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Capítulo Nueve

Me serví un poco de cereales con leche y me senté en uno de los banquitos de la cocina. Al parecer los demás seguían durmiendo, por lo que preferí hacer el menor ruido posible mientras me duchaba y vestía, de seguro que habían llegado tarde a casa.

- Hola cariño, ¿Qué tal has dormido?

Mi madre apareció frente a mí, con su pijama de seda. Se veía tan linda, con tanta energía y tan contenta que automáticamente mis ojos se humedecieron al recordar el horrible sueño en donde ella estaba... muerta. Me bajé del banquito y corrí hasta ella, estrechándola contra mis brazos, hundiendo mi rostro en su cuello, llenándome de ese aroma tan particular de madre.

- Oh, cariño –dijo sorprendida, correspondiendo mi abrazo- ¿Está todo bien?

- Sí –susurré y asentí. Si no me controlaba, me iba a poner a llorar en cualquier momento y no tenía ninguna explicación lista para darle- es solo que... quería abrazarte –dije encogiéndome de hombros y alejándome de ella, intentando sonreír-

- ¿Segura que todo está bien? –insistió mirándome con su ceño fruncido- anoche pase a verte cuando llegamos a casa y estabas un poco inquieta, parecías tener un mal sueño ¿Dormiste mal?

Luego de ese horrible sueño que había tenido por culpa de ese maldito Selt, durante toda la noche se me siguieron repitiendo escenas claves en cada uno de mis sueños, por lo que no dejé de moverme incómoda, incluso mi cama había amanecido hecha un desastre.

- No recuerdo qué es lo que soñé, pero está todo bien, así que no tienes de qué preocuparte.

- Sabes que nunca dejaré de preocuparme por ti –dijo esbozando una amplia sonrisa y dándose media vuelta, poniendo el hervidor- ¿Tomaras desayuno con nosotros?

- Nop –dije y alcé mi pocillo con cereales- ya estoy comiendo esto y...

Los dos golpes que le dieron a la puerta interrumpieron nuestra conversación. Mi madre me miro con la frente arrugada, como esperando a que yo le explicara quién era, pero no tenía ni la más mínima idea de quién podía ser, aún era muy temprano como para que Clar se apareciera por la casa.

- Iré a ver –dijo mi madre-

- No –me bajé rápidamente del banquito- iré yo, tú aun estas con el pijama y...

- ¡Oh! –exclamó mirándose de pies a cabeza- lo había olvidado por completo –dijo entre risas-

Negué divertida y caminé hasta la puerta. Quite los seguros y abrí solo un poco para ver quién era. Suspiré pesadamente al verlo. ¿No le había quedado claro que no quería volver a verlos? No por ahora. No mientras tuviera este torbellino de sentimientos confundidos dentro de mí.

- ¿Qué haces aquí? –pregunté rodando mis ojos y apoyándome del marco de la puerta-

- Te venía a buscar. Tenemos cosas que hacer.

- Que yo sepa, no hay nada que tú y yo...

- Oh si –dijo interrumpiéndome y sonriendo de medio lado- alguien me pidió que la entrenara para combatir a los Selt y...

- ¡Ssssh! –lo hice callar poniendo una de mis manos sobre su boca. Me iba a odiar el resto de mi vida si mi madre se enteraba de que no solo los Rogenes eran un género de alienígenas, sino de que habían otros que eran mucho más crueles y horribles- está mi madre en la cocina....

- ¡¿Quién es, cariño?! –preguntó dándome un grito-

- Es Eric, mamá –respondí mirando en dirección a la cocina-

- Dile que pase y que desayune con nosotros.

- Tu madre me ha invitado a comer, así que si tú no quieres venir a entrenar, pues entonces le tomaré la palabra.

Dijo haciéndome a un lado y entrando a la casa, en dirección a la cocina.

- ¡Eric! –susurré en un intento de detenerlo-

- Muy buenos días señora Baker –la saludó con una de sus tantas facetas de chico bueno y modesto-

- Buenos días, Eric. Tiempo sin verte –le sonrió mi madre, terminando de preparar la mesa para el desayuno-

- Sí, he estado un poco ocupado.

- ¿Te quedas a tomar el desayuno con nosotros? Sería bueno que...

- ¡No! –la interrumpí antes de que pudiera decir algo más. Me acerqué a Eric y lo tomé del brazo con fuerza- tenemos cosas que hacer, él solo venía a buscarme.

- Pero tu madre me ha invitado a tomar el desayuno –protestó haciéndose el ofendido pero mirándome con una clara diversión reflejada en sus ojos-

- Pero nosotros tenemos cosas más importantes que hacer –dije entre dientes-

- ¿Te refieres al entrenamiento?

- ¿Qué entrenamiento? –saltó mi madre, mirándonos a ambos con curiosidad-

Quise pegarle un guantazo a Eric por abrir su maldita boca. Sabía que esto lo estaba haciendo apropósito para que me comprometiera con el entrenamiento.

- Ejercicios al aire libre –dije rápidamente antes de que a él se le ocurriera decir algo peor- sucede que Eric me propuso que hiciéramos ejercicios para tonificar el cuerpo y para que...

- Para que Amanda se postule como la próxima Miss de Valle Vill.

- ¡¿Qué?! –espeté abriendo mucho más de lo normal mis ojos-

Tenía que haber escuchado mal. Él... ¡Oh Dios! Iba a matar a Eric ¿Cómo se le ocurría decir una mentira así? Mi madre había soñado toda la vida con postularme al concurso de Miss que se celebran todos los años en Valle Vill producto de su aniversario de fundación, decirle esto, justamente ahora, era como música para sus oídos.

- ¡Eso es fantástico! –dijo mi madre sin poder contener la emoción- ¡Por fin alguien ha logrado convencerla! Desde chiquita que he querido que se postule y me parece que ahora sí que sí, ganara esa corona.

¿Ahora sí que si? ¿Qué, antes no era tan bonita como para ganarme una estúpida corona?

- Gracias por la confianza, mamá –susurré sin mucha gana-

- Pues entonces vayan a ese entrenamiento –dijo sonriéndonos y moviendo sus manos para que saliéramos de la cocina- quiero ver esa corona en la cabeza de mi hija.

- Y así será –dijo Eric esbozando una media sonrisa-


Una vez que me cambie y me puse mi ropa deportiva, me despedí de mi madre dándole un apretado abrazo; al parecer la pesadilla me estaba afectando más de lo que quería. Salimos de casa y me quedé mirando su transporte estando de brazos cruzados. A veces me preguntaba si de verdad era idiota o si en realidad le gustaba cabrearme.

- ¿En serio? –pregunté enarcando una ceja y mirando a Eric- ¿Una moto?

Eric asintió mientras se acercaba a mí y me entregaba un casco negro.

- Sí. El que Max haya dejado su moto de lado desde que está contigo, no quiere decir que todos...

Se detuvo en cuanto se dio cuenta que lo había nombrado. Suponía que mis expresiones ya delataban lo incómoda que me ponía el que hablaran de él como si nada hubiese pasado.

- Vamos –murmuré colocándome el casco y bajando de inmediato la visera-

Eric se subió y luego lo hice yo, rodeándolo de su cadera. Tiempo atrás, cuando Eric aún tenía sentimientos por mí, esto podría haber sido muy incómodo para los dos, pero ahora, que éramos grandes amigos, el abrazarnos, besar nuestras mejillas o incluso compartir una mirada cómplice, no eran nada más gestos que revelaban la confianza que teníamos en el otro. Me aferré a su chaqueta y presioné mi casco contra su espalda, cerrando mis ojos con fuerza, nerviosa y asustada. Si bien con Max habíamos salido un par de veces en moto, yo jamás había terminado de superar mis nervios y desconfianza que me daba andar en algo de dos ruedas.

- ¿Lista? –preguntó al momento en que encendió el motor, provocando que mi cuerpo comenzara a vibrar con el movimiento-

- Si –susurré-

- ¡Ah! –exclamó alzando la voz- no odies tanto a Max. Él tiene sus razones para todo lo que está haciendo.

- ¡¿Qué?!

Pregunté al no entender lo que dijo, pero entonces hizo rugir la moto y aceleró a tal velocidad que incluso llegué a ahogarme con el viento que entraba por mi boca. Tosí un par de veces y luego piñizque su estómago, a lo que él soltó un gruñido.

- ¡Auch! –se quejó-

- ¿Qué dijiste? –grité intentando acercar mi rostro al suyo para que me escuchara-

- ¡No te escucho! –gritó Eric entre medio de una carcajada-

- ¡No seas mentiroso! –gruñí dándole otro piñizco- puedes perfectamente escucharme –dije intentando esquivar el viento, ocultándome en la espalda de él-


El resto del viaje solo fue interrumpido por el fuerte viento que corría y por un par de bocinazos que Eric le propinaba a cualquier auto que quisiera "tirársele encima", aunque digamos que mi amigo tampoco es muy tranquilo para manejar. Durante casi todo el viaje estuve con los ojos cerrados, intentando controlar mi nerviosismo, pero el sentimiento fue en aumento cuando noté hacia donde nos dirigíamos; de tantos lugares, él tenía que elegir Cósmicos.

La moto se detuvo, abrís mis ojos y me separé rápidamente de él, dándole un fuerte empujón por la espalda.

- ¡Ey! –reclamó- ¿Por qué ha sido eso?

Me bajé de la moto, me saqué el casco y le volví a dar otro empujón, pero esta vez mucho más fuerte, provocando que perdiera el equilibrio y que se balanceara un poco junto a la moto.

- ¡Porque eres un idiota! –espeté y le tiré el casco, cosa que él, para mi mala suerte, logró tomar- ¿Qué parte de "no quiero tener nada que ver con ustedes" no entendiste?

Eric dio un largo suspiro y con la mayor de las calmas se bajó de la moto, se sacó el casco y acomodó ambos en cada una de los ganchitos que tenían al costado. Yo, con la respiración acelerada por culpa de los nervios y con unas ganas horribles de darle una cachetada, lo quedé mirando fijamente, presionándolo y queriendo incomodarlo.

- No me mires así, porque no consigues nada –dijo dándome la espalda y agachándose, pasando el dedo por un costado de la moto, quitando lo que parecía ser tierra- y tampoco seas una exagerada. Estamos aquí porque es el lugar más seguro para lo que queremos hacer. Era aquí o ir a Rousel.

Exhalé profundamente y me crucé de brazos. Eric tenía un poco de razón, este era el lugar más seguro para nuestro entrenamiento, quizás yo estaba siendo demasiado exagerada con todo esto, pero se me hacía realmente difícil visitar lugares a los cuales siempre iba con Max.

- Empecemos rápido –espeté caminando en dirección a un costado de la carretera que acostumbraba a usar para las carreras-

Para mi suerte, ni siquiera entramos a cósmicos, sino que nos adentramos por un costado de este, hacia la parte superior de un pequeño cerro que más bien parecía un bosque solitario entre tanta tierra. El pasto parecía demasiado vivo para lo poco que había llovido en el año y los grandes y frondosos árboles estaban muy bien cuidados como para ser un estilo de bosque en medio de la nada.

- Por si no lo notaste, nuestra comunidad está rodeada de naturaleza, y el abuelo está un poco obsesionado con ello –dijo soltando una risa y mirando a su alrededor- suele venir de vez en cuando a este lugar para cuidar de él.

- Lo suponía. ¿Él te lo recomendó?

- Sí –asintió a la vez que se detenía y se sentaba sobre una gran roca- es tranquilo y seguro. Nadie, ni siquiera los que se encuentran abajo, sabrán que estamos aquí.

- Bien, ¿Por dónde empezamos?

- Por esto –dijo poniéndose de pie para segundos después, hacerme una zancadilla, provocando que cayera al suelo de boca-

Alcancé a poner mis manos sobre la tierra, pero me fue imposible no chocar mi mandíbula contra esta. Solté un quejido y rápidamente intenté ponerme de pie, mirándolo enfurecida por lo que había hecho.

- ¡¿Qué te pasa?!

- Tranquila –dijo divertido y alzando sus manos en señal de paz- solo he querido darte un claro ejemplo de que necesitas mejorar tus reflejos y tener fuerza física.

- ¡Pero podrías haberlo dicho!

- Me gustan más las representaciones –dijo sonriendo de medio lado. Se sacó su chaqueta café, quedando simplemente con su sudadera blanca, se cruzó de brazos y me miró enarcando una ceja, como si estuviera planeando algo macabro en su cabeza. Yo di un paso atrás, recelosa, a veces Eric podía tomarse muy en serio las cosas- bien, tendrás que hacer cinco minutos de estiramiento y luego cinco minutos de trote, una vez que termines con eso, comenzaremos con la practica básica de defensa personal.

- ¿Tendré? –pregunté confundida- ¿Lo haré solo yo?

- Claro –dijo sonriendo- yo soy el profesor y tú eres la alumna, así que obviamente yo seré quien mande y ponga las reglas.

Rodé mis ojos dando un largo suspiro. Ya decía yo que Eric se tomaba las cosas demasiado en serio.

Una hora después, ya había terminado de precalentar, trotar y ya me había caído unas quince veces en medio de todos los movimientos que me enseñaba. En verdad que yo lo hacía lo mejor posible, pero a mí nunca se me ha dado bien esto del ejercitarse o practicar algún deporte, y se me daba aún peor el hecho de aprender defensa personal, que era por donde había empezado Eric. Cansada y harta de que la maldita patada de lado no me resultara, le di un fuerte, pero inservible, empujón al tronco del árbol, soltando un gruñido de furia que ya no podía seguir conteniendo.

- ¡Aaah! –grité enfurecida y pasando mis manos por mi sudorosa frente, corriendo mi cabello hacia atrás- esto es un desastre –dije más para mí-

- Vamos –insistió Eric- vuelve a hacerlo, no es tan difícil, solo tienes que...

- ¿Qué no es difícil? –pregunté con sarcasmo y mirándolo enojada- para ti es fácil decirlo cuando estas de brazos cruzados mirando lo que estoy haciendo mientras le pego una y otra vez al maldito árbol pero ni siquiera llego a la altura que me pides.

- Nadie dijo que esto era fácil –dijo dando un paso hacia mí, colocándose a mi lado- mira bien lo que haré e intenta repetirlo. La altura no es tan importante como lo es la potencia ¿De acuerdo?

- Ok.

Asentí y retrocedí un par de pasos para darle espacio y ver con mayor claridad lo que haría. Eric se separó de piernas levemente, la izquierda un poco más adelante que la derecha. Hizo lo mismo con sus brazos, los dobló, empuñó sus manos y la izquierda quedó delante de la derecha. Miró por unos segundos la línea que marcaba hasta donde tenía que llegar mi patada, flectó las rodillas y en cosa de tres segundos parte de su pierna chocó con fuerza contra el tronco del árbol, y no solo eso, sino que golpeo mucho más arriba que la marca y además provocó una reverberación seca y profunda.

- ¿Lo has visto? –preguntó sin siquiera mostrarse agitado o adolorido por lo que acababa de hacer. Yo había pateado un montón de veces sin llegar ni a la mitad de donde debía y ya sentía que mis piernas estaban por desencajarse-

- No hay comparación –dije negando con mi cabeza- obviamente sabes hacerlo.

- Y tú también sabrás –me sonrió- solo que necesitas practicar y practicar. Vamos –dijo dándome una palmadita en la espalda- hagámoslo de nuevo.

Tome la misma posición que él había hecho y la que me había enseñado antes. Miré fijamente por unos segundos la línea a la cual tenía que llegar. No era muy alta, de hecho me llegaba justo a la altura del mentón, pero cada vez que lo intentaba parecía que la maldita línea subía un par de centímetros. Cerré mis ojos e inhalé y exhalé, concentrándome en lo que tenía que hacer. Determinada a conseguir mi objetivo, abrí los ojos y di un grito al más puro estilo de Xena y flecté mis rodillas para luego alzar mi pierna derecha con la vista fija en mi objetivo. Giré unos centímetros hacia mi derecha para llegar hasta la línea, pero antes de siquiera chocar mi pierna contra el tronco, perdí el equilibrio y caí hacia el lado con la pierna doblada.

- ¡Jodeeeeeeerr! –gruñí pasándome la mano por el rostro, quitando la tierra, mordiendo mi labio para contener las ganas de llorar por el fuerte golpe que me había dado-

- Se supone que este es trabajo de Max –murmuró más para sí pero de igual manera logré escucharlo-

- ¿Qué dijiste? –espeté con mis ojos humedecidos mientras intentaba ponerme de pie, pero la maldita pierna estaba demasiado adolorida como para responderme-

- Que Max es el que se encarga de enseñarle a los novatos –dijo ahora pareciendo molesto- por algo él ha estado viniendo constantemente a la comunidad, para enseñarle a los novatos.

- Lo que Ma... -me detuve al darme cuenta de que iba a nombrarlo- lo que él hace –me corregí- es enseñarle a usar sus poderes mentales, no les enseña a pelear y...

- Claro que sí –dijo mirándome con el ceño fruncido. Se acercó a mí y estiró uno de sus brazos en mi dirección para que lo tomara, ayudándome así a ponerme de pie- una parte fundamental de nosotros es que sepamos defensa personal. Necesitamos estar preparados para cualquier acontecimiento.

- Bueno pues –me sacudí la tierra de mi ropa- él no está, y yo te pedí a ti que me ayudaras así que tendrás que hacerlo.

- Vamos a necesitar refuerzos –dijo mirándome de brazos cruzados-

- ¿Refuerzos? –enarqué una ceja- dios, Eric, esto no es una guerra.

- No, no es una guerra, pero podría convertirse en una –suspiró tomando su chaqueta e hizo un gesto con su cabeza para que lo siguiera- vamos, por hoy hemos terminado.

- ¿Tan pronto?

- Sí. Es tu primer día, no puedo simplemente...

- Me quedaré un poco más –lo interrumpí-

No podía darme por vencida tan fácil, no luego de ese horrible sueño. Tenía que prepararme para cuando, lo que estaba intentando evitar, sucediera. Sabía que ellos, los Selt, no se darían por vencidos conmigo, y que tarde o temprano terminaría por enfrentarme a ellos, por lo tanto, tenía que dar lo mejor de mí aunque eso significara pasar horas haciendo un mismo movimiento hasta que me saliera bien. Esto no solo lo hacía por mí, lo hacía por mi familia, por ellos, y por... Max.

- Oh, claro que no –negó con un movimiento de cabeza- que el bosque esté cerca de Rousel no significa que sea totalmente seguro. Los Selt están buscándote y....

- Y nunca me ha pasado nada –dije rápidamente- ellos siempre han aparecido en mis sueños, no en la vida real.

- Es peligroso.

- Una hora más ¿Sí?

Eric me miró de pies a cabeza, estudiándome y pensando en qué decirme, si darme en el gusto o no.

- De acuerdo –dijo y yo inmediatamente sonreí- si en una hora más no estás en Cósmicos, créeme que me enojaré, y te digo que Gruñón de los siete enanitos, es una alpargata a mi lado.

Me reí divertida ante su comentario, negando con mi cabeza. Con una hora más, estaba segura de que podría conseguir mi objetivo.

- ¡No llegues ni un minuto tarde! –dijo dándome la espalda y comenzando a bajar por el cerro-

- ¡Lo prometo! –grité pero no recibí respuesta de su parte-

Di un suspiro y miré a mi alrededor un tanto insegura de la decisión que había tomado. No se veía nada. Solo árboles, troncos, pasto y tierra, ni siquiera había animales, solo algunos pájaros que parecían cantar de vez en cuando; solo estaba yo y la naturaleza, nada podría pasar.

Volví a dar otra rápida mirada a mí alrededor, cerciorándome de que no hubiera nadie más. Revisada el área por segunda vez, volví a lo que estaba haciendo antes, ahora no solo practicaría con las patadas, sino que con mis puños, tal y como me lo había enseñado Eric. Tenía que centrarme en la potencia con que daba el golpe, no era realmente importante donde golpeaba a mi contrincante, sino con cuanta fuerza lo hacía.

Posicionada nuevamente frente al árbol, cerré mis ojos para concentrarme. Sabía que el tronco estaba frente a mí, que la línea llegaba a la altura de mi mentón y que el aire que soplaba con fuerza, podía convertirse en mi aliado si lograba hacer bien el movimiento. Abrí los ojos, sin quitar la mirada de la línea, di un grito para animarme y alcé mi pierna con tanta fuerza y determinación que mi tobillo chocó contra la línea. Caí hacia atrás, pero logré afirmarme con las manos antes de azotarme contra el suelo.

- ¡Siiii! –dije en voz alta, feliz por mi victoria-

Lo había conseguido. Si bien no había sido una patada extraordinaria, había sentido lo fuerte y potente que se vuelve el movimiento gracias al aire cuando estaba a tu favor.

- ¡Lo hice! –alcé mis brazos hacia el cielo y esbocé una amplia sonrisa. Ahora tenía que perfeccionarlo-

- Lo hiciste, pero te fracturaste el tobillo.

Dijo una voz a mi espalda. Mi piel se erizo y mi corazón comenzó a latir aceleradamente. Mi mente tenía que estarme jugando una mala pasada, a pesar de que no estuve pensando en él la ultima hora, ahora me estaba imaginando que me hablaba como si estuviera aquí.

- Intenta ponerte de pie y lo verás –dijo nuevamente la misma voz-

Rápidamente giré mi cuello hacia atrás y ahí lo vi. Apoyado contra el árbol, con sus manos dentro de los bolsillos delanteros, mirándome fijamente con una media sonrisa, como si esto fuera un espectáculo y él estuviera divirtiéndose con mi desgracia.

- Max... -susurré- 


**** 

Un poco tarde, pero aquí les dejo un nuevo capítulo! Les aviso que puede que con los siguientes capítulos me demore un poco más en subirlos ya que empiezo mi periodo de exámenes en la universidad y no sé cuanto tiempo libre tendré :( 

Gracias por todas sus visitas, votos y comentarios! Son l@s mejores!!! <3 

PD: Ni se imaginan lo que viene en los próximos capítulos! muhahah. 

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