ambos lados en su búsqueda. La última vez él estaba aquí, él me había golpeado, ¿Dónde estaba ahora? ¿Dónde se estaba escondiendo?- ¡Max! –grité con tal fuerza que el dolor en mi cabeza se agudizó, provocando que enterrara mi mano en la tierra desesperada en busca de aferrarme a algo- ¡Max! –volví a gritar, pero esta vez no fue tan fuerte como antes. Sentía una punzada constante en la cabeza que prácticamente me impedía moverme, por lo que poco a poco fui arrastrándome por la tierra hasta llegar bajo un árbol, apoyándome contra su tronco-
Volví a cerrar mis ojos al notar que Max, por el momento, no iba a aparecer. Inspiré hondo y sentí otra punzada en mi cuerpo, pero ahora por mi abdomen. No tenía conocimiento de qué tan mal había quedado después del enfrentamiento, pero a diferencia de ellos, yo seguía siendo humana, podía herirme con facilidad e incluso... morir. Di un suave suspiro e intenté controlar mi respiración que a ratos se agitaba de sobremanera al recordar mi estado.
Estaba en medio del bosque. No traía mi móvil. Carter no sabía dónde estaba, Eric tampoco. Nadie iba a venir a mi encuentro, nadie iba a venir a salvarme como lo hicieron antes, esta vez estaba solo yo contra él, por lo que no podía quedarme esperando a que alguien viniera a mi rescate o a que Max se diera cuenta de lo que estaba haciendo, tenía que escapar, tenía que llegar a Rousel.
Mi mano izquierda seguía presionando el pedazo de tela que me arranqué de la camisa, contra la herida que tenía en mi cabeza. Sentía las gotas de sangre bajar por mi brazo, pero no podía hacer nada más que presionar la herida y evitar que me cayera desmayada en medio de la nada. Con mi mano derecha iba recargándome de cada rama, tronco o piedra que me encontrara en el camino. Podía caminar, sentía a la perfección mis piernas, pero comenzaba a estar tan mareada y desorientada, que a ratos ya no venía un solo camino, sino dos.
No tenía idea de cuánto llevaba caminando, lo más probable es que fueran unas pocas horas, pero estaba cada vez más segura de que me iba acercando a la carretera, no sabía bien si cerca de Cósmicos o no, yo simplemente seguía caminando lo más rápido que podía. De vez en cuando miraba hacia atrás o a mis lados, esperando no encontrarme con algo. No sabía si era paranoia mía o qué, pero sentía que alguien me estaba observando, siguiéndome. Una parte de mi estaba aterrorizada de que quizás fuera Max que había llegado para terminar lo que empezó, pero otra parte, aquella que seguía conectada a él, me permitía dudar y creer que él no había hecho nada bajo su propia consciencia, que todo esto, que la maldita herida que tenía en la cabeza y estaba a punto de tirarme al suelo, no había sido obra de él, sino de Estefany.
La luz que había visto en un principio demasiado lejana, comienza a verse cada vez más cerca y más brillante, iluminando el camino entre medio de los árboles que llega hasta la carretera. Mi vista sigue nublada, e incluso ahora me cuesta enfocar y todo parece moverse más de lo normal. Mis piernas se debilitan al igual que todo mi cuerpo, por lo que me veo obligada a dejar de caminar y recargar mi cuerpo contra un árbol. Mis ojos se cierran por segundos, y entremedio de ello logro ver una figura en la lejanía, no sé muy bien qué es, si es un animal o una persona, pero parece acercarse a mí con demasiada rapidez. Intento ponerme nuevamente en marcha para alejarme, pero mi cuerpo deja de responder y caigo dándome un fuerte golpe en la frente. Me retuerzo de dolor sobre la tierra y dejo de hacer presión sobre la herida, la tela cae hacia un costado y siento como, poco a poco, los latidos de mi corazón se van ralentizando. La figura comienza a verse cada vez más cerca, noto que es una persona, pero no logro descifrar quién es. Un sentimiento de angustia invade mi cuerpo al imaginarme quién podría ser, pero antes de que logre saberlo, mis ojos se cierran.
- Amanda ¿Me escuchas?
Asiento con un movimiento lento de cabeza. Arrugo mi frente y cierro más fuerte mis ojos para evitar así el dolor que ciento. No quiero abrir los ojos. Una parte de mí está demasiado aterrorizada por encontrarme de nuevo con Max, aunque la voz que logré descifrar no era de él.
- Necesito que abras los ojos o muevas una parte de tu cuerpo –me dice la voz masculina-
Vuelvo a asentir e intento mover mi brazo derecho. Se siente como un espasmo. No sé realmente si logré moverme o no. Lentamente comienzo a abrir mis ojos. Todo se ve borroso, y no logro distinguir donde estoy. Mis latidos empiezan a dispararse y a ir mucho más rápidos, me siento ahogada, asustada, dolida.
- Tranquila –escucho que me dicen- todo está bien.
Siento una mano sobre mi mejilla. Con lentitud giro mi cabeza sobre esta y logro enfocar. Ahogo un sollozo cuando me doy cuenta de quién es.
- Eric... -susurro con voz rasposa y labios secos-
- Toma, bebe un poco.
Con cuidado me levanta la cabeza y me inclina hacia adelante, colocando sobre mis labios un vaso que contiene algún líquido. No pregunto qué es, simplemente me lo bebo casi de inmediato, sintiendo como aquel liquido pasa por mi garganta, refrescándome por dentro. Vuelve a dejarme en la posición de antes y entonces sintiendo que mis ojos se llenan de lágrimas. Una mezcla de angustia y alivio me invaden que simplemente dejo correr mis lágrimas.
- Creí que iba a morir.... –digo con dificultad. Estoy siendo totalmente sincera. Ahora que estoy con él, puedo asumir que por un segundo, creí que iba a morir producto del golpe-
- Siento no haber llegado antes –dice mirándome fijamente y acariciando mi mejilla- no sé cómo es que no se nos ocurrió que Max iría en tu búsqueda.
Un escalofrío recorre mi cuerpo al escuchar su nombre. Tenso mi mandíbula para aguantar mis lágrimas, porque ya no quiero seguir viéndome más débil de lo que soy. Trago con dificultad, e intento controlar mis nervios. Lo quiera o no, tengo que preguntarle.
- ¿Dónde está?
- No lo sé –se encoge de hombros y hace un gesto con su rostro que lo delata. Sí sabe, pero no quiere decirme- cuando te encontré estabas sola y...
- No me mientas –murmuro entre dientes- sé que sabes dónde está, así que dímelo.
- Amanda, no creo que...
- Él ya no está –escucho la voz de Carter. Inmediatamente intento buscarlo con la mirada y lo diviso recargado contra el umbral de la puerta- huyó. Tal y como siempre lo hace cuando comete un error.
- No te metas en esto, Carter –le espeta Eric perdiendo el contacto conmigo y dirigiéndole una total amenazadora mirada- tú no tienes idea de nada.
- Por supuesto que sí –lo enfrenta dando un paso en nuestra dirección- ¿Por qué ya no dejas de ocultarle la verdad a Amanda? Ella ya no es la misma que usted creen.
- ¿A qué te refieres? –pregunta confundido-
Es entonces cuando me doy cuenta del poder que tienen las palabras de Carter sobre mí. Él tiene razón. Yo ya no soy la misma que ellos creen, yo... ahora tengo casi las mismas capacidades que ellos. Si Eric no quiere decirme la verdad, puedo averiguarla por mi propia cuenta. Decidida, tomo su rostro con mis manos y hago que me mire. Conecto nuestras miradas y dejo que mi mente se disipe y fluya, dejo que exista la nada.
Eric está tomándome por el cuello, golpeándome las mejillas pero yo sigo tirada sobre la tierra. Mi cuerpo parece no reaccionar, es como si estuviera... muerta. Él empieza a gritar por ayuda, no vino solo. Intenta tomarme en brazos, pero se detiene al escuchar unos pasos, los mismo que había escuchado yo momentos antes.
Me deja donde estaba y se para sigilosamente, como si se estuviera preparando para recibir a su enemigo, hasta que se da cuenta de quién es.
- Max –dice sorprendido-
Max está escondido entre medio de ramas y detrás de un árbol, apenas logro ver su silueta. Todo está demasiado oscuro como para distinguir siquiera su rostro.
- Tienes que salvarla.
- Por supuesto que lo haré –dice Eric- ambos lo haremos y....
- No –lo interrumpe con un grito- tienes que salvarla de mí, de ellos, de todos nosotros.
- ¿Qué....
- Estefany logró meterse a mi cabeza, logró controlarme –dice entre dientes. Se escucha furioso y con la voz entrecortada- yo hice esto.
- No –niega Eric- es imposible. Ellos están usando la piedra blanca, no pueden entrar a nuestras cabezas.
- ¡Yo hice esto! –grita con más fuerza- ¿No lo entiendes? Yo provoque que Amanda terminara así, yo le hice daño, cuando me juré que jamás volvería a hacerlo.
- ¡Pero teníamos un plan! –dice acercándose a él- se suponía que tú terminarías con Amanda para acercarte a Estefany y descubrir lo que estaban planeando con ella. Se suponía que esa maldita Selt no podría controlarte porque estaba usando la piedra.
- Pero nos equivocamos –murmura con voz quebrada. Pareciera como si estuviera... llorando- son más fuerte de lo que creíamos. La piedra ya no tiene el mismo efecto en ellos y por eso yo... yo... -tartamudea- yo terminé haciéndole daño.
- No fuiste tú –dice rápidamente- fue ella quién lo hizo. Ella intentó matar a Amanda.
- ¡Tengo mis manos llenas de sangre! –grita con frustración- de su sangre... ¿No te das cuenta de lo que eso significa? Ella jamás me lo perdonará, y yo jamás seré capaz de estar con ella.
- Lo hará –le interrumpe Eric- sabes todo lo que ella siente por ti.
- No puedo, Eric. No puedo volver a estar con ella, ni ahora, ni nunca. Creo que ya le hice demasiado daño, era solo una humana con una simple vida, y yo llegué a cambiar todo eso.
- No puedes culparte de todo.
- ¡Claro que puedo! –dice furioso- si yo no hubiese aparecido en su vida, nada de esto hubiese pasado y...
- Y jamás hubiésemos descubierto que podíamos sentir. Y seguiríamos atrapados en Rousel, viviendo una vida que no queríamos, y ella... probablemente seguiría teniendo una vida común y corriente como humana, pero no fue así. Nos conocieron, y ya no podemos cambiarlo.
- ¿Crees que no lo sé? No tienes ni idea de lo que daría por devolver el tiempo y no haber llegado a este pueblo.
- ¡Demonios! –masculla Eric- ¡Déjalo de una vez, Max! Esta es la situación en la que nos encontramos ahora, y de alguna u otra forma necesitamos arreglarla y...
- Protegerla –lo interrumpe nuevamente- tienes que protegerla pase lo que pase. Sobre todo de Carter, algo quiere de ella.
- La quiere muerte, tal y como los demás Selt.
- No –asegura- él no tiene el mismo objetivo. Lo sé, si no ya lo hubiese hecho. Algo más quiere de ella, y necesitas descubrirlo.
- Lo haré –asiente- en realidad, lo haremos juntos.
- No. Cada vez que estoy cerca de ella la pongo en peligro, y hay una sola manera de evitarlo.
- ¿Qué estas queriendo decir?
- Sabes a lo que me refiero. No intentes ponerte en contacto conmigo, ni buscarme, nada. Mientras vivas, tienes que prometerme que la protegerás.
- Max... ¿Qué demonios vas a hacer?
- Prométemelo.
- Por supuesto que sí. Te lo prometo.
- Bien –asiente- cuando despierte, si llega a preguntar por mí, solo dile que no sabes dónde estoy y que... y que...
Mis manos caen con fuerza sobre los costados de la cama y mis ojos se abren con una intensidad que llega a desorientarme. De pronto noto que reconozco el techo del lugar. Miro a mi alrededor y me quedo mirando fijamente a aquella ventana que está a mi derecha, detrás de Eric. Mis ojos vuelven a llenarse de lágrimas al recordar el momento en que Max y yo nos sentamos en aquel lugar a reírnos y a besarnos. Giro mi rostro hacia mi izquierda y mi mano toca la suavidad de las sabanas. De pronto las lágrimas comienza a descender por mi rostro y un sentimiento abrumador se apodera de mi pecho al darme cuenta en donde estoy.
Estamos en Rousel, en la casa del abuelo Albert.
- Déjenme sola –murmuro intento mantenerme firme-
- No –dice Carter- estuviste dos días inconsciente y...
- ¡Déjenme sola! –grito furiosa- quiero estar sola.
Ciento una fuerte punzada en mi cabeza pero eso no logra que pierda las ganas de volver a gritarles. Como puedo, me trago las ganas de querer retorcerme de dolor, que ya no es solo un dolor físico.
Escucho la puerta cerrarse y entonces me doy media vuelta, tomo una almohada con fuerza y la pego contra mi cuerpo, abrazándola y hundiendo mi cara en ella, dejando escapar al fin el montón de lágrimas que gritaban por salir.
- No tenías porqué irte....
Murmuro entre sollozos como si él me estuviera escuchando.
Siempre tuve esa duda, esa desconfianza rondando mi cabeza. Max no podía terminar de un día para otro conmigo sin tener una razón. Ella era la razón. Su raza era la razón. ¿Cómo es que no se me ocurrió pensarlo? Él jamás quiso terminar, simplemente lo hizo porque quería averiguar qué quería de mi los Selt y.... Oh por Dios. Si yo hubiese sido sincera con él, si le hubiese contado la verdadera razón por la que los Selt estaban detrás de mí, quizás nada de esto hubiese pasado, quizás Estefany no habría logrado controlarlo y... quizás él no se hubiese sentido más culpable de lo que ya se sentía.
Él me seguía queriendo y yo... yo como una tonta creí en las palabras de alguien más antes que en las de él. Lo deje de lado, le dije que ya no lo necesitaba, le mentí tan fea y cruelmente que incluso me llega a dolor el pecho de tan solo recordar el momento en que le dije que ya no lo quería volver a ver. ¿Por qué fui tan estúpida? ¿Por qué dejamos que otros controlaran nuestras vidas?
Max no lo había hecho. Él no me había lastimado porque quisiera, no tenía consciencia de ello. Estaba siendo controlado por Estefany. Esa maldita Selt se había metido en su cabeza y... todo había terminado para nosotros por su culpa. Y entonces decidió irse. Él volvió a alejarse, igual y como lo hizo antes, igual y como lo hizo cada vez que se le dio la oportunidad.
Me seco las últimas lágrimas que recorren mis mejillas. Ya no puedo cambiar mi destino. Tal y como le dijo Eric a Max, no podemos cambiar ninguna de las decisiones que tomamos. Él se fue y yo no puedo ir en su búsqueda. No por el momento. Ahora, él es mi pasado, él es y será esa parte de mí que me hizo sentir feliz y me ayudo a descubrir un mundo nuevo. Mi futuro, ya está escrito, pero mi presente, puede ayudarme a cambiarlo.
Abro la puerta de la habitación y me encuentro de frente con Carter. Me mira fijamente, y sé lo que está buscando, entrar a mi cabeza. Una media sonrisa se dibuja en mi rostro ante su intento.
- No podrás hacerlo – murmuro sintiéndome victoriosa-
- Justo a tiempo –dice sonriéndome-
- ¿Por qué?
- Porque acaba de suceder en el momento exacto.
Me cruzo de brazos y lo miro arqueando una ceja. No logro entender a lo que se refiere.
- Estas listas para enfrentarte a ellos.
- ¿A quién? ¿A los Selt?
- No –niega- a tus amigos, y decirles quién eres.
- Carter... -susurro dando un paso atrás-
- Vamos –dice tomando mi mano-
- No creo que lo tomen bien –digo insegura y mirando de reojo nuestras manos-
- Lo harán.
- ¿Y qué sucederá después?
- Después... -dice volteándose a verme- iremos a casa.
********
¡Estoy devuelta! Aaaaaah! la verdad es que no sé muy bien como describir este capítulo. Siento que por una parte se está cerrando la historia de Max con Amanda a la vez que comienza una nueva etapa para ella ¿Qué creen ustedes? :O Me encantaría saber sus opiniones!
Miles de gracias por sus votos, comentarios y lecturas! Me pone muy feliz que la novela siempre esté dentro de las historias más leídas <3
PD: Les dejo esta maravillosa canción que me ayudó bastante a la hora de escribir la ultima parte de este capítulo. Ahí le pueden dar la interpretación que quieran, pero yo creo que le queda más a Carter ¿A que sí? ><
Cariños!!! <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro